—¡Por favor suéltame!
La voz de la pequeña niña pidiendo ayuda resonaba en mis oídos. No podía hacer nada para evitar que se la llevarán, ese hombre solo me golpearía más si intervengo.
Mi hermana mayor estaba a mi lado, sostenía mi mano con fuerza mientras miraba sin ningún tipo de expresión la escena. Pero su labio estaba temblando.
Tengo tanto hambre...
Tengo tanto miedo...
El día paso como normalmente, solo mi hermana y yo quedábamos en este horrible lugar, varios niños más estaban tirados en el suelo,pero no sabría decir si están vivos.
—¡Ustedes dos!
Mi hermana a mi lado empezó a temblar al escuchar la voz del hombre que atormentaba nuestra corta vida. E notado que ella no cambiaba su expresión más... es como si no sintiera nada.
—Mañana se largan de aquí, las logre vender a ambas a un precio excelente. Deberían agradecerme de que haya logrado venderlas juntas.
Nos tiró un pan duro, era la única comida del día de hoy. Cerró la puerta dejándonos en el patio, partí el pan a la mitad y le di la otra parte a mi hermana.
Los insectos subían por mi cuerpo, era tan desagradable... quisiera limpiarme.
Ambas dormimos apoyadas en la otra, no esperábamos nada de mañana, pero el hecho de que sigamos juntas era demasiado.
Cuando amaneció sentí como me ponían una cuerda en la cintura y tiraban bruscamente de mi.
—¡Hora de irse!
Ambas salimos de la casa, caminábamos detrás del hombre, las personas que nos rodeaban no decían nada al vernos. Dos niñas pequeñas en el peor estado posible, siendo arrastradas de una cuerda como si fueran animales... ¿Todo esto era normal para ellos?
Ellos se quedaban en silencio y seguían con sus cotidianas vidas. A nadie le importábamos, nadie nos quería, solo nos teníamos la una a la otra.
Mantuve mi cabeza agachada, mientras las lágrimas bajaban por mis mejillas inevitablemente.
—¿Puede darme un segundo?
Una dulce voz llamaba a nuestras espaldas, una voz que me cautivo desde ese momento.
El señor frunció el ceño, irritado. —¿Eh? ¿Que diablos quieren?
—Señor, ¿estas niñas han cometido un crimen o algo así?— cuando alze la mirada dos señoritas estaban delante nuestro. —O porque están atadas a cuerdas...
La señorita de cabello largo se nos acercó.
—Mucho gusto, soy Kanae Kocho ¿como se llaman?— mantenía una cálida sonrisa al mirarnos, nunca... nunca había visto a una persona así.
Ninguna de las dos respondió, ella nos miraba con tristeza ahora.
—¿¡Por que?! ¡Por que las voy a vender! ¡Estas mocosas me van a dar siquiera algo de dinero por su existencia!
—¿Dinero? ¿Vender? Que asco me das.— la chica de cabello sujetado miraba enojada al hombre que nos llevaba
—¿Esto es suficiente para usted?— sacó varios billetes y monedas de sus bolsillos y se lo arrojó a la cara.
Le arrebató la cuerda de las manos, agarro la mano de mi hermana mayor y la mía. De esa manera las cuatro empezamos a correr, alejándonos de toda la multitud que empezaba a acumularse detrás nuestro.
—¡Deberías agarrarlo todo rápido! ¡Hoy corre mucho viento y varias personas están a tu lado!— la señorita habló de una manera burlesca mirando de reojo hacia atrás.
—Ara, ara... ¿Esta bien que hagamos esto?— mientras que la chica de cabello largo sonreía nerviosamente.
Ambas en ese momento se veían tan deslumbrantes, en ese entonces eran para mi como heroínas que nos sacaron a ambas de un pozo oscuro de soledad.
Estaban bañándome, el agua estaba cálida.
—Deja de llorar...—Shinobu-san, como dijo que se llamaba agarro una toalla e iba secando mi cabello. —Pero eso es mejor a que no nos digas nada como tu hermana.
—Gracias.— susurré mientras frotaba mis ojos.
Me vistió con un lindo kimono morado con detalles blancos, y me puso un broche se mariposa amarrando mi cabello en una pequeña cola dejando una parte sueltas.
—(t/n) ____...— me miro y sonrió amablemente. —Te queda bien el nombre.— se alejó un poco y fue donde mi hermana. —Kanao, ¿tienes hambre?
Las miraba atentamente, ella no respondía nada, solo la miraba. Nunca nos habían puesto nombre, y estas señoritas se molestaron en darnos uno.
—Kanao...— ella suspiro al ver que no respondía.
Me acerqué a ella y jale de su traje.
—¿Que pasa (t/n) ____?
—Gracias...
Tenía miedo que en cualquier momento nos abandonaran. Debo hacer algo para ser útil y que no nos echen de su casa por mi culpa.
Shinobu-san acarició mi cabello.
—Vaya... que hermanas tan complicadas.— susurró para si misma con una pequeña sonrisa de cansancio.
—(t/n) ____-chan.— la cálida voz de Kanae nee-san me llamaba.
Ya habían pasado unos meses desde que nos acogieron en su hogar.
—¿Si?
Solté la katana de madera algo estresada, podía ver de vez en cuando a Kanao con esto y hacia cosas impresionantes. Yo no lograba hacer algo siquiera parecido.
—¿Que haces?
—Nada... solo... solo trató de parecerme a mi nee-san.
—¿Parecerte?— se acercó a mi y agarró mis manos entre las suyas. —No deberías hacer eso... solo deberías ser tú.
—¡P-pero yo no puedo hacer nada impresionante!
—Ara, ara~ ¿ese es el problema?
No dije nada, mis ojos empezaban a lagrimear y mis piernas temblaban ligeramente.
—Eres muy pequeña aún, Kanao-chan es buena con la katana, si. Pero tú también tienes un don especial solo para ti.— con su dedo señalo mi corazón. —Algún día... una persona llegará a ti y te demostrará con todo su corazón que eres una persona única e irremplazable...— sonrió cálidamente viéndome con sus hermosos ojos violetas. —Pero para que encuentres a esa persona debes ser tu misma, no Kanao-chan, no alguien más... solo tú. ¡Recuerda que siempre nos tienes a nosotras para apoyarte en todo!
Era una persona muy amable... solo logre asentir varias veces.
—¡Nee-san! ¡Más cazadores llegaron! — la voz de Shinobu-san resonó por el patio.
—Ara, ara~ ¿vamos (t/n) ____-chan?
Agarre su mano tímidamente y fuimos a ayudar.
Se fue... ¿Porque?
El cementerio era un lugar donde nunca había estado. Era un lugar realmente deprimente...
Aoi y tres niñas más también se unieron a la Finca Mariposa. Pero alguien se fue de nuestro lado.
Los sollozos de todas menos de Kanao se escuchaban por todo el lugar.
Siendo Shinobu-san la que lloraba más, estaba arrodillada frente la tumba de la Ex-Pilar, Kanae Kocho. Sus lamentos y llantos resonaban por todo el lugar rompiéndome cada vez más el corazón.
Agarré la mano de Kanao, ella sudaba demasiado y temblaba. Pero aún así las demás le sonrieron para que no "se sintiera mal consigo misma". Fueron realmente amables con ella.
Todas la extrañaremos bastante Kanae nee-san...
Me levante del futon exaltada. Mi corazón estaba algo agitado y sudaba frío. Toque mi rostro y note que estaba algo húmedo, dándome entender que estaba llorando.
Ese sueño lo había tenido seguido las primeras semanas de la muerte de Kanae-san. Pero de vez en cuando lo recordaba. Aunque quizás la verdadera razón por la cual ahora lo tuve fue por la conversación que había escuchado.
Mire la ventana, ya empezaba a amanecer pero era demasiado temprano aún. Me levante y peine mi cabello, me puse el broche de mariposa y salí.
Caminaba por la Finca, encontré a Shinobu-san y la saludé con la mirada algo decaída.
—Ara,ara~ (t/n)____ hoy madrugaste.— sonrió y acarició mi mejilla lo que me hizo sonreír nostálgicamente un poco.
—¿Podemos seguir investigando el veneno?— pregunté tratando de sonar normal, se supone que yo no debería haber escuchado eso, debo seguir como si nada...
Ella asintió relajada y caminamos a la habitación donde solíamos trabajar. Un veneno que sea capaz de matar a cualquier demonio... eso estábamos creando.
Sabía que Shinobu-san llevaba ingiriendo ciertas cantidades de veneno de glicerinas cuando Kanae-san murió. Siempre rechace la idea, pero también sabía que no podía evitarlo. Ella quería vengar a su hermana, y siendo una Luna Superior su objetivo esa era su mejor carta. Aunque me decía que era medicina, no era tan idiota, se diferenciar una medicina de un veneno.
Ahora que lo pienso. Shinobu-san a estado investigando otro veneno desde hace unos pocos días...
—Shinobu-san ¿para que es este veneno?— pregunté señalando la mesa donde estaba trabajando.
Ella me miro de reojo. —¿Te diste cuenta? Estoy empezando a investigar si podría crear una cura para volver demonios a humanos.
—¿Cura?
—Pero para que funcione falta demasiado tiempo aún.— río nerviosamente. —No e tenido avances desde que empece, debería dejarlo por un tiempo.
—Ya veo...— ladee la cabeza mientras seguía revisando las plantas medicinales.
—¿Como va el entrenamiento de recuperación de Tanjiro?
—Recién empezamos ayer. Aún están muy...— deje de hablar por un momento buscando la palabra correcta. — ¿flojos?
—Ah, gracias por ayudarlos (t/n) ____, se que no te gusta pero tu también debes entrenar un poco.
—Preferiría seguir haciendo venenos...
—¿No te agradan?
—No es eso, solo que no soy buena ayudándolos a entrenarse, pienso que nee-san los ayuda mejor.— solté un pequeño bostezo. —Con ella, Aoi y las niñas debería ser más que suficiente.
Sentí un suave golpe en mi frente al acabar mi oración.
—Te dije que dejes eso, ambas ayudan bastante a la Finca, mientras más ayuden los resultados serán mejores.
Asentí, no muy convencida. Si mientras mas ayuden ¿porque no pude ayudarla yo siendo su sujeto de prueba?
Solté un suspiro. —¿Sabe si Tomioka-san vendrá hoy? ya preparé el veneno que me pidió.
—¿Te pidió que le hicieras un veneno?— me pregunto con los labios formando una pequeña "o"
—Si, pero no me dijo para que lo quería, no habla mucho la verdad.
Ella río. —Lo sé, por eso todos lo odian.
—Shinobu nee-san...— nuevamente suspire pero ahora por sus agrias palabras.
—Ve a desayunar algo. Luego tienes que entrenar.— me sonrió gentilmente.
—Bien...
Salí de la habitación, también agarre el veneno de Tomioka-san de paso.
Primero salí al patio, por mi suerte el cuervo de Kanao estaba afuera. Escribí una nota junto al veneno amarrado en esta y la coloque en el cuervo.
—Para Tomioka-san de parte de (t/n) ____.— le hablé al animal.
—¡Bien!
Empezó a volar, cuando lo perdí de vista entre de nuevo. Preparé mi desayuno, los demás iban levantándose uno tras otro. Espero que no sea un día muy pesado.
[Extra]
Un joven de cabellos negros y ojos azules detuvo su paso al ver que un cuervo se acercaba a él.
—¡Para Tomioka-san de parte de (t/n) ____!— grito el cuervo apoyándose en el hombro del joven Pilar.
Tomioka agarro el pequeño frasco que estaba amarrado con un nudo perfecto.
—Gracias.— fue lo único que le dijo al pájaro de plumaje oscuro para que este se fuera volando por donde vino.
Miro el veneno algo curioso. —¿Si le doy esto a Kocho-san dejara de decir que la gente me odia?
Lo pensó por un momento con la mano en la mandíbula, guardo el veneno en uno de sus bolsillos y prosiguió con su camino.