Deseo concedido, pasado recon...

By Rocio_Written09

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Kageyama tiene un pasado que nunca le dijo a nadie, pero Tsukishima nota que, por las miradas que le dan los... More

Prólogo
Capítulo 2: Segundo día de clases
Capítulo 3: Época de exámenes
Capítulo 4: Partido de práctica
Capítulo 5: Complicaciones, no todo se puede cambiar
Capítulo 6: Fatídico día de vuelta
Capítulo 7: Estamos aquí para ti
Capítulo 8: Una verdad descubierta
Capítulo 9: Preocupación constante
Capítulo 10: Colapso
Capítulo 11: Salvada.
Capítulo 12: Final del segundo año
Capítulo 13: El karma de los primeros años
Capítulo 14: Marcas
Capítulo 15: Kitagawa vs Shiratorizawa
Capítulo 16: ¿A dónde ir?
Capítulo 17: Graduación. Nuevo hogar aquí vamos
Capítulo 18: Nekoma
Capítulo 19: Karasuno diferente
Capítulo 20: Convivencia
Capítulo 21: Campamento de entrenamiento
Epilogo: Gracias estrella

Capítulo 1: Primer día, ahí vamos

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By Rocio_Written09

(Kageyama)

Después de escuchar la voz de mi padre, me puse el uniforme de Kitagawa Daiichi lo más rápido que pude, agarre mi mochila, revisando que tuviera todo para mi primer día, y baje a la cocina.

Mi madre estaba sentada leyendo el periódico, y mi padre estaba cocinando...

Cuando estaba en la secundaria, no solía más que murmurar un saludo antes de sentarme a comer, más que nada, porque no quería hacer enojar a mi mamá, pero si iba a cambiar todo, entonces también seria la relación con ellos.

-Buenos días mamá. -Dije animado, y antes que se diera vuelta, le di un beso en la mejilla.

Fue desconcertante, observar como mi propia madre me veía sorprendida por un simple beso...

Me acerque a mi padre, y jale de su remera para que me mirara. Como era más alto que yo, me tuve que poner de puntillas para también darle un beso en la mejilla.

A diferencia de mamá, papá me sonrió, y pareció muy feliz de recibir afecto. Me senté en mi silla, y él puso unos wafles en mi plato, además de acercarme un vaso de leche.

Mientras comenzaba a comer, volví a mirar a mi madre. Ella me miraba aun un poco sorprendida, y caí en la cuenta que, si miraba en mis recuerdos, una vez que comencé la primaria, yo había dejado de dar afecto a mis padres, más que nada, porque ellos tampoco me lo daban...

Quizás, si yo hubiera sido más unido a ellos... tal vez hubiera podido evitar lo que sucedió...

Bien, pero vamos una cosa a la vez, necesito organizarme para mejorar tanto las relaciones con mis amigos, como con mi familia y mantener buenas notas para no estresar a mi madre.

Yachi-san me mostro una vez, que usaba una agenda para organizar sus tiempos, eh incluso arreglo una para mí, y debo decir que era muy útil. Vamos a usar una de esas ahora.

-Mamá-Llame. -Esté año voy a mejorar mis notas, y me gustaría, si pudiera ser... que me compraras una agenda... para acomodar mis tiempos...-

En general, nunca me había gustado pedirles cosas a mis padres, pero no es como si tuviera dinero para comprar una yo mismo.

Otra vez, fue desconcertante ver la sorpresa en la cara de mi madre, antes de que volviera a su yo serio. Sin embargo, las esquinas de su boca estaban curvadas hacia arriba en una pequeña sonrisa, que yo no había visto en demasiado tiempo...

-Me alegra que quieras mejorar tus notas. -Me contesto. -Podemos comprarte una agenda de camino a la escuela. Termina tu desayuno. –

Acabé mi desayuno con una sonrisa, y recogí mi bolso. Saludé a mi padre, de nuevo, con un beso en la mejilla, y salí con mi madre.

Mi mamá tenía un auto negro, muy bonito. Ambos nos subimos, y ella condujo a una librería.

Si hay algo que antes no había hecho, era escuchar hablar a mi mamá conmigo por mucho tiempo... en realidad, si miraba hacia atrás, las únicas veces que "hablaba mucho" era cuando me gritaba... Pero ahora, ella estaba muy entusiasmada de que yo tuviera mi propia agenda, y me hablaba de todos los tipos que había.

Fue muy agradable, escuchar a mi madre hablar sobre agendas, y recomendarme sus favoritas, pues ella usaba una para su trabajo. Al final, terminamos comprando una de tapa dura, azul, decorada con estrellas, y que tenía una hoja para cada fecha.

Conforme con la compra, mi madre me llevó a la escuela, y antes de bajarme del auto, me despedí de ella con un beso en la mejilla.

-Adiós mamá, gracias por la agenda. -Le dije, mientras bajaba. -Ten un buen día en el trabajo. –

Creo que hoy, fue la primera vez que vi a mi madre poner una sonrisa completa en su rostro, antes de saludarme con la mano, eh irse.

Kitagawa Daiichi era como lo recordaba, grande y lleno de gente. Mi primer día, la vez anterior, me había perdido la ceremonia de bienvenida porque como no conocía las instalaciones, me había terminado perdiendo. Pero ahora, que recordaba donde estaba todo, sabía a donde debía ir.

Confieso que realmente estoy algo nervioso, yo me había enterado después, pero Kunimi y Kindaichi se habían encontrado por primera vez, en la ceremonia de bienvenida, y esta vez, yo iba a estar también.

El salón donde se daría la bienvenida a los nuevos estudiantes, estaba organizado, con profesores que te decían a que aula pertenecerías, y sillas en grupos para que los alumnos se sentaran con quienes serían sus compañeros de clase.

Un maestro me mostro donde estaba el grupo de sillas de la clase D, a donde yo pertenecía y empecé a caminar hacia allá, mirando los alrededores, para ver si encontraba a mis almas gemelas.

Había tanta gente en ese lugar, que termine tropezando, y casi me caigo, de no ser, porque alguien alcanzo a agarrarme por los ante brazos. Levante la cabeza para agradecer a quien me había salvado, y me quede helado.

Frente a mí, estaba Kindaichi, aun sosteniéndome. Al parecer, encontrar a mis almas gemelas no iba a ser tan difícil...

- ¿Estás bien? -Lo escuché hablar y salí de mi ensoñación.

-Sí, gracias. -Asentí, parándome como corresponde. -Soy Kageyama Tobio. –

Extendí mi mano, y él la tomo con una sonrisa.

-Soy Kindaichi Yuutarou. Encantado. -Me respondió.

Algo en mi pecho revoloteo, al estar de nuevo, con él tan cerca.

-Igualmente, ¿de qué clase eres? -Pregunte, intentando no sonar tan emocionado como estaba.

-Clase D, ¿y tú? -Me contesto.

-Igual, sentémonos juntos. -Dije, y caí en cuenta que eso sonaba más a una orden que a una invitación. -Claro, si tú quieres...-

En lugar de alejarse, como creí que pasaría, Kindaichi se río de mí, y me tomo de la mano, para empezar a caminar hacia nuestras sillas.

La ceremonia de bienvenida, fue una tortura. Lo único que hicimos fue escuchar al director, hablar, hablar, y hablar. No me había perdido de mucho la vez anterior, cuando me había perdido.

Una vez que la tortura acabo, cada maestro llamo a su clase y empezaron a dirigirnos hacia nuestras aulas. En el camino, pude ver a Kunimi, yendo con el resto de la clase B, a la que él pertenecía, hacia su salón.

Kindaichi y yo permanecimos juntos, todo el camino hasta nuestra aula, y en ella, él se sentó detrás de mí. La maestra empezó a nombrarnos, pidiéndonos que nos presentáramos y contáramos algo sobre nosotros.

Igual que la vez anterior, dije mi nombre, mi edad, y que me gustaban los bollos de cerdo y el vóley. La presentación de Kindaichi también fue como la recordaba, dijo su nombre, edad, y hablo sobre juegos que le gustaban.

Una vez que termino la primera clase, donde solo teníamos que presentarnos, y hablar un poco entre nosotros para conocernos, llegaba el tiempo, donde recorríamos las instalaciones y conocíamos los clubes. Todos los clubes hacían demostraciones para reclutar nuevos miembros, pero yo ya sabía a donde iría, así que no me interesaban mucho.

-Oye Kageyama. -Escuche a Kindaichi hablarme, mientras ambos salíamos del salón. - ¿Sabes a que club iras? –

-Sí, quiero ir al club de vóley. -Le respondí.

-Me lo imagine, por lo que dijiste en clase. Hay una presentación en cinco minutos, ¿vamos a verla? -Kindaichi parecía entusiasmado.

Asentí, y él volvió a tomarme de la mano, imagino que, para que no me perdiera, pues había mucha gente en los pasillos, pero me encantaba.

Hubo un tiempo en Kitagawa Daiichi, en que él y Kunimi me llevaban a todos lados de la mano, y siempre me había gustado, me hacia sentir seguro...

Casi estábamos llegando al gimnasio, cuando volví a chocar con alguien por el mar de gente. Otra vez estuve a punto de caer, y otra vez, alguien me agarro de los ante brazos.

-Lo siento. -Lo escuché murmurar, y sonreí internamente. Reconocería ese murmullo donde fuera.

-No te preocupes. -Le asegure a Kunimi. -Soy Kageyama Tobio, encantando de conocerte. –

Extendí mi mano hacia él.

-Soy Kunimi Akira. -Estrecho mi mano.

-Kageyama rápido, nos perderemos el comienzo de la función. -Kindaichi me llamó, antes de ver que estaba con alguien. -Oh, lo siento, hola. –

-Kindaichi, él es Kunimi, lo acabo de conocer. -Los presente. -Kunimi, él es Kindaichi, esta en mi clase. –

Kunimi y Kindaichi se presentaron, y yo sonreí. Ya estábamos los tres juntos.

-Vamos a ver la presentación del club de vóley, ¿quieres venir con nosotros? -Kindaichi le pregunto a Kunimi.

-No tengo nada mejor que hacer. -Murmuro en respuesta, y yo me sentí más feliz.

Los tres llegamos al gimnasio, justo cuando comenzaba la presentación. Aún recordaba a todo mi equipo de Kitagawa Daiichi, pero verlos jugar de nuevo, me recordó a lo que había pasado antes... como todos se habían alejado de mí...

-Kageyama, ¿estás bien? -Escuché a Kunimi a mi lado, y me volteé a verlo, parecía preocupado. -Te vez algo pálido, ¿quieres que nos vayamos? –

Negué con la cabeza, y espanté los recuerdos de mi primera vez en la secundaria. No volvería a dejar que eso sucediera, está vez iba a ser diferente.

La presentación termino, y Kindaichi, Kunimi y yo nos pasamos el resto de la tarde, mirando los diferentes clubes, y hablando sobre vóley, pues era el club que más nos había llamado la atención.

-Quiero rematar como ese tercer año. Los bloqueadores no podían hacer nada contra él, aunque también me gustaría parar uno de sus remates. -Kindaichi hablaba emocionado.

Los tres nos habíamos sentado bajo un árbol en el patio, con nuestros formularios para los clubes en el regazo.

-Puedes ser ambos. -Le dije, sonriendo. -Los bloqueadores también rematan. –

Eso animo mucho más a Kindaichi, y me sentí feliz de poder hacerlo sonreír.

-Yo también quiero rematar, pero correr por toda la cancha me da flojera. -Kunimi nos comentó, bostezando.

-Podrías ser un atacante lateral, reciben desde abajo, y rematan. Aunque no puedo ayudarte a no correr por la cancha, tendrás que hacerlo. -Le hable, riendo.

Kunimi resoplo, pero sonrió.

- ¿Y tú Kageyama? -Me pregunto Kindaichi.

-Quiero ser un setter, voy a colocar la pelota, para que ustedes la rematen y ningún bloqueador los detenga. -Le conteste, entusiasmado.

-Bien, entonces tú colocas y Kunimi y yo nos encargaremos de rematar todas las pelotas que nos mandes. -Había escuchado a Kindaichi decir eso, en la secundaria la vez anterior.

Los recuerdos de como había terminado todo volvieron a aparecer, y casi quise levantarme y huir... en su lugar, sonreí y asentí.

-Genial. -Dije, y pude notar que Kunimi me miraba con preocupación de nuevo.

Quizás, había vuelto a ponerme blanco... voy a tener que controlar mejor mi mente, y mis recuerdos, o terminare volviendo a arruinar las cosas...

El resto de la tarde se paso muy rápido, y para cuando mi madre vino a buscarme con su auto, yo tenía los números de mis almas gemelas en mi teléfono, y una promesa de encontrarnos en la puerta de la escuela para entrar juntos al día siguiente.

- ¿Qué tal tu día, mamá? -Pregunte, mientras me abrochaba el cinturón en el auto.

Otra vez, recibí una mirada de sorpresa... enserio, enserio debo pasar más tiempo con mis padres, y mostrar más afecto... esto comienza a preocuparme.

-Fue bueno, hubo algunos clientes molestos, y uno de mis compañeros de trabajo casi logra que lo estrangule, pero todo bien. -Mi madre me contesto, al tiempo que conducía. - ¿Qué tal tu día? –

-Tengo dos nuevos amigos, y ya sé a qué club me uniré. Además, anote todos los libros que mis profesores quieren que tengamos para este año, así el fin de semana podemos ir a comprarlos. -Hable.

Durante todo el trayecto hasta la casa, después de eso, me la pase contándole a mi madre sobre Kunimi y Kindaichi, y deje que ella me contará sobre sus compañeros de trabajo y clientes.

Para cuando llegamos, y bajamos del auto, mi madre y yo teníamos una sonrisa en la cara, y sentí, que tal vez, ahora si lograría mantenerla conmigo.

Mi padre nos preparo una cena deliciosa, y le conté como había sido mi día, mientras lo ayudaba a lavar los platos.

De vuelta en mi cuarto, me di un baño y con mi pijama ya puesto, saqué mi agenda de mi mochila. Me senté en el escritorio, y empecé a anotar, todo lo que recordaba que pasaba este primer año de secundaria. Todos los partidos de práctica en los que había jugado, conversaciones con Kindaichi y Kunimi que eran memorables, las peleas con Oikawa-san, el día en que Oikawa-san había intentado golpearme, algunas fechas de exámenes que recordaba. Hasta anote ciertos días en que recordaba que mis padres habían peleado.

Esta agenda no solo iba a ayudarme a organizar mis tiempos para tener buenas calificaciones, también me iba a ayudar a recordar días importantes donde tenia cosas que cambiar.

Algo cansado después de completar la agenda, me acosté en mi cama a dormir. Mañana tengo que entregar mi formulario para el club de vóley, y tendré que volver a ver a Oikawa-san como mi sempai. Va a ser un día muy duro...

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