—¿Has hablado con Jasper? —me pregunta Nico viéndome, despego mi mirada de la ventana del avión para después negar.
—En estos días no me ha llamado ni mucho menos respondido mis mensajes. ¿Y tú con Alice?
—Sí, cada día hablo con ella. —dice con una sonrisa de estar enamorado, y lo está.
—Éstas muy enamorado de ella, y me alegra saber que lo estás. Son tal para cual.
—Aunque odie admitirlo, me alegra que Jasper sea tu novio y sé que éstas en buenas manos. Jasper sabe cuánto valor tienes.
Sin pensarlo dos veces abracé a Nico. Es el mejor hermano que pude haber pedido o que de pequeña deseé.
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—¿Quieres ir dónde Bella antes de llegar a la casa? -le pregunto a Nico sin despegar la mirada del camino —. Quiero ver cómo sigue.
Cuando nos fuimos a despedir de Bella estaba muy mal, no comía, no salía e incluso ya no andaba con sus amigas, se sentaba dónde anteriormente se sentaban los Cullen en la hora del almuerzo.
—Okey.
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Al llegar a la casa de Bella, logro ver el carro de Carlisle estacionado en la entrada de la casa.
—¿Carlisle regresó? —pregunto mientras bajaba del auto con Russell atrás nuestro.
—No, pero Alice sí. —responde Nico mientras trotaba a la entrada, emocionado por ver a su novia. Antes de que tocáramos la puerta se abre dejando ver a Alice.
—¡Nico! —grita la vampira mientras abrazaba a Nico para después besarlo. Bella se hace presente en mi visión y solamente se limita a darme una diminuta sonrisa, cosa que devolví (por educación) —. ¡Diana, hola, me alegra ver que sí viniste!
—Hola, Alice. —le saludo abrazándola.
—Creo que deberías ir a mi casa, tal vez haya una sorpresa allá. —dice con una sonrisa picarona, sabía a lo que se refería, una gran sonrisa se formó entre mis labios. Miro a Nico, este supo enseguida a lo que me refería. Técnicamente le preguntaba si se iba conmigo o se iría después.
—Tranquila, yo me iré en un viaje de sombras. —dice Nico con su rostro todo serio, pero sabía que en el fondo estaba contento de volver a ver a su querida novia.
—¡Okey, ve con cuidado! —grito antes de salir corriendo y subiéndome a mi auto y arrancar a la casa de los Cullen.
Al llegar, todas las luces de estas se encontraban prendidas y con Jasper esperándome en la entrada de esta con una sonrisa en su rostro.
—¡Jasper! —grito bajando del auto y corriendo hacia este.
—¡Diana! —grita de regreso extendiendo sus brazos para que lo abrazara.
Al estar frente a él, este recibe lo contrario. Un golpe en su brazo, este me mira confundido.
—Estúpido vampiro, ¿cómo se te ocurre dejar de llamarme por días? ¡Me tenías con el Jesús en la boca! Ya hasta tenía pensado ofrecer a mi bello auto/cerdo a los Dioses para que te cuidaran. ¡Eso no se hace, Jasper Hale! —este me mira con una mirada de ternura.
—Lo siento, pero pensé que sería una buena idea de darte una sorpresa.
Sin duda alguna, Jasper Hale me tiene loca.