Seduciendo a mi Jefe

By Clau_Llerena

1.3M 66.4K 4K

¿Cuáles son las consecuencias por ofender a tu jefe? Pues llevarte llevarte la follada de tu vida. En el asc... More

Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Epílogo
Agradecimientos
Nueva historia
Dudas
Más de Seduciendo a mi Jefe
Grupo de WhatsApp
EL JEFE SEDUCIDO
PREFACIO: CUANDO LA PASIÓN NO ES SUFICIENTE
1.UN EXTRAÑO EPISODIO
2.LA ASISTENTE DE MI HERMANO
3.TENSIÓN SEXUAL
4.EL TAN ANHELADO ÉXTASIS
SEDUCIDO POR MI ALUMNA
1. GROGUI
2. TRATO HECHO
3. LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
4. ¿QUIÉN ES ESE HOMBRE?
5. DOS POR UNO
6. UNA MALA IDEA
7. AHOGADOS EN DESEO
8. ME HE VUELTO LOCA
9. OLVIDAR
10. SOLO SEXO
11. DOS PÁJAROS DE UN TIRO
12. EXPLOSIÓN

Capítulo cinco

40.3K 1.8K 131
By Clau_Llerena

9 de marzo de 2018

Nuevamente nos situamos en el sofá, él sentado y yo a horcajadas sobre sus piernas, rozando mi intimidad con la suya, friccionándonos. Sus manos se deslizan por mis muslos para acariciar mi trasero, mientras nuestras bocas se encuentran una vez más en un apasionado beso.

Lentamente desliza sus manos por mi espalda, provocándome un gemido. Con la misma lentitud, comienzo a mover mis caderas hacia adelante y hacia atrás en su regazo. Él acerca sus manos y toma un seno con cada una, acariciándolos, luego apretándolos. Al mismo tiempo, yo recorro sus omóplatos, su espalda, hasta llegar a sus caderas y apretarlas contra las mías.

Separamos nuestras bocas, solo para darle acceso a mi garganta. Luego se va desplazando hacia abajo en mi pecho. Comienza haciendo movimientos circulares con las manos abiertas, con las palmas de las mismas presionadas contra mis pezones. Cuando sus labios tocan mis senos, arqueo la espalda hacia atrás, apretando mi agarre sobre sus caderas.

Un gemido involuntario escapa de mis labios. Podría morir de placer en este momento.

Llevo mis manos a su bóxer, alzándome lo suficiente para poder sacarlo y en cuestión de minutos, jadeamos mientras lo cabalgo.
No sé en qué momento termino debajo de él. Me da una fuerte embestida y se detiene, a lo que protesto.

— Dime cuán caliente soy, Amanda —susurra antes de tomar mis senos nuevamente y con más fuerza. Lo siento morder y gimo con fuerza. Trato de moverme para continuar, pero sus manos detienen mis caderas—. Dímelo, Amanda —y me embiste nuevamente con fuerza, repitiendo el proceso anterior. Vuelvo a protestar cuando se detiene—. Si no respondes, no continuaré.

— Caliente, muy caliente —jadeo.

Sus fuertes embestidas se hacen presentes y nuevamente estoy sobre él. Ambos nos movemos al compás, observándonos fijamente a los ojos. Nos damos placer mutuamente, lo siento correrse y es mi señal para acompañarlo. Mientras lo hago, no aparto la mirada de sus esferas doradas. Y es ahí donde experimento otra nueva sensación nunca antes vivida.

Nuestras respiraciones son lo único que se escucha en el amplio lugar. Él se recupera antes que yo y se para conmigo en sus brazos, para trasladarnos a su cama y continuar con nuestra noche, hasta satisfacernos hasta la saciedad...

— Amy, ¿me estás escuchando? —la voz Eloy interrumpe mis pensamientos. Los recuerdos de anoche me interrumpen cada vez que encuentran oportunidad.

— Sí, perdón —contesto—. Ya me pongo con el informe, y la reserva de las diez está hecha.

— Bien. Estás un poco distraída esta mañana. ¿Todo en orden? —pregunta preocupado.

— Sí, tranquilo. Lo dejo, señor —digo antes de retirarme.

— ¿Me tutearás algún día? —pregunta.

— En el trabajo, no.

Me siento en mi escritorio y lo primero que observo es la bandeja de entrada de mi correo. Se ha vuelto una costumbre.

De: Daniel Gold
Para: Amanda Roldan.
Fecha: 9 de marzo de 2018. 8: 30 a.m.
Asunto: Buenos días reiterado.

Querida señorita Roldan:

Adoro darle los buenos días en el ascensor cada mañana. Pero debo confesar que prefiero hacerlo en mi cama, desnudos y muy, pero muy dentro de usted.

Espero que anoche haya quedado satisfecha.

PD: Dime que he acertado con las flores esta vez, por favor.

Su jefe muy, muy caliente,

Daniel Gold.
Presidente de Golden Publishing Company.

Sonrío mientras le echo un vistazo a las hermosas margaritas. Es tan curioso que a este punto, aún no haya dado con las flores.

De: Amanda Roldan
Para: Daniel Gold.
Fecha: 9 de marzo de 2018. 8: 35 a.m.
Asunto: Buenos días reiterados, señor.

Estimado señor Gold:

Yo también disfruto de nuestros encuentros en el ascensor y definitivamente adoré el amanecer de hoy.

Debo confesar que anoche quedé muy satisfecha. Esta mañana, no puedo decir lo mismo.

PD: Lamento comunicarle que las margaritas tampoco son mis favoritas.

Ya no tan satisfecha,

Amy Roldan.
Asistente de Eloy Gold, Golden Publishing Company.

Su respuesta no tarda en llegar.

De: Daniel Gold
Para: Amanda Roldan.
Fecha: 9 de marzo de 2018. 8: 38 a.m.
Asunto: Jefe muy complaciente.

Tal vez podamos solucionar ese problema. ¿Qué le parece una cita a las 12:00 h en el ascensor?

PD: Se me están acabando las especies de plantas.

Dispuesto a satisfacerla,

Daniel Gold.
Presidente de Golden Publishing Company.

De: Amanda Roldan
Para: Daniel Gold.
Fecha: 9 de marzo de 2018. 8: 40 a.m.
Asunto: Mi jefe servicial.

Hecho. Ni un minuto más, señor Gold. Mi jefe es muy estricto con el tema de la puntualidad.

PD: Todavía quedan algunas. No te desanimes.

Esperando ser complacida,

Amy Roldan.
Asistente de Eloy Gold.

Y en esto se ha convertido mi día a día. Debo reconocer que adoro la idea.

20 de marzo de 2018

De: Daniel Gold
Para: Amanda Roldan.
Fecha: 20 de marzo de 2018. 8: 12 a.m.
Asunto: Buenos días.

Querida señorita Roldan:

Le reitero los buenos días. ¿He mencionado que luce muy guapa esta mañana? ¿Algún motivo en especial? ¿Tal vez cierta reunión con su jefe?

PD: El día que acierte con las flores, me deberás todo un fin de semana en mi cama.

Atte,

Daniel Gold.
Presidente de Golden Publishing Company.

De: Amanda Roldan
Para: Daniel Gold.
Fecha: 20 de marzo de 2018. 8: 20 a.m.
Asunto: Suposiciones...

Estimado señor Gold:

No debería hacer tantas suposiciones. No vaya a llevarse una decepción. ¿Ansioso por la reunión, señor Gold? Le adelanto que le haré tragar sus palabras.

PD: Hecho.

Atte,

Amy Roldan.
Muy guapa asistente de Eloy Golden, Golden Publishing Company.

De: Daniel Gold
Para: Amanda Roldan.
Fecha: 20 de marzo de 2018. 8: 24 a.m.
Asunto: Casi puedo asegurarlo.

Muero por ver eso, señorita Roldan.

PD: Es una promesa.

Ansioso,

Daniel Gold.
Presidente de Golden Publishing Company.

Y con una lluvia de correos y palabras picantes, comienza mi ardua jornada laboral.

***

— Muchas felicidades, Amy —susurra Emma Tales al terminar la reunión—. Has demostrado tu valía. Creo que todos hemos disfrutado ver al señor Gold retractarse por primera vez.

— Gracias. El proyecto era muy bueno. Al señor Gold simplemente le faltaba intuición femenina —le guiño un ojo.

La reunión fue un éxito. El proyecto feminista fue aprobado. Muy pronto A woman’s desire será publicado por la editorial. Al exponer los resultados obtenidos en la web, solo podía observar al presidente. Y este me devolvía la mirada. Al contrario de lo que pensé, el señor Gold me daba una sonrisa de satisfacción. Él también disfruta provocarme.

— Totalmente de acuerdo —responde Emma—. Quería comentarte que he comenzado con tu manuscrito. Y me gusta mucho lo que leo, Amy.

— Gracias. Espero que te guste.

— Estoy segura de que así será —se despide y la veo marcharse.

Siento mi móvil vibrar y veo una notificación de WhatsApp.

Patán arrogante: ¿A las ocho en mi departamento?

Sonrío sin levantar la vista del móvil.

— ¿Nos vamos, Amy? —pregunta Eloy.

— Claro —contesto.

: Que sean las nueve.

Patán arrogante: Hecho. Ni un minuto más.

: Buenas tardes, señor Gold.

***

Fijo la mirada en la copa de vino que sostengo en mi mano. La salida de Eloy con Sugar al parque, era solo una treta de Becca para quedarse a solas conmigo. Llevo días evadiendo la conversación. Soy consciente de que hoy no me libraré de su interrogatorio, pero aún así, he hecho todo lo posible por postergarlo un poco más.

— Amanda Roldan, si no hablas dentro de los próximos segundos, juro que te estrangularé con mis propias manos —su tono de voz me advierte que en realidad lo hará si no suelto la sopa.

— Estoy viendo a alguien —suelto después de varias respiraciones.

— Eso lo has dejado claro, querida. Lo que no sueltas es el nombre. Y la naturaleza de tanto misterio ha hecho que acabe con todas las reservas de chocolate para Sugar.

— ¡Oh por Dios! —exclamo—. Has dejado a mi niña sin chocolate.
Mi amiga bufa.

— Mejor preocúpate por las horas que deberás acompañarme al gimnasio y no por los dulces de mi hija —responde fingiendo seriedad. Becca es una adicta al chocolate—. Pero estás desviando el tema de conversación, Roldan. Dime, ¿tan malo es?

— Es que… —suspiro—, trabajamos juntos. Y no solo eso —absorbo una gran bocanada de aire—; es mi jefe, Becca.

Mi amiga abre los ojos como platos—. Espero que no estemos hablando de mi esposo, Amy.

— Y yo espero que tus palabras hayan sido solo una broma —contesto—. Aunque si no estuviera casado contigo, me lo pensaba dos veces —le sigo el juego—. Me temo que es más complicado. Está por encima de Eloy.

— Eso es ridículo —replica—. Para estar por encima de Eloy hay que ser dueño de la editorial… —su tono de voz va bajando gradualmente, hasta quedarse en completo silencio, como analizando sus palabras. Luego me mira con los ojos bien abiertos— ¡Oh, cielos! ¡Joder! ¡¿Con el jodido Daniel Gold?!

— ¿Puedes no gritarlo, por favor? —le pido—. Eloy podría llegar en cualquier momento.

— Vale, vale. Es que… ¡joder!

— Ya lo has dicho —replico.

— Me acabo de enterar que mi mejor amiga tiene sexo con mi caliente cuñado. Así que tengo derecho a decir joder cuantas veces quiera —objeta—. Y… del uno al diez, ¿cuán bueno es en la cama?

Ya volvimos a la Rebecca inquisidora. Eso me indica que su estado de sorpresa ha pasado.

— ¿Once? —contesto—. Pero no le digas; solo enaltecerías su ego.

— ¡Joder! —vuelve a exclamar—. ¿Quién lo diría? Tú y Daniel, Daniel y tú. Hasta podríamos llegar a ser cuñadas.

— No te hagas ilusiones, Rebecca —intervengo–. Es solo sexo. Además, te recuerdo que ya somos cuñadas.

— Quiero decir, realmente… —tartamudea un poco, algo muy raro en ella—. Bueno, ahora tienen sexo, quizá más adelante…

— No estoy interesada, Becca —la interrumpo—, y lo sabes.

— Te equivocas, Amy —objeta—. Pero no estás lista para esta conversación.

No volvemos a mencionar una palabra sobre el tema. Sé que quiere saber mucho más sobre mi relación con su cuñado, pero no pregunta. Espera a que yo le cuente cuando me apetezca. Esa es una de las razones por las cuales es mi mejor amiga.

El resto de la noche la pasamos poniéndonos al día. Cuando Eloy y Sugar regresan del paseo, las risas no se hacen esperar. Estas tres personas me han hecho parte de su familia, y me brindan todo el calor hogareño que no puedo recibir de mis padres, debido a la distancia.

A las nueve en punto, las puertas del ascensor se abren en el penthouse de Daniel. Tal vez no viva en este lugar, pero últimamente se queda aquí todas las noches.

— Puntual como siempre, señorita Roldan —me recibe como buen afitrión que es.

— Mi jefe tiene fijación por la puntualidad —respondo—. Y yo soy una excelente empleada.

— La mejor —ratifica—. Ahora, creo que hemos perdido demasiado tiempo.

Sin más, me besa con pasión; logrando humedecer mis bragas con solo ese gesto. Sus manos recorren mis caderas hasta mi trasero. Con sus fuertes brazos me sube a horcajadas sobre él, mientras enrosco mis piernas a sus caderas. En cuestión de minutos, me deja sobre una mesa y se deshace de mi vestido. Sus manos, su boca…, están por todas partes y mi cuerpo sensible se estremece en respuesta a sus caricias.

— Daniel —jadeo al sentir sus dedos acariciar mi sexo.

—Mírame, Amy —me ordena—. Quiero que me veas a los ojos cuando te corras, porque nadie te hace correr como yo.

Le obedezco y centro mi mirada en sus dorados ojos, que ahora son como el oro brillante. Lo observo sin parpadear mientras me lleva a la cúspide del placer con sus dedos, y sin darme cuenta, vuelvo a jadear su nombre.

Mi cuerpo aún no se recupera, cuando lo siento embestirme con fuerza. Como puedo, rodeo su cuerpo con mis piernas para así acercarlo más a mí.
Es de esta forma como nos adentramos en un vaivén de caderas, donde lo único que se escucha es el sonido de nuestras respiraciones y jadeos.

Daniel es tan audaz, tan apsionado…

<< Y es todo tuyo >>, añade mi subconsciente.

Pero esta vez se equivoca; Daniel no es mío. Es solo sexo y eso está bien para mí.

<< Te estás cerrando nuevamente, Amy >>, me reprende mi voz interior.

No lo hago. Solo tengo mis pies bien puestos en la tierra. Un hombre como Daniel jamás saldría conmigo en serio. He estado ahí antes. Mi pasado es mi carga y jamás podría compartirla con él.

—¿En que piensas? —su voz interrumpe mis pensamientos.

— En que muero de hambre —respondo antes de besarle.

— Puedo preparar algo de comer, si deseas.

— ¿Sabes cocinar? —pregunto sorprendida.

— No mucho. Pero me defiendo —se encoje de hombros—. ¿Sorprendida, señorita Roldan?

— Mucho —respondo—. Pero no me refería a la comida precisamente, señor Gold —muerdo su labio inferior suavemente—. Estoy muy hambrienta, pero de usted.

— El sentimiento es mutuo, señorita —agrega antes de cargarme para llevarnos a la habitación.

— Sin embargo, espero probar sus habilidades de cocinero algún día, señor.

Al llegar a la recámara, me tira sobre la cama y se lanza sobre mis labios. Lentamente va bajando hasta mi cuello y lo siento morderme justo ahí.

— Será un placer alimentarla, señorita Roldan —comenta—. De hecho, podemos comenzar justo ahora —toma una de mis manos y la lleva hasta su miembro ya erecto.

— Sus deseos son órdenes, señor —contesto antes de invertir posiciones y degustarlo, como si de una fruta exótica se tratara.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 191K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
79.1K 4.2K 18
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...
980K 51.4K 37
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
134K 28.8K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...