IMPORTANTE: sé que muchas no leéis mi comentario del final, pero espero que hoy lo hagáis porque si no no os vais a enterar de lo que voy a decir y es importante.
Os dejo leer :)
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La brisa era cálida y me apartaba el pelo de la cara con delicadeza. Por un momento me sentí como en casa, como en aquellas eternas noches de verano en las que acababas viendo salir el sol más allá del mar.
El accidente me pilló poco antes de verano y por la rehabilitación y demás no pude pasar las vacaciones en mi paraíso personal, en aquel pueblecillo de Mallorca que se había ganado mi corazón para siempre. Esta sensación veraniega me estaba haciendo recordar lo mucho que lo había echado de menos.
La imagen de Josh pasó como una estrella fugaz por mi cabeza y sonreí ¿Qué sería de él? ¿Dónde estaría?
Sentí una mano acariciar mi baja espalda y volví a la realidad.
La música, el fuego y el olor a sal y a alcohol nos envolvían de forma agradable.
- Ya son casi las doce-susurró Harry en mi oído desde detrás- deberíamos buscar a Zayn para felicitarlo.
- Claro-volteé y sonreí- vamos.
Lo agarré del brazo y tiré de él hacia delante, pero no se movió.
- Espera-dijo.
- ¿Qué pasa?
- ¿Qué te pasa?-preguntó.
- ¿A mí? Nada ¿Por?
- Sí te pasa algo. Mich, que soy yo.
Puse los ojos en blanco y resoplé.
- Nada, es solo que todo esto me ha recordado un poco a casa y me ha entrado morriña.
- ¿A casa?
- Bueno, a casa no, al sitio en el que veraneo.
- ¿Mallorca?
Asentí y sonreí por el simple hecho de que se acordase.
- Si quieres, podemos escaparnos un par de días allí cuando pasemos por España de promoción.
- No es necesario, pero gracias.
- ¿Seguro?
- Seguro. Anda, vamos.
- Vaaaaaaale.
Volví a tirar de él y esta vez sí se movió.
Para mi sorpresa, en lugar de una tarta, lo que sujetaba las velas era una jarra con un líquido anaranjado en su interior. Su tarta era nada más y nada menos que un cóctel gigantesco.
- ¡Cuando sople las velas quiero que todos metáis vuestra pajita en esta jarra y le deis un buen trago a esta maravilla!-exclamó Zayn con ya signos de embriaguez en el tono- ¡¿Vale?!
- ¡Vale!-respondimos todos al unísono.
La música dejó de sonar y miré el reloj de Harry para ver la manecilla dar las doce.
Todo el mundo empezó a cantar, destrozando la canción una vez más, y Zayn se echó a reír. Cuando chapurreábamos las últimas notas, el cumpleañero cerró los ojos y apagó las dos llamas con el soplido más sexy que había presenciado jamás.
Chorreaba sensualidad hasta para eso, pero no sabía ni por qué me sorprendía, era Zayn.
Mientras todos se abalanzaban sobre la jarra para beber, yo me acerqué a Zayn y le di un abrazo.
- ¡Muchísisisismas felicidades!-exclamé entusiasmada y estampé mis labios contra su mejilla.
- Muchas gracias-me acarició la espalda y se rio con algo de timidez.
- No me voy enrollar porque en cuanto acaben de beber van a venir a molestarte, pero quiero que sepas que ha sido un placer vivir este año contigo, que espero poder seguir tocándote las narices durante muchos años más y que te quiero un montonazo.
Zayn abrió los ojos algo impactado por lo que acababa de decir y después sonrió.
- Y yo a ti.
Me revolvió el pelo, otra vez, y se giró para seguir besando a su novia.
Harry estaba terminando de beber cuando llegué para ver si quedaba algo del mejunje.
- ¿Queda algo?-pregunté mientras Harry sacaba su pajita de la jarra.
- Algo-se rio- aprovecha mientras voy a felicitar a Zayn.
Asentí y hundí mi pajita en las profundidades de la jarra para rescatar algo de lo poco que quedaba.
Hmmmmm. Sabía a rico.
No sabría decir qué llevaba, pero tenía ese típico sabor tropical que entraba de maravilla y te refrescaba la garganta a pesar de llevar alcohol.
Ya no quedaba nadie esperando, así que me tomé el lujo de acabarme la jarra y esperé a que Harry volviese.
Miré a mi alrededor en busca de una fuente de entretenimiento y vi a Liam y a Mel besarse apasionadamente junto al fuego.
No sabía si Harry y yo utilizaríamos el jacuzzi, lo que sí sabía era que ellos dos sí lo harían. Vaya par.
Un año atrás yo estaba animando a Mel a que se acostase con Harry y ahora era yo la que, después de hiperjurar que jamás tendría nada con él, no solo había disfrutado de él incontables veces sino que además estaba perdidamente enamorada de él. Bueno, y ella estaba con Liam. A lo tonto ya había estado con dos de los cinco.
Maldije en silencio y empecé a reírme sola.
- ¿De qué te ríes tanto?-preguntó Harry parado frente a mí.
- ¿Te acuerdas de que te acostaste con Mel?
- Sí…-contestó incómodo- lo siento.
- No lo sientas, hombre, en aquel entonces tú y yo no teníamos nada.
- ¿Y ahora sí?-preguntó sonriendo de lado.
- Sabes a qué me refiero-gruñí, pero no pude evitar sonreír- solo me ha hecho gracia cómo han cambiado tanto las cosas de un año para otro.
- ¿Qué tenemos?-insistió.
- ¿Tú qué crees que tenemos?
- Te he preguntado yo primero.
- Pues yo creo que tenemos...-enmudecí.
- ¿Si…?
Si pensaba que iba a ser yo la que hablase primero lo llevaba claro ¿Y arriesgarme a fastidiarla y perder lo que teníamos? Ni harta de vino.
- Ganas de bailar, eso es lo que creo que tenemos.
Harry puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos.
- No te pongas así-dije colgándome de su cuello- que bailar con un muermo no mola.
- No me apetece bailar-se quejó.
- ¿Y qué te apetece hacer?
- Nada, me he enfadado.
Sabía que mi respuesta le había molestado, pero también sabía que no estaba enfadado y que solo estaba jugando conmigo.
- ¿Y no puedo hacer nada para que me perdones?-supliqué.
- Decirme qué crees que tenemos.
Y dale que dale.
- Pues si eso es lo único que puedo hacer para desenfadarte te vas a quedar aquí amargado toda la noche. Me voy a bailar.
Le di un beso en la mejilla y empecé a caminar de vuelta a la hoguera, pero cuando llevaba apenas un par de pasos, Harry me agarró de la muñeca y tiró de mí con brusquedad, haciéndome chocar contra su pecho.
Antes de que pudiese reaccionar, sus labios ya exploraban los míos con ganas de aventuras.
Cada vez que Harry me besaba perdía la cordura por completo. No importaba cuánto me esforzase por resistirme, no podía. Sus labios me dominaban por completo. Era sumisa de sus besos.
Levantó mis pies del suelo unos centímetros y caminó hacia algo que no supe qué era hasta que lo sentí en mi espalda. Una palmera.
Me encontraba presa entre el tronco de la palmera y el de Harry, pero era una prisión agradable, de esas en las que no me importaría que me condenasen durante años.
¿Que qué éramos? Él para mí era todo. Eso era lo único que sabía.
Dejó de besarme y me miró con una sonrisa que no me gustó nada.
- ¿Quieres ir al agua?
- ¿A qué te refieres exactamente con “agua”?-pregunté sabiendo perfectamente la respuesta.
- Al mar.
- Estás tú que me meto ahí en plena noche. Que seguro que hay tiburones, o peor, medusas.
Rompió a reír y echó la cabeza hacia atrás.
- Tienes que poner en orden tus prioridades-dijo entre carcajadas.
- Eso es de Harry Potter-sonreí.
- Ya, pero tienes que hacerlo.
- Bueno, que no pienso meterme ahí.
Harry dejó de reírse y me sujetó las mejillas con sus enormes manos.
- No quería llegar a esto, pero… tienes dos opciones. O te metes voluntariamente o te meto a la fuerza.
- No, mejor. Tú tienes dos opciones, o te apartas voluntariamente-bajé mi mano y agarré sus bajos- o te retuerzo las pelotas.
Me soltó la cara con expresión traviesa y en un movimiento rápido, apartó mi mano y la subió junto a la otra por encima de mi cabeza.
- Sigamos con lo que yo decía ¿Cuál va a ser tu decisión?
- No serás capaz de tirar a una pobre e indefensa chica al agua ¿Verdad?
- Ya lo hice una vez ¿Te acuerdas?
- Como para no hacerlo-suspiré con algo de melancolía.
Ese día me besó por primera vez después de aquellos cuatro meses infernales.
Ay.
- Está bien, iré voluntariamente.
- Sin bikini.
- ¡Harry!
- O te lo quito yo.
- ¿Te has percatado de que a treinta metros hay gente?
- Es de noche.
- Y eso no implica que la gente no pueda mover sus patitas y darse un paseo por la orilla y vernos en pelota picada.
- Que no nos va a ver nadie-se quejó como un crío.
- No.
- Ya veremos, ya.
Me agarró de la mano y me llevó hasta la orilla.
- Si te quitas tú tu bañador me quito yo el mío-susurré en su oído, esforzándome por no reírme.
- ¿De verdad?-preguntó entusiasmado.
Asentí y Harry se bajó su bañador hasta el final, sacando los pies de él y quedando completamente desnudo.
En cualquier otra situación me habría tapado los ojos o habría gritado, pero era Harry, se pasaba casi más tiempo desnudo que vestido, ya estaba acostumbrada.
- Te toca-dijo.
Me tomé un minuto para admirar su peculiar silueta y después me agaché para coger su bañador y alejarme corriendo sin rumbo.
Pensé que le llevaba más ventaja, pero cuando me giré para ver dónde estaba, se tiró encima de mí y me cargó sobre sus hombros.
Quería forcejear, pero me estaba riendo tanto que me veía incapaz de hacer nada. La risa desapareció en cuanto nos zambulló y el agua me caló de la cabeza a los pies.
Salí a la superficie y abrí los ojos.
Harry estaba frente a mí, con su rostro a escasos milímetros del mío.
- ¿Estás bien?-preguntó.
Le escupí el agua de mar que me quedaba en la boca y asentí.
- Ahora sí-sonreí satisfecha.
- ¿Era necesario hacer eso?
Asentí de nuevo y dejé mis manos en su pecho.
Levanté la mirada y mi corazón dio un brinco. La luna iluminaba su piel y se reflejaba en sus ojos y en las gotas de agua que colgaban de sus rizos. También perfilaba sus labios húmedos y sentí la necesidad de saborearlos.
Una de mis manos subió y se aferró a la cruz que colgaba de su cuello. Lo atraje hacia mí y encajé mi boca en la suya lentamente.
Su sabor y el de la sal se fundían en mi lengua sumiéndome en una sensación extraordinaria.
Rodeé sus caderas con mis piernas y adherí mi torso al suyo.
Sus manos envolvieron mi espalda y se dedicaron a juguetear con el lazo de la parte de arriba de mi bikini. Tiró suavemente y soltó el nudo, acariciando la piel que acababa de descubrir.
Me aferré a sus rizos empapados y el agua que guardaban se filtró entre mis dedos.
Sus labios abandonaron los míos y buscaron mi cuello. Mi respiración se convirtió en un jadeo e inconscientemente lo adherí más a mí cerrando con más fuerza mis piernas.
- Harry-dije con un hilillo de voz.
- ¿Qué pasa?-me miró preocupado- ¿Estás bien? ¿Te estoy haciendo daño?
- No, no-sonreí y lo besé- estoy bien. Muy bien.
- ¿Entonces?
- Aquí no.
Harry asintió y volvió a atarme el bikini. Busqué su bañador y lo vi tirado en la orilla.
Salimos del agua y una vez Harry terminó de vestirse, empezamos a caminar.
- Me siento mal-resoplé.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque siempre desaparecemos y los dejamos solos.
- ¿Tú te crees que si estuviésemos allí nos harían caso?-soltó una carcajada- tienen a sus novias en bikini meneándose para ellos, te aseguro que ni se habrán enterado de que nos hemos ido.
- Ya, pero no sé-musité cabizbaja- ¿Somos malas personas?
- Qué va, solo somos un poco autistas.
Sonreí y me abracé a su torso descubierto durante el resto del camino.
Ya estábamos casi llegando cuando un anciano con una vestimenta muy colorida y un tanto extraña nos paró.
- Qué bonita pareja-dijo en un inglés chapucero.
Harry y yo nos miramos y empezamos a reír.
- No estamos juntos-dijo Harry con tristeza.
¿Por qué con tristeza? ¿Le ponía triste que no lo estuviéramos? ¿Sí? ¿No?
AH.
- Todavía-dijo el anciano con una dulce sonrisa.
- ¿Por qué dice eso?-le pregunté.
- Por cómo os miráis. Solo cuando un amor es verdadero se puede ver a través de los ojos.
- Eso que ha dicho es muy bonito-dije.
- Es bonito y cierto. Y ¿Queréis saber más?
- Sí-contestó Harry antes de que yo pudiese hacerlo.
- No importa si estáis juntos o no, no importa cuánto tiempo pase o con quién os acabéis casando, una parte de vosotros siempre va a vivir en el corazón del otro. Siempre. Hasta el último suspiro.
- ¿Cómo sabe eso?-pregunté con un nudo en la garganta.
- Porque cuando un amor es de verdad, no se puede escapar de él. Jamás.
Miré a Harry y vi que él ya me estaba mirando.
¿Sería verdad todo lo que estaba diciendo aquel hombre o serían solo las palabras de un anciano hawaiano que desvariaba?
- ¡Harry!-gritó Zayn junto a la hoguera- ¡Venid a bailar un rato!
Sí que debía estar borracho para querer que fuésemos a bailar con él, sí.
- No os preocupéis, podéis iros-dijo el anciano- la noche es joven y vosotros también, pero vuestro amor se nota en el aire, es puro y eterno, haced que merezca la pena.
Harry y yo sonreímos y nos alejamos, abrazándonos más fuerte.
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A ver chicas, dos cosas.
1) Siento muchísimo haber estado tanto tiempo sin subir, pero entre fiestas, viajes y todo no he tenido nada de tiempo. Ni para subir ni para escribir. Sé que ha sido una cacota, pero no he podido...
2) Me vais a matar, pero no voy a poder subir hasta finales de enero porque empiezo los exámenes de la universidad y voy de culo. Tal vez pueda subir algún capítulo, pero no os prometo nada porque la verdad es que dudo que pueda escribir ni subir nada. Es un parón enorme y creedme que a mí también me da mucha rabia, pero no soy un robot, tengo los inconvenientes de la vida humana y uno de ellos es estudiar :(
Espero que podáis entenderlo. Lo siento muchísisisisisisisisimo.
Un beso enorme y que tengáis un comienzo de año 10.♡