Capítulo 8 ─ Tutorías
Cuando terminó el descanso Sanji regresó al salón y se dirigió a su lugar silenciosamente de la misma manera en la que había salido, sin hablar con nadie, sumido en sus pensamientos.
Zoro y los demás regresaron unos segundos después, cada quien dirigiéndose a su lugar antes de que la clase empezara. Cuando el peli verde miró al rubio se dio cuenta que estaba distraído dentro de sí y prefirió no molestarlo, se había dado cuenta de su extraño comportamiento y no quería complicar las cosas, aunque no sabía cuál era la causa de éste.
Y así transcurrieron las clases, Luffy observando a Law, aunque en ocasiones trataba de poner atención, Law ignorando a Luffy, y Sanji enterrado en su mente, mientras los demás hacían lo que podían por comprender a los profesores. Hasta que llegó la hora de irse a casa.
Zoro tomó sus cosas y se encaminó hacia el lugar de Luffy, dispuesto a ir por su amigo para regresar juntos, cuando alguien lo interrumpió.
—Oye, marimo, no olvides que tenemos castigo —dijo Sanji al momento que pasaba por un lado de él.
—Tsk, ya lo sé, no necesito que me lo recuerdes —contestó, aunque en realidad se le había olvidado. Sanji se detuvo en la puerta y dirigió su mirada hacia el peli verde.
—Será mejor que vayamos juntos, si vas solo te perderás, y no quiero que Crocodile-sensei me eche la bronca por tu culpa.
—Me da igual. —Salió del salón y comenzó a caminar hacia la izquierda.
—Es por el otro lado, marimo —dijo el rubio señalando la dirección contraria. Zoro se detuvo de golpe, dio la media vuelta y comenzó a caminar hacia donde Sanji apuntaba.
—Ya lo sabía, sólo te estaba probando.
—Sí, como no —dijo sarcásticamente y comenzó a caminar también.
—Entonces, ¿vienes a mi casa para estudiar? —preguntó el oji gris, realmente tendría la oportunidad de pasar una tarde entera con Luffy sin la molesta interrupción de cierto peli verde.
—Claro, shishishi —contestó Luffy—. Pero primero tengo que ir a avisarle a Ace, porque si no se preocupará.
—En ese caso, te espero en la salida —dijo al momento que se colgaba su mochila negra al hombro.
—Está bien, no tardaré mucho. —Recogió su mochila y se encaminó hacia la salida del aula, para dirigirse en busca de su hermano.
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«Impel Down — Facultad de Psicología»
—Bueno, vámonos ya —le dijo Ace a su hermano al momento que terminó de guardar sus cosas.
—Ah, lo siento, hoy me quedaré en la biblioteca de la escuela —respondió, dirigió su vista hacia Killer, quien le dedicó una sonrisa antes de salir del salón.
—Está bien, entonces iré a buscar a Luffy, nos vemos en casa.
—Sí, nos vemos. —Sabo se despidió de su hermano y se fue en dirección a la salida.
Ace recogió su mochila y comenzó a caminar. Cuando salió del aula su celular comenzó a vibrar desde el bolsillo de su pantalón, lo sacó y contestó sin siquiera ver el número.
—¿Diga?
—Ace, ¿Cómo estás? —contestó una voz animada del otro lado.
—¡Marco! Bien ¿y tú? —El pecoso se alegró al identificar al rubio del otro lado, recordaba que le había prometido llamarle, y estaba contento de que lo haya hecho.
—Bien, oye ¿ya terminaron tus clases?
—Sí, justo ahora.
—Entonces, ¿te gustaría ir a algún lado?
—Me encantaría, pero Sabo se quedará en la biblioteca así que yo tengo que cuidar a Luffy —contestó, aunque se moría de ganas por ir, pero no quería dejar solo a su hermano.
—Entiendo, no hay problema —dijo en tono comprensivo, aunque su voz sonaba menos animada a lo que había estado antes.
—De verdad lo siento…
—¡Ace! —una voz conocida interrumpió la conversación, Ace volteó para encontrarse con la imagen de su hermano corriendo hacia él.
—¿Puedes esperar un momento? —le pidió a Marco
—Claro.
—¿Qué pasa, Luffy? —preguntó, una vez que el menor lo había alcanzado, tapando la bocina de su celular.
—Sólo vine a avisarte que me iré con Law a su casa para estudiar shishishi. —Luffy estaba muy emocionado y no paraba de sonreír.
—Ah, está bien, pero ten cuidado —dijo alegre al darse cuenta de lo que eso significaba para él, “hoy es mi día de suerte”.
—Por supuesto. Bueno, nos vemos —se despidió de su hermano y regresó corriendo por donde había llegado.
Ace volvió a su conversación—. Marco, Luffy me acaba de decir que se irá con un amigo a estudiar, así que sí puedo salir contigo, si es que la oferta sigue en pie.
—Pos supuesto, ¿paso por ti? —Marco había recuperado la emoción con la que había llamado a Ace en primer lugar.
—De acuerdo.
—Bien, estaré ahí en un momento.
—Ok, te espero aquí. —Ace colgó el teléfono y se dirigió hacia la salida. —Un momento. —Paró su avance al darse cuenta de un detalle que acababa de notar, “acaso Luffy, ¿no estaba más contento de lo normal?”
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—Veo que no se les olvidó —comentó el Profesor Crocodile cuando vio a los dos muchachos castigados acercarse a donde se encontraba—. Qué lástima, tenía buenos planes para los castigos de una semana completa —murmuró para sí mismo.
—¿Dijo algo, profesor? —preguntó el rubio.
—No, nada. Síganme. —Abrió las puertas del almacén para adentrarse en él, los chicos entraron detrás. En el interior se podía apreciar una gran cantidad de cajas esparcidas por todos lados, gracias a las cuales apenas y se podía caminar en el interior, todo estaba realmente desordenado.
—Su trabajo es ordenar estas cajas —ordenó mientras con su mano recorría en una seña el interior del lugar.
—¿Qué?, pero si son demasiadas —se quejó el rubio.
—La próxima vez lo pensarán dos veces antes de interrumpir en mi clase. —El profesor se dirigió a la entrada y se detuvo justo en la puerta—. Será mejor que se apresuren, no se irán hasta que todo esté listo— y abandonó la sala entre risas.
—No terminaremos jamás. —Sanji suspiró derrotado.
—No si no te mueves de allí, ya deja de quejarte y ponte a trabajar, que es por tu culpa que estamos aquí —le dijo Zoro al momento que levantaba la primera caja.
—¡¿Mi culpa?! ¡¿Quién fue el primero en gritar?! —contestó Sanji furioso.
—¡¿Y quién fue el primero en soltar un insulto?! —contraatacó Zoro.
—¡Eso no es cierto!
—¡Por supuesto que sí!
—¡¡YA CÁLLENSE Y PÓNGANSE A TRABAJAR LOS DOS!! —gritó Crocodile desde afuera, quien al parecer había prevenido que esos dos estallarían en una pelea y se había quedado cerca para calmarlos.
Ambos chicos se dedicaron una última mirada fulminante antes de girarse y comenzar a acomodar cajas.
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Kid se encontraba escondido a unos cuantos metros de la entrada principal del Instituto, observando a Law, que estaba recargado en la pared a un lado de la entrada. Se había escondido ahí en primer lugar con la idea de seguirlo y acorralarlo cuando estuvieran alejados de la escuela, pero el maldito de Trafalgar se había quedado ahí parado por minutos sin moverse, ¿acaso se había dado cuenta de la su presencia? “¿Qué está esperando?”. El pelirrojo ya desesperado estuvo a punto de ir a donde se encontraba el otro, cuando escuchó una voz que llamaba al pelinegro, así que se quedó escondido y observó cómo el chico que había visto anteriormente se reunía con Law.
Law volteó ante el llamado de su voz y no pudo reprimir una pequeña sonrisa al ver a Luffy correr hacia él.
—¿Todo listo, Luffy-ya? —preguntó Law separándose de la pared.
—Sí, ya le avisé a Ace, así que ya podemos irnos, shishishi.
—Bien, entonces sígueme. —Comenzó a caminar y Luffy se apresuró para caminar a su lado.
Kid salió de su escondite, observando cómo el chico hablaba sonriente y trataba de sacarle plática a Trafalgar, lo que no era muy difícil, se notaba que éste estaba muy al pendiente del contrario. Pero había un detalle en particular que lo había dejado más que sorprendido, “¿Trafalgar… estaba sonriendo?”
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Killer tomó asiento en una de los cuantos lugares en la biblioteca y se propuso esperar a Sabo. Se paseó con la mirada por el lugar y cayó en cuenta de que estaba prácticamente desierto, cuando mucho había otros tres estudiantes en el lugar, y entonces fue cuando se percató de un detalle que no había tomado en cuenta. Debería estar deprimido o enojado por tener que pasar la tarde entera en la biblioteca estudiando, pero en realidad no se sentía de esa manera, al contrario, estaba contento de poder pasar toda la tarde con Sabo, le parecía un chico simpático y tenía la impresión de que no sería aburrido en absoluto estar con él.
Al cabo de unos cuantos segundos escuchó la puerta principal abrirse, por ella entró el rubio que miraba alrededor buscándolo. Killer se levantó y le hizo una seña con la mano para que lo ubicara, Sabo sonrió al verlo y se dirigió hacia allá.
—Disculpa el retraso, es que estaba con mi hermano —dijo al momento que tomaba asiento frente al contrario.
—No te preocupes, no tardaste tanto —contestó restándole importancia.
—Está bien, entonces ¿con qué quieres empezar?
—Pues… creo que Neurociencias es lo que más se me dificulta, ¿podemos empezar con eso?
—Claro. —Sabo sacó un libro de su mochila y lo abrió para comenzar a buscar algo con lo que poder comenzar sin dificultades—. Veamos… esto estaría bien para empezar —dijo al momento que seleccionaba una página, levantó su mirada hacia el rubio. Dio un respingo al darse cuenta que Killer había cambiado de lugar para sentarse junto a él, estaba tan concentrado buscando que no se dio cuenta cuando lo había hecho.
—Lo siento, es que entiendo mejor estando más cerca —se disculpó al darse cuenta que había espantado a su compañero. En realidad se había sentado a su lado sin pensárselo, simplemente lo hizo, y comenzaba a preguntarse por qué—. ¿Te molesta?
—No, para nada, sólo me sorprendiste un poco —contestó, aunque comenzaba a sentirse extraño, tener a Killer tan cerca lo ponía un poco nervioso, pero necesitaba concentrarse para poder ayudarlo—. Bueno, entonces comencemos.
Continuará...