━¿SUEÑO?━
• • •
Abrí mis ojos lentamente desconcertada al mirar todo oscuro. Me reincorpore en el suelo dándome cuanta que era pasto en lugar de piedra.
──¿Dónde estoy? ─me pregunté a mi misma mirando a todo mi alrededor en busca de una luz. ──¿Papá? ¿Merlín? ¿Hawk? ─esperé una respuesta pero nunca la hubo.
──Llegas tarde.
Me sobresalte al escuchar la profunda y suave voz de una mujer, pero no cualquiera. Si no la voz de ella. Me levante en busca de su presencia pero por más que intentará buscarla la oscuridad me lo impedía.
──¿Te sucede algo? Te miro muy callado.
La voz se escuchaba por todo el lugar siendo imposible caminar hacia el sonido. Tampoco entendía si me hablaba a mi o alguien más.
──Yo...
Deje de hacer movimiento alguno al escuchar una segunda voz, esta era completamente desconocida para mi. Era una voz masculina, algo ronca y profunda que hacia que el vello de mi cuerpo se erizará.
──Yo... tengo...
──Tu padre te ordeno asesinarme, ¿cierto?
Hubo un largo silencio ante las palabras de ella.
──Sí.
──Lo entiendo. ─logre escucharla suspirar. ──En ese caso... mátame.
Aunque no pudiera ver nada juraría que ella estaba sonriendo mientras le pedia que la asesinara.
──¿Qué dices? ─preguntó desconcertado.
──No me importa morir si eres tú quien lo hace. Siempre he querido morir en las manos del hombre a quien amo.
Caí de rodillas al escucharla. ¿Yo tuve un amor? Realmente me enamore tan profundo que no me importaba morir si él lo hiciera o fuera en sus brazos. Pero... ¿por qué no lo recuerdo?
──Yo... no puedo hacerlo.
──No quiero que algo te pase. Si tu misión es acabar conmigo... solo hazlo. ─el silencio reino. ──Solo hazlo amor.
Escuche algunos sonidos que no lograba comprender. Creí que la había matado al escuchar un fuerte grito de dolor provenir de él, pero fue entonces que una dulce voz se escucho.
──No te culpes, amor. Qué no hiciste nada malo. ─su voz se escuchaba baja como si estuviera encerrada en algo. ──Nunca me olvides... es lo único que te pido.
Su voz era cada vez más baja.
──¡Amaris!
Dos voces más se escucharon y con ellas comprobé que si era ella. Que era yo en este ¿sueño?
──Vete... sin mirar atrás. ─le dijo sueve. ──Que esto no deshará el amor que siento por ti.
──Perdóname... Amaris.
En respuesta se escucho un ruido sordo como si hubiera caído dormida.
En un profundo sueño.
• • •
Me desperté sobresaltada.
Mi respiración era agitada al recordar el extraño sueño que tuve. ¿Qué significaba eso? ¿Quién era él? ¿Y las otras dos voces? No recuerdo conocer a una persona con ese tono de voz y tal vez si lo hubiera podido ver hubiera sido distinto.
Me levante de la cama ignorando por completo del hecho de como llegue a la taberna si estaba en el laboratorio de Merlín. Ahora que lo pienso todo se oscureció y después caí en un profundo sueño, después de eso no recuerdo nada lo más probable es que papá me haya traido.
Solté un supiro levabtandome de la cama, retire el sudor que en mi rostro producia. Fui a el baño mojando mi cara para deshacer el sudor que se extendía por mi rostro tratando de olvidar el raro sueño, si es que a eso se le puede llamar sueño.
Una vez más tranquila baje las escaleras.
──Vaya, vaya. ¿Quién diría que Gowther fuera un muñeco? ─logre escuchar a Hawk sorprendiendome un poco eso.
──¿El tió Gowther es un muñeco? ─pregunte atrayendo su atención. ──Eso si que la segunda cosa más extraña que me ha pasado hoy.
──¿Segunda? ¿Qué quieres decir con eso, Amaris? ─ante la pregunta de mi padre me quede mirando un punto fijo recordando el sueño. ──¡Amaris!
Salí de mis pensamientos al escuchar el grito de papá.
──¿Qué sucede? ─pregunté desconcertada.
──Te pregunte que a que te refieres con que te han sucedido dos cosas extrañas hoy. ¿Cuál fue la primera?
──Solo fue un raro sueño. ─dije sin mucha importancia. ──Pero no le tomes mucha importancia a eso papá.
Él se quedo en silencio inspeccionando mi rostro terminando por soltar un suspiro.
──El mundo esta lleno de cosas misteriosas, ¿verdad muchachos? ─dijo Hawk para seguir hablando de Gowther que estaba encima de la barra en su forma de muñeco.
──Eso no tiene sentido viniendo de ti, cerdito. ─le contesto papá.
──¡Un cerdo que habla! ─murmuró sorprendido un señor con mascara de metal.
──¿Cómo estas, Hawk? ¿Ya te sientes mucho mejor? ─pregunte al recordar como sentía dolor antes de caer dormida.
──Estaba volando por las nubes hace un rato. ¡Pero ya fui al baño! ─negué con mi cabeza al escucharlo.
──Haces digestión demasiado rápido. ─le comentó papá.
──Capitán, ¿tú ya lo sabias? El secreto de Gowther. ─preguntó Diane.
──No. Apenas hoy lo descubrí. ─sonreí de medio lado ante sus palabras.
──No tenía la menor idea, así que no podía creerle. Apuesto a que Gowther hablaba en serio entonces. ─ladie mi cabeza al no entender a lo que se refería.
──Ya no te preocupes, Diane. ─dijo papá con una sonrisa para tranquilizarla. ──¡Gowther va a estar muy bien!
──Eres increíble, capitán. ¿Por qué no estas nada sorprendido? Ni siquiera la pequeña Amaris parece sorprendida. ─le preguntó la castaña. Yo por mi parte me escogí de hombros.
──Bueno supongo que he visto a todo tipos de personas. Y Amaris no se queda atrás. ─yo solo sonreí, pero no con mi típica sonrisa, esta fue una más una mueca realmente no tenía ganas de sonreí. ──Y oye, no importa lo que sea Gowther, aún es nuestro querido camarada, uno de los Siete Pecados Capitales.
Los presentes pusieron su atención a el pequeño muñeco.
──Eres un tipo con suerte, Gowther. ─dijo el hombre de cabellera azul.
──Capitán. ─hablo Diane pero se quedo en silencio unos segundos. ──¿Qué esta pasando? ─se llevo su mano a la cabeza. ──Mi cabeza se siente rara. ─susurró.
──Tengo una idea. Slader, ¿qué te parece si nos acompañas en este viaje? ─propuso papá a el hombre. ──Ya que faltan dos miembros de nuestro grupo, sería genial tener a alguien como tú abordo.
──Bien para mi. ─dijo Slader. ──Después de todo Su Majestad me dijo que ayudará a los Siete Pecados Capitales.
Suspiré un poco triste al saber que yo no seré parte de su viaje. Me hubiera gustado acompañarlos.
──¡Sr. Meliodas! ¡Por favor, déjeme ir con ustedes también! ─le pidió Elizabeth, yo preferí no decir nada de cierta forma algo dentro mío me dice que me quede aquí.
──Ya te lo dije antes, la batalla de Liones ya llegó a su fin. ─hablo seriamente. ──No hay ninguna razón para poner Amaris y a ti en riesgo, Elizabeth.
──¡Pero soy una de tus compañeras! Soy la única que lo cree a sí, ¿o qué? ─nadie dijo nada. ──¿O solo soy un peso extra que los limita en su trabajo?
──¡La verdad sí! ─juro que sentí un nudo en mi garganta. Talvez esa era la verdadera razón del porque no me lleva.
──¡Capitán, eres un estúpido! ─le gritó Diane dándole un golpe.
──¡Cómo te atreves, cerdo! ─esta vez fue Hawk.
──¡Elizabeth, no! ─gritó la castaña al verla salir corriendo.
──Ay... mi cabeza. ─se quejo pap... Meliodas.
──¡Que sensible! ¿Acaso eres, Gowther? ─le gritó Hawk.
Slader fue detrás de la princesa.
──Ya veo. ─hable con mi mirada abajo.
──¿Amaris?
──Fue bueno mientras duro. Después de todo fuiste la única persona que nos acepto a las dos sin quejas y sin odio. ─mire a el rubio con algunas lagrimas. ──Ahora comprendo que no soy más que un peso extra.
──Amaris, no me refería a eso pequeña... ─se levantó acercándose a mi.
──Todos lo piensan. ─se detuvo antes mi palabras. ──Incluso yo misma me siento una carga. ¡Porque lo soy!
──No lo eres, Amaris. ─dijo Diane.
──¡Sí lo soy! Lo soy para ella, para la verdadera Amaris. Y me duele el pecho cada vez que hablan mal de ella porque al fin de cuentas si una de las dos se tiene que ir esa siempre seré yo porque... ¡No soy más que una maldita maldición! ─me callé abriendo repentinamente mis ojos ante mis ultimas palabras.
No entendía porque dije eso, ni siquiera sabia que lo diría solo salió de mis labios inconscientemente.
──¿Una maldición? ─preguntó extrañado Hawk. ──¿Qué significa?
──Yo... no lo sé. ─confesé. ──Salió de mis labios inconscientemente. ─aclaré. ──Creo que haber dormido me afecto. ─susurré. ──Me disculpó por todo lo dicho.
──No tienes porque pequeña. ─sentí los brazos de Diane abrazarme. ──La culpa fue del capitán por ser un grosero sin corazón.
──Amaris nadie aquí piensa que eres un estorbo, de hecho tu fuerza y la de ella nos han sido de ayuda en ocasiones. ─dijo papá con una sonrisa. ──Y jamás pensaría eso. Ya habíamos hablado, cielo, ¿lo recuerdas verdad? ─asenti con mi cabeza.
De repente se escucho un sonido provenir del tesoro sagrado de Merlín.
──¿Qué fue ese sonido? ─preguntó Slader entrando a la taberna junto a Elizabeth.
──Cambiaremos nuestro plan inicial. ─comentó mirando a papá. ──Nos dirigiremos a la capital Camelot de inmediato. Detecté una fuente anormal de poder mágico.
Papá me miro sumergido en sus pensamientos.
──¿De inmediato? Merlín, ¿qué es lo que pasa? ─preguntó Diane al ver como toda la taberna era envuelta en una luz.
Sentí como una fuerza nos "aplastaba" por unos milisegundos. Para cuando nos dimos cuenta nos encontrábamos volando por Camelot donde una enorme cosa los acechaba, parecía una montaña.
──¿Qué es esa cosa gigante parecida a una montaña? ─preguntó Hawk al ver lo inmenso que era.
──Es más grande que tu mamá y la tiá Diane juntas, Hawk. ─dije mirando con un poco de miedo a la cosa.
──¡De la raza gigante no conozco a nadie que se parezca a él! ─comentó la castaña.
──Detecté múltiples reacciones mágicas dentro de su cuerpo, pero no hay señales de vida. ─comunico Merlín. ──Es posible que sea un Golem.
──Sí. Esa es la gran bestia Albión. ─aclaró papá.
──¿Albión? ─preguntó Diane.
──Una raza creada por la raza demoniaca durante la antigua Guerra Santa. ─informó. ──Debió despertar cuando revivieron a los Diez Mandamientos.
──¿Los Diez Mandamientos? ─preguntó la gigante.
──Te lo explicaré después, Diane.
──Es como la misma pesadilla. ─confesó Slader. ──El impulso que percibí de esa cosa. ¡Esta al mismo nivel que cuando Hendrickson se convirtió en demonio!
──¿Es una broma? ─dijo Hawk temblando de miedo. ──El nivel de poder de Meliodas es 3370. Incluso el de Merlín es 4710. Pero ese monstruo... ¡Tiene 5500!
En eso dio un gran rugido a nuestra dirección.
──Así que reacciona a los niveles de poder.
Comentó Merlín mirando como el Albión levantaba su brazo intentando golpearnos pero la mamá de Hawk lo esquivo y dio en la barrera que protegía a Camelot.
──Crear una barrera antes que todo fue lo correcto, ¿no? ─dijo ella.
──¡Wow! Envolver toda la ciudad con una barrera. ¡Esa es mi superior! ─exclamó Slader con orgullo.
──Sin embargo, cubrir tanto espacio disminuye los efectos defensivos. No resistirá otro ataque. ─informó aclarando lo que el Albión hacia, dando dos golpes destruyendo la barrera. ──Y con eso se acabó.
──¡No puede ser! ─exclamó Hawk.
El inmenso Albión escupió fuego pero fue contrarrestado por los caballeros sacros de Camelot. La cosa no se dio por vencida y se estaba preparando para atacar de nuevo.
Papá le pidió a Melín que lo enviará hacia allá para ayudar cosa que la pelinegra hizo sin dudar. Diane me cubrió en cuanto papá le regresó el ataque a el Albión.
──¡Slader! Lleva a la princesa y a la hija del capitán adentro. Mi conducción será un poco rápida. ─le pidió Merlín.
Para cuando reaccione el señor ya me tenía entre sus brazos llevándome adentró de la taberna. Miraba por la ventana que todo estuviera bien pero no tenía porque estar preocupado ya que Merlín le dio a papá su tesoro sagrado derrotando a el Albión con su habilidad de crear clones.
──Papá es sorprendente, ¿no lo creen? ─mire a los dos sonriendo.
──Claro que sí, pequeña. ─sentí los brazos de Elizabeth abrazarme. ──Lo es.
──¿Así qué este es el verdadero poder de Meliodas equipado con su tesoro sagrado? ─preguntó Slader impresionado.
──Sr. Meliodas. ─susurró Elizabeth mirando a papá.
Yo por mi parte sonreí, sentía que dentro de poco algo bueno sucederá.