_POV martina_
Desperté con un fuerte dolor de cabeza y mareos. Con lentitud, abrí mis ojos, sintiéndolos pesados.
Al inspeccionar la habitación, me di cuenta de que no era la del hotel donde me estaba hospedando.
Maldición.
Estaba en la habitación de Shawn, pero él no estaba a mi lado. Eso, al menos, era bueno.
¿Habré pasado la noche con él?
Miré mi ropa y llevaba puesta una de sus camisetas. Suspiré con pesadez y fui al baño de su habitación. Después de atender mis necesidades, me miré al espejo.
¿Se habrá dado cuenta Shawn? Espero que no.
Salí de la habitación de Shawn y caminé por el pasillo de su departamento en Los Ángeles.
-La maldita sea -murmuré.
En una esquina, me crucé con Aaliyah. Al verme, se quedó paralizada.
Mi corazón latía fuertemente, mis piernas temblaban y, por un segundo, sentí que mi alma abandonaba mi cuerpo.
-¿Mar? -dijo ella. Sonreí apenada.- Por un momento, pensé que había visto un fantasma -se rió.
Observó mi vestimenta pero no dijo nada. ¿Qué estaría pasando por su cabeza al ver que llevaba la ropa de su hermano?
-¿Cómo estás? - pregunté.
-Muy bien, ¿y tú? -dijo ella con una sonrisa.
-Bien. -contesté.
-Ay, Mar. -me abrazó. - Te extrañé muchísimo.
-Y yo a ti, linda. -profundizamos nuestro abrazo.
-¿Qué has hecho todos estos meses? - preguntó al separarnos.
Suspiré.
-Nada, he estado yendo de aquí para allá. -reímos. - Pero tú, ¿qué has hecho?
-¡Ay!, tengo tantas cosas que contarte -dijo emocionada.
-Cuéntame -dije emocionada también.
-Bueno..., ¡Me voy a casar! -y la miré sorprendida.
-¿Hablas en serio? -ella asintió varias veces con la cabeza.
-¡Ay, qué bueno! -Chillamos. - Te felicito. -nos abrazamos de nuevo.
-Gracias, Mar. -dijo ella. - Oye, quiero que seas mi dama de honor.
-¡Claro! No hay problema. -sonreí y ella dio saltitos. - ¿Ya elegiste el vestido? -pregunté. Ella hizo una mueca.
-Estoy entre dos. -Suspiró.
-¿Puedo verlo? Soy buena eligiendo vestidos de novia, le elegí el vestido a la prometida de Nathen -reí y ella me miró confundida. - Es una larga historia.
-Está bien. -reímos.- Mira.
Me mostró la carpeta que tenía en su mano, y quedé sorprendida por todas las cosas organizadas que tenía ahí, como las flores, la decoración, las servilletas, todo perfectamente organizado.
-¿Cuál, dices? - dijo.
-¿Este es el que vimos aquella vez en la revista? -pregunté.
-Sí, es el que vimos cuando buscábamos un vestido para ti.
-Es hermoso. -contesté. - Te hará ver hermosa, no es tan llamativo, es sencillo y perfecto.
-Gracias. -dijo ella.
-No hay de qué.
-Hoy tengo una cita con la diseñadora - dijo. - A las cuatro.
-¿Shawn te lleva?
-No creo, o sea, él me regala el vestido, pero aún le sigue afectando el hecho de que me case. - reímos.
-Tu hermano es un exagerado - ella ríe.
-Ni me lo digas. -rueda sus ojos.
Se oyó la puerta de entrada, y vimos a Shawn con su típica ropa deportiva.
Su hermana, al verlo, se va, dejándome sola con él.
-Buen día, Tina. -dijo él.
-Hola. -respondí incómoda.
Él se dirigió hacia la cocina y lo seguí con la mirada.
-¿Desayunaste? -negué.- Ven, te preparo un té.
Con timidez, me acerqué a él, quedando del otro lado de la isla.
-Entonces...
-¿Dormiste bien? -me interrumpió.
-Sí, Shawn-me mira- ¿Qué pasó? -pregunté incómoda, y él se rió.
-En la fiesta, te pusiste muy borracha, y decías cosas como que tú fuiste su primer amor, su primera comprometida, y cosas así -dijo mientras ponía un saquito de té en una taza.- Te estabas yendo cuando paraste a vomitar en una planta.-y se rió-. Te traje a mi departamento. No podía dejarte un minuto más allí. Además, no sabía dónde te estabas alojando.
-¿En serio hice todo eso? -escondí mi cara de la vergüenza.
-Sí, y muchas cosas más que no contaré -dijo.
-¿Y la ropa? -dije-. ¿Cómo explicas eso? Shawn, yo, ya...
-No dormimos juntos. O sea, sí, pero no tuvimos relaciones-dijo.- No te ibas a acostar en mi cama con aquel enorme vestido-rió-. Te presté ropa y tú te cambiaste en el baño.
-Gracias, Shawn-nos miramos.- Gracias por no dejarme hacer un papelón.
-Eso hacen los amigos -dijo.- Te traje donuts-y colocó la caja rosa frente a mí. Miré la caja y me contuve para no llorar.- Extrañaba esto -dijo.
-Gracias-murmuré.
-Un té para ti y un café para mí -dijo.- Vayamos a la habitación, debemos charlar.
Asentí.
En una bandeja, colocó las tazas y las donuts, y fuimos hasta su cuarto.
(...)
-¿Entonces... no hablaron más?
-No -suspiró.- Trato de acercarme a ella, pero nunca quiere escucharme.
-Yo hablé con ella -me miró sorprendido- pero tampoco me escuchó.
-Mila es así.
-Lo sé -suspiré-, pero te ayudaré a volver con ella.
-¿Cómo? -se rió- No es como las películas, Tina, ella nos odia, y más a mí -suspira-. Además, no está en Miami, se encuentra aquí en Los Ángeles, pero no sé en qué parte -dice-. En uno de los ochocientos hoteles, en uno estará.
-¿Cómo sabes que está en Los Ángeles? -pregunté.
-Lo sé, hace varias semanas, pero no su ubicación exacta -dijo frustrado.
-Yo sé dónde se queda -dije.
-¿Cómo sabes? -dijo él confundido.
-Es que, hace unas semanas, ambas estábamos hospedadas en el mismo hotel -me quedé pensativa unos segundos-. Ve a su piso y su número de habitación, y cántale una serenata.
-No funcionará -dijo él.
-Shawn, si no lo intentas, nunca lo sabrás.
-Tengo miedo -dijo.
-Shawn, es ahora o nunca -lo señalé con el dedo.
Él se quedó callado.
-¿Me acompañas? -Hice una mueca.
-No es lo correcto, Shawn, debes ir tú y volver a ganarte su corazón -suspiré-. Mañana tengo que volverme a Buenos Aires.
-Está bien -dijo él-. Te pido disculpas.
-¿Por qué? -pregunté yo.
Él se relamió los labios nervioso.
-Te ilusioné -dijo él.
-Shawn, olvídalo ya. Solo preocúrate de conquistar de nuevo a Camz.
-Pero no lo entiendes, si no te digo esto, mi conciencia no descansará.
Tragué saliva.
-Bueno, dime.
-Aquella vez, en la playa de Cariló, debí controlar mis palabras, pero estaba muy frustrado, que no pensé en lo que decía -pauso-. Yo quería dejar las cosas en claro, dejarte en claro que yo amo a Camila, pero terminé lastimándote aún más. Cuando dije que no te cases con Nathen, no era para que ambos terminaran su relación. Cuando él fue a mi casa esa noche, no sabía cómo reaccionar. Te ilusioné y me sentí un patán -traga saliva-. Debo admitir que me obsesioné contigo, fui un reverendo idiota. Te quería, pero no te amo. Mi corazón solo le pertenece a una sola persona, y es a Camila. Reconozco que lo que hice estuvo mal, pero me dejé llevar, y luego no había vuelta atrás. Así que, Tina, de corazón te digo que lo lamento, en serio lo lamento por lastimarte y ser un egoísta. Espero que me perdones algún día, o incluso si no me perdonas, lo entenderé. Me quedaré con los buenos momentos de mejores amigos que tuvimos.
-Shawn... -estaba pensando si seriamente en decirle o no-. Olvidemos todo y empecemos de cero -dije-. Extraño a mi mejor amigo.
-Yo también extraño a mi mejor amiga -y me abrazó.
-Habla con Camila. Si vuelves a ganarte su confianza, los tres hablaremos y dejaremos todo en claro -me separé de él-. Ustedes son el uno para el otro.
-Te quiero, Tina -dijo él.
-Y yo a ti -me levanté del lugar-. Vayamos a comprar flores y chocolates para Camila -él se rió-. Ahora, Shawn.
-Oh, sí, claro -dijo él.
-Te peinas y te arreglas. Luego afinas una guitarra y piensas qué canción cantarás -él asintió-. Iré con tu hermana.
-Está bien -dijo él.
Salí de su cuarto y fui hasta la habitación de Aaliyah. Toqué tres veces y esperé a que me contestara.
-¡Hey! -me dijo al verme.
-Aaliy, ¿tienes ropa para prestarme? Es que no quiero volver a ponerme el vestido -bufé.
-Sí, ven pasa -dijo, y me adentré a su habitación.
-¿Tienes ropa holgada?
-¿Holgada? -preguntó ella. Asentí-. Sí, tengo un vestido holgado.
Saco el vestido del armario y me lo extendió.
-Gracias. Luego se lo enviaré a Shawn.
-No te preocupes, puedes quedártelo.
-Gracias -dije y salí de su habitación.
Me crucé al baño que estaba al frente y me di una corta ducha. Al salir, dejé la ropa de Shawn doblada y me puse el vestido que Aaliyah me dio. Me sequé el pelo con la toalla y me lo peiné. Me coloqué los zapatos de anoche, aunque no pegaran ni con moco, y Shawn colocó el vestido en un bolso.
Nos despedimos de Aaliyah y fuimos hasta su carro. Paramos en una florería, y Shawn bajó a comprar un ramo de girasoles.
Hola Alice, estoy viva jaja. estoy yendo al hotel.
-Bien. ya tengo el ramo de flores. -dijo Shawn. entrando al auto.
-Perfecto. ahora solo falta los chocolates. -el asiente y pone en marcha.
(...)
-Bien, ya tengo el ramo de flores -dijo Shawn al entrar al auto.
-Perfecto. Ahora solo faltan los chocolates -asentí mientras ponía en marcha el coche.
(...)
-¿Te volveré a ver? -preguntó él. Estábamos estacionados frente al hotel donde me estaba quedando.
-Sabes que sí. Me marcas apenas puedas y me cuentas cómo salió todo -sonreí.
-Está bien. Cuídate, Tina.
-Tú también -le besé la mejilla y salí del carro.
Con mis cosas en la mano, me adentré en el hotel. Subí al ascensor y presioné el botón de mi habitación.
Tomé mi móvil y comencé a ver las historias, y una en particular llamó mi atención.
Oh no...