Scared, darling? (Colton Hayn...

By ironicxndtattoos

92.5K 3.2K 304

...Retrocedí un poco más, hasta que mi espalda chocó contra aquél tronco. Él se acercó, el color de sus ojos... More

Scared, darling?
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
¡Nota importante!

Capítulo VII

3.3K 191 32
By ironicxndtattoos

"Lo que encontré en esta ciudad me dirigió a un colapso.."





Él aún seguía imponiendo su fuerza sobre mi, su agarre se hacía cada vez más fuerte; sus ojos haciendo contacto con los míos, esos ojos completamente negros que lograban darme tanto miedo, irradiaban odio, tal vez decepción. 
No me estaba dejando ninguna especie de salida, eso me desesperaba, en mi cabeza había un mar de dudas, sin mencionar el miedo que sentía en este momento, en realidad, no sabía si podía llamarlo miedo, sabía que Ian no podía hacerme nada, al menos no lo intentaría..¿verdad?
Pero, otra parte de mi, me gritaba, aquella voz en mi cabeza me gritaba que ésta persona, con apariencia tan similar a la suya, no era él.

-No deberías pensarlo tanto, Hannah.- dijo, una voz chillona, demasiado distorsionada. Su agarre se fue haciendo cada vez más dócil, su respiración era forzada, como si estuviera peleando consigo mismo. No podía sacar mi vista de sus ojos, no podía emitir palabra, sin mencionar que mi cuerpo estaba entumecido. 

Sus ojos se volvían de un color más claro, su mirada se profundizaba. Sentía el calor apoderarse de cada parte de mi ser. Mi cuerpo se tensó, él sonrió. Mi desesperación aumentó, reconocía esa mirada, aquella fría mirada donde fuera, era él. Las ganas de huir aumentaron, antes de que pudiera gritar él tomó mi cuello con ambas manos, impidiendo el mínimo movimiento, miré a sus ojos verdes, mirándome divertido, aquella sonrisa sarcástica que lo caracterizaba en su rostro.
Un mareo recorrió mi cuerpo, algo muy dentro de mi sabía que no tenía escapatoria, pero no podía dejarme. Estaba apunto de tener un colapso mental. 
Con la poca fuerza que tenía elevé mis manos, intentando poner un mínimo espacio entre nosotros. Una ronca carcajada invadió la habitación. 
Tenía que ser valiente una jodida vez en mi vida, su agarre aumentó, no podía respirar, mi vista comenzaba a ponerse negra. 
Hice mi último intento, elevé un poco mi pie, golpeando la parte baja de su estomago, no tenía fuerza, pero había servido para que este se alejara un poco. Sabía que él sólo habría sentido un par de cosquillas en su piel, pero había funcionado. De un movimiento rápido, torpe a la vez. Me alejé un poco, cayendo en la camilla. Intentando escaparme, mi respiración se debilitaba. Él seguía en pie, inmóvil, viendo cada uno de mis fallidos movimientos. Llegué hasta el escritorio, sosteniéndome de este, y todas las cosas que había encima, parecían estar cayéndose y rompiéndose en miles de fragmentos en el suelo. Mi corazón dejaría de latir en cualquier momento. 
Cerré mis ojos de un movimiento brusco, convenciéndome a mi misma que terminaría rápido. 
Se estaba acercando, a paso lento, con una sonrisa adornando su rostro. Relamió sus labios, mi vista se nubló, negué con la cabeza varias veces. El vaso que estaba encima del escritorio estalló en miles de pedazos, sentí un liquido esposo correr por mi mejilla. Lo miré una vez más, seguía sonriendo. Mis rodillas temblaron, caí al suelo lentamente sobre ellas. Inhalando, exhalando repetida veces. Las lágrimas empezaban correr por mis mejillas. Lo miré una vez más, antes de perder por completo la visión. Su rostro. Su rostro se estaba cayendo a pedazos, parecía un mounstro. No tenía forma alguna. Mi vista se volvió completamente blanca, la habitación parecía cerrarse sobre mí.

-Hannah.- escuché una débil voz llamarme.  Estaba completamente asustada como para abrir los ojos, aquella voz seguía llamándome, la escuchaba cada vez más clara. Una mano se posó en mi hombro, me sobresalté, alejándome hasta que mi propia espalda retumbó contra la pared. Abrí mis ojos abruptamente. 
El doctor Wells estaba de cuclillas, mirándome completamente perplejo. Mi corazón se aceleró, mi respiración disminuía. Se acercó un poco más, intentando parecer tranquilo. 

-Estás teniendo un ataque de pánico, Hannah. Por favor, respira conmigo- Hizo que mi vista fuera hacía él, subiendo y bajando su pecho repetidas veces. Mi cuerpo recobró la cordura sin que mi mente fuera avisada. Imité cada uno de sus movimientos, mis latidos cardíacos iban tomando su velocidad normal, mi respiración ya estaba regulada. Tosí un poco, había recobrado la conciencia. Miré al doctor, nuevamente para asegurarme que fuera él y no aquella figura amorfa con el rostro destrozado.
Miré las palmas de mis manos, tenía mis uñas clavadas en ellas, completamente lastimadas. Confirmando mis dudas, ahora de verdad creo que me estoy volviendo una jodida demente, que tiene alucinaciones estúpidas.

(...) 

Firmó algunos de sus papeles, poniéndolos del lado izquierdo. Respiró pesadamente, acomodó sus anteojos y dirigió su mirada hacía mi.

-Esto no puede volver a pasar, habías perdido completamente la conciencia, Hannah-. niega varias veces.- Quiero decir; habías entrado en una especie de trance. Estabas llorando y gritando a todo pulmón, ¿Sabes a lo que me refiero?

Negué. Él volvió a suspirar pesadamente. 

-Tendré que informarle de esto a Bella, tal vez te hagamos algunos estudios y..-

-¡NO!- grité casi exasperada sin dejarlo terminar, él me miró extrañado. Intenté crear algo en mi mente, alguna idea, o alguna explicación lógica; pero a decir verdad no la había. Yo no podía explicar lo que había pasado, no iba a decirle que me estaba volviendo loca. Porque no lo estaba haciendo, me pondría firme con esa idea para no caer de a poco en la demencia. Mi mente comenzó a buscar las ideas más absurdas, sin mencionar que me estaba empezando a desesperar. Si Bella se enterara de lo sucedido, no sé qué podría hacerme.

"Tal vez internarte en una institución para locos, y dejarte ahí para siempre." Dice, la parte cuerda de mi misma.

-Mira-. interrumpió mis pensamientos, haciendo que de un pequeño salto por el susto-. Bella me dijo que estás un poco estresada.-pausó, intentando buscar las palabras correctas, comenzó a buscar algo en su cajón, sacando algunos papeles.- Toma esta dosis luego de cada comida y antes de irte a dormir-. me mira serio, completamente-. Es una dosis fuerte, no te recomiendo tomarla por demasiado tiempo, sólo por dos semanas, o hasta que el estrés esté completamente fuera. ¿Comprendido?-. dijo, pero no lo veía convencido. Estaba segura, él pensaba que me faltaba un tornillo.

Asentí, agradecida. Dí un pequeño suspiro de alivio. Tomé las pastillas metiéndolas en mi bolso. Le doy las gracias al doctor Wells, pero él me interrumpe, dejándome ver lo preocupado que estaba.

-Que no vuelva a pasar.

-No volverá a pasar, se lo prometo. Tomaré las pastillas.- sonreí a medias. Intentando convencerme más a mi misma. Él asiente. La adrenalina corre por mi cuerpo.

-Tal vez deberías lavarte el rostro antes de irte, aún tienes un poco de sangre en el.- vuelve su mirada a los papeles- Te espero la próxima semana, Hannah. Tengo que controlarte más de cerca. Espero que estés más calmada para entonces. 

Cierro la puerta de su oficina. Llevo uno de mis dedos a mi mejilla, había un poco de sangre en el. Mi corazón se aceleró. Maldije tantas veces como pude. Realmente me estoy volviendo loca, respiré pesadamente.

No podía ser posible.
Eso no fue real, no fue real, no lo fue.
Necesitaba una pastilla, cuanto antes.

(...)

Comencé a caminar por las oscuras desoladas calles de aquél vecindario, la mayoría de las luces sólo se apagaban y volvían a encenderse. Había tardado más de la cuenta. La noche era seca, a la vez de calurosa, o tal vez sólo era yo, que sentía la sangre caliente drenando en mi interior. Metí mis manos en mis bolsillos, acelerando un poco el paso. Bella iba a matarme, y no podía hacer nada para hacer que mi paso fuera más rápido. Ni siquiera tenía dinero para un taxi. No quería estar tanto tiempo sola caminando por las calles, más si era de noche. 
No había nadie merodeando, y eso me daba más miedo del pensado.

Aún me quedaban unas cuantas interminables cuadras y el camino me parecía eterno, al igual que silencioso y estremecedor.
Sentía pasos atrás de mi, como si alguien estuviera corriéndome. Me paré en seco y me di la vuelta, mi corazón se aceleró. No había nadie, joder, estoy demasiado paranoica. Me tranquilicé. Respiré tan fuerte como mis pulmones me lo permitieron. No iba a dejar que mi mente me juegue otra mala pasada. Mucho menos en la calle.
Seguí caminando, ya no iba a detenerme. Estaba perdiendo demasiado tiempo. 
Las hojas de los árboles comenzaban a caer de manera continúa, una fría brisa de viento golpeó mi rostro, el cielo estaba oscuro, como si viniera la peor de las tormentas de repente.
 

-¡Hey, muñeca!- escuché a unos pasos de mi. Aceleré un poco más mi caminar.-¿Qué haces sola, a estas horas?-. La escuchaba cada vez más cerca, risas comenzaban a escucharse, mierda, lo que me faltaba. No me atreví a mirar atrás, comencé a correr. Mis piernas cobraron vida propia, no me importaba nada, sólo salir de ese lugar cuánto antes. Crucé la calle de manera rápida. Con el corazón desbocado en mi pecho. No quería que esos tipos me pudieran alcanzar.
Unas luces alumbraron mi camino, al igual que un fuerte bocinazo. Entrecerré los ojos y me paré en seco, esperando lo peor. Pero, nada pasó.
Aún podía sentir las luces sobre mi rostro. Abrí uno de mis ojos, asustada; una moto estaba parada justo frente a mi, una de esas motos grandes, completamente negra. Sus ruedas parecían brillar. Subí un poco más mi mirada, la persona que manejaba tenía un casco puesto. Giró un poco la moto, bajándose lentamente de ella. Su mirada se fue a mi antes de sacarse el casco, se acercó lo suficiente. Hizo un movimiento con su cuello para luego sacárselo. Sus ojos verdes se posaron en los míos. Hice una mueca casi de dolor en mis labios.

Cayden.
Esto era lo único que me faltaba.
 

Su mirada estaba seria, con un brillo diferente en sus ojos, dejó el casco sobre el asiento. 
Mi cuerpo estaba temblando completamente ante él.

-No te cruces de esa manera, si no estás dispuesta a morir atropellada.- dijo, su voz sonó tan dura, ronca e imponente a la vez. Hacía que me dieran escalofríos.
 

Tragué saliva, su mirada fue directo a mi cuello. Mi sangre hervía, sólo quería salir corriendo. 

-De todos modos, ¿no eres un poco torpe para estar sola a estas horas?-. Pausó, inspeccionando por completo mi cuerpo con su mirada. Mi voz no salía. Sabía que él estaba esperando algo de mi, tal vez que me defendiera o que dijera la mínima palabra.

-S-sólo se me hizo tarde.- mi voz salió temblorosa. Como un fuerte silbato, me maldije por dentro. Estaba completamente nerviosa. Quería irme de aquí, quería irme cuanto antes. Estaba escapando y ahora estaba aquí sin poder hacerlo. Mi cuerpo no estaba reaccionado como esperaba.

Me miró dubitativo, casi peleándose con él mismo. Tomó el casco. Incorporándose de nuevo a su gran moto. Mordí mi labio inferior. Se iría, me dejaría en paz.

-Súbete.- dijo, hostil y desganado.
 

-No es necesario.-mi voz volvió a sonar cortada, al igual que temblorosa. Estúpida, estúpida, Hannah. 

Frunció el ceño, puso el caso entre ambas manos. 

-No era una pregunta- arqueó una ceja.-Estas calles son peligrosas, y no queremos que alguien venga y te mate, ¿verdad?.- preguntó, irónico. Como si aquellas palabras hubieran sido leves y no significaran nada.- Sube.- dijo, moviendo su cabeza un poco para atrás.

No quería, me negaba a subir. Tenía demasiadas razones, una de ellas era que me daban miedo las motos grandes, y la segunda; no quería estar sola con éste chico, no lo conocía de nada, solamente sabía que estudiaba en el instituto, y que según Mindy, era un chico problemas.
Tal vez, en vez de mi salvación, era mi perdición.

-No..-intenté hablar, pero éste me interrumpió, chasqueando su lengua.

-No me hagas perder más el tiempo, sube, no voy a repetirlo otra vez.- ésta vez, su voz había sonado diferente, como si fuera una orden completamente imposible de desobedecer. Aún más ronco.- De todos modos, no tienes muchas opciones.

Me dio una rápida mirada que hizo que me dieran escalofríos. Esto era demasiado gigante para mi. Volví a tragar saliva. No segura de cómo podría subirme a esa bestia. 
Cayden parecía tenso, decidí apresurarme. La euforia invadía mi sistema, y la sangre parecía haberse congelado en mi cuerpo. 
Lo pensé un poco, no tenía tantas opciones como pensaba, era verdad. En el hipotético caso de que pudiera salir corriendo, él me alcanzaría en una faz de segundos. Y si, decidía quedarme aquí y rechazar su oferta, aquellos tipos podrían alcanzarme. La sola idea de pensar en eso hacía que mi miedo intensificara y mi estómago se revolviera. Además, Bella iba a matarme si seguía tardándome. Cayden, por ilógico y estúpido que pareciera, era mi única opción en éste momento.
Me subí casi de un salto y a regadientes, intentando parecer segura. Poniéndome su casco. Entrecerré mis ojos. Estaba muy cerca de su cuerpo. Santa mierda. 
Mi voz de la razón me decía que había sido una idea arriesgada, debía bajarme, pero ya era tarde.

-¿Lista?-.Sin esperar respuesta, aceleró la moto. Haciéndome temblar nuevamente.-Agárrate fuerte. Demasiado fuerte- rió entrenido. Finalmente arrancó la moto, casi queriendo que yo volara al suelo. No estaba segura de dónde debía agarrarme. No quería tocarlo, no quería estar tan cerca. No teníamos confianza de nada. Me agarré de los pequeños fierros de atrás. No sabía bien como llamarlos, era mi primera vez en un demonio andante como éste. Y esperaba que fuera la última. Cayden volvió a acelerar.
Reprimí un grito ahogado. Mis nudillos se estaban volviendo blancos y completamente endurecidos por el frío.
Él frenó de golpe en el medio de la carretera, mi corazón saltó. Una risa ronca salió de sus labios. 

-Dime cuál es el camino correcto.- su voz era rasposa, casi arrastrando cada palabra con lentitud. Con cierto sarcasmo, como si él esperara algo más de mi. 
Con mi voz temblorosa intenté darle indicaciones. Él volvió a acelerar, y estaba segura que lo hacía a propósito para poder asustarme aún más. Apreté mis dientes, mi corazón iba a mil. Pasó a varios autos. Uno frenó de golpe, me agarré aún más fuerte. Podía sentir como si la calle estuviera raspando mi piel, pero no iba a abrir los ojos. No lo haría. 

-Deberías disfrutar la vista. -gritó, en un grito poco audible. Su casco no me permitía escucharlo bien, acompañado del viento; era un gran esfuerzo escucharlo, para ser sincera. 
Volvió a acelerar, haciendo que mi cabeza chocara contra su espalda. Esto parecía un camino interminable. Me alejé rápidamente. Apreté mis piernas de cada lado. Cerré mis ojos, no los volvería a abrir hasta que esta bestia parara, y no hago referencia a la moto, sino al maniático que está conduciendo.

Sentía que podía volver a respirar, abrí uno de mis ojos. Habíamos llegado. Una sonrisa casi de satisfacción salió de mis labios. Éste estaba quieto, esperando que hiciera algún movimiento.

-¿Necesitas ayuda para bajarte o algo así?- su ronca voz volvió a resonar. Torpemente y casi tembleque me bajé de la moto. Le devolví su casco, y las manos me temblaban tanto, que temía que se cayera al piso-. Te dije que podías confiar en mi.- sonrió con autosuficiencia.

Por poco me dio un infarto al corazón. Y estaba segura que disfrutaba y era conciente de mi miedo. Alejé las ideas de mi mente. Sonreí forzada. No debía ser grosera, me había ayudado, me había traído hasta mi casa. Aunque, me decía a mi misma que lo más probable, es que haya visto que estaba tan asustada y hecha pedazos, que sintió lástima y por eso lo hizo.
 

-Gracias.- dije. Agradecí al cielo que mi voz no saliera temblorosa, aunque por dentro estaba temblando como una maldita hoja.

-No necesito tus gracias.

De repente, se estaba comportando como si estuviera hablando con su peor enemigo. Fruncí el entrecejo, confundida. Este chico pasaba de ser amable a un completo mal educado en cuestión de segundos.

Me sentía un poco humillada. Su sola presencia me hacía sentir débil y pequeña. Completamente insignificante.

-Lo sé.- intenté ser firme y mirarlo.- Pero no soy una mal educada, y debo agradecerte por traerme hasta aquí.

-¿Me quieres dar una clase de modales?-. Preguntó irónico. No parecía molesto, es más, me atrevía a decir que, parecía completamente divertido con mi arranque de valentía.

-Te haría falta..- dije, en susurro. Escuché una risa de su parte. Y lo miré, me atreví a mirarlo. La luz tenue que había en las calles hacía que sus ojos esmeraldas resaltaran. No iba a negar su atractivo, claro que no. Tenía facciones fuertes, y estaría segura, que cualquier chica podría caer en sus pies fácilmente. Tampoco iba a negar, que su sólo acercamiento me ponía nerviosa y el miedo crecía en mi sistema.

-Enseñáme entonces, cariño.

Mi corazón comenzó a latir de manera acelerada por aquél apodo. Estaba rogando a todos los dioses que mis mejillas no se tiñeran de un ligero color carmesí. No quería ser motivo de burla.

Abrí mi boca para responderle, pero antes de que pudiera hacerlo, las luces de mi casa se encendieron. Cayden frunció el ceño. Como si de pronto, estuviera completamente  furioso.

-Adiós, supongo.- dijo seco, completamente serio. Aquella mirada de odio había vuelto. Arqueé mis cejas confundida. Se puso su casco. Miré a sus nudillos casi blancos, comenzando a acelerar la moto.

-¡Espera!-.Él me miró, como si estuviera completamente loca. Había tenido un arranque de histeria, mezlcado con valentía.- Me llamo, Hannah.- intenté decir, lo más fuerte que pude, para que pudiera escucharme.

-Ya lo sé.

Su voz había sonado tan amortiguada, que tuve que convencerme a mi misma que realmente lo dijo, y que no estaba alucionando.

Ahora las luces de toda la casa estaban encendidas. Él arrancó a toda velocidad, negué con la cabeza, ya no estaba cerca de mi campo visual.
¿Qué mierda le acababa de pasar?, rasqué mi brazo nerviosamente. No tenía tiempo para deducir las actitudes cambiantes de Cayden, necesitaba dormir, estaba demasiado agotada. Solamente quería entrar a mi hogar y sentirme segura.

Saqué las llaves de mi bolso, sorprendiéndome de que la puerta estuviera abierta. Me adentré. Sólo necesito dormir. Cerré la puerta, dispuesta a irme a mi habitación y tener unas gloriosas horas de sueño. 

-¡Hannah!- gritó. Maldije tantas veces como se me fueron posibles. Caminé hacía la sala. Bella estaba sentada en uno de los sillones individuales. Era lógico, si todas las luces estaban encendidas. Pero, creí que podría pasarme de ser percibida y escaparme de su interrogatorio.- Se puede saber..¿Dónde estabas?- dijo, casi exasperada. 

  
La miré con algo de culpa. Mis nervios aumentaron. Ella se levantó de golpe.  

-Se me hizo tarde, la consulta duró más de lo esperado.- dije. Intenté sonar segura, sin que mi voz temblara.

-¡El doctor Wells me llamó!-. gritó-¡¿Qué mierda pasa contigo, Hannah?!- movió sus manos con desperación-. Casi rompes toda su oficina. ¡¿Estás desquiciada?!

Las lágrimas empezaron a acumularse en mis ojos, pero no me permitía llorar. Mis manos temblaban. Su mano se estampó contra mi mejilla, casi haciendo que mi cara se diera vuelta. Su cara estaba roja de furia. El pánico comenzó a aumentarse. Se dio la vuelta. Apagó la luz de la sala, dejándome sola con la completa oscuridad, y con el remolino de emociones que tenía dentro de mi.

Había sido demasiado...
Había tenido demasiado en una noche...

Continue Reading

You'll Also Like

2.4M 243K 37
«Al final del arcoíris es donde todos tus sueños se hacen realidad» Aquella historia infantil era la favorita de Aurora Garti, una adolescente con un...
2.5K 124 27
Theodore es un niño huérfano que fue encontrado y llevado a Playtime. Co, pero en esa Fábrica se escondía tras las sombras una tortura para todos, un...
5.1K 128 7
Grace es una chica normal que vive en un pequeño pueblo llamado Beatford. Allí todo el mundo se conoce o eso creía ella hasta que aparece Axel, un mi...
69.9M 6.9M 49
[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con todo lo que amo y por alguna razón me d...