Canela ©

By Karo_lovegood

36.3K 6.1K 17.6K

[COMPLETA]. La conocida teoría de los polos opuestos atrayéndose cierta vez toma poder en las relaciones, pe... More

Sinopsis
1. Un gran día
2. Es tu día
3. Piojo
4. No quiero un castigo
5. El idiota que ella dice que soy
6. Mi esencia favorita
7. No quiero ser más una niña herida
8. Ya no me odies
9. Cálmate, piojo
10. No puedo verla en todas partes
11. Estar enamorada de ese imbécil
12. No soy como él
13. No se trata de un juego
14. Es nuestra mesa
15. ¿Bailamos?
16. Está llena de sorpresas
17. Algo imposible
18. Pausa a tu juego
19. Canela
20. No gracias, Hestia
21. No es mi chica
22. ¿Nos llevamos bien?
23. Preocupada por la cuerda
24. Lo que sea por ti
25. Marcando territorio
26. Carterista
27. Esa cita
28. Tic-toc, linda
29. Hay otro chico
30. Lo admito
31. Yo siempre gano
32. Es fácil confiar cuando se trata de ti
33. Siempre vuelvo a pensar en él
34. Alguien se ha enamorado
35. Feliz navidad, Bonetti
36. Es la chica de la fiesta
37. Aida
38. Parte de la rutina
39. Eres la novia de mi hermano
40. Idioma Miller
41. "Quiero hablarte de algo"
42. Un fracaso
43. Naranja entera
44. Es su canción
45. Caramelo de ajo
46. No volveré a cruzarme en tu camino
47. ¿Mi novio?
48. Aliens, por favor, abdúzcanme
49. La copia exacta de James
50. Orgullo personificado
51. Maltrato animal
52. Supersticiones de abuela
53. Lunática
54. Ya tenías uno
55. Solo... un pedacito
56. Eres un osito panda
57. ¿Está soltero?
58. ¿Puedes abrazarme?
59. Es un mal chiste
60. Orangutanes cínicos
61. Te prometo que te quiero
62. No todo podía ser perfecto
63. ¿Mis ojos mienten?
64. Los planes para mi muerte
65. No puedo seguir engañando a ambos
66. Jugar a la casita
67. Su humor, mi enemigo
68. Su enamorado es Liam
69. Lo que ambos sentimos
70. Hay muchas formas de amar
71. Nuevamente lo detesto
Extra: Chrisand
72. Me haces daño
73. Jodidamente manipulable
74. Soy un títere
75. Sinónimo de dolor
76. No conozco de razones
77. Te quiero conmigo
78. Eres más que eso
79. Criadero de anfibios
80. Huele a canela, así como tú
82. No estoy enamorado de ti
83. No pienses que te esperaré toda la vida
84. Un panda colgando de tus llaves
85. También el mar es muy cambiante
86. Que me pruebe lo que quiera
87. El final de nuestra canción
88. Tu apodo en mi café
89. Aún no termina tu día
90. Espinas en tu corazón
91. Será un reto
92. Ahora soy un egoísta decepcionado
93. Déjà vu
94. Uno, sin dejar de ser dos
Epílogo
Agradecimientos
Extra 1: Como el resto de tu vida
Anuncio

81. Piezas similares de un puzzle

183 38 217
By Karo_lovegood

—¿Perfecta? —me pregunta cuando salgo del baño.

Muevo la cabeza, mostrándole una sonrisa ladeada que solo en el fondo contiene gracia. Él ya se duchó y ahora viste un conjunto de algodón que consiste en una camiseta blanca y un short gris con la silueta de recuadros negros.

—Perfecta, salvo por el hecho de que llevo tu ropa porque a alguien se le olvidó que estaba lloviendo, no pudo resistirse un segundo a estar entre mis labios y como consecuencia, se mojaron hasta mis panties —añado en un falso reproche.

Liam suelta una carcajada, incorporándose para quedar sentado en la cama.

—No necesitas panties, Arya —recalca, todavía burlón—. Ven aquí... Mis bóxers te quedan perfectos y mis camisetas ni se diga. Suerte que no los había usado, porque mi abuela cree que ese es el mejor regalo de cumpleaños del mundo para dejarme todos los años. Afortunadamente, me mandan una buena suma como complemento que simplifica todo mal —añade, como si fuese muy importante dejarlo claro.

Ruedo los ojos, pero lo obedezco y me acerco hasta sentarme en la cama, frente a él y con las piernas cruzadas.

—Pude haber usado ropa de tu mamá —le recuerdo, pero niega pausadamente.

—Pero sería aburrido. Yo quería verte en mi ropa y como es mi cumpleaños, es tu deber complacerme.

—Y lo dices porque tú te colocas los vestidos para Arianna, ¿verdad? Entonces en ese caso es normal usar la ropa que no te va —le pico, para que sepa que no olvidé el detalle de la mañana.

Liam me mira con los ojos bien abiertos.

—Ni se te ocurra decir nada al resto del mundo, esos son el tipo de sacrificios que tengo que hacer para verla contenta.

—Y para verme contenta a mí, ¿qué harías? —pregunto para seguirle el juego, con una picardía que me sorprende.

—Lo que sea que me pidas, menos besar sapos o usar vestidos en público, ¡qué bochorno!

—¿Lo harías en privado entonces? —apunto con burla.

Él niega.

—O... tú me quieres tanto que no me lo pedirás jamás. Ya sabes, para eso de proteger mi salud mental que tanto te preocupa —sugiere. Besa mi frente y se levanta de la cama tranquilo, mientras yo río—. Voy a buscar algo para comer, ponte cómoda. Y para que no digas que soy una mala persona que no paga sus deudas, voy a consentirte y veremos esa serie ridícula que tanto te gusta —asegura con una mueca, luego gira para salir de la habitación.

—Sei bello! [¡Eres precioso!] —exclamo en un grito cuando atraviesa la puerta.

—Posso capirti! [¡Puedo entenderte!] —grita él desde afuera, yo solo puedo reír, hasta que continúa—. Y tú lo eres más.

Me levanto de la cama de puntitas, porque detesto caminar descalza y no tengo calcetines, complacida y bastante feliz, y me acerco a su escritorio para tomar su laptop y buscar la serie, mientras él hace lo que sea que pretenda hacer. Cojo el equipo entre mis manos y me dispongo a volver al colchón, pero me percato de algo que capta mi atención sin mucho esfuerzo y me detengo sorprendida.

Dejo la computadora de vuelta en su lugar y camino dos pasos hacia la izquierda para tomar el objeto de mi interés, nerviosa, pero con una sonrisa adornando mi rostro.

Mis ojos se empañan al instante y tras cada segundo que pasa se incrementan los latidos de mi corazón, porque me siento extraña ante lo que tengo frente a mí. Las lágrimas no tardan en iniciar su conocido recorrido a través de mis mejillas y con precaución, entre conmovida y halagada, alejo la figura de mi cara para evitar mojarla.

Vuelvo a la cama con el objeto en mis manos y me siento, perdida y con los ojos prestando atención en demasía a lo que Liam no esperaba que yo viera, supongo.

Todo a mi alrededor se vuelve eco e incluso olvido que él me dejó una tarea antes de irse, porque no le pongo mucha atención a nada por varios minutos, hasta que la puerta se abre y giro para verlo con una bandeja en sus manos.

—Traje los platos para el pastel de una vez —informa, cerrando la puerta con su pie porque lleva las manos ocupadas—. ¿Conseguiste la... —se interrumpe y sonríe con un poco de vergüenza al ver mis manos—. Lo viste ya, se supone que aún no debías.

—Me dibujaste —digo en un hilo de voz.

Liam deja la bandeja con la comida sobre la cómoda y rodea la cama para acercarse y sentarse a mi lado, limpia mis lágrimas, suspira y luego asiente.

—No es la primera vez que lo hago. Este es el último, lo terminé anoche... bueno, en la madrugada... ¿Te gusta?

—Es precioso —admito, regresando mi atención al dibujo.

—Tú lo eres, esto es solo una copia inexacta de una foto tuya. Ya la magia la llevas tú —asevera, levantando mi mentón para que lo vea a la cara—. No tienes idea de lo mucho que me gusta esa foto —confiesa, refiriéndose a la imagen que usó de base, que no es otra que la que me hicieron en el Coliseo el año pasado, esa misma que él dejó como fondo de pantalla cuando tuvo mi celular en su posesión.

En el lienzo, se encuentra plasmado cada detalle que compone la foto original. En ambas versiones me veo con el cabello suelto y largo hasta la cadera. Ese día llevaba un vestido holgado de color amarillo y en mis manos sostenía una orquídea que mi abuela había comprado para plantarla. Mi figura está casi de espaldas, porque en ese instante caminaba de frente hacia la entrada de la arquitectura, hasta que Rugge gritó mi nombre, yo giré levemente mi torso para verlo y él aprovechó para capturar el momento en esa posición desprevenida en la que casualmente sonreí.

Esa había sido su intención, y la foto resultó muy bonita.

Mi cabello quedó ondeando en el aire gracias al movimiento e incluso esos detalles Liam supo plasmar a la perfección, dándole un acabo pulcro a esa figura en blanco y negro, donde se encuentran, además, los árboles y flores que se esparcían en el perceptible camino.

—También la tengo coloreada, pero me gustan más en esta versión a grafito —informa tranquilo, y eso es lo que que menos puede conservar mi corazón: la tranquilidad.

Le pido que me muestre el resto y él, con aprobio, se levanta para buscar en su biblioteca un libro de dibujo medianamente grande que no está del todo lleno, porque desde la página uno hasta la dieciséis, además de encontrarse su estilizada y diminuta firma que marca LBonetti en cada pliego junto a una línea que lo divide de la fecha de elaboración, hay dibujos en los que solo me encuentro yo en diferentes escenarios, posiciones y con variedad de vestimentas. Son figuras coloreadas o en grafito, en blanco y negro, que surgieron de fotos que en su mayoría él mismo me ha hecho, incluso tiene algunas de las cuales desconocía su existencia, y eso solo me hace sonreír más.

Este hombre me quiere matar.

—También dibujaste las del picnic —formulo con nerviosismo antes de mirarlo—. ¿No hay una en la que estemos juntos?

—Solo una, al final del libro —indica, y me salto con rapidez hacia la última página—. No me gusta dibujarme a mí, pero me arriesgué una vez para vernos también en blanco y negro.

—Eres lindo también en blanco y negro —le hago saber, admirando con fascinación el resultado de su arte.

Liam ríe, y yo mantengo la mirada en el papel.

En dicha página, nos encontramos en el instituto, sentados en la mesa que compartimos con todos nuestros amigos siempre que comemos juntos, solo que en esa ocasión estábamos nosotros solos, esperándoles a ellos, y ambos nos estábamos comiendo con la mirada.

No recuerdo que hayamos pedido que nos saquen aquella fotografía, pero sé que fue tomada antes del conflicto con Verónica porque jamás olvidaría ese momento. Ese día era otro en los que habíamos discutido por mis fresas, pero en la imagen no nos vemos discutiendo, sino viéndonos a los ojos porque en ese instante, él me había dicho que aunque yo lo odiara, no pensaba dejarme ir jamás, y quedé como tonta desarmada.

Por suerte, no se pueden ver mis nervios en el pliego.

—La foto la sacó Max y luego me la envió con una descripción. Me gustó mucho el resultado, y la dibujé ese mismo día.

—Tenías que haberme dicho, y también quiero la foto, Alejandro. Pero ahora, dime lo que decía la descripción —solicito curiosa, elevando la cara para verlo esbozar una sonrisa.

—Que estaba jodidamente enamorado de ti.

—¿Y?

—No mintió —asegura viéndome con pertinacia, luego besa mi frente—. Ahora vamos a comer, no me gusta la pizza fría y tenemos un pastel al que amas que te está esperando.

Suelto una risita, pero le obedezco.

Le entrego el cuaderno y el lienzo y cuando él se aleja para guardarlos, yo me levanto para buscar el computador.

Vuelvo a la cama junto a él, que lo hace con la bandeja, y comenzamos a comer mientras el equipo se enciende. Coloco la serie cuando llega el momento y para cuando terminamos con la pizza que preparó su mamá, ya ha transcurrido más de la mitad del primer capítulo que disfruta sin admitirlo, porque lo conozco y sé que difícilmente lo hará.

Al acabar el primer capítulo de nombre "piloto", los dos bajamos hacia la primera planta para lavar lo que ha quedado sucio de la cena, porque lo convencí de esperar un poco más para comer de su pastel.

Una leve tortura, nada más.

Nos despedimos de sus padres que toman un chocolate caliente en la cocina y volvemos a su habitación para continuar con la serie, yo, con una pequeña vela y un encendedor que le pedí a Anna.

Hace un par de horas cuando llegamos a casa, encontramos a Anna hablando con mi madre. Ambas se pusieron al tanto de la situación y la mamá de Liam fue quien decidió que lo mejor sería que yo me quedase a dormir, porque además de que la lluvia aún ahora no cesa, mi ropa estaba empapada y me podría enfermar.

Mi mamá aceptó sin mucha insistencia, aunque eso implicara volver a faltar al instituto mañana.

Yo no me quejo, porque estas oportunidades no se cruzan dos veces en la vida y hay que aprovecharlas al máximo.

Todavía no acaba su cumpleaños, y estoy feliz de estar con él hasta el último segundo.

Cuando ingresamos a la habitación, camino directamente hacia la esquina en la que deja su guitarra y la tomo para sentarme en el borde de la cama, luego de extraerla de la funda.

Liam me observa sonriente, se ubica a mi lado y se dedica a escuchar con atención cada palabra que escapa de mis labios hacia él, junto a la melodía que emana de las cuerdas. Y no es la canción de cumpleaños que él esperaba, sino un corto verso que escribí hace unas semanas en medio de mi tristeza y nuestra separación, donde habla de lo mucho que significa en mi vida y los cambios indecibles que me ha traído, para acabar en una única frase que engloba todo lo que creo que ha pasado entre nosotros: crecimiento.

Me gusta pensar que él me ayudó a conocerme a mí misma y que yo hice lo mismo con él aunque ninguno de los dos lo intentó. Hemos aprendido mucho juntos, hemos madurado, y me agrada saber que no me equivoqué al tomar la decisión de quedarme a su lado, de conocernos mutuamente y a nosotros mismos, pero estando juntos.

Con él todo lo siento doblemente intenso, y me encanta eso.

Al finalizar el verso y luego de que me roba otro beso junto al aliento, le canto una corta canción de cumpleaños para no tortularlo más, y después de que sopla la vela, al fin puede disfrutar del fulano postre que es bastante bueno.

No demora más de cinco minutos en hacerlo en medio de gemidos burlones, y cuando termina, lo obligo a quedarse con la serie mientras yo bajo a lavar todo lo que ha quedado sucio.

Cuando vuelvo junto a él, me siento a su lado en la cama con la espalda apoyada en el respaldo, para continuar con las imágenes de la pantalla de la laptop que colocó sobre sus piernas cruzadas.

Así nos mantenemos por un rato, hasta que Liam coloca pausa a la serie, deja la laptop a un lado y se levanta sobresaltado, como si acabase de recordar algo. Lo miro confundida cuando entra al armario, pero luego sonrío al verlo salir con algo en sus manos al instante.

No camina hacia mí, sino que continúa hasta su escritorio y toma algo que estaba detrás de los envases en los que guarda sus lápices y plumones.

—Creí que lo habías tirado a la basura, no puedo creer que lo hayas guardado —proclamo sonriente, tomando el oso panda que me negué a recibir en la feria para examinarlo con ilusión y abrazarlo seguidamente—. Gracias, Liam.

—Tenía la esperanza de que me quisieras de nuevo. Él también te quiere a ti, no podía tirarlo.

—Pero está bien, ahora huele a ti y me encanta... —admito, mirándolo fijamente—. Yo moría por tomarlo ese día, pero estaba muy enojada contigo y no podía darte el gusto.

—Pero no con el pobre oso, él no se merecía tu desprecio —refuta riendo.

—Ahora ya le daré amor del bonito, no te preocupes —aseguro, todavía abrazando al oso, hasta que su mano izquierda presionada capta mi atención y aflojo mi agarre—. ¿Qué tienes allí? —inquiero, pero su respuesta es mostrarme el pequeño panda que guardaba en mi mochila y que hace más de un año di por perdido—. Dijiste que no lo tenías, me mentiste —lo acuso, tomando la figura para examinarla.

—Una pequeña mentira que me podrías perdonar, ¿verdad?

—Gracias por devolvérmelo, de verdad es muy importante —me sincero, ahora viéndolo a la cara.

Liam sonríe genuino.

—Lo es, amor —confirma, pero no digo nada a pesar de no entender.

¿Por qué consideraría a este objeto como algo importante? No tiene sentido. Esto es mío, no suyo.

Liam me despoja del oso grande para colocarlo a un lado, yo dejo el pequeño sobre la mesita de luz y veo al chico, que toma mis manos para entrelazar nuestros dedos sin dejar de mirarme.

—Gracias por todo este día, por ser tan preciosa, por dedicarte a todo y por ser tan tú —susurra, acercándose un poco más—. Te prometo que pronto vas a conocer muchas cosas que darán inicio a esto que tenemos.

—No te entiendo. ¿Ya no iniciamos?

—Otro inicio, bonita.

—Entonces estaré esperando con ansias —sentencio. Me muevo un poco para quedar más cerca y me ubico sobre sus piernas, rodeando su cintura con las mías y su cuello con mis brazos—. Mientras tanto, te debo una hora de besos... sin parar.

—No gané el juego —me recuerda, sonriendo incrédulo.

—Pero me ganaste a mí —susurro también, él sonríe y acorta la mínima distancia para besarme, pero me separo para hablarle antes de que empiece—. Feliz primer cumpleaños juntos, piojoso bonito... te quiero mucho.

—¡Cállate, joder! ¿¡No lo entiendes!? ¡Cá-lla-te!

—¿Por qué me tengo que callar? Dame una maldita razón, dime, anda. ¿Crees que te estoy mintiendo? Yo no...

—¡No oigo, no oigo, no oi...!

—¡Yo no sé mentir, Andrea! —grita Christian, perdiendo la paciencia y sobresaltándonos a todos. Andrea se interrumpe abruptamente y gira para mirar al chico, que la observa con intensidad, casi suplicante y con una calidez que me sorprende—. No miento —murmura endeble.

—¿Y... e-esperas que te crea? —inquiere mi amiga con fingida dureza; la conozco y sé que está nerviosa por las palabras de Christian.

—Eh... sí, en realidad es lo que espero —continúa el castaño con suavidad, diría que resignado.

Andrea bufa y sin más, se levanta para caminar en dirección al río, entre enojada, nerviosa y confundida. Christian resopla al verla alejarse, pero en lugar de levantarse y correr tras ella, se deja caer con molestia en la manta en la que se encontraba sentado, quedando acostado y con la vista fija en el cielo azul, ese que no puede exhibir un tono más claro y esas nubes que se pasean en ínfimos movimientos mostrando formas.

La fría brisa de inicios de diciembre hace mover las copas de los árboles con ferocidad, agitando los cabellos de todos y las suaves ropas de algunos en el acto; y aunque seguramente la lluvia nos acompañe este día, no pudimos evitar hacer este paseo.

—Maldita estúpidez —masculla Christian.

—La tuya, supongo. ¿Cómo se te ocurre gritarle en medio del parque que te parece la segunda chica mas odiosa, pero la más linda y sexy del mundo? —le pregunta Max con burla, en medio de la tensión que la pareja dejó instalada en el ambiente.

—¿Qué debía hacer? No sé ser sutil, ustedes lo saben y ella también.

—Lo sabemos, pero eso no significa que sea del todo aceptable o soportable. Aprende a hablar, Chris, los gritos no son necesarios ni adecuados siempre, mucho menos cuando le hablas a la chica que te gusta —aconseja Liam, tranquilo, erizando los vellos de mi nuca por su cercanía a mi oído—. Deberías...

—Ir a buscarla —completa el castaño, incorporándose de un respingo.

Liam asiente un poco aún con su mentón en mi hombro y todos alientan al chico a ir tras Andrea.

Christian se levanta y sin decir nada más, se aleja a pasos seguros hacia el río, por donde vimos partir a mi amiga.

—Está creciendo nuestro pequeño imbécil —celebra Max, limpiando una lágrima falsa de su rostro. Todos reímos ante el comentario del chico y entusiasmados, inician una conversación en la que hablan del castaño—. Cree que le diremos que es marica, por eso no le gusta exponer sus sentimientos.

—A menos que se trate de decir que soy la odiosa número uno del mundo —intervengo, todos vuelven a reír—. Está claro que se refiere a que soy yo.

—Ya ha aprendido a quererte y tiene razón —susurra Liam, que aún sigue detrás de mí, rodeando mi torso con sus brazos desde mi espalda—, pero no acertó al decir que es la más linda y sexy, porque esa eres tú —finaliza, dejando un sonoro beso en mi mejilla que, aunque provoca las burlas tiernas de nuestros amigos, no logra incomodarnos.

Hace dos semanas fue el cumpleaños de Liam y aquella noche no pudimos cumplir con esa hora de besos que él había solicitado en la mañana y que yo estaba decidida a darle, y es porque las cosas estuvieron cerca de pasarse a otro nivel que yo no estaba lista para enfrentar.

Todo el frío que atormentaba a la cuidad debido al invierno, nos dejó de lado a nosotros cuando el calor que emanaba de nuestros cuerpos inundó la atmósfera, caldeando cada espacio de aquella habitación y acoplándose sin mucho problema a la sincronía de nuestras entrecortadas respiraciones, doblegando nuestras defensas e invadiéndonos de sensaciones.

Pero no pudimos seguir.

Yo tenía miedo, y aunque es cierto que ya esta emoción no se hace tan presente entre nosotros, seguía estando allí, limitándome y cuidándome de cierto modo, porque, pese a que el vínculo entre Liam y yo no puede ser más fuerte y estable, todavía no le hemos dado un nombre a nuestra relación. Y para mí, aunque sea una tontería, es importante.

Él no se molestó, por supuesto. Y aunque ciertamente lo dejé con ganas, porque su miembro erguido entre mis piernas me lo confirmaba, no emitió ninguna queja al respecto. Al contrario, fue él quien decidió que debíamos parar porque sabía que yo no estaba lista.

Para mí, el suceso no se convirtió en ningún momento en algo incómodo por su manera de llevarlo. Sabía que podríamos haber seguido y si nos detuvimos, fue porque él tenía razón. Ese día pude quererlo un poco más si eso es posible, y entendí que estaba en el lugar correcto.

La escena no quedó de lado, pues lo comentamos en ese instante en complicidad y me sorprendió que fue un tema que manejamos con mucha facilidad y comprensión, eso hasta que tuvimos que parar la conversación para que Liam pudiese hablar con su abuela, ya que, tal como él había dicho, la señora lo llamó para molestarlo por la lluvia y lo llorón y dramático que todos sabemos que es.

Al día siguiente nuestras vidas continuaron igual y para el sábado se celebró la fiesta de Liam, donde también lo pasamos muy bien.

Ahora nos encontrábamos compartiendo más entre nosotros y con los chicos y cada parte del vínculo se fortaleció un poquito más, tanto entre nosotros, como entre ellos. Es por eso que hoy, un sábado a las diez de la mañana, decidimos venir todos juntos al parque al que vine con Liam hace algunos meses, y aquí nos encontramos siendo libres por un rato.

Y cuando hablo de todos, me refiero a todos. Juliana decidió venir con Max en el auto del pelinegro; Andrés vino con Lisa; Christian llegó junto a Eduardo y Andrea y Camila vinieron en el vehículo de mi amiga castaña.

James, Matthew y Kaden vinieron juntos en compañía de un par de amigas, otro chico y Deisy. Y por último, Ruggero, una rubia de nombre Judith y yo, vinimos en el auto de Liam.

Sí, dije Deisy.

Desde que se vieron en la fiesta de Jackson, ellos siguen interactuando con aquellas intenciones. Ellos no se conocían y cuando la morena se presentó ante el chico y su gemelo en aquella oportunidad, lo dejó sin hablas. Y lo comprendo, porque Deisy es realmente bonita y si ella en algún momento no me agradó del todo, fue por su personalidad, esa facilidad para molestarme y el escaso amor propio que se tenía.

Me agradó darme cuenta de que a diferencia de Verónica, ella dejó de significar un problema para nosotros hace mucho. No solo fue por nuestra relación que iniciaba, sino por ella misma, porque merecía tener a alguien a su lado que supiera quererla por lo que es, y James lo es. Me hace feliz que haya abierto los ojos para verse a sí misma y empezara a ponerse ella en primer lugar, además de que se aventurara a sentir con nuestro amigo de a poco.

Admiraba aquello desde la distancia y no fue hasta hace poco, cuando ella se acercó a pedirme disculpas por todas las veces que me trató mal sin razón y que sabía que no era correcto, que pude hacerme consciente de que muchas cosas habían cambiado para bien entre nosotras.

Hace algunas semanas, quienes eran sus amigas, discutieron, y para ese entonces ella quedó humillada en el colegio porque las chicas decidieron exponer detalles de la vida privada al público. Yo no lo presencié, porque aquello ocurrió el día del cumpleaños de Liam, pero Juliana me comentó que la vio bastante mal y no pudo evitar acercársele para consolarla como solo ella sabe, lo cual hizo que me sintiera más orgullosa de ella, porque entiendo que Deisy jamás fue de su agrado y aun así decidió dejar de lado sus diferencias para ayudarla.

Yo no le vi ningún problema al hecho de que se le haya acercado, y tampoco vi ningún inconveniente en permitirnos conocernos, por eso la invitamos a comer con nosotros cada día desde entonces y también hoy, que puedo decir, ha resultado ser una persona bastante agradable y tierna.

Ha madurado mucho, y la prepotencia con la que solía dirigirse a sus semejantes ha quedado un poco de lado desde que se alejó de aquel círculo venenoso en el que ella se dejaba estar. Entiendo que también era una necesidad de pertenencia lo que la hacía actuar de ese modo por el funcionamiento insano de su sistema familiar, aunque no se justifica, y por eso se me ha hecho fácil darle esa oportunidad que todos merecemos. Y no me arrepiento.

—Bueno, ¿vamos a ir a nadar o no? —habla Matthew, sacándome de mis pensamientos—. Eso de que el perro es mejor que el gato ya está pasado de moda, últimamente criamos hurones.

—Exacto —secunda Max.

—¿Desde cuándo hablamos de animales? —Giro un poco para preguntarle a Liam en un susurro, claramente confundida.

—Hace rato ya, empezamos hablando de que Chris es el animal más bruto de todos y lo comparamos con un gato por lo prepotente y ridículo que es, no sé cómo nos desviamos del tema principal —contesta, soltando una risita al darse cuenta—. ¿En qué andabas tú, que no te enteraste? No era en el planeta Bonetti, ¿verdad?

—¿Y Chris es el gato? —inquiero con sorna por su insolencia, él guiñe—. Pensaba muchas cosas —informo sonriente, luego giro a ver al resto para hablar en voz alta—, y ahora estoy de acuerdo con Matt y creo que deberíamos ir al río, me preocupa encontrar a uno de aquellos dos muertos y con moscas en la boca.

—Es verdad —señala Yulia tras reír, mientras se pone de pie.

Los chicos imitan su acción y Liam también se levanta para ayudarme. Algunos se despojan de sus camisetas, otros toman sus toallas y de este modo caminamos hacia la cascada, entre murmullos y comentarios felices.

En ningún momento Liam suelta mi mano y desde nuestra posición en la que quedamos detrás de todos en el grupo, me permito examinarlos.

La acompañante de Rugge es una compañera de la universidad que le gusta y con quien está intentando tener algo. Él me aseguró que lo de Yul quedó en el pasado y que prefiere no intervenir en la patente atracción que tiene ella por el otro chico, y yo se lo respeto porque sé que ninguno de los dos está enamorado, mucho menos Juliana.

Quienes vinieron con Matt y Kaden son solo amigas; Andrés y Lisa siempre están en su fase de empalagosos besos y sus unicornios con indigestión y Juliana y Max todavía siguen en negación, pero también se ven contentos.

Camila y Eduardo no se hablan desde hace días y aunque es incómodo, nos decantamos por no ponerles atención. Andrea y Christian, por su parte, solo están a un paso de gritarse que se adoran, pero quienes más me ponen feliz ahora, son Deisy y James, porque creo que el chico se merece algo bueno y ella está demostrando serlo después de tanto tiempo.

—No lo puedo creer —exclama la morena, antes de soltar una risita.

Todos delante de nosotros se han detenido porque hemos llegado al río y también freno para ver aquello que la ha sorprendido, pero que no puede asombrarme a mí.

Andrea y Christian se están besando desesperadamente.

—¡Al fin, coño! —exclama Max con entusiasmo, después gira y alza a mi mejor amiga en el aire para robarle un beso en la boca.

Juliana lo mira entre nerviosa y confundida cuando el chico la baja, pero luego muerde su labio inferior porque él le dice algo al oído.

Ella está loca por él, y ya no hay forma de que pueda negarlo.

Si lo sabré yo.

—¿También nos besamos tú y yo? —me habla Liam y yo solo puedo golpear levemente su abdomen, haciéndolo reír.

—Ya te he dado demasiados hoy, tendrás que esperar hasta navidad —sentencio.

Liam forma un puchero y solo porque se me hace muy tierno, le dejo uno corto antes de dejarlo para caminar en dirección al río junto a los chicos.

A diferencia de la última vez, hoy sí traje ropa adecuada para bañarme y me aseguré de decírselo a las chicas para no pasar un mal rato. Por esta razón, me sumergo dentro del agua con mi bañador sin perder tiempo.

Los chicos ya han comenzado a disfrutar y hablan entre ellos mientras se bañan o bromean, tan entusiasmados como me gusta verlos. Eduardo es el único que me preocupa un poco, porque de todos, él es quien se ve apagado y no puedo evitar sentir pena por lo mal que se comporta Camila en su extraña relación; ella es mi amiga, pero sé que no lo merece a él.

Por suerte, logramos convencerlo de que asista a terapia psicológica y en un par de días tendrá su primera cita.

Le muestro una sonrisa apenada a Eduardo cuando me pilla observándolo y desvío la mirada para no hacer el momento más incómodo, pero vuelvo a voltear al instante para ver que ya se ha sumergido a una conversación con mi primo, los chicos de la banda, Max y Andrés, ya que todas sus acompañantes se encuentran apartadas junto a Juliana y Camila.

Sonrío al verlos y volteo a ver a Andrea y Christian, quienes dejaron de besarse cuando nos vieron llegar pero continuaron hablando por un rato más. Ahora mi amiga camina con premura y nerviosismo hacia aquel tronco en el que me senté hace meses cuando vine con Liam, y el chico permanece en su lugar, viéndola alejarse con frustración.

—Iré a hablar con Chris un momento, ¿estás bien? —anuncia Liam detrás y lo miro para después asentir—. Será rápido, no te me pierdas.

—Está bien, quiero hablar con Andre también —contesto.

Él besa mi frente y se va hacia su amigo, mientras yo hago lo mismo con la castaña.

Camino con lentitud en medio del agua hasta salir y al llegar junto a ella, me siento a su lado. Permanezco en silencio por unos minutos, dejándole su espacio mientras veo a las chicas, luego giro un poco para verla y hablarle con suavidad.

—¿Qué pasó, Andre?

—Él es un idiota, Ari —manifiesta de inmediato, como si hubiese estado esperando mucho tiempo para decírselo a alguien. Suelto una risa nasal y espero que siga—. Es un lindo idiota. M-me dijo que le gusto, pero yo no le creo porque, pues... por eso, porque es imposible tratándose de él.

—Todos en ese grupo de locos son idiotas, esa es su marca, pero son buenos chicos. Sé que Christian es difícil, pero si hay algo que me gusta de él, es que siempre es sincero, y sé que en esta ocasión lo está siendo contigo.

—Pero me da miedo.

—A mí también me daba miedo, todavía me da miedo, de hecho, y aún hoy tengo dudas, pero se trata de ayudarnos a eliminarlas juntos. ¿Recuerdas lo que me dijiste hace tiempo, que Liam me miraba lindo?

—Estaba tan enamorado de ti desde hace tiempo —señala riendo.

Exhalo un suspiro, sonriendo levemente, porque de nuevo resuena ese tema en mi cabeza.

—Y aun así, no hemos definido nada... —le informo. Mi amiga forma una mueca y va a hablar, pero niego con la cabeza y le muestro la sonrisa más sincera que puedo para seguir. Esto no se trata de mí—. No importa, el punto al que quería llegar, es que Christian te mira así ahora. ¿Te da miedo por la clase de vida que lleva él, tan loca y libertina? —Asiente segura—. Está loco, pero no es infiel y lo sabes.

—Porque jamás tiene algo formal.

—Lo sé, pero tampoco creo que se le haya declarado a alguien y lo ha hecho contigo. Si no le gustaras, te aseguro que no te lo habría dicho, y si te quisiera solo para tener sexo, te lo habría dejado claro también. La cuestión es que hables de eso con él y le digas cómo te sientes... ¿Te gusta?

—Joder, Arya, ¿no lo has visto? Claro que me gusta —aclara. Me río, contagiándola también—. Me gusta mucho, me hace sentir cosas aun cuando me saca de mis casillas y me desespera con su insistencia.

—Entonces háblalo con él. No te conozco tímida, Andre, no te limites esta vez. Christian no es un mal chico, te lo prometo —digo segura.

Apostaría por Chris con los ojos cerrados. Sé que requiere que las cosas se lleven con calma, pero tengo mucha fe en que se esfuerza por ser mejor cada día y tiene mucho valor.

—Te amo, ¿lo sabías? —expresa de repente, mostrándome una bonita sonrisa sincera que le devuelvo, luego me abraza—. Gracias.

—No tienes que agradecer nada, mocosa, yo también te amo.

Beso su mejilla y nos separamos, después giro hacia donde se encontraban Chris y Liam y veo que este último se está alejando, por eso le animo a mi amiga, que se levanta para caminar hacia su enamorado.

No pasa mucho tiempo en el que ellos se encuentran y caminan hacia otro lugar apartado, se sientan en el suelo a conversar y Liam llega hasta mí, ubicándose a mi lado y ocupando el lugar de Andrea.

—¿Todo bien? —pregunta—. Creo que esos dos están tan tontos como nosotros. Le dije a Chris que no sea tan idiota y creo que entendió un poco, aunque sabes, es ridículo que yo lo diga, pero el punto es que creo que sí funcionará y serán novios cuando menos lo esperemos. También Juliana y Maximiliano, así como lo hizo Andrés que tiene a su novia y... —lo interrumpo, porque su entusiasmado barboteo me pone nerviosa, sobre todo porque está hablando de relaciones y nosotros no hemos hablado a profundidad de la nuestra. Y me pone mal.

—Y nosotros... ¿Qué somos nosotros, Liam? —consulto ansiosa, desesperada por darle un fin a esto.

Él me observa por segundos, debilitándome como es su costumbre con esas iris canela que me encantan, luego sonríe.

Me asusto solo de pensar en lo que puede ser capaz de decir.

—Somos nosotros. Somos piezas similares de un puzzle que por extraño que parezca, encajaron perfectamente, Canela, y tú lo eres todo para mí.

___________________________________________________

¿Qué te pareció este capítulo lleno de todo?
Perdón si es demasiado largo, últimamente se me hace más difícil parar.

Ya nos estamos acercando al final y quiero llorar, pero también estoy feliz de que los capítulos que vamos viendo nos dejan saber un poco más de nuestros niños. Todos se están llevando bien y eso me gusta.

Háblame de Arya y Liam aquí, necesito saber qué piensas de estos dos y su relación.

Y por cierto, ¿qué opinas de Deisy? Yo nunca pude odiarla a ella a pesar de todo lo que pasó por su culpa y creo que me gusta para James. Espero que también puedas perdonarla tú, Arya lo hizo.

Y sobre Chris y Andrea, ¿qué me tienes que decir? Esta pareja, aunque no se desarrolla mucho en esta historia, es de mis favoritas, y los amo tanto como a las dos otras parejitas de locos.

Déjame tus opiniones sinceras o cuchillazos. ʕっ•ᴥ•ʔっ

Continue Reading

You'll Also Like

44.1K 2K 15
Soy Taylor Brooks, tengo 17 años. ¿Que más puedo decir de mí ? ¿Mi padre?, Un excelente empresario, que me la pasa regañando por que ando de fiesta e...
36.9K 2.2K 17
Arodmy Darotski, no se enamora él se obsesiona. Su pensamiento siempre fue no perder el tiempo con crías menores que él, seres inexpertos como suele...
9.8K 771 31
Naomi dice ser la Wells con menos suerte. Desafortunada en el juego, en las amistades, en la cocina, y ni mencionemos al amor. Aunque una beca para e...
11K 586 20
Ava Grey es una chica feliz y segura de si misma, un poco cabezota y celosa y esta enamorada de su sexy y cariñoso mejor amigo Simón Stone. Stone es...