I'ᴍ ɢᴏɪɴɢ ᴛᴏ ᴋɪss ʏᴏᴜ. I ᴍᴇᴀɴ...

By lu7hor

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Kara Danvers ha estado fascinada por Lena Luthor desde que la vio en un teatro en Londres interpretando a las... More

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Epílogo
Ultimate Pool Party (Extra)

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By lu7hor

Con el maquillaje terminado, Kara reprimió un bostezo mientras Sylvia, la estilista del set, la rodeaba. Junto a ella estaba sentada Molly García, quien interpretaba a una pasante médica de segundo año que huyó de su apuesto y desquiciado hermano gemelo.

Kara, inquieta, se miró los dedos. Había sobrevivido cuatro horas con su madre y tenía las yemas de los dedos verdes para demostrarlo. Con un poco de suerte, podría mantener las manos en los bolsillos para sus próximas escenas porque el vlog de Eliza Danvers había sido más demoníaco que cualquier otra cosa.

Eran apenas las siete y se moría por el té humeante en su taza sobre la mesa a un metro de distancia. Pero eso requeriría moverse, y Sylvia era letal al sacudirle el cabello si se movía.

Ese té era el líquido de los dioses. Por supuesto, no podía confesarle a Lena exactamente cómo había adquirido su hábito. Ella frunció los labios ante el pensamiento.

–¡Sin cara de pato!– Jon, el maquillador, se inclinó y golpeó los nudillos de Kara con un lápiz de cejas, luego siguió escuchando la historia de Molly sobre un club nuevo y atractivo.

–Lo siento–. La mente de Kara divagó. Su primera escena la obligaba a caminar con un grupo de otros residentes mientras el Director de Cardio, el doctor Méndez, explicaba las condiciones de varios pacientes. Les haría preguntas a los residentes. Tenía que responder a una. Ella había estado practicando su línea.

«¿Podría haber algún problema con los cordones tendinosos, doctor?»

Tenía que ver con las válvulas cardíacas. Lo había buscado.

«¿Podría haber algún problema con los cordones tendinosos, doctor?»

«¿Podría haber ...»

–… Escuché que es una perra. Supongo que de ahí es de donde obtuvo el apodo.

Su cerebro de repente sintonizó la conversación de Molly. A menos que hubiera dos mujeres en el set apodadas «perra», era una apuesta segura a quién estaba insultando.

En el espejo, Kara atrapó a Jon ofreciendo uno de esos asentimientos neutrales que buscaban chismes más jugosos, en lugar de señalar un acuerdo.

Sylvia frunció el ceño. –Bueno, no creas todo lo que oye–, dijo. –La señorita Luthor es una profesional total. No es culpa suya lo que le hicieron a su personaje.

–Sin embargo, lástima nuestro equipo de redes sociales–. Jon agitó su lápiz de cejas. –Tierz y Luthor reciben mucho odio en el foro oficial de fans. Varios cientos de publicaciones, fácil.

–¿En una semana?– Preguntó Molly. –Santo cielo.

–Un día.

Los labios de Kara se apretaron, lo que le valió otra mirada penetrante de Jon. ¿Cómo afectaría eso a la cabeza de una persona? Podría explicar el mal humor de Lena.

–Casting perfecto, si me preguntas–. Molly sonrió. –Tiene cara de perra.

–¡Ella no la tiene!

Los ojos de todos se lanzaron para encontrarse con los de Kara en el espejo.

Jon resopló. –Y aquí estaba pensando que eras muda, cariño–. Le dio unos golpecitos en la mejilla. –Una hermosa muda, por supuesto.

Molly también miró a Kara. Tenía un rostro atractivo, un corte de pelo corto y piel aceitunada, y hacía el papel de una refugiada haitiana solitaria, asustada y solitaria. En realidad, no era ninguna de las anteriores, y especialmente le encantaba incluir el nombre de su novio en cada conversación.

–Bueno, Rick dice ...

Caso en punto.

–… Que el rostro amargado de Lena Luthor dejaría a cualquier hombre flácido de por vida. No es que él tenga que preocuparse por eso conmigo–. Ella sonrió.

Ew. También una tontería total. Los hombres con los que salía Lena, todos guapos británicos con esmoquin , eran elegantes, impecablemente vestidos y refinados, con nombres como Leonard, Raymond y, últimamente, Jack. Parecían más que felices con la compañía de Lena. Y, a diferencia del infame Rick, ninguno de esos hombres parecía que haría comentarios de mal gusto sobre la apariencia de una mujer.

Sylvia suspiró. –Es una pena. La señorita Luthor no se parece en nada a la Jefa Tierz–. Le dio a Molly una mirada de advertencia. –Ella es simplemente reservada. Y hay que admitir que fue algo malo lo que le hicieron a su personaje. Eso molestaría a cualquiera.

–Sin embargo, buen rating–. Jon sonrió. –Dios mío, llegamos al top diez.

–Oh, vamos–, Molly se encogió de hombros. –Es solo drama. La estúpida basura habitual de la televisión. A Tierz le sucedió lo mismo que a todos.

–No así–, dijo Sylvia. –Todos los demás en este programa reciben drama, pero pueden seguir siendo agradables. ¿Tierz arrojándole el anillo de compromiso de Méndez en la cara cuando le propuso matrimonio? ¿Después de que le acababa de decir que finalmente había encontrado el amor por primera vez desde que murió su esposa? Eso no fue solo drama–. Sylvia retocó el cabello de Kara y luego tomó el spray. –Querían que la gente la odiara

–¿Por qué?– Kara preguntó.

Sylvia la miró con curiosidad y le echó spray por todo el cabello como si lo preparara para sobrevivir a los vientos ciclónicos. –Buena pregunta. Ni idea.

–¿Quizás ella cabreó a alguien de arriba?– Molly dijo. –O todos ellos. Gah, ¿a quién le importa?– Sacó su teléfono. –Jon, dime ¿qué filtro de Instagram resalta mejor mis ojos? Necesito verme arreglada, pero no demasiado posando o plástica.

Los ojos de Jon se iluminaron cuando se lanzó a una respuesta.

Sylvia murmuró que Kara había terminado. Intentó mover la silla hacia atrás, pero la mano de Sylva la detuvo en el brazo.

–Es bueno que veas más allá de las tonterías–, dijo la estilista en voz baja. –No te dejes atrapar por los rumores. Es sobre todo mentira. Especialmente sobre ella.

–Lo sé.

Los ojos de Sylvia se arrugaron. –Bien. Me gustas–. Soltó el brazo de Kara. –Y  la señorita Luthor tiene más talento en su meñique que la mayoría del resto del elenco. Podrías hacerlo bien viéndola.

Como si pudiera detenerme. Kara tomó su té para evitar decir algo que delatara su admiración desenfrenada. Maldición. Tibio ahora.

Sylvia dio un impaciente cloqueo mientras miraba a Jon y Molly, enfrascados en una conversación sobre los méritos o no de los filtros sepia. Agitó su peine. –Estamos atrasados. Demasiado hablar. No hay suficiente trabajo.

Kara los dejó a ellos. Le habría encantado haber separado las palabras de Sylvia, pero los negocios eran antes que la curiosidad.

«¿Podría haber algún problema con los cordones tendinosos, doctor?»

*

–¿Podría haber algún problema con las cuerdas tendinosas, doctor?– Kara preguntó.

James negó con la cabeza y comenzó a responder.

–¡CORTE!

Mierda. Kara se sonrojó. –Lo siento. Um, por supuesto que sé que son los cordones tendinosos, y yo...

Ravitz la estaba mirando. –¡Eso no! ¿Qué diablos tiene en los dedos?

¡Oh no! Sacó las manos del bolsillo en la segunda toma. –Um, ¿tinte?– Su voz se elevó una octava. Kara ofreció una sonrisa de disculpa. –¿De un incidente casero que salió mal?

Se hizo un silencio. Luego una carcajada masculina.

Bueno, al menos a James le pareció divertido.

Entonces Molly, justo a su lado, lo perdió en una serie de bufidos ahogados. Luego Steve, Kaylah, Mark, Malek, Winn y ... Oh, demonios. Allá van todos.

Kara volvió a meterse las manos en los bolsillos, formando puños. No es divertido en absoluto.

El terror la invadió cuando vio que Lena acababa de llegar, lista para su próxima escena con James.

Aún así, Ravitz no había hablado. Simplemente miró a Kara. Su mirada se dirigió rápidamente a Lena, y luego sus ojos brillaron positivamente.

–Podría volver a guardarlos en mi bolsillo–, ofreció Kara, con las mejillas encendidas.

Los ojos de Lena se abrieron con incredulidad mientras averiguaba cuál era el problema.

Ok genial. Ahora Kara era el hazmerreír de todos. Incluyendo a la única persona frente a la que ella realmente no quería parecer una tonta.

Ravitz estaba ahora en su teléfono, teniendo un intercambio intenso mientras saludaba en su dirección general. Ella captó el nombre de Hugo. ¿El escritor principal?

Estaba tan muerta. Quizás literalmente. ¿Estaba trabajando con Hugo sobre cómo matar a Lauren? Kara miró las manchas verdes en las yemas de sus dedos. ¿Muerte por gangrena? En este programa, nada era demasiado loco.

Ravitz señaló a Lena con el dedo. Ella se acercó a él e inclinó la cabeza para escuchar.

Finalmente, asintió y caminó hasta el borde del plató, su máscara firmemente en su lugar. Esta era la expresión indiferente de la Jefa Tierz, una parte de hielo puro, nueve partes de burla. Todas las partes intimidantes.

–Vamos a ir de nuevo–, anunció Ravitz. –Señorita Danvers, saque las manos de los bolsillos. Diga su línea, correctamente esta vez, y luego, señor Olsen–, se giró hacia James, –antes de que responda, la jefa Tierz entrará, interrumpirá y dirá algo sobre los dedos. Señorita Danvers, responda a su línea exactamente como lo hizo conmigo. Y la señorita Luthor responderá, ¿de acuerdo?

–¿Um, seguro? ¿Por qué? Quiero decir, podría simplemente…– Kara se metió las manos en los bolsillos deliberadamente, horrorizada por ser la causa de una reescritura, incluso si era una breve.

–Por que lo digo yo. ¿Alguna otra pregunta?– Sus ojos la desafiaron a desafiarlo de nuevo.

El plató estaba en silencio, y detrás de ella sintió que sus compañeros de reparto se ponían rígidos.

–No, estoy bien–, dijo alegremente. Demasiado alegre. Cristo. Bájalo un poco.

–Buena chica–, asintió con la cabeza, luego saludó al operador de la cámara.

Kara hizo una mueca.

–Posiciones, gente–, llamó. Miró a Lena, que estaba en su marca, luego miró a su alrededor y gritó: –Luz, cámara y ... acción.

–¿Podría haber algún problema con los cordones tendinosos, doctor?– Kara preguntó. El alivio fluyó a través de ella de que al menos había acertado en eso. Sin embargo, su ansiedad aumentó cuando la Jefa Tierz entró en su campo de visión, con una cara como leche agria.

–Doctor Méndez–, dijo Tierz con la voz entrecortada–, necesito unas palabras sobre su último informe. Simplemente no es aceptable...– Su mirada se desvió hacia las manos de Kara. –¿Que es eso?– Ella apuntó.

–Um...– Kara en realidad se marchitó un poco bajo su escrutinio desdeñoso, y esperaba que lo atribuyeran a una actuación brillante. –¿Tinte? ¿De un incidente casero que salió mal?

La mirada de Tierz se volvió desafiante. –Tenga cuidado en donde mete los dedos–. Miró con amargura a Méndez. –Todo puede hacer daño.

¿Entonces están jugando con la mala ruptura de Tierz otra vez? Bueno.

Kara se encontró diciendo lo primero que se le ocurrió. –Está bien–, sonrió, con el objetivo de no inmutarse con un toque de descaro, –puedo cuidar de mí misma.

–De alguna manera lo dudo–, dijo Lena improvisadamente, tomando repentinamente la mano de Kara, dándole la vuelta y examinándola, con una ceja arqueada y burlona.

A pesar de toda la experiencia de Kara y cada gramo de habilidad de actuación que tenía, lo único que ocupaba su mente era la sensación de los dedos de Lena alrededor de los suyos. Dio un paso más cerca, justo dentro del espacio de Lena, luego dijo palabras que pasaron por alto su cerebro por completo. –Entonces no me conoce. Pero lo hará.

Kara había querido que saliera decidido, fuerte, engreído. En cambio, sonaba melancólica. Lauren Melnyk, residente de segundo año, sonaba como el antiguo yo de Kara, susurrándole a esa mujer etérea en el escenario de Londres. Su línea también sonaba, bueno, un poquito como un deseo, si lo pensaba. Ella esperaba desesperadamente que nadie lo leyera de esa manera. Probablemente solo estaba en su cabeza de todos modos.

Lena, definitivamente no Tierz esta vez, comenzó e inhaló bruscamente. Dejó caer la mano de Kara al instante. Sus ojos se clavaron en James. –Hablaremos de ese informe más tarde, Doctor Méndez–, espetó. –Nos vemos después de las rondas–. Luego giró sobre sus talones y salió.

–¡CORTE!

Todos miraban a Kara. No hubo sonido.

No estaba muy segura de dónde buscar. La mandíbula de Ravitz colgaba abierta. ¿Quizás no había esperado que la novata lanzara un montón de improvisaciones? Pero si eso era todo, ¿por qué no había detenido la escena antes?

Él le dedicó una lenta sonrisa. A Kara le recordaba a un niño que no tramaba nada bueno. –Gracias, señorita Danvers. Ha sido ... ah ... inesperado. Bien, gente, terminemos la escena. Señor Olsen, comience con: «Muy bien, volvamos al asunto. No, doctora Melnyk, no son los cordones tendinosos». Y luego reanude la escena como está escrita.

*

Deslizando un plato de ensalada y una botella de agua sobre una mesa vacía cerca de los servicios de catering, Kara se dejó caer en una silla. Dejó caer la cabeza sobre la superficie laminada del respaldo y la dejó allí. Estaba taaaaan cansada y todavía en un mundo de estrés por esta mañana.

–Día largo–, dijo una voz cerca de ella. Luego vino el traqueteo de una bandeja que aterrizaba enfrente.

Ella levantó la cabeza. Winslow "Winn" Schott. Un actor que irradiaba energía, calidez y carisma.

Kara intentó esbozar una sonrisa amistosa y se enderezó. –Pensé que la televisión infantil era mala. El ritmo que marcan aquí es bastante intenso.

–Sí–. Winn asintió. –Te acostumbras. Llevo aquí un año y ahora es como una segunda naturaleza–. Mordió una hamburguesa con queso que parecía mucho más interesante que la ensalada de Kara. Después de tragar, él dijo: –Vi que tuviste una improvisación hoy. Ravitz cree que el hecho de que los permita de vez en cuando es una señal de que está en contacto con el lado creativo de los actores.

–Ah bien–. ¿Así que de eso se trataba?

–Sin embargo, fue una escena interesante. Tu diálogo con Luthor.

–Oh, sí–. Kara rascó la etiqueta de su botella de agua con la uña del pulgar.

–Eso fue algo. Nunca antes había visto a la Perra Británica conmocionada. De hecho, creo que la dejaste fuera de lugar por un segundo. Asombroso–. Winn le sonrió. –Nadie ha hecho eso.

Kara tragó saliva, sin saber a dónde iba Winn con esto. –Solo dije lo primero que me vino a la mente.

–Fue inteligente. Todos hemos estado hablando de eso.

–¿Todos?– Kara chilló y luego se aclaró la garganta. –¿Alguna ... conclusión?

–Eso fue genial. Al arrojarle el guante a la Jefa, simplemente te garantizaste una tonelada más de escenas con una ventaja–. Winn levantó su café y lo inclinó a modo de brindis. –No creo que hubiera pensado en algo así en un millón de años. O si lo hiciera, no creo que tuviera el valor de intentarlo. Tierz y Luthor dan miedo.

El alivio inundó a Kara. ¿Todos pensaban que su línea había sido un desafío? ¿Alguna jugada cínica para conseguir más escenas? ¿Era así como lo vio Ravitz también? No era de extrañar que hubiera sonreído.

Winn parecía estar esperando algún tipo de respuesta, así que Kara le dio una media sonrisa. –Bueno, será interesante ver qué locuras nos lanzan a continuación.

–Oh sí. Este programa es certificable. Y no me inicies en el galimatías. ¿Sería demasiado que 'hemorragia interna' se llamara así?

–Oh. Cuéntame sobre eso–. La expresión de Kara se desvaneció cuando, por el rabillo del ojo, vio a Lena entrar con uno de los productores ejecutivos y luego hacer fila para recoger comida de la mesa de catering. Su postura era dolorosamente erguida, pero sus movimientos eran elegantes y lánguidos.

–Distante, ¿no es así?– Winn siguió su mirada. –No sale con ninguno de los otros actores. No va por bebidas. No hace amigos en el set. Y apuesto a que es un almuerzo de negocios–. Señaló al productor que estaba con Lena. –No creo que la haya visto sonreír.

Apuesto a que tiene una hermosa sonrisa.

–Tierra a Kara.

–¿Hmm?– Se volvió hacia su compañero de mesa.

–Ya te registraste–. Winn tomó una fritura y la sumergió en salsa de tomate.

–Lo siento. ¿Qué estabas diciendo?

–Algunos de nosotros vamos a tomar algo después del trabajo el viernes. ¿Quieres venir? Algunos de los demás chicos preguntaron por ti específicamente, si sabes lo que estoy diciendo–. Los ojos de él brillaron.

–No esta semana, lo siento–, dijo con una sonrisa educada. –Estoy ocupada. Quizás la próxima vez.

–Por supuesto–. Winn asintió. –La próxima vez.

Lena y el productor se dirigieron hacia ellos con bandejas de comida. Bueno, si un tazón pequeño de sopa para Lena contaba como comida. El hombre con el que estaba estaba monologando a su lado.

¿Se necesitaba a Lena en esa conversación?

Se acercaron a ellas, y los dedos de Winn se tensaron alrededor de su taza de café, la mirada de repente se fijó en la mesa. Sin embargo, Lena ni siquiera titubeó, pasando junto a ellos hasta una mesa vacía y distante.

–Oh, gracias a Dios–. Winn puso una mano sobre su corazón. –Por un minuto, pensé que iba a comer aquí.

–¿Habría sido tan malo?– Kara preguntó, bifurcando una hoja de lechuga e inspeccionándola. Parecía tan triste de cerca como en su plato.

–Dices eso ahora, oh inocente, pero escuché que despidieron a un asistente por llevarle un café en lugar de un té–. Winn se estremeció. –No sé cómo lo hace el productor–. Inclinó la cabeza hacia el compañero de almuerzo de Lena. –¿Cómo alguien le habla?

–No tengo ni idea–, murmuró Kara.

Pero me encantaría saberlo.

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