—Joder, tronqui. - exclamó Rebe mientras caminábamos por los pasillos de las Encinas. - Le voy a pedir el mocho a mi compañera la de limpieza, estás dejando un charco. - le dijo a Samu y reí levemente.
—¿Qué dices? - pregunto confundido.
—Nada, que la marquesita ha pasado de ser la Barbie Diabólica a la Barbie Santita. - le respondió mi amiga, mientras veíamos pasar a Carla frente a nosotros.
Una vez que estábamos en el salón, me senté junto a Ander.
—Hola, guapo. - lo salude con dos besos besos en las mejillas y él sonrió.
Rebeka se sentó sobre la mesa que estaba frente a mí y me miro fijamente.
—¿Qué pasa, tia? - pregunto y me hice la desentendida.
—¿De qué hablas? - pregunté mientras evitaba hacer contacto visual perdiendome en la pantalla de mi celular.
Ella bufo y me quitó el móvil de entre las manos.
—Joder, ni siquiera puedes mirarme a la cara, ¿Te hice algo? - pregunto luego de unos segundos en silencio y yo negué. - Como no me digas lo que te pasa, te daré una hostia que no olvidarás. - sabía que no lo decía enserio, sin embargo me ponía nerviosa.
Rebeka de Bormujo me traia loquita y ella ni en cuenta.
—Que mona, ¿No le has dicho? - pregunto Ander y le di un codazo.
—¿Decirme qué? - cuestionó cruzándose de brazos.
Suspiré pesadamente, es ahora o nunca.
—Me gustas, pero no sabía cómo decírtelo porque sé que tú estás colada por alguien más. - le di una rápida mirada a Samu, quién estaba mirando hacia la ventana sumido en sus pensamientos.
Se formó un silencio bastante incomodo que se rompió cuando el profesor ingreso al aula.
—Good morning class. - saludo el hombre.
Sabía que era una mala idea decirle.
Ander unió nuestros dedos por encima de la mesa y me sonrió cálidamente, dándome ese confort que necesitaba.
Una bolita de papel cayó sobre mi cuaderno, me gire hacia atrás para ver quién la había arrojado y descubrí a Rebeka mirándome fijamente, sentí un escalofrío recorrerme todo el cuerpo cuando la noté tan seria.
Me hizo un gesto con cabeza y desdoble la bolita.
<No te daré esa hostia que tanto quería, pero a cambio, tendremos una plática muy cómoda mientras vemos una peli, cari ¿Qué dices?>
Tomé mi bolígrafo azul y escribí:
<Prefiero esa hostia antes que perder la poca dignidad me queda con un "solo te veo como amiga". c: >
Sin que el profesor me viera, le lancé la bolita de vuelta y mire al frente.
Me relaje un poco al escuchar una pequeña risita de parte de Rebeka, segundos más tarde, el papel volvió a caer en la mesa.
<Venga, tía ¿Cómo estás tan segura de que te diré eso?
Saliendo del cole, iremos a mi casa, ¿Te parece? >
Pues si no es eso, ¿Qué más podría decirme?
<Esta bien, solo si después pedimos una pizza.>
Le devolví el papelito y a los segundos lo tenía nuevamente entre mis manos.
<Tenemos un trato, cari. <3 >
Sonreí y guarde la hojita entre las páginas de mi cuaderno.
—¿Entonces de qué quieres hablar? - pregunté mientras me sentaba sobre su cama.
—Estas a la defensiva. - entrecerro los ojos y reí un poquito. - Cierra los ojos y te contaré algo.
Hice lo que me pidió, cerré los ojos, espere unos segundos pero no decía nada y justo cuando estaba por abrirlos, sentí unos cálidos labios sobre los míos, mi corazón empezó a latir fuerte y Jadee de sorpresa.
Empezó a mover sus labios y trate de seguirle el ritmo, poso sus manos en mis hombros y me empujó suavemente hacía atrás, mi espalda quedó sobre el colchón y Rebeka se sentó sobre mi.
—Mejor hechos que palabras. - pronunció una vez que nos separamos.
Antes de que pudiera hablar, sentí como me sacudían un poco, abrí los ojos y me di cuenta de que estaba soñando.
—Tenemos que ir a clase, para la próxima no te despertaré, deberías dormir mejor. - Lucrecia me sonrió falsamente y luego salió de la biblioteca.
Frote mis ojos y suspiré tomando mi mochila.
¿Debería arriesgarme y hablar con Rebeka?