Capítulo doce

35.6K 1.7K 90
                                    


23 de abril de 2018

Amelia estaba furiosa. Podía sentir la sangre correr por sus venas, hasta concentrarse en su rostro. Salió huyendo de aquel lugar.

Pero Golden no se daría por vencido tan fácilmente. La interceptó en medio del corredor y la acorraló contra su cuerpo.

Se enfrentaban el uno al otro con la mirada.

Él se acercó demasiado, ella no pudo resistirse. Fue en ese preciso instante, en el cual comprendió que no solo estaba furiosa, estaba dolida. Sus palabras le dolían, porque sentía algo más allá del deseo.

No sabría como llamarle —aun no estaba preparada para dar ese paso—; pero por el momento, se entregaría a la pasión que envolvía a ambos. Y aquel corredor fue testigo de sus gemidos y de su primera reconciliación.

Leo cuidadosamente cada palabra. El viaje a España fue verdaderamente inspirador. Sin saberlo, Daniel me ha ayudado a crear la historia más atrevida que he escrito hasta el momento.

— ¿Amanda Roldan? —Un chico uniformado de azul se acerca a mi escritorio.

— ¿Puedo ayudarle? —Inquiero.

— Tengo una entrega para usted.
Posteriormente, me extiende una caja rectangular bastante grande.

<< Solo espero que no sea otro vestido >>, ruego mentalmente.

Tendría una seria conversación con mi mejor amiga al respecto.

Firmo la entrega al chico y le agradezco, antes de marcharse.
Procedo a abrir la hermosa caja ansiosa debido a la intriga, pero definitivamente, no estaba preparada para su contenido.

Sin siquiera poder controlarlo, un gemido escapa de mis labios.
Dejo la caja encima de la mesa y me siento del tirón. Mis manos cubren mi boca para controlar otro gemido.
En un impulso, tomo la tarjeta dedicada entre mis manos.

“Supongo que el que tu mejor amiga sea mi cuñada, tiene sus ventajas. Tal vez esté haciendo trampas, pero me gusta aprovechar las buenas oprtunidades. Prometo que te compenzaré enviando un ramo cada mañana”

PD: Adoro amanecer a tu lado, pero prefiero hacerlo dentro de ti.

PDD: Viste solo para mí esta noche. El idiota de tu jefe piensa llevarte a cenar.

Patán arrogante
(He visto tu móvil. Tendremos que trabajar en mejorar ese seudónimo)

No salgo del estupor. Temblorosa, saco el contenido de la caja.

Violetas… Me ha enviado un hermoso ramo de violetas africanas. Nunca pensé que daría con ellas.

Inhalo cuidadosamente su aroma y al mismo tiempo, acaricio sus pétalos con delicadeza.

Hace cuatro años solo verlas me causaba náuseas. No podía…, el dolor era demasiado. Me recordaban todo lo que perdí.

Ahora han vuelto a ser mis favoritas —aunque aún tengo sentimientos encontrados cuando las veo—; y su aroma me transporta hacia todos esos momentos de felicidad vividos.

El sonido de un correo entrante en mi bandeja, me trae de vuelta a la realidad.

De: Daniel Gold.
Para: Amanda Roldan.
Fecha: 23 de abril de 2018. 8: 30 a.m.
Asunto: Confirmación de cita.

Seduciendo a mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora