Pasé el resto del día jugando con los niños de la aldea bajo la supervisión de los adultos, ya que aunque las mujeres tenían plena confianza en mí, la verdad no se el por qué, los hombres aún tienen dudan. Pero Job a pesar de ser el de quien me dio un nombre, aún me teme, tengo que descubrir cuál es el origen de esa desconfianza en los dragones.
Sara: ¿Mamá, Papá, Kai puede venir a vivir con nosotros?, preguntó la niña haciendo ojos de cachorro.
Job: Ni lo pien...
Pero no pudo terminar su frase, ya que Martha lo interrumpió.
Martha: Es una gran idea querida, por supuesto que puede vivir con nosotros, no veo el por qué, no.
Martha: Qué me dices Kai, ¿quieres vivir con nosotros?, dice mientras me mira con una cálida sonrisa.
Yo estuve por responder, pero esta vez Job me interrumpió.
Job: No permitiré, que esa cosa entre a nuestra casa, ya es demasiado que permita que un dragón este en nuestra aldea, y se acerque a Sara y a ti Martha. Dijo mirándome seriamente.
La madre de Sara se para frente al hombre y con una hermosa sonrisa, y con la palma de su mano izquierda apoyada en su mejilla.
Martha: Pero que cosas dices querido, si Kai es lo más adorable y tierno que vimos en mucho tiempo, además Sara se lleva muy bien con él. Dijo señalando a su hija que está abrazando mi cuello, mientras sonríe.
Sara: Sí papá Kai es bueno, no nos haría daño a nadie, puedes dejarlo vivir con nosotros, por favor. Suplicó la niña, utilizando otra vez los ojos de cachorro. Al igual que su madre.
Los humanos son muy extraños, en especial las mujeres actúan de una manera muy rara, o eso me parece.
Job: Ya he dicho que no, ese dragón no vendrá a nuestra casa, y no cambiare de opinión, por más que suplique o cara que pongan. Dijo de manera seria, estando de brazos cruzados.
Sara estaba por comenzar a llorar, y Martha solo suspiro.
Martha: Así es como quieres jugar, entonces, que así sea. Dijo en un pequeño susurro, el cual solo yo fui el que lo escucho, gracias a mi oído.
Time Skip, 1 hora más tarde, casa de Job/Martha/Sara.
Estoy sentado, frente a Job quien se encuentra deprimido ya que su orgullo como hombre fue totalmente destruido por su esposa Martha. Hace unos momentos Sara me mostró el interior de su casa, que tiene dos habitaciones, una un poco más grande que la otra, y una sala que comparte cocina y comedor. Mientras por fuera la casa está construida con tipo de ladrillos color blanco, con pilares de madera, y un techo de madera y heno.
Martha: Kai ¿puedes ayudarme un poco?, preguntó con una sonrisa.
Yo solo asentí y me acerque a ella, no quería hacerla enojar, luego de lo que pasó con Job, al no querer dejarme vivir con ellos, Martha emanó un aura muy tenebrosa, le dijo a su esposo que lo supere y si no quería que le corte aquello que lo identifica como hombre, no quería ninguna queja.
Al estar junto a la madre de Sara ella me observó y luego apuntó a una pequeña pila de leña, que se encuentran debajo de una olla de un tamaño mediano.
Martha: ¿Puedes ayudarme con el fuego?
Me dirigí a la pila de leña y con una muy pequeña llamarada, la encendí.
Martha: Gracias, ahora a cocinar. Dijo mientras se acerca, con una jarra con agua, y una bandeja con un gran pedazo de carne y algunas verduras.
De vez en cuando me acercaba a la olla con más trozos de leña, para avivar el fuego y que no se apague, ocasionando sorpresa e intriga tanto en Sara como Martha, la verdad es que con el olor que emanaba la carne me daba cuenta que aún no estaba del todo cocida, y aunque eso no fuese un problema para mí, no creo que pase lo mismo con Sara y sus padres, no quiero que les pase nada.
Luego de varios minutos la comida ya está lista, Job y Sara se sentaron en sus sillas junto a la mesa, mientras que Martha, colocó tres platos del mismo tamaño en la mesa, y luego colocó un cuarto plato en el suelo, más grande que los otros tres, junto a ella y su hija.
Martha: Kai ven a comer antes que se enfríe.
Rápidamente me acerque al plato y comencé a comer, la verdad es que esta delicioso, fue una buena idea en cuidar el fuego o de seguro no estaría así de bueno, tanto la carne como la verduras. El silencio reinó durante varios segundos, yo estoy terminando de comer, pero el resto aún tiene el plato lleno.
Sara: Mamá, Papá, ¿Kai puede dormir en mi habitación?
Martha: Claro mi niña.
Luego ambas me miraron para saber cuál es mi opinión, como respuesta asentí con la cabeza. Pero Job no se quejó esta vez, en realidad se mantuvo callado sin hablar desde que llegamos a la casa. Martha solo suspiro al ver la aptitud de su marido, y Sara sonríe, por saber que dormiré en su habitación.
Luego de comer y de que ayude a Martha a juntar la mesa mientras que Job lava los platos, nos dirigimos cada uno a su respectivo cuarto, Job y Martha a uno, mientras yo acompañe a Sara al suyo.
En la habitación de Sara, ella se encuentra acostada en su cama, mirando el techo, mientras yo me encuentro recostado en el suelo.
Sara: Kai no te preocupes, papá te aceptara pronto, solo necesita un poco de tiempo, la verdad no sé muy bien el por qué no le gustan los dragones, creo que tuvo que ver con el abuelo Frank... ah. Al final de la frase la niña soltó un largo bostezo y en cuestión de segundo se quedó dormida.
Yo sigo despierto, no tengo tanto sueño en realidad, con la cantidad de cosas que pasaron hoy debería estar con unas inmensas ganas de dormir, pero siento que aún no debo dormir.
Al tener tantas cosas en la cabeza, solo me levanté y salí de la habitación haciendo el menor ruido posible, no quiero despertar a Sara. Me dirigí a la cocina-comedor, y note que soy el único despierto, pude ver que de una de las ventanas entra un poco de luz, me acerque y al ver por la ventana, me quedé maravillado al ver el precioso cielo nocturno, iluminados por una gran cantidad de estrellas.
Comencé a escuchar unos pasos, aunque por el olor, sé que se trata de Job, al voltear pude ver que tiene una mirada seria.
Job: Lo dejare en claro, no voy a deja que te acerques más a Martha y Sara, eres un peligro para ellas, eres un dragón, una criatura la cual solo trae muerte y destrucción a donde quiera que vaya. Yo solo escucho lo que me dice.
Job: Acepte que te quedaras por esta noche, pero en la mañana te quiero fuera de esta casa y lejos de esta aldea, esta pobre gente y sus niños no sufrirán por un monstruo como tú. Dijo para luego retirarse de nuevo a su habitación, me quede quieto por unos segundos, luego regrese a la habitación de Sara, me acosté en el suelo y antes de caer en los brazos de Morfeo, en mi cabeza resuenan las palabras de Job.
En la mañana, narra Job
Me desperté más tarde de lo que suelo hacerlo, la verdad el tener un dragón en mi casa no me dijo dormir tranquilo, pero ya es de mañana, lo que significa que Kai tiene que irse.
Mire a mi derecha y pude notar que Martha no está, tal vez se deba a lo tarde que me desperté, pero no importa. Una vez fuera de mi habitación pude ver que no hay nadie en el comedor, lo cual es extraño, aunque me despierte tarde, Martha siempre me espera con el desayuno junto a Sara. Me dirijo a la habitación de mi hija y esta no se encuentra.
Salgo de casa y escucho varias carcajadas, y a lo lejos puedo ver a los demás, junto a la pequeña fuente que hay en el centro de la aldea, lo que me sorprende es ver a ancianos, mujeres, hombres y Martha reír a carcajadas.
Me acerque a ellos para preguntar qué están haciendo, pero mi esposa me ve y saluda.
Martha: Buenos días querido, ¿pudiste descansar?, dijo
Job: Sí, digamos que sí, pero, ¿dónde está Sara y los demás niños?, pregunte.
Martha: mira adelante y veras.
Yo solo lo hice y la verdad que me moleste mucho al ver jugar, a Sara y los demás niños junto a Kai, se perseguían los unos a los otros y ese dragón los atrapaba a todos.
Job: No escucho lo que le dije. Susurre, pero mi esposa me pregunta inocentemente.
Martha: ¿Dijiste algo?, yo no respondí solo me quede mirando fijamente a Kai.
Martha: Kai se despertó mucho antes que nosotras, me ayudó a ordenar la casa, luego ayudó a Mat a cazar con los demás, luego fue a recolectar frutas y agua con el resto de mujeres, y ahora está jugando con Sara y los demás niños, en verdad es una ternura.
Con fuerza cierro mis puños y me alejo del resto, paso entre el medio de los niños y me voy con rumbo al bosque, mientras mi hija y esposa me llaman pero las ignoro y sigo mi camino.
Después de caminar por varios minutos ya me encuentro en el bosque, y con rabia doy un golpe en un árbol.
Martha: Job ¿Por qué eres así con Kai? Escuche lo que le dijiste por la noche.
Al escuchar la voz de mi mujer, volteo y puedo notar que me ve con tristeza.
Job: Es un dragón Martha, es de la misma raza de quienes devoraron a Frank, lo recuerdas, asesinaron a tu padre, y me preguntas el por qué, dime cómo puedes estar cerca de una criatura tan peligrosa.
Martha: Crees que no lo sé, al inicio tenía terror, pero luego pude ver en su interior, no es como los otros, es bueno, además es solo una cría, un bebé.
Job: Pero crecerá, y quien dice que no, nos atacará después, le prometí a tu padre cuando nos ayudó a nosotros y a los demás a escapar, que te protegería de cualquier cosa.
Job: Recuerdas cuando nos conocimos, era un simple niños sin padres, que vivía en la intemperie, pero tu padre me encontró y me llevo a tu casa donde te vi, la misma casa donde crecimos, la misma donde nos enamoramos, y también la misma en donde el murió.
Job: Por más que sea una cría no puedo perdonar lo que nos hicieron. Dije llorando.
En ese momento Martha y yo pudimos oír un ruido y al voltear vimos a Kai.
Narra Kai
Me levante temprano por la mañana aún resuenan las palabras de Job por mi cabeza, debería de irme y por qué odia tanto a los dragones. Pero todo eso lo deje de lado al escuchar la voz de Martha.
Martha: no le des mucha importancia a lo que Job, te dijo.
Yo la mire, parece ser que escuchó todo lo que me dijo en la noche. Luego a los pocos minutos se levantó Sara, Job sigue durmiendo, ayude a Martha a ordenar la casa.
Cuando salimos pude ver a el sujeto que me dio pescados ayer, y lo vi acompañado de algunos hombres, los seguí y después de ver que intentaban cazar los ayude.
En el camino pude ver a varias mujeres recolectar algunas frutas, me separe de los hombres y me quede con ellas para ayudarlas con los frutos que se encuentran alto en los árboles.
Al regresar vi a Sara junto a los demás niños mirándome con cara de cachorro. Así que me puse a jugar con ellos, la verdad es que me divertí bastante, la diversión duró un buen rato.
Pasado el mediodía, junto al grupo de adultos que reía al verme jugar con los niños, capte el aroma de Job, levante un poco la cabeza y note que no parecía gustarle la idea de que siga en la aldea. Luego pasó entre medio de los niños, mientras ignora los llamados de su esposa e Hija mientras se dirige al bosque.
Martha sale corriendo tras su esposo y yo la sigo a la distancia, me preocupo por Job, aunque me odie, yo me preocupó por él.
Luego de seguirlos a ambos pude escuchar su conversación, acerca sobre el padre de Martha, su vida y el porqué del odio de Job a los dragones, me siento en verdad mal, no soy como esos dragones, no quiero lastimar a nadie, yo quiero protegerlos. Me acerque a ellos y se dieron cuenta de mi presencia, pero el primero en hablar es Job.
Job: ¿Qué haces aquí, no te dije que te largaras de esta aldea?, me dijo con suma seriedad
Kai: Yo no soy como ellos
Martha: ¿Kai?, dijo sorprendida
Kai: No soy como esos dragones, no quiero lastimarlos, yo quiero ayudarlos.
Job: Entonces dices que eres diferente a los demás, qué eres bueno. Yo solo asentí, pero él se rió de mis palabras y regreso a la aldea.
Martha: Perdón Kai. Dijo, para luego seguir corriendo a su esposo.
Me quedé unos minutos mirando el suelo, es triste que te juzguen junto al montón, aun siendo diferente a los demás.
Narra Job
Luego de esa pequeña charla con mi mujer y Kai, regrese a casa, a los pocos minutos Martha y Sara también regresaron, pero ese dragón no regreso, me alegra que por fin haya captado el mensaje. Pasaron varios minutos y mi esposa e hija no me dirigen la palabra. Luego de una hora empecé a escuchar los gritos de los aldeanos, pero antes que saliera, unos sujetos con armas y armaduras entraron en nuestra casa.
Nos sujetaron a los tres y nos arrastraron hacia la pequeña fuente, una vez allí, vi que todos los aldeanos nos encontramos aquí y frente a nosotros se encuentran unos vente hombres, con más fuerza que nosotros y con armas y armaduras
Jefe Bandido: bueno, que tenemos aquí, una muy pequeña y mísera aldea alejada de todo, que suerte que tenemos no muchachos. Dijo, y en respuesta sus acompañantes reían.
Martha: lárguense no son bienvenidos aquí.
Jefe Bandido: miren ahora que miro con más atención, las mujeres aquí son de lo mejor, por qué no nos divertimos un poco antes lindura. Dijo mientras sujeta con fuerza el brazo de Martha.
Martha: suéltame.
Yo en un rápido movimiento le di un potente puñetazo en su rostro, logrando que suelte a mi esposa y retroceda un poco. Sus hombres quisieron atacarme pero él los detuvo.
Jefe Bandido: parece que tenemos un intento de héroe. Dijo mientras me dio un fuerte golpe en la boca del estómago, haciendo me vomitar sangre mientras caigo de rodillas.
Jefe Bandido: Jack, mátalo. Dijo con suma tranquilidad
Del grupo de bandidos salió un hombre gordo con casco que lleva un hacha de dos manos.
Jack: a la orden jefe.
Tan solo cerré mis ojos, los gritos de desesperación de los aldeanos y mi familia, es lo único que escucho, me maldigo por ser tan débil y no poder proteger aquello que más amo.
Pasaron los segundos y no ocurría nada lentamente abrí mis ojos y quedé totalmente sorprendido no solo yo, sino todos. Frente un bandido preparando su ataque, mientras que Kai se encuentra mordiendo su garganta.
El bandido deja caer su hacha y cae muerto, mientras que Kai se para frente a mí protegiéndome.
Job: Kai. Dije en un susurro, él me miró y sonrió.
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Quiero saber que les esta pareciendo la historia hasta ahora, si les gusta voten y comente, cualquier cosa me ayuda a crecer y aprender más como escritor.
Y tambien los invito a que le den una oportunidad a mi otra historia "La Dragon slayer del Rey Dios Dragón"
Muchas gracias por leer y nos vemos en el proximo capitulos