Canela ©

By Karo_lovegood

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[COMPLETA]. La conocida teoría de los polos opuestos atrayéndose cierta vez toma poder en las relaciones, pe... More

Sinopsis
1. Un gran día
2. Es tu día
3. Piojo
4. No quiero un castigo
5. El idiota que ella dice que soy
6. Mi esencia favorita
7. No quiero ser más una niña herida
8. Ya no me odies
9. Cálmate, piojo
10. No puedo verla en todas partes
11. Estar enamorada de ese imbécil
12. No soy como él
13. No se trata de un juego
14. Es nuestra mesa
15. ¿Bailamos?
16. Está llena de sorpresas
17. Algo imposible
18. Pausa a tu juego
19. Canela
20. No gracias, Hestia
21. No es mi chica
22. ¿Nos llevamos bien?
23. Preocupada por la cuerda
24. Lo que sea por ti
25. Marcando territorio
26. Carterista
27. Esa cita
28. Tic-toc, linda
29. Hay otro chico
30. Lo admito
31. Yo siempre gano
32. Es fácil confiar cuando se trata de ti
33. Siempre vuelvo a pensar en él
34. Alguien se ha enamorado
35. Feliz navidad, Bonetti
36. Es la chica de la fiesta
37. Aida
38. Parte de la rutina
39. Eres la novia de mi hermano
40. Idioma Miller
41. "Quiero hablarte de algo"
42. Un fracaso
43. Naranja entera
44. Es su canción
45. Caramelo de ajo
46. No volveré a cruzarme en tu camino
47. ¿Mi novio?
48. Aliens, por favor, abdúzcanme
50. Orgullo personificado
51. Maltrato animal
52. Supersticiones de abuela
53. Lunática
54. Ya tenías uno
55. Solo... un pedacito
56. Eres un osito panda
57. ¿Está soltero?
58. ¿Puedes abrazarme?
59. Es un mal chiste
60. Orangutanes cínicos
61. Te prometo que te quiero
62. No todo podía ser perfecto
63. ¿Mis ojos mienten?
64. Los planes para mi muerte
65. No puedo seguir engañando a ambos
66. Jugar a la casita
67. Su humor, mi enemigo
68. Su enamorado es Liam
69. Lo que ambos sentimos
70. Hay muchas formas de amar
71. Nuevamente lo detesto
Extra: Chrisand
72. Me haces daño
73. Jodidamente manipulable
74. Soy un títere
75. Sinónimo de dolor
76. No conozco de razones
77. Te quiero conmigo
78. Eres más que eso
79. Criadero de anfibios
80. Huele a canela, así como tú
81. Piezas similares de un puzzle
82. No estoy enamorado de ti
83. No pienses que te esperaré toda la vida
84. Un panda colgando de tus llaves
85. También el mar es muy cambiante
86. Que me pruebe lo que quiera
87. El final de nuestra canción
88. Tu apodo en mi café
89. Aún no termina tu día
90. Espinas en tu corazón
91. Será un reto
92. Ahora soy un egoísta decepcionado
93. Déjà vu
94. Uno, sin dejar de ser dos
Epílogo
Agradecimientos
Extra 1: Como el resto de tu vida
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49. La copia exacta de James

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By Karo_lovegood

-Y el señor pensó que era buena idea llamar mi atención derramando sobre mi ropa sus bebidas, ¡en la universidad! Y no eran precisamente agua. Unas tres veces regresé a casa con mis camisetas tintadas de marrón, porque solía tomar mucho café -explica Amy, quien narra con entusiasmo los métodos de enamoramiento de su esposo.

-Pero te llevaba de vuelta a casa para que no pasaras vergüenza, amor -se defiende el hombre, guiñándole. Amy sonríe, pero continúa.

-Eso solo al principio, porque después me di cuenta de que lo hacía a propósito y llevaba ropa de repuesto para evitarlo. ¡Cómo odiaba a este hombre! Claro que eso no era lo único que hacía, también le gustaba gritar mi nombre a los cuatro vientos para que saliera con él y me perseguía insistentemente, hasta que ya no pude resistirme más y lo dejé entrar a mi vida al completo -finaliza con ilusión.

Arya murmura enternecida, y luego me lanza una mirada, mientras forma una extraña mueca con su boca. Es evidente que intenta recordar nuestros encuentros similares. Le guiño, no solo para hacerle saber que lo recuerdo, sino porque, además, me gusta ver que sus mejillas se tornan de otro color, y eso solo significa que mis palabras y acciones están surtiendo efecto.

-¡Qué vergüenza, papá! ¿No sabes conquistar a una mujer de forma civilizada? -exclama, y aunque en la pregunta menciona a su padre, no me despega la mirada de encima. Es obvio que esto es una indirecta.

-Digamos que ella implicaba otros métodos -se defiende Caleb con una sonrisa, y ahora veo mi momento de participar en la conversación.

-Exacto, es más épico y significativo -el padre de Arya choca su puño conmigo, apoyando mi comentario, Amy ríe y Arya bufa. No es para menos.

El hombre parece una persona seria, pero no deja de ser divertido y para ganarme a su hija, tal vez deba empezar por agradarle a él. Es un paso muy importante.

Durante el resto de la comida, no faltan las típicas preguntas sobre la familia, a las cuales respondo. Amy también habla un poco de sus hermanos que viven en diferentes partes de la ciudad y yo les hablo sobre mi núcleo. Al igual que ellos, también tengo familia en Italia. Mi abuelo paterno vive allá con el hermano mayor de mi papá y aunque solíamos viajar todos los años, hace cuatro que no lo hacemos, porque mi papá a duras penas sale a su trabajo.

Les cuento que cuando mi papá tenía dieciséis años, mi abuela abandonó el hogar dejando a mi abuelo a cargo de sus dos hijos, y desde entonces, él se encargó de criarlos solo. Vino al país hace muchos años a visitar a una de sus hermanas que había enfermado y mi papá quiso hacer su vida aquí, después de conocer a mi mamá en aquel campamento, por lo que quedó a cargo de su tía hasta que alcanzó la mayoría de edad y pudo independizarse.

Los Russo escuchan con atención, hacen otras preguntas con mucho interés y al terminar de comer, hago uso de los modales que me han inculcado y ayudo a lavar todo lo que ha quedado sucio, aunque eso le cueste a Arya una reprimenda por parte de su nana, por dejar los oficios a su invitado. Y ciertamente, yo no soy su invitado.

Tal vez me arriesgo a retroceder un paso en el avance que hemos logrado hoy, pero aprovecho la ocasión para reírme de su discusión con la señora que resulta ser bastante agradable, porque no puedo parar.

-¿De qué te ríes tú? -inquiere en mi dirección-. ¿Quieres que el medidor de odio marque un porcentaje más? Habías bajado diez por ciento.

-¿Me vas a amenazar con eso? -pregunto, mientras dejo el último plato ya seco junto al resto.

-¡Sí! -exclama, como si fuese obvio.

-Gracias, cariño -me habla la señora, le respondo con una asentimiento y una sonrisa.

-Griciis, quiriñi -se burla la castaña y nuevamente río, antes de que ella reclame-. A mí no me dices eso cuando te ayudo.

-¿Celosita, Russo? -sigo molestándola, la señora vuelve a reír.

-Ay, mi amor, si tú sabes que te adoro.

-Sí, sí. Traidora -hace un movimiento extraño con sus ojos y abandona la cocina con los brazos cruzados. Yo me despido de la señora y la sigo.

-No voy a robarte a tu nana, y tampoco tienes que celarme de todo el mundo -resopla cuando la alcanzo en el living.

-Estás mal de la cabeza. No te creas tanto.

-Puede ser que lo esté un poco -le digo, sin despegar la mirada de la suya por segundos que parecen no acabar-. Yo... Creo que ya te molesté mucho hoy y mi mamá no tardará en llamar para... -empiezo, y en ese instante suena mi celular, anunciando una llamada de la susodicha que contesto para que no se preocupe, después de disculparme con Arya.

Ella asiente con esa sonrisa que ya no duda en mostrarme y también sonriendo, le explico a Anna que en instantes estoy de camino a casa.

-¿Ya te vas? -cuestiona cuando corto, yo asiento.

-Aunque no quiero, ya debo -informo con pesar-. Pero no creas que te vas a deshacer de mí tan fácilmente, puedo perseguirte en el instituto para aventarte ese café en el uniforme, ya sabes.

-Pues, yo sí tengo auto, genio. Y a diferencia de ti, no armaría un drama que nos lleve a castigo con Gertrudis -me recuerda, yo solo puedo reír con fuerza, para luego encogerme de hombros.

-Podríamos conseguir algo bueno de allí, algo bueno salió antes, piojo.

-¿Qué? -pregunta confundida. Me refiero a su mochila, pero eso no se lo diré, solo niego con la cabeza-. Bueno... Por cierto, recuérdame por qué sigo permitiendo que me llames piojo.

-Porque te encanta -guiño, ella forma una mueca, pero parece avergonzada. De cualquier modo, lo disimula muy bien.

-¡Personas de esta casa, el guapo ya se va! -grita desde la sala, usando la forma en la que me habló su mamá con la única intención de molestarme. Me río, pero me sorprendo de ver esta faceta tan diferente de ella que ciertamente no conocía, donde es más enérgica, divertida y vivaz.

La miro con una sonrisa que la intimida, y estoy nervioso, pero sus padres se acercan desde diferentes direcciones hasta llegar a nosotros y respiro con más calma. No puedo verme tan débil y ridículo delante de mis futuros suegros.

-Mucho cuidado en el camino, guapo -dice Amy en medio de un abrazo-. Puedes venir cuando quieras.

-Sostengo la propuesta -secunda Caleb, y me separo de su mujer para despedirme con un apretón de manos del hombre de cabello y ojos oscuros.

Y yo estoy dispuesto a aprovechar la oferta.

-Gracias, por la comida y por todo. Estuvo excelente -digo con sinceridad, porque Caleb tenía razón al decir que su mujer cocina muy bien. Además de que agradezco el trato, porque ser recibido de ese modo por los padres de la chica que me gusta, no tiene precio. Y es un buen comienzo.

-Lame botas -susurra Arya a mi lado y nuevamente sonrío. Me encanta ese lado suyo tan abierto y espontáneo.

-Gracias a ti por venir -continúa Amy, pero no puedo decirle nada, porque me veo siendo arrastrado por su hija hacia la salida.

-¡Hey! Ya sé que me odias, que te incomoda mi presencia y todo eso, pero cálmate, necesito aprovechar que tus padres me adoran para tener la excusa de visitarlos luego y así poder verte. Además, necesito de mi brazo para poder escribirte canciones -expongo mis argumentos de camino a la salida.

-Eres insoportable -dice ella, pero me tranquiliza que lo hace después de reír-. No los conoces, probablemente no habrías salido esta noche de casa si te dejaba un rato más adentro.

-No veo problemas en eso.

-Sí, claro.

-Gracias por venir conmigo. Creo que ya puedo morir en paz -expreso, ya frente a mi auto.

-Quería ese helado -responde con timidez, yo río.

-No sabías que iríamos por helados. De todos modos tienes buen gusto... Canela -guiño, ella parace nerviosa de nuevo por ese simple gesto, y yo no puedo dejar de mirar sus ojos.

-Sí, bueno. Supongo que debo admitir que hoy no fuiste un idiota del todo.

-Te lo dije, voy mejorando.

-Solo... no lo arruines. Si me divertí, Bonetti, gracias -admite y eso es suficiente para sentirme satisfecho. Puedo morir tranquilo porque finalmente me confesé.

-Me esforzaré por no cagarla, y tengo preguntas sobre el chico que iba saliendo hace un rato y que tiene que llamarse James -hago mención ahora que lo recuerdo. Entre las risas de hace un rato lo había olvidado, pero se me hace muy extraño. No todos los días se ve a una copia exacta de uno de tus mejores amigos-. Pero te las haré mañana porque no quiero que me maten hoy en casa, ¿te parece? -le consulto, ella asiente con la cabeza.

-Claro, porque también me tienes que decir por qué ahora me dices Canela.

No haré eso, al menos no aún.

-Bien. Entonces... Ya me voy -me acerco un poco más y beso su mejilla derecha con suavidad durante unos segundos, el tiempo suficiente para llevarme un poquito de su olor para el camino-. Aunque te hayas copiado de mi atuendo, sigue pensando que luces mucho más bonita sin el uniforme... Estás preciosa, Arya -susurro, antes de separarme del todo.

-Ga-gracias -titubea, pasando un mechón de cabello detrás de su oreja con nerviosismo.

-Buenas noches, Russo.

Arya agita su mano como despedida, sonriendo, y con esa última imagen me obligo a irme a casa.

Al llegar, me encuentro a todos en la sala, viendo la película de el Grinch por enésima vez. Y aunque ya me sé hasta las canciones por culpa de Arianna, también me uno a la reunión, están comiendo galletas después de las ocho de la noche y eso es algo que jamás pasa en esta casa. No es un suceso que esté dispuesto a perderme.

Me dirijo al baño para lavarme las manos y regreso junto a todos, arrebatándole un par de galletas a Ann, para después besar su mejilla y evitar que me reclame. Todavía tengo preguntas sobre el intruso en casa de Arya que además le dice bebé, pero dejo todas esas angustias para mañana y hoy me quedo con los buenos momentos del día que, afortunadamente, han sido muchos.

-¿Dónde andabas que llegas tan contento? -pregunta mi madre en un susurro, porque no es conveniente hablar cuando Ann ve una película y eso todos lo sabemos muy bien.

-Salí con Arya -respondo del mismo modo, y su respuesta va acompañada de una sonrisa del tamaño del cielo.

-¿Hablaste con ella? -pregunta con ilusión.

-De todo un poco. Y comí con su familia.

-Gran avance, excelente. Ahora quiero que la traigas a comer -dice, todavía sonríente. Voy a responder que va muy rápido, pero se separa un poco de mi lado y se arrima al de papá para susurrarle algo. El hombre no tarda en mirarme y elevar los pulgares en mi dirección.

Chismosa.

Después de que mi hermana se duerme sobre el sofá, mi padre la lleva a su cama y también me corren a mi habitación, yo me alejo murmurando.

Sueño con el día en el que pueda mudarme solo y no tener que rendir cuentas a nadie.

Ingreso al cuarto, me ducho, me dejo lo único que uso para dormir y también caigo dormido en medio de una película un rato más tarde.

Al llegar, todavía es temprano. Es por eso que mientras espero a los chicos, me siento en la banca de la entrada y escribo un mensaje a James para invitarlo esta tarde a mi casa.

Desde aquel día que hablamos sobre Janet y le conté del sobre, se ha mantenido distante y molesto en ocasiones, solo muy pocas, pero las suficiente para saber que esto le afectó. Yo no lo culpo, porque sé que no fuimos muy buenos amigos en su momento, aunque hicimos lo que creímos correcto.

Él rompió con la rubia al instante en el que ella negó todo lo que él le había dicho y como es de suponer, dijo que nosotros mentíamos. Afortunadamente, Max tenía el registro de mensajes en su celular y no tenía caso seguir negándolo, pero tampoco lo aceptó.

Lo vimos mal por días, pero James es un ser digno de admirar y su alegría volvió pronto, incluso en ocasiones se le ve coqueteando con alguna otra chica, pero no con las mismas intenciones. Para él, lo más importante es la música, es su refugio, y ha decidido dedicarle todo su tiempo y pasión a eso.

Janet lo ha buscado, pero él tiene los pantalones bien puestos y la ha mandado a la mierda en más de una ocasión, por aprovechada y mentirosa. Eso me llena de orgullo.

Con relación al paquete que le dejó su padre, me dijo que no lo volviera a mencionar y en ese caso no lo comprendo. Lo respeto, pero no lo comprendo. Yo, en su lugar, habría abierto el jodido sobre en el minuto uno de haberlo recibido. Yo sí querría obtener respuestas a todas mis dudas y en su caso, sé que son muchas. Pero es su decisión y como amigo, lo obedecía. Hasta hoy, porque estoy decidido a obligarlo a romper esa mierda esta tarde.

-¡Bebé! -la irritante voz de Verónica interrumpe mi conversación con mi amigo. Gruño, pero no despego la mirada del aparato cuando se sienta a mi lado en la banca y besa mi mejilla sonoramente.

-Hola -respondo sin ganas.

Ayer di explicaciones a quien me gusta que eran ciertas, pero si la rubia no termina de entender que no quiero nada con ella más que una amistad y sigue con sus insistentes gestos, me hará difícil el trabajo. Y no es que ya lo lleve fácil.

-Ayer no me llamaste -comenta de repente, yo sigo enfocado en mi conversación con James, donde me dice que irá junto a los chicos para que hagamos algo entretenido en la tarde, cosa a la que no me pienso negar.

-Estuve ocupado ayer. No dije que te llamaría, ¿o sí?

-No, pero esperaba que lo hicieras.

-Lo siento. No soy adivino -respondo álgido. Grave error, porque ahora rodea mis hombros con su brazo para atraerme hacia ella y besar mi mejilla en el momento menos oportuno.

-¿Qué te pasa? ¿Estás enojado? -pregunta, pero no respondo a su pregunta porque tal como creía, esto pinta muy mal a los ojos de cualquiera que lo vea. Los de Arya, en este caso, quien ha fingido bastante mal no haber visto nada y ha continuado su camino hacia dentro del instituto. Suspiro sonoramente y giro para ver a la chica a mi lado con hastio.

-Verónica, no quiero sonar como un desgraciado, pero ya hablamos de estas muestras de afecto innecesarias para dos amigos -la recuerdo, mientras me levanto del banco, guardo el celular en el bolsillo izquierdo del pantalón y cuelgo la mochila de mis hombros para irme-. A veces necesito un poco de espacio, ahora más que nunca.

-¿Por qué?

-Porque me gusta alguien más y esto se ve mal -digo en voz alta al fin, y se siente bien. Ella bufa para después cruzarse de brazos y desviarme la mirada-. No puedo seguir repitiéndote lo mismo a diario -la miro a la espera de una contestación que no llega y ruedo los ojos, hastiado-. Te veo después.

No espero su respuesta y me adentro hasta llegar a mi salón. No me intereso en buscar a Arya, porque además de que ya debe estar en el suyo, no debe querer verme por el momento. Y me abstengo de ser un fastidio aunque quiera explicarle lo que sea que haya visto.

Minutos después de entrar al desolado salón, inician las clases y no es hasta el descanso que le cuento a Max lo de ayer, incluyendo mi confusión con el asunto del fulano Ian. Los invito a todos a pasar la tarde en casa junto a los demás y después pierdo el tiempo buscando a Arya en el patio sin obtener un resultado positivo.

Es así como decido enviarle un mensaje a su celular, uno que lee pero del que no obtengo respuesta, como lo suponía. No insisto y me concentro en el resto de las clases hasta el final del día.

-¿Ya están todos? -pregunta Eduardo, ahora que salgo a abrirle la puerta de casa.

-Falta James, que viene con Kaden -respondo, haciéndome a un lado para dejarlo entrar.

Irónicamente, solo falta la persona a la que estoy esperando. Mi amigo entra y se para junto a mí, para ver a Max, Andrés, Chris y Matthew, quienes ya han empezado a jugar una partida de un juego al que todavía no he visto y que ha traído Christian, pero que sé, es de carreras de autos. Dos de ellos se han tumbado en el suelo mientras los otros se han puesto cómodos en el sofá.

-¿Van a venir? -cuestiona, ahora viéndome, en tanto nos adentramos.

-Espero que sí. Tengo que hablarle de algo a James -le explico cuando me detengo en la sala-. Voy a buscar algo a la cocina, ya vuelvo.

-¿Necesitas ayuda?

-No, mejor ve a joder a Chris, acaban de empezar y ya se cree el rey del mundo -sugiero y como es de esperarse, ríe.

-Clásico.

Dejo a todos matándose -no literalmente- en la sala y sigo hasta la cocina a buscar las papas fritas por las que siempre se pelean. No soy muy fanático de ellas, pero mis amigos sí, y mi madre se asegura de tener para cuando ellos vienen, que es muy seguido. Tomo tres de las bolsas y las destapo para dejarlas sobre la mesa de centro. Max no tarda en apoderarse de una y Matthew y Chris de otras.

Cuando se trata de comida, a estos tres no les importa nada más.

Niego con la cabeza por verlos discutir una vez más y me retiro a abrir la puerta principal, porque la señora Sam solo ha abierto la reja del exterior.

James y Kaden se encuentran allí, con otras bolsas de papas y una Coca-Cola.

-Llegó en rey del sazón -frunzo el ceño por tal estúpidez, para luego reír junto a su amigo.

-Ya se le llenó la cabeza de mierda -le molesta Kaden y vuelvo a reír. También les hago paso y ellos continúan hasta la sala, mientras yo me desvío a la cocina para buscar vasos.

Pasamos un largo rato hablando de cualquier tontería que se cruce por la cabeza de cualquiera, desde el comentario de Kaden de querer adoptar a un chino; el de Chris, donde dice que quiere construir su casa en un cementerio indio; hasta el de Matthew, que dijo comerse los mocos hasta el final de la primaria.

Solo una cosa aprendimos este día -además de que no tenemos amigos normales-, y es que jamás se debe comer de algo que haya sido tocado por Matt.

Nos turnamos para poder jugar todos en la consola y luego de un rato, pasamos a competir con las cartas Uno bajo apuestas, y quien pierda, deberá pagar la cena.

-Mis cartas, mis reglas -exterioriza Chris, con la única intención de hacerse ganar en el juego. Va perdiendo y es en este momento que pone las posibilidades de ganar sobre la mesa. Toma cualquier excusa que se le presente, y digo esto, porque además de que es mal perdedor, no son sus cartas.

-¿Algún día aprenderás a perder? -pregunta Ed. Pobre chico idiota.

-¿Cómo aprendo a perder? -Christian bufa-. ¿Te drogaste con las papas? Cabrón.

-Sabes a lo que me refiero, mejor lanza tu jodida baraja o pasa si no tienes nada, no hagas más trampa.

Todos vemos la escena en la que estos dos discuten como es costumbre y aprovecho la distracción para hablarle a James acerca de lo que lo ha traído aquí.

-Jam -llamo en tono muy bajo. Sus amigos y Max saben del asunto, pero no sé si él quiera que los demás conozcan sus problemas de abandono. Él deja de reír para girar a verme y continúo-. Hace meses me dijiste que no querías hablar de esto, pero ayer vi algo que... Se trata de tu papá.

-¿Lo del sobre? -pregunta sosegado.

-Creo que deberías verlo, en serio. Si quieres subes a mi habitación y lo ves allí.

-Mejor trae esa mierda y lo vemos todos juntos. Si hay que matar al viejo, más es mejor -comenta con gracia y agradezco internamente que se tome bien el tema.

No vi a Arya el resto de la mañana y no pude hacerle las preguntas que me interesaban, pero sigo pensando que tiene que ver con el paquete y ya hemos dejado pasar mucho tiempo para ver aquello que oculta.

Me levanto sin dar ninguna excusa, mientras Max y Matthew se unen a la discusión de los otros dos, y subo en busca del sobre que todavía se mantiene en el mismo lugar.

-¿Ya escribiste tu testamento? -pregunta Chris con sorna cuando estoy de vuelta.

En lugar de responder a eso, los pongo al tanto de lo que hablaremos a continuación. Desde que James fue abandonado por su drogadicto padre, hasta el día de la visita en la que me entregó el sobre.

-Arya tiene un amigo de nombre Ian -sigo, después de mi explicación.

-A ver... Arya es la chica que te gusta, ¿no? -pregunta Matthew, imprudente. En este momento me encantaría acabar con su vida, pero lo tengo lejos.

Estúpido Matt.

-Ya va, ¿¡te gusta!? -cuestiona Christian en un grito. Era el único que me preocupaba y sinceramente no me sorprende su reacción. Él espera con la boca abierta una respuesta negativa de mi parte que no llega y Andrés me lanza una mirada de descompresión-. ¡No me jodas!

-Chris... -empieza Max, pero el aludido lo interrumpe.

-¿Cómo es que pasamos de odiarla a querer comerle la boca? -ruedo los ojos por su comentario nada sutil, pero no respondo a su burda pregunta.

-Yo jamás odié a Arya. De cualquier modo, estamos aquí por otra cosa. Luego hablamos de eso.

-Pero niégamelo -insiste. No tiene caso negarlo, así que nuevamente ignoro sus palabras-. ¡No puede ser! Repito ¡No puede ser!

-Entonces, ¿qué pasó con el amigo de Arya? -interviene Kaden, oportuno.

-Es la copia exacta de James -digo al fin. Todos permanecen en silencio y lo único que se escucha es el repiqueteo de los dedos de Eduardo sobre la mesa.

-¿Cómo que la copia?

-¿Estuviste ayer en casa de ella? -pregunto para asegurarme, él niega-. Entonces es tu copia y yo quedé como idiota creyendo que eras tú.

-¿Cómo que en su casa? No entiendo ni mierda.

-Ya te explicaré, Chirs. El punto es que quedé con la espina y creo que debes abrir ese sobre -me dirijo a James, que mira con repelús el paquete que está sobre la mesa.

-Maldita sea -masculla, pero toma el paquete de la discordia para despegar la pestaña sin pizca de cuidado. Saca papel tras papel y los va dejando uno a uno a un lado de la mesa, extrae fotos, papeles y más papeles, mientras nosotros lo observamos en silencio. Finalmente se queda con una hoja a la que decide leer y nos mantiene a todos expectantes, hasta que levanta la mirada para ver a todos y decide hablar-. Tengo un jodido gemelo perdido.

____________________________________________________

¡Ratón! 💚

¿Qué opinas de este capítulo? Lleno de sentimientos, confusión, rabia y diversión, ¿verdad? Verónica la cagó de nuevo, y a Arya provoca golpearla también, pero mejor amémosla, ella lo necesita.

Este James me está dando muchos dolores de cabeza, la verdad, y me urge que la vida le dé una patada de buena suerte al pobre. ¿Qué opinas del sobre de la discordia? Déjame tu opinión y matemos al padre del chico. ¿O no?

En fin, no olvides comentar y votar si te ha gustado, nos leemos en el próximo.

Abrazos psicológicos. ʕっ•ᴥ•ʔっ

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