Canela ©

By Karo_lovegood

33.7K 6.1K 17.6K

[COMPLETA]. La conocida teoría de los polos opuestos atrayéndose cierta vez toma poder en las relaciones, pe... More

Sinopsis
1. Un gran día
2. Es tu día
3. Piojo
4. No quiero un castigo
5. El idiota que ella dice que soy
6. Mi esencia favorita
7. No quiero ser más una niña herida
8. Ya no me odies
9. Cálmate, piojo
10. No puedo verla en todas partes
11. Estar enamorada de ese imbécil
12. No soy como él
13. No se trata de un juego
14. Es nuestra mesa
15. ¿Bailamos?
16. Está llena de sorpresas
17. Algo imposible
18. Pausa a tu juego
19. Canela
20. No gracias, Hestia
21. No es mi chica
22. ¿Nos llevamos bien?
23. Preocupada por la cuerda
24. Lo que sea por ti
25. Marcando territorio
26. Carterista
27. Esa cita
28. Tic-toc, linda
29. Hay otro chico
30. Lo admito
31. Yo siempre gano
32. Es fácil confiar cuando se trata de ti
33. Siempre vuelvo a pensar en él
34. Alguien se ha enamorado
35. Feliz navidad, Bonetti
36. Es la chica de la fiesta
37. Aida
38. Parte de la rutina
39. Eres la novia de mi hermano
40. Idioma Miller
41. "Quiero hablarte de algo"
42. Un fracaso
43. Naranja entera
44. Es su canción
45. Caramelo de ajo
46. No volveré a cruzarme en tu camino
47. ¿Mi novio?
48. Aliens, por favor, abdúzcanme
49. La copia exacta de James
50. Orgullo personificado
51. Maltrato animal
52. Supersticiones de abuela
53. Lunática
54. Ya tenías uno
55. Solo... un pedacito
56. Eres un osito panda
57. ¿Está soltero?
58. ¿Puedes abrazarme?
59. Es un mal chiste
60. Orangutanes cínicos
61. Te prometo que te quiero
62. No todo podía ser perfecto
63. ¿Mis ojos mienten?
64. Los planes para mi muerte
65. No puedo seguir engañando a ambos
66. Jugar a la casita
67. Su humor, mi enemigo
68. Su enamorado es Liam
69. Lo que ambos sentimos
71. Nuevamente lo detesto
Extra: Chrisand
72. Me haces daño
73. Jodidamente manipulable
74. Soy un títere
75. Sinónimo de dolor
76. No conozco de razones
77. Te quiero conmigo
78. Eres más que eso
79. Criadero de anfibios
80. Huele a canela, así como tú
81. Piezas similares de un puzzle
82. No estoy enamorado de ti
83. No pienses que te esperaré toda la vida
84. Un panda colgando de tus llaves
85. También el mar es muy cambiante
86. Que me pruebe lo que quiera
87. El final de nuestra canción
88. Tu apodo en mi café
89. Aún no termina tu día
90. Espinas en tu corazón
91. Será un reto
92. Ahora soy un egoísta decepcionado
93. Déjà vu
94. Uno, sin dejar de ser dos
Epílogo
Agradecimientos
Extra 1: Como el resto de tu vida
Anuncio

70. Hay muchas formas de amar

223 47 177
By Karo_lovegood

—¿Puedo? —pregunta Christian con precaución tras unos segundos, yo no soy capaz de mirarlo. Me ha demostrado la clase de persona que es, y no necesito que venga a burlarse de mí por verme llorando y vulnerable.

—No estoy para bromas ni burlas —me limito a contestar, con dureza, aunque mi voz suena ronca. Él no responde, solo se sienta a mi lado en la banca y se mantiene en silencio.

Permanezco con la vista fija al frente, aún llorando silenciosamente y percibiendo la calma que se siente pese a que estamos frente al bar y la música se alcanza a escuchar un poco hasta acá.

Todavía hay personas conversando, riendo e incluso besándose, y aunque llevo ya varios minutos aquí viendo sus acciones, no soy capaz de pensar en otra cosa que no sea lo que pasó adentro. Mi mente se mantiene analizando y en la búsqueda de un modo de hacer que la relación entre aquellos dos, no empeore la mía con ambos. Jamás me lo perdonaría.

Con el pasar de los minutos, mi llanto silencioso se va frenando, quizá por la compañía. Pero, para mi sorpresa, Christian no se ha reído de mí.

No me avergüenza llorar y no me detengo por eso, sino porque me parece idílico tenerlo a mi lado y que solo se mantenga silente, otorgándome su compañía que, aunque me parece un tanto extraña, resulta agradable. Incluso llego a sentirme como con Rugge siempre que me ofrece su calma y silencio como consuelo y apoyo, y es algo que valoro mucho, más aún viniendo de él.

Poco a poco la molestia que siento se va disipando junto a mis lágrimas. No lo miro todavía aunque me siento extraña, sino que evalúo la razón de esta emoción que me embarga. Sé que en parte es porque me inquietó ver la actitud de los chicos, pero hay algo más que no logro identificar y que Christian tampoco me permite seguir estudiando.

—Se van a secar tus ojos —comenta de repente después de un rato, serio, pero amable. Suelto una risa nasal y volteo para mirarlo, pero él no me ve a mí, sino al frente, donde se encuentra el club.

Observo su sereno rostro de perfil. Ya he dejado de llorar por completo y mi respiración está normalizada, pero tengo un rastro de lágrimas que limpio en este instante. Es en ese momento que él voltea para mirarme y sonríe un poco, tranquilo y diría que hasta comprensivo.

Su gesto cálido me sorprende porque es extraño recibirlo de su parte, pero eso no impide que una sonrisa sincera escape de mis labios hacia él por instinto.

—¿Quieres gritarme tus frustraciones? —vuelve a hablar, todavía cálidamente y sosegado—. Sé que piensas que es raro que yo esté aquí, pero puedo escucharte si es lo que necesitas. No te aseguro darte las palabras que quieres oír, pero te diré las que considere correctas; soy así.

—Sí, es raro —admito tras sorber mi nariz, pero sonriendo. Sinceramente no esperé esto, jamás lo creería posible, y me sorprende a sobremanera que sea él quien venga a darme apoyo cuando parece que nunca le agradé.

—¿Estás decepcionada de Liam, de tu amigo o de ti? —continúa, y me asombro por su pregunta tan acertada. No había pensado en eso aunque es verdad, y conozco perfectamente la respuesta. Hallé gracias a él, el motivo de mi molestia—. No me veas como si fuera un alien con el culo en la cara —añade y río sin poder contenerme. Él me mira serio, pero luego se une.

—Lo siento... —murmuro apenada, suelto un sonoro suspiro y sigo—. Creo que estoy decepcionada de todos. Es decir, de los tres —lo observo y al ver que espera que continúe, prosigo. Después de todo, siento que puedo desahogarme con confianza—. Me molesta mucho que ellos no sean capaces de contenerse cuando ya hemos hablado antes. No es porque sea egoísta, sino porque estoy en medio y aunque no lo busquen, sus acciones me afectan. No hay razón para llegar a los golpes y el alcohol para mí jamás será una excusa... Y estoy decepcionada también por mí, porque a veces espero mucho de las personas. Espero recibir cosas y actitudes que probablemente nunca me darán... y sé que eso no está bien. Entiendo que nadie está obligado a complacer mis deseos, y por eso no los culpo del todo a ellos.

—Tienes razón en todo —interviene, sorprendiéndome de nuevo—, pero no diré que yo no haría eso, porque en realidad lo haría. Algunos hombres somos brutos y podemos caer en provocaciones... Liam no es la excepción. Sin embargo, sé que en su caso no cede con facilidad, él generalmente se controla y por eso te aseguro que hay algo más. De todos modos, eso es algo que deben arreglar ustedes... Con esto no intento justificar al idiota ni a otro hombre, solo digo que lo entiendo.

—¿Por qué lo entenderías? —pregunto curiosa. Christian todavía me mira, y con su sonrisa procede a explicar.

—Porque está celoso y tiene miedo de joder las cosas contigo, de perderte. Lo entiendo porque puedo ver lo que él está viendo en ti, y por eso digo que también le reventaría la cara al gemelo imbécil. Nunca antes lo vi tan interesado en una chica y sé que contigo va en serio, sé que esta vez es diferente. Dijiste que las personas no están para cumplir nuestras expectativas y eso siempre es lo que nos lleva a decepcionarnos, pero en el fondo, ambos sabemos que los tres se están esforzando de algún modo. Ellos, para no defraudarte a ti, y tú para no hacerlo con ellos. Eso sí está bien.

Sonrío enternecida.

Esas palabras que expresa con tanta calma me llegan de la manera que supongo, él espera, porque tiene razón. Liam está esforzándose por hacer cosas bonitas conmigo y aunque a veces no salen como lo espera, no se le resta mérito a sus intenciones.

No entiendo que esté celoso porque ya lo aclaramos, pero sé que eso es algo que debo arreglar con él. Otra cosa es Ian, pero lo cierto es que ocurre lo mismo, confío en ambos a pesar de todo.

Mi amigo me aseguró mantenerse al margen ahora que sabe de mis sentimientos y le creí. Además, lo conozco lo suficiente como para saber que tampoco es el tipo de persona que entraría a una pelea con facilidad, eso me deja claro que obviamente algo más que desconozco debió haber pasado allí.

—Lo sé. Y no lo dudo, de verdad confío en los dos, solo me decepcionan sus acciones.

—Sin embargo, sigues creyendo, y a eso es a lo que me refiero. No dudas, y no sé cómo es con tu amigo, pero en el caso de Liam, sabes que te quiere bien... Incluso me lo está haciendo ver de un modo diferente.

Vuelvo a sonreír, realmente conmovida. Sé que Liam me quiere y se preocupa, y de eso no tengo dudas porque él me lo está demostrando.

Esas palabras calan profundo por la manera en que Christian me habla, tan sutil, amable y sincero, sin ese rastro de burla que está tan arraigado a su existencia, y me agrada esta faceta desconocida.

Lo miro con atención y medito sus últimos vocablos. Me causan curiosidad, y me gustaría comprender aquello de lo que está hablando.

—¿A qué te refieres? ¿Qué te está haciendo ver de modo diferente? —pregunto interesada, él aprieta los labios, como si acabase de darse cuenta de que habló de más y debe detenerse.

—Íbamos a hablar de ti, piojosa —se adelanta, y sé que solo intenta evadir el tema, pero si su inconsciente lo llevó a pronunciar aquellos vocablos, es porque necesita hablar de eso y aquí estoy yo para ayudarlo a expresarlas si él me lo permite.

—Puedes hablarme de tus sentimientos si quieres y lo necesitas, yo jamás voy a juzgarte y puedes confiar en mí —le animo. El chico me mira por segundos, analizando mis palabras, luego sonríe un poco.

—De acuerdo, siento que sí puedo confiar en ti —concluye, yo asiento sonriéndole. Por alguna razón, lo que me angustiaba quedó a segundo plano, ahora siento que me necesita más que yo a él, que suspira antes de empezar—. En mi familia las cosas son un poco raras. Yo soy único hijo de mis padres y sé que me aman porque me lo demuestran siempre los dos. Ambos son geniales, atentos, me cuidan desde siempre, me ayudan, me aconsejan y se preocupan, pero solo conmigo —añade con una sonrisa nostálgica—. No es que discutan mucho o que se agredan porque en ocasiones ni se hablan, pero no se demuestran amor... y es porque no se lo tienen. Hace años viven juntos por vivir, por simple costumbre, y es raro verlos así.

Me observa un instante más y luego vuelve a mirar hacia el frente, como si no fuese capaz de mantener el contacto de nuestras miradas ahora que se abre a hablar de sus sentimientos.

—Quizá por eso no me esfuerzo en buscar algo serio —continúa con calma—. Siento que no tendría ningún sentido si al final ese amor se va a acabar. Entonces no quiero enamorarme para terminar como mis padres, cansados y aburridos de ellos mismos, hiriéndose incluso sin hablarse. Jamás le vi lógica a ser cariñoso o entregarme del todo si nadie lo va a valorar.

—¿Qué te hace pensar que nadie lo va a valorar? —le pregunto, ya tengo una idea de por dónde encaminar la conversación, él se encoge de hombros.

—Es lo que he aprendido.

—¿Tus amigos no lo valorarían, por ejemplo? —me mira y arruga la frente, confundido.

—No soy homosexual. Eso no tiene nada que ver.

—Tiene todo que ver. Su amistad es un vínculo muy bonito que han alimentado desde hace años, y se aman. Sin tú darte cuenta, estás entregando todo de ti por ellos, siendo su amigo, siendo leal y sincero todo el tiempo, sin siquiera esforzarte. ¿Acaso eso no es amor? A mí me parece que sí, y es por esa misma razón que te tienen cerca, por eso se preocupan por ti, es por eso que te incluyen en los planes para sus vidas, que te toman en cuenta y que te respetan a pesar de tu personalidad que es tan distinta a la de ellos, te apoyan y te cuidan. Te aman como tú a ellos, y ellos, sin decírtelo, lo están valorando. Hay muchas formas de amar, y todas valen la pena, solo hay que saber llegar a acuerdos y comunicarse.

—Es verdad... Pero en cuestión de pareja es diferente.

—Es lo mismo. Mira... —hablo entusiasmada al verlo más animando, y me giro un poco para quedar al frente—. Jamás eres de decir a tus amigos que los quieres, ¿verdad? —le consulto, él niega con la cabeza—. ¿Y ellos a ti?

—Andrés y Max lo hacen frecuentemente cuando hablamos en el grupo. Más que todo cuando nos despedimos. El resto contestamos que igual, pero a modo de broma. No es como que le demos mucha importancia porque de todos modos sabemos que el cariño está ahí.

—¿Lo ves? Eso es. Y quizá lo hacen de ese modo porque también les da vergüenza si los demás se ríen. Ponen a la pantalla como barrera por pena a qué dirán si lo dicen frente a frente. Por ejemplo con Yulia, nos lo decimos constantemente, pero aun así, eso no siempre es necesario y acabas de decirlo tú mismo, porque se siente. Claro que nos gustaría escucharlo de vez en cuando, pero las acciones hablan por sí solas y a veces eso es suficiente... es lo que pasa contigo y tus amigos.

Christian asiente con lentitud, asimilando mis palabras, y eso me anima a continuar.

—Mis padres se demuestran amor a diario, preocupándose por el otro, tomándose en cuanta en cada detalle de sus vidas, siendo compañeros y lo que eso implica: compartir. Y por la manera en que todavía se miran, se entiende que se aman. No suelo escucharlos mucho profesándose su amor, pero, ¿ves que no es necesario? En cambio a una de mis tías que se divorció, su esposo le decía constantemente que la amaba, y resulta que le fue infiel por muchos años.

—¡Qué maldito! —exclama él. Se lo ve molesto, pese a que no los conoce—. Por lo menos creo que mis papás, aunque no se aman, se respetan en ese sentido, ellos respetan su matrimonio. Incluso se preocupan por el otro —hace un silencio en el que me mira, como meditando si debe continuar hablando, y no lo hace.

—Yo creo que sigue habiendo cariño, aunque sea un poco. ¿Y si simplemente necesitan ayuda? A veces es necesario recordar, lo leí hace poco. Es decir, que cuando crees que el amor se está acabando, recuerdes todo lo que te llevó a querer a la persona. Obviamente lo ideal es buscar ayuda profesional, y si no funciona, ya dejarlo definitivamente.

—Quizá les da miedo dejarlo ya, porque están acostumbrados a su compañía. Pero... se los diré, hablaré con ellos —concluye, asintiendo y sonriendo un poco. Parece estar más animado—. Yo... nunca hablo de lo que siento, y hace días conversé un poco con Liam. Él fue quien me animó a hacerlo y no fue mucho, pero me bastó para entender algunas cosas y más con respecto a ustedes, por eso dije que me está haciendo ver las cosas diferentes.

≈Me habló de ti y yo le hablé de alguien —sonríe más, como recordando a aquella persona—. Al igual que yo, jamás lo vi interesado en una chica intensamente, y cuando supe que le gustabas, me asombré... No te lo tomes a mal —se adelanta a explicar y yo río—, es solo que era raro porque, bueno... ustedes se odiaban. Cuando le dije que me explicara si eso era cierto, él no lo negó, por primera vez admitió algo con orgullo y sin vergüenza por lo que yo diría. Sé que soy un imbécil con sus derivados, pero realmente me gusta verlos bien a todos ellos, y contigo lo veo así, con su cara de idiota enamorado, perdido cuando habla de ti como si fueses arte, y siento que le haces bien. Por esto ahora empiezo a percibirlo diferente.

—¿Por qué? —lo insto, curiosa y sin poder ocultar mi sonrisa por esa declaración que me deja mal, porque sabía que Liam le habla de mí a otras personas, pero no como Christian lo está diciendo.

—Liam tiene gestos contigo que jamás había tenido y ni siquiera se está esforzando demasiado. Es decir, no se está alejando de lo que le gusta por ti, no nos deja de lado nunca, sigue siendo como un hermano, y eso me gusta a mí, porque sé que muchas personas dejan a sus amistades y eso es decepcionante. Pero con ustedes no es así, con ninguno... Incluso me gustó ver que se disfrazaron en pareja —suelta una risita, luego sigue—. No me creo capaz de hacer esa mierda, pero me gustó verlo en ustedes. Lo que intento decir, es que ya no lo veo como algo malo o un sinónimo de amarre, cambio o aburrimiento, y es gracias a él.

—¿Admitir y aceptar tus sentimientos? —pregunto, él asiente—. Mejor no hablemos de eso, porque tengo un pergamino largo que trata únicamente sobre ese tema —añado, Christian ríe estruendosamente, por primera vez desde que me acompaña, y me contagia fácilmente—. Pero no, en definitiva no es malo. Es lindo e interesante, y no necesariamente tienes que ser en exceso cursi para demostrar amor. Alguien puede llegar a amarte mucho sin que si quiera lleguen a rozarse o incluso verse.

—Díselo a Liam, necesita saberlo —dice burlón. Luego alza las cejas y forma una mueca, con expresión de asco—. Bonita, ¿en serio?

Ya se había demorado demasiado.

—No seas malo —me quejo, pero también lo acompaño a las risas que suelta al instante. Sé que solo está bromeando—. A mí me gusta que él ya no sea un idiota y que sea lindo.

—Y qui sii lindi —se burla de nuevo, yo suelto un sonoro suspiro.

—¡Te detesto en verdad, Christian! —exclamo entre dientes. El chico suelta otra carcajada, luego guiñe y se pone de pie.

—Quizá no me detestes tanto y tampoco yo a ti —comenta, mostrando una grácil sonrisa que le regreso, pero de inmediato se muestra presuntuoso—. Creo que eso de ser psicólogo se me da genial, incluso solucioné mis problemas —ruedo los ojos. Creo que esperé demasiado de este payaso sin peluca—. Fue bueno hablarte, piojosa asesina, hablaré con mis padres y no olvides que confío en ti —concluye, sonríe con sinceridad esta vez y se aleja con las manos en los bolsillos antes de escuchar mi respuesta.

—Gracias —murmuro cuando le veo cruzar la calle.

Me siento bastante mejor aunque hayamos hablado de un tema que al principio parecía no estar relacionado, pero me hizo entender muchas cosas a mí también, y eso me deja una sensación agradable.

Veo que al otro lado se cruza con Liam antes de atravesar la puerta, le palmea el hombro y luego de compartir unas palabras, se adentra al establecimiento, mientras el otro camina hasta mi dirección.

La tímida sonrisa de Liam me reinicia, y aunque hace minutos lloraba por sus idioteces, ya no puedo sentirme molesta. Sé que debemos hablar, pero con lo que me dijo su amigo ya puedo comprobar cosas que incluso ya tenía bastante claras.

Quiero a este imbécil, y él también a mí.

—Hola —saluda con aprobio al llegar. No se sienta, solo se mantiene al frente con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, viéndome con nerviosismo—. Creí que ya podrías tener frío porque sé que te afecta y...

No lo dejo terminar, porque si lo hago, si me permito seguir escuchando que me conoce y que se preocupa por mí, acabaré más enamorada, y sé que eso solo me dejaría mal. Así que prefiero tomar otras medidas más fáciles e igual de placenteras: besarlo.

Interrumpo sus dulces palabras al levantarme y sin pensarlo mucho, tomo sus mejillas entre mis manos y junto nuestros labios.

Al principio la sorpresa no le permite responderme, pero al instante de sonreír, asimila mi gesto y es él quien me atrae a su cuerpo con firmeza, sujetando mi cintura para besarme con esa calidez propia, siendo tierno y confirmando los sentimientos que afirma sentir por mí.

Pero le creo, no necesito que me lo asegure.

—Perdóname... —susurra sin apartarse de mis labios—. Perdón por eso y por todo. Arya, en serio, yo... —niego, interrumpiéndolo.

—No tienes que pedir perdón por ser un tonto —bromeo, me aparto un poco y lo veo a los ojos, con toda la intensidad que la luz me lo permite—. Hablemos de una vez, pero solo para darle fin a este punto —asiente, me da un corto beso y me lleva de nuevo a la banca, donde procede a explicarme lo ocurrido.

Mi boca se abre con sorpresa ante lo que escucho, y es porque jamás esperaría una actitud similar de Ian.

No creo las palabras y no porque sienta que me está mintiendo, sino porque conozco a mi amigo y no me hace sentido. Ian no es mentiroso, y en ningún momento yo le dije que Liam me había lastimado engañándome con alguien incluso antes de haber iniciado, porque eso jamás pasó.

—¿Él dijo que yo te dije eso? —le pregunto anonadada, pero niega.

—No me dijo nada de eso, solo llegó empujándome. Me insultó, me gritó que no te merezco y un montón de mierdas más que me hicieron enojar, pero no me dijo quién se lo dijo.

—Pero igual no tiene sentido. Es decir, ¿por qué inventaría algo así? —se encoge de hombros, despreocupado, pero con la misma expresión de molestia que muestra siempre que hablamos de Ian.

Yo sí me angustio, y sé que tengo una conversación pendiente con mi amigo porque no acepto estas palabras. Paro ya será luego, ahora estoy conforme con la explicación que Liam me ha dado y le sonrío.

No es que considere que actuó bien, al contrario, pero no le recrimino de nuevo. Tampoco voy a discutir por eso cuando otras cosas más importantes ya han quedado claras.

—Liam, él es mi amigo y es importante —le aclaro segura—, y tanto tú como él saben lo que siento por ti. Los dos son importantes para mí, y me lastima mucho pensar que su relación será así siempre.

—Pero...

—No te estoy pidiendo que seas su amigo o que si quiera intentes llevarte bien —lo freno, antes de que saque conclusiones erróneas—. Sé que esas cosas no se fuerzan, pero creo que podrían hacer un intento de comportarse, porque me dejan a mí en una situación desagradable en medio de los dos, y no quiero tener que alejarme de ninguno por mi salud mental. No puedo verlos odiarse y sé que pedir que se conviertan en cercanos es demasiado, pero, por favor, al menos intenta mantener la calma cuando compartan el mismo ambiente si queremos que esto funcione para nosotros dos... También hablaré con Ian —le pido amablemente.

Liam sonríe y se acerca para rodear mis hombros con su brazo izquierdo, luego besa mi sien.

—Está bien, sé que no tenías que habérmelo pedido y gracias por entender que no es fácil que yo lo soporte... Lo entiendo, y de nuevo me disculpo. También te prometo que voy a comportarme, bonita... lo haré por los dos.

Cuatro ajetreados días han transcurrido desde la fiesta de Kaden.

Esa misma noche hablé con Ian acerca de la discusión que habían tenido, pero la verdad es que estaba bastante tomado y me aseguró no recordar con exactitud lo que había pasado. Solo me habló de que, lo que él le había dicho a Liam, se lo hizo saber una chica.

No me dio detalles de ella ni de nada más porque solo divagaba, así que tuve que quedarme con esa versión. Después de todo, mis intenciones de ahondar más en el tema se volvieron nulas cuando sentí que todo se había solucionado entre nosotros. Conozco a mi amigo, y creo fielmente sus palabras.

Ian me dijo que aquella persona habló pestes de Liam y de mí, de nuestra relación y de la manera en que me estaba tratando, y que para él, que no lo soporta como a mí me gustaría, se le hizo fácil salir a desquitarse como creyó que era correcto: enfrentando al castaño para darle esa paliza que me prometió darle si llegaba a lastimarme.

Si aquellas acusaciones hubieran sido reales, tal vez mi enojo no habría sido tan grande, pero nada de esto era cierto y me hacía sentir impotente, sobre todo porque ellos estaban discutiendo por algo que jamás pasó, incrementando sin sentido la rabia que se tienen entre ellos. Lo medité e intenté encontrar una respuesta, necesitaba saber quién había sido esa persona, pero no quería dedicarle mi atención a eso porque tenía otras cosas que requerían de mi empeño al completo y no me estaba haciendo bien, así que decidí dejarlo de lado.

Aquella noche no le pedí lo mismo que a Liam, porque sería perder el tiempo si se tomaba en cuenta su situación, pero la tarde siguiente lo llamé. Ian fue a mi casa, se disculpó conmigo y me prometió que nada similar volvería a pasar. También le creí.

No creo que sea tan difícil.

El tema afortunadamente murió allí y yo no le seguí dando vueltas al asunto, aunque me habría gustado que ellos se ofrecieran una disculpa mutua. Entendí que eso era difícil y ni siquiera se los pedí. Así fue como el sábado en la fiesta, dejé a mi amigo y volví con Liam, que me esperaba muy cariñoso. Los dos nos disculpamos con Kaden por el mal rato y continuamos disfrutando lo que quedaba de la noche hasta que me llevó a mi casa.

Al final, sí resultó ser una buena noche.

Ese día me ayudó a entender algunas cosas que jamás creí, encontraría en una fiesta, y mucho menos pensé que sería en compañía de una persona. Con esto me refiero a Christian.

Siento que la relación entre nosotros cambió un poco. No es que nos llevemos genial ahora o que más bien lo demostremos en público, pero esa conversación con él, además de ayudarme en mi situación con Liam, me sirvió para darme cuenta de que no es una mala persona, de que puede ser muy bueno escuchando y un excelente amigo, y me sentí halagada de escuchar de su propia boca que confiaba en mí. Agradezco aún hoy que se haya abierto a hablar conmigo.

Yo le prometí no comentar nuestra conversación ni siquiera entre nosotros y desde ese día no tenemos una charla directa, pero sé que aunque no me lo diga, también significó algo para él; sus sonrisas sinceras me lo demuestran.

He estado juzgado mal a ese grupo por años enteros, y ya no planeo volver a hacerlo.

Ahora, hoy miércoles y sin ninguna preocupación encima, feliz por la sorpresiva tranquilidad que he tenido estos días en casa, en el instituto, con mi relación con Liam y sobre todo, tras haber presentado satisfactoriamente la prueba de aptitud, he intentado concentrarme en la clase de educación sexual que dictaba Mariana y que recién acaba, dando por terminada la jornada de hoy.

—Eso es todo por hoy, chicas, y... —empieza, pero hace una pausa en la que suspira, porque el murmullo de quienes empiezan a recoger sus cosas opaca sus palabras—. Nos vemos en la próxima clase, en tres semanas publicaremos el listado con las calificaciones de la prueba. 

Al afirmar que comprendemos, Mariana se voltea y se dedica a recoger sus pertenencias al igual que nosotras, luego se sienta detrás del escritorio a examinarnos a todas con su serena faz.

Mientras mis amigas discuten el lugar de nuestro encuentro esta tarde, yo las escucho con atención, pero sin opinar y sin despegar la mirada de la pequeña caja donde se encuentran las donas que mi madre y yo preparamos ayer en la tarde y que traje para Liam, a la cual extraigo de la mochila para no estropearla con los útiles que debo guardar ahora.

—Dejarás que Rugge esté con nosotras, ¿verdad? —me pregunta Yulia y la miro con incredulidad.

No entiendo con cuál chico pretenda intentar algo ahora, pero ciertamente no quiero que ilusione a mi primo si al final va a elegir a otro. La amo, pero no pretendo dejar que lo lastime cuando ni siquiera él está tomando el asunto con seriedad.

—Tal vez, Yul —simplifico, ahora viéndola con los ojos achinados, ella sonríe con pena.

Toda esta semana y parte de la anterior, no hemos tenido descanso. En el instituto se ofrece anualmente una prueba a las secciones de sexto año que abarca todas las cátedras de relevancia y hemos estado estudiando sin parar.

Es un examen difícil y que requiere de esfuerzo porque los cinco mejores promedios de cada curso reciben una beca universitaria que la misma institución costea de principio a fin, además de que, quienes alcancen el rango máximo establecido por las autoridades, eximen las pruebas de finales de lapso.

Claro que la beca también depende de otros factores además del examen, como el promedio de cada estudiante, expediente conductual y otras variantes más, pero es una gran oportunidad que nadie quiere desperdiciar, sobre todo porque ofrecen la opción de transferir dicha beca a alguien más en caso de que, quien la reciba, no desee adquirirla o tenga otras ofertas y posibilidades de estudio.

Desde hace años, Juliana, Andrea, Camila y yo, hemos hablado sobre esta prueba. Todas intentamos dar lo mejor en cada clase —aunque a Cam le cueste un poco por ser tan perezosa—, pero a pesar de eso y de las calificaciones que todas tenemos, acordamos desde hace mucho que si alguna obtenía la beca y otra de nosotras no, se la otorgaríamos de tener la oportunidad.

Todavía conservamos el pacto y por eso nos hemos estado preparando desde hace días y ahora, complacidas por los resultados satisfactorios que creemos haber obtenido, hemos decidido reunirnos con los chicos en casa de Maximiliano para distraernos un rato.

—Arya, espera un momento. Quiero hablar contigo —me habla Mariana, grácil, pero con una expresión que me genera angustia.

Le muestro una pequeña sonrisa acompañada de un asentimiento y continúo recogiendo mis cosas, mientras las chicas aún conversan animadas.

Al terminar, les pido a mis amigas que me esperen en el patio y veo a la joven mujer, que me espera sentada en su escritorio con una mezcla entre seriedad y preocupación en su semblante.

Alertada y con los recuerdos de la última vez que ella quiso hablar conmigo a solas adueñándose de mis sentimientos y pensamientos, dejo la mochila en mi lugar y me acerco a ella con lentitud, como si de este modo fuese a disminuir el golpe que me espera.

Sin decir nada, me posiciono frente al escritorio y al no saber qué decir, espero a que ella hable, pero no lo hace hasta que las dos quedamos solas un par de minutos más tarde, en medio de una tensión palpable que me hace tragar grueso.

Esto ya empieza a asustarme.

—¿Está todo bien en casa? —inquiere con precaución.

Su pregunta me confunde y después de que me demoro unos segundos en procesarla, asiento como respuesta. Es una interrogante sin sentido a mi parecer.

—Todo está excelente. Siempre nos llevamos bien y tenemos buena comunicación. Además, no tuve problemas porque no fue a propósito lo del tinte y al no recibir castigo... —niega con calma, frenando mis palabras por esa expresión de pena que me muestra.

—No se trata de eso, corazón —hace una pausa en la que suelta un sonoro suspiro y continúa sin despegarme la mirada—. Estuvimos revisando las pruebas el día de ayer y la tuya me dejó impresionada y confundida... además. No estoy acostumbrada a ver este tipo de calificaciones de tu parte y mucho menos en un examen que es tan importante.

Sonrío un poco. Si es sobre el examen, me tranquilizo.

—Las chicas y yo nos preparamos mucho para obtener buenos resultados... —empiezo con ilusión. Su expresión de desconcierto es lo que detiene mis palabras ahora, y sus siguientes vocablos, me paralizan.

—Reprobaste el examen, Arya.

___________________________________________________

¿Qué hay, espíritu? 💚

No sé qué decir acerca de este capítulo, pero sería bueno que tú me hables de tus teorías.

1. ¿Estás conforme con el resultado de la conversación entre Arya y Liam?
2. ¿Quién le habló a Ian?
3. ¿Crees que Arya hace bien en creerle a su amigo?
4. ¿Qué opinas del examen?

Y la última, pero más importante:
5. ¿Qué opinas de Chris?

Yo amo a este ser en cualquiera de sus facetas, y este capítulo me emocionó muchísimo. Lo amo, creo que es uno de mis favoritos, porque el castañito fue dulce sin dejar de ser él, y esto le agrega más valor. Si lo pensamos bien, él no es tan distinto a Arya.

Hablemos de todo y ya nos leeremos.
Abracitos psicológicos. ʕっ•ᴥ•ʔっ

Continue Reading

You'll Also Like

439 78 18
"Todas las puertas son opacas y no siempre sabemos qué hay al otro lado" Fausto va a tener que aprender a vivir en un mundo en el que todo lo imagina...
5.2M 453K 83
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
65.6K 1.9K 50
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
158K 9.2K 42
- ¿¡Como que el hijo de tu compañero vivirá con nosotros!? -Dije harta. - Ashley cariño ya lo hablamos; no se quedara para siempre. -Dijo con cara in...