Los ojos de Jungkook brillaban rojos. Ahora ya no lo hacían sus írises sino sus córneas.
Ni si quiera sabía cuantos porros llevaba en su sistema, pero el cenicero estaba lleno y su mente vacía en una falsa euforia. Sonrió perezoso apoyando la cabeza en el respaldo de su sofá, sintiendo la tranquilidad y calma surcar su cuerpo.
Pero por mucho que fumara nada estaba bien, y ni con todos los porros del mundo logró la paz que había sentido la tarde anterior. Antes de que todo se jodiera, claro.
Jungkook había sido una persona desgraciada en muchos sentidos. Su vida siempre había sido un camino tormentoso repleto de baches, obstáculos que él mismo se ponía. Desde bien pequeño, había tenido afán por saltarse las normas y nadar contra corriente. Si sus padres decían una cosa, él haría la contraria, y habían pasado de ser meras tonterías como comerse las verduras a asuntos verdaderamente graves como peleas, suspensos y problemas.
Siempre habían problemas. Por todas partes.
La cuestión subyacente en todo aquello, era que Jungkook jamás había tenido nada que lo hubiera motivado. Seguir las normas era aburrido, así que intentó probar a saltárselas y ver si era mucho más divertido. Durante un tiempo lo fue, pero luego todo se tornó demasiado engorroso, sus problemas comenzaron a caer por una pendiente, formando una bola de nieve enorme, y ya nada podía pararla.
Cuando todo explotó en pedazos y sus padres murieron, ser el chico malo también perdió sentido. Serlo había provocado el accidente, y la culpa se había arraigado en su sistema. El problema era que Jungkook ya había crecido para ese entonces, y poco podría hacer con su personalidad ya formada. Él ahora era así, y lo odiaba, pero tampoco sabía cómo ser de otro modo, y nada ni nadie le motivaba a cambiarlo.
Era más fácil ignorar al resto del mundo y fluir entre el humo del tabaco que tratar de arreglar algo que ya estaba roto. Jungkook pensaba que sus días estaban condenados a su pequeña rutina, a sus cigarrillos, sus fiestas aburridas, sus amigos, y a seguir jodiendo la vida de todos aquellos que le importaban una mierda.
Nada le gustaba, nada le llamaba la atención en su monotonía.
Hasta que apareció él.
Jimin era lo opuesto a su Omega ideal, era todo menos sexy, se avergonzaba con cada palabra subida de tono que decía y parecía más un pollito salido del huevo que un adolescente en sus diecisiete. Encima era virgen, lo cual complicaba bastante las cosas, porque Jungkook amaba la sencillez, el aquí te pillo aquí te mato, y no enredarse demasiado fuerte con nadie. Tampoco nadie lo atraía tanto hasta el punto de hacerlo.
Pero entonces, con el paso de los días, fue encontrando sumamente agradable su presencia, su aroma dulce y ácido, sus gafas dobladas, pelo revuelto y ropa horrenda de colores que jamás había pensado podrían combinar. Encontró que era divertido y tenía buen sentido del humor, que a pesar de que en un principio había pensado que no era más que un tímido nerd la realidad lo sorprendió con un extrovertido cubierto por capas y capas de papel. Que tenía un corazón puro, amable, que siempre estaba ahí para él, a pesar de que ni si quiera fueran amigos.
El Alfa se encontró volviéndose adicto a él sin ni si quiera ser consciente, simplemente dejándose fluir y viendo qué le deparaba el destino, siendo que por una vez en su vida algo cobraba sentido. Ahora que desgraciadamente podía verlo en perspectiva, porque la había cagado, se daba cuenta de que había dejado crecer aquel sentimiento en su pecho sin echarle freno, y que de nuevo, las cosas se habían salido de control.
Quería que Jimin olvidara los últimos minutos de aquella tarde perfecta, que olvidara su voz de mando. Entonces, lo volvería a besar, a abrazar, a decirle cachorro porque lo era. No le diría lo que sentía porque no estaba preparado, pero todo llegaba en el momento adecuado para todos.
Jimin era lo único que le hacía levantarse de buen humor por las mañanas. Sustituiría mil veces un cigarro por sus figuritas de papel ridículas y sus labios, y daría lo que fuera por volver el tiempo atrás y no haber provocado la mirada dolida y asustada que recibió de vuelta cuando le ordenó quedarse en la moto.
Tirado en el sofá de su apartamento, Jungkook ya no sonreía. Nunca lo había hecho en realidad, sólo habían sido sus comisuras elevándose, pero su mente no había dejado de ser un tormento en ningún instante.
...
Cuando la tarde llegó, Jungkook tomó una ducha para despejar sus ideas. Se enfundó en su ropa y condujo en moto rumbo a la residencia de la Universidad de Taehyung.
Una vez aparcó, sacó su teléfono y llamó a Namjoon. El Alfa contestó al cuarto tono.
-¿Jungkook?
-Dile a tu padre que busque a otro para sus tatuajes. Estoy fuera- sentenció.
-¿Jung...-
El azabache colgó, sus piernas lo guiaron por el edificio hasta una puerta que conocía muy bien. Un Alfa rubio con el pelo hecho una maraña y ojos adormilados lo recibió.
-Tío, me has despertado.
-Son las cuatro de la tarde.
-Pues eso- Taehyung bostezó- ¿Quieres cerveza?
-Quiero hablar. El que la ha cagado esta vez soy yo- gruñó. Pasó de largo al cuerpo alto en bóxers y entró en el cuarto.
-Hola a ti también- suspiró el rubio.
...
-Joder- Taehyung frotó su espalda alarmado- ¿Pero estáis bien? ¿Qué ha dicho Namjoon de todo esto?
-Nada, porque no se lo he contado.
-Tío, tienes que decírselo. Esto es un marrón muy gordo y su padre debería estar al tanto de lo que sus socios ha...-
-Pero le he llamado- añadió rápidamente- Le he dicho que estoy fuera. No quiero participar más en los negocios de su padre. No si eso significa mafiosos de mierda poniéndonos en riesgo a todos. No quiero involucrarme en algo así, y-yo...
Los ojos de Taehyung se abrieron atónitos.
-Kook, p-pero los tatuajes son tu mundo, y el dinero...
-Me buscaré la vida ¿vale? Intentaré sacarme el título de tatuador, pedir un préstamo, yo que sé. No puedo volver a esa mierda, Tae. Jodidamente me amenazaron con una navaja. Ese hijo de puta dijo que me había vigilado, que había vigilado a Jimin y que si decía algo lo mataría- Jungkook hinchó su pecho e inhaló hondo- He hecho bien ¿cierto?- murmuró levemente en trance- He hecho lo que tenía que hacer. Lo he puesto a salvo- asintió para sí mismo.
-Sí- Taehyung suspiró tiempo después- Sí, lo has hecho. Esa mierda es turbia, hermano, has hecho bien en alejarte y alejar al cachorro de ella. Yo... Bueno, yo tengo algo de culpa en haberlo involucrado en esto... Si necesitas dinero, puedo dejarte algo. A mi madre últimamente le está yendo bien en la tienda, si quieres...-
-No. He dicho que me buscaré la vida. Sabes que siempre he odiado que me dejen dinero.
-Pero si dejas los tatuajes...
-¡Pues me joderé!- gruñó frustrado, cubrió su rostro con ambas manos y lo frotó.
-Jungkook- Taehyung musitó con suavidad- No estás solo. Me tienes a mí, tienes a Jimin.
-No lo tengo- susurró.
El rubio frunció el ceño confuso.
-¿Qué?
-Que no lo tengo. Que la cagué, joder. No dejo de cagarla todo el tiempo. Le oculto cosas, le involucro en mi mierda y encima ayer utilicé mi voz de mando con él.
-¿Qué?
-No quería quedarse en la moto. Le dije que lo hiciera, después de que ese cabrón tratara de sacarnos de la carretera. Fui a enfrentarlo y... Me siguió. Tenía que detenerlo, tenía que mantenerlo a salvo.
-Mierda, jungkook- Taehyung bufó levemente molesto- La voz de mando no se usa con Omegas. Lo sabes. Sabes que al usarla les obligas a hacer lo que sea aunque no quieran. Es muy humillante para ellos.
-¿Puedes callarte?- contestó irritado- Ya lo sé. No pude evitarlo. Si no la utilizaba me habría seguido, y entonces sólo la luna sabría qué habría pasado.
-¿Él sabe eso? ¿Sabe que lo hiciste para protegerlo?
-No lo sé. Ni si quiera sé si sabe lo que estaba pasando. Después de usarla se quedó muy quieto en el suelo, tapaba sus orejas y... Creo que no se enteró de nada. Ni si quiera vió la navaja.
-Vale, pues vas a hacer una cosa, Jungkook. Y si quieres que te perdone vas a hacerme caso.
-¿El qué?
-Vas a contárselo todo. Desde esas cosas que dices que le ocultas, que estoy seguro es lo que pasó con aquellos imbéciles en los baños, hasta toda la mierda en la que dices haberlo involucrado. Le vas a contar todo, lo de la mafia, la navaja, todo.
-¿Estás loco?- Jungkook gruñó- ¿Quieres que colapse o algo así? No está preparado.
-Ese es el problema- Taehyung alzó las cejas- Joder, vale que sea un cachorro pero literalmente no lo es. Lo tratas como a un niño, le ocultas cosas por su bien y le ordenas con voz de mando porque piensas que así estás protegiéndolo, pero él no lo ve así. Estoy seguro de que se siente humillado porque lo trates así.
-No quiero humillarlo- Jungkook contestó en voz baja.
-Lo sé. El problema no es que lo hayas hecho bien o mal, es que él tiene un punto de vista y tú otro.
-¿Sí? ¿Y qué cojones hago ahora?
-Atiende. Vas a aprender a enmendar las cosas al estilo Taehyung.
...
-¿Enserio te habló con voz de mando?- Yoongi había dejado de beber de su batido.
Jimin cubrió su rostro y asintió.
En la abarrotada cafetería de la esquina, ambos Omegas pasaban la tarde después de las dos horas de castigo de Jimin. Jungkook ni si quiera se había presentado.
-Qué idiota- Yoongi bufó- Pensaba que seria diferente, después de todo.
-N-no es que me obligara a hacer nada raro, creo que la usó para ahorrarse tiempo. Él... Él quería enfrentarse a ese motorista, y yo quería evitarlo. No quiero que se pegue con más gente, siempre soluciona las cosas así y es... Es agotador- gimió frustrado- Me ordenó quedarme en la moto. Tuve que obedecer, las piernas no me hacían caso y se quedaron allí quietas... Fue horrible. Ni si quiera quise ver después, me tapé las orejas y cubrí mis ojos, no quería verlo pegarse con nadie.
-¿Se pegó con él?
-No lo sé. Te he dicho que ni lo vi ni lo escuché- musitó- Me da igual- refunfuñó- Nunca me hace caso, siempre se acaba pegando con todo el mundo, pues vale, bien, que se apañe- puchereó apretando sus manos en puñitos.
-No te da igual- Yoongi contestó con suavidad.
-¿Tanto se me nota?- gimoteó el de gafas. Estaba frustrado, se sentía impotente y triste- ¡Podría simplemente haberme gritado, y habría sido mucho menos humillante que aquella asquerosa voz!
-Lo sé, lo sé, si en eso tienes razón- Yoongi lo corroboró rápidamente.
-Antes todo había sido genial, me sentí tan feliz... Nos besamos mientras atardecía, estábamos frente al mar y fue... Fue perfecto, Yoonie- Jimin hundió su cabeza entre sus brazos y suspiró- Dejémoslo estar. No quiero molestarte con mis tonterías.
Yoongi tragó de la pajita y habló.
-No me molesta. Me gusta escucharte. Además puedes contarme todo lo que quieras y nunca me voy a aburrir.
El rubio sonrió levemente.
-Me gusta contarte las cosas. Nunca había tenido a nadie para hacerlo excepto mi papá, ¡bueno y Nun! Pero Nun es un perro, no me puede hablar de vuelta.
-¿Tu perro no te habla de vuelta?- Yoongi lo miró confundido- Vaya debe ser que el mío es especial.
Jimin cambió su mirada por una incrédula y confundida.
-¿Yoongi?
-Es broma, tonto- el pálido comenzó a reir- Se te ha quedado una cara.
-¡Tú tampoco sirves para hacer gracia!
-¿Entonces por qué te estás riendo?
El rubio rió divertido y le lanzó la pajita de su batido.
-¡Oye!
Entre risas y chillidos divertidos, una voz grave se hizo eco.
-Perdonad ¿Interrumpo algo?
Yoongi dió un brinco en su asiento y alzó la cabeza para encontrarse a Taehyung a sus espaldas. Sus ojos se abrieron expectantes.
-¿T-Taehyung? ¿Qué haces aquí?- Jimin musitó lentamente.
-Eh... Esto, Jimin- Yoongi comenzó con una pequeña risita- H-había quedado con él a las siete y media. ¿S-se me había olvidado decírtelo?
El Omega observó la hora en su reloj, eran las siete y treinta y cuatro.
-Pues sí- contestó en un hilito de hoz- E-espera ¿Habéis quedado? ¿Vosotros...?
-Hemos aclarado las cosas por teléfono- Taehyung sonrió levemente tenso- Pero creímos que vernos en persona sería lo mejor.
El rubio se les quedó quieto unos instantes. Después boqueó y comenzó a recoger sus cosas con prisa.
-Claro, c-claro, tiene todo el sentido del mundo. ¡S-si en verdad yo ya me iba!
La luna, estaba tan emocionado por Yoongi, que sólo quería ir a su cuarto y chillar contra la almohada.
Una vez logró colocar la pesada mochila en su espalda, Jimin brincó en su asiento y correteó hacia el Omega pálido para abrazarlo.
-Esta noche tú y yo vamos a hablar por mensajes- Jimin le susurró divertido.
Yoongi rodó los ojos, con un tímido sonrojó en sus mejillas lo despidió.
-¿No te despides de mí, cachorro? Que sepas que estoy muy arrepentido por perderte de vista el sábado- añadió con sinceridad.
El rubio no dudó en abrazarlo y colgarse de su cuello.
-Yo también estoy arrepentido por irme sin avisar. Fue todo un desastre- terminó sonriendo ladeado- ¡Siempre podremos arreglarlo en la próxima fiesta!- chilló entusiasmado- ¡Nos vemos!
Trotando, el rubio terminó por despedirse de la parejita. Lunas, Yoongi había quedado con Taehyung.
¿Qué tan bien sonaba eso?
Brincando en su alegría, y pensando más que viendo por donde iba, abandonó el local, dispuesto a marcharse a casa en bus cuando una figura negra sobre una moto lo hizo detenerse.
Frenó frente a Jungkook, quien reposaba su peso en su moto, aparcada justamente frente a la cafetería.
-Hola- el Alfa murmuró.
Jimin apretó los tirantes en su mochila.
-No sé cómo empezar pero y...-
-No viniste a detención- Jimin lo interrumpió con la voz baja y levemente decepcionada.
El azabache inhaló con lentitud.
-Estuve pensando- Jungkook terminó diciendo.
-¿El qué?
-Cómo arreglar lo que hice ayer.
El rubio, nervioso, comenzó a balancearse de modo inconsciente.
Nunca se había sentido tan incómodo con Jungkook salvo en aquel momento. Ni si quiera en aquella vez donde al Alfa se le fue de las manos y le hizo retorcerse de placer demasiado pronto. Ahora lo pensaba, y prefería mil veces volver a sentir aquello que esto.
-Como no te has ido, y tampoco estás diciendo nada... Daré por hecho que quieres que lo enmiende- Jungkook frunció el ceño y contestó cauteloso.
El rubio rehuyó la mirada.
-No sé qué hacer. Nunca me había enfadado con nadie.
El Alfa se tensó.
-¿Te has enfadado conmigo?
-Sí.
Mierda.
-Dijiste que nunca te enfadabas.
Jimin lo miró sobre sus gafas.
-Lo dije porque nunca nada me había hecho enfadarme.
Bien, tenía un punto.
Jungkook soltó su pelo en un acto nervioso y lo revolvió entre sus manos.
-Yo, eh... Ayer la cagué. Eso es un hecho. Nunca debí haber usado mi voz de mando contigo. Nunca. Te prometo, cachorro, que me arrepentí en el instante en que comencé a usarla. Pero ya no hubo vuelta atrás.
El rubio miró sus coloridas botas.
-¿Y por qué lo hiciste?- musitó bajito.
-Porque tenía miedo. No sabía cómo hacer que me hicieras caso, no sabía cómo mantenerte a raya de los problemas.
-¿Funcionó? ¿Qué hiciste después? ¿Golpeaste a ese hombre y luego se marchó?
-No, no pasó nada de eso- musitó- De hecho, me gustaría contarte todo lo que pasó. Me gustaría decirte algunas cosas que no te he dicho y... Me gustaría que vinieras conmigo en la moto.
-¿Al sitio de las pellas?
Jungkook negó con la cabeza.
-A casa.
El rubio frunció sus labios.
¿Qué debía hacer? ¿Cómo se actuaba cuando se estaba enfadado? Porque su lobo no dejaba de rasguñar en su pecho porque aceptara pero todo en lo que su cabeza podía pensar era en tomarse su tiempo.
-He traído algo para ayudarte a decidir... Eh- ¿Jungkook estaba actuando tímido? El azabache abrió la guantera y sacó una pequeña bolsa. Maldijo para sus adentros al ver el estampado de florecitas. Pensaba seriamente en matar a Taehyung después de ello. Oh, por la luna, sólo esperaba no verse ridículo- Toma.
Las cejas de Jimin se alzaron incrédulas. Sus ojos observaron la bolsa colorida. Le gustó.
Jimin no te dejes llevar tan rápido, por la luna. Sólo es una bolsa.
Alcanzó con sus manitas el objeto y miró expectante a Jungkook.
-Ábrelo.
Jimin desvió la mirada abajo y abrió la bolsa, sus manos sacaron de allí un pequeño marco del tamaño de la mitad de un folio.
Sus ojos se abrieron atónitos cuando vieron el contenido.
-E-es... S-soy...
-Eres tú.
Las mejillas del Omega se incendiaron nerviosas. Las mariposas danzaron en su estómago, y sus ojos se deleitaron en el dibujo de su rostro tras el cristal.
Era él. Sus gafas gruesas, sus labios esponjosos, nariz de botón y cabellos enmarañados.
Habían unas pequeñas huellitas junto a la firma.
Huellitas de cachorro.
No caigas tan pronto, Jimin. Resiste.
-E-esto es chantaje- contestó sin estar demasiado seguro de sus palabras- Llevo queriendo tu dibujo por semanas.
-Sí. Lo es, no te lo voy a negar. Pero yo nunca he jugado limpio, cachorro. Entonces ¿vienes conmigo?
Jimin inhaló lentamente y apretó el marco contra su pecho.
-Sólo porque no quiero tomar el bus- contestó rehuyente.
Jungkook sonrió.
Algo era algo.
...
Este es el dibujo que hace Jungkook :):):):)
Imaginad la firma junto a las huellitas
Respecto a todo el tema wattpad. Acabaré de publicar Paper Hearts aquí y no creo que publique nada más. Es una lástima porque tengo un montón de ideas en borradores, no os hacéis una idea de cuantas, pero no voy a permitir que wattpad se aproveche de ellas, poniéndoles anuncios que la app monetiza para sí misma, y que luego sea incapaz de protegerlas, de evitar que se creen páginas como la de truyen (Por favor no entréis en ella ya que contiene virus) y todo nuestro trabajo no valga nada.