✁・・・Dedicado a: Hakitsumi
¡Espero que te guste! (๑˃̵ᴗ˂̵)و
Su respiración era agitada, cada vez le era más complicado el inhalar aire, sus piernas se sentían entumecidas de tanto que las había usado, con su espada en mano listo para atacar a su objetivo corría y corría sin llegar a ningún lado, pareciera que estuviera corriendo en un mismo punto sin avanzar el más mínimo centímetro, aun así no se permitía rendirse, no hasta alcanzar al imponente hombre de cabello plateado que se encontraba a unos metros del rubio. Todo a su alrededor había desaparecido, el cielo se había tornado oscuro por nubes grises gigantescas que amenazaban con el porvenir un mal presagio. Las fuertes ventiscas levantaban el polvo del suelo, tanto así que el escenario frente a él era borroso y no era capaz de ver por dónde corría, ni siquiera podía divisar sus propios pies moviéndose.
En un sólo pestañeo la escena ante él cambió, sus ojos de un intenso color azul eléctrico presenciaron lo que más se temía. Todo lo vio en cámara lenta. El temible Sefirot empuñaba su larga espada y en su otra mano sostenía con firmeza a (TN) por el cuello, ella pataleaba y tiraba de la mano del malévolo hombre en un desesperado intento por escapar, pero éste no cedió ni un poco, cada vez podía respirar menos, en cualquier momento iba a perder el conocimiento, su cuerpo se encontraba muy lastimado, su mente se encontraba hecha un desastre, estaba sufriendo mucho y Cloud lo sabía, pues en todo momento su querida esposa no dejaba de mirarlo con ojos suplicantes que le transmitían mil y una emociones. Finalmente, el hombre de ojos felinos decidió terminar con el lamento de la mujer, blandió su katana masamune en lo alto para después atravesar el cuerpo de la pobre muchacha la cual soltó un fuerte alarido de dolor. El rostro de Cloud se desfiguró en horror, sentía querer gritar, pero no pudo; por otro lado, Sefirot sentía la gran dicha de haberle quitado una de las personas que más amaba.
Casi como si Sefirot le hubiera dado permiso, Cloud por fin pudo alcanzar el punto donde se encontraban él y su mujer, alzó su espada sobre su cabeza y la bajo con fuerza en dirección al hombre de cabello plateado, éste solo esbozó una sonrisa con regocijo. Lo siguiente que vio le hizo abrir los ojos más de lo normal, tanto que pareciera que se fueran a desorbitar; su enemigo ya no se encontraba a la vista y ahora quien empuñaba la espada que había atravesado (TN) por el estómago era él. Su cuerpo emanó la característica estela verde brillante y poco a poco desapareció, la katana se desmoronó en sus manos desvaneciéndose en el aire.
"¡Papá!"
La voz de una pequeña niña lo hizo voltearse con la intención de encontrar el lugar de donde venía. No podía ver más allá de dos metros delante de él, el fuerte viento se había detenido, pero ahora todo el lugar había sido cubierto por una espesa neblina blanca. Corrió en una dirección al azar, solo guiándose con el eco de la voz de la niña hasta que dio con ella.
"¡Gitta!"
La niña estaba llorando desconsoladamente, se tallaba los ojos intentando deshacerse de sus lágrimas sin poder tener éxito. Cloud se arrodilló frente a su pequeña hija, estuvo a punto de abrazarla cuando notó que había llagas oscuras en brazo de la chiquilla que segregaban una especie de lodo negro.
"¡¿Geostigma?!"
La niña paró de llorar al escuchar a su padre pronunciar dicha palabra, su expresión era seria. Esto hizo que el ojiazul pasara su atención de su brazo a sus ojos. Al rubio se le erizó la piel. Los ojos de la pequeña eran de un intenso color esmeralda y sus pupilas eran como las de un gato, tal como los de Sefirot.
Cloud abrió los ojos de repente, encontrándose con el techo blanco de la habitación que compartía con (TN). Tenía los labios secos, sus ojos ardían, su respiración era agitada y estaba sudando. Era de noche, cayó en cuenta de que todo había sido solo un perturbador sueño. Llevó su mano hacia el lugar de la cama donde dormía su esposa, una alarma se encendió dentro de su cabeza al no sentirla acostada a su lado. Se levantó de la cama de forma desesperada, ni siquiera se tomó la molestia de ponerse zapatos ni prender las luces cuando se encaminó velozmente a la habitación de su hija; una vez que llegó y a punto de tomar el picaporte de la puerta, se topó de frente con la chica que estaba buscando. (TN) dio un pequeño salto hacia atrás al encontrarse inesperadamente con su marido.
—¡Cloud! —susurró— ¿Qué haces despierto?
No le respondió, solo la rodeó con sus brazos fornidos, escondió su rostro en su cuello inhalando su esencia, su nariz acariciaba suavemente la piel de la muchacha, sus manos la sujetaban con fijeza como si se quisiera asegurar de que no desaparecería jamás, su respiración se calmó poco a poco al asegurarse de que su amada realmente estaba a lado. La chica correspondió cariñosamente al abrazo y acarició con serenidad su cabello para brindarle la paz y tranquilidad que tanto necesitaba; en un principio se había sorprendido por su repentina acción, pero no era la primera vez que el rubio tenía ese tipo de sueños.
—¿Gitta...? —habló Cloud aún sin separarse de (TN).
—Está bien, está durmiendo... Puedes estar tranquilo, ya todo eso quedó en el pasado.
El rubio apretó más su cuerpo contra el de ella, sus palabras lo reconfortaban como nadie más podía hacerlo. Todos en algún punto de su vida llegan a tener momentos de debilidad, a pesar de que Cloud siempre mostraba un semblante estoico enfrente de los demás, también había ocasiones en los que se sentía endeble, especialmente cuando tenía esos espantosos sueños donde perdía a su esposa y a su hija, aunque este era un lado de él que solo le mostraba a (TN).
(TN) dormía plácidamente, su pecho subía y bajaba de manera tranquila, su rostro apacible se miraba angelical, Cloud no pudo retener sus ganas de acariciar la suave mejilla de la mujer con la que se había casado hace no mucho. En medio de los dos descansaba Gitta, la pequeña que había llegado a sus vidas desde hace cuatro años para traerles nada más que felicidad. Cloud no podía dormir, no tenía ganas, solo quería quedarse apreciando a las dos personas que iluminaban su mundo. Todo lo que había sucedido, todo por lo que él había pasado, todo lo que había sufrido había dejado secuelas que paulatinamente comenzaba a superar gracias al apoyo incondicional de su esposa. Cada persona tiene una razón para luchar, una razón por lo cual trabajaban para hacer de este un mejor planeta. Pero Cloud no tenía un solo motivo, sino dos, y estaba dispuesto a incluso entregar su vida solo para proteger a las dos personas que más amaba.
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Publicación: jun. 19, 2020