Narra Leire
Estaba sentada en el porche de la casa, ya podía ver el crepúsculo a lo lejos, sobre las montañas, era una vista maravillosa...
¿Un pavo si me dices en lo que piensas? -Dijo Ismael, haciéndome saltar y girarme rápidamente hacia las barandillas negras que cubrían el porche, el estaba agarrado a ellas, iba con unos pantalones banqueros, una camiseta blanca ajustada, marcando su cuerpo trabajado y podía oler su colonia desde mi lugar, quien pudiera...
Eh, Hola Ismael, ¿qué haces por aquí? -Le saludé mientras notaba que mi cara se estaba poniendo como un tomate.
-Jajaja ¿te asusté? No pretendía hacerlo, lo siento trébol. -Dijo con tono sarcastico.
Espera, ¿acaba de llamarme trébol?
-¿Me llamaste trébol? Me llamo Leire, Ismael.
-Me gusta trébol.
-Prefiero Leire.
-Lo que tu digas. -Dijo levantando las manos, poniéndose a la defensiva.
-Oye Ismael, ¿qué te ha pasado en la cara?-Tenia un golpe en el pómulo derecho.
-¿Vienes a dar una vuelta?
No me lo creo... ¿me ha pedido que valla con el? No habré entendido bien...
-¿Perdona? -Pregunté sonrrojada.
-¿Vienes a dar una vuelta? -Preguntó haciendo un amago de sonrisa.
Leire, ¡A COMER! Exclamó mi tia.
-Bueno pues hasta la próxima, trébol. -Dijo dándose la vuelta.
-¡Leire! -Grité sonriendo.
Cené y me metí en la ducha, dejando que el agua se llevara todo lo malo a su paso. Mientras pensaba en esa pequeña conversación con Ismael. ¿Trébol? ¿Porqué trébol? Si en esta vida tengo casi de todo menos suerte... Tendré que preguntárselo. Salí de la ducha, me pase una toalla por el pelo intenté secarlo un poco, me cepille los dientes, me puse el pigama y a la cama. No sin antes llorar hasta quedar dormida, pensando en mis padres, algún día lo superare...