Los misterios que alberga este mundo son demasiados para descubrirlos todos. Lo único que podemos hacer es disfrutar de ese efímero y mágico momento, cuando por casualidad, te encuentras con uno como lo es el amor.
-Kim
La noche cubría al mundo con su negro manto, envolviendo cada recóndito espacio en penumbras y la Luna, Diosa impertérrita a las dichas y desgracias de sus files seguidores, mandaba sus tenues rayos plateados para guiar el camino de sus hijos en la tierra, pintando las verdes hojas de los árboles de plata y negro. El viento, su fiel amante, soplaba sobre las copas de los árboles y dentro del bosque como dedos tranquilizantes, acariciantes. Un susurro de amor que incita a los amantes a profesar su cándida pasión. O que por el contrario, a pesar de su arrullo amoroso, es testigo de trágicas rupturas y dolorosos adioses.
En lo profundo del bosque, un rey llora su amor. Desconsolado por el peso de su deber, que es tan grande que aplasta toda esperanza de un futuro al lado de quien una vez amó. De quien aún sigue enamorado. El viento, tan mágico como él mismo, le susurra su consuelo, acariciando las empañadas mejillas, revolviendo los sedosos cabellos rosados. Le susurra que no llore, que sea fuerte, que su amor viene.
SeokJin se limpió las húmedas mejillas, aceptando el consuelo del viento, escuchando el suave crujido del las ojas bajo los pies de quien sabe que viene. De quien una vez se fué, porque el dolor de un rechazo era demasiado grande para seguir ahí, pero regresó para reclamar si otra mitad.
--No deberías estar aquí.
Susurró el pelirosado, sabiendo que el viento llevaría sus palabras a los oídos de la pantera.
--No debería, pero aquí estoy. Y aquí estás también tú... Donde inició y terminó lo que nunca debería haber terminado. De donde nunca me debí haber ido.
--Pero te fuiste.
--Me rechazaste. Me rechazaste sabiendo que eras mi pareja destinada. Y éramos tan jóvenes en ese entonces... No te culpo.
SeokJin apartó la mirada, incómodo con la verdad. Incómodo con un amor del pasado que no era capaz de superar. Su voz se ahogó varias veces antes de poder preguntar nuevamente, como un susurro lastimero que lleva el viento.
--¿Por qué volviste? Estábamos bien como estábamos. Lejos el uno del otro.
--Tu sabes por qué. ¿A caso ya no me amas? Porque yo todavía te amo. Volví por tí. Aún si no es correcto. Aún si llevas puesta esa corona.
SeokJin tocó con suavidad la corona de cristales mágicos sobre su pelirosada cabellera. El peso de llevarla nunca se había sentido tan grande como ahora, que volvía a ver al amor de su vida seis años después.
Namjoon se acercó a él, a paso tranquilo, depredador, como el felino que es, hasta situarse frente al rey de las hadas, su amor de juventud. Su amor para toda la vida. Una de sus largas y elegantes manos acarició la mejilla del contrario, donde SeokJin se apoyó, cerrando los ojos, lágrimas de añoranza empapando sus mejillas y la mano de Namjoon.
--Está bien ahora, cariño. No me iré otra vez.
¿Les gustaría que dedicara capítulos otra vez?
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Ahí me podrán preguntar lo que quieran sobre mi o sobre mis historias. ❤
-Kim