Canela ©

By Karo_lovegood

33.6K 6.1K 17.6K

[COMPLETA]. La conocida teoría de los polos opuestos atrayéndose cierta vez toma poder en las relaciones, pe... More

Sinopsis
1. Un gran día
2. Es tu día
3. Piojo
4. No quiero un castigo
5. El idiota que ella dice que soy
6. Mi esencia favorita
7. No quiero ser más una niña herida
8. Ya no me odies
9. Cálmate, piojo
10. No puedo verla en todas partes
11. Estar enamorada de ese imbécil
12. No soy como él
13. No se trata de un juego
14. Es nuestra mesa
15. ¿Bailamos?
16. Está llena de sorpresas
17. Algo imposible
18. Pausa a tu juego
19. Canela
20. No gracias, Hestia
21. No es mi chica
22. ¿Nos llevamos bien?
23. Preocupada por la cuerda
24. Lo que sea por ti
25. Marcando territorio
26. Carterista
27. Esa cita
28. Tic-toc, linda
29. Hay otro chico
30. Lo admito
31. Yo siempre gano
32. Es fácil confiar cuando se trata de ti
33. Siempre vuelvo a pensar en él
34. Alguien se ha enamorado
35. Feliz navidad, Bonetti
36. Es la chica de la fiesta
37. Aida
38. Parte de la rutina
39. Eres la novia de mi hermano
40. Idioma Miller
41. "Quiero hablarte de algo"
42. Un fracaso
43. Naranja entera
44. Es su canción
45. Caramelo de ajo
46. No volveré a cruzarme en tu camino
47. ¿Mi novio?
48. Aliens, por favor, abdúzcanme
49. La copia exacta de James
50. Orgullo personificado
51. Maltrato animal
52. Supersticiones de abuela
53. Lunática
54. Ya tenías uno
55. Solo... un pedacito
56. Eres un osito panda
58. ¿Puedes abrazarme?
59. Es un mal chiste
60. Orangutanes cínicos
61. Te prometo que te quiero
62. No todo podía ser perfecto
63. ¿Mis ojos mienten?
64. Los planes para mi muerte
65. No puedo seguir engañando a ambos
66. Jugar a la casita
67. Su humor, mi enemigo
68. Su enamorado es Liam
69. Lo que ambos sentimos
70. Hay muchas formas de amar
71. Nuevamente lo detesto
Extra: Chrisand
72. Me haces daño
73. Jodidamente manipulable
74. Soy un títere
75. Sinónimo de dolor
76. No conozco de razones
77. Te quiero conmigo
78. Eres más que eso
79. Criadero de anfibios
80. Huele a canela, así como tú
81. Piezas similares de un puzzle
82. No estoy enamorado de ti
83. No pienses que te esperaré toda la vida
84. Un panda colgando de tus llaves
85. También el mar es muy cambiante
86. Que me pruebe lo que quiera
87. El final de nuestra canción
88. Tu apodo en mi café
89. Aún no termina tu día
90. Espinas en tu corazón
91. Será un reto
92. Ahora soy un egoísta decepcionado
93. Déjà vu
94. Uno, sin dejar de ser dos
Epílogo
Agradecimientos
Extra 1: Como el resto de tu vida
Anuncio

57. ¿Está soltero?

250 51 108
By Karo_lovegood

Sí, Yulia, todo estuvo increíble —admito por tercera vez a mi amiga desde el celular que está sobre la cama, mientras enlazo las trenzas de mis zapatos.

Eso me hace muy feliz, amiga, te dije que él era genial —dice con ilusión y sonrío. Ahora pienso un poco como ella—. Mas tarde te hablaré para que me cuentes todo, ¿okey? ¡Domínalo esta tarde! —comenta con gracia y ahora me la imagino tambaleándose.

Río sin contenerme y finalmente me despido para tomar algo de dinero e irme con Liam, ya que él me espera en la sala.

Ayer después de nuestra salida, no la llamé. Llegamos casi a las ocho de la noche a casa porque las dos familias cenamos juntos en un restaurante y estuve agotada como para lidiar con su inagotable energía.

El día había sido agotador y yo quería descansar, por eso solo compartí unos pocos mensajes con ella y con Liam y apenas la he llamado esta tarde para contarle todo lo que pasó con mucha ilusión, porque aunque me asusta esto, me estoy sintiendo muy bien.

Siempre lo vi a él como a una mala persona y esa era otra de las cosas que me asustaban, porque me negaba de algún modo a conocerlo, pero realmente estoy feliz de haberme equivocado y no me arrepiento de haberle dado a conocer mucho de mí la tarde de ayer.

—Hola —saludo al bajar a la primera planta. Mis padres se giran para verme y él se levanta del sofá, sonriendo abiertamente.

Hoy viste un pantalón claro, lleva una camiseta gris oscuro con estampado de Capitán América que deja ver sus brazos un poco marcados y vans negros con blanco.

Le devuelvo una sonrisa avergonzada por su escrutadora mirada y me despido de mis padres para irnos, después de que él les asegura que estoy en buenas manos.

—¿Cómo dormiste? —pregunta de camino al auto, con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

—Bien, ¿y tú? —lo veo a los ojos, él sonríe levemente, con aprensión, como si temiera poder arruinarlo en cualquier momento. 

—Genial. Y... ¿Almorzaste? ¿Quieres que pasemos a comer algo antes? —niego con la cabeza y sonrío. Me da mucha ternura verlo apenado.

—Ya comí, ¿tú no?

—Ya lo hice, lo decía por ti —responde, a la vez que lo dejo salir y cierro la reja para caminar hacia su auto, al que subimos de inmediato—. Ayer mi mamá parecía niña ilusionada, de verdad le hizo bien encontrarse con la tuya.

—¿Hablaremos de lo que parece ser una posesión demoníaca? —le pregunto con gracia, él ríe, para luego poner el auto en marcha—. Mi mamá tampoco paraba de hablar. Debo admitir que me asusté un poco, pero luego recordé lo mucho que extraño a Juliana cuando no la tengo cerca y la entendí.

—Lo mismo me pasa a mí con todos los chicos, más con Max, pero ellos lo son todo, así que... ya ves. ¿Tú no te llevas bien con el resto de tus amigas?

—Sí, más con Andrea porque amo su espontaneidad. A veces también con Camila, pero últimamente me está decepcionando un poco por esa actitud extraña que está teniendo con Eduardo. Y con Vanessa, bueno, no tengo tanta interacción con ella como lo he tenido con el resto, pero he llegado a quererla también. Sin embargo, aunque las apoyo y las quiero por igual, a ninguna de las tres les cuento nada sobre mi vida más privada, como esto de salir contigo, por ejemplo.

—¿Somos un secreto?

—No —le contesto entre risas—. Simplemente ellas... no sé, a veces hacen comentarios que me hacen dudar un poco de que sea muy confiable exponerles detalles de mi vida más íntimos, así que me limito. No es que esté mal, pero me gusta ser un poco más reservada en ese aspecto. Todas pensamos diferente, y ser juzgada por sus ideales típicos no es algo que me agrade en lo absoluto.

—Ah, bueno... eso también me pasaba con los chicos, pero ahora ya no. Ellos podrán reírse, ser unas plagas o lo que sea, pero ante todo somos hermanos y ya nos conocemos lo suficiente como para saber lo que queremos decir con nuestras acciones —dice grácil mientras me ve por segundos en los que le sonrío, él me regresa el gesto y vuelve a mirar al frente.

Pienso en responderle, pero últimamente esas palabras tan bonitas que me trasmite me dejan sin habla, y solo puedo verlo disimuladamente mientras conduce.

Liam coloca su música con volumen muy bajo luego de que intuye que no diré nada más y permanece silencioso, como si nuevamente temiese que pueda arrepentirme en cualquier momento y es mejor no hablar. Yo ya no siento tensión entre nosotros, por eso no se me hace difícil sacar un tema de conversación un rato más tarde en el que él participa ameno y feliz.

Al llegar después de poco más de veinte minutos, baja enseguida, luego abre la puerta trasera para tomar la guitarra del asiento, y eso me deja paralizada una vez más.

Verlo así, con el cabello castaño un poco despeinado, sus medianamente carnosos labios con ese color rojizo natural entreabiertos, la camiseta apretada y sus brazos tensionados, me lleva a imaginar muchas cosas que me encienden de algún modo.

Otra vez quiero lanzarme a sus brazos y besarlo con vehemencia, dejarme llevar por lo que siento y experimentar su calor rodearme por primera vez. Quiero disfrutar de su aliento una vez más, revivir las sensaciones que me provocó hace mucho y comprobar si él sigue siendo capaz de hacerme sentir tanto, de dejarme sin defensa entre sus labios y con la existencia entera flaqueando.

—Bonita —su voz gruesa y despreocupada me saca de mis fantasías y ahora no puedo estar más avergonzada. Él me observa con una sonrisa ladeada desde el asiento trasero, ya sujeta la guitarra con su mano izquierda y está por salir del auto del todo—. ¿Estás bien? Te he estado hablado hace un momento.

Estoy bien, solo deseándote de muchas formas. 

—Estoy bien —sonrío para convencerlo. Trago grueso y agradezco que no se haya percatado de que lo veía embelesada pensando en todo lo que quiero hacerle en este instante—. ¿Qué me estabas diciendo? —pregunto en un intento de disimular mi nerviosismo, mientras paso un mechón de cabello detrás de mi oreja. Liam sonríe un poco y me mira con ternura antes de responder.

—Primero, te dije que estás preciosa hoy, otra vez, después te dije que eres libre de bajar del auto cuando quieras.

—Ah... claro, gracias —digo, mostrando una débil sonrisa que me deja ver tanto apenada como desarmada. Ciertamente no necesito de sus besos para volverme débil, ya lo tengo claro hace mucho, pero quiero arriesgarme a entrar en ese infierno que es su boca de todos modos.

Tonta, tonta y... tonto.

—Vamos, ven —me invita. Hace un movimiento de cabeza, y sin dejar de sonreír, sale por completo para cerrar la puerta. Creo que sí se percató de que lo veía.

Me obligo a mantener la compostura y también bajo del vehículo que Liam asegura al instante desde la distancia, mientras me espera frente a la pequeña reja de la casa que se encuentra abierta y que atravesamos hasta llegar a la puerta principal, donde él toca el timbre.

—¡Arya, linda! —James es quien abre la puerta, sonriendo, y se lanza a mis brazos sin perder el tiempo.

Quiero abrazar a su amigo, no a él.

—Úshcale, James, ni siquiera yo la he abrazado nunca. No te pases —reclama Liam. El chico ríe por el comentario de su amigo y se separa para saludarlo a él, también con un abrazo.

—Celosito me saliste, ¿eh? —le acusa James, vuelve a reír y se separa—. Me alegra que vinieran, los dos.

Me mira, sonríe y da media vuelta para adentrarse a casa. Liam me guiñe con una sonrisa y me deja paso delante suyo y detrás de su amigo.

Al ingresar, una sonrisa escapa de mis labios por ver que la casa es amplia y, aunque no parece haber sido remodelada en años, es bastante linda. No tiene una decoración moderna o un concepto abierto, sino más bien estructuras separadas por paredes en su totalidad.

Lo único que se aprecia en un principio, es la sala de estar, y allí se encuentran un sofá grande y dos pequeños a juego y en color gris oscuro, frente a una chimenea de ladrillos bien conservada, sobre la cual reposan diferentes portaretratos con fotos de James a cualquier edad, siempre sonriente y con ese brillo que no parece escapar de sus ojos pese a las adversidades.

En las paredes beige, también hay diferentes recuadros guindados que llevan fotos del chico, una mujer de mediana edad con el cabello rubio teñido y otra señora de avanzada edad, que supongo, debe ser la abuela de los chicos. A cada rincón observo esas típicos adornos que adoran las abuelas y una cantidad considerable de plantas de interior. Sin embargo, pese a que con todo eso se podría percibir algo de calidez, el silencioso lugar no se siente como un hogar.

No huele como uno, y para mí, cada hogar tiene un olor característico, igual a quienes lo habitan. Es como si cada adorno estuviese puesto porque sí, solo para dar buena apariencia y una actividad que no parece estar presente.

—Pensé que era mentira lo de que vendrías con Arya, me dejaste loco —habla James con entusiasmo y sonrío.

Ian es más tranquilo, diría que menos impulsivo, pero creo que este chico me agrada bastante a pesar de no haber tenido interacción jamás. Sus personalidades no podrían ser más opuestas y eso me gusta.

—¿Desde cuándo soy un mentiroso?

—¿Debo responder a eso? —pregunta el chico, girando su cuerpo para caminar de retroceso y ver reír a su amigo, luego vuelve a mirar al frente.

—Imbécil —murmura Liam—. ¿No hay nadie en casa?

—Los chicos están abajo. Mi mamá sabes que nunca está y mi abuela se fue después de que se enteró de lo que su hija había hecho. No entiendo cómo Déborah hizo todo sin que nadie más se percatara de nada. Miriam le pidió una explicación que no le dio, la echó de casa y al ver que mamá no pensaba irse, se fue ella.

—Qué mal, amigo. ¿Y tú cómo estás? —le pregunta el castaño con interés, girando para verme con un poco de pena.

—Bien, Miriam me dijo que vendría en unos días igual. No es como si no estuviese acostumbrado a estar solo, así que no te angusties —vuelve a girar y sonríe sincero. Veo que Liam asiente devolviéndole el gesto con orgullo y cuando afirma, James ve hacia el frente—. No importa, Ian me dijo que vendría también, pero no me aseguró nada en la mañana.

Mi sonrisa se diluye en cuanto hacen la mención de mi amigo, porque extrañamente, no quiero verlo hoy.

Veo a Liam que parece endurecer su expresión con una mueca de fastidio, pero no dice nada. Nadie lo hace y en su lugar, seguimos al chico hasta unas escaleras ocultas tras una puerta que nos guían hasta el sótano. En mi casa hay, pero creo que máximo once veces en mi vida he estado allí, temo encontrar cosas que no me agradarían.

Al descender por los escalones y pisar el suelo de la habitación bastante bonita y amueblada, pero desastrosa, observo que se encuentra el apuesto chico de ojos y cabellos claros del otro día, deslizando los dedos con suavidad sobre el teclado, probando pistas y con la mirada fija en las piezas rectangulares que presionan sus dedos.

Sonrío al verlo concentrado y continúo mi escrutinio por el lugar, percatándome de que en un puff amarillo que se encuentra pegado a la pared, está sentado un moreno de cabello lacio largo y oscuro, pero con las puntas teñidas de gris. Su camiseta negra sin mangas deja ver perfectamente sus abundantes tatuajes de diferentes tamaños en los brazos y le dan ese estilo rockero atrayente, en conjunto con su vestimenta.

El joven que se encuentra de espaldas a nosotros, hurga en su nariz con la mirada perdida, como si estuviese cavilando en la existencia del hombre justo en este momento y yo, con una mueca de asco, giro a ver a Liam, quien rueda los ojos sin parecer molesto. Parece que ya están acostumbrados.

—Matt, animal, ¿por qué no dejas tus mocos para la privacidad? ¡Qué asco! —le dice, dando un manotazo en su cabeza. El chico está por replicar tras levantarse de un respingo y sobresaltado al ser interrumpido, pero se paraliza al verme.

—Hola, Arya —sonríe genuino, dejándome ver sus brackets verdes. Sus ojos oscuros me examinan con suavidad y también le sonrío, pasando por alto el hecho de que también me conocía desde antes por Liam—. Soy Matthew, pero puedes decirme Matt porque me caes bien. Te daría la mano, pero ya ves —dice con vergüenza, rascándose la nuca con su otra mano, yo solo puedo reír porque me parece muy tierno, de esas personas que son torpes pero transmiten dulzura e inocencia, y no me hace falta interactuar mucho para sentirme cómoda entre ellos.

—Es un placer conocerte, Matt —aseguro con sinceridad, él asiente todavía sonriendo y vuelve a su lugar, pero se levanta cuando Liam lo obliga a lavarse las manos con jabón.

Aprovecho ese momento en el que el chico se aleja refunduñando para saludar a Kaden con un abrazo por su iniciativa. Luego me aparto cuando Matthew regresa para que todos se ubiquen en sus diferentes posiciones con sus instrumentos, lo cual hacen entre discusiones con James y Matt. Kaden y Liam parecen los típicos padres del grupo y eso me hace reír.

También se me hace curioso ver a Liam tan serio y maduro cuando ya lo conozco de otro modo, pero con él ahora he aprendido que ciertamente no puedo juzgar antes de conocer, porque no deja de sorprenderme con sus actitudes, y sobre todo, para bien, por eso me dejo deslumbrar.

—Toquemos la de Arya para que se enamore de ti de una vez por todas —habla Matthew con tranquilidad. Liam lo mira mal mientras los demás ríen y yo quiero saber dónde está el baño para ocultarme hasta morir.

Observo la escena con vergüenza y mordiendo mi labio inferior, presionándolo con fuerza cuando Liam voltea a verme con esa seguridad embriagante que tanto me gusta, pero que me deja a la deriva.

—Cállate, basura, trabajaremos en la nueva letra. Canela no es de su grupo.

¿Se llama Canela?

Y él me dice Canela. ¿Por qué?

—Ah, maldito miserable, egoísta —persiste el chico dramáticamente y ahora sí, río.

Liam me observa sereno, pero sonriente, como si no le afectara nada de lo que los chicos digan para molestarlo. Luego le hace un ademán a sus amigos y comienzan a tocar una pieza más movida y muy buena. No me gusta el rock, pero ciertamente lo disfruto ahora.

Los minutos transcurren con rapidez y a pesar de que lo único que hago es escuchar y dar mi opinión sobre sus canciones, no me aburro. Al contrario, me parece un grupo interesante y divertido con quienes se puede disfrutar en cualquier momento con sus presentaciones. Además, son unidos, tienen carisma, confianza en sí mismos y talento, y creo que eso es lo más importante al ser músicos.

También me parecen de esas personas con quienes se puede disfrutar de una buena tarde de compartir bromas, y sé que muy pocas veces se puede llegar a sentir esa confianza. Mayormente cuando se trata de mí.

—Arya, ¿qué opinas de presentarte con nosotros en el siguiente evento? Tocamos en un bar —pregunta James luego de un rato. Ya han terminado de ensayar y ahora todos tomamos bebidas mientras los chicos conversan cualquier cosa sobre la música y sus fans, ubicados cada uno en un puff.

—Creo que no tengo la edad para ir a esos lugares —me excuso, oscilando entre los tres chicos de la banda.

—Solo vas a hacernos famosos con tu preciosa voz, no vas a ingerir alcohol. Además, el padre de Kaden es el dueño del circo —añade Matthew con burla, también dejo pasar el detalle de que conocen más de mí de lo que pensé y lo observo con la frente arrugada hasta que continúe—. Solo así el idiota de Liam nos ayudará, anda, no seas mala —solicita en un puchero que me causa gracia y giro a ver a Bonetti, que se encoge de hombros, sonriéndome.

—El vocalista no les agradó y lo echaron —me explica él ante mi mirada de confusión—. Creo que solo buscan excusas hasta convencerme de que me una a ellos.

—Porque eres un idiota que le teme al éxito, aburrido —le habla Matt a su amigo, luego me mira—. Solo será una vez el sábado, anda, anda, ¿sí? —insiste y ahora veo el porqué le agradaría a Juliana. Es tan inmaduro y enérgico como ella.

—Sé que tienes obligaciones, practicaríamos solo nosotros dos y presentaremos algo con lo que te sientas cómoda —ofrece Liam al ver que lo estoy considerando, luego se acerca a susurrarme, bajo la atenta y curiosa mirada del resto—. Tampoco quiero hacerlo, pero me necesitan y jamás les fallaría.

Lo hace por ellos, y me conmueve. Eso es suficiente para tomar una decisión.

—Está bien, pero solo esta vez —expongo con calma. Matthew se lanza a mis brazos con brusquedad, feliz, y Kaden y James chocan puños con satisfacción.

—Eres estupenda, por eso Liam te adora —vuelvo a ver al chico, que niega con la cabeza y riendo, vuelve a guiñar, avergonzándome una vez más.

Después de su celebración, insistieron hasta convencer a Liam de que presentemos la canción que él escribió para mí. Me la sé a la perfección, así que no se complicó la elección y la practicamos una vez sin mucho problema, porque nos compenetramos en esto perfectamente.

También evaluaron la posibilidad de tocar cuatro más para el resto de la noche y tras ensayar dos de ellas rápidamente, el castaño y yo abandonamos aquella casa para ir a comer algo juntos.

Liam condujo hasta un Macdonald del centro, donde ambos pedimos un combo de Big Mac con ración extra de papas y comemos la mayor parte del tiempo hablando tonterías, o él lo hace, mientras yo me río de sus ocurrencias. Luego de comer y casi a las siete, decide llevarme a casa.

De camino vuelve a pedirme que cante con él y esta vez sí lo acompaño en la mayoría de las canciones sin vergüenza, incluso me pidió crear mi propio playlist para cuando salgamos juntos en su auto nuevamente.

Tiene esperanzas, y yo no soy nadie para derrumbárselas, ¿verdad?.

Me parece que está siendo una persona diferente y maravillosa conmigo, y realmente lo estoy disfrutando.

—¿De verdad quieres hacer la presentación? Sé que eres tímida para estas cosas y que no te sientas cómoda siempre, así que po... —comenta al bajar frente a casa y cuando estamos frente a frente, yo lo interrumpo.

—Sí quiero. Es por tus amigos —aseguro. Él sonríe complacido, se acerca dos pasos más a mí y toma mis manos. Estamos muy cerca y temo no poder controlar mis esfínteres debido a los nervios que me provoca, pero intento apaciguarlos haciéndole una pregunta de interés—. ¿Por qué Canela? —le hablo con una tranquilidad impresionante, Liam sonríe una vez más, mostrando sus dientes. Veo bajo la tenue luz que nos proporcionan las farolas que sus ojos brillan y niega con la cabeza.

—Te lo diré en nuestro primer día de noviazgo —ladeo la cabeza, sonriendo.

—¿Estás muy seguro de eso? —asiente, luego se acerca un poco más.

—No voy a rendirme fácilmente, ya te lo dije —hace una pausa eterna en la que me mira a los ojos con sosiego—. Sí eres estupenda, por eso me gustas tanto —ahora parece estar tan nervioso como yo y sus manos están un poco frías, no cálidas como las recuerdo, pero sigue pareciendo seguro—. Te veo mañana, ¿está bien? Debo ir a casa —afirmo con un movimiento de cabeza, él se inclina un poco más hacia adelante y besa mi mejilla por unos segundos que me parecen interminables, pero suficientes para saber que necesito más que eso.

Liam se separa con lentitud, vuelve a verme a los ojos y aún sostiene mis manos, cosa que agradezco, porque me preocupa perder la fuerza ahora mismo.

De verdad está yendo con calma y eso es algo que valoro.

—Discúlpame con tus padres por no despedirme, por favor. No le he hablado a Anna y me matará porque ya es tarde —expone sin despegarme la mirada y todavía sonríe, yo asiento—. Descansa, bonita.

—Buenas noches, Liam —guiñe, suelta mis manos lentamente y se separa del todo para subir al auto. Espero a que se pierda de vista y con una sonrisa boba, entro a casa.

Esto me está gustando demasiado, y me siento vulnerable a su voluntad.

—¡Ay! —se queja mi amiga después de que le pellizco un brazo. Ella no conoce la palabra discreción y debo recurrir a medidas desesperadas para que deje de gritar a los cuatro vientos mi vida privada.

—No grites, la próxima vez no te contaré nada.

—No, no, no. Debes contarme y también quiero ir con ustedes al bar. Si puedo, ¿verdad? Ya cumplí dieciocho, fiesta a la que no fuiste por traidora y por quedarte a vivir en aquel hermoso país de mierda, por cierto —me reclama con falsa molestia y me río en su cara.

—Ya deja el drama. Sabes que no fue mi intención y estaré aquí para el próximo, también para el siguiente y el que siga —aseguro, ella va a responder, pero la voz de Mariana se lo impide cuando me anuncia que debo ir a la oficina del director.

Se me hace extraño, pero le obedezco y me levanto de la banca del patio central en la que me encuentro con mi amiga para dirigirme a la oficina del director, después de despedirme de Juliana para que ella ingrese a la primera clase y me haga el favor de llevar mi mochila.

Y aunque me preocupa, hoy llevo la conciencia tranquila.

Me encamino a pasos tranquilos y recorro los desolados pasillos, que se encuentran de ese modo porque ya el timbre anunció el inicio de clases y los estudiantes se dirigen a sus salones, excepto por tres chicos que esperan fuera de la oficina del viejo Williams. Bonetti es uno de ellos.

Saludo a los dos chicos a quienes nunca antes he tratado y me posiciono a un lado de Liam, él me ve, sonriente.

—Buenos días para ti también, piojo —comenta con gracia y sonrío. Últimamente no me obligo a ocultar mis sonrisas, las expongo a su vista con seguridad.

—Lo siento, buenos días. No estoy acostumbrada a este tipo de saludos contigo —me sincero, él asiente.

—Acostúmbrate —besa mi mejilla y se separa un poco—. ¿Por qué estás aquí?

—No me dijeron.

—A ninguno, al parecer —resume, formando una mueca en los labios.

Esperamos algunos minutos más frente a la oficina y cuando Susy llega, nos pide entrar y esperar en la pequeña sala de la secretaría, donde tengo que soportar a la morena lanzándole miraditas y sonrisas atontadas Liam. No le pongo mucha atención porque me da pena ajena y aprovecho de hablar un poco con los otros chicos. Danna y Xavier, ambos rubios y van al mismo curso en sexto año, igual que nosotros.

—No me habías dicho que ahora eres el capitán del equipo —le reclamo a Liam con suavidad y como si realmente tuviese derecho, luego de que el otro chico cuente el detalle.

—No lo soy, rechacé la oferta.

—¿Por qué? —pregunto curiosa y arrugando la frente, creí que el fútbol le gustaba mucho.

—Los muchachos son un verdadero grano en el culo, no estoy para eso. Además, tengo otras cosas a las que prefiero ponerle más empeño ahora.

—¿Como qué? —me atrevo a preguntar, él sonríe abiertamente.

—Estoy trabajando en unos planos. Es un juego por ahora, pero me hace mucha ilusión terminarlos.

—¿Me dejarás verlos? —pregunto ilusionada, él sonríe aún más.

—Serás la primera, lo prometo —asegura viéndome a los ojos, y otra vez me deja como idiota.

Luego de unos minutos más conversando con todos, el director nos hace pasar a su oficina, donde nos explica que algunos estudiantes de intercambio están por llegar y nos han asignado uno a cada uno por nuestras calificaciones, además de otro chico que no vino hoy a clases. No me emociona, pero si puedo ayudar, no pienso negarme.

Explica además que debemos trabajar como un equipo porque los cinco trabajaremos juntos en la biblioteca, y debemos ayudarnos mutuamente en caso de que se nos presente un problema con alguno de los nuevos.

—Tiene que ser una jodida broma —se queja Xavier en el pasillo, mientras nos retiramos a nuestros salones—. ¿Es que tengo cara de maestro? No me jodan. Esto me quitará mucho de mi tiempo y no recibiré nada a cambio.

—Hay puntos extras —justifica Danna, el rubio bufa.

—¿Para que quiero yo eso? No lo necesito. Que me den dinero —continúa su camino refunduñando y voy a reír, pero Liam me sujeta del brazo, frenando mis intenciones abruptamente para empezar a ponerme nerviosa.

—Yo no lo veo todo mal —me susurra cuando el otro se va alejando y giro a verlo, curiosa—. Es otra excusa para pasar tiempo contigo, y lo pienso aprovechar —culmina, robándome el aliento. Da un sútil beso en el lóbulo de mi oreja derecha y se aleja entre trotes hasta alcanzar a Xavier.

—¡Él es tan lindo! —habla Danna con ensoñación y la miro arrugando la frente—. ¿Sabes si está soltero?

Estúp... ¿Cómo se atreve?

—Lo está, por ahora —contesto seca, mostrándole una sonrisa falsa para iniciar mi marcha hacia el salón.

____________________________________________

¡Hola, mojón... digo, ratón, eso! ¿Cómo estás, todo correcto? 💚

Primero, quiero dedicarle este capítulo a E_Virginia, sé que todavía no llegas aquí, pero como vas, no me sorprende que lo hagas pronto. Gracias por tanto apoyo y por llenarme el alma de colores con tus comentarios, paisana. Mis bebés te aman. 💚Y también gracias por esa publicación hermosa de ayer, ya te había escrito en este capítulo hace días, pero no podía dejar pasar la oportunidad para agradecerte de nuevo.

Ahora sí, ¿qué opinas de este capítulo?

Arya parece desesperada y está revelando muchas cosas. 😭 Ya cayó nuestra pobre tonta, igual que nosotras, y Liam prometió algo importante...

En fin, no diré más porque después se me va la lengua con la emoción, ya me largo a vomitar amor. Que tengas bonito día.

Abracitos psicológicos. ʕっ•ᴥ•ʔっ

Continue Reading

You'll Also Like

322K 17.8K 69
En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como alg...
8.8K 532 37
Ella, una loba blanca como la luna. El, un lobo negro azabache. Dos amigos de la infancia, dos amigos de manadas distintas, dos amigos condenados a u...
1.5K 288 37
Un trauma. Un contacto. Una sanción. Dos involucrados. Todo es culpa suya, pensó ella. Merecía la pena, consideró él. Todos los derechos reservado...
90.1K 5.4K 18
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME. Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría a...