Llegamos a la casa y me tiré en el sofá a ver la tele mientras esperaba a que Harry terminase de ducharse.
La conversación que hemos tenido de camino aquí me hacer ver que no he perdido el tiempo este verano, como pensé que pasaría antes de venir.
Es verdad que lo he llegado a pasar mal y también es verdad que fue por Harry, pero no ha sido en vano, porque nos ha hecho más fuertes a los dos.
Él tiene las cosas muy claras ahora. Yo sólo sé que le quiero, como no he querido a nadie nunca. Es algo fuerte decir que incluso le amo, a pesar de que alguna vez haya salido por mi boca, pero en ese momento lo sentía así. Es una palabra que implica mucha responsabilidad. A mis 19 años es la primera vez que siento cosas tan fuertes.
Esa sensación de verte con la persona a la que quieres dentro de 20 años y sonreír porque imaginas que estaréis igual de felices y que probablemente Harry esté incluso más guapo si eso es posible, pero ese es otro tema.
Le quiero demasiado, tanto que la sensación me produce miedo sólo de pensar que vamos a estar lejos por mucho tiempo. Estos días los estoy tomando como un sueño, y no quiero despertar.
Harry aparece por las escaleras, revolviendo su gran melena rizada para dejarla a su gusto. Me mira y sonríe mientras se sienta a mi lado en el sofá pasando un brazo por mis hombros y atrayéndome a él.
Aspiro su aroma y beso su mejilla mientras me apoyo con un brazo en sus piernas.
- ¿Qué ves? – Dice llevando su verdosa mirada a la TV.
- White Collar, ¿te gusta?
- ¿Sabes que el protagonista en realidad es gay no? – Se burló.
- ¡Claro que lo sé! Pero para mi Matt Bomer es un Dios, tanta belleza es imposible.
- Cariño… - Me hizo mirarle. - ¿Me has visto a mí? – Me eché a reír. - ¿Empezamos a hacer la comida? No van a tardar mucho en volver.
- No, quiero ver esto. – Dije haciendo un puchero.
- ¿Pero por qué? Si ya me tienes a mí, en vivo y aquí mismo, ¿no te vale? – Vaya, está graciosito… además de cariñoso, ya que llevó una de sus manos a mi cintura acercándome a él.
- ¿Por qué no quieres que vea la serie?
- ¡Porque es guapo! Yo que sé, ¿le quieres más que a mi? – Puso él ahora un puchero.
- No me hagas chantaje emocional Styles. – Sacó algo más su labio inferior. – Harry eso es trampa. – Siguió sin contestar. Pegué un pequeño grito inentendible y me lancé a él. – No quiero a nadie más que a ti bebé. – Dije subiéndome a su regazo. Pasé mis brazos por su cuello y pegué mi frente a la suya. Su expresión cambió y empezó a sonreír como un niño. – Nunca pienses eso, ¿vale?
- Te quiero nena. – Puso sus brazos alrededor de mi cintura y me acarició. Su voz era muy cálida y más grave de lo normal, pero no había segundas intenciones tras sus actos.
Empezó a jugar con mis labios, acariciándolos, mordiéndolos y tentándome a más no poder. No lo aguanté más y cogí su labio inferior entre mis dientes mojándolo con mi lengua. De su garganta surgió un gemido y noté como algo hacía presión en mi culo. El beso ni si quiera empezó suave, teníamos hambre el uno del otro y no dudamos en poner lo máximo de cada uno. Una de sus manos subió hasta mi pecho, cogiéndolo por debajo de la camiseta y acariciándolo lentamente para hacer contraste con nuestro beso. Gemí en su boca y estiré de su pelo.
Escuchamos la llave entrar en la cerradura y paramos de inmediato. Intenté levantarme pero me sostenía bien de la cintura por lo que tuve que quedarme sentada ahí. Limpiamos el rastro de babas que habíamos hecho alrededor de nuestros labios e intentamos aparentar normalidad.
- Harry podrías poner fuera un cartelito: “Cuidado, posiblemente estemos follando o lo estamos intentando”. – Empezó a reírse Louis. – Siempre os pillamos.
- Louis déjalos, están enchochados, están en ese momento de la relación. – Reprochó Niall. Negué con la cabeza apoyándome en el hombro de Harry mientras veía la sonrisa de vergüenza que había aparecido también en su cara. Era preciosa.
- No te levantes aún por favor. – Dijo en mi oído, ahora estábamos acompañados en el salón.
- ¿Por qué? – Pregunté mirando a sus ojos.
- ¿Tú que crees? – Su sonrisa era traviesa y noté como algo intentaba moverse debajo de mí. – Esto es culpa tuya.
- Sí claro, va a ser culpa mía que los tíos os empalméis. – Seguíamos hablando en voz baja.
- No, es tu culpa que mi polla esté así, así que cállate o esto no va a calmarse. Llevo unos pantalones de chándal y no creo que para Rosie sea agradable que me levante y vea a mi amiguito. – Comencé a reírme por su situación y su cara era de sufrimiento fingido. - ¿Sabes que me pones más cuando te ríes?
- Jo, es que no voy a poder hacer nada.
Después de un rato el muchacho ya estaba en su tamaño normal y pudimos levantarnos. Fuimos a la cocina a ver que estaban haciendo. Aún era pronto por lo que habían decidido empezar a hacer la receta de la paella que les dije un día relatada por mi madre.
Por lo tanto nos ocuparíamos Michelle, Liam y yo de la paella, mientras los demás preparaban ensaladas y otras cosas.
Vi un bolsa de pasas y cogí un puñado para comerlas. Harry las vio y me quitó unas cuantas de mi mano, se comió un par haciendo el payaso y empezó a bombardear a Niall. Cuando el rubio se dio cuenta fue a por la bolsa para coger otro puñado un empezar una guerra en la cocina.
Escuchaba la risa de los dos y solo por eso ya me entraba a mí risa. Parecían dos niños pequeños, me parecía una escena adorable. Siempre me había imaginado como serían ellos dos juntos cuando no hay cámaras de por medio, y siempre pensaba que sería así.
Se escondían el uno del otro detrás de nosotros como si fuéramos trincheras. Ahora sí se estaban pasando, estaban dejando la cocina llena de pasas por todas partes.
Harry se puso detrás de mí y me abrazó por la cintura escondiendo su cara en mi cuello mientras seguía riéndose a carcajada limpia. Mi piel se erizó por completo por aquel harmonioso sonido. Rosie apareció por la cocina y Niall corrió hacia ella para hacer lo mismo.
- ¿Se puede saber que mierda estáis haciendo burros? – Preguntó ella y yo le miré cómplice. Louis empezó a reír.
- Tranquilas esto es normal para mí. – Dijo Liam haciendo de padre.
Me di cuenta de que Zayn faltaba en la cocina, así que supe que ese era mi momento para poder hablar con él a solas, ya que lo tenía que hacer con todos. Pedí a Harry que me dejara un momento y salí al salón donde supuse que estaba él.
De hecho no me equivocaba. Caminé hacia él que estaba con la mirada fija en su móvil y los codos apoyados en sus piernas.
- Moreno. – Dije para avisar de que estaba allí. Me senté a su lado y le miré. Él me respondió con una sonrisa sincera.
- ¿Qué tal rubia?
- No soy rubia… - Contesté casi resignada, todo el verano igual. – Bien, ¿tú?
- Genial, estaba hablando con Perrie.
- Dile que me cayó muy bien.
- Eso dice ella de ti. – Levanté mis brazos a modo de victoria, para hacer la gracia y empezó a reírse. - ¿Querías algo?
- Hablar contigo, pero si quieres te dejo y hablamos luego. Pensé que era un buen momento.
- Sí, claro, dime. Es buen momento. – Me quedé pensando como poder introducir el discurso que tenía en mente, pero se esfumó y me quedé callada.
- Es que ahora no sé qué decir. – Empezó a reírse y pasó un brazo por mis hombros acercándome a él. Es genial estar así con él. Su aroma es embriagador, lo único que no me gusta es el ligero toque a tabaco que intenta ocultar con el olor a menta de su chicle. - ¿Qué te preocupa?
- Todo, en realidad.
- ¿Puedes hacerme un favor? – Asentí separándome un poco de él para mirar sus ojos color miel tan dulces. – Si esta es tu despedida quiero que dejes de pensar que no nos vamos a volver a ver. – Mis ojos se empañaron al instante en el que escuché la palabra “despedida”.
- No quiero despedirme de nadie, ¿sabes? Pero siento que debo hacerlo. Odio las despedidas.
- Te entiendo, a mi tampoco me gustan. Pero venga, si nos vamos a volver a ver. Tu vas a terminar tus cosas y nosotros vamos a acordarnos de ti cada día. – Parecía que era él el que se estaba despidiendo. - ¿Sabes? A mi me pasa lo mismo con Perrie. Cuando ellas acaban de sus actuaciones y tienen algo de tiempo libre, es cuando empiezo yo, y no quiero que venga conmigo, porque no quiero que esté dando tumbos detrás de mí y no poder hacerle ni caso.
- ¿Le quieres mucho verdad?
- Por eso voy a casarme con ella algún día.
- Eso no me lo pierdo yo por nada del mundo. – Dije divertida sorbiendo por la nariz. - Tiene suerte de tenerte.
- ¿Por qué?
- Porque aunque tengas esa careta de chico malo y que pasa de todo, en realidad eres muy dulce, y atento. Siempre quieres ayudar a todo el mundo como estás haciendo ahora conmigo.
- Porque te lo has ganado, sólo lo hago con la gente que me importa.
- Lo sé, gracias por eso. – Me acogió en sus brazos y cerré los ojos para no volver a llorar.
- No te vuelvas a despedir, ¿vale? Yo también lo odio, y no me quiero despedir de ti. – Dijo con dificultad, su voz estaba entrecortada y notaba una gran presión en su pecho. Me levanté para mirar su cara y estaba mirando a las escaleras mientras una lágrima caía por su mejilla.
No dijimos nada más. Me miró y me dedicó su mejor sonrisa. Nos secamos la cara de lágrimas y nos levantamos para ir también a la cocina. Pero yo me desvié de camino al cuarto de baño. Entré y cerré la puerta demasiado fuerte. Me apoyé en el lavabo y dejé que todas las lágrimas cayeran.
Esto está siendo duro y aún me queda mucha gente. Dije que no quería volver a llorar, pero no lo aguanto, no aguanto que me digan esas cosas aunque sea lo mejor que puedo escuchar por su parte.
Escuché unos nudillos traquear sobre la puerta y me limpié la cara rápida con un trozo de papel.
- ¿Ade, estás ahí? Necesito tu ayuda en algo. – Decía Liam detrás de la puerta. Me acerqué para abrir y se asomó viendo el desastre en mi cara. No pude aguantar las lágrimas que querían seguir saliendo, pensando en que ahora me tocaría despedirme de Liam.
- Lo siento, es que me picaban los ojos.
- Sí claro, ¿no te podías inventar una excusa mejor? – Se acercó a mí y me abrazó dándome consuelo. – No dejes que Harry te vea así, si te ve pateará el culo de Zayn por haberte hecho llorar. Literalmente, le pateará.
- No ha sido su culpa. – Dije riendo. – Es que soy tonta, y no lo puedo remediar.
- ¿Puedo imaginarme de qué habéis estado hablando? – Asentí – Ade mírame. – Le obedecí y cogió mi cara entre sus manos limpiando el rastro de lágrimas mientras pequeños sollozos salían de mi garganta sin poder remediarlo el mismo rastro se volvía a formar. – Te lo voy a decir yo todo para que no tengas que decirlo tú, no creo que estés en tu mejor momento para hacerlo.
- Habría preferido en otro sitio no en un baño.
- Me da igual el sitio. Calla. – Soltó una risa y volvió a pasar sus pulgares por mi mejilla. – Te quiero, ¿vale? Eres importante para mí, como lo son ellos cuatro y como lo son Mich y Rosie. Sé que ellas no se van a ir, pero no creas que porque podamos pasar más tiempo con ellas cuando vuelvas a estar apartada ni nada de eso. Confío en que vuelvas y no me decepciones. – Asentí y miré al suelo, las lágrimas no cesaban y pequeños espasmos se producían en mi cuerpo por no soltarlas a gusto. – Respira boba, no quiero te desmayes. – Dijo riendo y me abrazó. – No es una despedida, que lo sepas. – Suspiré para soltar el aire que estaba aguantando y respiré hondo. - ¿Te he ayudado?
- Sí, yo también te quiero.
- ¿Salimos ahora y me ayudas con la comida?
Nos reímos y adecenté un poco mi cara calmándome, me esperó para salir y fuimos juntos a la cocina. Harry me recibió entre sus brazos abrazándome fuerte, sabía perfectamente qué acababa de pasar con Zayn y Liam y decidió no soltar ni una palabra porque sabe que soy una bomba trampa, que en cuanto la pisas explota. Pues lo mismo yo, si me dice algo: exploto.
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Feliz Navidad!!!
Espero que os haya gustado :) no estoy para enrollarme mucho, así que hoy esto es light jajajaja
Nos vemos pronto.
Andrea xx.