Puntería Perfecta. [BORRADOR]

De Elisaamtv

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Despertar en un cuarto desconocido, sin el color de las paredes de la habitación, con dolor de cabeza y solo... Mai multe

Antes de leer.
00: Prólogo.
01: Borracha hasta los codos.
02: ¿Dónde tenía la cabeza?
03: Trabajos gritones.
04: Descubrimientos inesperados.
05: Ahora o nunca.
06: Primer chequeo.
07: Ruptura amorosa.
08: Noche de películas con el intruso.
09: Flores arruinadas.
10 pt.1: Las bromas traen problemas.
10 pt.2: Norigan.
11: Abandonada.
12: Cena francesa.
13: Voy a luchar por ti.
14: Sentimiento incómodo.
15: Sustos.
16: No soltaré tu mano.
17: Tú lo has dicho.
18: Comidas incómodas.
19: Sorpresa.
20: Un poco de helado.
21: Momentos.
22: Mentira descubierta.
23: Cena en familia.
24: El mejor sonido del mundo.
25: Familia Thompson.
26: Familias unidas
27: Nueva amiga.
27.5: Código arcoiris.
28: Evitación.
29: Charlas.
30: Recuerdos.
31: Cuatro meses.
31 pt.2: Amenaza.
💗
32: Visita.
33: Un deseo.
34: Hermana.
35: Niño o niña.
36: Brillo.
37: Compras.
38: Karen, tú...
40 pt. 1: Una película estadounidense.
40 pt. 2: Resistan.
41: Un día después del accidente.
42: Decisiones.
43: Levantate y ve.
43 pt. 2: Un poco de respuestas.
44: Millón de Mariposas.
45: Poco a poco.
46: Seis meses.
47: ¡Sorpresa!
48: Habló.
49: Recapitulemos.
50: Tenemos que hablar.
51: El nombre.
52: Ignorada.
53: Decoración.
54: En paz.
55: Ocho meses.
56: La más feliz.
57: Fotos.
58: Es la hora.
Epílogo.
Agradecimientos.
Extra uno.

39: Noah, cállate.

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De Elisaamtv

HAY UN CAPÍTULO ANTES DE ÉSTE, POR SI WATTPAD LXS TRAJO PRIMERO A ÉSTE.


39| Noah, cállate.

–¡Bueno chicos, nos vemos mañana! No olviden checar con la secretaria sus togas y birretes. En orden, por favor– el grito de Alix hizo que todos nos dispersaramos.

Hoy fue el último ensayo, o sea que mañana era la graduación. Noah y yo caminamos hasta la salida, una vez ya  habíamos revisado nuestras togas de que si nos quedaran y estuvieran a nuestro nombre.

–¡Tú!– Citlalli apareció frente a nosotros, estaba roja de furia– ¡Por tu culpa me han quitado la carta que piden para el ingreso a la universidad, junto a la entrada a la fiesta de graduación!

Citlalli intentó irse contra mí pero Noah la agarró.

–¡Cálmate, joder!– Noah la volvió a detener, ya que Citlalli quería aventarse de nuevo.

Alix apareció en el pasillo, venía a paso apurado y su semblante era serio.

–¿Qué es todo esté alboroto?– preguntó, enojada.

–Directora, Citlalli vino a gritarle a Karen.– explicó Noah.

–Mira, Citlalli – Alix respiró profundamente–. Karen no tiene la culpa ni responsabilidad de nada, la culpa y responsabilidad la tienes tú por andar haciendo bullying a tus compañeros. Karen no ha sido la única, hablé con varios de tus compañeros y me dijeron que le has hecho eso a varias personas y en mi escuela no saldrás librada por eso. Así que por favor deja de hacer un show en plena escuela y retirate. La carta te la daré después de que cumplas servicio comunitario, ya lo hablé con tus padres y están de acuerdo.

Noah soltó a Citlalli y está dijo un sinfín de palabras que no le entendí ni la mitad de lo que dijo. Se limpio unas lágrimas –las cuales había soltado cuando Alix la estaba reprendiendo– y me miró.

–Ni creas que saldrás bien de esto, ¿me oyes? Nos veremos pronto.

Sin más se dió la vuelta y salió echa una furia de la escuela. Solté todo el aire que retenía.

–Gracias– le agradecí a Alix, con una sonrisa.

–No es nada, te dije que no dejaría que pasara esto en mi escuela. Nadie es mejor que nadie como para hacer cosas así.

Nos despedimos de Alix y salimos al estacionamiento para subir al carro de Noah. ¿A dónde íbamos? No lo sabía, solo sabía que a dónde fuera que fuéramos sería perfecto porque todo es perfecto con él. Ay no, sueno bien enamorada, ¿Qué me está pasando?

–¿A dónde vamos?– pregunté mientras veía por la ventana pasar los árboles y las casas.

–Estaba pensando en ir al centro comercial a la tienda esa de juegos donde fuimos la otra vez, ¿Qué te parece?

–Me parece perfecto.

Noah tomó rumbo hacia el centro comercial. El camino era divertido, me sentía a gusto a su lado, las cosas fluían demasiado bien con él que quería que así siguieran por siempre y que nada lo arruinara. Llegamos después de unos minutos y bajamos del carro para entrar al centro comercial. Noah tomó mi mano y juntos caminamos hacia el local de juegos.

Cada vez controlaba mejor lo de sonrojarme por todo, era por el bien de mis  mejillas o sino terminarían asadas las pobres, ya que con Noah a cada rato me sonrojaba.

Entramos al local y eran los mismos de siempre, solo que está vez tenían una sección especial para juegos 3D y una cabinas de fotos, se me iluminó la cara al verla. Tal vez Noah leyó mi mente o pensó lo mismo, no lo sé, solo sé que tomó mi mano y nos metimos dentro de la cabina.
Eran seis fotos las que daba. En la primera salíamos sonriendo, en la segunda haciendo muecas, en la tercera haciendo muecas de asco, en la cuarta él me daba un beso en la mejilla, en la quinta yo se lo daba a él y en la última nos dábamos un beso en la boca. Mi corazón parecía que se iba a salir de mi cavidad torácica, tal vez no controlaba todavía bien todo eso.

Salimos de la cabina y agarramos las dos tiritas de fotos que habían salido. Las tomé y una le di a Noah, por mi parte una puse en el case de mi celular donde quedaba perfecto.

–Yo lo pondré en mi cartera– dijo, sacando su cartera y metiéndola ahí. Sonreí y le di un beso en la mejilla.

Pasamos a jugar un juego de pistolas estilo vaqueros, consistía en disparar a los malos que te disparaban igual. Me sentía en una película disparando con mis dos pistolas a diestra y siniestra. Noah me ganó por uno, lo cual hizo que me lo presumiera hasta por los ojos.

En el siguente juego fue de encestar balones de básquetbol, toda la vida he sido malísima en básquetbol que ya sabía que ese juego lo tenía perdido. Milagrosamente o no se sí él se dejó perder, le gané. Cómo buena ganadora le presumí mi logro como él lo había hecho, haciéndolo reír.

El tercer juego fue uno de simulador de carrera, esta vez solo jugó Noah ya que –obviamente– yo no podía. En otras circunstancias hubiera jugado y le hubiera ganado, pero no sé podía. Noah ganó un poco de tickets, no se si fue porque la máquina tiraba pocos o él no había ganado lo suficiente.

El cuarto juego era un juego de Star Wars, este era un simulador de una de sus naves, las cuales tenías que ir manejando y disparando a los enemigos hasta llegar al final del recorrido, se veía tan real en todos sentidos. Perdí una ronda y gané la siguiente. Había que admitir que Noah era bueno jugando y para ser mi primera vez jugando eso no había quedado tan mal.

El quinto juego fue un simulador de música. Noah y yo teníamos guitarras, las cuales teníamos que tocar al ritmo de la pantalla para ganar puntos. Me reí muchísimo, ya que Noah fingía ser una estrella de rock y tomaba demasiado en serio su papel.

Al llegar la tarde –casi las seis– decidimos salir de ahí, no sin antes intercambiar el montón de tickets que nos habíamos ganado en los juegos. Habíamos jugando un total de quince –o ahí había quedado mi cuenta hasta que la olvide–, está vez nos había alcanzado para otros premios.

–Estos son sus premios a elegir– habló la empelada del lugar. Mostrándonos un peluche enorme de vaca, un peluche de Stich y un par de playeras de pareja que según el letrero la podríamos personalizar a nuestro gusto.

–Quiero las playeras– hablé, mirando a Noah.

–Yo iba a decir lo mismo– nos reímos y le dijimos a la empelada que las queríamos.

–Pueden ser personalizadas a su gusto, solo tienen que esperar entre media hora a una hora a que estén.– habló entregándonos las playeras–. Cuando tengan el diseño, van a aquella sección y se la dicen al joven que esté ahí.– explicó.

–¿Qué diseño le pondremos?– preguntó Noah.

Yo tenía una idea, la cuál sería secreta para él. Sonreí y caminamos hacia la sección que nos habían indicado, donde estaba un chico sentado con cara de quiero dormir hasta el dos mil ochenta.

–Hola, buenas tardes. Venimos a decirte el diseño de nuestras playeras.– hablé, llamando la atención del chico.

–¿Qué diseño van a querer?– preguntó.

–Pues mira...

*

El chico –que ahora sé que se llama Raúl– nos dió nuestras playeras después de casi una hora de espera. Noah no sabía cuál era el diseño, solo sabía que sería único.

Noah extendió su playera y se empezó a reír.

–¿Es en serio?– preguntó, aún riendo.

Volteó su playera con mi cara sonriendo, mostrandomela. Así es, el diseño había sido unas playeras al estilo Trish y Dash de Austin y Ally. Él tenía una playera con mi cara y yo tenía una con la suya.

–Estás loca– volvió a reír y me abrazó– Pero así loca te quiero demasiado.

Mi corazón se aceleró como todas las veces como el primer momento que pasó. Pensé que ya tenía controlado eso. Pues no mi, capitana. ¿Tú eres?. Soy tu conciencia, mensa. Ah.

Salimos del centro comercial agarrados de las manos. Me contaba sobre que tuvieron que cancelar el último partido que quedaba, gracias a que varios jugadores del equipo contrario habían sido puesto en banca porque estuvieron involucrados en cosas de drogas y así no podían jugar. Así que al parecer automáticamente ganaban o algo así. Jamás le entendí al fútbol, ustedes lo saben. Pero amaba ver a Noah contarme sobre su deporte favorito y lo entusiasmado que se le veía contándome sobre todas las jugadas que habían planeado para ese partido.

Subimos al carro y Noah arrancó, mientras me seguía contando sobre una jugada que le costó muchísimo aprender y dominar, pero que era súper buena. Me entretuve tanto en verle su cara de emoción que no me fijé que estábamos yendo a otro rumbo que no es el de mi casa, me di cuenta cuando entramos a una zona que conocía muy poco.

–Perdón si no te pregunté, pero quería ir a mi departamento a ver una película y cenar una pizza o lo que quieras– dijo una vez estábamos cerca de su edificio– Si no quieres nos podemos regresar, no te tienes que sentir obligada, así que dime y...

–Noah– lo interrumpí.

–¿Si?

–Cállate. Claro que quiero ir a tu departamento a ver una película, así que tranquilizate. Solo me aviso a mi madre.– saqué mi celular y le escribí un mensaje avisándole que estaría con Noah en su casa.

De: Mami<3
18:22 PM

"Ay, está súper bien. Así salgo con Kendall a un nuevo bar que abrieron, tiene tiempo que no tenemos una noche solas"

Me reí.

–¿Qué te dijo tu madre? ¿No tiene problema con que estés conmigo? Dile que te regresaré temprano, que de eso no se pre...

–Noah– lo volví a interrumpir.

–¿Si?

–Cállate. Mi madre jamás ha tenido problemas en que esté contigo, mi madre te ama, ¿ok? Así que por favor cálmate, respira– Noah asintió y respiró.

Andaba raro, no sabía que tenía pero lo sentía nervioso.

Otro mensaje de mi madre me llegó.

De: Mami<3
18:25 PM

"Saludame a Noah, cariño"

"Y si no puedes llegar a casa, no te preocupes. Matthew no está y Kendall y yo no sabemos a qué hora llegaremos, no queremos que estés en casa sola tan noche."

Le mostré el mensaje a Noah. Este sonrió y tomó mi celular para mandarle un audio a mi madre.

–Un saludo y un beso para ti y para Kendall, Alex. Y tranquila, Karen no se quedará sola esta noche, diviertanse.– lo envío y me dió un beso en la mejilla.

Salimos del carro y caminamos hacia el elevador que daba a la recepción del edificio.

–¿Qué quieres comer?– preguntó Noah, mientras sacaba su celular.

–Mmmm, no sé, ¿qué quieres comer tú?

–Si te pregunto es por algo, linda.– dijo en una sonrisa– ¿Qué se le antoja a mi bello bebé?

Noah se puso en cunclillas y le hablo a mi vientre. Sonreí ante eso. A mí se me antojaba un sinfín de cosas, quería donas o una hamburguesa o tal vez una pizza hawaiana, ahg, estos antojos me mataban.

–N-no sé, tal vez ¿Pizza?

–Pues Pizza será– tomó su celular y marcó a un número. Una vez le contestaron pidió la pizza.– ¿Pizza de que quieres?

–Hawaiana con champiñones– respondí, penosa.

–Me da una pizza hawaiana con champiñones, por favor. No importa, así está bien. ¿Algo más?– me preguntó.

–Dedos de queso.

–Y dedos de queso, por favor. ¿Es todo?

Uhg. Si me seguía preguntando le pediría todo el menú, así que asentí.

–¿Segura? El dinero no es problema.– dijo apartándose el celular de la oreja.

–Mmm, ¿Nuggets?

–Y nuggets. Si sería todo. Si está bien. A la avenida 506, en el edificio J.J.R. Si, gracias.– colgó– Ya está, vienen en media hora.

Asentí y salimos del elevador para entrar a la recepción, donde tomamos otro elevador que nos llevaba al piso de Noah. Minutos después salimos del elevador y caminamos hacia su apartamento. Al entrar, seguía igual a como estaba la última y primera vez que había entrado. Todo ordenado y con olor a vainilla el cual olía por todo el lugar.

–¿Qué película quieres ver?– preguntó.

–Mmm, la que sea, con que no sea de terror.– me senté en uno de los sillones, eran bastante cómodos.

–¿Qué te parece si vemos La liga de la justicia?

–Ay no, de superhéroes no.

–Bueno, ¿Cuál quieres ver tú?

–La que tú quieras ver.

Noah rodó los ojos.

–¿Y Una aventura extraordinaria?

¿La de Pi que navega con un tigre?– Noah asintió– Ay no, me da tristeza como él tiene que navegar solo.

–¿Entonces cuál, preciosa?

–Ya te dije, la que tú quieras ver.

–¿Y si mejor te digo cuales hay y me dices cuál quieres ver?– sugirió.

Noah me mostró la lista en la televisión. Eran un sinfín de películas que habían, pero ninguna me llamaba la atención.

–¡Esa está bien!– dije cuando pasó por Como si fuera la primera vez.

–Esta bien, entonces.– Noah caminó hasta la cocina y puso en el microondas una bolsa de palomitas para comer en lo que la pizza venía.

¿Veríamos la película o pasaría como la vez que me dijo que le gustaba? Porque si pasaba como la última vez no tendría problema, yo gustosa si eso sucedía. Me reprendí, internarme. Tenía que dejar de pensar en eso.

Noah llegó después de unos minutos con un bowl de palomitas, las cuales empecé a comer desde antes que le diera play a la película. Ya llevábamos unos minutos de la película, cuando la puerta sonó y Noah salió a recibir la pizza. Regresó con una caja que arriba tenía dos cajitas más y una botella de soda para tomar. Lo ayudé a traer vasos y dos platos para poder comer a gusto.

Noah le dió play a la película y la seguimos viendo mientras comíamos y comentábamos cualquier cosa de la película.

*

Al terminar la película, Noah y yo recogimos todo y guardamos lo que había quedado –tres rebanas de pizza, que podrían servir como desayuno mañana– y lavamos lo que teníamos que lavar. Una vez terminamos todo eso, le pedí que si podía ir al baño y me indico donde había uno.

Una vez dentro me vi en el espejo de este, tenía mi cabello desarreglado, mi ropa tenía una manchita de captsu que había me caído al comer la pizza, necesitaba bañarme y lavarme los dientes. Salí del baño y entré a la que supuse era la habitación de Noah.

–¿Tendrás un cepillo de dientes?– pregunté una vez entré.

–En el cajón del lavabo hay uno nuevo.

–¿Y ropa que me prestes para bañarme?– pregunté algo tímida.

–Ve a bañarte y ahorita te llevo ropa.– le hice caso y salí al baño del pasillo a bañarme.

Una vez dentro de despoje de mi ropa y me metí a la regadera, la abrí y la temple a mi gusto, ni muy fría ni muy caliente. Para ser el baño de un chico soltero –bueno, ahora no está soltero porque ya estoy yo en su vida, pero hace unos meses lo era– el baño tenía demasiados shampoo y jabones con diferentes olores, hasta había jabón líquido de baño y una loción para refrescar la piel.

Noah tocó la puerta y pasó. Gracias al cielo la regadera tenía una puerta de vidrio que era distorsionada y solo se veía la cara. Noah dejó la ropa junto a una toalla en el retrete y con la misma salió.

Salí minutos después, tomé la toalla y me sequé el cuerpo y el cabello con ella. Una vez seca, tomé la ropa que Noah me había dado, era un pantalón de pijama junto a una camisa que –a pesar de mi crecido vientre– me quedaba como si a una niña de seis años le hubieran dado una camisa de un señor gordo, exacto: gigante. Abajo de la ropa no me puse nada, ya que mi ropa interior ya estaba usada. Solo era mi cuerpo cubierto por un fino pantalón de pijama y una camisa igual de fina.

Salí penosa del baño, caminé hasta la habitación y cuidadosamente entre en ella. Noah no estaba en la habitación, la regadera sonaba así que me senté en la cama y me quedé esperando, como cuando eras pequeña y te quedabas en la cama en toalla esperando a que tu madre buscara tu ropa para vestirte. Noah salió unos minutos después con un pantalón de pijama y sin nada cubriendo sus bien trabajado abdomen.

–¿Lista para dormir?– preguntó, mientras se acostaba a mi lado en la cama.

¿Dormir? Cómo podría dormir con este papasito a mi lado.

Asentí y me acosté a lado de él.

Lo último que quería hacer ahorita era dormir, mis hormonas se habían despertado al verlo salir de la ducha y ver su buen trabajado  cuerpo sin nada que lo cubriera. ¿Alo, Dios? Ayudame a controlarme y poder dormir.

Cerré los ojos, dispuesta a dormir y poder controlarme. El olor de Noah a loción me llegaba y me desconcentraba toda en intentar dormir. Respira, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ochonuevediezoncedocediositoayudame.

–¿Noah?– abrí los ojos y lo vi con los ojos cerrados con su mano debajo de su cabeza.

–Hmmm.

–¿Estás dormido?

–No, estoy viendo con los ojos cerrados.– respondió y me reí bajito. Noah se reincorporó y se sentó en la cama con la espalda recostada en el respaldar de la cama – ¿Qué pasó, preciosa?

–No puedo dormir.

–¿Qué te impide eso?– preguntó.

–Tú...– dije sin más– Es que ahg, mis hormonas se alteraron al verte así tan... Tan guapo, tan rico, tan con ganas de agregarte a besos.

Mija, ¿Tas' bien?. No, no toy' bien. SI, YA LO NOTÉ, ¿TE DIERON ALGO O QUÉ?.

Noah rió, mis mejillas se pusieron rojas de la pena. No sabía que me pasaba, pero él desataba tantas cosas de mi, y hoy era un día de éstos donde le quiero decir tantas cosas y hacer otro poco. Noah dejó de reí y me dió una sonrisa que no pude decifrar.

–Ven para acá, pequeña.– Noah me jaló y me sentó sobre sus piernas. Escondí mi cabeza en el hueco entre su hombro y su cuello.

Noah empezó a dar pequeñas caricias en mi espalda. Levanté la mirada y mis ojos chocaron con los suyos, una oleada de emociones me recorrió. No sé si fue él o fui yo, o tal vez fuimos ambos pero nos fundimos en un beso. Era un beso de necesidad, Noah marcaba el paso y yo lo seguía; sus manos bajaron de mi mejillas a mi cuello para terminar en mi cintura. Me compuse y quedé a ahorcadas de él, lo más que mi vientre nos permitía.

Noah metió sus manos dentro mi camisa y sus manos frías provocaron un escalofrío dentro de mi. El beso cada vez era más y más fuerte, como podía él ponerme colgada de un hilo con un simple beso. Su lengua se colo en agilidad hasta que chocó con la mía y juntas empezaron un pequeño dancin, Noah daba pequeñas mordidas en mis labios, tal vez este era el beso más delicioso que me han dado en toda mi vida. Sentía que iba a explotar en cualquier momento.

Las manos de Noah subieron de mi cintura hacia mis pechos, donde los apretó suavemente, un gemido salió inconscientemente de mí. Noah sacó sus manos y tomó la orilla de mi camisa para quitarmela, no me apuse antes eso. Mis pechos quedaron expuestos ante él junto a mi vientre. Tenía miedo que a Noah no le gustara el verme así, mi vientre estaba abultado y algo dentro de mi tenía miedo de que a él le causara desagrado. Pero fue todo lo contrario, un cierto brillo de deseo inundó los ojos de Noah, este atacó con cierto cuidado y deseo los centros duros de mis pechos con la boca, sus manos bajaron a mi trasero y lo apretaron, mordía mis labios para no soltar gemidos.

Las manos de Noah estaban a una tela delgada de separación de mi zona íntima, la cuál era conciente de lo mojada que estaba. Mi cuerpo pedía más de él, de sus besos, de sus caricias. Noah me acomodó mejor sobre él y pude sentir el poderoso bulto bajo mi.  No se cuando pasó, pero cambiamos de posición, él se encontraba arriba mío dando pequeños besos y mordiscos por toda mi piel, sus manos estaban el borde del pantalón de pijama.

–¿Estás segura?– preguntó, en una voz ronca. Asentí.– Si no estás segura, podemos parar...

–Noah.

–¿Si?

–Callate y sigue.– respondí para besar su cuello. Noah soltó un gruñido y siguió en su labor.

Bajó el pantalón dejándome expuesta. Sentí pena, temor y emoción al estar así, mi lado temoroso seguía creyendo que Noah pararía y me diría que le daba asco o cosas así pero ese momento jamás pasó, al contrario, sentía cada vez más deseo en su mirada.

–Es cómo mi primera segunda vez– dije un poco nerviosa, ante la mirada de este.– Ya sabes, porque la primera no recuerdo mucho...

–Pues haré que está vez no olvides tu primera segunda vez.– dijo para volver a besarme.

Sin duda la fue la mejor primera segundas vez del mundo.

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