Seúl, Junio 6/2015.
Habían llamadas complejas, y aquella que acababa de terminar tras un arduo día de ensayos. La nueva coreografía era mucho más poderosa y exigente que la anterior, viéndose reflejada en la cantidad de contusiones que tenía cada chico en su piel.
"No se ha sentido muy bien", "No es de preocuparse mi pequeño, ella sólo está teniendo un mal momento", "Ya verás que pronto se sentirá mejor". Repasaba en su mente, las palabras de su abuelo.
Suspiró con fuerza mientras lanzaba el teléfono sobre la cama. Tenía tantas preguntas y tan escasas respuestas que, su corazón se mantenía apretado por las emociones.
—¿En qué piensas? —preguntó Jungkook mientras se recostaba a su lado.
—En mi abuela... —murmuró mientras se le aguaban los ojos. —No entiendo —le dijo al azabache. —, es que ella siempre ha tenido buena salud pero últimamente no sé qué pasa, ha sido una tras otra y estoy harto. —alzó un poco la voz mientras se le quebraba. —Quiero verla...
Jungkook acercó su mano hasta acariciar el cabello de Taehyung, un acto que sentía que le ayudaría a calmar su dolor. —Yo... —inició con timidez. —Deberíamos ir a verla cuando tengamos un tiempo. —indicó, llamando la atención del castaño más no calmando su preocupación.
—¿Irías conmigo? —preguntó sonriendo a medias, mientras Jungkook asentía con sus ojos brillantes de emoción.
—Claro, ella es genial hyung. —respondió al sentarse en la cama tras oír que alguien entraba. —¡Yoongi hyung! —gritó alto en reclamo cuando él pelinegro mencionado, ingresó arrojándole ropa interior casi a la altura del rostro.
—¡Oh esto! —se inquietó al ver la mirada con el ceño fruncido de su hyung. —Esto es mío... —intentó formular y darle una explicación del por qué su compañero la tenía, pero fue interrumpido antes de hablar.
—Aprende a dejar tu ropa interior en tu cajón y no en el mío, Jeon. —le reclamó provocando una carcajada en Taehyung. —Siempre es lo mismo, mejor ve a lavarla, la usé otra vez. —ordenó, causando que Jungkook hiciera de inmediato lo que se le estaba ordenando.
Jeon tenía la mala costumbre de mezclar toda su ropa con la de sus mayores, sin embargo, iba un paso más allá con Min. La ropa interior de ambos era tan similar, que siempre él mayor terminaba utilizándola por confusión.
Así era desde que comenzaron a vivir los 7 juntos. Si Min ordenaba algo, entonces se hacía, no había objeción al respecto, y eso Jungkook lo sabía perfectamente. Yoongi es quien se encarga de mantener bajo control a todos, por lo tanto, es quien más respeto recibe en la casa, pese a no ser él mayor.
Seokjin era un desastre.
Jamás lograría mantener el rancho a raya, aunque lo intentase, no obstante, es aquel hyung guía, dedicado a la crianza de sus menores. Un rol que asumió por sí solo, tras querer ser un soporte familiar para sus otros hermanos.
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Taehyung se acomodó en su cama para tomar asiento junto a Yoongi, donde antes había estado ocupando Jeon. —Deberían marcar con sus iniciales la ropa, tal vez así dejes de usarla. —aconsejó ante el suspiro de cansancio de Min.
—Ese niño es un dolor de cabeza, cree que todo es suyo, hasta los cajones... —replicó para luego llevar su mano hasta palpar la espalda de Kim. —¿Cómo va todo? —preguntó sin previo aviso.
—Lo llevamos bien, supongo. —encogió los hombros y luego continuó. —Es como una montaña rusa. Un día estoy en lo más alto creyendo que ya he ganado y luego estoy en lo más abajo, ya sabes... en la mierda.
Yoongi se carcajeó, entendiendo lo que él menor le decía, llevaba un tiempo siendo así, ninguno avanzaba más allá, y eso le inquietaba. —Estaré componiendo por si me necesitas. —le informó para luego salir de la habitación, no sin antes, desordenar los cabellos de su amigo. —Intenta no ser tan permisivo. —hizo una pausa antes de continuar. —Hay que aprender a hacer presión de vez cuando si queremos tener resultados pronto, no se puede esperar toda la vida. —y con esa última frase, se marchó de la habitación.
Taehyung dejó caer su espalda sobre la cama nuevamente, mirando hacia el frío techo para fijar su vista en un punto. No podía con tanto, el estado de su salud de su abuela empeoraba y sus sentimientos por Jeon, lo estaban saturando mentalmente.
—¡Diablos! —se quejó, lanzando una de las almohadas al suelo. Estaba agotado y mucho más ahora que, comenzaban a tener más atención de los medios de comunicación.
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Jungkook programó el lavado, colocando la ropa interior que había usado Yoongi junto a las de sus otros hyungs. Sacó un poco de su detergente favorito y lo puso dentro de la lavadora.
—¡Tienes cara de culo! —le dijo Jimin tras lanzar un par de calcetas. —Aprovecha y mételas ahí, Bunny. —le ordenó causando un bufido por parte del menor.
—¡No soy un conejo! —contestó mientras Jimin se burlaba eufórico.
—No eres un conejo y no te gusta Taehyung. —lo molestó una vez más con descaro, una clara intención en su broma para descifrar la reacción del menor.
Jungkook abrió la boca para arremeter pero la sola mención del nombre de su hyung, lo estremeció. —¿Necesitas algo más, Minnie? —preguntó aún un poco descolocado, frunciendo levemente el ceño sin notarlo.
—No, nada. —respondió Jimin, dejando su risa atrás. —Sabes, deberías...
—No quiero hablar de esas cosas contigo, hyung. —lo interrumpió. —En serio, yo sé lo que hago... —pronunció poco convencido.
Park negó en un movimientos de cabeza. —No, no lo sabes. —frunció el ceño. —No tienes idea, eres un niño aún pero ten en cuenta que cualquier acto inmaduro, hará que lo pierdas. Piénsalo bien, madurara y toma una decisión. —aconsejó mirándolo a los ojos. —No puedes ir por la vida como si se tratase de un juego...
—¡Hyungie no es un juego! —respondió irritado. —¡No!, yo... él es... —no lograba formular sus palabras. —Es mi...
—¿Lo ves? —cuestionó. —Ni siquiera lo puedes pronunciar. —acusó alzando una de sus cejas. —Sé que no soy la persona con la que quieres hablar de esto, sobre todo si consideramos que no podré ser imparcial si Taehyung está de por medio, pero Jeon, háblalo con Min, ¿vale? —aconsejó tras avanzar y abrazar al menor.
Jungkook asintió bajito, no quería pensar demasiado, todos aquellos sentimientos que se iban acrecentando, estaban cerca de volverlo loco.
Asfixiado se sentía, no sabía si su familia aceptaría algo así, en un país claramente conservador.
¿Qué diría su padre y su madre? ¿Seguiría siendo la persona favorita de su hermano si se atraviese a aceptar aquello qué lo inquietaba?
Nunca en la mesa de la familia Jeon, se había conversado sobre ese tipo de cosas, y mucho menos entre las familias de sus amigos o en la escuela. Era un tema tabú, en un país retrasado en el ámbito sexual, y en donde aún reinaba la homofobia en las calles, razón por la cual jamás recibió algún tipo de educación que lo pudiera guiar sobre su manera de sentir.
Se sentía mareado al pensar en todas las posibilidades. ¿Lo aceptarían o de plano lo rechazarían? No sabía que esperar y eso, era lo que más lo acomplejaba. La incertidumbre a su corta edad.
Por eso era más fácil no pensar más allá, Kim no lo presionaba lo suficiente como para tener que preocuparse, pero entonces ¿se cansaría algún día?
Sacudió su pensamientos y se separó de Jimin. —Lo consideraré... —susurró con poco convencimiento, avanzando para entrar a la casa mientras Park suspiraba agotado de todo eso.
Taehyung se acercó a Jeon apenas lo vio entrar, quiso tomarle el brazo al menor pero este le negó el acto, a cambio de eso, recibió palabras que poco ayudaron a mejorar su estado de ánimo. —Ahora no, hyung. No quiero tenerte cerca. —formuló, encerrándose en el baño y cerrándole la puerta en la cara al mayor, quien poco comprendía el cambio de humor del azabache.
Mentiría si dijese que no le había dolido la actitud, más no pudo pensar más allá porque Jimin lo arrastró hasta la sala de estar. —¿Juguemos una partida? —intentó persuadirlo, luego de haber presenciado lo recién sucedido. —Podemos apostar comida. —volvió a intentar, teniendo éxito al atrapar la atención de su mejor amigo.
—Que sean dumpling... —condicionó él castaño. Causándole una sonrisa a Jimin, quien asentía enérgicamente antes de sacar un par de billetes de su bolsillo.
—¡Vamos!, digámosle a Sejin-hyung que nos lleve, de seguro no habrá problema, no está tan lejos nuestra tienda favorita. —miró a su manager que, a lo lejos sostenía una llamada mientras recibía borradores de un par de composiciones de Namjoon.
Taehyung sonrió y se apresuró a alcanzar a Jimin que casi corría para llegar donde se encontraba él manager. Sin embargo, su corazón dolía, volvía a partirse por la actitud del menor, la frialdad de aquella mirada y las palabras que lo herían justo cuando menos lo necesitaba.
Suspiró fuertemente cuando Sejin asintió al petitorio de Jimin, volviendo su vista al baño en busca de aquel pelinegro que le gustaba tanto, pero no estaba, la puerta seguía cerrada sin ningún indicio de ser abierta. —Con pestillo seguramente —pensó. —, como tu corazón. —susurró para sí mismo, mientras cerraba la puerta de la casa para subirse al auto que lo esperaba.
—¡Pónganse su cinturón! —alzó la voz él más adulto, cuando ambos chicos estaban ya en sus asientos.
Kim hizo un puchero inconscientemente que, Jimin agarró entre sus dedos para luego soltar con brusquedad. —Hoy no, Taehyungie. Hoy no tienes permitido sentirte mal.
Y con esas palabras dejó atrás las malas sensaciones que lo acongojaban.
Su amigo tenía razón, no tenía permitido estar triste, al menos no mientras Park estuviera a su lado, se lo debía.
Jimin era lo único que necesitaba para ser feliz, en los días más nublados de su vida.
¡Wooou!, ha sido un largo tiempo ¿no?, ¿aún siguen aquí?. Lamento mucho la larga espera, pero fue difícil recuperar esta cuenta, incluso intenté abrir perfiles en otras aplicaciones pero sin éxito, no tenía respaldo de mis historias. Tal vez algún día me anime a contarles qué pasó, porque involucra a alguien que creía era de mi plena confianza, así que gracias infinitas por no juzgar y permanecer. Bienvenida gente nueva y preciosa a mi mundo. Manténganse siempre sanos 💜
// Dejaré este mensaje en mis trabajos //