Seduciendo a mi Jefe

נכתב על ידי Clau_Llerena

1.3M 66.4K 4K

¿Cuáles son las consecuencias por ofender a tu jefe? Pues llevarte llevarte la follada de tu vida. En el asc... עוד

Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Epílogo
Agradecimientos
Nueva historia
Dudas
Más de Seduciendo a mi Jefe
Grupo de WhatsApp
EL JEFE SEDUCIDO
PREFACIO: CUANDO LA PASIÓN NO ES SUFICIENTE
1.UN EXTRAÑO EPISODIO
2.LA ASISTENTE DE MI HERMANO
3.TENSIÓN SEXUAL
4.EL TAN ANHELADO ÉXTASIS
SEDUCIDO POR MI ALUMNA
1. GROGUI
2. TRATO HECHO
3. LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
4. ¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?
5. DOS POR UNO
6. UNA MALA IDEA
7. AHOGADOS EN DESEO
8. ME HE VUELTO LOCA
9. OLVIDAR
10. SOLO SEXO
11. DOS PÁJAROS DE UN TIRO
12. EXPLOSIÓN

Capítulo dieciséis

30.2K 1.5K 40
נכתב על ידי Clau_Llerena


El salón poco a poco se va desocupando. La fiesta ha acabado y la mayoría de los niños se han marchado. Solo quedan los amiguitos más cercanos de la cumpleañera, a quien ya se le empieza a notar el agotamiento.

— Estás muy callada —comenta solo para mí mi mejor amiga, sentada a mi lado.

— No le gusto a tu suegra —digo en el mismo tono de voz.

— Yo tampoco le gustaba en un principio. Es muy protectora con sus hijos —argumenta en su defensa—. Solo necesita tiempo para conocerte mejor. Aunque le tengo mucho cariño, debo reconocer que es un poco conservadora.

— Sí —concuerdo—. La familia Gold se ve muy conservadora.

— Pero sus hijos han logrado romper los estereotipos —replica—. Eloy, quien supuestamente debía suceder a su padre, se plantó ante la familia y decidió estudiar Periodismo. Daniel, además de Economía y Finanzas, quizo estudiar Literatura Inglesa. En cuanto a la hermana más pequeña, decidió abandonar el legado familiar para dedicarse a la cocina. Sus padres no les apoyaron en un principio, pero luego aceptaron sus decisiones. Y hoy en día, están muy orgullosos de los tres.

— No es para menos —alego—. Han obtenido grandes logros.

— Sobre todo Riley —destaca—. ¿Sabías que se fue a Francia sin ninguna fuente de ingresos y comenzó desde abajo?

— No tenía ni idea —respondo—. Me agrada mucho tu cuñada. Ahora la admiro. Imagino todo lo que vivió. Pero empezar desde abajo hace que la satisfacción con uno mismo sea mayor.

— Así es —coincide, desviando la mirada a la susodicha, quien se acerca con su sobrina en los brazos.

— ¡Amy! —la pequeña es realmente cariñosa. Se lanza a los brazos de todos—. Tía Liley me ha contado un secreto —comenta con picardía.

— ¿Ah, sí? —le sigo el juego.

Ella asiente en respuesta—. Me ha contado —continúa en un susurro—, que tío Dan y tú son novios. ¿Es cierto?

Dirijo la mirada hacia la hermana menor de Daniel. Ella solo se encoje de hombros en respuesta.

— Sí, cariño —respondo finalmente.

— ¡Viva! —Comienza a saltar nuevamente para ir en busca de su tío.

— ¡Estoy tan contenta! —exclama Riley—. ¡Al fin mi hermanito abrió los ojos! Me gustas mucho para Daniel, Amy.

— Nos ha quedado claro, Riley —se burla su cuñada.

Luego de escuchar la efusividad de Riley por mi relación con Daniel, continuamos una excelente tarde entre risas.

21 de mayo de 2018

Me mira fijamente mientras me hace el amor. Sus ojos nunca abandonan los míos. Mi boca se acerca a la suya. Nuestros labios callan los gemidos del otro.

— Eres mía, solo mía —sisea entre jadeos.

— Soy tuya y tú eres mío —apenas escucho mi propia voz.

— Te quiero, Amy —confiesa antes de besarme nuevamente.

— Te amo, Daniel —digo al sentir la explosión en mi interior.

— Amanda —escucho su ronca voz en mi oído. De manera inconsciente elevo la comisura de mis labios—. Amy —vuelve a nombrarme luego de besar justo en mi hombro desnudo—. Despierta, dormilona.

Lentamente, abro mis párpados y observo a mi alrededor un poco desorientada. Pasados unos minutos, soy consciente del lugar en el que me encuentro.

>> Hemos llegado —informa Daniel con una enorme sonrisa—. ¿Tengo que llevarte en brazos?

Contemplo de reojo a nuestras colegas, quienes me devuelven la mirada sonrientes.

— No es necesario —respondo avergonzada—. Soy perfectamente capaz de caminar.

— De eso no me cabe la menor duda —continúa—. Aunque, para mí sería un placer cargarte en mis brazos. Esta noche lo haré al llevarte a la habitación —agrega en un susurro.

— ¿Compartimos habitación? —pregunto asombrada.

— Por supuesto —responde de inmediato—. Solo habían tres suites disponibles —volteo la mirada ante su excusa barata—. Así que tendrás que sacrificarte y dormir conmigo.

— Uff, ¡qué sacrificio! —me mofo—. Eres imposible, Gold.

— Y tú una provocadora —replica antes de besarme—. ¿Nos vamos?

Asiento—. ¿Camille y Tales? —inquiero, al observar los asientos donde hace unos instantes se encontraban las aludidas, vacíos.

— Ya han bajado —contesta.

— ¡Por Dios! —exclamo—. Ni siquiera me percaté de que habíamos aterrizado.

— Estabas profundamente dormida. Por cierto —me observa con un gesto interrogante—, sonreías mucho. ¿Qué soñabas?

Sonrío inconscientemente al pensar en el sueño. El cual fue más un recuerdo de hace unas noches atrás.

— No recuerdo —respondo finalmente.

Niega mientras me toma de la mano.
Al llegar a la salida, respiro un delicioso aroma y diviso el espacioso lugar. Frente a mí, se encuentran las enormes letras en español Aeropuerto José Martí.

— Bienvenida a La Habana, Amanda.

22 de mayo de 2018

Me remuevo inquieta en el ascensor. Me pregunto qué querrá Daniel. Oficialmente somos novios. Ya lo sabe su familia, los trabajadores de GPC e incluso la prensa lo comenta.

Ahora, para aumentar mis nervios, no tengo ni idea de la razón por la que me dirijo a la oficina del señor presidente.

— Señorita Roldan —me recibe la asistente de presidencia—. El señor Gold la espera.

— Me llamo Amy, Camille —replico—. ¿Formalismos conmigo ahora? —Pregunto enfadada.

— Lo siento, yo…

Camille —me dirijo hacia ella—. Sigo siendo la misma. Y antes de hacernos amigas, ya sabías que la esposa de Eloy Gold era mi mejor amiga. Mi relación con la familia Gold no me hace diferente y sinceramente, espero que no sea un impedimento para continuar nuestra amistad.

— Lo siento —repite, pero esta vez con más confianza—. Me hice ideas tontas en la cabeza. Aunque tanto Andrés como yo estamos enojados porque no nos hayas contado.

— Es justificado tu enfado —concedo—. Pero el hecho de salir con el jefe no es algo fácil de contar. He dado los pasos con mucha precaución en esta relación…

— Comprendo —interrumpre mis cavilaciones al notar mi incomodidad—. Tranquila. Pero me debes una cena y una noche de copas.

— Hecho —acepto sonriente.

— Ahora ve corriendo con el señor Gold. Te espera desde hace media hora.

Conociéndole, debe estar impaciente —le guiño un ojo antes de tocar y pasar tras escuchar un adelante por parte de mi sexy novio.

— Señorita Roldan —me recibe—. Llevo veintiocho minutos esperando por usted.

— Bueno —trago saliva—…, no todos los días el presidente te manda a llamar a su oficina.

— Es una buena justificación —se levanta de su asiento y se acerca a mí—, aunque no suficiente —agrega antes de besar mis labios—. ¿Dormiste bien? Te extrañé anoche.

— Dormí bien —respondo—. También te eché en falta, sobre todo al amancer; pero no podemos dormir juntos todas las noches, Daniel. Solo nos faltaría mudarnos a tu penthouse.

— No es mala idea —señala.

— Para el carro —detengo sus cavilaciones—. Apenas llevamos unas semanas de novios, Gold. Paso a paso, ¿recuerdas?

El asiente con algo de resignación.

>> Por tanto —continúo—, cambiando el tema de conversación; ¿con qué motivo me ha mandado a llamar?
Me da un último beso para proceder a responder—: Emma mencionó que el nuevo proyecto fue idea tuya —le observo confundida—. ¿Livy Dreamer?

Ohh —caigo en cuenta—. Solo redacté un par de apuntes.

— Hiciste más que eso —replica—. El informe tiene tu firma. Ya conozco tu forma de redactar, Amy.

— Es bueno saberlo —comento.

— El punto es que me gustó el borrador de la historia; tiene mucho potencial. Además, el proyecto es sustentable.

— ¡Ohh, qué bien! —No puedo evitar mi entusiasmo.

— Solo te faltó un detalle en la investigación —agrega.

— ¿Cuál?

— El sí de la escritora —señala.

— ¿No aceptó?

— La cuestión es que carece de credulidad. Duda si es una estafa o no.

— Es comprensible —apunto—. Si alguien me dijera por correo o teléfono que quieren publicar un libro mío y contratarme, no les creería. No sin al menos verles en persona.

— Excelente observación —añade—. Si fuera cualquier proyecto lo dejaría ir, pero la escritora realmente tiene algo cautivador —asiento en acuerdo con su opinión—. Creo que tenemos algo realmente bueno aquí y no pienso perder la oportunidad. A España le viene de perlas y por consiguiente, a nosotros.

— No sabes cuánto me excitas en tu porte de sexy magnate —las palabras salen de mi boca sin poder detenerlas—. Aplaudo tu decisión. Lo que no entiendo es dónde intervengo yo en todo esto.

Livy ha accedido a reunirse con nosotros. Tenemos una cita en La Habana mañana —explica—. Me gustaría que me acompañaras.

— Me encantaría —le sonrío—…, pero no creo que me corresponda. No es mi jurisdicción y…

— Amy —me interrumpe—, la autora la descubriste tú. ¡Date algo de crédito, mujer! —exclama algo exasperado—. Por supuesto, Emma y Camille irán; pero sería lo correcto que tú también fueras. Además, has estado en su lugar. Si mi porte de sexy magnate no funciona —me guiña un ojo—, te necesitaré para convencerle.

Niego con una sonrisa en el rostro—. Contigo es más que suficiente —replico—. Solo no le sonrías, ¿de acuerdo?

— ¿Por qué? —Inquiere.

— Porque derrites a las mujeres con tu sonrisa —confieso—. Así que tu sonrisa es solo mía.

— Vaya. No conocía esa faceta posesiva suya, señorita Roldan —se mofa.

— Como usted dijo; solo marco terreno —objeto—. Ya no está libre en el mercado, señor Gold.

— Es bueno saberlo —comenta tras besarme—. Volviendo al punto, ¿vendrás conmigo? Prometo llevarte al mejor bar de La Habana e invitarte al mejor mojito que probarás en tu vida.

— Esperaré por ese mojito —digo tras besarlo—. Conseguido su objetivo, ¿puedo irme?

— No —responde automáticamente—. ¿Qué te parece si estrenamos mi nuevo escritorio?

— ¿Tienes tiempo? —Inquiero.
Mira su reloj por lo que parece una eternidad para contestar—: ¿Viente minutos es suficiente?

— No perdamos un segundo, entonces.

Sonrío inconscientemente al recordar los sucesos de hace dos días.

Ayer a medio día llegamos a La Habana. El resto de la tarde nos lo tomamos libre para conocer la ciudad, la cual es verdaderamente preciosa: sus calles y casas en su mayoría poseen un estilo colonial.

Daniel fue un excelente guía turístico: visitamos tiendas, viejos barrios; cenamos en un modesto y acogedor restaurante, pero con una comida deliciosa y maravillosa atención.

Me he dado cuenta de que tanto en Cuba, como en mi país y toda Latinoamérica, las personas son muy cariñosas. Es uno de los principales rasgos que nos definen como latinos.

Continuando nuestra noche, diez minutos antes de las nueve, llegamos al Castillo de los Tres Reyes del Morro para presenciar el famoso cañonazo de las nueve. Luego hice a Daniel cumplir su promesa y me llevó a degustar el mejor mojito que he probado jamás. Aunque después del primero, le siguieron unos cuantos más. Razón por la cual me vi en la necesidad de arrastrar a mi sexy jefe hasta el malecón a disfrutar de la brisa del mar.

La constante negativa de Livy Dreamer me trae de vuelta a la realidad. Daniel y Tales llevan horas enfrascados en una conversación con nuestra posible autora, mientras Camille y yo permanecemos en segundo plano. Han desplegado todo tipo de maniobras para convencerle de aceptar el contrato, sin embargo, ninguna de ellas ha funcionado.
Desde mi sitio, percibo la irritación de mi jefe escondida detrás de una tensa sonrisa; y la resignación de Emma.

— Piénselo bien, señorita Hernández —claudica mi jefe—. Le estamos ofreciendo la oportunidad de su vida. Es su decisión si aprovecharla o no. Le daré unos días para reflexionar —agrega antes de salir de la habitación con su asistente detrás detrás.

— Ha sido un placer conocerla —se despide la editora—. Esperamos por su respuesta. ¿Amy?

— Dame unos minutos —le pido en un susurro, a lo cual asiente en respuesta—. Olivia —me dirijo hacia la muchacha quien ha permanecido en su silla, tensa—, ¿puedo tutearla? —pregunto en un perfecto español. Ella asiente un poco reacia—. ¿Podrías concederme unos minutos?

— Si intentas convenverme…

— No —le interrumpo—. La decisión es solo tuya; pero tal vez pueda darte un buen consejo, o en todo caso, mi punto de vista —su silencio me anima a continuar—. Creo que sobre la exitencia de GPC y Daniel Gold no tienes dudas. Cualquiera puede buscarlo en internet y encontrar la información necesaria. Tu negativa se debe a otros motivos. ¿Me equivoco?
Finalmente derrumba su campor de fuerza y niega con la cabeza—. No dudo de ustedes —admite—. Dudo de…

— ¿De ti? —Termino su frase—. Entiendo. Créeme, de verdad lo hago. Cuando vives en un lugar lleno de limitaciones donde tus opciones son bastantes reducidas y de repente te encuentras una oportunidad así, parece totalmente increíble. Tu fuero interno te grita <<es una trampa>>, <<no les creas>>, <<no eres tan especial>>. Apuesto a que nunca te has planteado vivir de la escritura.

— Alguna ves lo he soñado…; pero ha sido solo eso: un sueño. Me he resignado a poner los pies en el suelo y valorar mis opciones.

Sonrío con pesar. La entiendo perfectamente. Mientras más la conozco, más me identifico con ella.

— No puedo convencerte —intervengo—, pero puedo darte un consejo que me han dado a mí muchas veces —le tomo de las manos antes de continuar—: debes creer en ti y que eres buena en lo que haces. No solo escribes bien, también eres capaz de transmitir sentimientos a través de las palabras. Personalmente, compraría sin dudar un libro tuyo.

>> Hay millones de maravillosos escritores en el mundo sin ser descubiertos. Al correo de Emma Tales llegan diariamente miles de historias esperando ser publicadas. En el escritorio de Daniel Gold hay cientos de contratos esperando ser aprobados. Y sin embargo, ambos están aquí; han decidido subirse a un avión y recorrer más de noventa millas para intentar convencerte de lo especial que eres. Se cuánto significa este contrato para ti porque he estado en tu lugar. Es más que un sueño, es la oportunidad de tener una vida mejor.

— Yo. Quiero creer, pero…

— No puedo decirte qué hacer. La decisión es tuya y solo tuya.

23 de mayo de 2018

Suspiro apesadumbrada mientras observo por la ventanilla. Me encanta contemplar la ciudad desde el auto, se me ha hecho una costumbre.

— ¿Has disfrutado el viaje? —pregunta a mi lado.

— Mucho. Aunque se me hizo corto —confieso.

<< Justo como el viaje a España >>, agrega mi subconsciente.

>> Gracias por llevarme, Daniel.

— Ha sido una decisión acertada —replica—. Gracias a ti, Publicaciones Doradas en España tiene una nueva autora en su nómina. ¿Qué le has dicho para convencerla?

— La verdad —me encojo de hombros para restarle importancia—. Solo la verdad.

Rápidamente, sin apenas darme tiempo a adivinar sus movimientos, me da un fugaz y ardiente beso.

— Eres asombrosa —susurra despegando sus labios de los míos.
Sonrío antes de girar la vista hacia las calles de New York City nuevamente.

— ¡Mierda! —Le oigo mascullar en voz baja.

— ¿Qué pasa?

— Mi madre ha planificado la dichosa cena familiar para esta noche —responde—. Le dije que lo acordaríamos cuando regresara del viaje —resopla—. Ha vuelto a hacer de las suyas. Debo ir a hablar con ella.

— No te preocupes —intento calmarle—. Puedes aceptar.

— Estás cansada del viaje, Amy —replica.

— Aún quedan unas horas para la noche. Tengo tiempo de darme un relajante baño y tomar una buena siesta.

— ¿Segura? —Duda mientras el coche se detiene frente a mi edificio.
Asiento en respuesta— ¿A las siete está bien?

— Te quiero —confiesa, antes de robarme un maravilloso beso lleno de promesas.

Aún se me hacen raras sus palabras. Aunque no puedo evitar el salto en el estómago que me provocan.

Sin responderle, me dirijo hacia la entrada del edificio. Pero antes de llegar, sin premeditación me volteo a llamarle—: ¡Daniel! —le sorprendo a punto de subirse al auto—. Yo también —digo antes de lanzarme a sus brazos—. Te amo, Daniel Gold y tendrás que aprender a vivir con ello.

— Lo intentaré —bromea antes de tomar mis labios nuevamente.

המשך קריאה

You'll Also Like

6.6K 351 6
Que hubiera pasado si Damián no hubiera nacido de Thalia si no de Selina se me ocurrió hacer un "madre e hijo" entre Selina y Damián Los personajes...
590K 26.2K 36
Hudson Manckley es el empresario más famoso de Londres y mi jefe; un total mujeriego que piensa que todos deben besar el piso por el que camina. Pero...
1.9M 133K 90
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
1.1M 190K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...