El secreto de tus besos

Door FernandaST15

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-¡No! ¡No más Eduardo! Estoy cansada de esto, no sabes lo mal que me siento siempre que me veo obligada a men... Meer

PROLOGO
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 10

CAPITULO 9

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Door FernandaST15

He hecho muchas cosas, algunas malas y otras buenas

pero no me arrepiento de nada

cada una de ellas han hecho de mi la mujer que soy hoy en día.

Tu solo vive cada día como si fuese el último,

así se disfruta más.

Isabel no podía creer que lo que sus ojos veían era verdadero, ¡tenia que ser un sueño!, esa era la única explicación que le tenia a la carta de aceptación que le había llegado a su correo electrónico. Desde hacia ya mucho tiempo que se presentó a una beca para realizar un curso en España con una duración de 6 meses, aprobarlo seria un excelente incentivo no solo en su hoja de vida sino también en su solicitud para la maestría en Londres.

-¡Lo logre! –gritó emocionada llamando la atención de su familia. Estaban todos reunidos en la sala porque pronto servirían la cena, al menos una vez al mes acostumbraban a comer en familia y ese era el día.

-¿Qué fue ese grito Isabel? Por Dios, ¡me asustaste! –se quejó su madre poniendo su mano sobre su pecho.

-¡Lo logre! ¡Lo logre! No lo puedo creer, ¡me iré 6 meses a España! ¡Obtuve la beca! –chilló emocionada saltando y corriendo de un lado a otro por toda la sala y el comedor robándole un par de risas a su familia. Isabel siempre fue muy eufórica y expresiva con sus emociones así que era imposible no reír y disfrutar de sus ocurrencias, además que sabían lo mucho que se esforzó para alcanzar esa beca, era emocionante verla alcanzar todos sus propósitos y ella no era de las que se daban por vencidas con facilidad.

-¡Por Dios mi amor no sabes como me alegra! Te voy a extrañar demasiado, pero me hace tan feliz que lo hayas conseguido –contestó su madre para luego correr a abrazarla y dejar un beso en su mejilla. Tenía tanto que agradecerle a su familia, ellos nunca dudaban de ella y la apoyaban ciegamente con cada idea que tuviera sin importar lo loca que pudiese llegar a ser, todo lo que estaba logrando era gracias a su compañía.

-Gracias mama, yo también los extrañe demasiado, sobre todo la deliciosa comida que nos preparas porque no tendré una mama consentidora a mi lado, pero solo son 6 meses así que volveré mucho antes de lo que te imaginas, ¡estoy tan feliz! –se lanzó a los brazos de su padre quien la miraba con alegría y tristeza a la vez, para su padre ella su princesa, su niña, su bebe; dejarla ir nunca seria sencillo pero, la amaba tanto que de ser necesario él mismo la subiría al avión si con ello era feliz y la ayudaba a alcanzar todas sus metas. Estaba tan orgulloso de ella. Daría lo que fuera por mantener esa sonrisa en su rostro.

-¡Tengo que prepararlo todo! Debo viajar en dos semanas. ¡Tengo que llamar a Gaby! –salió corriendo escaleras arriba para buscar su teléfono. En cuanto lo encontró llamo a su mejor amiga quien al primer tono le contestó con un grito que la dejo un tanto aturdida y a la vez divertida.

-¡Dime que nos vamos para España! Acaba de llegarme la respuesta ¡Entré! –gritó su amiga presa de la emoción que obviamente compartían.

-¡Yo también acabe de recibir el correo en el que me decía que la beca es mía! ¡No puedo creer que nos vamos las dos a España por 6 meses! Tenemos que empezar el proceso ya mismo, no veo la hora de viajar –le contestó agradeciendo al cielo la buena suerte que las acompañaba, después de muchos rechazos por fin ambas empezaban a crecer profesionalmente como tanto deseaban. Este era un nuevo comienzo para su vida.

-Bien, entonces manos a la obra, te aviso para comprar el pasaje juntas con eso nos hacemos compañía durante el vuelo. Te quiero –Gaby cortó la llamada e Isabel empezó a reunir todos los documentos que necesitaba para la visa y para empezar sus estudios. Cuando estaba sacando su pasaporte e identificación del primero salió un pequeño papel doblado en 4; Isabel con el ceño fruncido lo abrió y sus labios de inmediato formaron una tierna sonrisa al recordarlo.

Era una servilleta de El rincón del helado, una tienda a la que fueron a comer una tarde cuando su "relación" apenas comenzaba, fueron exactamente tres días después de hacer el amor por primera vez, para ella era imposible olvidarlo porque ese día estaba cumpliendo años así que fue un detalle muy especial. Sin embargo, no era por el momento que vivieron que había decidido guardar ese pequeño objeto, era por lo que Eduardo había escrito en ella:

"Cada día que pasa estas más y más hermosa.

Me tienes loco por esa sonrisa tuya.

Me encantas"

Se lo escribió mientras ella le ponía todo tipo de dulces a su tazón con helado ya que él no era muy amante al dulce, al terminar se la tendió y solo susurro a su oído un– léelo cuando estés a solas –y desde ese entonces siempre que lo veía su corazón empezaba a latir como un loco. Ese día no fue la excepción. Hacia poco mas de dos semanas en que hicieron el amor por ultima vez y se dieron el adiós definitivo, desde entonces no había vuelto a hablar con él y aunque lo extrañaba horrores los recuerdos siempre vivirían en su corazón.

Tomo la servilleta y la guardo una vez mas en una pequeña libreta que mantenía guardada en uno de sus cajones.

Retomo su labor y tomo su computadora, se contactó con la universidad española e inició el proceso con el asesor que el asignaron. el tiempo se pasó volando y en menos de los que se imaginó ya estaba montada en un avión rumbo a Madrid junto a su gran amiga. Era imposible identificar cuál de las dos estaba más emocionada porque, aunque sentían nervios por viajar a un país desconocido, la vida está hecha de retos y ellas estaban listas para luchar por lo que deseaban con todas las fuerzas de su corazón. Durante el vuelo charlaron, vieron una seria y hasta leyeron un rato.

Tras aterrizar el asesor de la universidad las esperaba, las llevó hasta el campus y a sus respectivas habitaciones, era muy curioso porque era como un pequeño apartamento en el que vivían dos mujeres más, cada tenía su cuarto compuesto por una cama sencilla, un closet y un escritorio, pero todas compartirían la cocina, dos baños y una sala de estar muy sencilla. Para el resto usarían las instalaciones del edificio.

Esa misma tarde tenían una cena de bienvenida por lo que después de dormir un poco se vistieron y maquillaron juntas. Gabriela uso un vestido color verde de tiras que se ajustaba a su busto y se dejaba caer en una falda vaporosa y cómoda hasta la mitad se su muslo; zapatos y accesorios dorados. Isabel tenía una falda a cuadros roja, blanca y negra y una blusa sencilla pero elegante color blanco; lo complemento con unas botas altas que le llegaban a la rodilla y accesorios a juego. Al terminar bajaron hasta el que según sabían era el salón principal y se encontraron con varios jóvenes charlando entre sí. Al lado derecho tenían una mesa con refrigerios y alrededor de la sala acomodaron sillas para su descanso.

-¡Bienvenidos! Por favor tomen asiento –dijo una mujer elegante que se ubicó en el centro del lugar. Era la directora del programa quien tras dar un corto resumen de lo que serian las clases y repartir los respectivos horarios los invito a presentarse uno a uno.

Isabel estaba tan emocionada que no noto el momento en que un joven se sentó a su lado hasta que él le dirigió la palabra.

-Disculpe, he llegado tarde y estoy un poco perdido, ¿podrías hacerme un resumen? –le pidió el caballero un tanto avergonzado; la aludida se giró le sonrió con dulzura, era un hombre muy apuesto de cabello castaño y ojos azules o puede que grises, aun no terminaba de identificar que color eran. Por su acento de inmediato supo que era extranjero y en el español no era su idioma nativo, tenía una pronunciación muy curiosa y un tanto divertida, algo le decía que debía venir de un país de habla inglesa.

-No se ha perdido de mucho, solo dieron una ligera bienvenida y nos repartieron los horarios, ahora cada uno debe hacer una pequeña presentación de sí mismos –justo en ese momento la directora señaló al joven a su lado quien por suerte reaccionó de inmediato.

-Mi nombre es Francis Cavendish, vengo de Sheffield y tengo 25 años –dijo con mucha educación y elegancia dejándola sorprendida, pero se recupero de inmediato y procedió a presentarse una vez la directora le dio la palabra.

-Yo soy Ana Isabel Brown y tengo 21 años –la emoción que sentía en esos momentos por empezar esa nueva aventura causaba cierto temblor en sus manos, un detalle que el recién llegado noto. Al sentarse tomo una respiración profunda, pero mientras Gabriela se presentada Francis puso un pequeño dulce frente a sus ojos– ¿y eso? –preguntó curiosa tomándolo.

-Mi madre siempre me dijo que los momentos difíciles se llevan mejor cuando se come un poco de chocolate, endulzan el instante –ella rio y de inmediato procedió a destapar el pequeño cuadrado.

-Gracias, aunque la mía me ahorcaría por recibir un dulce de un extraño la verdad es que me encanta el chocolate y lo necesito –llevó el dulce a su boca y cerrando sus ojos soltó un suspiro al sentir como este se derretía en su lengua. Francis soltó una pequeña risita al escuchar el sonido producto del placer, solo conocía a una persona que amaba tanto los chocolates: su madre, ella tenia la misma reacción siempre que alguien le regalaba uno de esos pequeños deleites, los disfrutaba al máximo.

Su risa la incomodo así que bajo la mirada a la vez que sus mejillas se tornaban rosadas.

-Lo siento, es que los chocolates me traen recuerdos maravillosos de mi niñez, mi padre siempre me traía uno cuando volvía de sus viajes y eran de diferente sabor, relleno, color o marca, su propósito era que yo probara todos los tipos de chocolate existentes para así algún día decirle cual era el más delicioso –soltó una risita– aunque como te imaginaras esa es una labor que aún no hemos podido culminar –era un tanto extraño contarle algo tan especial para ella a un completo desconocido, pero a pesar de ello se sentía un tanto cómoda junto a él generándole cierta confianza.

-Creo que mi madre estar muy complacida al ayudarte en tu labor –respondió divertido.

-Pues si ama el chocolate tanto como yo estaría encantada de darle mi top 10 –rio y estaba por hablar cuando su amiga al interrumpió.

-Isa, ¿me acompañas por algo de comer? Muero de hambre –le pidió Gabriela trayéndola de vuelta a la realidad. Estaba tan entretenida conversando que no se dio cuenta de que la charla de bienvenida ya había terminado y los estaba invitando a participar del bufé que les tenían preparado en el patio principal del campus.

-Claro –se giró hacia Francis– supongo que te veré en clases. Adiós –le dedico una tierna sonrisa y siguió a su amiga al exterior.

-¡Que hombre tan apuesto! Y es inglés, es como el sueño de toda mujer –dijo con un poco de burla. Gabriela se acercó a la mesa, tomo un sándwich que puso sobre una bandeja con unas papas y un jugo al igual que lo hizo su amiga. – Como supongo que no prestaste mayor atención a las palabras de la directora, déjame recordarte que mañana tenemos el día libre pero el pasado mañana empezamos con las clases de manera oficial. Estoy tan emocionada.

-Estás loca, cuando veníamos viendo la serie coreana decías que el sueño de toda mujer debería ser enamorar a un coreano –su amiga soltó una carcajada.

-No me culpes, amo las series coreanas.

-Lo sé, a mí también me encantan. Y gracias por prestar atención por ambas, de no ser por ti de seguro que mañana estaría en el salón a primera hora lo que habría sido muy embarazoso –tomaron asiento en una de las mesas dispuestas en el lugar mientras la música empezaba a sonar en el lugar, aquello era como una pequeña y muy tranquila celebración.

-Para estamos las amigas –Gaby le guiño un ojo y ambas terminaron riendo.

La amistad que nació entre ellas en los últimos años era muy especial, se complementaban de una forma extraña y a la vez perfecta que no dejaba duda alguna del cariño que compartían.

Pasaron el resto de la tarde recorriendo el campus aunque dejaron lo mejor para el día siguiente porque ese lugar sí que querían recorrerlo a detalle: la biblioteca. Ambas eran fieles amantes de la lectura y se morían por conocer cada uno de sus rinconcitos, esos en los que ansiaban sentarse a disfrutar de una buena historia. Isabel era adicta a las novelas de romance sin importar el subgénero mientras que Gabriela tenia gustos un tanto menos soñadores; creía en el amor, pero sentía que ese tipo de novelas solo general ideales casi imposibles de encontrar por lo que prefería la fantasía o incluso el terror.

-¿Qué sorpresas crees que nos esperen estos 6 meses que estaremos en España? Algo me dice que este viaje nos cambiara la vida e intento pensar que será para bien, quiero pensar que la nueva vida que decidí seguir al terminar con Eduardo me llevara por un camino con mas flores y no tantos obstáculos –comentó de repente Isabel. Estaban en la habitación de Gabriela hacia ya un buen rato, tiempo que al parecer ella había tomado para reflexionar sobre lo que estaba siendo su vida.

Su amiga suspiró.

-Es muy difícil decirte si todo esto termina bien o no, hace tan solo un par de horas que aterrizamos así que aun es muy nuevo para nosotras, pero bien sabes que siempre he sido de las que piensan que los cambios son buenos; es normal sentir miedo ante lo desconocido y mas para nosotras que no somos de correr grandes riesgos, pero tenemos que ser valientes y enfrentarlo con la frente en alto si realmente queremos alcanzar eso que tanto soñamos. Todos nuestros actos conllevan consecuencias así que solo hay que afrontarlas –reflexiono Gaby para luego acercarse a ella– ¿Cómo llevas lo de Eduardo? Apenas si me contaste lo que sucedió el ultimo día que se vieron y te niegas a hablar de él. Sabes que a mi puedes contarme lo que sea, siempre te voy a apoyar –la aludida hizo una mueca, debió suponer que sacar el tema de su expareja a colación no era buena idea, aun le dolía, la herida era muy reciente.

-Sabes que el hecho de que guardé silencio no es porque no confié en ti, es solo que la verdad es que no se que es lo que siento y eso me confunde aun más. Se que la mejor decisión que pude haber tomar fue terminar con esa relación tan dañina que manteníamos, no tengo duda alguna de ello, pero he de admitir que lo extraño mucho y hace 2 días caí en la tentación de escribirle para decirle que me iba del país por un tiempo. Fue muy triste para mi ver que no le llegaban los mensajes y prefiero no pensar en la razón –Gaby hizo una mueca.

-No debiste escribirle.

-Lo sé, pero no lo pude evitar. Igualmente, no fue más que un simple "hola", se supone que terminamos en buenos termino, ¿no? Tu mejor que nadie sabes lo importante que fue y es él para mí; es mi primer amor, el único hombre que me ha hecho el amor, un sentimiento así no se borra de la noche a la mañana, o por lo menos no para mí –su amiga sabia muy bien el rumbo que estaban tomando los pensamientos de Isabel y no le gustaba.

-Isa, no te atormentes haciéndote ideas equivocadas en esa loca cabecita tuya, puede haber miles de razones por las que a Eduardo no le llegan los mensajes, pero estoy casi segura de que perderte también ha sido muy difícil para él, cualquiera que los hubiese visto juntos se habría dado cuenta de que él a pesar de todo te ama con todo su corazón. Quédate con los buenos recuerdos y sigue hacia adelante. No te digo que te entierres los sentimientos que guardas en tu corazón, solo te aconsejo que le des tiempo al tiempo, poco a poco todo será un poco más llevadero y cuando menos te lo imagines estarás lista para amar de nuevo –dejó un pequeño y tierno beso en la coronilla de su amiga y salió dejándola sumida en sus pensamientos, la conocía y sabia que necesitaba un tiempo a solas.

La joven se limitó a cerrar sus ojos y dejar su mente en blanco, tal como aseguraba su amiga no debía seguir atormentándose con los miles de posibilidades que se le cruzaban por la cabeza, ya era hora de empezar a vivir sin secretos, si seguía lamentándose por lo que fue y lo que pudo ser no seria capaz de ver las cosas maravillosas que le esperaban.

Tomo y tras buscar en su galería observó la única fotografía que tenia de él, lucia tranquilo, sonriente. Fue durante una navidad, estaban todos los conocidos del barrio conversando y compartiendo un par de cervezas antes de retirasen con sus respectivas familias a disfrutar de la festividad. Eduardo se veía muy apuesto bajo el rayo del sol riendo por algun comentario de sus amigos, lucia muy relajado y alegre así que ella no pudo evitar tomarle una foto sin que nadie llegase a notarlo.

-De verdad espero que te encuentres bien; aunque me cueste, no volveré a buscarte, no seria algo junto ni conmigo ni contigo. Dicen que cuando uno esta destinado a alguien nada ni nadie puede cambiarlo, así que supongo que si estamos hechos el uno para el otro tal vez algún día vuelva a verte, pero de no ser así, espero que tengas una buena –acarició la pantalla y tras un suspiro elimino la imagen. Grandes logros la esperaban en España y no iba a arruinarse el momento pensando en su mala suerte en el amor, aun tenia una carrera profesional que sacar adelante, alcanzar el éxito no era una tarea sencilla.

***

ESPERO LO DISFRUTEN

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FER :D

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