【Akane Aoi - Fluff】
Requested by: AnonnimousAngels
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La suave melodía del salón avisó la presencia de alguien, acariciando con sus dedos las teclas duales con maestría. Esa canción Akane la conocía, pero ni la voz angelical que acompañaba dulcemente las notas le quitaba el enfado de la "burla", como la consideraba.
Entró a la sala de música con el ceño fruncido para la chica que tocaba frente al piano, ondeando su cabellera cuando sus hombros sentían la tranquila canción correr como electricidad por sus brazos. Akane ignoró a la fémina y procedió a colgar los papeles.
— ¿No te piensas disculpar?
El canto cesó de parte de ella, manteniendo las pocas notas altas por debajo de su voz. El pelirrojo mantuvo su postura firme, pensando mucho en si responder o no, y siguió perforando anuncios en la superficie especializada.
La melodía seguía sonando, con calma, y para ambos se mantuvo como aquella burla, como una venganza por la falta de respeto.
Hasta que ____ preparó su garganta para empezar nuevamente, y el chico suspiró con pesadez.
Ambos no podían llevarse bien porecibido sí solos, la comunicación no les servía de nada con lo amargado que era Akane y lo sarcástica de ____. Y podrían solo quedarse ahí, sin ser amigos, ni interactuar, pero existía una pequeña cosa que los volvía a obligar soportarse últimamente.
— No va a importar si me disculpo o no, si el Club de música se disuelve yo no me acercaré más a esta sala.
El Festival estaba cerca, y para los pocos estudiantes participantes era una oportunidad de atraer a más personas a unirse. De lo contrario todo acabaría para ellos, sin el mínimo de miembros, el club sería eliminado y quedarían los instrumentos apilados con una extensa capa de polvo.
El piano ahora dejó de sonar, mucho no importó para el Vicepresidente del Concejo que aseguraba la lista. Una risa, apagada y amarga, hizo que mirara por encima de su hombro.
— Ah, el club de música se va a acabar, ¿verdad? — las palabras de la chica se tropezaban con sus movimientos, buscando algo de calor entre sus ropajes — Entonces definitivamente nadie vendrá, y-y yo me quedaré sola...
Un suspiro salió de los labios de Akane de nuevo cuando su salida se frustró por la tristeza de ____. Causando se tragase saliva para buscar palabras nuevamente y no escucharla llorar.
— Vendrán a verte, recordarán quién eres. Lo prometo.
— No puedes prometer eso.
Ahí otra de las razones por las que no soportaba a esa chica, siempre estaba en desacuerdo con él. Llevándole la contraria, inclinada por algo más que Akane, y lo tenía cansado.
Por supuesto que no le podía prometer nada, no le agradaba, pero si intenta calmarla de alguna forma, mínimo coopera. Y unas palabras mágicas surcaron su mente.
— Las promesas de un chico siempre son verdaderas, así que deja el-.
— Mentira.
La chica miraba perdidamente el finito. Desconocida para Akane al ver las perlas bajar por sus mejillas, su pequeño cuerpo temblar en busca de algún rastro de vida que consuele una piel tan fría como la nieve.
Ahora era ____ quien pensaba de más, notando la confusión en la mirada del alumno, hasta el enfado, pues ella era aquel individuo no deseado en su vida, que llegó por casualidad para fastidiarlo sin querer. La canción de amor que le dedicaba, vista como una manera de molestarlo, era su pequeño himno de esperanza para cada que pasaba por las puertas de la sala de música, buscando consolar a los corazones rotos por el destino cruel que el añorado amor depara.
La entonación de su voz, la delicadeza de los instrumentos, juntos, era una forma de ayuda para ese chico rechazado, era un abrazo indirecto para la chica abandonada. Para Akane, el significado cambiaba completamente, pues lo que ella buscaba se veía malintencionado.
— ¿Vas a seguir hablando?, ¿O te ignoro y me voy ya?
— ¡Eres un insensible!
Una nueva pelea empezó entre estos dos, hablando a la vez buscando ganar un debate inexistente en el que el contrario estaba equivocado, era egoísta o muy idiota.
— ¡Parecía que querías estar sola, quería hacerte reír un poco! — mintió Akane cuando ____ se calló. Ambos suspiraron en ese momento.
— No es fácil de confesar — admitió la más baja arreglando su camisa con nervios — Me prometieron mucho hace tiempo, y nada se cumplió.
Akane estaba a punto de quitarse la culpa cuando ____ lo observó con enfado para que escuche, empezando a narrar aquella piedra en su zapato.
Irónicamente, aquella protectora del amor sufrió por el más bello sentimiento en vida, deseando a un joven por el cual fue capaz de entregarse completamente, sin ser correspondida nunca. Pero "el amor puede contra cualquier cosa", y sus esfuerzos siempre buscaban complacer al chico del que estaba enamorada.
Regalos, muestras de afecto, ayuda con sus tareas. Hizo de todo. Se confesó varias veces y en todas fue rechazada duramente.
El alumno sintió cómo algo lo golpeaba al escuchar las débiles palabras de la chica, encontrando fuerzas para no compararse con ella. Siendo imposible. Él mismo empezó a temblar y obligarse a parecer indiferente, sin grandes resultados.
Las lágrimas de la aparición calleron con fuerza al contar su causa de destrozo emocional.
— Dijo que me am-amaba — los mocos y voz entrecortada le hacían difícil hablar correctamente — Dijo que realmente me amaba, que estaríamos juntos por sie-empre. Y fui la más feliz del mundo, al lado de alguien que amaba y correspon-día, al saber que todo mi esfuerzo no fue en vano. L-lo había conseguido por fin.
El Vicepresidente no soportó al siquiera pensar en el final de aquella historia de amor, abrazó como pudo a la chica que lloraba en su pecho.
— Y todo había sido por sus pa-adres. Ellos querían la fortuna de mi familia y-.
— No debes decirme si no quieres — Akane acarició la cabellera de ____, escondiendo sus dedos en los mechones y queriendo acabar con el dolor de la chica.
— Yo no aguanté esa traición — finalizó separando su cara del contrario, aferrándose aún a la camisa de Akane. Toqué mi última creación para él aquí, compuesta expresando cuánto lo amaba, cuánto me amaba a mi y cómo nunca me cansaría de perseguir el amor.
El cuello blanquecino expuesto atrajo la atención del chico. Algunas marcas a su alrededor lo adornaban como un collar de sus errores, que eran mojados por los lamentos. Cada desgracia, cada deseo mortal en ese cuello era besado con cariño por Akane, teniendo la mayor delicadeza del mundo para rodear con sus brazos el cuerpo de ____, envolviendo esa frialdad con su calor vital como ese consuelo esperado.
La aparición abrazó al chico, su cabello era tomado temblorosamente. Sin querer salir de ahí, en ese momento juntos, se miraron a los ojos. Notando sus similaridades, la belleza que tenían y el color de sus labios.
— No te agrado, lo sé — susurró la chica. A tan poca distancia, no había necesidad de alzar tanto la voz — Pero seguiré cantando para que logres conseguir amor, y le rezaré a Dios para que sea real.
El silencio se adueñó de los labios de ambos, acariciando sus rostros entre su baile y observándose una vez más. Esa piel viva, la sangre fluyendo por sus venas rápidamente, esa sensación hacía que ____ se sintiera como el el paraíso, y la sonrisa de Akane provocó que sus mejillas enrojecieran.
— Me disculpo por decirte fea ayer — Akane rió por encima de sus labios — Apenas noto que eras lo más hermoso que he visto y mis anteojos no sirven.
Ambos rieron limpiando la tristeza del ambiente, con aquel brillo que entraba por la ventana siendo opacado por el que ambos desprendían al separarse
— Mañana volveré — declaró alegremente el chico al tomar el monto de papeles y la cajita con tachuelas — Lo prometo.
La canción de amor que ____ siempre tocaba, ahora la escuchaba siendo dedicada para ellos al separarse para volver a sus asuntos.
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¡Gracias!