END

By BlackOperator

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Harry Potter es el símbolo de la luz y la última esperanza de Gran Bretaña ante el mal que representaba Lord... More

2|Punto Muerto
3|Una Última Misión
4|Cabos sueltos
5|Palabras Muertas
6|Ensueño
7|End
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1|Fin del Juego

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By BlackOperator

Título: END

Sinopsis: Harry Potter es el símbolo de la luz y la última esperanza para Gran Bretaña en contra de Voldemort. Lástima que el muchacho nunca quiso ayudarlos, después de todo ¿por qué querría ir en contra amado padre?

Esta es la historia de cómo Harry y su padre Lord Voldemort gobiernan un mundo sin luz.

Parejas: Tomjam / Drarry / Snack

Estado: En progreso.

Notas del autor: Los fics donde Harry descubre que es hijo de Tom Riddle casi siempre tienen el mismo comienzo y casi nunca tienen final. Así que aquí estamos, viendo que pasa luego de que todo el plan de Voldemort y Harry sale a la perfección. 

— 0 —

– ¿Es él, Draco? ¿Es el niño Potter? – preguntó Bella con apuro mientras sujetaba los hombros de su sobrino. Su risa desquiciada había hecho eco en la mansión cuando Fenrir y su grupo de carroñeros aparecieron en la mansión declarando con orgullo que habían capturado al niño–que–vivió y su grupito de amigos.

El joven rubio observó con aprensión a los tres adolescentes que habían sido sus compañeros de clase. Obviamente podía reconocerlos, aun con la maldición punzante Potter aún conservaba rasgos de su rostro y la presencia de Granger y Weasley solo confirmaba que eran ellos.

– Mira su rostro, esa de allí puede ser su cicatriz – continuó hablando la bruja desquiciada.

– y–yo no estoy seguro – murmuró.

– Míralo más de cerca – jaló a su sobrino para que viese más de cerca al moreno e incluso le hizo hincarse podía sentir el aliento de su tía en su nuca – si es Potter, el lord nos recompensará gratamente, incluso podría perdonar a tu padre por sus faltas anteriores. Pero si lo llamamos y no es Potter, nos matara a todos – dijo entre risas.

Lo sabía, pero también sabía que si los reconocía ellos morirían. No podría soportar eso en su conciencia. Además, Potter era su última esperanza y la del mundo mágico para que al fin aquel lunático cayese de una vez por todas.

Abrió la boca para negar una segunda vez, pero Bella chilló soltándolo para así agarrar su propio brazo donde la marca oscura quemaba dolorosamente.

– ¡¿Quién lo ha hecho!? ¡¿Quién fue el que lo llamó?! – su loca miraba vagaba entre los distintos mortifagos en la habitación hasta dar con un una figura delgada que se había mantenido al margen desde el inicio, ocultándose entre las pronunciada sombras.

Su furia volcó hacia la figura, era un mortifago joven recién llegado, de cabellos castaños revueltos y ojos dorados, inmediatamente lo marcó como el culpable y arremetió hacia él con una tanda de maldiciones, pero el muchacho los esquivó todos e incluso le devolvió algunos de estos.

Estaba punto de arrojarle un crucio, cuando una nube negra atravesó el ventanal de cristal de la mansión y el alma se les fue a los pies. Una vez la bruma tocó el suelo, desapareció, revelando la imponente figura de Lord Voldemort.

– Mi Señor – Bella se adelantó junto a Lucius, Fenrir y los demás mortifagos.

Draco miró a los Gryffindor sabiendo que muy probablemente no saldaran vivos de esa sala. Pudo ver como la nacida de muggles comenzaba a hiperventilarse a causa del miedo, mientras que Weasley temblaba tan pálido como un fantasma mientras sus ojos rebotaban entre Potter y Granger. Reacciones comprensibles estando tan mortalmente cerca de un personaje como el Lord Oscuro... pero Potter. Potter no tenía ninguna reacción en lo absoluto. Su lenguaje corporal estaba relajado e incluso sus ojos no mostraban más emoción que la que tenía usualmente.

Los mortifagos daban sus excusas a su lord, pero este no tenía intención de escucharlos y con un movimiento de su mano, todos ellos se apartaron y Narcissa pudo intervenir a tiempo para alejar también a Draco de la vista del Lord.

Ahora el trio de oro estaba por fin cara a cara con el monstruo que había sido parte de sus pesadillas desde que tenían once años y sin varitas o algún plan, el único resultado posible para aquel encuentro seria la muerte.

– ¿Qué es lo que tenemos aquí? Una sangre sucia, un traidor de la sangre y Harry Potter – sus labios se curvaron hacia arriba en una espantosa sonrisa – ¿Qué le ocurrió en el rostro?

– No lo sabemos – habló uno de los carroñeros – ya estaba sí cuando lo encontramos.

El lord miró con sus espeluznantes ojos rojos a Hermione, quien intentaba mantener la compostura, pero su cuerpo la traicionaba al temblar del pavor.

– una maldición punzante, un buen intento pero no lo suficiente – cambió de objetivo, dirigiéndose ahora al mestizo de ojos esmeralda – ¿ya has terminado de jugar? – preguntó, mirando con sus amenazadores ojos rojos a los tres jóvenes que estaban arrodillados frente a él. Pero de los tres solo uno comprendía el significado de sus palabras.

Harry sonrió y alzó por fin su cabeza para mirar a los ojos al heredero de Slytherin.

– ¿Qué hay de ti? ¿No te has aburrido tú también de este juego? – comentó con diversión, para incredulidad de sus dos amigos y de todos los mortifagos que los rodeaban.

El lord de la oscuridad alzó su varita apuntando al pecho del niño que vivió y una sonrisa idéntica a la de su némesis decoró su rostro serpentino.

– No puedo aburrirme de algo que he ganado, has perdido Potter – el azabache bufó viendo que seguiría el juego hasta el final, aunque no podía quejarse demasiado, después de todo él fue quien lo convenció de realizarlo en primer lugar.

Escuchó las risas de los mortifagos que los rodeaban, pero toda su atención estaba puesta en el hombre frente a él.

– Entonces hazlo – dijo retadoramente – acabemos este juego de una vez por todas.

Voldemort había esperado esas palabras desde hacía mucho tiempo y no dudó en cumplir su petición arrojando el hechizo directamente sobre el chico. Más no fue el verde corrupto de la maldición asesina, sino un color blanco como la nieve el que golpeo el cuerpo del adolecente.

Las sogas que lo habían atado desaparecieron y por reflejo acarició sus muñecas, iba a tener esas marcas irritantes por bastante tiempo. Cuando volvió a levantar la cabeza sus ojos habían cambiado del verde esmeralda a un azul tan frio como el hielo y las heridas que la marcha por el bosque había dejado desaparecieron de su piel.

– Eso debería estar mejor – Harry asintió agradecido de ya no tener esos raspones ni marcas.

Los servidores de Lord Voldemort no podían entender que era lo que estaba sucediendo, ¿no se supone que su lord quería a Potter muerto? ¿Por qué lo había curado? ¿Y qué le había ocurrido en sus ojos?

El muchacho miró a sus compañeros que aún estaban atados y les sonrió como si hubiese hecho una travesura desconcertándolos aún más. Luego giró su cabeza hacia el lord una vez más, mientras su mano se inmiscuía en el bolsillo de su pantalón mugriento en busca del único objeto que los carroñeros no le quitaron cuando los atraparon.

Cuando Harry sacó el guardapelo de Salazar Slytherin completamente intacto y Ron habló por fin:

– ¡¿Harry que crees que estás haciendo?! ¡Se supone que habíamos destruido esa cosa! – gritó mientras se sacudía violentamente, pero sus palabras cayeron en oídos sordos.

El león de cabello azabache disfrutó como la expresión de Voldemort cambiaba a sorpresa cuando el brillo del colgante llegó a sus pupilas. Una pequeña risa escapó de su garganta, pero logró controlarse para poder hablar con calma.

– parece que no he perdido totalmente ¿habías siquiera notado que estaba perdido?

– ¿Dónde lo encontraste? – preguntó el Lord con seriedad.

– Por ahí – tarareó.

– Mocoso insolente ¡¿Cómo te atreves a hablarle así a nuestro lo...!? – Bellatrix se retorció en el suelo cuando la maldición cruciatus impactó de lleno en ella, para horror de sus pares.

Harry solo rodó los ojos ante los desgarradores gritos de la mujer y solo esperó a que Voldemort terminase con ella antes de volver a hablar.

– Como sea, ahora que al fin lo tenemos, ya no es necesario esperar más – había una chispa de esperanza y anhelo en su voz mientras acunaba el colgante en su pecho – podemos traerlo de regreso al fin.

El lord abrió sus brazos y Harry corrió hacia él. Todos los Mortifagos estaban listos para atacar al muchacho, pero cuando este se estrelló contra el pecho de Voldemort, el propio hombre lo abrazó y el adolecente no tardó en corresponder. En sus rostros podía verse que habían anhelado aquel abrazo desde hacía tiempo.

Pero las sorpresas de la noche no habían acabado todavía.

– Pero deberías quitarte el hechizo de encima primero – comentó Harry al apartarse del Lord – no creo que a papá le haga gracia verte en esta forma, padre.

– ¡¿Padre?! – exclamaron los presentes o al menos la mayoría.

El mortifago novicio miraba todo con una sonrisa de oreja a oreja y adelantándose a sus compañeros comenzó a correr hacia Harry, transformándose en el camino en un gran y peludo perro negro que derribó al muchacho y pronto comenzó a lamer su cara y a aladrar con alegría mientras agitaba su cola.

– espera, ¡Sirius no! ¡Sirius! – se quejó el chico entre risas intentando protegerse de las lamidas con solo sus brazos. Harry miró a su padre en busca de ayuda pero Voldemort solo se cruzó de brazos mientras lo miraba con burla.

– es culpa tuya por no contestar sus cartas por tanto tiempo, era irritante tenerlo siete días a la semana en mi oreja preguntando por ti y tu seguridad, alegando que debía traerte de regreso lo antes posible. Así que lo mandé con los Malfoy.

– Y fue una tortura, son unos estirados aburridos – se quejó Sirius una vez adoptó su forma humana otra vez – ni siquiera me permitieron ir a misiones otra vez.

– porque seguro habrías ido tras Harry, pulgoso – el ambiente tan familiar que se había formado alrededor de los tres contrataba enormemente con lo que sucedía a su alrededor.

Al final ellos ya no pudieron soportarlo más.

– ¡¿alguien quiere decirnos que está pasando aquí?! ¡Esta es una maldita pesadilla! – Gritó Hermione – ¡se supone que estabas muerto! ¡Te vimos morir!

Harry había estado tan metido en su reencuentro que había olvidado que tenían público. Había planeado aquel viaje en busca de los "Horrocrux" como una excusa para escapar de la vigilancia de la Orden, el que ellos lo siguieran lo había alegrado y frustrado de igual manera. Le alegraba pues comprobaba que el cariño que te tenían era sincero y era frustrante porque ahora estaban en esa situación, había planeado decírselos en unos años, cuando el dominio de su padre sobre Gran Bretaña fuera absoluto y ya no tuviese que jugar al héroe para desviar a los opositores de su padre.

– ¿todo este tiempo tú estabas de su lado? – preguntó Ron sintiéndose traicionado.

– se supone que éramos amigos, nos arriesgamos por ti ¡y nos entregaste a este loco!

Ver a Mione llorando de rabia e impotencia y los ojos marchitos de Ron le hacía sentir cierta culpa, pero todo había sido necesario. Volteó hacia su padre y Sirius, diciéndole con la mirada que él se encargaría.

– Tenía que ayudar a mi padre – se excusó – no podía permitir que la orden y Dumbledore acabaran con mi familia otra vez.

– ¡Tenias una familia con nosotros! ¡Mis padres te acogieron como uno más! – Ron lo miró furioso.

– Siempre estaré agradecido con todos ellos, ustedes me cuidaron cuando no sabía quién era y me mostraron como se sentía el calor de un hogar, ¿Por qué crees que a pesar de saber que eran participes de la Orden los mortifagos no han atacado la Madriguera aún?

– ¿y deberíamos estar agradecidos porque no nos mataran? – habló con sarcasmo el pelirrojo.

Harry negó internamente, sabiendo que las emociones de ambos estarían demasiado alteradas, sin importar lo que dijera ellos lo verían como a un traidor.

– Es suficiente – Voldemort detuvo aquel infructuoso intercambio – Black, lleva a los invitados de mi hijo a otro lugar, seguro deben estar cansados de su viaje – ordenó recalcando las palabras por si alguno de sus mortifagos aún no había comprendido quien era en verdad Harry Potter, cuyo verdadero nombre era Harrizon Riddle Potter.

– No seas rudo con ellos – pido el joven a su padrino mientras levitaba a ambos adolescentes para luego llevárselos de la habitación.

Uno a uno los mortifagos fueron abandonando el lugar, ya habría tiempo de discutir los sucesos del día en otra ocasión. Padre e hijo tenían mucho de qué hablar y ninguno era lo suficientemente estúpido como para intentar inmiscuirse en los asuntos de su lord.

Los Malfoy, como señores de la casa fueron los últimos en dar los respetos y la buena nueva por el regreso de su hijo a su lord antes de retirarse. Fue en ese momento cuando los ojos mercurio del rubio Slytherin chocaron con el azul hielo del león y este le dio una sonrisa que solo ameritaba problemas. Porque Potter sabía que había estado dispuesto a mentirle al señor oscuro, lo que podía considerarse como traición y si decidía abrir la boca estaría jodido y posiblemente toda su familia con él. 

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