Seduciendo a mi Jefe

By Clau_Llerena

1.4M 68.7K 4.1K

¿Cuáles son las consecuencias por ofender a tu jefe? Pues llevarte llevarte la follada de tu vida. En el asc... More

Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Epílogo
Agradecimientos
Nueva historia
Dudas
Más de Seduciendo a mi Jefe
Grupo de WhatsApp
EL JEFE SEDUCIDO
PREFACIO: CUANDO LA PASIÓN NO ES SUFICIENTE
1.UN EXTRAÑO EPISODIO
2.LA ASISTENTE DE MI HERMANO
3.TENSIÓN SEXUAL
4.EL TAN ANHELADO ÉXTASIS
SEDUCIDO POR MI ALUMNA
1. GROGUI
2. TRATO HECHO
3. LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
4. ¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?
5. DOS POR UNO
6. UNA MALA IDEA
7. AHOGADOS EN DESEO
8. ME HE VUELTO LOCA
9. OLVIDAR
10. SOLO SEXO
11. DOS PÁJAROS DE UN TIRO
12. EXPLOSIÓN

Capítulo siete

33.6K 1.8K 72
By Clau_Llerena


Llegamos juntos al vestíbulo, en donde se encuentra mi pareja favorita. Sin embargo, apenas nos tocamos.

— ¿Se durmió? —inquiere Eloy.

— Dormida y arropada —contesto.

— Genial. ¿Otra copa?

— Es un poco tarde, hermano —Daniel deniega su ofrecimiento.

— Claro, amor —interviene Becca—. Daniel tiene cosas que hacer todavía —dice enarcando las cejas con cierto tono de sarcasmo—. ¿Llevarías a Amy? Te queda de camino —sugiere sonriendo y mirándome de reojo.

<< Juro que la mato >>

— Por supuesto —responde en un hilo de voz.

Ambos nos despedimos del feliz matrimonio. Le doy un abrazo a mi mejor amiga, no sin antes susurrarle una nota de advertencia—: Esta me la pagas, Rebecca Gold River.

— Has dicho mi nombre completo —expresa en el mismo tono de voz—, dos veces. Estoy en serios problemas, ¿verdad?

— ¿Tú que crees? —escucho la voz de un impaciente Daniel, llamarme—. Ya hablaremos tú y yo —le advierto.

Nos separamos y me marcho junto a mi furioso Dios Dorado. En el camino al penthouse, no emite palabra alguna. Nos hemos enfrascado en un profundo silencio: cada cual pensando lo que debe decirle al otro.

Definitivamente, la situación se ha complicado. ¿Pero, qué digo? Era complicado desde el primer momento. Sabía perfectamente en dónde me metía.

<< Y no te arrepientes. Bien que lo has disfrutado >>, mi subconsciente hace acto de presencia.

Y tiene razón. Soy una mujer independiente y responsable de mis actos. Con quien me relacione, no es de la incumbencia de Daniel Gold.

El sonido de las puertas del ascensor interrumpe mis pensamientos.
Daniel sale de él sin esperar por mí o siquiera voltear a mirarme.

Rápidamente se dirige al bar y se sirve una copa.

— ¿No crees que ha sido suficiente whisky por hoy? —señalo, acercándome a él cautelosamente.
No responde, no menciona palabra; solo me mira. Los minutos pasan y se mantiene impertérrito.

<< Vale, dos pueden jugar este juego >>

Me recuesto al peldaño de mármol frente a él. Mantengo el duelo de miradas y cruzo mis brazos.

Al cabo de varios minutos, le oigo maldecir por lo bajo—. ¿No piensas decir nada?

— No tengo nada que decir —me encojo de hombros, sin moverme de mi lugar.

— ¡Vaya! —exclama—. ¡Amanda Roldan no tiene nada que decir! Eso sí es una novedad.

— Deja el sarcasmo, Gold. No te queda.

— ¿Por qué no me dijiste? —inquiere en un tono muy bajo, pero firme.

— No lo creí necesario. Y si tanto te interesaba, podías preguntar.

— ¡¿Necesario?! —explota—. Eres amiga íntima de mi cuñada, de mi hermano; prácticamente parte de la familia según ellos. Debías habérmelo dicho sin necesidad de preguntarte. Tuviste infinidad de veces para mencionarlo.

— ¿En serio? —pregunto incrédula—. ¿Cuándo debería contarte? ¿Durante nuestros encuentros en el ascensor? ¿O tal vez mientras me follabas en cada rincón de este penthouse? Tú y yo nos vemos y difícilmente podemos mantener las manos lejos del otro. Apenas nos damos los buenos días o noches. Nunca hemos tenido intimidad —ríe sarcásticamente—. Sabes a qué me refiero. El tema jamás ha surgido. No vengas con acusaciones o suposiciones.

— ¡¿Acusaciones?! —Su cabreo va en aumento, pero el mío también—. ¡Eres la jodida mejor amiga de mi cuñada! ¡Mi sobrina te llama tía!

— No sabía que ello suponía un impedimento para acostarme contigo —intervengo.

— No sabías —vuelve a reír—. ¿Por qué será que no te creo? No solo lo ocultaste, sino que también le contaste a Rebecca sobre nuestra relación. ¿Crees que no me di cuenta? Estuvo lanzando miradas e indirectas toda la noche.

— Becca es mi mejor amiga; no tengo secretos con ella —contrataco—. ¿Relación? ¡Tú y yo no tenemos ningún tipo de relación! Es solo sexo. Eso lo has dejado bastante claro.

— ¿Qué pretendes? —grita—. ¿Qué quieres de mí? ¿Buscas chantajearme luego?

Me carcajeo.

<< Te estás pasando, Gold. Ya se te ha ido la olla >>

— ¡¿Chantajearte?! —no reconozco mi tono de voz—. No me conoces de nada. Fuiste tú quien me buscó. Me perseguiste por semanas —voy subiendo de tono gradualmente—. Te subiste al ascensor de trabajadores solo para atosigarme. Me acosaste con interminables correos —siseo marcando cada palabra—. ¡Tú me citaste en el ascensor hace un mes!

— Bien que disfrutaste con mi acoso —su sarcasmo me cabrea aún más.

— No me estoy quejando. Soy consciente de mis actos y los asumo. Pero fuiste tú quien dio el primer paso, y luego propuso seguirnos viendo en tu penthouse.

— Tienes razón —sisea—. El error fue mío. No debí acostarme con una empleada. Definitivamente, no debí traerla a mi casa.

Sus palabras me toman por sorpresa. Por unos minutos no decimos nada, solo nos miramos. Yo paso del estado de incredulidad a otro demasiado furioso.

— ¿Tu casa? —exclamo histérica—. Esto no es un hogar, es tu burdel personal —espeto—. ¿Un error? ¿Fue un error acostarte conmigo?

— No lo sé —se acerca a mí, lentamente. Sin desviar su mirada de la mía—. Dímelo tú.

Bufo, negando con la cabeza al mismo tiempo—. Solo puedo decirte una cosa —mi voz se escucha muy baja, casi es un susurro—. Cuando te conocí, pensé que eras un patán arrogante. Ahora con el tiempo, me has hecho cambiar de opinión…

— Evidentemente —me interrumpe—. Pero este juego no te servirá de nada.
Sonrío. Continúo fingiendo que sus palabras no me afectan.

— Ahora puedo decirlo con todas las  letras —continúo—: eres un auténtico idiota.

Me alejo de él y recojo mi bolso situado sobre la encimera.

— Aman…

— Ten una bonita vida, Daniel Gold —le interrumpo y me dirijo hacia el ascensor.

De lejos, le escucho llamar mi nombre completo.

<< Amanda >>, antes se escuchaba tan bien en su boca, tan erótico… Ahora… el nombre solo me repugna.

<< ¡Maldito Daniel Gold! Me has hecho odiar mi propio nombre >>

— Ni se te ocurra llorar, Roldan —digo en voz alta, una vez las puertas del ascensor se cierran—. No sientes nada por él. No puede lastimarte. Es solo un idiota, un auténtico idiota.

Una lágrima traicionera se escapa de mis ojos y paso toda la noche, convenciendóme de que es solo mi subconsciente lamentando regresar a la abstinencia sexual.

9 de abril de 2018

Miro fijamente el manuscrito en mis manos. Una semana… llevo una semana   leyendo estas páginas y aún no llego al final. Nunca me había demorado tanto con un libro, ni siquiera con los que no me atraen. El montón de papeles encima del escritorio indica cuán rezagada he sido esta semana. No es que lleve retraso con mi trabajo, pero siempre me ha gustado tenerlo adelantado. Sin embargo, en estos días se me ha hecho imposible.

Mientras leo, no puedo evitar desviar la mirada a mi derecha. El jarrón está vacío, lleva toda una semana vacía. No hay flores, ni notas, ni correos. Como si lo nuestro no hubiera existido nunca.

<< ¡Maldito Daniel Gold! >>

<< Envíame al menos un cactus. Aunque esté cubierto de espinas >>

— Amy —escucho a mi jefe llamarme desde su oficina—, ¿puedes venir un momento?

Me levanto de mi silla y acudo a su llamado.

— Usted dirá, señor —inquiero una vez que entro a la oficina.

— Necesito que lleves este contrato a contabilidad.

— Por supuesto. ¿Algo más? —añado.

— Sí. Vamos a sentarnos al sofá —indica. Yo solo le sigo hasta que nos sentamos, uno frente al otro—. ¿Estás bien?

Su pregunta me toma por sorpresa.

— Sí —respondo inmediatamente—, perfecta.

— ¿Segura? —insiste—. Te he notado un poco distraída esta semana. Y no pareces haber dormido mucho estos días —señala mis ojeras discretamente. Al parecer, me han estafado con mi kit de maquillaje. En la publicidad le han dado más crédito del que le corresponde.

— Lamento si he parecido distraída estos días —me disculpo sinceramente—. Es cierto que no he dormido mucho, pero es porque estoy enfrascada en un nuevo proyecto, y ya sabes…; no se debe cortar la inspiración una vez llega a ti.

— ¿Nuevo libro? —asiento—. Pero esas son excelentes noticias. ¿Tiene título ya?

<< El idiota de mi jefe o… tal vez Mi jefe idiota; ambos le vendrían de perlas >>

— No, aún no. Quiero esperar a ver el resultado final, para ponerle el título más adecuado.

— Bien pensado. De todas formas, quería preguntarte si asistirás a la fiesta de aniversario de la empresa.

Y hemos llegado al verdadero motivo de esta conversación.

— No lo sé. Aún no estoy segura de ir —contesto—. Pero eso ya lo sabías, ¿cierto?

Ayer Rebecca me arrastró hacia todas las tiendas de la ciudad, con el objetivo de comprar los vestidos para la fiesta.

— Tal vez… El punto es, que todos los trabajadores deben asistir. Y tú siendo la mejor asistente, y ahora autora de la editorial; debes ir. Es prácticamente obligatoria tu asistencia.

Suspiro—. Es un buen discurso motivacional, señor, pero seguramente Becca le ha contado mis razones para ausentarme.

— ¡Una ridiculez! —Bufa con tono ofendido—. ¿Quién dijo que era obligatorio llevar pareja? Puedes ir con nosotros. En la limusina hay espacio para uno más.

Sonrío—. Gracias por la invitación, señor. La tendré en cuenta. Pero estamos hablando de un baile Blanco y Negro. Ambos sabemos que el código de etiqueta exige un acompañante. Y apuesto a que todos llevarán uno…

— Mi hermano irá solo —comenta de buenas a primeras. No estoy segura de la intención de sus palabras.

— ¿Intenta decirme algo? —Inquiero.

— No —puedo apreciar un amago de sonrisa en su rostro—. Solo aclaraba mi punto: no serás la única sin acompañante, estoy seguro.

Eloy se encoje de hombros, como si fuera un comentario sin importancia; pero sé que no lo es. Fue testigo de la tensión entre su hermano y yo la otra noche. Debe intuir algo.

— Como sea —prosigo—, aún no me decido. Tendré en cuenta lo de la limusina. Ahora, si me lo permite, iré a llevar el contrato al señor Lewis.

— Claro. Y recuerda también mis palabras —me levanto del cómodo sofá y salgo de la oficina—. No aceptaré un no de tu parte —le escucho desde fuera.

Tomo la carpeta en mis manos y me dirijo hacia el ascensor. Presiono el botón de llamada y espero a que las puertas se abran. Escucho el sonido que señala la llegada al piso, pero no lo veo abrir sus puertas. Observo la pantalla extrañada, y para mi sorpresa no señala mi piso.

Es al mirar a mi derecha, cuando me doy cuenta de mi error. El ascensor que ha sonado ha sido el privado, dejando salir al protagonista de mi nueva historia.

Sus ojos se topan con los míos, y por unos segundos, el tiempo parece detenerse.

— Señorita Roldan —su voz sigue igual de varonil, igual de seductora—. ¿Necesita que la lleve a algún sitio?

Continue Reading

You'll Also Like

123K 942 3
Por el bienestar económico de su familia, Tempest terminó perdiendo su virginidad antes de formalizar su compromiso con el hijo de la influyente fami...
464K 31.8K 32
Tercer libro de la serie amores de la mafia [EN PROCESO] Crecer como la hija de uno de los capos de Italia solo tiene una ventaja -tener un matrimoni...
1.5M 246K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
60.6M 3M 42
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...