Levitating | TO [Klaus Mikael...

De scarletqueenx

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Segunda parte de Future Nostalgia. Arielle Salvatore decide embarcarse en la aventura de su vida, decide ser... Mais

𝐋𝐄𝐕𝐈𝐓𝐀𝐓𝐈𝐍𝐆
ACT ONE - killer queen
CAST
I. Break My Heart
II. Future Nostalgia
III. United To The End
IV. The Eyes Of A Spy
V. Danger Zone
VI. Devils Roll The Dice
VII. Level Of Concern
VIII. If I Tell You The Truth
IX. Origins
X. Crossed Destinies
XI. Boys Will Be Boys
XII. Burning Witches
XIII. Dead Girl Walking
XIV. Game Over
XV. I See A Little Silhouetto Of A Man
XVI. The Sister Of The Salvatore
XVII. The Good Brother
XVIII. Crazy Little Thing Called Love
XIX. Straight To Hell
XX. British Humour
XXI. Running With The Wolves
XXII. Unexpected Flattery
XXIII. Losses Along The Way
XXIV. Locked Out Of Heaven
XXV. Their Hands Are Stained With Red
XXVI. Always And Forever
An Eternity Of Misery
ACT TWO - bad guy
I. Bad Moon Rising
II. What If I Lose It All?
III. Black Magic
IV. Coming Back To You
V. Everybody Hurts
VI. Caught In The Middle Of This Dysfunction
VII. Every Moment Of My Life
VIII. Nothing Really Matters
IX. Lost Boys
X. Who Knows It And Who Doesn't
XI. Sweet Dreams
XII. The Other Side Of My Blood
XIII. Old Grudges
XIV. Get Out Of Me
XV. Wake Me Up
XVI. Somewhere Only We Know
XVII. A Little Bit Of Witchcraft
XVIII. Let's Get Married
XIX. Space Between Us
XXI. Too Similar To Trust Each Other
XXII. A Deal Is A Deal
XXIII. Rollercoaster
XXIV. I'm Not Good Enough For Her
XXV. Death By A Thousand Cuts
XXVI. Rose Up From The Dead
XXVII. Till Death Do Us Part
Turn It Off
ACT THREE - family tree
CAST
Sirelines
I. Who's The Baddest Of Them All?
II. Dangerous Woman
III. The Prophecy
IV. It's All Coming Back To Me Now
V. Arms Of A Stranger

XX. Since You Been Gone

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De scarletqueenx


CAPÍTULO VEINTE
DESDE QUE TE HAS IDO

"Can you use these tears to put out the fires in my soul? Because I need you here. Because I've been shaking, I've been bending backwards till I'm broke. Watching all these dreams go up in smoke"


—Aún no me puedo creer que me hayas pedido que me case contigo—admite Arielle, admirando el anillo en su mano—Creí que un estupido papel no significaría nada para ti.

Klaus se encoge de hombros, sentándose en la silla a su lado.

—En mil años nunca he pensado en casarme con alguien. Hasta que te vi en ese aula de historia después de casi un siglo desde que nos despedimos en Chicago—admite, entregándole una de las copas de bourbon en sus manos—Y un simple papel no es nada para mi. Se pude romper, quemar, tirar. Pero podríamos hacerlo de otra manera. Algo más especial. Como lo de Hayley y Jackson.

—¿Un ritual de unificación?—Arielle frunce el ceño con confusión—

—No exactamente eso. Pero algo diferente—declara, colocándole un mechón de pelo tras su oreja. Arielle sonríe con ternura—El caso es que quiero una eternidad contigo, Arielle Salvatore.

—Y yo contigo, Niklaus Mikaelson—asegura, inclinándose hacia él para unir sus labios en un beso—

Elijah aparece entonces en el comedor, obligándoles a separarse.

—Aquí estas—exclama Klaus, poniéndose en pie—Por fin.

—Me entretuvieron—responde Elijah, sin dar muchas explicaciones—

—Nuestra invitada llegará de un momento a otro—le informa Klaus con una sonrisa—

—Qué extraño—comenta Elijah, observando el estudio—La ausencia de nuestros invitados lobunos en la casa es notable. Espero que no sea por mi culpa.

—Mandé a Hayley y a su desaliñado marido a que pasarán el día fuera con sus hermanos para que pusieran a prueba sus nuevas destrezas. Dejándome a mi al frente de los asuntos familiares.

—Niklaus, la situación de Rebekah ha dado un giro—declara Elijah, atrayendo la atención de ambos—Necesitamos la ayuda de Freya. Así que, no sé qué es lo que tramas, pero no.

—Solo tengo pensado mantener una simple charla con un pariente perdido—asegura. Arielle inclina su cabeza, no muy convencida por su respuesta—Tú mismo dijiste que la escucháramos.

—Lo cual te pareció una estupidez—señala Arielle, bebiendo un trago de su copa—

—¿Eso dije?—frunce el ceño, confuso—Bueno, es propio de mi. Pero, ante la posibilidad de que Freya tuviera información que pudiera ayudar a nuestra hija, preferiría que la compartiera según mis condiciones—declara—Ah, creo que ya la estoy oyendo. ¡Hermana! Adelante, adelante. Ponte cómoda.

Arielle levanta su mirada, observando como una chica de pelo rubio oscuro se adentra en el comedor. No era difícil ver su parecido con los hermanos Mikaelson. Y su forma de andar, con arrogancia, le recordaba a Klaus.

—Lo siento, no tengo el placer—Freya observa a Arielle con interés—

—Arielle Salvatore—se presenta, poniéndose en pie para acercarse a ella—Encantada.

Freya le devuelve la sonrisa que ella le regala, sus ojos viajando entonces hacia sus dos hermanos.


—Este amuleto es danés—observa Freya, agarrando uno de los objetos de la sala—¿Es de cuando vivíais en Copenhague en el 1500?

—Qué buen ojo—comenta Klaus—

—¿Estamos aquí para hablar de reliquias familiares o tenemos otros asuntos que tratar?—inquiere Elijah, mirándoles con intriga—

—Por favor, perdona la falta de decoro de nuestro hermano—se disculpa Klaus rápidamente, mirando a Freya—Últimamente está de mal humor. Pero tiene razón. Te pedí que vinieras con la esperanza de que compartieras algunos secretos de Dahlia. Así que, sin más preámbulos, empecemos de una vez.

Señala la mesa, invitándola a sentarse. Freya asiente, aceptando su invitación. Arielle, Klaus y Elijah no tardan en acompañarla, sentándose cada uno en un extremo distinto de la mesa.

—Lo primero que debéis saber es que Dahlia es la bruja más poderosa que he visto nunca—declara Freya—Aun así, ansía más poder. Ahora mismo, está igual que yo. Limitada a vivir un año por cada siglo. Pero quiere liberarse de esa restricción y conseguir la inmortalidad. Y por eso vendrá aquí, atraída por tu hija, para llevarse el poder de la niña. Y matará a cualquiera que la desafíe.

—¿Y cree que se la entregaremos sin más?—Arielle se inclina sobre la mesa, mirando a Freya con interés—

—¿Eres la madre de la niña?—Freya la observa con curiosidad—

—Si.

—Pero eres un vampiro—señala, confusa—

—Brujas—responde, sin darle más explicaciones—Los problemas con ellas no parecen acabarse nunca.

Klaus sonríe ante la mirada seria que Arielle le dedica a la que era su hermana mayor.

—Sabiendo cómo es Dahlia, ¿vas a desafiarla?—inquiere, dudosa—

—No me queda más remedio—declara Freya en respuesta—Nunca me dejará ser libre. Mi única opción es aliarme con vosotros y matarla.

Su respuesta les deja en silencio.

—Ahora que estamos apropiadamente motivados, vamos a entrar en detalles—Klaus rompe el silencio, atrayendo la atención de todos hacia él—

—Para que lo entendáis, tengo que empezar desde el principio—declara Freya, dirigiendo su mirada hacia él—Después de apartarme de mi familia, Dahlia me utilizó para forjar un nuevo tipo de magia conectiva. Uno que aumentó mi poder para que ella pudiera absorberlo. Una vez que nos unimos, Dahlia se hizo imparable. Y no escatimó en demostrar su fuerza. El jefe de una aldea cercana nos había amenazado con echarnos, acusando a Dahlia de brujería. Decidió hacer una demostración en todo el campamento. Hombres, mujeres, niños... Los mató a todos con solo mover la mano. Esa fue mi primera prueba del poder que tenía. Durante miles de años, no ha hecho más que hacerse más fuerte. Traerá todo su poder para luchar contra vosotros cuando venga a por vuestra hija.

Klaus y Arielle comparten una mirada cuando el teléfono de Elijah interrumpe la conversación.

—Disculpadme—Elijah se pone en pie, alejándose levemente de la mesa para poder responder a la llamada—Rebekah, ¿cómo estás?

—Como si me hubieran dado con un martillo en la cabeza—le contesta ella desde el otro lado de la línea—¿Ha habido suerte con Freya?

—Yo no diría suerte—admite—Tendrías que estar aquí.

—Vale. Estoy de camino—le asegura, terminando la llamada—

—Tus historias son fascinantes—Klaus observa a Freya, ignorando la llamada—Y en efecto, Dahlia parece terrible. Pero Elijah y yo ya hemos derrotado a una buena cantidad de brujas malvadas.

—No como ella—asegura Freya, mientras Elijah vuelve a sentarse en la mesa—

—¿Cuáles son sus debilidades?—inquiere el noble—

—Está paranoica, obsesionada con el poder. Ansia constantemente todo lo que se le ha negado, ya sea amor o venganza.

—Estoy familiarizado con los de esa clase—admite, dirigiéndole una mirada a su hermano, quien le dedica una sonrisa inocente—

—Cuando era niña, me contaba historias de su juventud—explica Freya, ignorando esta pequeña interacción entre ambos—Era víctima de aquellos más fuertes que ella. Dahlia juró que no volvería a ser débil. Quería quedarse con el primogénito del linaje de Esther con la intención de criarnos a su imagen y formar su aquelarre, del que podría obtener un poder infinito.

Y yo creyendo que lo de la fusión era algo horrible—la voz de Luke en su cabeza hace que Arielle cierre sus ojos con frustración—

Él solo aparecía cuando ella pensaba en él. Y ahora no era el mejor momento, pero hablar de brujas le recordaba a los Geminis y a las hermanas Bluemoon.

—El plan se frustró el día que se enteró de que Esther había acabado con su linaje al convertir a sus hijos en vampiros—continúa explicando Freya con lágrimas en sus ojos—Y la carga cayó sobre mi. Dahlia me exigía que tuviera al primogénito que aumentaría su poder. Pero no iba a permitir que un hijo mío viviera como yo. Como un esclavo. Así que juré que nunca amaría. Que jamás tendría un hijo. Pero cuanto más me resistía, más luchaba ella por controlarme. Hasta el día que me arrebató la poca libertad que me quedaba. Y así, nos dormimos. Nuestra magia se fue acumulando con el tiempo, hasta que despertamos llenas de un poder inmenso y con la posibilidad de vivir solo durante un año. Esa ha sido mi existencia durante los últimos diez siglos.

Las lágrimas descienden por sus mejillas, pero se las limpia rápidamente mientras Klaus suelta una pequeña carcajada.

—Bueno, es todo un calvario, si—admite, sin borrar la sonrisa de su rostro—Pero la pregunta en todo esto es... ¿Por qué no le pusiste fin?

—Nik...

Arielle le dedica una mala mirada tras ver el dolor reflejado en los ojos de Freya.

—Un puente alto, una soga al cuello. Debiste haberlo pensado.

—Durante un tiempo llegué a considerarlo—admite Freya, mirándole fijamente a los ojos—Pero Dahlia nunca me habría dado esa libertad. Luego entendí que el hechizo me había hecho como ella. Inmortal e inmune a cualquier daño. Así que, ya veis, soy como vosotros. Una criatura de gran poder, maldita para siempre.


Tras mucho tiempo esperándola, Rebekah por fin se presentó en el complejo, reuniéndose con sus hermanos en el estudio.

—Es esa bruja, Eva—explica con frustración—La arpía que llevo dentro y que está intentando salir.

—Freya está esperando abajo con Arielle—señala Elijah—Tal vez podamos...

—¿Has pedido el juicio?—Klaus le observa con incredulidad, interrumpiendo sus palabras—No podemos abrirle la mente de nuestra hermana a alguien que apenas conocemos.

—¡Por el amor de Dios!—se queja Rebekah con frustración—Freya es nuestra hermana. Lo supe desde que me salvó de la casa Fauline.

—Un acto para ganarse tu confianza y puede que pensado para este momento—señala el hibrido—Para atacar cuando somos vulnerables. No. No hay forma de demostrar que lo que ha dicho hoy sea cierto.

—Niklaus, entiendo tu preocupación—asegura Elijah, intentando mantener la calma—Somos incapaces de ayudar a nuestra hermana. O dejamos que Rebekah sufra o depositamos nuestra fe en alguien que creo que es de nuestra sangre. En estos momentos, me decanto concediendo el beneficio de la duda a la familia.

Klaus suspira con frustración, aceptando a regañadientes la petición de sus hermanos de pedirle ayuda a Freya. Y así fue como ella y Arielle subieron al estudio, reuniéndose con ellos.

—Rebekah—Freya sonríe al ver a la que era su hermana pequeña—Me alegro de volver a verte.

—Yo también—admite, poniéndose en pie para recibirla.—Aunque preferiría que fuera en otras circunstancias.

Ambas se sientan en el sofá mientras Arielle camina hacia Klaus, quien le entrega una copa de bourbon.

—No te preocupes. Elijah me contó el problema. Y puedo ayudar.

—Te veo muy confiada, ¿no?—comenta Klaus, dedicándole una mirada desconfiada—

Freya dirige su mirada hacia él, dedicándole una leve sonrisa.

—El espíritu de la dueña del cuerpo es poderoso—admite entonces, volviendo a mirar a Rebekah—Pero puedo lanzar un hechizo. Entrarás en un sueño profundo y entonces contendré la otra esencia. No te pasará nada.

—Estupendo—celebra—¿Cuándo empezamos?

—Ah, dime que es una broma—se queja Klaus, atrayendo su atención—¿Nos suelta su diagnóstico mágico y se supone que tenemos que aplaudir?

—Nik, está intentando ayudar—Rebekah intenta defender a la bruja—

—Si, pero, solo por mantener nuestras opciones, ¿por qué no anotas tus hechizos y encantamientos? De ese modo, un tercero imparcial podría revisarlos. Digamos, Davina. Le encantaría que me equivocase. O Olivia, ella es poderosa.

—Dudo mucho que ellas entiendan mi magia—declara Freya—Y menos que tenga el poder para ejecutarla. Incluso la chica Bluemoon.

—Ah, entonces, eres nuestra única esperanza. Muy conveniente, ¿no te parece?—entrecierra sus ojos, observándola—

—Sabía que sería difícil ganarme tu confianza—admite, poniéndose en pie—Tu reputación te precede. Pero si vamos a enfrentarnos juntos a Dahlia, tendrás que confiar en mi. Dado el peligro al que Rebekah se enfrenta, ¿de verdad eres incapaz de darme la oportunidad de demostrar lo que puedo hacer?

Klaus rueda los ojos, apartando su mirada de ella.

—Sé que puedo parecer una extraña—admite Freya, mirando a Rebekah y a Elijah—Pero he soñado con vosotros durante mil años. Elijah, cuando estabas en el vientre de Esther, solía pedirme que te cantara. Te sentía dentro de su vientre. Cómo dabas patadas. Ella decía que era como si el mismísimo Thor levantara su martillo...

—Llamando a los truenos y a los relámpagos—completa el original, observándola con atención. Freya sonríe, asintiendo—Madre apenas te mencionó. Cuando lo hizo, me dijo la ilusión que te hacía mi próximo nacimiento.

—Yo quería más hermanos—admite—Y una hermana. Más que nada. Pero entre Esther y Dahlia, me arrancaron ese deseo. Aquellas que me criaron me arruinaron la vida.

—Parece algo común en las madres—murmura Arielle, pero aún así todos consiguen oírla—Perdón. Reunion familiar, lo pillo. No debería hablar.

—Nunca hablas de tu madre—señala Rebekah, observándola con atención—

—No conocí a mi madre biológica. Y... Lillian Salvatore me arruinó la vida.

—Tenemos esto en común, entonces—señala Freya—No hay nada que pueda reemplazar lo que nos arrebataron. Pero espero que, en su lugar, podamos construir algo mejor. Solo tenéis que confiar en mi.

Antes de que ninguno pueda responder, Klaus usa su velocidad vampírica, sujetándola desde la espada y rompiéndole el cuello en un solo movimiento.

—¡Nik!—exclaman Arielle y Rebekah—

—Bueno, ya es suficiente, ¿no creéis?—declara, dejando caer el cuerpo de Freya al suelo—Muy bien, ya podemos tener una reunión familiar en condiciones.

—¿Era totalmente necesario?—Arielle le observa con incredulidad, agachándose junto a Freya—

—Oh, venga, amor. Era insufrible.

—Esto es ridículo incluso para ti—se queja Elijah—

—La acabáis de conocer—se queja—No os pongáis sentimentales. Además, si ha dicho la verdad y es inmortal, se despertará en poco tiempo. Y si mentía, adiós, ya nos veremos.

—Si. Seguro que, si se despierta, nos ayudará con enorme entusiasmo.

—Os estaba tomando por tontos—asegura, frustrado—¿No os dais cuenta? Se inventa una historia triste sobre una niña raptada por una bruja malvada y los tres os desesperáis por arreglar lo irreparable. Arielle incluso ha dicho algo importante en su vida que ella puede usar en su contra.

—¿Cómo estas tan seguro de que se lo ha inventado?—inquiere Rebekah—

—Fácil. Es justo lo que haría yo—admite—Mi única pregunta es, ¿qué obtiene ella a cambio?

—Sea cual sea la verdad, ahora no está en disposición de ayudarnos—declara Arielle, compartiendo una mirada con Elijah—

—Pues hablemos con Marcel—propone Rebekah—Puede que él haya tenido suerte. Seguro que se ha esforzado un poco más.


—¡Ah, estás despierta!—celebra Klaus cuando Freya abre sus ojos, tomando una bocanada de aire—Tus poderes para resucitar no destacan por su rapidez, precisamente.

—¿Cómo te atreves a ponerme las manos encima?—se queja la bruja, poniéndose en pie—

—Desvelar tu inmortalidad fue algo atrevido. Tenía que comprobar si decías la verdad.

Freya frunce el ceño, observando el lugar donde se encontraban.

—¿Por qué me has traído aquí?—inquiere, reconociendo el campanario de la iglesia Saint Louis—

—No me parecía correcto que te quedarás en mi casa. Ese honor solo se lo concedo a los que considero mi familia—explica—

—¿Así que me niegas como hermana?

—Has hecho una buena interpretación, pero no termina de convencerme.

—Creo que Elijah no piensa lo mismo—señala Freya, acercándose a él—Y Rebekah tampoco.

—Si, hiciste un buen trabajo convenciéndoles con tus historias melodramáticas—admite, dedicándole una pequeña sonrisa—Sin embrago, sospecho que no fuiste del todo sincera. La verdad es que Elijah y Rebekah pueden ser un poco ingenuos cuando se trata de la familia. Ejemplo de ello es su fe infinita en mi—señala—A cambio de esa lealtad, yo les protejo de las traiciones que no pueden ver. Y tengo la sensación de que eres una traidora. Deseas hurgar en mi familia y quiero saber por qué. Así que, hermana... te doy la última oportunidad para que cuentes toda la verdad. Y te sugiero que no metas la pata.

—¿Quieres saber por qué oído a Dahlia?—asume, bajando la mirada. Klaus eleva sus cejas, escuchándola—Es por un hombre. Se llamaba Peter. Nos conocimos en un año perfecto, a principios de 1400. Le amaba más que a mi propia vida. Y Dahlia no me lo impidió.

—Por supuesto. Quería que le dieras otro primogénito—señala, recordando su historia. Freya asiente—

—Rompí mi voto y me entregué al amor—admite, sintiendo las lagrimas acumularse en sus ojos ante el recuerdo—Y eso me llevó al momento más oscuro de mi vida. El día que intente robarle a Dahlia aquello que más deseaba.

—¿Y qué era eso que tanto quería?

—Mi hijo—revela, elevando su mirada hasta conectarla con la suya—Peter solo quería que nuestro hijo naciera libre. Y, por eso, Dahlia le maldijo con la muerte. Sabía que nunca me libraría de ella. Que mi hijo nacería esclavo. Para evitarnos a los dos los horrores de la vida que había conocido, cogí una botella del veneno más fuerte de Dahlia. Quería morir. Pues solo la muerte podría darme la liberación que tanto anhelaba. Pero Dahlia sabía que la muerte no era una opción para mi. Ese día entendí que nunca podría morir. Fue Dahlia quien me hizo hacer lo que hice. Me convirtió en un monstruo. Por lo que pienso acabar con ella.

La ira de Klaus comenzó a disiparse, convirtiéndose en empatía por la mujer frente a él. No podía imaginar perder a Hope, el dolor que eso supondría. Lucho por no mostrar aquella debilidad, pero aún así su mirada era mucho menos dura hacia ella, y Freya pudo notarlo.

—Dime, hermano, ¿es esa la verdad que querías escuchar?

—Si te creo o no, no importa—declara, endureciendo de nuevo su mirada—Has contado esa historia con el fin de ganarte mi simpatía. Crees que compartir la carga de un bebé en peligro nos unirá más, pero no me dejaré manipular.

—Elijas lo que elijas, sigue habiendo una única verdad. Dahlia viene a por nosotros—declara, acercándose a él—Conmigo tienes opciones de derrotarla. Sin mi, se llevará a tu hija y la hará su esclava. Sufrirá como yo lo hice, nunca conocerá a su padre ni a su madre, porque Dahlia os habrá reducido a cenizas.

—¿Ya has terminado tu historia?—se queja, molesto—Si ha de haber alguna alianza entre nosotros, tendrá que ser a mi manera. Y si alguna vez vuelves a intentar controlarme, hermana, pasarás el resto de tu vida inmortal lamentándolo.

—Entonces vete—le ordena—Ya tengo la confianza de Elijah y Rebekah. Puede que incluso la de Arielle también. No me iré a ninguna parte. Pero yo que tú, hermano, me replantearía tus alianzas de cara al futuro.



Mystic Falls, VA

Confundido y cabreado, Damon había agarrado una palanca y se había adentrado en la cripta familiar Salvatore para sacar el ataúd de su madre y abrirlo. Y es que cuando Bonnie volvió del mundo prisión, le había enseñado una grabación de otro mundo prisión donde aparecía su madre, Lillian Salvatore.

—No puedo creer que Bonnie haya salido del mundo prisión—comenta Kai, apoyado en el umbral de la puerta de la cripta—En realidad, si. Es valiente. ¿Te ayudo? Oh, antes de que respondas, prefiero no hacerlo. No puedo evitar sentirme culpable al mirarte. Los sentimientos duelen.

—Más duele esta palanca—asegura Damon, arrancado los tornillos del ataúd de madera—

—Solo era un decir—sonríe—¿Desentierras la tumba de mamá? Es tétrico, incluso para mi. Y totalmente innecesario. Damon, Bonnie la vio en el mundo prisión de 1903. Está grabada. ¿Quieres verlo otra vez?

Se acerca a él, mostrándole la cámara de vídeo en su mano. Damon le ignora, empujándole hacia un lado.

—Mi madre murió en 1858–asegura, frustrado—No nos molestamos en llevar esto a la cripta familiar para ahora descubrir que ni siquiera está aquí.

—Ah, entonces, ¿me has llamado porque necesitas un amigo?—Kai frunce el ceño, confuso—No. Querías saber si es posible que exista otro mundo prisión. A lo que yo respondí: "Si", a lo que tú respondiste con: "Negativo"

—Lo que sea o quién salga en ese vídeo, no es ella.

—¿Y quién es?

—No lo sé. ¿Un fantasma? Podría tener una gemela malvada Geminis.

Kai rueda los ojos, sonriendo.

—Claro.

—Si hubiera sido apresada en 1903 tendría 70 años—señala Damon—

—No si fuera como tú—declara Kai—

—Conozco a mi madre—asegura Damon, dándose la vuelta para mirarle—No es un vampiro. No está en un mundo prisión. Murió de tuberculosis en 1858.

Lanza la palanca al suelo, observando el ataúd de madera con una S tallada en la tapa.

—Y si estás tan seguro, ¿por qué no has abierto aún el ataúd?—inquiere Kai con curiosidad—

Damon frunce el ceño con molestia, abriéndolo de golpe y encontrando lo que más temía. Y no sólo lo temía por él, si no por su hermana. Y es que el ataúd estaba completamente vacío.

—Enhorabuena—Kai apoya una mano en su hombro—Todo lo que sabes de tu madre es falso.




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