Este será nuestro secreto.

Από FrvnciscaTorres

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Historia terminada. /SIN EDITAR/ Iniciada: 12/07/19 Terminada: 04/12/20 Advertencia: Esta obra contiene escen... Περισσότερα

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
¡N/A! Modificación
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47

Capítulo 28

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Από FrvnciscaTorres

N/A: Quería agradecerles a todos/as por el apoyo que me han dado y el que he estado recibiendo en estos dos últimos días. Darle la bienvenida a los/as nuevos/as lectores/as. Y también mencionar a los/as que ya están desde hace mucho.

Deciros también que me encanta por sobre cualquier cosa, leer vuestros comentarios.

Me hacen reír, ver puntos importantes para mejorar la historia, y saber lo que opinan o qué les parecen mis escritos.

Sin más, les envío un abrazo y beso enorme. Esperando se encuentren bien, les dejo leer este capítulo.

¡Gracias! 💖

***

— Y dime, ¿Qué pasa? — Le pregunto a Thomas, quien yace parado frente mío observándome sin decir palabra. — Me daré la vuelta e iré si no hablas.

— Vale. Lo siento. — Se disculpa con una sonrisa. — ¿Sigue en pie lo de nuestra cita? — Pregunta nervioso. Sonrío. — Perdona que pregunte por esto, pero estoy ansioso. — Es muy mono.

— No pasa nada. — Le digo sirviéndome jugo de sandía en un vaso. — ¿Quieres? — Pregunto antes de beber. Niega. — Bueno. — Me mira impaciente. — Tranquilo que esa cita va. — Noto como sus músculos faciales se relajan.

— ¿Cita? — Pregunta Shawn entrando a la cocina.

— ¿Qué les pasa a ustedes que no saben respetar la privacidad? — Le pregunto ya que Jason es igual de imprudente.

Me giro para lavar lo ensuciado.

— Querida princesa. — Empieza. — Estás en la cocina.

— ¿Y eso qué? — Le interrumpo.

— Estás en la cocina, — Dice otra vez. — y tu vida es interesante. — Sigue sonriente. — Además esos dos son unos aburridos que sólo hablan de la empresa que está emprendiendo Noah. — Miro hacia la terraza. Veo que Noah está solo, observándome fijamente detrás el vidrio.

Sentí inmediatamente algo en el estómago, y en cuánto lo sentí volví a la conversación no prestando atención a esas cosquillas.

La risa de Thomas me hace sonreír.

— ¿Interesante? — Pregunto divertida luego de estar perdida en mi cabeza. — Mi vida no tiene nada de interesante.

— Si que lo tiene. — Vuelve a decir. — ¿De qué cita hablan? — Pregunta nuevamente.

— ¿Qué te importa? — Me giro para observarlo, pero él con una ladina sonrisa y una cargada mirada, ve a Thomas esperando a que este hable.

— De la que tendré con esta bella dama. — Responde él. Ruedo los ojos.

— ¿Por qué tienes que decir todo? — Le pregunto, ya que es muy espontáneo y cuenta toda su vida.

— ¿Tiene algo de malo? — Pregunta entre comillas divertido por la situación.

— No, en este caso no. Pero no me gusta que ellos sepan todo, ¿Entiendes?

— ¿Por qué no podemos saber princesa? — Pregunta Shawn instalado en una banca observándonos.

Tantas personas en mi vida, bueno, no tantas. El punto es que casi ninguno me llama por mi nombre.

— Porque llegará a los oídos de Jason y él es un fastidio. — Explico haciendo movimientos con mis manos, para que entienda que debe tener discreción con las cosas.

— ¿Fastidio yo? ¿Pero qué pasa acosadora? — ¿Cómo no me doy cuenta de que entran?

— Ajá. — Guardo el jugo en la nevera.

—¿Qué no puede llegar a mis oídos? — Pregunta sentándose junto a Shawn.

— Pues que ella y Thomas tendrán una cita. — Le dice el chico con una sonrisa.

— ¿Críos acosadores en una cita? ¿Debo preocuparme o les cedo preservativos y me alegro? — Se burla Jason.

— Preocúpate, porque puede que en unos meses sepa toda, pero absolutamente toda tu vida y atente contra ella. — Me acerco a él amenazadoramente, para causarle miedo. Miedo que no causé ya que comenzó a reír.

— Eres tan tierna. — Alcanza a tomar mis mejillas y las aprieta.

— ¡Ay! — Me quejo. — Tan bruto que eres. — Me zafo y comienzo a caminar en dirección contraria para subir las escaleras y colocarme algo ropa.

— Un bruto al que amas. — Sonrío.

[...]

Luego de hacer cosas arriba como vestirme, me organicé y bajé. Me coloqué unas zapatillas blancas, un chandal gris y una gran camiseta amarilla. Esta me quedaba exageradamente grande.

En mis manos tenía mi laptop, un cuaderno y en el espiral de este, un bolígrafo.

En mis ojos y sobre el puente de mi nariz, tenía puesta mis gafas con aumento.

Al llegar a la primera planta, no encontré a nadie, por lo que en cierto modo agradecía. Es una cuestión rara, pero generalmente no me gusta estar en la habitación, me gustan los espacios más abiertos, pero hay momentos en los que no me llegan a ver por días, puesto que no quiero salir del cuarto.

Me senté en el encabezando de la mesa colocando mis cosas ahí.

Encendí la computadora y esperé para poner mi contraseña y realizar un trabajo de estadísticas.

Chequeé la hora siendo las cinco con treinta de la tarde. Aún no hemos comido y mi estómago empieza a exigir alimentos. A Jenny la he visto comer en varias ocasiones, ya sean cosas saludables como antónimos a esto.

Una vez la computadora encendida, me puse en la carpeta donde tengo el deber y empecé a desarrollarlo. Con algo de dificultad, porque son puntos que cada vez suben su grado de complejidad.

[...]

Voy a la mitad del trabajo. Pico mis ojos y respiro profundamente. Me estoy estresando. Detesto no dominar temas. Me estresa, me angustia y me provoca dolor de cabeza.

En medio de mis pensamientos frustrados un aroma muy conocido entra en mi fosas nasales, y un muy conocido bullicio se permite escuchar.

Los chicos junto con Jenny, llegan con varias cajas. El aroma que más se siente, o el que yo más percibo, es el particular aroma a pizza recién sacada del horno.

Aún así, con tal tentación sigo enfocada en terminar el trabajo.

— ¿Qué ocurre Bar? — Me pregunta Jennifer quien se estaba acercando.

— Nada. — Rio.

— Esa cara tan gruñona dice todo lo contrario. — Se sienta. Observa la pantalla del laptop y luego mi cuaderno. — No tendría paciencia con eso. Niña que es otro idioma, ¿Cómo le haces para no llorar? — Ríe.

— Ni yo lo sé. — Rasco mi frente cerrando los ojos por un momento.

Pasan unos minutos, en los cuales ni ella ni yo dijimos algo, pero aún así se escuchaba a los chicos hablar.

— Bárbara. — Me habla Jenny.

— ¿Si? — Pregunto bostezando.

— Te están llamando. — Abro los ojos, miro el celular y efectivamente es así.

Me acomodo y cojo el celular, atendiendo, no sin antes agradecerle a Jennifer, ya que puede ser algo importante.

— ¿Qué pasa? — Es lo que primero sale de mi boca.

— Que amable eres. — Dice sarcásticamente la persona que está en la línea.

— Perdona, el estrés y hambre me ponen de malas, ya sabes. — Suspiro. Cuando los chicos comienzan a acercarse y el ruido de sus voces se hace más agudo y fuerte, me levanto.

— Estás haciendo el trabajo ¿Verdad? — Asiento. Como siempre, igual de estúpida.

Me río por eso.

— Así es. — Digo poniendo mi cuaderno sobre el teclado del computador, y levantándolo con una mano. — ¿Por qué llamas? — Pongo el celular entre mi oreja y hombro.

Me veo como una malabarista con tanta cosa encima.

— Vengo a salvar tu culo. — Rio.

— Justo lo que necesitaba. — Caminé mas al centro de la mesa donde estaba la comida y saqué un trozo de pizza. Me giré para ir mi cuarto temporal.

— ¡Acosadora! — Grita Jason haciéndome girar.

— Espera. — Le digo a quien está del otro lado del teléfono. — Dime. — Le digo a Jas.

— ¿Por qué te vas? — Todos me miran.

— Eso es algo obvio. — Habla Jennifer y vuelve a su mundo.

— Tengo pendientes. — Digo apunto de girar.

— Venga acosadora, come con nosotros. — Vuelve a decir.

— Jason, tengo pendientes. Tengo responsabilidades, más tarde bajo y comparto con ustedes. — Digo verdaderamente cansada. No por él, sino por el trabajo que aún no termino y tengo que enviar a más tardar, en una hora con treinta minuto, y para mi perfeccionismo, es algo difícil y sumamente estresante.

— Esos pendientes pueden esperar. — Insiste.

— Jason, déjala. Te ha dicho que tiene cosas que hacer. — Le riñe Noah. Jason se hace el ofendido.

— Gracias. — Digo en alivio mordiendo la masa que está en mi mano.

— Como que le gustas a ese Jason. — Una voz, la cual únicamente yo pude escuchar, dado a que es proveniente de mi móvil, me hace reír.

— Pero qué dices Samuel. — Suelto una carcajada. Jason, Thomas y Noah me miran de una manera muy penetrante y curiosa. — Lo siento. — Me disculpo.

Observo tras de ellos y la imagen me enternece. Jacob le daba papas a la francesa a Jenny, mientras la miraba comer desde un ángulo bajo, ya que estaba recostado en la mesa.

Morí de ternura.

— Bárbara, tenemos poco tiempo para enviar el trabajo. Concéntrate mujer. — Habla Samuel al no escuchar nada.

Me giro.

— Si si, ya voy al cuarto.

[...]

— ¡Por fin! — Exclamo en mi cama.

— Si reprobamos juro que patearé el trasero de ese viejo desagradable. — Dice a lo que rio.

— Si reprobamos yo te patearé a ti. — Digo con una sonrisa para posteriormente bostezar.

Me siento y miro la hora. Nueve y veinticuatro de la noche.

— Si me pateas te daré un beso. — Dice justo cuando alguien entra a mi habitación.

— Permiso. — Dicen.

— Cállate. — Le digo, para que no oigan sus estupideces.

— Cálleme con un prohibido beso, dulce doncella. — Rio.

— ¿A quién le darás un beso? — Pregunta Noah, con una bandeja en sus manos.

— A nadie. — Digo roja de vergüenza.

— ¡A mi! — Grita del otro lado Samuel.

— Cállate Samuel. — Por alguna razón estoy nerviosa, y sin mentir, mis manos tiemblan mucho.

— Te traje comida. — Noah ignora a Samuel y deja la bandeja en una repisa junto a la cama.

— ¡Ay! — Exclamo de ternura — Gracias. — Él sonríe y juro que independiente a lo que me dijo Jennifer, que en parte sí tiene razón, me cuesta no sentir lo que siento. ¿Y qué siento? No lo sé, pero es algo agradable.

— No es nada. — Pone sus manos en los bolsillos de su pantalón. — Buen provecho. — Me sonríe y gira en dirección a la puerta.

— Gracias, Noah. — Digo otra vez cuando sale y cierra. Me quedo mirando la puerta por un par de segundos.

— Espero no me estés engañando con quien quiera que sea ese tal Noah. — Rio.

— No seas ridículo. — Él en muchas ocasiones dice ser mi novio para sacarme de momentos incómodos o incluso crearme esos momentos.

Obviamente no podría surgir algo aunque lo quisiera. Él es muy bello, en todo sentido habido y por haber, pero su orientación sexual no va hacia las femeninas.

— Bueno querida, te dejo. — Estornuda. — Mi mamá preparó la cena y están esperándome.

— Bueno, hablamos cuando se pueda.

— Obvio. Tenemos que planear un asesinato. — Rio. — Hablo enserio. — Su seriedad es mucha.

— Vale mi asesino hermoso, hablamos luego. Te quiero.

— Y yo. Besos en el poto primor. — Suelto una carcajada y cuelgo.

Apago el laptop y tomo la bandeja hasta colocarla en la cama.

Hay papas fritas, dos trozos de pizza, un vaso con gaseosa y cuatro empanadas de cóctel.

Comencé a comer la pizza y a grandes bocados la terminé en minutos. Tomé un poquito de gaseosa para bajar todo y seguí con las empanadas, las cuales, al ser pequeñas, me las metí una por una, completas en la boca. Volví a beber y proseguí a comer las papas. Estas tenían a su lado aderezo. En un tazón hay Ketchup y otro mostaza. Un gesto muy agradecido ya que me encanta comer esto con aquellas salsas. Repugno la mayonesa, y que Noah lo haya considerado me parece bien.

Al terminar limpié mis manos con una servilleta y me levante.

Mis piernas se acalambraron un poco, pero en cosa de segundos no sentí nada.

Me coloqué las zapatillas, tomé la bandeja y salí. Caminé por el pasillo del segundo piso, bajé las escaleras, caminé ahora por el pasillo inferior, llegué a la entrada y pasé al sector donde se encontraban los chicos.

Jennifer estaba sentada en el sofá viendo algo en su móvil, y todos los chicos estaban afuera.

Dejé la bandeja en la cocina y me senté con Jenny.

— ¿Qué haces? — Le pregunto estirándome.

— Veo nombres. — Responde con una sonrisa.

— ¿Te gusta alguno? — Niega.

— Esto es muy difícil. — Apaga el celular y se levanta. — Vayamos donde esos gorilas, y hagamos algo divertido. — Asiento.

— Anda, yo te alcanzo ahora.

— Vale, no demores. — Comienza a caminar hacia la terraza.

Mientras tanto, yo voy a la cocina, más específicamente la nevera, y saco dos six pack. Uno de cerveza agridulce y otro de gaseosas mixtas. Ya con eso, me encamino hasta los chicos. Cuando voy llegando, Jacob me ayuda y coloca las cosas sobre una mesa de madera.

[...]

Tres de la madrugada. Casi todos ebrios, menos Jennifer y Noah. Yo aún estoy un poco lúcida, y el alcohol que yace en mi sistema me lleva más torpe de lo usual.

— Hace calor. — Digo sin encontrar algo que me ayude a disminuirlo.

Lo que eran seis cervezas con grados de alcohol bajo, se convirtieron prontamente, en tequila, whiskey, y otros tragos fuertes.

Debo mencionar que habían unos cupcakes, los cuales estaban intervenidos con algo de droga, marihuana según Jason. Yo no lo sabía, en realidad nadie lo sabía. Jenny no comió porque se encontraba satisfecha con todo lo que ingirió  antes, además estaba comiendo uvas que según ella, era para cuidar al aún no desarrollado bebé. En cambio la muy estúpida, o sea yo, comí tres queques y medio. La mitad que me sobró, se la comió Shawn, quien se la quitó a Noah, cuando él me la quitó a mi.

En el estado en que me encuentro, con unas copas de más y algo volada, me he puesto a mirar a Noah sin disimulo. Literalmente paso segundos mirándolo sin pestañear, pero él no se inmuta. Tampoco ha bebido tanto porque no se ha despegado de su puto móvil. No está con nosotros en su cien por ciento, yo tampoco lo estoy, pero es distinto, porque me fui estando con ellos, en cambio él no llegó en su totalidad desde el principio como los presentes aquí. Y eso, por muy estúpido que suene, e molesta.

— ¿Alguien más tiene calor? — Pregunto al aire, porque de verdad siento mi cuerpo arder y nadie me presta atención.

Me quito las zapatillas con los pies apoyándome en una baranda.

Comienzo bajar por las escaleras hasta llegar al arena. A pasos inestables me saco las calcetas. Más cerca del agua, quito mi pantalón. Al llegar casi a la arena húmeda, me desprendo de la camiseta. Cuando llego a la arena húmeda desabrocho y quito el sujetador, dejando mis senos expuestos al mar. Comencé a caminar un poco más, y con algo de torpeza me deshice de la braga, quedando completamente desnuda.

No sé qué mierda hago, no puedo razonar mis actos.

Al tocar el agua, encontré la frescura que buscaba. Caminé más rápido y me sumergí.

Había un poco más de corriente y el no saber nadar no me preocupó en lo absoluto, al contrario, me sentí muy libre y ligera.

Cerré los ojos y traté de flotar, pero un ruido alterado del agua me pone alerta, si es que puedo usar ese término en mi condición.

— Maldición Barbie. — Me levanto asustada y apenas lo hice una prenda cubrió mi cuerpo.

Noah me está tapando con una camiseta, su camiseta. Se metió al agua con ropa y me atrevería a decir que con calzado.

— ¿Sabes que eres muy lindo? — Digo con una sonrisa mirándolo. Él no sonríe. Parece estar enojado. — Además eres my gruñón. — Me gira haciendo que le de la espalda a la casa y que mi parte delantera quede expuesta únicamente a él. Procede a colocarme su camisa enroscando la parte inferior para que no se moje. — ¿Me das un beso? — Le pregunto con un puchero.

— No. — Responde.

— ¿Dónde está mi dignidad? ¿La has visto? Creo que se perdió. — Sonríe aunque no por mucho.

— Estás muy intoxicada. — Me coge del brazo y me saca del agua.

Cuando el agua estaba bajando y dejó ver mi zona pélvica, Noah se ganó en frente, tapando mi cuerpo de quién sea que aún esté en la terraza, y de apoco bajó la camiseta. Al salir comenzamos a caminar unos pocos metros en los que él, en un hábil movimiento recogió mi ropa interior baja.

Se hincó en frente mío y colocó mis piernas en el calzón para subirlo y dejarlo en mi cadera. No sé si es mi idea, pero creo haber sentido una leve caricia.

— ¿Y si aparece un ovni? — Pregunto de repente. — Deberíamos estar preparados. — Se ríe en voz baja.

— Tienes que descansar. — Mi cuerpo experimentó un miedo.

Sin darme cuenta, Noah me empezó a guiar, y a pesar de que veo, no miro lo qué hay en mi alrededor, sólo veía mis pies caminar distintos tipos de suelo, sin embargo no ponía atención a lo que pasaba a mi entorno.

Cuando comencé a subir las escaleras del interior de la casa, y con ayuda de Noah, me dieron repentinas ganas de llorar.

— Lo extraño. — Susurro.

En un mal movimiento tropiezo y comienzo a reír como loca.

Caminamos un poco más hasta llegar a mi cuarto, en donde Smith me sienta en la cama y el de pierde en la habitación del baño. Cuando vuelve, llega con un secador de pelo, lo conecta en el enchufe y con mucha delicadeza seca mi cabello logrando que me quede dormida con la cabeza hacia atrás y sentada como un indio. Perdiendo aún más la consciencia.

Vaya forma de terminar el día.

***

¡¡Espero les haya gustado!!

Vota y comenta.

^Las faltas de ortografía serán corregidas más adelante, perdón por hacer que las leas de momento.

Besotes 💋

—Francisca. T.

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