I'ᴍ ɢᴏɪɴɢ ᴛᴏ ᴋɪss ʏᴏᴜ. I ᴍᴇᴀɴ...

By lu7hor

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Kara Danvers ha estado fascinada por Lena Luthor desde que la vio en un teatro en Londres interpretando a las... More

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Epílogo
Ultimate Pool Party (Extra)

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By lu7hor

El maquillaje fue toda una ... experiencia. Lena estaba siendo examinada, de arriba abajo, con un tanga beige apenas visible, por una anciana brasileña con el ceño fruncido perpetuo y una especie de esponja bronceadora en la mano.

¿Qué estaba buscando de todos modos? ¿Un mapa del tesoro?

–Líneas de bronceado–, murmuró finalmente la mujer de fuerte acento, medio para sí misma. Movió un dedo hacia Lena como si el mero pensamiento de tales líneas fuera un desaire personal. –Terribles en la película. Las borro. También pecas y cicatrices–. Finalmente dejó la esponja sin usarla. –Sin marcas de bronceado. Bueno–. Su expresión era sombría. –No como tu coprotagonista.

Durante un agradable momento, Lena imaginó, en detalle, las líneas de bronceado de Kara. ¿Iba a menudo a la playa? ¿O eran todas esas Pool Parties en la casa de sus padres?

Después de que le indicaran que saliera por la puerta, Lena pronto se encontró en el set con nada más que una tanga y una bata de algodón. Gracias a Dios por los calefactores. Miró a su alrededor y se ajustó la bata alrededor de la cintura. Encaramada en el borde de la cama, también con una bata, guión en mano, estaba Kara.

Miró la llegada de Lena. Su expresión inmóvil no parecía natural en lo más mínimo.

Antes de que Lena pudiera acercarse, Cat se dejó caer en la cama junto a la rubia, susurrando algo. Hizo una mueca y la hizo reír. Palmeando su hombro, Cat se levantó, alcanzando el guión en su mano mientras lo hacía, robándolo. –No, no, ya lo sabes. No es necesario.

La expresión de Kara se acercaba ahora al terror.

Infierno. ¿Iba a ser un choque de trenes como anoche? Cada vez que habían practicado la escena de transición, donde Emma tomaba la iniciativa sexual de Lucille, todo había salido mal. Kara perdía su enfoque o se congelaba u olvidaba su próxima acción o hacía las cosas en el orden incorrecto. En su sexto intento, en realidad había comenzado a tartamudear.

Finalmente, Lena decidió que los ensayos se estaban volviendo contraproducentes y la envió de regreso a su lado del remolque para evitarles a ambas la terrible experiencia, rezando para que todo estuviera bien ese día.

Ahora, aquí estaban.

*

Los ojos de Kara se adaptaron a la cálida luz naranja y roja de la cabaña de Emma, que en realidad no parecía un paisaje del infierno, a pesar de la advertencia de Lena. Era suave y tentador. Música que se reproducía desde algún reproductor de CD oculto, algo francés y atrevido para crear el ambiente.

Lena llegó, de alguna manera logrando hacer que una bata común y corriente se viera elegante. ¿Cómo hace eso? Y momentos después, Cat apareció al lado de Kara, hizo una broma y luego le robó sus hojas. Observó con horror cómo su guión abandonaba su agarre de nudillos blancos. Kara consideró protestar, pero la mujer no parecía estar de humor para negociar.

Cat se giró hacia Lena. –¿Y cómo estás? ¿Ensayaste bien? ¿Cómo te fue?

Kara miró furtivamente a Lena, cuyo rostro no revelaba nada. Habían pasado horas en el infierno de los ensayos anoche, con el cuerpo de Kara cubierto por todo el de Lena, y cada vez, cada maldita vez, su corazón palpitante y el hormigueo en la piel le habían recordado lo atraída que estaba por la mujer. Su hiper conciencia seguía haciéndola olvidar lo que estaba haciendo.

Cada vez que Lena había intentado practicar el cambio de poder de Lucille a Emma, en realidad había besado a Kara. Con labios. Nada espectacular, solo un roce contra la boca de Kara para indicar el punto de inflexión. Pero la suavidad y la calidez de esos labios era tan abrumadora que Kara no podía pensar. Así que se congelaba, se estremecía o balbuceaba sus líneas.

Lena finalmente levantó las manos y dio por terminada la noche. Todo había sido terriblemente educado, pero efectivamente había echado a Kara.

Humillante.

–Ensayamos mucho–, dijo Kara, consciente de que la directora necesitaba algún tipo de respuesta.

Los labios de Lena se crisparon. –Eso hicimos.

Kara no sabía si se estaba burlando de ella o no.

–Bueno–. Cat se levantó. –Haremos un ensayo para que me lo muestren. Entonces, si está bien, pasaremos directamente al rodaje.

Se dirigió al pequeño reproductor de música en una mesa fuera de la vista de la cámara, detuvo lo que estaba sonando y presionó otro botón.

Comenzó la música de su vídeo de ensayo.

Kara respiró hondo y se lanzó a la escena. El alivio la quemó cuando dijo sus líneas correctamente, golpeó todos los ritmos correctos, deslizándose y girando cuando se suponía que debía hacerlo, burlándose con la cantidad justa de arrogancia, y luego ...

Lena la besó. Y esta vez no fue solo un roce de labios. Fue fuerte, exigente y necesitado. La mirada excitada de Lena y su boca suave la deshizo, tal como lo habían hecho anoche.

Kara se estremeció.

¡Mierda!

Lena la ignoró y siguió adelante, y de alguna manera lograron superar el resto de la escena.

Cat detuvo la música y regresó para pararse frente a ellas.

Deslizando una mirada al rostro de Lena, Kara quedó impresionada por la máscara neutral de su coprotagonista, como si no hubiera visto nada extraño.

Cat, sin embargo, fruncía el ceño. Aunque, no hizo ningún comentario, y Kara agradeció que no le diera mucha importancia a que ella se equivocara.

–Vamos ... a intentarlo una vez más, ¿si?

Lo hicieron de nuevo. Esta vez, en lugar de estremecerse, se dio la vuelta justo antes del beso, por lo que los labios de Lena terminaron casualmente pegados a su mejilla.

Cat detuvo la escena inmediatamente y la estudió durante un momento dolorosamente largo. –Tal vez han ensayado demasiado, ¿hmm?– sugirió. –Olvídense de los ensayos. Conocen los movimientos. Conocen las líneas. Así que hagámoslo. Preparense. Haremos la toma en un momento.

Todos los nervios de Kara se agitaron con la tensión mientras los técnicos de iluminación se ocupaban y las peluqueras y maquilladoras hacían los retoques finales.

Lena encontró su mirada. –¿Te sientes mejor?

Kara respondió con una mirada penetrante: –Lo haremos.

Lena asintió y le lanzó una sonrisa alentadora. –Lo haremos.

–Estamos listos–. Cat miró hacia atrás y dio una señal.

Se elevó un grito para despejar el set. En poco tiempo, casi todo el mundo se había ido.

Kara miró hacia arriba. Una grúa arqueó el cuello hacia la habitación, sobre la cama, y ​​una cámara con cabezal remoto giraba en el extremo.

–Quitense la bata–. Cat se retiró fuera de la vista.

Lena se deslizó debajo de la sábana y se quitó la bata rápidamente, entregándosela a la mujer de vestuario que esperaba. Kara la copió, luego comenzó a cubrirse con la sábana.  Cat se acercó corriendo, cambió ligeramente la posición de la sábana, asintió para sí misma y volvió a desaparecer.

Lena yacía de espaldas, con las manos sobre la cabeza. Inmediatamente, Kara se escabulló hacia adelante, se sentó a horcajadas sobre sus caderas y se inclinó, apretándole las muñecas con las manos. Tuvo el efecto de cubrir a Lena, permitiéndole cierta privacidad de la cámara que las observaba desde arriba.

Protege a la reina.

Qué dicho al azar.  Kara se tragó una risa histérica. Está bien, no lo pierdas. Puedo hacer esto. Simplemente no mires hacia abajo. No notes lo cálida y suave que se siente Lena.

Kara miró hacia abajo a pesar de sí misma, e inmediatamente se arrepintió cuando su mente se quedó en blanco al ver los pechos desnudos de Lena. ¡Mierda! Volvió a levantar la cabeza. ¡Maldición!

Por el rabillo del ojo, vio a Lena mirarla, claramente tratando de entender lo que estaba pasando.

–Estoy bien–, murmuró Kara. –Estará bien–. Su mandíbula se apretó.

Antes de que Lena pudiera responder, Cat llamó: –Acción.

La cámara se movió. Comenzó la música. Y todo pareció desaparecer.

Kara dejó que sus dedos se deslizaran hacia el cuello de Lena, y la primera línea de Lucille llegó a ella. –¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Cuánto tiempo desde que unas manos cálidas tocaron tu piel? Manos que no eran las tuyas–. Sus dedos bailaron contra la carne. Tan suave.

–No tanto–. Lena miró rebelde a los ojos de Kara.

–Mentirosa–, respondió Kara. –Han pasado cuatro años. Nueve meses. Doce dias. Tres horas–. Golpeó cada período de tiempo en la delicada piel donde la base del cuello se encontraba con el hombro.

Lena jadeó. –¿Cómo puedes saber eso?

–¿Todavía tienes que preguntar?– Inclinó la cabeza y miró a Lena a los ojos. –Debes saber. ¿Sospechar?

–No–. La confusión cruzó su rostro.

–Entonces tendré que hacerte entender–. Kara se lanzó hacia adelante y besó a Lena con fuerza, presionando sus cuerpos juntos.

*

La tersura de la piel de Kara, el calor y la presión de sus pechos desnudos contra los de Lena la quemaban. Fue agradable, extremadamente agradable, notó una parte separada de su cerebro. ¿Por qué no sería así? Kara era hermosa, después de todo. Pero cuanto más pasaba, era difícil no notar algo más. ¿Cómo que era todo… muy...  mecánico?

Quizás Lena estaba siendo demasiado dura. Eso es lo que eran las escenas de sexo de cualquier película cuando las analizabas. Acción seguida de acción hasta quien la dirigía gritaba «Corte». Esto era normal, ¿verdad?

Sin embargo, lo que no era normal era la tensión que emanaba de su coprotagonista. La tensión en la boca de Kara, en sus ojos, en el apretón de sus manos alrededor de las muñecas de Lena. Kara rodó cuando se suponía que debía hacerlo, se arqueó en el momento justo, se giró en el momento adecuado, movió la sábana perfectamente para proteger a Lena. Pero todo el tiempo se veía completamente desdichada.

Lena hizo todo lo posible por inyectar algo más en la escena para compensar. Le dio a Emma un calor cabreado y respondió con besos fervientes para mostrar su atracción, pero fue como intentar besar a un trozo de mármol.

–¡Corte!– Cat cruzó la habitación y se agachó junto a la cama cerca de Kara, quien inmediatamente arrojó la sábana sobre ambas. Sacudió la cabeza. –Estás demasiado dura, Kara. Demasiado... –apretó los músculos de su brazo en demostración. –Eso. La cámara, lo ve. ¿Lo arreglarás?– Esperó por su breve asentimiento y se retiró de nuevo.

Kara reajustó lentamente la sábana a la posición inicial, esperó a que Lena estirara los brazos nuevamente, luego se alineó sobre ella y esperó.

–¿Listas?

Lena miró fijamente a los ojos distantes y entrecerrados de Kara, y no vio nada familiar. Alguien en piloto automático. ¿Dónde estaba su amiga? ¿La mujer cuya humanidad era contagiosa? Un escalofrío la recorrió mientras estudiaba esos ojos vacíos.

–¡Acción!

La música comenzó de nuevo. La cámara volvió a su posición inicial.

Esta vez fue incluso peor. Tener una Kara muy consciente de sí misma obligándose visiblemente a girar contra Lena la hizo sentir como el peor monstruo. Se suponía que Emma experimentaría un pozo de lujuria reprimida, pero lo mejor que Lena pudo hacer fue reprimir desesperadamente su compasión.

Esto tenía que ser tan obvio. Incluso la versión de la escena con las dobles parecía más auténtica en este punto. Pasó la mano por el cabello de Kara y le acarició el cuello. Qué bonito cuello. Una pena que los músculos sobresalieran tensos como cuerdas de violín.

–¡Corte!

La impaciencia cruzó los rasgos de Cat. –¿Qué está pasando?– preguntó, acercándose a ellas. –Diganme, ¿qué está pasando?

Un enrojecimiento subió por el cuello de Kara. Y no habló.

–Creo que tal vez no estamos relajadas todavía–, sugirió Lena en un tono tranquilizador que reservaba para directores impredecibles.

–Hmm–. Cat se frotó el cuello. –Iremos de nuevo. ¿Quizás esta vez, sin que parezca que están a punto de fusilarlas? Se supone que esto es emocionante y excitante. ¿Oui? Concentrense en la otra, olvídense de los personajes. Haganlo como si estuvieran a solas.

Kara intentó sonreír, pero ni siquiera se acercó a eso.

Lena asintió.

La siguiente media docena de tomas fue peor que miserable. Lena apretó los dientes cada vez que Kara juntó las muñecas en ese agarre de hierro y exhaló solo cuando se llamó a «Corte». Después de cada toma, el rostro de Kara se arrugaba de inmediato en ansiedad y frustración. Parecía al borde de las lágrimas.

Finalmente Cat maldijo en francés, luego en español, y les dijo a todos los demás que abandonaran el set.

Tenía las manos en las caderas cuando se volvió lentamente y se dirigió a ellas. –¿Saben por qué las elegí a las dos?–, comenzó. –Autenticidad. Y, sin embargo, en la pantalla, es como si nunca se hubieran tocado en sus vidas. Es tan plano–. Les dio una mirada sospechosa. –¿Por qué es eso?

Oh diablos. ¿Está a punto de resolverlo?

–Cat–, comenzó Kara.

–No–. Entrecerró los ojos y Lena casi pudo ver los engranajes zumbando. –¿Recuerdan aquella película lésbica francesa que ganó la Palma de Oro hace unos años? ¿La de la chica con el pelo color azul?– ella gruñó. –Personalmente, no me gustó. ¿La escena de sexo? Demasiado larga, aburrida, como ver robots moliendo. El director eligió a dos mujeres heterosexuales. Esto puede funcionar si encuentra mujeres con química, que puedan superar el estar fuera de su zona de confort. Pero en esa película, las actrices admitieron más tarde que se sintieron vulnerables y explotadas. ¿Y el director? No lo había sabido. Declaró que su película quedó mancillada para siempre por sus palabras–. Cat miró al techo y negó con la cabeza. –¿Por qué no estaba al tanto de sus experiencias? ¿No le dijeron? ¿No entendía por lo que las estaba haciendo pasar? Fue una lección. Una importante para todos nosotros. Decidí siempre, siempre, si podía, elegiría parejas reales. Entonces, incluso si mis escenas íntimas son difíciles de filmar, no serán una dificultad para las estrellas. Mis amantes querrán tocarse. No se sentirán vulnerables ni explotados. Su amor será obvio. Auténtico. ¿Pero con ustedes dos? No puedo verlo.

Les frunció el ceño, inhaló, exhaló y continúo. –Escuché que a veces las parejas reales no tienen química en la pantalla, pero sucede cuando las parejas son demasiado familiares, que han estado juntas durante mucho tiempo. Pero ustedes dos, acaban de estar juntas, por solo, ¿qué? ¿Unos pocos meses? Entonces no es eso.

Lena contuvo la respiración.

Cat se tocó el labio, mirando a Kara. –Querida, pareces asustada de tocar a tu propia novia. Tus ojos buscan aprobación por todo lo que haces, como si temieras su dura reprimenda. ¿Como puede ser? Lena no se romperá–. Miró a la mujer en cuestión. –¿Lo harías?

–No–, murmuró Lena.

–No. Bien–. Soltó un suspiro. –No entiendo esto en absoluto–. Les dio una mirada atenta y dura, –pero sospecho que sí lo saben–. Movió un dedo entre ellas. –Nos tomaremos un descanso. Vuelvan a su remolque. Tomen–, miró su reloj, –30 minutos. Hagan lo que tengan que hacer para resolver esto, no me importa. Entonces regresen. Listas. Preparadas. Y luego haremos la escena y será perfecta. ¿Bien? Vamos. Ahora. Arreglen esto.

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