ADAM - en edición.

By JohaNightmare

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El tormento de no saber que pasara es, quizá, una de las peores emociones que podremos experimentar como indi... More

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NOCHE.
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TÉ.
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PRUEBAS.
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LANA.
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PRESENCIA
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ACÁ Y ALLÁ
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40.
41.
TE AMO.
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43.
44.
45.
IRSE

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By JohaNightmare

PDV de Emily

El corazón me retumbó hasta el último rincón de mis oídos, me sujeté fuerte a las sábanas oscuras de Adam y me repetí mil veces que ya pasaría, que era algo momentáneo, que todo estaría bien, pero no se sentía así, se sentía como una caída en picada, deje que mi cuerpo cayese al suelo en un intento de estabilizarme y lo único que logré fue un dolor insoportable en la lateral de mi cara, no sentía ni la pequeña extremidad de mí, quería hablar, tomar de nuevo el teléfono y llamarle a Adam por ayuda.

—Ems, Alfred llevará a Marissa a casa, ¿quieres ir a cenar? —La voz de Drew me llegaba de muy lejos, parecía un eco rebotando a lo largo de mi oído — ¿Ems?

Sentí el cuerpo flotar, los fríos brazos de Drew me aprehendían contra su pecho en un intento de sacarme de donde sea que estuviera, sin embargo, estaba muy lejos del lugar al que me quería regresar con tanta desesperación.

— Drew...


Parpadeé. Mil luces entraban y salían de mi mente, había semáforos, luces de escaparates, luces de autos y ruido de automóviles. Parpadeé. Una sola luz entraba y salía en mis ojos, era blanca con tonos azules, la acompañaban tres voces roncas y el tintineo de una voz femenina que pedía tranquilidad, no entendía nada y quizá lo entendía todo. A lo lejos estaba Drew, cruzado de brazos y mordiéndose el pulgar, me veía preocupado, con miedo quizás, intentaba acercarse y las mujeres de uniforme azul le pedían que permaneciera en el mismo lugar, con ese mismo tono de campanas.

—Drew, casa.

—Tranquila señorita Wiley, irán a casa antes de lo que creen.

Y dormí. Todo se nubló y las luces no llegaron a mis ojos ya. Sentía el olor de Drew en el aire, lo sentía en la piel. Pero sentía a Adam también, tenía su aroma en los brazos. Tenía a ambos acompañándome en la oscuridad, esta vez tenía compañía.

PDV de Drew

— ¿Se pondrá bien, cierto?

—Dale un par de horas en lo que su cuerpo procesa el suero y los medicamentos que le dimos, se levantará muy agotada pero, con suerte, podremos darle el alta de inmediato o en un par de horas. — el doctor que tenía frente a mí se frotaba las manos antes de llevárselas al bolsillo, parecía calmado y amable, aunque la voz le denotaba un tono amargo y un poco cansado.

— ¿Qué es lo que le ha pasado?

—Mi mejor diagnóstico de acuerdo a la prueba de sangre que le hemos realizado, señala a un deficiencia de hierro, en un par de semanas debería sentirse mejor si lleva a cabo el tratamiento que le indicaré, es necesario que lo siga y que su alimentación también sea muy importante en el proceso, de otra forma podríamos volver a vernos en la sala de urgencias.

Asentí y giré la vista a Emily, tenía el cabello hecho una maraña sobre la blanca almohada y había un cable conectado a su brazo que se perdía dentro de las sábanas; apenas habíamos llegado al hospital y mi corazón se detuvo al verla desaparecer tras las puertas de cuidado intensivo, había pasado un par de horas hasta que volví a ver sus pequeñas mejillas reaparecer.

—Quiero tenerla en observación un par de horas si es posible, de igual forma usted puede quedarse acompañándola, le pediré a las enfermeras que instalen a su pareja en una habitación en el piso 10, ¿de acuerdo?

Me senté en una pequeña silla semi-metálica que estaba a lado de la cama de Emily, le tome la mano y me la llevé a la cara, estaba fría y la respiración le pesaba, me había aterrado a muerte cuando entré a la habitación de Adam porque su cuerpo yacía inconsciente en la fría madera, algo había intentado decir sin lograrlo, en el camino al hospital no dejaba de girar la vista en busca de algo, me aterró pensar que se había golpeado la nuca o que simplemente su cuerpo se había rendido después de tantas cosas, no lo supe, tan solo la tome y corrí al auto. El hecho de que Emily estuviera aquí era lo que me importaba. Entreabrió los labios balbuceando algo.

— ¿Emily estás despierta?

—Drew... celular.

Le pasé el revés de la mano por la mejilla izquierda, su cara entera estaba tan fría como el metal de la silla, sus pestañas yacían pesadas en los bordes de sus párpados y sus labios luchaban por abrirse una vez más.

—Drew... aquí... tú.

Sus delgados dedos se sujetaron a la manga de la camiseta que portaba, no volvió a decir nada, sus dedos quedaron enganchados a mí con suavidad, sus labios se sellaron por completo, y la fina línea sonriente de su boca se escondió detrás de una completamente plana. Hasta el día de hoy seguía pensando que daría cualquier cosa por besarle y decirle que estaría allí con ella hasta que se encontrara mejor. Apoye la frente en el metal que rodeaba la cama y sin soltar la mano de Emily, intenté descansar unos minutos, el peso de la noche había llegado a mis ojos, y sin notarlo el efecto de la adrenalina había desaparecido.


El pitido de las maquinas del cuarto de hospital fue sustituido por la melosa voz de Emily, que no tardó en despertarme y llevar mi atención a ella.

— ¿Drew qué me pasó? —su mano seguía entrelazada a la mía, sus ojos estaban completamente confundidos—, la vista se me nubló y luego no pude sentir nada, yo... ¿qué pasó?

— ¿Te sientes bien? Me has sacado el susto de la semana, pensé que te perdía por unos minutos.

Sus ojos me analizaban toda la cara, un par de lágrimas descendieron por sus mejillas y cayeron sobre las sábanas, me erguí en la silla y me acerqué a limpiarle la cara, estaba asustada.

—No me dejes de nuevo, Drew. No me gusta estar sola, me he sentido en el abismo.

Su cuerpo se acercó al mío y enterró su cara en mi cuello, pequeñas sacudidas estremecían su pecho, no estaba asustada, estaba aterrada, había pensado que se quedaría sola. Apreté con delicadeza su cabeza y su espalda, estábamos aquí y era lo que importaba en este momento.

—Ya estoy aquí, Emily.

Al volver del hospital pasaban ya de las 5 am, Emily notoriamente seguía agotada y estaba cómodamente durmiendo en el asiento trasero, había estacionado el auto hace más de media hora pero no me atrevía a interrumpirle el descanso.

Carajo que Emily era preciosa, me perdía observando el contorno de su mandíbula, la definición de sus labios, los pequeños cabellitos bebés que tenía rizados aun cuando era lacia. Respiraba tranquila, y emanaba tranquilidad después de que el doctor le había explicado su situación.

Le habían dado el alta después de las 4:00 am, el doctor le había dado un par de medicamentos para reforzar su sistema, había dicho que éste se encontraba debilitado y era necesario ingerir suplementos de hierro por un par de días hasta hacer un segundo análisis, había asentido en silencio al tomar la receta y la carpeta que contenía sus estudios sanguíneos.

Abrí la puerta del auto para dirigirme a la de Emily, le tomé con cuidado y sin que se despertase le cargué en brazos al pórtico de la puerta, el tintineo de las llaves la sacudió y entreabrió los ojos cuando la puerta por fin cedió al girar el pomo.

— ¿Llegamos a casa?

—Sí, tú descansa. Te llevo a tu cuarto.

Se acurrucó en mi pecho y volvió a cerrar los ojos mientras me acercaba a las escaleras. Emily era ligera, de verdad que lo era, su colchón ni siquiera cedió a su peso cuando le dejé entre las sábanas que lo adornaban. Me dediqué a quitarle las sandalias que había tomado antes de llevarla al hospital, cobijé su cuerpo y acomodé su almohada bajo su nuca, no se removió más.

—Descansa.

Esperaba una respuesta, un quédate, quizás, pero yo no era Adam, a mí no lo pediría. Sus labios sólo se entreabrieron para respirar una vez más. Le besé, me levanté y me dejé caer en mi propio cansancio.

PDV de Adam

Miré los números rojos que figuraban en el reloj del escritorio frente a mí, eran las 7 am de nuevo, tenía una junta a las 7:30 y no estaba ni a la mitad de la lectura de los papeles, los contratos eran absolutamente estúpidos y llenos de cláusulas que harían su negociación un completo fracaso para la empresa que teníamos intenciones de comprar. Los ojos me pesaban y sentía el sueño apoderarse de mí cada que pasaba al siguiente párrafo, estaba enfermo de leer lo mismo una y otra y otra vez. Cerré la carpeta y dejé caer la cabeza hacia atrás. Quería ir a casa a dormir entre las sábanas de mi cama, a dormir con las piernas entrelazadas con las de Emily y con su singular aroma a lavanda o vainilla.

El nombre de Victoria apareció en la pantalla de mi teléfono, era la primera en llamar de la compañía, y sorpresivamente era a la única a la que le daba el gusto de tener mi número.

— ¿Ya descubriste que traje usarás hoy?

—El de siempre, ya sabes, el que me hace ver interesado en negociar.

—Clásico de Adam. La junta directiva quiere cambiar la reunión hasta las 8 , petición de tu padre y de la empresa a la que quieren hacer añicos. Voy camino a tu hotel.

— ¿A mi hotel a qué?

—No he comprado café en vano, ¿o sí? No te hagas de rogar, Adam. ¿Café carajillo, no?

Deje salir un resoplido de satisfacción, un café carajillo no era la mejor manera de empezar el día, tomando en cuenta que contenía alcohol y teníamos una reunión de negocios, pero ya estaba hecho y pagado por la mismísima Victoria.

—Bien, lo tomaré, estaré en la ducha, puedes pasar si gustas o puedes esperarme en recepción.

—Gracias pero odio las recepciones y realmente no tengo interés de entrar a la ducha contigo, tengo la tarjeta de acceso de tu habitación, leeré el contrato por ti.

—Que gracioso, al parecer ser la hija de un magnate hotelero sí que te favorece, ¿no es así?

—Te sorprendería la cantidad de cosas que tengo permitido hacer. Ahora llego, ciao ciao.

Colgué la llamada y me dirigí a la ducha con el teléfono en mano, me sentía tan exhausto y drenado que no me había puesto a revisar si Emily me había mandado algún mensaje en las últimas horas, me dediqué a escribirle un pequeño te quiero y presioné enviar. Últimamente me detenía mucho a preguntarme si la quería en verdad o si sólo era lo que me decía a mí mismo para hacerme sentir mejor, al mismo tiempo la pregunta se desvanecía en el aire porque sabía que en realidad estaba enamorado de Emily, y que la quería en mi vida. Lo sabía y estaba seguro, ¿no?

Me hubiera gustado traerle conmigo, siempre era la luz dorada para iluminar la oscura habitación, la ciudad estaba nublada y el frío se sentía más allá de la piel, y Emily era calor, era alegría, y podía alegrar hasta el lugar más gris, vaya que si no sabía eso, mi casa era una nube todo el tiempo, y ahora no podía voltear a ver las paredes sin verlas más acogedoras, la casa parecía un verdadero hogar con ella dentro.

La corriente de agua que recorría mi espina dorsal era lo mejor de la mañana, eran pequeñas palmadas apoyándote a seguir adelante, el aroma de los jabones eran sutiles, y el vapor que se acumulaba entre las paredes era lo único que me hacía sentir vivo en ese justo momento.

Odiaba la empresa, odiaba las reuniones, odiaba tener que ser parte de lo que siempre me fue enseñado desde que nací, pero si no lo hacía yo, los bastardos que dirigían la mesa de la empresa lo harían, y a juzgar por los informes de los últimos años, yo era la única opción para concretar crecimiento continuo por el siguiente año.

Sequé mi torso con las blancas toallas que figuraban sobre las repisas, tomé la colonia de lavanda que había traído conmigo y no tarde en oler a pretensión disfrazada de buenas intenciones.

— ¿Has terminado de arreglarte?— Victoria entró con dos vasos de café bajo el brazo, vestía uno de sus tantos vestidos rojos— ¿estás bien? No es como si no me hubieras visto antes usando uno de estos.

— ¿Vas a seducirlos o a hacer negocios? —tomé el vaso con café de sus manos mientras tomaba asiento en el filo del sofá— esos son los papeles del contrato que me ha mandado Julián, especifica los acuerdos y lo que esperan obtener de nosotros al comprar su manufacturera.

—No suenas muy convencido de este contrato— tomó el contrato entre sus manos, sus dedos estaban adornados de anillos y un manicure fresco—, dale, ¿tienes algo que decir o vas a seguir escudriñándome?

Me encogí de hombros mientras tomaba un sorbo de café, Victoria era una de las personas más convincentes y tercas al momento de hacer negocios, no dejaba que nadie le quitará las cosas de las manos, ni siquiera yo.

—Sinceramente no percibo ganancias sostenibles de ellos, aun si logramos poner su manufacturera a trabajar como la queremos no va a dar frutos buenos, quizá tardemos años en percibir que recuperamos lo que invertiremos en ellos— Victoria dejo caer los papeles en la mesita que nos separaba y tomó asiento cruzando sus largas piernas—, ¿me vas a decir que estoy mal?

— ¿Cómo está Emily?— intenté no fruncir el entrecejo—, me ha caído de maravilla en la fiesta de tu padre, es muy hermosa y vaya que sabe domarte.

Dejé salir una carcajada seca. —¿Domarme?

—Adam Jonás Blair, domado por una completa extraña, ninguno de mis contactos sabe de dónde salió Emily. — ¿La había investigado?—, no me veas así, no he sido yo quien ha pedido que la investiguen, fue tu madre quien me lo pidió, su sueño siempre fue que nos casáramos y ahora le has dado una sorpresa del tamaño de un bebé.

—Tú y yo no luciríamos tan bien como ella cree, somos demasiado competitivos y para ser francos, soy diez veces más atractivo que tú—Victoria asintió con una sonrisa fanfarrona mientras bebía de su café—, no me sorprende que la quiera investigar, pero da igual, no va a encontrar nada de que la llene.

Miré hacia la ventana, había unas finas gotas de agua en el vidrio, el clima jamás pintaba bien y sabía que todo el día se sentiría como estar en un film depresivo.

—Pero ella está bien, gracias por preguntar. Hemos ido a la playa antes de que viniera aquí, te sorprendería lo feliz que me he sentido con ella.

—No lo dudo, sonríes como universitario al hablar de ella, además, ya lo he dicho, es hermosa y una persona muy amable, no me sorprende que te haga tan feliz. —Victoria depositó su café sobre la mesita y dirigió su vista hacia mí—, ¿Vas a casarte con ella, o tienes planes a futuro? Te recuerdo que tu vida no es exactamente fácil.

—Soy Adam, ¿algo alguna vez me ha salido mal?

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