Seduciendo a mi Jefe

By Clau_Llerena

1.3M 66.4K 4K

¿Cuáles son las consecuencias por ofender a tu jefe? Pues llevarte llevarte la follada de tu vida. En el asc... More

Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Epílogo
Agradecimientos
Nueva historia
Dudas
Más de Seduciendo a mi Jefe
Grupo de WhatsApp
EL JEFE SEDUCIDO
PREFACIO: CUANDO LA PASIÓN NO ES SUFICIENTE
1.UN EXTRAÑO EPISODIO
2.LA ASISTENTE DE MI HERMANO
3.TENSIÓN SEXUAL
4.EL TAN ANHELADO ÉXTASIS
SEDUCIDO POR MI ALUMNA
1. GROGUI
2. TRATO HECHO
3. LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
4. ¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?
5. DOS POR UNO
6. UNA MALA IDEA
7. AHOGADOS EN DESEO
8. ME HE VUELTO LOCA
9. OLVIDAR
10. SOLO SEXO
11. DOS PÁJAROS DE UN TIRO
12. EXPLOSIÓN

Capítulo veintiuno

24.3K 1.3K 24
By Clau_Llerena


Llevo todo el día sentada aquí. Apenas he tenido tiempo de comer algo. He perdido la cuenta de cuantos ejemplares he firmado. Nunca pensé vender tantos libros.

— ¿Para quién es la dedicatoria? —pregunto a la joven frente a mí.

— Lisa —responde—. Mi esposo murió en esa protesta también —detengo todos mis movimientos ante sus palabras—. Siempre le reproché sus motines y sus ideas temerarias. No dejaba de poner su vida en riesgo una y otra vez, hasta que… murió —logra decir con dificultad—. Por años me mantuve enojada con él. Vine a este país huyendo de su recuerdo —de alguna forma su expresión logra estremecerme. Su voz llega hasta mis fibras más sensibles y las sacude violentamente—. Hoy finalmente puedo ver los hechos desde su punto de vista. Tu libro me ha brindado esa percepción. Ahora me reprocho mi actitud. Me hubiera gustado apoyarle.
Sin pensármelo dos veces, me levanto de la silla y le abrazo. Intento brindarle el consuelo que en su momento, yo también necesité.

— No te reproches —le aconsejo—. No hubo nada indecoroso en tu actitud. Te lo dice alguien que ha vivido experiencias similares. No podemos vivir en el pasado. Debemos seguir adelante y vivir por ellos. Es lo que hubieran querido —es lo que Violeta hubiera querido—. En cuanto a apoyarle, aún estás a tiempo. Utiliza los recursos que posees al alcance de tu mano y trabaja a partir de ahí.

— Como tú con tus libros —reflexiona.

— Exacto —admito—. Esto no acaba, Lisa. Aún queda mucha batalla por dar. El mundo entero nos escuchará —aseguro—, de una forma u otra.

— Gracias —me abraza—. Ahora puedo ser libre y avanzar.

— No son necesarias —refuto—. No he hecho nada —tomo decididamente mi bolígrafo y escribo mi número junto a la dedicatoria—. Cualquier cosa que necesites, solo debes marcar estos dígitos.

La observo marcharse con una enorme sonrisa en su rostro e imito su gesto. No hay mayor satisfacción para un escritor que ayudar sus lectores con sus escritos.

<< Buena suerte, Lisa >>

<< Aquí estoy, Violeta. He cumplido mi promesa >>

— ¿Cómo te sientes? —indaga mi novio.

— Genial —respondo antes de continuar con mi labor.

17 de agosto de 2018

— Un brindis por Amy —Eloy Gold alza su copa—. Porque ha logrado colocarse en el primer puesto de los best sellers de la semana. Un puesto que espero, se mantenga por el resto del año.

— Sería pedir demasiado —replico.

— En absoluto —interviene mi editora, Emma Tales—. Ha sido todo un éxito, Amy. Posiblemente se convierta en el mayor éxito del año en GPC.

Niego con la cabeza.
Creo que todos exageran, pero no digo nada o volverán al ataque.

— Yo quiero brindar por ustedes —cambio de tema— y darles las gracias. Porque cada uno de los que están presentes en este salón han logrado convertir mi sueño más anhelado en una hermosa realidad. Gracias por la oportunidad. Y a mi amiga Rebecca Gold —agrego luego—. Porque su amistad ha cambiado mi vida.

Contemplo su expresión. La rubia no puede detener sus lágrimas. Sin embargo, indago más profundo: la noto confusa, dudosa, en fin…, rara. Debo platicar con ella.

— Salud —interviene Daniel—. Has estado maravillosa —comenta a mi lado en un murmullo.

— Gracias. Ahora —me acerco peligrosamente a su oído—, me gustaría llevar la celebración a tu penthouse.

Sus pupilas se dilatan debido a la sorpresa, mientras la excitación se adueña de ambos.

— Pues no se diga más. Sus deseos son órdenes, señorita Roldan.

Rápidamente nos despedimos de los demás. Decido posponer la plática con Becca para después. Hoy es mi noche, y quiero disfrutarla al lado del hombre que amo: Daniel Gold.

29 de septiembre de 2018

Me quedo parada frente a la gran puerta. No puedo entrar. Los recuerdos me invaden nuevamente.
Sus labios besando otros que no son míos. La sensación de mi mundo hecho pedazos una vez más.

— Hola. Creo que no nos conocemos —saluda—. Soy Susan, la prometida de Dani.

Un temblor involuntario me estremece.

El temor de repetir la experiencia me impide entrar.

Le siento cobijarme con su tacto. Su gesto resulta reconfortante.

— ¿Segura que quieres entrar? —pregunta por enésima vez.
Asiento en respuesta—. Es tu cumpleaños —expongo—. Debemos celebrarlo.

Y llevo razón. Hoy Daniel cumple treinta años. Apenas ayer me enteré. Tuve que hacer malabares para encontrar un regalo. Finalmente pude hallar lo que buscaba: un reloj de bolsillo. Mi novio es fan de las antigüedades. Me costó más trabajo echarlo a andar que encontrarlo. Tuve que recogerlo esta mañana para grabar nuestras iniciales en él. No dormí nada y gasté un montón de pasta, pero valió la pena. El solo recordar su expresión al abrir la pequeña cajita, me hace morir de ternura. No se lo esperaba; lo sé. Tal vez por ello no me avisó de su cumpleaños. Tuve que enterarme por Riley y Rebecca.

— Prefiero las celebraciones más privadas —insinúa.

— Apuesto a que sí —replico—. Pero tu familia, amigos y conocidos están allá adentro. Todos esperan por ti —<<incluso Susan>>. Expulso el aire contenido—. Ya celebraremos en privado más tarde.

— Gracias por esto —me roba un fugaz beso—. Prometo que mi madre se comportará.

— Eso espero —murmuro caminando detrás del cumpleañero.

— Señor Gold —nos recibe una señora muy guapa—. Permítame felicitarle.

— Soy Daniel, Maddie —protesta el cumpleañero—. Me diste de comer y cambiaste mis pañales. ¿En qué momento dejé de ser el niño Daniel para convertirme en el señor Gold?

Ella baja la mirada y se sonroja levemente. Una escena realmente divertida, teniendo en cuenta que la mujer debe estar por los inicios de sus cincuenta.

— Ya no eres un niño, Daniel —señala—; pero te daré el gusto. Felicidades, mi niño.

— Gracias, Mad —le sonríe—. Te presento a mi novia, Amanda Roldan.

— Un placer, señorita.

— Solo Amy —objeto—. El placer es mío.

— Amanda, ella es la señora Clarke, nuestra ama de llaves —la presenta mi chico—. Pero, Maddie es como de la familia. Trabaja en la casa desde… —coloca los dedos en su barbilla, en señal de reflexión—. ¿Desde cuándo, Maddie?

— Desde siempre, mi niño —contesta la señora, volviendo a sonrojarse—. Yo también nací aquí. Sus invitados le esperan en el salón principal —desvía el tema—. Le advierto; gritarán sorpresa, así que mejor tápese los oídos.

— Lo tendré en cuenta y no son mis invitados —añade sonriente.

— ¿Otra admiradora? —indico mientras nos alejamos por el pasillo.

— ¿Quién? ¿Maddie? —asiento divertida—. ¡Por supuesto que no! Que David no te escuche, por favor.

— ¿David? —pregunto confundida.

— Clarke —aclara.

Entonces me percato: ese es el apellido de la ama de llaves.

— Pensé que Clarke era su nombre —comento.

— Pues no, es su apellido —expone lo evidente—. Y Maddie es su esposa. No me gustaría meterme en problemas con mi guardaespaldas.

— Sinceramente, estarías en desventaja —opino.

— Exacto.

— ¡¡¡Sorpresa!!!

La estruendosa palabra nos impide continuar con la amena conversación. Luego le sigue la ronda de felicitaciones por parte de la familia y amigos.

La fiesta transcurre de forma muy amena. Me divierto con Rebecca, Riley, Camille y una tímida Claire. Los chicos se nos suman por ratos. Daniel aprovecha cada instante libre —los cuales son muy escasos—, para sacarme a bailar.

En un momento determinado de la noche me presenta a sus abuelos: Edward y Alisson Rocketford. Puedo decir con toda seguridad que sus nietos heredaron el carisma y la picardía de sus abuelos. Son una pareja muy tierna a la vista. A sus cincuenta y tres años de casados, continúan amándose como el primer día.

A Susan ni la he visto y con Priscila apenas he cruzado dos frases. Al parecer, Daniel le ha advertido sobre su comportamiento.

Son las miradas furtivas de Scott las que me tienen inquieta. Desde nuestro desencuentro en su oficina, no ha dejado de lanzarme miradas y comentarios fuera de lugar. No he querido hablar con Daniel porque sé que tomaría medidas drásticas de inmediato.

<< ¿Cómo pude equivocarme tanto con Lewis? >>

<< No es la primera vez que te equivocas con el sexo opuesto >>, me reprocha mi fuero interno.

Sí. Tiene razón. Pero pensé que había aprendido la lección.

— No me gusta la forma en que te mira ese hombre —comenta mi mejor amiga.

— Sí —admito—. Ya somos dos.

La observo y la noto indecisa, como si quisiera decirme algo.

— Tú y yo tenemos una conversación pendiente —lanzo la advertencia.

— No lo recuerdo —intenta disimular en vano.

— No más secretos, ¿recuerdas?

— Golpe bajo —me reprocha, luego suspira—. Vayamos a un lugar más, reservado.

Sin titubeos la sigo hacia una pequeña salita vacía.

— Creo que si andase sola por esta casa, me perdería —comento—. ¿Ahora me vas a contar lo que te sucede?

Duda antes de responder—: Tengo un retraso —anuncia con voz apenas audible, pero logro escucharle.

— ¿Estás…? —no termino la frase.

— ¡Nooo! —salta automáticamente—. No lo sé.

— ¿Ya te hiciste una prueba? —indago.

Niega con la cabeza—. No puedo estar embarazada —se sienta desganada en un sillón—. Eloy y yo nos cuidamos.

— Ningún método anticonceptivo es cien por ciento efectivo —aclaro—. ¿Has hablado con Eloy sobre tus sospechas?

Vuelve a negar en silencio—. No quiere más hijos —informa, consiguiendo sorprenderme—. Me lo ha dicho. Ha dejado muy claro que con Sugar es más que es más que suficiente.

— Becks —me siento a su lado—. Eloy te adora y ama a su hija con locura. Es un padre maravilloso. Estoy segura de que morirá de ternura ante la idea de un nuevo bebé.

— Pero…

— Sin peros —la interrumpo—. Ya lo hablarán. En estos momentos lo más importante es comprobar tus dudas. Mañana traes las pruebas a mi casa y te las haces allá. ¿De acuerdo? —asiente—. Buena chica. Por el momento ignoremos el asunto y ve a divertirte.

Le dejo marchar. Decido tomar unos minutos para estar sola.

Me llevo las manos al vientre.
No puedo evitar pensar qué hubiera pasado si…

<< Sal de ahí, Amy >>

<< Deja de pensar en el pasado >>, mi fuero interno me advierte.

<< Tiene razón>>.

Salgo de la habitación en busca de mi cumpleañero favorito.

<< El pasado ha quedado atrás >>

Un fuerte golpe interrumpe mis pensamientos. Al mirar al frente me percato de que he chocado con alguien.

— Lo siento —me disculpo—. Me he distraído y no le he visto.

— Perdóneme usted a mí. Iba distraído.

<< Esa voz >>

Mi cuerpo es incapaz de reaccionar.

<< No puede ser >>

<< Deja de remover el pasado, Amy >>

Mi cerebro trabaja a cien kilómetros por hora, pero al observar su rostro…, mis peores temores se hacen realidad.

<< No >>

Un fuerte jadeo escapa de mi boca. Mi respiración se agita con fuerza. Mi cuerpo tiembla sin cesar.

— ¿Amy? —noto su rostro helado, justo como el mío.

Cierro los ojos con todas mis fuerzas intentando calmarme. Quiero que cuando vuelva a abrirlos él desaparezca. Sin embargo, mis deseos se caen a pedazos.

— ¿Qué haces aquí? —logro formular la pregunta sin titubear.

— Podría preguntarte exactamente lo mismo.

Nos quedamos mirándonos fijamente en silencio. Sigo sin creerlo, la escena me parece tan irreal.

<< Maldita sea mi suerte >>

Había olvidado cuan dulce era su mirada. Esos ojos tiernos que lograron engañarme muy bien.

— Tom, cariño, ¿he tardado mucho? —una voz que conozco a la perfección se acerca a él. Cierro los ojos ante el cúmulo de emociones. Creo que puedo desfallecer en cualquier momento—. Lo siento. Casi me pierdo en busca del sanitario. Hace años que no visitamos la casa. Oh —se percata de mi presencia—. ¿No estabas solo? Disculpe, ¿la conozco?

— Amy, ahí estás —Daniel entra en escena y el caos se desata en mi cabeza—. Rebecca me advirtió de que tal vez te habrías perdido.

— Es muy fácil perderse —comenta ella—. Incluso para mí que la conozco muy bien.

— Ellie —le saluda mi novio—. Un placer volver a verte. Sims, veo que ya han conocido a mi novia. Ella es Amanda Roldan. Amy, te presento a Tom y Ellie Simmons. Socios y buenos amigos de la familia.

<< ¿No me digas? >>

Justo cuando pensé que lo había visto todo.

<< Eres la mala suerte con patas, Amy >>, me reprende mi voz interior.

— Un placer —tiene el descaro de tenderme la mano, como si no me conociera.

— Es mutuo, señor —decido seguirle el juego. No me apetece montar una escena. No vale la pena.

— Mis amigos me llaman Sims, como el videojuego —cada segundo le odio más.

<< Incluso se atreve a bromear conmigo >>

<< ¿Cómo pude ser tan tonta? >>

He conocido personas mezquinas en mis veintiséis años de vida; pero como Tom Simmons, ninguna. El resto del mundo se queda pequeño a su lado. El arrepentimiento me perseguirá toda mi existencia.

— Me temo que no somos amigos, señor —remarco la última palabra. Luego noto el desconcierto en nuestras respectivas parejas—. Aún —agrego para destensar el ambiente—. Señora —le tiendo la mano a su esposa—. Es un gusto conocerla.

— El gusto es mío, querida —responde con amabilidad—. ¿Nos hemos visto antes? Tu cara me parece conocida.

— No lo creo —respondo con mi mejor sonrisa. Es una suerte que no me recuerde.

— Puede ser —interviene Daniel—. Ustedes residen en Venezuela. Amy es nativa de ese país —aclara y quiero que la tierra me trague con efecto inmediato—. Vive en New York hace solo unos meses.

— En enero hará un año —agrego.

— Amanda, Simmons Enterprises es uno de nuestros mayores distribuidores y el principal en América —continúa su explicación—. Me extraña que no conozcas la empresa. De hecho, poseen librerías a lo largo de tu país natal.

— Puede que haya oído hablar de ellos —<<más de lo que piensas>>.
— También tienen asociasiones de beneficencia y apoyo para brindar recursos a la América Latina —eso ya lo sabía. Era una de las principales razones por las cuales quería trabajar allí: compartían mis ideales—. Es una labor muy solidaria.

— Sí, muy solidaria —repito con voz impersonal, como si fuera un muñequito de cuerda.

— ¿Se quedarán por aquí? —inquiere mi novio.

<< Ciertamente, espero que no >>

— Solo por el fin de semana —responde Ellie. Tom solo me observa—. Debemos regresar.

<< Gracias a Dios >>

— Bueno, estoy seguro que nos veremos por ahí —asegura Daniel—. Si me disculpan, le he prometido esta pieza a Amanda. Espero que continúen disfrutando de la fiesta.

Se despide antes de alejarnos y continuar bailando, como si nada hubiera pasado.

Definitivamente el cumpleaños ha quedado arruinado.

Continue Reading

You'll Also Like

967K 50.3K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
1.1M 190K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
6.7K 120 5
Domine las técnicas secretas de la manipulación emocional encubierta, de las persuasión dicimulada y del control mental
Destino By ❤️

Fanfiction

47.5K 4.6K 9
Taeyong es un omega joven que ha tenido que acceder a comprometerse con un alfa adinerado, todo con el firme propósito de ayudar a su familia, Jaehyu...