Meliflua

By xaturna

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¿Quién creería que un simple hashtag era lo suficientemente poderoso como para hacer que una escritora termin... More

ANTES DE LEER
E P Í G R A F E
P R E F A C I O
CAPÍTULO 01
CAPÍTULO 02
CAPÍTULO 03
CAPÍTULO 04
CAPÍTULO 05
CAPÍTULO 06
CAPÍTULO 07
CAPÍTULO 08
CAPÍTULO 09
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPITULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
E X T R A
A G R A D E C I M I E N T O S

CAPÍTULO 21

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By xaturna

Nada dura para siempre vol. 4

No tenía idea de cuantas horas habíamos pasado allí, pero no se asimilaba a una tortura en lo absoluto. Todo se sentía más sencillo mientras Liam me acariciaba el cabello y me hablaba de lo complejo que era el término infinito, aunque hasta sonara irónico.

El cielo tronaba cada tanto, pero no lo creímos importante hasta que las gotas comenzaron a golpear mi rostro.

Me reincorporé rápidamente y observé a Liam; ya no tenía miedo porque nos habíamos alejado bastante del borde en ese rato. El castaño simplemente me contempló, restándole importancia.

—¿Volvemos?— murmuré hacia él.

—¿A la fiesta o al apartamento?

Quité mi pierna de la suya y me paré.

—Yo no quiero seguir en la fiesta— contesté.

—Yo menos.

Se levantó y, sin más, avanzó por el camino de regreso. Corrí tras él.

Volvimos a bajar las mismas escaleras silenciosamente y, al llegar a la fiesta, descubrimos que todo era un caos. Habían chicos con corbatas atadas en sus cabezas y una lata de cerveza en la mano. ¿Nadie pensaba controlar eso? Algunos tenían al rededor de 15 años.

Liam ignoró la situación, tomó mi mano y nos llevó a un lado de la pared, para no llamar la atención.

Antes de atravesar la puerta volví a contemplar el gentío. Parecían ajenos a todo lo que ocurría y la tormenta que se acercaba. Me daba miedo dejar a los adolescentes solos y ebrios en aquel lugar, pero seguí a Liam.

El castaño nos llevó en su auto hasta el internado y, cuanto más nos acercábamos, más aumentaba la tormenta. Daba miedo.

Me daba miedo.

Rápidamente llegamos al apartamento en silencio, porque estábamos bien, estábamos tranquilos, relajados. Nos despedimos con una sonrisa y cada uno se fue a dormir a su respectiva habitación; lo normal.

Cuando me instalé en mi cama me dormí en cuestión de segundos. No había pensado en los truenos que habían afuera y el caos que todavía habría en la fiesta, simplemente dormí, sin despertarme en toda la noche.

Desperté a las tres de la tarde; exactamente quince horas después de haber llegado al apartamento y me sentía algo... desorientada.

Tras oír el viento retumbar en mi ventana me levanté repentinamente, ¿la tormenta seguía?

Ingresé al closet, me puse mis medias de lana y salí directo a la sala, allí no habían ventanas como para espantarme por el sonido.

Liam me contemplaba desde el sofá, con la televisión encendida en algún canal de música y colocándole dulce de leche a un pan.

—Buen día— murmuré hacia él, quitándome una lagaña.

—Buenas tardes— corrigió regresando la vista al televisor.

Avancé a un lado del sillón y abrí la heladera. No sabía ni qué comer, pero mi cuerpo exigía algo.

Contemplé el interior. Ann había mandando a que nos la llenaran y no tenía idea de qué escoger.

Miré a Liam, me devolvió la mirada.

—¿Te enteraste de lo que pasó ayer?— indagó el castaño.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.

—¿Qué? ¿Qué pasó?

—Hubo un apagón.

—Ah.

Creí que era algo mucho más grave.

Saqué un jugo de naranja y con las medias resbalé, aunque sin llegar a tropezar. Visualicé al castaño; él siquiera había notado lo que acababa de ocurrir.

Aproveché lo que había descubierto y resbalé hasta los cajones, para agarrar mis galletas de chocolate.

Patiné hacia Liam y el castaño me notó.

—¿Ahora también sos patinadora?

—Inténtalo— le sonreí sobre el sofá, pero no entendía muy bien porqué lo había dicho.

—Tengo medias blancas.

Se señaló las medias.

—Eso se lava.

El castaño miró mi mano y, luego, miró nuevamente la televisión. Se mantuvo pensando por algunos segundos y finalmente, bufando con una sonrisa, me acompañó.

—Mis medias no son como las tuyas— replicó ya a un lado.

Rodé los ojos hacia él.

—El piso es el mismo.

Aún con su mano sobre la mía me esforcé por arrastrarnos, pero Liam siquiera se movió un poco y yo casi resbalaba; el castaño me sostuvo.

—Esto ya es muy infantil, Mía.

Sentí mi sonrisa desvanecerse.

—Vas a ver que le agarrás el gusto.

Reí hacia él.

El castaño me miró y volví a tirar de él hacia mí, pero esta vez sí se dejó llevar.

Patiné en reversa hasta la puerta de su cuarto y, en el momento en el que comenzó a sonar Queen, Liam se soltó de mí y patinó cantando por su parte.

I want to break free.

Se acercó al televisor, subió el volumen y comenzó a hacer un extraño baile.

Solté una carcajada.

Así que muy infantil.

Liam me sonrió y acercó el control a su boca.

I want to break free from your lies.

El castaño ponía una voz grave y, siendo honesta, hasta me molestaba nunca oír su canto real.

Patinó hacia mí mientras cantaba y colocó el control frente a mis labios para que continuara. Siquiera era muy culta musicalmente, pero en mi infancia esa canción solía sonar en casa.

—You're so self satisfied I don't need you.

Luego de haberme dejado cantar, el castaño se arrastró de vuelta a su posición inicial y comencé a descubrir cómo funcionaba la movida.

I've got to break free.

Se arrastró nuevamente hacia mí y yo fui en dirección contraria carcajeando.

God knows— cantamos en sintonía.

Contemplé a Liam, él me hizo una seña para que esperara un segundo y, luego, se llevó una mano al corazón.

God knows I want to break free.

El castaño cantó esa parte con toda su fuerza, los ojos cerrados y apretando la mano en su pecho con emoción.

La canción se tomó una pausa y Liam volvió a abrir sus ojos, sonriéndome. Me señaló y concluí que me tocaba a mí.

I've fallen in love.

Liam se deslizó, así que lo imité, y volvió a colocarse como al cantar su parte anterior.

I've fallen in love for the first time.

Luego de cantar tomó carrera hacia mí y abrí fuertemente mis ojos al instante.

—¡No! ¡Lia...

El castaño me había golpeado con sus pies, provocando que cayera. Hasta sentí que ocurría en cámara lenta.

Tras caer encima del castaño me enderecé rápidamente sobre él, para comprobar que estuviera bien. Como respuesta simplemente carcajeó, y yo me uní a sus risas.

—¿Estás bien?— cuestionó, aún riendo, hacia mí.

—Sos un pelotudo.

Hizo un breve puchero.

And this time i know it's for real— continuó y rodé los ojos antes de intentar levantarme—. ¿Me das un beso?— cuestionó reteniéndome desde mi cintura.

Miré sus labios. Anoche anhelaba eso.

Contemplé sus ojos y sus cejas elevadas, esperando mi respuesta.

Beso.

Antes de siquiera poder contestar, el castaño nos volteó, haciendo que quedara recostada en el piso y él quedara sobre mí, sosteniendo mis brazos con su mano.

—Uno, dos y tres. Gané— informó.

—¿Qué ganaste?

—Un beso.

Acercó su rostro al mío. Rozó nuestros labios y, automáticamente, me aproximé hacia él, pero se alejó.

El castaño elevó ambas cejas e hizo piquito, hasta que yo asentí y se mandó de lleno a mis labios.

La textura de sus labios continuaba siendo igual de suave y el movimiento igual de sereno.

Quitó su mano de las mías para dirigirla a mi mejilla. Aproveché para llevar mi mano a su camiseta y tiré de ella para acércalo, Liam me ayudó con eso.

Podía no ser nuestro primer beso, pero todo se sentía igual de ajeno que la primera vez, y me encantaba eso.

El castaño guió su mano a mi cintura y me tomé la libertad de morder su labio, abriendo levemente mis ojos para observar cómo en sus labios se formaba una sonrisa.

Volvimos a colisionar y sentí sus latidos acelerarse sobre mí. Solté un breve suspiro.

Liam se alejó repentinamente y, bajo mi atenta mirada, se levantó con ambas piernas a mis lados.

¿Hice algo mal?

Lo observé desde abajo y estiró su brazo hacia mí sonriendo. Tomé su mano y me levantó en un instante; lo volví a observar a centímetros.

El castaño colocó sus manos en mis mejillas y unió su mirada con la mía.

Exhalé.

Acarició mis mejillas y luego se aproximó nuevamente hacia mí, pero esta vez para juntar sus labios con mi frente y avanzar hacia el sofá.

El celular de Liam comenzó a sonar al mismo tiempo en el que me acerqué a la encimera para agarrar mi desayuno y caminar hacia el sillón.

No oí la conversación del castaño pero tomó su chaqueta del respaldo y avanzó hacia la puerta, mientras yo bajaba el volumen de la televisión.

—¿Te vas?— cuestioné abriendo el jugo.

Me contempló por un segundo.

—Sí. Tengo que solucionar unos temas...

¿Tendría que ver con la plata que le debían a mi padrastro?

—¿Con la tormenta?

¿Me tenía que quedar sola?

Como respuesta elevó ambos hombros y se marchó.

Cambié el canal y me crucé con la serie que solía mirar con mi amiga; quizás, omitiendo su final, me traía buenos recuerdos.

Estuve al rededor de una hora con la vista fija en el televisor, pero sin procesar mucho lo que ocurría, cuando mi celular comenzó a vibrar.

Estirándome observé la pantalla.

Emily.

"Dnd estuviste ayer?"

Fruncí el ceño hacia la pantalla.

"¿En la fiesta?"

Esperando su respuesta ingresé a Instagram, para husmear el cómo fue la fiesta para los demás.

Comencé a pasar las decenas de historias que había subido Nick y luego pasé a las de Liam; solo habían dos fotos en su historia, una había sido etiquetada por Nick y, en la otra, estaba bañando a un perro, pero lo había etiquetado Tiffany, hace cinco minutos.

Suspiré y dejé, rápidamente, el celular sobre el sillón.

¿Ese era el tema pendiente?

La pantalla de mi celular brilló y lo miré por arriba.

"Matast a Jeremías?"

Sin poder creer lo que leía salté nuevamente hacia el dispositivo.

¿Matar?

"Eh"

Esta vez su respuesta no demoró.

"Ayer envenenaron a chico durant apagón"

Miré la tele y el grupo de amigos reír en ella; la apagué.

Me mantuve con la vista fija en mi celular por algunos segundos más, sin llegar a procesarlo del todo.

"¿Veneno? ¿Cómo lo que leímos en aquella habitación?"

Su respuesta llegó muchísimo más rápido.

"Borra ese msj nos vemos mañana"

Borré el mensaje tal como me dijo, ella borró el suyo y yo observé la pantalla hasta que se bloqueó, procesando. ¿Y si yo no me hubiera ido de la fiesta?

¿Es que acaso nunca podía irme bien por más de un mes?

Limpié una lagrima que intentaba resbalar por mi mejilla y contemplé la puerta, ¿y si venía Liam?

Creo que está bastante bien con Tiffany.

Otra lágrima decidió caer, pero esta vez no negué el pasaje. Me recosté boca abajo en el sofá y me permití gritar con todas mis fuerzas, para reprimir el grito en la funda.

En ese grito quise soltar todo. Quise soltar los asesinatos, la culpa, quise soltar a mi padre, quise soltar a mi hermano, quise soltar a Liam.

Mi corazón dolía y mis pulmones me pedían un descanso, así que cuando las lágrimas cayeron con más potencia confirmé que no podía soltar nada en un segundo.

Me hice bolita en el sofá y continué llorando hasta que el dolor de cabeza me detuvo.

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