¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudek...

By BreakMinds

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«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosa... More

Capítulo 00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 5.1
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Nota
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
♡BookTrailer♡
Capítulo 67
Nota
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99

Capítulo 74

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By BreakMinds

katsudeku-fangirl nos ha compartido una hermosa escena en donde los bebés están durmiendo juntitos♡ 


Se me hizo tannn cute 🥺❤️ ¡¡Muchas gracias por compartir tu arte con nosotros, es muy valioso!! Me encannnnta ><❤️

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Entonces, el sonrojo de Izuku se esfuma veloz. Y los cosquilleos que recientemente sentía en su estómago cambian por puñaladas de ira. Él abre sus esmeraldas impactado y clava sus ojos sobre los carmines de Katsuki de inmediato, y es entonces que aquellos ojos aceitunados coquetos se clavan sobre él.

— ¡Oh, y tú, pequeñín! —exclama tocándole la punta de la nariz, medio agachandose para hacerlo, percibiendo la presencia del pecoso junto a Bakugou. — ¿Eres algún tipo de amigo de mi tesoro? —inquiere sonriente.

Izuku convierte sus manos en puños y desvía su mirada de manera instantánea. —Sí, supongo. —suelta en un susurro.

Y las venas de la sien de Bakugou vuelven a despertar.

────┈┈┈┄┄╌╌╌╌┄┄┈┈┈────

¡Estamos en Francia!
VII

Caos


En el amplio salón fotográfico se escuchaba el continuo sonido de tacones y pulsaciones de las cámaras, las escenografías y las expresiones de los modelos lo eran todo. ¿Y qué sería de una sesión de fotos sin un poco de estrés? Personas corrían de un lado, y otro poco por el otro. Algunos distraídos incluso parecían tentar tropiezos por ir enfocados en sus apuntes, en las llamadas telefónicas, en las peticiones de sus superiores quienes parecían no sobrevivir sin una taza de café en mano.

Pero de pronto, toda actividad se vio interrumpida por un milisegundo.

Todos los individuos acaban alzando y dirigiendo su mirada a un punto en específico, una sala cerrada.

Todo a causa de un notorio grito.

— ¿¿¡¡HAAAAAAAAAH!!??

Las personas se preguntan la causa de aquel grito inoportuno, pero rápidamente vuelven a sus asuntos porque el tiempo vale oro, y no hay cabida para saciar su mente curiosa.

Y aunque algunos otros se aproximaron como abejas a la miel, la reina mayor los ahuyenta rápidamente, no sin antes pegar la oreja como imán por sobre la puerta.

En el interior de la habitación, el rostro de Izuku se ve sorprendido y con tintes de confusión, y el de la mujer se deforma generando en ella una mueca asustada. Y Bakugou, colérico, sólo clava su mirada sobre aquellos esmeraldas que transmiten no saber qué sucedía.

Y entonces sus cejas rubias cenizas se fruncen confusas al continuar mirándole.

« ¿Es que acaso el estúpido de Deku no se ha dado cuenta de lo que acaba de decir? »

Piensa Bakugou aún molesto, intentando por un segundo analizar e intuir lo que sea esté pasando en el interior de esa cabecilla verde musgo.

La mujer de pronto huye, despegandose del rubio tal y como si le hubiesen echado repelente, quedando cinco pasos más allá de ambos.

Pero Bakugou lo ignora, porque a él no le interesa nada, ahora mismo, Bakugou estaba indignado.

Aún si intentó darse un minuto de calma para lograr entender el qué demonios pasa por esa cabeza, sus emociones intensas como la ira lo saca de su trance y lo regresa a su estado natural.

Es en ese instante en que sus puños se presionan aún más y su cuello se tensa.

¿¡COMO QUE SÍ!? ¡NO SABÍA QUE ÉRAMOS SIMPLES AMIGOS! —exclama con sus carmines bien abiertos observando al de ojos esmeraldas de manera exigente, porque Bakugou no podía evitar vivir todo con una excesiva intensidad. Aún con ello, su tono de voz baja un par de decibeles. — ¿¡Acaso también te besas con tus amigos, Deku!? —gruñe molesto, pero esforzándose en bajar un poco el tono de sus gritos.

No quería de algún modo incomodarlo pero...

« ¡Por un maldito demonio! »

« ¿¡Cómo es que podría yo reaccionar tan tranquilamente luego de escuchar que solo soy un estúpido amigo y nada más que eso!? ¿¡Y la cercanía que hemos tenido qué!? ¿¡Y por qué demonios tenía que pegarse esa perra a su cuerpo sin su maldito permiso, otra vez!? »

Sus pensamientos ofensivos solo provocan que en vivo lance pequeños gruñidos que no pueden pasar desapercibidos por el pecoso.

Lanza aire pesado a por sus narices y le mira con sus ojos indignados, aún.

E Izuku traga saliva.

Traga saliva por la notoria indignación del rubio, estaba claro que su reacción había sido instantánea ante su afirmación reciente.

Pero, Izuku sabía que eso era lo correcto. Decir que eran amigos y solo amigos, era lo correcto. No debía exponerlo, y no tenía porqué confesar sus deseos frente a una desconocida, aún si sus celos los sintiese a flor de piel en aquellos instantes.

Sus esmeraldas se cierran por un par de segundos y luego se abren, aún con sorpresa y timidez, ya que Izuku esperaba a que Katsuki estuviese de acuerdo con mantener el secreto y que por nada del mundo lo gritara a los cuatros vientos.

Pero tal parece que había pensado muy diferente a él. Es por eso que comienza a balbucear, porque la situación se había vuelto tensa y muy inesperada.

—Yo pensé que, uh, querías que—Katsuki le escucha balbucear y le hierve la sangre.

— ¿¡Qué!? —exclama con sus ojos tan abiertos y sin parpadeo alguno, que Izuku piensa que quizá se le están secando. — ¿¡Que fuese un secreto, eso es!? 

¿Sería un buen momento de ofrecerle de sus gotitas? Piensa Izuku instantáneamente.

Segundos después, su ceño aceitunado se frunce confuso.

« ¿Qué era lo que pretendía? ¿Realmente no tenía problemas con que todos supieran acerca de su situación actual? ¡Eso en definitiva, no era lo más propicio para Bakugou-san! »

Izuku posa su mano en su mentón y se hunde en sus propios pensamientos. —Si tenemos en cuenta que yo soy claramente menor de edad y que, aún peor, Bakugou-san fue mi profesor, si por alguna razón nuestra situación actual llegase a la boca de todos no sólo desprestigiaria a sensei, ¡incluso podría ser llevado a la cárcel, es completamente ilegal! Todos sus años de carrera profesional se irían al bote solo por un arranque emocional-amoroso, ¿¡qué rayos está pasando por tu cabeza en estos momentos que no lo estás viendo, Katsuki!?

Pero la respiración agitada y sin control del rubio frente a él genera que vuelva a sí mismo.

Izuku clava su mirada analítica sobre Bakugou una vez sobreanaliza todo. —Sí, definitivamente sí.

Bakugou lanza un gruñido inentendible, y entonces clava su mirada al igual que su dedo índice sobre la chica.

— ¡Mira esto, mujer! —suelta al instante en que agarra la playera de Izuku de un momento a otro y lo acerca hacia él.

— ¡Ah! ¿¡Q-qué es lo que plan—Las palabras de Izuku rápidamente se silencian a media frase, sus esmeraldas no hacen más que abrirse sorprendidas en el momento que un sonrojo vivaz se enciende en su rostro pecoso por completo.

Bakugou le besó así como besa él, salvaje, instintivo, intenso y con sorpresa.

Sus palpitaciones no hacen más que aumentar aún si siente que los labios del rubio se despegan suavemente de los de él, aún si siente que su playera está libre, aún si siente que ya está en el mismo lugar en el que se encontraba segundos antes.

Todo había sido tan rápido y repentino.

... ¡Y lo sacaba por completo de lo planeado! ¡Habían quedado completamente al descubierto frente a esa mujer!

Bakugou le deja libre y formula una sonrisa maldita sobre la chica mientras se lame los labios, satisfecho de lo que acababa de hacer. — ¿Aún sigues pensando que este pequeñín es mi amigo? —inquiere.

A la mujer se le deforma el rostro, y sus ojos parecieran que quieren huir justo en esos instantes.

Ella quiere arrancarselos, e inclusive lo intenta en conjunto de gritos enloquecidos. Comienza a patear los muebles y exclamar continuamente:

— ¡ESTO NO PUEDE ESTAR PASÁNDOME!

— ¡ESTO NO PUEDE ESTAR PASÁNDOME! ¡TÚ NO PUEDES SER GAY!

Y de Izuku parecía salir su alma ante la sorpresa de aquella acción.

No lo podía creer... No lo podía creer.

¡NO LO PODÍA CREER, DEBÍA HACER ALGO!

Si alguien se enteraba del secreto de ambos, ¡podría tener graves consecuencias para Bakugou!

Aunque no negaba que había sido algo muy lindo asumir que sí tenían algo frente a alguien externo, ¡no podían arriesgarse!

Es por eso que sacude su cabeza y observa a Bakugou, pero éste sigue sonriendo malévolamente, satisfecho de lo que acaba de hacer.

Izuku rueda sus ojos por un segundo irritado, estaba claro que no podría pedir apoyo de su parte si se veía que lo estaba disfrutando.

Es entonces que traga saliva y comienza a aplaudir, aún si el caos de la chica en el interior de la habitación continúa.

— ¡S-sorpresa, s-sorpresa! —suelta nervioso con una risa fingida.

Y la mujer detiene sus acciones para clavar sus aceitunados molestos sobre el pecoso.

— ¡No puedo creer que realmente se lo hubiera creído! —exclama nuevamente acercándose a Bakugou y pegándole unos codazos sutiles sobre sus costillas. — ¿No? —añade riendo forzadamente.

La sonrisa maliciosa de Bakugou se deshace veloz y sus ojos furiosos se clavan sobre Izuku nuevamente. — ¿¡HAAAA—

¡Digo, porque todo esto es una broma, ¿no es así, Bakugou?! —interrumpe veloz antes de que el rubio ceniza empeorara aún más la situación.

Bakugou no logra superar el hecho de que Izuku este desmintiendo su palabra descaradamente, es entonces que vuelve a respirar furiosamente.

Pero a Izuku eso no parece afectarle.

— ¿Cómo que es una broma? —inquiere la de flequillo oscuro curiosa, limpiándose las lágrimas caídas.

El de ojos carmínes gruñe. — ¡¡NO ES UNA MALDITA BROMA, ES LA V—

— ¡BAKUGOU ES MI MEJOR AMIGO, Y ÉL ME PIDIÓ QUE TE JUGARAMOS ESTA BROMA PARA VER TU REACCIÓN, ESO FUE! —responde Izuku a la velocidad de la luz al instante en que posiciona sus manos sobre la boca de Bakugou y lucha por mantenerlas ahí aún si el rubio batalla por liberarse.

Porque cuando Izuku mentía, o hablaba muy rápido o se ponía tartamudo, pero no era algo que esa mujer pudiese saber. Le tenía libre de cuidado.

La mujer posiciona sus ojos ilusionados nuevamente sobre el rubio. — ¿Eso es cierto, Baku—

La puerta se abre de manera exagerada y una buenas palmadas nacen en la escena. — ¡No puedo creer que realmente se lo haya tragado! —exclamó Mei riendo más fuerte que nadie y señalando a la chica mientras se presionaba el estómago. —Bien hecho chicos, esperenme en los vestidores, ya voy hacia allá.

Izuku clava sus esmeraldas afiladas sobre Bakugou y en silencio lo toma de la muñeca, arrastrandolo hacia los vestidores sin espera.

La sonrisa de Mei continúa y camina hacia la chica. —Esto te ha sucedido por intensa, Bakugou te ha dicho miles de veces que no le interesan las cursilerias, deja de invadir su espacio personal, Alessia.

La chica le mira incrédula y luego de largos minutos, inquiere: —... Entonces, ¿él no es gay?

{...}

Los azotes y empujones en los vestidores fueron más que notorios.

— ¿¡En qué estabas pensando, Katsuki!? —exclama Izuku en el interior del vestidor con Bakugou sentado cabizbajo en el asiento, en contra el espejo.

Bakugou alza su mirada hacia él. — ¿¡En qué demonios estabas pensando tú en hacerme quedar como un maldito mentiroso!? —exclama en respuesta, dolido y decepcionado.

Claramente no se lo esperaba.

Izuku traga saliva y le mira, entonces posiciona sus manos sobre sus hombros y le mira con mayor intensidad.

—Katsuki-san, ¿qué edad tengo?

—Dieciséis.

— ¿Y qué edad tienes tú?

—Veintiuno.

Izuku le mira en silencio, esperando que comprendiera.

Pero Bakugou parece no hacerlo. — ¿Y qué?

Los ojos de Izuku se irritan ante esa respuesta. — ¡Soy un menor de edad! ¿¡Sabes los riesgos a los que te expones si la gente se entera que estás saliendo con un menor de edad!?

Bakugou asiente en silencio, y luego de unos segundos, vuelve a formular. — ¿Y qué?

Izuku frunce su ceño al instante en que acerca su rostro frente a él. — ¡Qué a ti te den igual las consecuencias no significa que yo piense igual que tú! —exclama.

Bakugou frunce su ceño también. — ¿¡Haah!? ¿¡Y por qué demonios deberías preocuparte tú de eso si el único perjudicado sería yo!?

— ¡¡Precisamente por eso!!

Los ojos de Bakugou se irritan. — ¡¡Estamos en la mierda de Francia, yo solo quería ser transparente aquí ya que claramente en Japón no podremos, imbécil!!

— ¿¡Y qué nos asegura que si somos transparentes aquí no lleguen rumores a Japón de nuestra situación!?

— ¿¡Por qué demonios debes ser tan malditamente pesimista e inseguro!?

— ¿¡Y tú por qué tan arriesgado!?

Bakugou gruñe. — ¡No lo entiendes, mocoso!

Izuku infla sus cachetes de ira y hunde su dedo índice en contra su pecho. — ¡No, tú no lo entiendes, y ya deja de llamarme mocoso, t—

Pero él mismo se detiene a media palabra, y Bakugou se enfurece. Es por eso que se levanta y clava sus carmínes molestos sobre él. — ¡Anda, dilo! ¡No seas un maldito cobarde y escupelo!

Izuku frunce aún más sus cejas aceitunadas. — ¡Eres un t-tonto! —exclama.

Pero su pequeña privacidad es interrumpida por un huracán.

Hatsume Mei da un paso, abre la puerta tan fuerte que casi se cae, sienta a Bakugou en su lugar de un impulso, coge de la playera de Bakugou, le acerca hacia él y entonces, le comienza a abofetear incontrolablemente.

— ¿¡En qué demonios estabas pensando, tú, pequeño idiota explosivo!? —exclama la mujer sacada de quicio.

Le deja de abofetear y ahora le zamarrea. — ¿¡Qué era lo que planeabas conseguir robandole un beso al pequeño Izu delante de esa loca!?

— ¿¡Y tú cómo demonios sabes!?

— ¡¡Los estaba espiando, por supuesto!! —confiesa sin ninguna pizca de vergüenza. — ¡Tú, demonio del averno debes aprender a controlar tus estúpidos instintos animales! ¡Esto no se trata de una especie de competencia de demostraciones de afectos!

Bakugou quita las manos de Mei sobre su playera y se levanta nuevamente. — ¿¡Que no te han enseñado que no debes meterte en donde no mierdas te llaman!? ¿¡Haaah!?

— ¡Estando aquí estás bajo mi cuidado, eres considerado mi pequeño y estúpido hermano pequeño! ¡Desde luego que me meteré aún si no quieres verme! —suelta la de cabellos rosados para entonces lanzar un suspiro y arreglar su cabello que ahora mismo parecía en verdadero descontrol. —Escucha, el pequeño Izu tiene razón. Cuando los conocí fue más que obvio que algo sucedía, pero nadie puede hablar sin pruebas, ¿lo entiendes? Sean precavidos, y hasta que Izuku cumpla su mayoría de edad, entonces podrán exclamar a los cuatro vientos su unión. Por lo pronto, intenta no meterte en problemas tan fácilmente. —suelta la chica una vez finalizado su sermón.

—Y una mierda. —responde Bakugou relajando sus músculos y dejándose caer sobre la silla. —Solo quería relajarme, ser honesto y de paso hacer que esa mujer me dejara de hostigar... —gruñe cabizbajo. —Habrían sido dos pájaros de un tiro. Hubiese sido perfecto, por un demonio.

Aún recordaba las veces en que de pequeño, esa mujer le seguía hasta para el baño. No sabía respetar su espacio personal y era incómodo, muy incómodo.

Ella al igual que muchas, se veían con el derecho de apegarse a él e incluso seguirle a por donde se desplazara. Y él las ahuyentaba, les gritaba, les decía cosas hirientes, su sistema de defensa se encendía de manera inmediata.

Pero lejano a su objetivo, lo único que conseguía era que ellas se burlaran a carcajadas de él e insistieran, de alguna manera forzandolo a permanecer ahí.

Como odiaba a la gente.

Como odiaba a los miserables que se pasaban de listos, los que se aprovechaban de las situaciones y de las mismas personas.

Las memorias que tenía con chicas simplemente le repugnaba.

Pero pequeñas y suaves pisadas emergen de pronto en aquel ambiente tenso que de un segundo a otro se había vuelto en un entendimiento entre los tres.

Izuku y Hatsume por algún motivo estaban lentamente intentando comprender el origen de sus motivos recientes y los gritos, ira y caos se habían disipado.

Ahora mismo sólo el silencio reinaba, pero era un silencio cómodo, un silencio de compañía y empatía.

Y este mismo aumento en cuanto aquellas pisadas habían llegado hasta ellos.

Todos giraron su mirada hacia la puerta del vestidor y un perro negro movía su cola, mientras en su hocico mantenía una katana.

La deja en el suelo aún con su cola moviendose hiperactivo y entonces observa a todos amigablemente.

—Guau.

Izuku sonríe con sorpresa y Katsuki parpadea curioso por la sola presencia de aquel compañero peludo.

Y Mei lanza un suspiro satisfecha.

━─━────༺༻────━─━

Jardín de la academia, Japón.

— ¿¡REPROBANDO MATEMÁTICAS!? —exclama Kirishima con su rostro más blanco que papel sentado sobre la banca blanca.

Arruga la hoja entre sus manos y la lanza al bote, entonces clava sus ojos sobre Kaminari quien come un helado con sus ojos hecho un río, pues él ha recibido exactamente la misma noticia una hora antes.

—Sí... —solo eso sale de sus labios mientras suena sus narices, para evitar que los mocos caigan mientras come otra cucharada gigante de helado de chocolate.

— ¿¡SÍ!? —exclama Kirishima indignado. — ¡Hermano, si seguimos con ese profesor de matemáticas definitivamente nos iremos en picada! ¡Ahora sí que estudiamos y sí que nos esforzamos, es solo que no le entendemos! —insiste el pelirrojo. — ¡Es injusto!

—Sí...

Kirishima agudiza sus ojos y le quita el helado de sus manos. Entonces posiciona su mano sobre el hombro del rubio con energía y le mueve. — ¡Reacciona! ¡Nosotros debemos hacer algo, no podemos seguir permitiendo esto!

Ahora que Kaminari ya no tiene su helado, parpadea confuso y mira al pelirrojo. — ¿Cómo qué? —inquiere desanimado.

Kirishima sonríe satisfecho. —Haremos que renuncie, tal y como lo hicimos con Yamanaka-sensei. —dice seguro una vez se levanta de la banca en la que están.

Entonces alza el helado como señal de la victoria en contra el sol. — ¡PORQUE ES LO QUE LOS VERDADEROS HOMBRES HACEN! —exclama decidido.

Y entonces, la bola de chocolate cae y se estampa en contra el piso. Kaminari sufre.

Pero ya estaba decidido, no se quedarían con los brazos cruzados, ya que actualmente, un 90% del aula estaba reprobando matemáticas. El profesor actual además de no enseñarles como se debía, tenía la gracia de hacer exámenes tan seguido que los tenían en un constante estado de ansiedad, estrés y frustración.

Debían hacer algo, tenían que hacerlo.

────┈┈┈┄┄╌╌╌╌┄┄┈┈┈────

¡Lamentando la hora de la actualización, paso por aquí para informar que mañana estará la siguiente!

¡Gracias por leerme y tu constante paciencia, en serio!

Espero estén excelentemente, un abrazo y nos leemos ♡ Encantadisima de saber que estás aquí.

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