Me pasa el contrato y el acta de matrimonio.
-puedes agregar lo que quieras- asiento y tomo el papel.
El contrato básicamente decía que este matrimonio iba a durar 2 años, que me iba a ayudar en lo que quisiera, que iba a asistir a eventos sociales siendo la señora Huberman, al terminar los bienes no se repartirían, se me iba a pagar 12 millones de libras al año por ser su esposa y lo más importante nadie podía saber que todo era falso.
-Solo necesitas firmar aquí- Señalo un pequeño espacio con mi nombre
- y aquí- señalo otro papel.
Tome la pluma para firmar.
La verdad es que era justo el trato, así que firme ambos papeles.
-Perfecto- dijo muy feliz, su alegría me asustaba.
Sacó de su saco una cajita muy hermosa y elegante, la abrió y vi un hermoso anillo de oro rosado, tomó mi mano y lo deslizo por mi dedo. Sacó otra caja igual de hermosa y dejó ver un hermoso anillo con pequeños diamantes incrustados, era sin lugar a duda el mejor anillo de matrimonio que haya visto y por Dios que esto demostraba cuán rico y poderoso era este hombre.
Pero eso no me molestaba, que demostrara cuan rico era más seguido.
-Son hermosos- fue lo único que logré articular, él no dice nada solo asiente.
Extendí mi mano frente a mi para admirar los anillos.
-Dame tu dirección y mi personal irá a buscar tus cosas.
-puedo ir yo sola
-Pero no lo harás-dijo demandante
Lo mire con mis cejas casi unidas por cómo me contesto.
-solo dile a mi personal que quieres que te traigan y lo harán no creo que quieras traerte demasiadas cosas. - dice esta vez más calmado.
Asentí dándole la razón, dude un poco debido a su actitud, pero al final logre hablar.
-pero tengo que ir a hablar con el dueño del apartamento- mi voz sonaba avergonzada.
Le debía miles de libras al anciano, ¿Cómo no estarlo?
-¿Sobre la renta?
Este hombre en serio asusta, sabe todo de mí.
- No te preocupes ya la pague por ti.
Dios este hombre siempre va un paso adelante.
Al parecer el noto mi confusión y habló.
-No creíste que me casaría con una completa desconocida. - dice burlón, pero había algo más en su tono, algo más profundo e indescifrable, como si supiera exactamente con quien hablaba desde el inicio.
...
Al llegar a la mansión de él me quede totalmente asombrada, nunca en mi vida había estado en esta zona, todo aquí gritaba lujos que no puedo pagar. Entramos a la casa y una señora algo mayor nos recibió.
-Señor, no esperaba verlo acá tan temprano- dijo mientras lo ayudaba a quitarse el abrigo.
¿Temprano? Son casi las 10:00 de la noche
Una señorita joven me ayudó a quitarme el abrigo.
-Ella es mi esposa, Gabriela Cruise-me presento a ambas mujeres.
-Hola, querida, soy la señora Cooper. - la anciana me ofreció su mano aun con el ceño fruncido, con gusto la estreche-y ella es Carla, mi hija- señalo a la joven.
Sonreí en su dirección.
- Señora Cooper, sería tan amable de darle un recorrido por la casa a la señora Huberman- no espero respuesta, porque tan rápido como lo dijo se fue a Dios sabrá donde.
A la señora Cooper pareció no importarle la desaparición súbita de su patrón y me tomo del brazo para empezar a guiarme por los amplios pasillos.
-No esperaba que el pequeño Chris se casara tan pronto- susurro
¿pequeño? Yo diría grandote.
- nos hablaba tanto de usted que estábamos ansiosos de conocerla.
¿Qué? ¿hablaba de mí?
Eso avivo mi pensamiento de que si sabe todo de mí.
-pero me hace feliz que al fin haya alguien que alegre sus días. -interrumpió mi pensamiento, la mire con una sonrisa muy fingida en mi rostro.
Estaba muy segura que yo no alegraría sus días, ni siquiera lo conozco y no soy exactamente la persona más chistosa o alegre del universo.
Después de un largo recorrido, me llevaron a la que sería mi habitación, o eso supuse.
La recamara era muy hermosa, pase mi mano por el tocador, la cama King size, las puertas de madera, la Tv, la mini salita de estar, había muchos objetos excesivamente caros en este dormitorio, ni con todos mis antiguos muebles podría comprar la cama. Abrí una de las puertas y me encontré con un closet exageradamente grande, aunque vacío en ciertas áreas, la única ropa que ocupaba el lugar era ropa masculina, pero no le tome demasiada importancia.
Por Dios, esto parece una miniciudad de ensueño.
-En cuanto lleguen sus cosas las acomodaremos y el armario se verá mejor.
-Está bien-asiento aun embobada con la habitación.
Sigo a la señora Cooper que entra por una de las puertas del armario.
-Este es el baño
Sin palabras, el armario y el baño eran del tamaño de mi apartamento, y me sentía demasiado humilde en este lugar lleno de lujos.
-Supongo no trajo algo para dormir-niego sonrojada- Mi hija le puede prestar algo, si quiere.
-eso sería maravilloso- ella asiente.
-Relájese, en un momento le traigo algo.
Me di un baño en la gran tina, y cabe mencionar que fue estupendo, nunca en mi vida había tomado un baño tan relajante. Esto es más de lo que jamás imagine, por qué digo esta mañana me levante siendo miserable y ahora tengo bueno todo esto, sin embargo, no lo tengo realmente.
¿qué quiere ese hombre a cambio?
Sali del gran armario ya cambiada con las prendas para dormir de Carla, y vi a Christopher recostado en la cama observando algo en su laptop. Me asuste demasiado, este hombre aparecía y desaparecía constantemente.
-¿Qué haces aquí? - me lleve una mano al pecho para calmar mis latidos causados por el susto.
-Es mi habitación- Dijo con obviedad
¿La señora Cooper me había traído a la habitación de él?
Pues obvio, ella no sabe que todo es una farsa-me respondió mi conciencia.
Mi respiración es un desastre a causa de mi micro infarto, esta casa voy a admitirlo da un poco de miedo, es decir, es gigantesca, y aquí arriba solo estamos nosotros dos. Aun que ahora que lo pienso la ropa masculina en el armario ya tiene sentido.
-Tranquila, no pasará nada.... Al menos que tú quieras- dice sin despegar su vista del aparato hasta que dice lo último y solo dirige su vista a mi por microsegundos.
Eso es lo que menos me preocupa créeme, ahora mismo casi me causas un infarto del susto.
Trate de respirar hondo y tranquilizarme.
-Te quedaras ahí parada por siempre o vendrás- en esta ocasión si despego su vista de su laptop y todos mis esfuerzos para tranquilizar a mi corazón asustado se fueron por un tubo, ahora no estaba asustada sino nerviosa.
-¿dormiremos juntos? - murmure algo avergonzada.
-Pues no veo otra cama, así que supongo que sí- desvié mi vista al sillón más grande de la habitación y luego la regresé a él.
Él comprendió y se echó a reír.
-No, por supuesto que no-dijo aun divertido-esta es mi casa y no dormiré en el sillón, además la cama es demasiado grande no pasara nada.
- Tal vez seria mejor que durmiera en otra habitación
- ¿y qué mi personal piense que no somos una pareja real?
Tenía que intentar deshacerme del tener que dormir a su lado, pero tenía razón.
-Tienes razón- trate de convencerme de que no pasaba nada, camine hacia otra esquina de la cama quite el edredón y me acosté.
Esto era incómodo, bastante incómodo.
-Mañana iremos al centro comercial.
-¿Por qué? - me gire para verlo mejor.
-Necesitas ropa- de nuevo solo veía la pantalla
-Tengo ropa- mi comentario le hizo gracia
-Como decirlo- lo pensó un buen rato, cuando pareció encontrar las palabras sonrió y me miro- tu ropa es...silvestre, humilde, no acorde...
-Suficiente, Ya entendí-Lo detuve, él me dedico una sonrisa mostrando sus hoyuelos y volvió a prestar su atención al aparato.
Suspire pesadamente y apague la lampara de mi lado para por fin descansar.
....
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Brielle