Canela ©

By Karo_lovegood

33.7K 6.1K 17.6K

[COMPLETA]. La conocida teoría de los polos opuestos atrayéndose cierta vez toma poder en las relaciones, pe... More

Sinopsis
1. Un gran día
2. Es tu día
3. Piojo
4. No quiero un castigo
5. El idiota que ella dice que soy
6. Mi esencia favorita
7. No quiero ser más una niña herida
8. Ya no me odies
9. Cálmate, piojo
10. No puedo verla en todas partes
11. Estar enamorada de ese imbécil
12. No soy como él
13. No se trata de un juego
14. Es nuestra mesa
15. ¿Bailamos?
16. Está llena de sorpresas
17. Algo imposible
18. Pausa a tu juego
19. Canela
20. No gracias, Hestia
21. No es mi chica
22. ¿Nos llevamos bien?
23. Preocupada por la cuerda
24. Lo que sea por ti
25. Marcando territorio
26. Carterista
27. Esa cita
28. Tic-toc, linda
29. Hay otro chico
30. Lo admito
31. Yo siempre gano
32. Es fácil confiar cuando se trata de ti
33. Siempre vuelvo a pensar en él
34. Alguien se ha enamorado
35. Feliz navidad, Bonetti
36. Es la chica de la fiesta
37. Aida
38. Parte de la rutina
39. Eres la novia de mi hermano
40. Idioma Miller
41. "Quiero hablarte de algo"
42. Un fracaso
43. Naranja entera
44. Es su canción
45. Caramelo de ajo
46. No volveré a cruzarme en tu camino
47. ¿Mi novio?
48. Aliens, por favor, abdúzcanme
49. La copia exacta de James
50. Orgullo personificado
51. Maltrato animal
52. Supersticiones de abuela
53. Lunática
54. Ya tenías uno
55. Solo... un pedacito
56. Eres un osito panda
57. ¿Está soltero?
58. ¿Puedes abrazarme?
60. Orangutanes cínicos
61. Te prometo que te quiero
62. No todo podía ser perfecto
63. ¿Mis ojos mienten?
64. Los planes para mi muerte
65. No puedo seguir engañando a ambos
66. Jugar a la casita
67. Su humor, mi enemigo
68. Su enamorado es Liam
69. Lo que ambos sentimos
70. Hay muchas formas de amar
71. Nuevamente lo detesto
Extra: Chrisand
72. Me haces daño
73. Jodidamente manipulable
74. Soy un títere
75. Sinónimo de dolor
76. No conozco de razones
77. Te quiero conmigo
78. Eres más que eso
79. Criadero de anfibios
80. Huele a canela, así como tú
81. Piezas similares de un puzzle
82. No estoy enamorado de ti
83. No pienses que te esperaré toda la vida
84. Un panda colgando de tus llaves
85. También el mar es muy cambiante
86. Que me pruebe lo que quiera
87. El final de nuestra canción
88. Tu apodo en mi café
89. Aún no termina tu día
90. Espinas en tu corazón
91. Será un reto
92. Ahora soy un egoísta decepcionado
93. Déjà vu
94. Uno, sin dejar de ser dos
Epílogo
Agradecimientos
Extra 1: Como el resto de tu vida
Anuncio

59. Es un mal chiste

182 42 127
By Karo_lovegood

Al terminar las primeras tres canciones, los chicos celebran entusiasmados. Reciben animadamente los aplausos, los abrazos y las felicitaciones del público, y Liam, que los observa desde la distancia, parece estar feliz de percibirlos así... Igual que yo de mirarlo a él.

Observo con una sonrisa al castaño, que se ubicó al fondo del escenario y con una botella de agua en cada mano, permanece estático, sereno y sonriente, viendo a sus eufóricos amigos con admiración.

Los chicos son realmente buenos y no me sorprende que las personas lo comenten. En realidad me agrada que el público disfrute, pero me encanta mucho más que ellos parecen gozar de esto que están haciendo, y lo hacen bien, con esmero y dedicación. Se entregan con cada movimiento y en cada pieza que dejan fluir sobre el escenario con sentimiento, y más importante, con seguridad y humildad, eso es suficiente para que yo sienta admiración y orgullo aunque apenas los conozco. Me llena de satisfacción que aun con los contrastes que tiene la vida de cada uno de ellos, no se han dejado llevar por lo fácil, y eso me hace feliz.

—Te dije que lo harías genial, siempre te preocupas de más —comenta Liam tras unos segundos, sentándose a mi lado en el otro banco. Coloca su pie izquierdo en el posapies de su banquito y me extiende nuevamente una botella de agua sellada que recibo agradecida, sonriéndole.

Tengo la garganta seca, pero más que por la presentación, es por su cercanía y por lo que está siendo capaz de hacerme sentir. Él consigue que los latidos de mi corazón golpeen mi pecho con frenesí sin esfuerzo alguno. Lo hace saltar con tan solo sonreír, guiñarme o por simplemente ser él mismo, tan espontáneo y vivaz, tan tierno y preocupado, y eso me está gustando mucho. Él me está gustando.

—Gracias... Tú... eres genial también, pero tu seguridad siempre me intimida. Me hace sentir segura, pero me intimida —le confieso sofocada, él suelta una sonora y melodiosa carcajada, inclinando levemente su cabeza hacia atrás y haciéndome sonreír también, porque por más esfuerzo que haga, ya no soy capaz de resistirme.

Liam me desvía la mirada para beber de su botella de agua natural con calma, cerrando los ojos cubiertos por esa poblada capa de pestañas claras y dedicándose a saborear cada gota que atraviesa su garganta, mientras yo me afano en observar descaradamente sus perfiladas facciones bajo la tenue luz del escenario. Y eso también me pone nerviosa.

Me preocupa que ahora lo percibo más lindo.

—Solo me dediqué a disfrutar del momento junto a ti, nada más —asegura viéndome de nuevo, enroscando la tapa de su botella a la vez—. Me gusta que ahora no pareces incómoda ante mi presencia.

—Es que ya no me estás cayendo tan mal —bromeo, él vuelve a reír.

—Voy por buen camino entonces —guiñe, me mira a los ojos por unos segundos más en silencio, logrando intimidarme, y luego continúa—. ¿Te gustó hacer esto? ¿No te parece maravillosa la sensación que se apodera de tu cuerpo tras cada segundo?

—Me gustó, me gusta, pero sigo prefiriendo hacerlo para mí. Aunque me alegra no haberlo hecho sola como en la fiesta de Camila, gracias —le digo con una sonrisa que me regresa.

—¿Cuándo estabas en la academia no lo hacías sola?

—Sí, pero generalmente no había muchas personas. Y cuando eran presentaciones más grandes, las hacíamos en parejas o grupos para que alcanzara el tiempo. Me sentía más tranquila para entonces.

—Bueno, no creo que eso los ayudase mucho con su pánico escénico, pero igual tú lo haces genial, no tienes que preocuparte por nada.

—Quizá por tenerte como competencia con esa seguridad que jamás te abandona. Eso sería preocupante —exclamo bromista, Liam ríe una vez más, para luego levantarse de su banco.

—Jamás seré tu competencia, más bien tú eres mi reto —comenta sonriente. Yo no comprendo sus palabras y eso me hace sentir estúpida, por eso agradezco que continúe—. Voy a hablar con James un momento, ya vuelvo. Todavía falta la mejor parte y es lo que he estado es esperando toda la noche —afirmo con la cabeza, sonriendo levemente—. ¿Quieres que te acompañe a ir con los chicos, o...

—Te esperaré aquí —concluyo interrumpiéndolo, Liam asiente, me muestra su cándida sonrisa una vez más y se retira. Yo me dispongo a beber finalmente de mi botella ahora que se ha ido y no corro el riesgo de ahogarme por su abrumadora existencia, pero una mano agitándose en el aire capta mi atención y me levanto de un respingo para correr a la ubicación de la persona que me llama.

Bajo los seis escalones del escenario con apremio y esquivo a algunos de los presentes que se atraviesan en el peor momento, agradezco a los que me felicitan ya incómoda y un minuto más tarde llego a donde Ian me espera, sonriendo y con los brazos abiertos.

—Hola, no sabía que vendrías también, no me habías dicho nada esta tarde —le digo a mi amigo en medio de un abrazo, luego me separo para ahora sí, tomar de mi bebida.

—Yo tampoco sabía que vendría, James me invitó en la tarde cuando me fui de tu casa y acepté venir. Me agrada ver que esto le apasiona de verdad —comenta sin despegarle la mirada a su hermano, quien conversa con una chica al pie de la escalera del escenario.

Veo al baterista y no niego las palabras de Ian, porque me siento igual que él; a mí también me gusta ver que le está yendo bonito últimamente. Luego volteo para ver a mi amigo y observo que también me ve a mí, pero de una forma pesada y que me parece desconocida, tanto, que me hace sentir extraña e incómoda, y por eso despego la botella de mis labios para cerrarla y hablarle.

—¿Qué ocurre? —le pregunto, claramente confundida.

—Me alegra verte aquí y cantando. Esperaba que me invitarás y... Bueno, no importa, hace tiempo no te oía hacerlo y estás muy linda... Digamos que no perdí el tiempo al venir —dice en un extraño tono seductor, infestando mis fosas nasales con el repugnante olor a alcohol que desprende de su boca y que golpea mi rostro por la cercanía que se va formando, gracias a que me toma de los hombros para atraerme a él.

Por alguna razón, sus palabras y su gesto han logrado incomodarme y no le respondo más que con una leve sonrisa. No sé si se debe a su pestilente estado actual en el que jamás lo había visto, pero no me gusta.

—¿Por qué te presentaste con ellos? —pregunta, acercándose a mi rostro para hacerse oír con claridad, porque nuevamente han puesto la música del DJ con un volumen que no es soportable a mis tímpanos. Me zafo de su agarre con disimulo y lo veo a la cara, pero desde mi movimiento quedamos muy cerca y él aprovecha para acariciar mi mejilla izquierda con su pulgar de la mano derecha. 

—Los chicos me pidieron el favor y acepté, me agradan bastante —admito retraída, él me observa el rostro con detenimiento, serio, y nuevamente me siento incómoda, pero mis pies no se mueven.

—Ya, y Liam... ¿Están saliendo? Me parece que... —niego con la cabeza para proceder a explicarle que nos estamos conociendo, y ese gesto lo hace frenar sus palabras.

—No, nosotros no... —sonríe sin razón, en mi opinión, luego deja de verme para mirar hacia el escenario y por intuición, también hago lo mismo. Quiero hablarle, pero me percato de que Liam nos observa desde la distancia con dureza y ahora me siento extraña. No quiero que él entienda mal, pero la explicación que quiero darle a Ian tampoco escapa de mis labios.

—Entonces sigo teniendo el camino libre, ¿verdad? —vuelve hablar y lo miro para buscar el sentido a sus palabras, pero no consigo dejar salir las mías y tampoco escuchar las inexistentes suyas, porque, como si se tratase de una carrera de agilidad, toma mi cintura con brusquedad para atraerme a él y besar mis labios, ósculo al que no correspondo. Lo separo de inmediato y por instinto, vuelvo a voltear hacia el escenario, donde veo que Liam niega con la cabeza, sonríe sin ganas y dolido, da media vuelta para alejarse.

Ver su expresión me rompe sin que pueda evitarlo porque sé que tuvo que haberle dolido, y eso solo incrementa el malestar que ahora siento con respecto a Ian. Esto nunca había pasado, ni siquiera cuando él me gustaba, y jamás se ha comportado tan brusco conmigo. Y claro que me decepciona.

Su actitud no me agrada ni un poco, porque siento que lo ha hecho por maldad, como si se tratara de una competencia entre ellos dos de la que yo no me había enterado, y aunque así lo fuera, me parece inaceptable.

—¿¡Por qué hiciste eso!? —le reprocho viéndolo a los ojos con molestia, parece desconcertado por mi forma de hablarle, pero esto es demasiado para mí y no me importa lo que él sienta. Ni siquiera el hecho de que haya ingerido alcohol es excusa suficiente.

—Lo siento a él como una amenaza ahora, no puedo dejar que gane, bebé —explica tranquilo. Está corroborando mis sospechas y el hecho de que lo haga con esa simpleza me molesta aún más. Él siempre ha sido mi amigo, el gentil, cariñoso y comprensivo, y esta faceta desconocida no me gusta. Ni siquiera Liam que siempre se había portado como un idiota conmigo, me ha tratado como a un objeto jamás.

—¿¡De esto se trata, es una competencia en la que yo soy el trofeo!? —espeto enojada, él me observa, pero no responde—. ¡Habla! —le exijo de nuevo y al no recibir respuesta, entre molesta y dolida, le doy un empujón en el pecho y doy media vuelta para irme, pero me detiene tomando mi brazo.

—No... Arya, linda... Lo siento, espera —lo miro, me zafo de su agarre con brusquedad y me cruzo de brazos para esperar su explicación—. Tú sabes que me gustas —bufo, antes de soltar una risa seca. Esta es la peor declaración que me han hecho, y me parece increíble.

—¿Desde cuándo sé leer mentes? Porque te recuerdo que nunca me lo habías dicho y esto que acabas de hacer no me ha gustado, Ian. Nunca me has demostrado interés en mí y...

—¿Nunca? —pregunta incrédulo, con impaciencia—. Arya, no puedes ser tan ciega. Mis gestos debieron hablar por sí solos desde hace años. ¿Por qué crees que no te busqué cuando me fui? Quería sacarte de mi cabeza porque sabía que no me correspondías, porque...

—¿Y crees que ser un salvaje es la manera de hacérmelo saber? Antes no te importó que yo lo supiera porque de ser así, me lo habrías dicho en lugar de desaparecerte de mi vida. No te importó dejarme y si has hecho esto ahora, es solo porque no quieres dejarte vencer por alguien más. Eso solo lo haría un cobarde...

—¿Qué habría cambiado si yo te lo decía antes?

—No lo sé, ahora no lo sé, pero tampoco me importa. ¿Crees que esto hace un cambio? Porque...

—Debería hacerlo.

—Sí, no te equivocas, pero resulta que el cambio no es positivo para ti —le digo con dureza y estoy por irme, pero giro para aclararle algo antes—. Y con respecto a Liam... Él me gusta —admito por primera vez y veo que su mandíbula se tensa, pero no me arrepiento de decirlo en voz alta—. Él me gusta mucho y lo que hiciste no estuvo bien —zanjo, antes de dar media vuelta para irme hacia el escenario con las piernas flaqueando.

Ahora debo decírselo a alguien más. Necesito que Liam lo sepa.

Todavía confundida y sin saber cómo debo ver a mi amigo ahora, limpio la mísera lágrima que escapó de mi ojo derecho a causa de la frustración, mientras esquivo a las personas sin nada de cuidado para llegar a mi destino. Estoy molesta, pero tengo algo importante que debo hacer y ser cortés es lo que menos me importa ahora.

Desde hace mucho tiempo dejé de sentirme confundida. Con Liam me sentía extraña y despersonalizada, me daba miedo verlo y arriesgarme a sentir cosas por él, pero ahora no, ahora me siento bien a su lado y no tengo escapatoria a lo que ha despertado en mí hace mucho y que me negaba a aceptar. Siempre intenté huir en vano, porque los sentimientos por él me siguieron hasta alcanzarme y ya no me lamento por eso.

Aún me pone nerviosa, pero es por esa capacidad suya tan natural que tiene de hacerme sentir feliz y sonreír de verdad. Su brillo, su carisma y su seguridad, me gustan. Me hace sentir segura también sin tener que fingir ser alguien más, sin tener que esforzarme en vestir de algún modo y sin tener que dejar de ser como soy, porque esté como esté, aun con mi mal humor y mi inagotable sarcasmo, él me ve linda, y eso me hace bien. Él me hace bien.

Es lo que necesito.

Me cuesta un poco llegar, pero siento que le debo una explicación a Liam aunque no seamos nada y camino decidida a encontrarlo, hasta que llego, subo los seis escalones del escenario y lo veo sentado en el banco de la batería de James, golpeando los platillos con las baquetas con brusquedad y sin nada de ritmo; eso no es lo suyo.

Dejo la botella de agua medio llena en una esquina en la que se encuentran el resto de los envases y me acerco, temerosa, apenada y sin saber cómo confesarme, porque verlo de ese modo me ha dejado estupefacta. Trago grueso y doy dos lentos pasos hasta pararme frente a él, que me observa, pero con esa misma expresión endurecida regresa su atención al instrumento que golpea con furia.

Abro la boca para hablar, pero no sé cómo empezar y nada me sale, él tampoco me lo pone fácil con esa actitud que me deja sin defensas y entumecida. Por primera vez lo veo enojado conmigo de verdad y no quiero que se sienta así por algo que no debió haber pasado, por algo que jamás vi venir y menos, por parte de Ian, porque de haberlo sabido lo habría evitado.

—Yo... ¿Podemos ha... —empiezo finalmente. Lo primero que debo hacer es disculparme, pero no alcanzo a hacerlo porque Kaden llega junto a nosotros y me interrumpe, arrancándole las baquetas al chico de las manos.

—Vas a dañar esa mierda, ¿estás loco? ¿Qué te pasa? —Liam bufa, suelta una risa falsa y negando con la cabeza, se levanta por el otro lado—. Vamos a continuar, solo restan dos canciones y acabamos —informa Kaden, Bonetti lo mira y vuelve a negar.

—Arya no quiere cantar otra vez, lo haremos nosotros y no saldrá Canela al público —enuncia álgido, con la voz seca y sin ser capaz de verme.

Mi boca se abre ligeramente luego de oír sus palabras, mi corazón se oprime con fuerza antes de hacerse sentir acelerado, decepcionado y dolido, y mis ojos pican por la necesidad de llorar. Porque el tono que ha usado para hablar incluso de su canción, ha sonado bastante frígido y yo no lo recuerdo a él así. Y si su intención ha sido herirme, sin duda lo ha conseguido.

Está dolido y lo entiendo; yo también lo estoy por oírlo hablar de ese modo, y es por eso que en este momento, aun con lo mal que me dejan sus palabras, no me importa lo que estoy sintiendo a pesar de que es mentira lo que ha dicho sobre la canción. Me preocupa más lo que sienta él y sé que debo solucionarlo.

Quiero ser yo la que insista esta vez.

Desde hace días ha estado ilusionado por cantar juntos esa canción que escribió para mí, me lo ha repetido incesantemente. Yo también quería hacer esto a su lado y el hecho de que ahora ni siquiera sea capaz de verme, me rompe por dentro, pero me armo de valor para hablar porque es lo que debo hacer, luego de tomar una cantidad de aire muy necesaria para ahuyentar a las lágrimas que se empeñan en querer recorrer mis mejillas una vez más.

—No, claro que... —intento desmentirlo cuando las palabras deciden salir de mi boca, pero Kaden me interrumpe, curioso.

—¿Por qué no quieres, Arya?

Lo miro apretando los labios hacia adentro, él parece comprender que algo ha pasado, porque asiente y se retira aunque no le digo nada.

—¿Por qué estás haciendo esto? —le pregunto a Liam cuando hemos quedado solos, él no me mira, solo camina hasta tomar su guitarra y sentarse en su banca, yo lo sigo—. Estoy haciendo esto por tus amigos, ellos me lo pidieron, tú querías hacerlo y...

—Yo no quiero, nunca quise. Solo era un mal chiste, como todo —responde sin verme, todavía adusto, y no puedo negar que sus palabras me hieren. Me duele incluso más que cuando me habló mal por primera vez, porque para ese entonces yo no sentía nada por él, solo era una niña frágil con la inocencia herida, y ahora soy una tonta que ya no puede evitar empezar a quererlo. Eso duele más.

Aun así, aunque ya empiezo a sentirme rota, insisto, porque no quiero que esté molesto, no quiero que entienda las cosas mal y no quiero que esté decepcionado.

—Pero tus amig... —empiezo con voz trémula, apenas audible, pero me interrumpe frígido.

—Ellos no te necesitan, ya lo hemos hecho antes sin ti —gira a verme con seriedad. En sus ojos no hay odio, pero sí dolor, y es ese sentimiento el que habla por él ahora—. Yo no te necesito —exclama seguro, y este es mi límite. Eso no lo puedo soportar.

—Claro, lo siento —musito después de unos segundos de intentar procesar sus palabras, doy media vuelta y dolida como hace mucho no me sentía, bajo del escenario para alejarme de él.

Las lágrimas que amenazaron con salir cuando hablaba con Ian, insisten en escapar ahora, pero las obligo a conservarse un minuto más porque no quiero hacer el ridículo delante de tantas personas. El nudo en mi garganta duele, me presiona con fuerza por retenerme y no creo poder controlarlo por mucho más tiempo, pero me esfuerzo a pesar de causarme daño.

Me siento mal y no es por lo que ha pasado con Ian, ya eso pasó a segundo lugar y aunque me decepcionó, perdió peso en un instante cuando se le sumó la otra situación, porque con Liam es diferente.

Intenté mostrame fuerte una vez más ante él como antes lo hice, decidí enfrentarlo por primera vez y no huir, pero como en tantas cosas, fracasé. Y ahora me atormentan sus duras palabras hacia mí, se repiten incansablemente haciéndome sentir miserable y cobarde, porque me recuerdan la brusquedad con la que me habló, el dolor que había oculto en esos vocablos secos, y es porque tiene razón.

Le hice mal cuando jamás tuve esa intención, y también me siento culpable.

Si le fuese hablado con claridad antes, quizá nada de esto habría pasado, y eso es únicamente mi culpa.

Con las emociones a flor de piel, el cúmulo de sentimientos imposibles de cargar y los ojos empañados, camino aprisa en dirección al baño, esquivando a las personas que insisten en fastidiarme en el peor momento al atravesarse en mi camino, tan felices como yo no puedo estar ahora.

Verlos de ese modo no me ayuda en nada y tampoco quiero que me vean así, por eso no me detengo en ningún momento.

Necesito alejarme, quiero estar sola para ayudarme a regular mi respiración y calmarme para irme de aquí apenas pueda, y es con esa convicción que llego al cuarto de baño que afortunadamente se encuentra desolado, porque ya dentro no puedo seguir fingiendo que nada de esto me importa y porque las lágrimas escapan antes de que pueda cerrar la puerta a mi espalda.

Una vez la primera lágrima se libera, el resto continúa cayendo como una corriente ininterrumpida, haciéndome sentir cobarde, frágil y miserable. Y lo único que puedo hacer, es cubrir mi rostro con ambas manos en un intento de silenciar mis sollozos, porque aun en mis condiciones, no quiero hacer una escena en el lugar.

Pero duele, porque reprimirlo también oprime mi garganta, me hace débil al no permitirme descargarme del todo y no hay nada peor en el mundo que cargar con ese sentimiento negativo que solo pudo haberse expulsado a medias y que, como consecuencia, insiste en llevar malestar a muchas otras zonas del cuerpo, duplicando el tortuoso sentir.

“Yo no te necesito”.

“Es un mal chiste, como todo”.

Sus palabras continúan repitiéndose, y eso solo incrementa la sensación desagradable que se incrustó como agujas de hierro en mi cuerpo. No es que me haya esforzado por conseguir que algo pasara entre nosotros, al contrario, todo esto surgió solo, pero me estaba ilusionando.

Sobre todo porque en estos últimos días que compartimos más momentos y experiencias juntos, creí que con él las cosas iban a ser diferentes, porque es atento y preocupado, insistente, y porque me aseguró que no se iba a rendir fácilmente. Sin embargo, ahora lo dudo, y esas ilusiones se apagan poco a poco porque ya viví algo así.

¿Por qué es él quien no lo hace ahora? ¿Por qué se rinde? Y, si me pidió hablar cuando algo me estuviese molestando para evitar este tipo de malentendidos, ¿por qué no podemos hacerlo ahora que yo lo estoy intentando?

Esto solo me deja en el vicioso mundo de la incertidumbre, con dudas y miedo, y me hace cuestionarme si debería seguir intentando.

Todavía lamentándome, y ya cansada de silenciar mi llanto, suspiro una y otra vez, inhalando y exhalando con calma y en sincronía para intentar regular mi respiración y los latidos desenfrenados de mi corazón. Cuando lo consigo, me acerco al lavamanos para limpiar mi rostro del agua salada.

Con pena, me observo los ojos levemente enrojecidos en el espejo por segundos, hasta que fuera de la habitación escucho que las personas vitorean y de nuevo reconozco la voz de Liam. Sigue oyéndose seguro a pesar de todo y eso me alegra, pero ahora recuerdo su expresión y nuevamente me veo soltando lágrimas, porque, lo que prometía ser una buena noche para ambos, se vio estropeada en dos segundos.

Después de varios minutos en los que sigo en el baño y ellos han acabado la presentación, me encuentro más tranquila y con la respiración ya normalizada, por lo que lavo mi rostro y lo seco con una toalla de papel para finalmente volver al ajetreo del exterior.

Al salir, veo que las personas que se levantaron para ver de cerca a los chicos, vuelven a sus lugares, mientras yo me acerco a la mesa donde debería encontrarse mi mejor amiga. Hoy casi no he hablado con ella más que por el celular y hace un rato cuando la vi, y la necesito, pero ser un problema para ella cuando está disfrutando no me parece justo, por eso no la busqué desde un principio.

Sé que tendrá preguntas porque no me vio cantar y además desaparecí, pero finjo una sonrisa para hacerle creer a todos que nada está pasando. Ya luego hablaré con ella cuando esté en mejores condiciones.

A pasos torpes subo las escaleras hacia donde se encuentran los chicos y veo que casi todos están allí, incluso los de la banda, pero no hay rastros de Liam.

—Ari, ¿qué pasó? Jamás volviste —me habla Yul con entusiasmo y riendo divertida, luego de que abandona la conversación que tenía con los chicos para mirarme. Le sonrío lo más sincera que puedo y ella sabe que pasa algo, porque su sonrisa desaparece y se levanta de la silla para acercarse a mí, tomarme del brazo y apartarme un poco—. ¿Qué ocurrió? No te vimos en el escenario y Liam... ¿Estás bien? ¿Por qué estuviste llorando?

—Estoy bien, Yul. Tengo cólicos menstruales insoportables y decidí que era mejor no presentarme, estuve en el baño —miento un poco. De cualquier modo, estoy cerca de la fecha y resulta ser una excelente excusa.

—Y como siempre, dejaste tus pastillas, ¿verdad? Tienes que estar más pendiente si sabes que cada mes ocurre lo mismo —me reprende con ese serio tono que rara vez usa, y sonrío agradecida ante su preocupación.

—Lo sé, Julieth, pero ya tengo bastante dolor y no necesito que me regañes. Voy a irme, tú sigue divirtiéndote y te llamo mañana —le pido grácil, acercándome para abrazarla y evitar que continúe con el tema.

Juliana responde al gesto con ternura y su calor me calma un poco, pero veo que desde mi posición Ian me observa con insistencia y eso me devuelve el malestar. Me separo antes de que él se atreva a decirme algo y le pido a mi amiga que me despida del resto para no tener que verlo ahora cuando lo que quiero es golpearlo por imbécil y bruto. Ella se queja, pero no tarda en alejarse y sumirse nuevamente en su conversación con los amigos de Liam y sus acompañantes, dejándome el camino libre para irme del local.

Ella siempre está para mí, pero también tiene derecho a disfrutar y ahora estoy feliz de que se esté divirtiendo, no soy nadie para impedírselo.

Ahora el local parece estar más despejado, por eso no tengo que esquivar a nadie y fácilmente llego al exterior, donde me golpea el frío de la noche en la desolada calle. No hay nadie, ni siquiera el señor encargado de la seguridad que estaba hace un rato está en la puerta, y eso me angustia un poco. 

Miro a los lados para asegurarme de que no hay nadie extraño cerca y al comprobarlo, saco el celular del bolsillo de mi chaqueta y me dispongo a llamar a un taxi. Es tarde, pero conservo la esperanza de que alguno siga trabajando y escribo tres dígitos en la pantalla para buscar el contacto de la línea que es de confianza para mamá, pero el sonido de la puerta siendo abierta y la voz de Liam a mis espaldas me detiene.

—Te llevaré a casa —anuncia. No espera respuesta y rodea el auto para subir, pero al percatarse de que no respondo, se detiene para verme, todavía con esa expresión dura que me lastima.

—Iré en taxi —respondo en un hilo de voz y dejo de verlo, porque esa faz que me muestra me hace tanto daño como sus palabras.

Y si él no me quiere cerca, yo tampoco quiero estarlo.

—Si yo te traje, yo te llevo. No te estoy preguntando, así funciona conmigo. Te diría que te acostumbres, pero... Nada, sube ya —ordena frígido.

—Sé perfectamente dónde queda mi casa y tampoco te necesito, gracias —contesto seria, buscando nuevamente el número de la línea de taxis, él golpea un poco el techo de su auto, captando mi atención.

—Arya, no te dejaré ir en taxi a esta hora, es peligroso y eres mi responsabilidad —exclama pausadamente, como si hablase con una niña.

Claro, olvidaba que él es lindo y responsable, y ahora yo arruiné todo.

Lo veo una vez más, hace un movimiento de cabeza invitándome a subir y me desvía la mirada al instante, como si ahora le causara repugnancia mi presencia. Me duele que me vea así, pero no lo contradigo más y subo al auto, él hace lo mismo segundos más tarde y después de colocar la guitarra en el asiento trasero, nos ponemos en marcha.

Durante el camino, quiero hablar, pero él parece estar tan enojado, que me da miedo decir cualquier cosa y verlo explotar. Sus palabras ya me han lastimado muchas veces y temo arriesgarme de nuevo, aunque no debería. Y es porque soy una cobarde.

No ha puesto música y en ningún momento desvía la mirada de la carretera, su mandíbula está apretada y presiona el volante con fuerza, como si aquel objeto fuese el culpable de sus desgracias, pero no lo es.

La culpa me la atribuyo a mí, por no decirle, por no confesarle que también me gusta mucho y que me hace sentir bien. Que me gusta estar a su lado.

Yo debí decirle, y siento que su actitud quiere decirme que es tarde para eso.

Tras eternos minutos en silencio, finalmente estaciona frente a casa y lo veo, pero él sigue sin poneme atención y sostiene su mirada en la carretera, mientras todavía sujeta el volante con fuerzas.

—Gracias por traerme, te... te veo el lunes —le digo azorada, esperando una respuesta de su parte que demora en llegar.

—Buenas noches —responde simplemente.

—¿Vas a estar así para siempre? Deberíamos hablar, Liam —intento como medida desesperada antes de irme, esperanzada, pero no responde. Espero un minuto en el que lo veo y al no recibir más contestación que un movimiento de cabeza, resignada, dolida y con una opresión en el pecho, bajo del auto cerrando la puerta con suavidad.

Él no tarda mucho tiempo en perderse de vista y nuevamente me veo llorando. Yo no busqué esto, no ha sido mi culpa, y me duele que él piense que sí. Sé que no se trata de buscar culpables, pero no es justo que me trate de ese modo sin esperar una explicación de mi parte que yo intenté darle, y también me molesta que haya actuado en contra de lo que me pidió.

Tal vez debí admitir antes que siento cosas por él en lugar de intentar seguir engañando a todos y a mí misma, porque sé que eso es lo que he estado haciendo. Hace tiempo me gusta, pero me negaba a aceptarlo porque tenía miedo de que todo fuese una mentira. Inconscientemente quería seguir pensando que yo era parte de un juego para él, quizás una apuesta, como es típico, pero no es así. Él de verdad ha sido sincero todo este tiempo y me ha demostrado que va en serio, pero yo no, y ahora me siento miserable.

Yo soy quien ha tomado esto como un mal chiste.

____________________________________________

¡Hey! Andamos tristones por aquí. (。•́︿•̀。)
¿Cómo estás, ratón? Espero que bien. 💚

Dime qué opinas de este capítulo llenito de lágrimas y decepciones.

Yo estoy molesta con Ian, pero con Liam también, porque el necio está actuando sin pensar mucho. ¿Tú cómo lo ves? Házmelo saber y nos leeremos próximamente.

Abracitos psicológicos. ʕっ•ᴥ•ʔっ

Continue Reading

You'll Also Like

96K 9.3K 44
Sinopsis Cupido al meterse en graves problemas no le queda más que otra que cumplir con lo que su madre lo mando. Hacer enamorar a una chica. Lo mal...
28K 1.6K 63
Tn____ Es una chica adinerada, enamoradiza, insegura y que tiene una terrible enfermedad. (un tumor cerebral) por lo que requiere una operación urgen...
66.2K 1.9K 50
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
85.2K 4.3K 53
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...