YSBLF_ El Matrimonio (Parte I...

By MargySilva

190K 8.5K 7.2K

Después de haberme aventurado a narrar el noviazgo de Armando y Betty, yo, su servidora, me dispuse a zarpar... More

CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
CAPÍTULO V
CAPÍTULO VI
CAPÍTULO VII
CAPÍTULO VIII
CAPÍTULO IX
CAPÍTULO X
CAPÍTULO XI
CAPÍTULO XII
CAPÍTULO XIII
CAPÍTULO XIV
CAPÍTULO XV
CAPÍTULO XVI
CAPÍTULO XVII
CAPÍTULO XVIII
CAPÍTULO XIX
CAPÍTULO XX
CAPÍTULO XXI
CAPÍTULO XXIII
CAPÍTULO XXIV
CAPÍTULO XXV
CAPÍTULO XXVI
CAPÍTULO XXVII
CAPÍTULO XXVIII
CAPÍTULO XXIX
CAPÍTULO XXX
CAPÍTULO XXXI
CAPÍTULO XXXII
CAPÍTULO XXXIII
CAPÍTULO XXXIV
CAPÍTULO XXXV
CAPÍTULO XXXVI
CAPÍTULO XXXVII
COMUNICADO
CAPÍTULO XXXIX
CAPÍTULO XL
CAPÍTULO XLI
CAPÍTULO XLII

CAPÍTULO XXII

3.9K 196 109
By MargySilva

EL AMOR SE ASOMA POR TODOS LADOS

El lunes por la mañana que llegamos a Ecomoda nos encontramos con el cuartel en sus debidos lugares, pero con la ansiedad pintada en el rostro. Apenas Mariana me vio entrar se emocionó más de lo normal, como si quisiera decirme algo que no podía en presencia de Armando.

--Buenos días Betty, Buenos días don Armando ¿Cómo amanecen hoy? ¡Esperamos no haberlos desvelado ayer! –Dijo Mariana, haciendo un leve movimiento de caderas, el cual pude notar a pesar de que estaba detrás del escritorio—

Nuestros invitados del domingo se fueron en el orden en que habían llegado, primero se fue doña Catalina, quien parecía bastante apenada por algo en lo que ella no tenía culpa y, además, por algo que en realidad había aportado a mejorar, ya que después que ella intervino los niños demostraron un poco más de quietud. Después se marchó Nicolás con la amiga o nuevo prospecto que había traído, quien dejó una agradable impresión en todos. Mi mamá lo había, prácticamente, obligado a marcharse, justo al mismo tiempo que ella y mi papá. La cuestión se había vuelto un poco de locos, porque si estando mi papá y Nicolás en sus cinco sentidos siempre encontraban una razón para discutir, estando pasados de trago, la situación se volvía un poco acalorada. Después se fue el cuartel, casi todas bastante sobrias, a excepción de Aura María, quien afortunadamente no reaccionó de una manera reprobable o diferente ante el licor.

--¿En esa calva no hay otra historia interesante que contar que no sea sobre sus antepasados? –Dijo Nicolás, atreviéndose a tocar la cabeza de mi papá como si fuera una máquina de escribir. El alejó su mano de un manotazo—

--Al menos yo tengo un antepasado relevante e interesante del cual hablar, en cambio usted ¿qué, Microlax? ¿De qué familiar prestante se puede jactar? –Dijo mi papá—

--Pues de todos, don Gérmenes, porque todos han sido gente muy correcta, tal vez no de plata como el tal Lázaro Pinzón, pero gente muy honorable como usted dice –Dijo Nicolás, soltando una risa triste—

--Es que no se trata de plata, ni de honorabilidad, sino de las cosas que hizo, lo que conquistó, la prestancia que le daban porque era un hombre de porte, de ideas, de convicción, un hombre que lograba las cosas sin grandes esfuerzos. Algo así como un hombre afortunado era viejo Lázaro. –Dijo mi papá—

--Un hombre iluminado por los astros—Concluyó Mariana, con los ojitos danzantes por los tragos, pero siempre mostrando su misma expresión risueña—

--Bueno, qué lástima que ese señor no le haya heredado todo eso a usted, don Gérmenes—Dijo Nicolás—

--Cuando murió ya no tenía tanta plata. Mucha gente se aprovechó de lo buena gente que era y le robaron –Dijo mi papá, apesarado—

--No me refiero a la herencia económica, sino a todas esas virtudes que enumeró: el porte, la suerte, la fama... Usted salió bastante infortunado... –Dijo Nicolás, echándose a reír—

-- ¡Nicolás! –Dijo Marina, a modo de regaño al tiempo que esbozaba una sonrisa fingida—

--Lo ve, niña, este es el novio que se acaba de conseguir, un majadero de esos que ni mandados a hacer. ¡Qué falta de respeto! –Se quejó mi papá—

--No les haga caso, niña Marina, estos dos ni enfermos dejan de discutir por tonterías—Dijo mi mamá, poniendo los ojos en blanco--

El cuartel murmuraban entre sí sobre algo que no alcazaba a escuchar, pero estaban atentas a la discusión que tenían Nicolás y mi papá. Doña Catalina estaba sentada a mi lado derecho, con una expresión relajada, un tanto meditabunda.

--Nicolás está tomando muy rápido –Observó doña Catalina—

--Sí, lo he notado y eso me preocupa—Dije—

--Es un muchacho sensible y soñador, por eso le cuesta tanto superar el fracaso amoroso. Pero me temo que nunca va encontrar a la persona correcta si sigue tomando de esa forma —Dijo Catalina—

--Pensé que ya estaba mejor, pero me equivoqué. Esa mujer le hizo más daño del pensado al irse –Dije—

--El daño se lo ha hecho solo, Betty. A veces es necesario padecer un poco las consecuencias de nuestros actos, para tomar mejores decisiones en el futuro –Murmuró por lo bajo doña Catalina —

Más tarde, cuando estaba despidiendo a Nicolás y a su acompañante, conversé un rato con él a solas. Podía ver en su semblante que estaba muy animado y que no era precisamente por los tragos de whisky, sino por la compañía. Sin embargo, quise sonar un poco a mamá regañona, porque de todos modos no quería que pusiera en riesgo su vida manejando en ese estado.

--Nicolás, estoy preocupada por usted. Está bebiendo mucho ¿no le parece? Además ¿Esa es la impresión que le quiere dar a su novia?— Dije, jalándolo de la gabardina que llevaba puesta siempre—

--No, Betty, Marina es solo una amiga, por ahora...--Dijo, haciendo un gesto con la boca que demostraba que sus intenciones no eran de ese tipo con ninguna mujer que me presentaba—

--Toda relación comienza con una amistad, Nicolás. Y para mí y, creo que para todos, ha sido una novedad que usted estuviera saliendo con alguien; sí, sí, es su amiga, pero usted no se hace amigo de muchachas bonitas solo porque sí, lo conozco. ¿Cuánto tiempo lleva de conocer a Marina? ¡Semanas! Entonces no lo eche a perder ¿Si? Disfrute, conózcanse, sean amigos, tenga paciencia.

--¿Es normal que toda mujer que me gusta la tenga que comparar con Patty? Y que en ese dilema, Patty salga ganando –Dijo Nicolás, torciendo la boca—

--No es raro que haga comparaciones, lo que sería de pésimo gusto es que las exteriorice delante de ella –Dije. El asintió a mis palabras— De todas formas, no sé qué atributos está comparando, pero de ninguna forma Patricia le gana a Marina— Le dije--

--La foto es la culpable...--Murmuró Nicolás, borrando la expresión divertida que tenía—

--¿Qué dice, Nicolás? ¿De qué está hablando? –Inquirí—

--Locuras, Betty. No me ponga atención –Dijo Nicolás--

--Solo le aconsejo que no ponga en práctica la estrategia de "Un clavo saca a otro clavo", que en personas como nosotros, nunca funciona –Dije--

--Tiene razón, Betty. Pero se equivoca en algo: para mí Marina no es un clavo, es una persona muy buena y cariñosa ¿sabe? Me siento bien con ella, porque hasta el momento ha demostrado que le intereso aunque sea un poco y es muy distinta a cualquier mujer que haya conocido antes, es una mujer independiente—Dijo Nicolás, y detrás de sus lentes pude observar una chispa de verdadero cariño--

Marina durante la cena había intervenido a menudo en la conversación, ya que como era la invitada para la mayoría desconocida, generaba mucho interés y curiosidad en los comensales, sobre todo en mi papá. María tenía la inteligencia suficiente para intuir que en una primera ocasión era mejor escuchar y responder lo necesario.

--Marina, muy bonito su nombre, ¿a qué se dedica usted jovencita? --Inquirió mi papá --

-- Estudié Periodismo en la Universidad Pontificia Javeriana, pero actualmente trabajo con mi papá como su asistente en un negocio familiar —Replicó ella—

--Ujum, es decir que no se dedica a su oficio –Dijo mi papá— ¿Es muy complicado encontrar trabajo como periodista? ¡Ah, y lo peligroso que es, realmente peligroso ejercer esa carrera en este país! –Dijo mi papá--

--¡Hermes, no empiece, por favor...! ¡Qué mejor que trabaje con su papá, en vez de trabajarle a extraños! –Intervino mi mamá, poniendo los ojos en blanco ante la imprudencia de mi papá—

--No, don Hermes, realmente no es difícil, el asunto es que mi papá necesitaba ayuda de alguien de confianza, así que decidí quedarme con él un tiempo, mientras continúo con mis estudios. Ya sabe, mi padre puede darme la flexibilidad de que pueda estudiar, en otro lugar posiblemente no podría —Replicó Marina—

--Muy bien, me parece muy inteligente de su parte, jovencita. La aplaudo por eso—Dijo mi papá—Eso quiere decir que las letras y los números se han juntado para hacer una bonita combinación –Dijo mi papá, señalando a Marina y Nicolás, que estaban sentados frente a él-- ¿Sabían ustedes que una de mis hermanas, Consuelo Pinzón, quería ser escritora? Era muy buena escribiendo poemas, varias veces la cogí escribiendo en una cuadernito que escondía debajo del colchón...--

--Hermes, por favor, coma, mijo, que se le va enfriar la comida—Cortó mi mamá—

--Estoy comiendo, Julia. ¡No me interrumpa, hombre!—Se quejó mi papá--

--Papá, la comida se digiere mejor en silencio. Coma –Le animé—

La cena fue servida justo después que obtuvimos la respuesta de doña Catalina ante el ofrecimiento de Mariana de leerle las cartas. El silencio que se produjo por unos segundos que parecieron varios minutos, fue quebrado por la risa estrepitosa de Freddy.

¡Ja ja ja ja!

--¡No que no, muchachas, no que no, cuartelito de brujitas adivinas, no que no se atrevían a ofrecerle una lectura de cartas a doña Catalina!—Dijo Freddy, haciendo sus típicos ademanes--

--¡Shhhh! —Cortaron todos a la misma vez a Freddy, incluso Armando que se estaba conteniendo una risa—

--¡Opa, señores! me sorprende el interés que ha suscitado mi futuro en todos ustedes...Realmente no tengo problemas con ese tipo de cosas ¿por qué habría de tenerlo? –Dijo doña Catalina, alzando las cejas sorprendida por la reacción de todos— ¡Saben que tengo la mente muy abierta para cualquier tema más allá de la razón y la ciencia! –

--No esperaba otra respuesta de usted, doña Catalina. No sé por qué antes no se lo propuse –Dijo Mariana, sonriendo ampliamente—

--Le aseguro doña Catalina, que esta no es una simple lectura de cartas, esto es ¡La lectura de cartas!, y lo que salga ahí, es seguro que se cumple—Dijo Berta, emocionada—

--No soy escéptica, Berta. Confío en que Mariana es muy buena en esto –Dijo doña Catalina, giñándole el ojo—

--Después de la cena, muchachas. Por favor, pasemos al comedor –Los insté—

Nos levantamos de las sillas que estaban ordenadas en forma de círculo en el jardín y nos dirigimos al comedor. En el trayecto mi mamá acalló los comentarios que hacía mi papá, seguramente sobre el tema de las cartas y lo que para un hombre como él, significaba semejante cosa. No alcancé a escuchar mucho porque Armando me susurró algo al oído.

--Mi amor, don Hermes está picado de la curiosidad con ese tema, pero a la vez lo deben estar comiendo los prejuicios. Basta ver cómo mira a Mariana—Dijo Armando con voz susurrante—

Puse atención a la expresión de mi papá, que era entre sorpresa y cautela.

--No creo que el cuartel deje que los hombres estén presentes cuando se lean las cartas—Dije—

Más tarde, cuando cenamos, se charló un poco y se hizo digestión con el vino chileno que doña Catalina había traído, Mariana aclaró que en la lectura de cartas solo podían estar presentes los miembros del cuartel y en este caso doña Catalina, que era la persona de interés en esta ocasión.

--¡Nos cantaron la tabla, doctor! Vea, estás mujeres ingratas, nos están discriminando por ser hombres. Sin embargo, por ahí veo a la honorable mamá de nuestra presidenta acudiendo a la sesión de cartas. ¡No hay derecho!—Se quejó Freddy—

--Doña Julia es la excepción a regla. Como es la mamá de la presidente, tiene los mismos derechos que el resto del cuartel...--Dijo Sandra, alzando el mentón— Perdone que no podamos hacer lo mismo con usted, Marina –Dijo Sandra, palmeando el hombro de Marina que tenía la cabeza inclinada hacia arriba para lograr verla—

Los hombres se quedaron adentro, en la sala, escuchando música por el equipo de sonido, mientras las mujeres nos quedamos en el patio, alrededor de una mesa, pegadas unas a otras esperando que doña Catalina partiera el mazo en tres.

Narrado desde la perspectiva de Armando Mendoza.

El asunto de la lectura de cartas me causaba inquietud, es decir, no era indiferente a ellas, y, de un tiempo para acá, me había convencido que no eran tonterías, o por lo menos, que Mariana sí era muy seria y certera leyéndolas. Yo sabía que Betty las seguía consultando, aunque ella no me lo dijera. Me preguntaba por qué de pronto me sentía ansioso, si yo no tenía dudas de que el futuro de Betty era a mi lado y el mío a su lado. "Si el destino existe, si todo está escrito, confío en que siempre sea como hasta ahora ha sido" pensé.

Me moría de la curiosidad por saber lo que en esta ocasión le mostraría el futuro a Beatriz. Esperaba que ahí le mostrara toda la felicidad que yo le quería dar, todas las cosas buenas que viviremos, y tal vez, incluso, se encontrara esa persona que teníamos la esperanza de haber encargado en nuestra luna de miel, y de la cual no me había olvidado ni un solo día.

--Betty, le consultamos el futuro a doña Catalina primero y después a usted ¿qué le parece? –Dijo Mariana—

Betty pareció dudar un momento su respuesta, pero finalmente aceptó. Todas dieron saltos de alegría, como si se hubieran ganado la lotería. Freddy estaba molesto de no poder participar y yo también, aunque me contuve de decirlo. Don Hermes no podía creer que se prestaran para esas "charlatanerías".

--Don Hermes, a mí me consta que Mariana no es ninguna charlatana. Esa morenita de melena entrenzada, es tan buena en lo que hace, que hasta le adivinó el futuro a su hija. Mi reinita dice que se le ha cumplido punto por punto, y aquí está el doctor Mendoza para que me contradiga si estoy diciendo mentiras -----Dijo Freddy, como siempre, cometiendo la imprudencia de hablar de más—

--No puedo creer que Betty, mi niña, a la cual le he dado una educación esmerada, crea en esas tonterías—don Hermes me dirigió la mirada-- ¿Y usted qué, doctor? ¿Cree en esas pendejadas o qué?—Continuó a modo de reclamo—No me vaya a decir que a usted también le causa conflicto que no lean las cartas en su presencia –Dijo don Hermes—

--Don Hermes, yo creo que es mejor no opinar demasiado sobre temas que desconocemos o no tenemos dominio. Yo no sé si creer o no en los astros, el destino, el zodiaco y esas cosas, pero tampoco me atrevo a negarlo rotundamente —Dije—

-- Tal vez el destino existe y es mentira lo del libre albedrío. Tal vez es más importante creer que el futuro se puede leer en unos papelitos y esperar sentado que las cosas sucedan por arte de magia. No, doctor, para mí el destino no existe –Dijo don Hermes—

-- La fe, don Hermes, la fe es algo que no se puede ver, pero que nos inculcaron a tener. La consideramos algo muy especial incluso para sobrevivir. El tarot, el zodiaco, la astrología, todo eso puede parecer muy tonto, algo oscuro, pero en realidad es consecuencia de esa fe, de esa búsqueda de respuestas, de ese deseo de aprender, de encontrar en todo una razón. –Dijo Marina—

Don Hermes fue abriendo los ojos poco a poco ante la intensidad con la que decía Marina aquellas palabras.

--No sé, señorita Marina ¿Cuál es su apellido? Pero yo prefiero dejarle todas las cosas a Dios o como quiera llamarlo. No me parece agradable sugestionarse con el futuro, con lo que pueda pasar, ¿usted se imagina que una de esas lecturas apareciera la muerte de uno mismo? ¡Ahí mismo le mata el espíritu a cualquiera! –Dijo Don Hermes—

--Por ese lado es mejor permanecer ignorante. Además, usted que ya está viejito, don Gérmenes, no es necesario echarle las cartas para darse cuenta que ese podría ser su futuro–Dijo Nicolás entre risas, al tiempo que salía fuera del alcance de don Hermes, que estuvo a punto de cogerlo a coscorrones—

Yo rodé los ojos ante tan lamentable y recurrente escena entre ellos. Me levanté de mi asiento y empecé a dar vueltas entre la sala y la cocina, esperanzado a poder ver o escuchar algo de lo que se estaba tratando en la reunión en el jardín. Marina siguió conversando con don Hermes, y este, aunque era muy terco, la escuchaba con cierto interés, con ese interés que no le daba generalmente a la gente, mucho menos cuando era del sexo femenino.

--Soy joven, es cierto, don Hermes, pero he leído mucho, he viajado un poco, también he conocido gente de muchas partes, y todo eso me ha servido para ampliar mi visión de la vida. Hace un año pensaba un poco diferente a como pienso ahora, y creo que todos deberíamos hacer lo mismo. –Dijo Marina—

--¿Y de verdad usted se lleva bien con este saramanbique? –Interrogó don Hermes—Cuidado, niña, que este sujeto es desagradable, ya ve cómo le falta el respeto a sus mayores—

Ella se echó a reír y le dirigió una mirada a Nicolás, que estaba en un rincón parado, esperando el momento prudente para volver a su silla—

--Nicolás es una persona muy agradable, un poco infantil y acelerado, pero me gusta su sentido del humor, y la verdad conmigo se ha portado divino –Dijo Marina—

-- Ujum y, ¿usted qué? ¿Cuáles son sus intenciones con la señorita Marina? ¿Ya se olvidó de la peli pintada altanera? –Dijo don Hermes, otra vez cometiendo la imprudencia de hablar de más—

Yo permanecía de pie junto a la puerta que daba al corredor, desde donde podía ver lo que sucedía afuera, pero también alcanzaba a escuchar lo que pasaba en la sala.

--¡Ay, por Dios, y luego le dicen a uno "el imprudente" "el metido" ! –Exclamó Freddy, presintiendo que algo malo iba a suceder—Don Hermes, por favor, cómo me le va decir eso al muchacho, ah, justo cuando anda con la conquista. Me le acaba de matar el futuro a este romance prometedor –Dijo Freddy---

--No me gustan las especulaciones –Dijo Marina—Nicolás y yo solo somos amigos, pero nuestra amistad es tan reciente, que no tengo por qué estar enterada de sus anteriores relaciones –

--¡A eso llamo yo una respuesta inteligente! –Aplaudió Freddy—

La situación en la sala no me era de interés, pero permanecí atento a lo que sucedía porque temía que don Hermes y Nicolás terminaran en pelea en serio y, tal vez no porque quisieran, sino porque al calor de los tragos exacerbaba las reacciones ante tanta broma. Freddy, sin embargo, era la persona perfecta para ser árbitro de aquel par particular, así que confié en el para qué manejara la situación, mientras yo me desaparecía un momento para acercarme a la puerta corrediza, desde donde tal vez podría alcanzar a escuchar algo de lo que pasaba a fuera.

--¡El futuro de Betty resultó mejor de lo que usted previó con sus cartas, Mariana! ¿Alguna de ustedes se imaginó a Betty tan bonita y tan bien emparentada? –Dijo Sofía—

--Yo sí me lo imaginé, yo sí apostaba por Betty y lo sigo haciendo—Intervino Catalina—

--Usted ha sido un verdadero ángel con Betty, doña Catalina. De verdad hizo con ella lo que nosotros no pudimos, porque tal vez no le parecimos las más confiables—Dijo Aura María—

--No digan eso, muchachas. Yo sí confío en ustedes, pero como les expliqué antes, a veces hay cosas demasiado difíciles de contar, y si doña Catalina se enteró fue por accidente. De todas formas, fue lo mejor que me pudo pasar porque me acompañó en el momento más difícil de mi vida, y tal vez de no ser por ella, yo no hubiera encontrado la paz— Dijo Beatriz--

--Usted cargaba con un gran peso, Betty, y en alguien se tenía recargar. Yo solo hice lo que tenía que hacer –Dijo Catalina—

--¡Jum! Solo porque usted es una gran persona y nos cae requete bien, doña Catalina, le compartimos a Betty–Dijo Aura María en tono de broma—

--¡Brutas, dejen que Mariana continúe con la lectura de cartas! Estoy que me como las uñas de la ansiedad después de la lectura de doña Catalina ¡Por Dios! Esto es demasiado bueno ¿o no, mi doña? –Dijo Berta—Si tiene alguna duda pendiente, es momento que la diga para que Mariana se la despeje—

--No, realmente todo me quedó muy claro. Mariana ha sido muy clara en explicarme lo que leyó—Dijo Catalina—

Betty empezó a manipular las cartas y el cuartel observaba con atención lo que hacía. Me imaginé que estaba barajando o algo así pero el silencio se prolongó tanto que me pareció extraño ¿Están calladas o están hablando muy bajo? No logro escuchar nada", pensé, sintiéndome frustrado.

Desde donde estaba podía ver el hermoso perfil de Beatriz, que intercalaba la mirada entre Mariana y las cartas regadas sobre la mesa. Su boca empezó a moverse en señal de que estaba hablando, estaba diciendo algo que no alcanzaba a escuchar. Me empecé a sentir molesto y ansioso, pero ¿qué más podía hacer? Me sentía como un tonto parado ahí.

--Ay, Por Dios, no creo que sea lo que estoy pensando –Dijo Aura María, entre sorprendida y molesta-- ¿Cómo es que se puso en esas, Betty? –

--Yo no la veo sorprendida, Betty. ¿Lo tenía todo planeado, verdad? –Inquirió Sofía—

--Cuando uno tiene un esposo como don Armando me parece un milagro que algo así pase tan pronto. ¡Con lo mujeriego que era! Porque claro, ya no lo es, ahora solo tiene ojos para usted, mijita –Dijo Berta—

--Definitivamente tuvo que ser algo planeado, porque imagínense, muchachas, don Armando nunca, a pesar de tantos deslices que tuvo, cometió la imprudencia de poner un hijo por ahí. Al menos en eso fue muy responsable—Dijo Sandra—

--¡Qué estrés con ustedes, de verdad, déjenme terminar! –Dijo Mariana—Dije que Betty está esperando algo o alguien importante, no estoy segura, pero tiene vida, así que debe ser una persona, y eso le va cambiar la vida por completo –Dijo Mariana— Ummm, bueno, esta carta dice que ese alguien vino para quedarse y los va unir a usted y don Armando de una forma más grande y especial. Sí, definitivamente creo que se trata de un bebé, porque ¿qué más?—Dijo Mariana—

-- ¡¿Qué hace ahí escondido, espiando al cuartel?! –Exclamó Freddy, tomándome por sorpresa por la espalda. Sentí unas enormes ganas de gritarle, pero en cambio, respiré profundamente y le di un coscorrón –

Lo mandé a callar tapándole la boca.

--¡Cállese, estúpido! No sea tan bocón que lo van a escuchar. Acaba de echarme a perder todo ¿Por qué tuvo que venir justo ahora?—Dije, exasperado—

Freddy tenía los ojos abiertos como plato y movía las cejas en señal de que necesitaba que lo liberara para poder responder a mi pregunta

--Era una pregunta retórica, Freddy. No me interesa escuchar su horrible voz. Estaba a punto de escuchar algo sumamente importante y ya no podré enterarme. ¡Todo por culpa de usted, cara de plancha!—Dije, ofuscado—

--¡No se me sulfure, doctor! Hacía mucho que no lo miraba poseído por ese espíritu iracundo, y la verdad es detestable, doctor, es terrible lo que envejecen esas rabietas...--Yo le lancé una mirada fulminante y el retrocedió unos pasos-- Vea, no deje que se pierda la armonía y la felicidad en su rostro. Está bien, ya me voy, ya me fui —Dijo Freddy, alejándose cautelosamente—

(Narrado desde la perspectiva de Betty)

Doña Catalina tomó el mazo de las cartas y lo partió en tres. En su rostro estaba dibujada una sonrisa, una mirada risueña como si le hablara a las cartas.

Mariana notó eso y le preguntó si tenía la capacidad de percibir energías, así de buenas a primeras, a lo que doña Catalina respondió que sí.

--Ese es un don muy raro ¿sabe doña Catalina? Es un don, es algo que viene y se pule con el tiempo, pero no se aprende, como el caso de leer las cartas. –Murmuró Mariana—Bien, veamos qué dicen mis amigas sobre usted –Dijo Mariana, dándole la vuelta a las cartas—

--No le voy decir algo que sea obvio, porque me interesa que usted se termine de convencer que lo que hago es real –Dijo Mariana— Aunque no hace falta ¿cierto? Usted cree en estas cosas más de lo que la mayoría lo hace la primera vez –

--Ya Mariana, deje de hablar tanto y diga de una vez qué significa esa bendita carta—Dijo Sandra, tocando la carta que estaba boca arriba--

Yo respiré profundamente, observando la carta del hombre con corona y barba blanca. Inmediatamente me acordé del español.

--Hay alguien interesado en usted, doña Catalina, y es un hombre mayor pero con un alma de niño—Musitó Mariana—

Todas contuvimos el aliento.

--¿Qué tipo de interés tiene en mí?—Inquirió doña Catalina—

--Es un interés por conocerla, por tratarla de cerca. El sintió por usted una atracción instantánea ¿Sabe a quién me refiero?—Dijo Mariana— Bueno, yo supongo quién es, pero como le dije, esa parte es la obvia, ahora lo que no es obvio viene ahora –Le dio la vuelta a otras cartas que estaban sobre la mesa—

Yo me pregunté por qué Mariana tenía que decir que esa parte era la obvia, porque aunque así lo fuera, creía que doña Catalina no estaba al corriente de los rumores que el cuartel había puesto a circular a partir de la llegada del señor William Herrera a Ecomoda.

--No entiendo por qué asume que esa parte es la obvia, Mariana. ¿Acaso no traté con otros empresarios igual de importantes durante el tiempo que Betty y Armando estuvieron fuera? ¿Por qué ser amable se tiene que confundir con coquetería?—Dijo doña Catalina, como pregunta retórica y como leyéndome la mente—

Todo el cuartel me lanzó una mirada a mí, como esperando que yo les respondiera si aquella indiscreción de Mariana le había molestado a doña Catalina.

--No me lo tomen a mal, muchachas. De hecho me causa curiosidad todo esto, y lo que de verdad me interesa es que me diga todo lo que ve Mariana, sin asumir qué es obvio y qué no. –Continuó doña Catalina, con voz apacible--

--A usted no le gusta él, es decir, le parece agradable, pero hasta ahí. Han salido en una oportunidad y después de eso se convenció que su interés era demasiado grande como para ser verdad –Dijo Mariana—

--Oiga, Mariana, usted también lee la mente ¿o qué? –Dijo Berta, echándose a reír—

--No, es que puedo percibir cosas en la gente, y como doña Catalina es tan transparente, se deja leer como un libro abierto. A usted no le gusta el señor, para nada, lo puedo ver en su rostro –Dijo Mariana—

--Físicamente es atractivo, pero no es mi tipo. Pero, cabe recalcar, que todos mis ex maridos, tampoco me parecieron atractivos en un principio –Dijo doña Catalina, esbozando una sonrisa—

El cuartel sonrió al verla sonreír.

--¿Pero usted está abierta a la idea de una nueva relación? –Inquirí—

--Siempre estaré abierta al amor, Betty, a pesar de que me he llevado dos chascos bien grandes y otros que pude evitar a tiempo, le puedo asegurar que nunca voy a dejar de tener fe en el amor –Dijo doña Catalina—

--Me alegra escucharla decir eso. —Hice una pausa--Continúe Mariana, por favor –La insté—

--Pues yo veo en este señor un sufrimiento muy parecido al suyo, doña Catalina. Tampoco le ha ido bien en el amor, sin embargo, mantiene un espíritu libre de amarguras. Y la piensa, doña Catalina, la piensa mucho. –Dijo Mariana—

--Lo mismo le dijo Mariana a Betty, justo antes que Michel apareciera por Ecomoda y su presencia reacomodara todo –Dijo Sofía-- ¿Se acuerdan muchachas?—

--¡Sí! Ahora que lo pienso, la aparición de la venezolana y del francés, sirvieron para que Betty y don Armando reconocieran lo fuerte que eran sus sentimientos y se reconciliaran–Dijo Sandra—

--Bueno, lo que está hecho para uno, nadie te lo quita—Dijo Mariana—

--Por favor, Mariana, continúe, no se desvíe del tema principal –Insté—

Doña Catalina se había quedado pensativa.

--En esta carta se revela, doña Catalina, que ese hombre va seguir estando presente en su vida, y que poco a poco va ser una persona de su interés—Dijo Mariana—

--Espero que si entra en mi vida, esta vez sea la definitiva –Dijo doña Catalina, sonriendo—

La sesión de cartas terminó conmigo. Durante la partición del maso, mentalmente me concentré en un tema e hice tres preguntas ¿Son mis sospechas ciertas? ¿Voy a ser madre? ¿Seremos padres Armando y yo? Mariana le dio vuelta a la primera carta y rápidamente se le iluminaron los ojos.

--Betty va recibir a una persona, bueno, no parece una persona, más bien se ve como un sombra, que no tiene forma, pero tiene una energía muy potente, muy fuerte, parecida a la de las personas. –Dijo Mariana—

--Hable claro, Mariana. ¡Arg, esa forma tan mística de hablar! –Se quejó Sandra—

--No sé, es que no se ve claro todavía, es algo que no tiene forma todavía, solo tiene un fuerte sentido de pertenencia y está muy ligada a Betty y don Armando, como de sangre –Dijo Mariana—

--Por Dios, ¿qué puede ser? –Inquirió Aura María—

--Debe ser un cólico –Dijo Berta, pero solo ella se rio—

--Ay, Por Dios, no creo que sea lo que estoy pensando –Dijo Aura María, entre sorprendida y molesta-- ¿Cómo es que se puso en esas, Betty? –

--Yo no la veo sorprendida, Betty. ¿Lo tenía todo planeado, verdad? –Inquirió Sofía—

--Mija, Bettica, yo conozco esa expresión entre preocupada y contenta. No se cuidaron para nada ¿cierto? –Dijo mi mamá, escudriñándome con la mirada—

Yo negué con la cabeza.

--Cuando uno tiene un esposo como don Armando me parece un milagro que algo así pase tan pronto. ¡Con lo mujeriego que era! Porque claro, ya no lo es, ahora solo tiene ojos para usted, mijita –Dijo Berta—

--Cuando uno está completamente enamorado y no tiene ninguna limitante económica, física o emocional, las prevenciones se olvidan y simplemente se procede con amor—Dijo mi mamá—Don Armando es un hombre experimentado, es cierto, pero también ha sido cauteloso, como ustedes señalan, porque una cosa no tiene que quitarte lo otro. Ahora, usted, Betty, no tenía experiencia pero sí la madurez para entender que todavía era muy pronto para encargar un hijo, ¿usted de verdad quiere ser madre ahora? –Hizo una pausa y me quedó viendo fijamente, para luego continuar—Siento que usted está preparada para cualquier cosa, Betty, aunque para ser madre nunca se está listo. De igual manera sabe que tiene mi apoyo en todo—Dijo mi mamá, y todo el cuartel se quedó pensativo—

--Esas son las palabras que todos esperamos escuchar de nuestros padres cuando les decimos que van a ser abuelos—Murmuró Aura María, conmovida—

--No compare, mijita, que para una mujer casada, y vea, muy bien casada como Betty, es lo más normal tener un hijo de su esposo, pero para una mujer soltera, joven y sin prospectos como lo era usted cuando tuvo al Jimmy, resulta un baldazo de agua para cualquier madre. –Dijo Sofía—

Todas le lanzaron una mirada de reprobación a Sofía.

--¡Ay sí, qué clase de amigas son estas, que les encanta sepultarme la moral con sus comentarios destructivos! –Se quejó Aura María, haciendo puchero--

--Definitivamente tuvo que ser algo planeado, porque imagínense, muchachas, don Armando nunca, a pesar de tantos deslices que tuvo, cometió la imprudencia de poner un hijo por ahí. Al menos en eso fue muy responsable—Dijo Sandra—

--¡Qué estrés con ustedes, de verdad, déjenme terminar! –Dijo Mariana—Dije que Betty está esperando algo o alguien importante, no estoy segura, pero tiene vida, así que debe ser una persona, y eso le va cambiar la vida por completo –Dijo Mariana— Ummm, bueno, esta carta dice que ese alguien vino para quedarse y los va unir a usted y don Armando de una forma más grande y especial. Sí, definitivamente creo que se trata de un bebé, porque ¿qué más?—Dijo Mariana—

--Mariana está hablando de un hijo no nacido. No tiene forma porque es un una pequeña semilla, un óvulo fecundado, que apenas es una bolsa de células –Dijo doña Catalina—

Yo me estremecí, porque después de escuchar aquello, ya no tenía más dudas. Ya no hacía falta un ultrasonido para convencerme de que estaba embarazada de Armando, del amor de mi vida.

--El amor se asoma por todos lados –Dijo doña Catalina, tomándome de la mano--

El motivo por el cual el cuartel estaba tan a la expectativa de mí llegada a Ecomoda, se debía a una reunión de urgencia, suponía que para tratar lo acontecido el domingo en mí casa.

Armando me soltó de la mano cuando llegamos al segundo piso y me besó en la frente, no sin antes echar su opinión al respecto.

--Betty, creo que esas juntas del cuartel deberían dejarlas para horas no laborales, y no lo digo por ti, mi amor, lo digo por ellas, porque parece que todavía no se dan cuenta que ya no ocupas la misma posición que antes. –Dijo Armando—

--Lo sé, tienes razón, pero no puedo quitarle las juntas de buenas a primeras. Lo haré paulatinamente. —Dije—

--Bueno, al menos puedes avanzar quitando que sean en el baño. Es una sugerencia. –Dijo Armando—

Las reuniones de emergencia del cuartel seguían sucediendo dentro del baño y la verdad a mí no me incomodaba. Las reuniones "formales" siempre se daban por motivo de lectura de cartas, la celebración del cumpleaños de alguna del cuartel o simplemente como una invitación a comer de mi parte.

--Quiubo Betty, ¿cómo durmió después de semejante noticia que le dio Mariana?—Dijo Aura María—

--Dormí muy tranquila, Aura María, diría que caí muerta después de tantas cosas que pasaron –Dije. Me quedé reflexionando que ayer había comenzado de manera muy activa conmigo y Armando haciendo el amor en el estudio y había culminado de una manera parecida, nosotros le llamábamos "el juego"—

--Uy, mija, ¿En qué se quedó pensando?—Dijo Aura María, pasando la palma de su mano frente a mí para llamar mi atención—

---Me quedé pensando...en que no veo a Sandra ¿Dónde está? Tampoco me pareció verla sentada en su escritorio. ¿No ha venido?—Dije, recurriendo a una excusa para no entrar en detalle de los recuerdos que venían a mi mente—

--Vino al mismo tiempo que nosotras, pero la tenemos distraída por el momento, es que ella no puede estar en esta reunión –Dijo Aura María de forma cómplice—

--¡No puede ser que se le haya olvidado, Betty! –Exclamó Berta--

--Ay, por Dios, muchachas, Betty anda en tantas cosas, ¿por qué se va estar acordando de esa tontería?—Dijo Sofía, como esperando que yo la contradijera—

Empecé a unir cabos a causa de las miradas que se lanzaban unas a otras y el hecho de que Sandra no estuviera presente.

--El viernes es el cumpleaños de Sandra ¿cierto? –Dije—

--- Así es, Betty. Usted sabe que esas fechas son sagradas para el cuartel y ¡jamás! Se pueden pasar por alto, y usted como socia mayoritaria tiene la voz cantante en la planeación del cumpleaños de Sandra—Dijo Berta—

--Pero, ¿Por qué yo? –Inquirí— Ustedes son mucho mejores planeando este tipo de eventos. Yo soy muy mala haciendo de anfitrión. –Dije—

--Ay, Betty, qué estrés con usted, todo el tiempo diciendo: "Yo soy mala para estoy, soy mala para lo otro". Yo nunca vi a nadie, en todos mis años leyendo las cartas y los caracoles, con un futuro tan bien trazado y tan bien resuelto como el suyo. Vea, mijita, lo que a usted le hace falta es una limpieza de pies a cabeza. –Dijo Mariana—

Todas se echaron a reír ante el comentario de Mariana.

--Pues usted solo nos va dar el visto bueno a lo que tenemos pensado y del resto nos encargamos nosotras—Dijo Mariana—

--¡Apúrense, muchachas, explíquenle a Betty lo que tienen pensando antes que venga Sandra! –Instó Aura María, vigilando en la entrada de la habitación de baño—

--Bueno, como le venía diciendo, Betty, yo soy la que se encarga de recordarle a estas olvidadizas de los cumpleaños que no son de ellas mismas... –Dijo Berta—

--Perdón que la contradiga, Berta, ¡qué tal! , ¿Ya oyeron a esta más falsa que una moneda de a peso que dice que ella no se olvida?—Dijo Mariana, cruzada de Brazos—

--Bueno, esta vez fue usted la que se acordó, lo acepto –Dijo Berta—Pero el punto no es ese, el punto es qué le vamos a preparar a la más grande, literal, del cuartel –

--Yo digo que se lo celebremos en un lugar así bien chévere, una disco pero de las finas, donde sirven todas esas bebidas con nombres raros—Dijo Aura María, refiriéndose a mí— Como a la que fuimos para su despedida de soltera ¿se acuerda, Betty?—

--Ay, no, por favor, busquemos un lugar más discreto, más sofisticado. El ambiente uno lo hace muchachas, y nosotras somos expertas en eso—Dijo Mariana, sonriente—

--Claro, la niña quiere algo sofisticado, pero se olvida que el bolsillo de nosotras no alcanza para tanto –Dijo Berta—

--Sofisticado no era la palabra, yo diría un lugar modesto pero que esté a la altura de Betty, nada de esos metederos vulgares que le gustan Aura María—Dijo Mariana--

--Ahora son metederos vulgares, pero bien que antes le encantaba pavonearse en esos metederos –Dijo Aura María--

--Definitivamente con ustedes no se puede hablar, siempre encuentran un motivo por el qué perder el tiempo. ¡Vamos Betty, usted tiene la última palabra!—Dijo Sofía—

-- Opino igual que Mariana, prefiero algo discreto –Dije—

--¡Hay viene, hay viene Sandra! –Exclamó Aura María, dando brincos de puntita sobre sus botas de plataforma y corriendo hacia nosotras con los cabellos alborotados—

--¿Viene para dónde? ¿Acaso alguien le dijo que íbamos a estar en junta del cuartel?—Dijo Berta—

--¡No, claro que no, pero ella viene para acá, yo la vi regresarse de su escritorio!—Dijo Aura María, nerviosa—

--¡Junta del cuartel suspendida, todos a sus puestos! –Exclamó Sofía—

--Muchachas, ¡Calma, por favor, si salimos todas a la misma vez va ser más evidente que estábamos en junta a sus espaldas! Voy a salir yo primero y la voy a distraer, después salen todas ustedes –Dije, y sin esperar respuesta me dispuse a salir del baño con total normalidad—

--Betty, ¿Las muchachas están ahí? –Dijo Sandra, señalando hacia el baño —

--No, solo estaba yo. –Dije, echando un ojo al pasillo donde estaban los escritorios vacíos—

--¡No está ninguna en sus escritorios! Y esas traidores no se pierden a la vez a menos que sea por junta del cuartel –Dijo Sandra, de pronto molesta--

--De lo más extraño ¿cierto? –Dije en tono irónico, que ella percibió— Deben de andar por ahí, Sandra, porque si hubiera junta a mí también me habrían invitado –Dije, tomándola por el codo para seguir avanzando por el pasillo—

--Berta me dijo que le llevara unos documentos al supervisor de producción ¿qué le parece? La muy tragona estaba de lo más fresca comiendo y me hizo que fuera hacer su trabajo, y lo peor es que el supervisor está de vacaciones. Dígame si eso no le parece sospechoso—Dijo Sandra—

Yo me encogí de hombros y la animé a que no se llenara de pensamientos en contra de las muchachas, que solo había sido una confusión.

--Extraño mucho a Inesita –Murmuré, cambiando de tema—

--Ay, Betty, yo también, pero a la vez estoy muy contenta porque sé que está descansando –Dijo Sandra—

--¡Bertaaaaaaaa!—Escuchamos una voz estruendosa a nuestras espaldas--¿Qué se hizo esta gorda chismosa? –Lanzó Gutiérrez al aire—

Yo me regresé con paso firme, con Sandra pisándome los talones. Gutiérrez me vio y empezó a arremeter contra Berta, como esperando que yo secundara sus opiniones.

---Déjeme a Berta a mí, doctor Gutiérrez, no tiene por qué expresarse de esa manera de ella —Dije—

--No solo es Berta, doctora Pinzón, jo jo jo... disculpe, doctora Mendoza –Se aclaró la garganta-- la verdad es que todavía no me acostumbro a llamarla por su apellido de casada. Es una pena... --Murmuró por lo bajo--permítame aconsejarle que debe ser un poco más estricta con sus amigas, porque la verdad se está volviendo el pan de cada día esto de salir al pasillo y encontrarme los escritorios vacíos. —Dijo Gutiérrez—

--Claro, entiendo su preocupación, pero no me parece correcto que un hombre se exprese de esa manera de una mujer. Si quiere hacer valer las normas de la empresa, primero tiene que referirse a la persona de manera respetuosa—Dije—

Gutiérrez movió la boca de forma molesta al escuchar mis palabras, no sin antes lanzarme una mirada de pies a cabeza.

--Yo tengo que velar porque se cumplan las reglas de la empresa, ese es mi trabajo, aunque en realidad no debería recurrir a usted en asuntos tan nimios, a menos que la falta sea grave—Dijo Gutiérrez—aunque claro, todo lo que tenga que ver con el cuartel, tiene que ver con usted, doctora Mendoza---Dijo, lanzándome una mirada suspicaz—

--Pues para que vea, doctor Gutiérrez, el cuartel y cualquier empleado de Ecomoda no puede ser despedido sin la autorización de la presidencia. –Dijo Sandra—

--Eso va cambiar un poco, Sandra, esta empresa no puede seguir siendo manejada de forma tan centralizada. Eso es algo que he venido pensando ir mejorando poco a poco—Dije—

--¿Cómo así, Betty? ¿Usted piensa darle autoridad a este SEÑOR para que despida y contrate a quien él se le dé la gana? –Se quejó Sandra—

--No lo vea de esa forma tan radical, porque no es así, Sandra. Por supuesto que el encargado de recursos humanos tiene que disponer de más atribuciones, más independencia, pero siempre y cuando demuestre capacidad para tomar decisiones, lo cual, si me lo permite, no veo en usted, doctor Gutiérrez— Dije—

--Doctora Mendoza, yo llevo trabajando para esta empresa más de 12 años y no precisamente por falta de capacidades. –Dijo Gutiérrez—

--Por el momento es solo una idea que pienso plantear en la próxima reunión de la junta directiva. Todavía hay muchos cambios que efectuar en esta empresa para lograr un funcionamiento más orgánico—Dije—

Gutiérrez nunca había sido un personaje de mi estima, nunca me había agradado del todo su actitud, pero realmente no tenía razones poderosas para removerlo de su cargo y contratar, quizá, a una persona más eficiente, pero sobre todo, más respetuosa.

--Espero ansioso el día que se trate ese tema. –

Yo asentí a sus palabras y me di la media vuelta para regresar a mi oficina. El cuartel seguía encerrado en el baño, seguramente observando de lejos lo que sucedía en el pasillo. Sandra se devolvió a su escritorio con la preocupación pintada en el rostro. Abrí la puerta corrediza de la oficina y en el instante mismo en que la estaba cerrando, escuché una voz terriblemente familiar.

NOTA DE LA AUTORA:

Estimados lectores

Les escribo con mucha pena, porque sé que este capítulo ya lo había subido, pero resulta que a veces por hacer todo de prisa, le sale todo mal, incompleto y lleno de errores.

Estoy tratando de acomodarme al ritmo que llevaba antes, de dos capítulos por semana. Lo que sucede es que las últimas 3 semanas he tenido una cantidad de cosas que resolver, que atender y no he podido sentarme a escribir tranquilamente. Necesito de paciencia y comprensión. Prometo que no voy a dejarlos con esta historia incompleta, porque hasta yo misma estoy fascinada y la expectativa de lo que a mi cabeza loca se le va a ocurrir. Todo esto es un proceso y no todo está todo definido, algunas cosas van surgiendo en el camino.

Agradezco infinitamente los comentarios positivos, no saben cómo me animan cuando estoy bloqueada.

Este capítulo tiene un pequeño anexo, que espero les genere mucha ansiedad y expectativa.

Los quiere, Margy. 

Continue Reading

You'll Also Like

230K 13.3K 68
solo entren y lean No se permiten copias ni adaptaciones
110K 1K 16
La juventud trae muchas cosas, fiestas, drogas, alcohol,sexo. Pero lo que no sabe Angie es que el amor, la pasión y el sexo es una adicción.
52.2K 4.5K 6
𝗛𝗬𝗨𝗡𝗟𝗜𝗫║❝Hwang Hyunjin lleva una vida escolar bastante popular y llena de atención. Ama molestar a los chicos "nerds" pero tiene una fijación...
328K 1.4K 22
Esta es una parte de la infancia, adolescencia y juventud de alguien como tú o como yo... llena de sexo, alcohol, música, etc. Muchas breves historia...