Neo
Aunque hoy es el día de mi hermano, mis ojos no dejan de centrarse solo en ella. En medio de la ceremonia solo tengo ojos para ella y es que no puedo esperar al momento en que esto termine y me pueda acercar. Es como si su cercanía fuera tan necesaria para mí como respirar.
Al llegar el momento de los votos centro mi atención en Apolo y Phoebe. Ella luce hermosa en un vestido blanco ligero, aunque elegante al mismo tiempo. Su cabello fue peinado de tal forma que puede moverse con naturalidad con el viento. Un contraste perfecto para nuestros trajes. Sin embargo, dejémoslo en que es divertido, caliente, pero divertido.
—Si hace dos años me hubieran dicho que estaría hoy casándome con la mujer más increíble del mundo, me habría reído en sus caras, pero aquí estamos. Era la clase de hombre que no creía en el romanticismo y era reacio siquiera a creer que existía. Pero llegó esta mujer cómo un huracán al convertirse en el centro de mi vida, cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, quieres que el resto de tu vida empiece cuanto antes. Eso fue lo que sentí cuando de a poco te metiste debajo de mi piel para convertirte en mi todo. En poco tiempo hiciste de mí, un hombre que no creí ser capaz de ser y sé que contigo como mi compañera seremos capaces de ser la mejor versión de nosotros mismos. No ha sido fácil el camino que hemos recorrido hasta este momento, pruebas que solo lograron que nuestro amor fuera más fuerte y sólido. Y el día de hoy frente a nuestros amigos y familia de testigos juro honrarte y serte fiel, cuidarte y respetarte, juro pasar el resto de nuestras vidas amándote, dándote alegrías y apoyándote siempre que me necesites. Amo tanto tus virtudes, como tus defectos y me ofrezco a ti esperando que puedas aceptar los míos. —Apolo le entrega el micrófono a Jesse—. Con este anillo como prueba tangible de nuestro amor yo te desposo...
Los aplausos no se hacen esperar. Apolo desliza el anillo en el dedo anular de Phoebe.
—Hemos atravesado un camino largo para estar aquí hoy, pero estoy más que preparada para hacerle frente a lo que sea si estoy a tu lado. Desde el momento en que te conocí moviste mi mundo, lo llenaste de vida y color. Te aseguraste que jamás volviera a ver atrás con anhelo por que te has encargado de que cada día sea especial, de que cada momento que vivimos juntos se quede marcado en mi memoria como fuego. Te amo de una manera indescifrable, incontrolable y contradictoria, por que no hay forma de que pueda poner en palabras todo lo que me haces sentir y aquí el bueno con las palabras eres tú. Delante de todos aquí juro amarte sin medida hasta mi última respiración, a darte todas las alegrías y unos cuantos enojos, a despertar con besos y ¿por qué no? Unos cuantos gritos también. —Esta fue la oportunidad de Apolo para reír—. Somos una pareja algo extraña, algo de lo que ya no hay y es raro ver. Con este anillo como muestra de nuestro amor yo te desposo..
Todos aplaudimos mientras el padre los declara marido y mujer. Los testigos firman el acta y la ceremonia culmina con los flamantes esposos saliendo de la mano.
Busco a Sarah con la mirada, necesito hablar con ella, pero todos han comenzado a moverse para poder trasladarnos al lugar de la fiesta. Y como un flash regresa a mi mente que estoy a cargo de la sorpresa para Apolo.
Me apresuro a llegar a mi auto para poder llegar al lugar cuanto antes. A pesar de que dejé todo listo en el otro lugar no quiero dejar nada al azar.
Al cerrar mi puerta, alguien toca mi ventana. Me olvido de respirar en el momento que veo el rostro de Sarah al otro lado del vidrio. Lo bajo tratando de recuperar el control.
—Basha está llevando a tus padres y no queda espacio en tu auto ¿podrías llevarme?
No me importaba en lo más mínimo que esa fuera la excusa.
—Claro. —Como quisiera que en mi rostro no se dibujara una sonrisa, pero es que no puedo evitarlo.
Abro mi puerta y rodeo el auto para abrirle la puerta. Ella me sonríe tímidamente, cuando le ofrezco mi mano para ayudarla a subir. Cierro su puerta y me apresuro para volver a mi lugar. En cuanto estamos dentro un silencio incómodo se instala entre nosotros.
Enciendo el auto porque no puedo perder tiempo y nos ponemos en marcha. En el camino la observo de reojo algunas veces y noto como retuerce sus manos en señal de nerviosismo. Siento que duda en algunas ocasiones en hablar y eso me pone de los nervios a mí. Trato de poner mi atención en la autopista, lo último que quiero es terminar causando un accidente.
—Neo... —Casi doy un frenazo de la sorpresa.
—Dime. —Mi voz sale un poco quebrada, realmente no sé si es buena idea que hablemos mientras conduzco.
—Lamento mucho lo que dije. —Sus palabras hacen que voltee a verla en el fondo sorprendido, me vuelvo hacia la pista para intentar ocultar mi sorpresa.
—Entiendo. Tenías tus motivos. —Es lo único que digo.
—No, no lo entiendes. Me fui por miedo, pero no es algo que tuviese que ver con nosotros. No pensaba hacerlo de esa forma, solo que Athan llegó y comenzó a presionarme y terminé diciendo cosas que no siento.
—Sarah, no necesitas darme explicaciones. Respeto tus decisiones. Sin embargo, el hecho que estés aquí, no sé como debo interpretarlo —digo con sinceridad.
No quisiera que me malentienda. Su ida me dolió, me dolió muchísimo, pero no por ello no respetaré a su derecho de decidir sobre su propia vida, sin importar qué sea yo dentro de ella jamás me inmiscuiría en su decisión. Aunque me choque, no esté de acuerdo o lo que sea, solo ella es dueña de su vida.
—No pasó un solo momento en el que no me arrepintiera de irme. No, irme no es de lo que me arrepentía, me arrepentía de mis palabras. De lo que dije. No hubo un solo momento en que no pensara en que debía haber sido honesta y hablar contigo, pero todo se torció de esa manera. —Me volteo a verla un momento, antes de regresar mi vista a la pista—. Solo que no sabía que hacer para dar un paso atrás y como si me leyera la mente Phoebe me envió la invitación a la boda.
»Al inicio no sabía que pensar de eso. De hecho, ni en sueños esperaba que quisieran verme luego de lo que hice, pero esta mañana cuando llegué me dijo que a veces ya tenemos la decisión en nuestros corazones, solo necesitamos ese empujoncito y que, aunque no podía estar del todo segura quería hacer eso por nosotros.
Sonrío con cariño. A veces no sé que haría sin Phoebe en nuestras vidas. Siempre preocupándose por todos y siendo la mejor hermana del mundo.
—Entonces tu decisión es...
—Tú, siempre fuiste tú. —Necesito verla en este momento por lo que me orillo y me detengo para poder hacerlo—. No es que las razones por las que me fui hayan dejado de existir, pero tú eclipsas cualquier cosa y quiero ser capaz de compartir contigo todo alegrías y tristezas, triunfos y preocupaciones.
Tomo sus manos durante un momento. Ella levanta su mirada y veo ese anhelo en ella, sé que es sincera. También sé que aun tenemos mucho que conocernos y saber del otro, pero el querer compartir nuestro tiempo juntos es el primer paso para mucho más.
—Y para mí, también eres tú.
Tomo su rostro y atraigo sus labios a los míos, no puedo soportar un minuto más lejos de ella. Este es un beso lleno de promesas silenciosas y siendo la más importante la promesa de estar juntos.
A regañadientes me separo de ella en cuanto un claxon nos saca de nuestra burbuja y nos trae de regreso a la realidad.
Me enderezo en mi asiento mientas ella sonríe y no puedo evitar hacerlo yo también.
—Creo que debemos seguir... hablo de debemos llegar a la fiesta.
En cuanto llegamos veo que la prensa ya está amontonada en la puerta del lugar. Será muy difícil que entremos con el auto y que no nos vean. Mientras pienso en una solución para esto, Sarah me toma una mano y al voltearme lo primero que veo es su sonrisa.
—No te preocupes por ellos. No estamos haciendo nada malo par tener que ocultarnos como unos criminales.
Puedo ver la decisión en sus ojos. Y yo no puedo estar más orgulloso de que me vean con tal belleza de mujer, así que con toda confianza me pongo en marcha. El personal de seguridad separa a la horda de paparazzis de en medio del camino, pero los flashes no tardan en aparecer, son un poco molestos, pero si a mi chica no le molestan a mi tampoco.
Aparco el auto y sin perder un segundo, salgo y lo rodeo para ayudarla a salir. Un par de minutos después llegan Athan y los gemelos en el auto de este. La mirada confundida de Athan no pasa desapercibida, pero en el momento en el que sonrío y el me responde con otra sonrisa, aunque negando con la cabeza.
Dado a que tengo cosas de qué ocuparme, dejo a Sarah en compañía de Athan mientras voy a revisar que todo este listo. En el salón la gran mayoría de los invitados ya están aquí ocupando sus lugares en las mesas. Al contrario que la ceremonia, la fiesta tenía varios cientos de invitados, cantantes, actores, celebrities, empresarios eran algunos de los que componían la lista.
Apolo y Phoebe debían hacer su entrada en alrededor de 20 minutos, tenía ese tiempo para poder revisar todo con el organizador de bodas y las dos personas a las que había llegado a tener terror en estos días. A Esther y mi madre, quienes se juntaron para ultimar todos los detalles de la fiesta y es que no se podía mover un cuchillo sin su autorización.
Pasados unos minutos me reúno con mis hermanos en la mesa principal, por suerte Phoebe había pensado en todo y también había incluido a Sarah. De lejos veo que su padre también se encuentra aquí. Ya en la mesa en cualquier momento entrarán los novios y aprovecho la privacidad que nos da el mantel para tomar su mano debajo de la mesa.
La música nos anuncia la llegada de los novios y todos están pendientes de que caminen por la pasarela ubicada en el centro. Basha se pone de pie para colocarse en el lugar del maestro de ceremonias.
Apolo y Phoebe entran en medio de aplausos ambos brillan con luz propia, están muy felices. Y yo estoy muy feliz por ellos. En cuanto llegan al centro de la pista de baile, los camareros les entregan dos copas de champagne y un micrófono a Apolo.
—Gracias a todos nuestros amigos por acompañarnos hoy a celebrar el día más importante de nuestras vidas. El día de hoy le he jurado amor eterno a la mujer más increíble que he conocido nunca y siento que la felicidad es tan grande que no soy capaz de contenerla en el pecho. —Apolo se voltea hacia Phoebe y la besa con fervor.
—Bueno amigos –comienza Basha algo incómodo, él salió como maestro de ceremonias luego de que perdiera contra todos los demás—. Es el momento de que los recién casados tengan su primer baile.
Ha llegado el momento.
En el escenario adjunto las notas de piano comienzan a sonar y solo unos segundos después la guitarra eléctrica, de inmediato Apolo reconoce las notas y se vuelve hacia el escenario mientras Phoebe sonríe, era la reacción que esperábamos. Justo en el momento en que la canción está a punto de comenzar el telón que lo cubre cae y revela a Bon Jovi entonando la canción Thank you for loving me. Detrás de él y su banda se encuentra una gran pantalla donde se muestra un video de ellos.
Apolo no se lo puede creer y es que ha sido fan de Bon Jovi durante toda su vida, de alguna manera Phoebe lo sabía y quería preparar esta sorpresa para él. No fue nada fácil, pero cuando tienes a Tom de tu lado la verdad es que no existen imposibles.
It's hard for me to say the things
I want to say sometimes
There's no one here but you and me
And that broken old street light
Lock the doors
We'll leave the world outside
All I've got to give to you
Are these five words when I
Thank you for loving me
Al salir de su sorpresa, Apolo abraza emocionado a su esposa y comienzan a moverse al ritmo de la canción.
Cuando la canción está llegando a su fin Phoebe le señala la pantalla para que preste atención. Las últimas notas de la canción se transforman en latidos, unos pequeños y rápidos latidos. Y en la pantalla se muestra un video de la ecografía que Phoebe se realizó hace una semana.
Apolo se ha quedado atónito.
—Felicidades a los novios y a los futuros padres —dice Bon Jovi desde su micrófono. En ese momento todo el lugar estalla en euforia.
Un par de horas más tarde y luego de que a Apolo casi le da un infarto, todos están felizmente alcoholizados. Los novios están en la pista de baile moviéndose bajo su propio ritmo, en su propia burbuja de felicidad. Todos en la familia están eufóricos y es que no es para menos, un nuevo miembro en la familia es algo para festejar y ese pequeño o pequeña tendría muchos tíos para que lo consienta y malcríe, los abuelos más chochos del mundo y una locura de vida por delante.
Sarah pasa sus brazos por mi cintura y descansa su barbilla en mi hombro. Nosotros también tenemos nuestro propio ritmo para movernos.
—¿Sabías lo de Phoebe? —me pregunta.
—Casi el mismo tiempo que ella misma lo sabe. Lo hemos mantenido en secreto todo este tiempo. Originalmente pensaba contárselo a Apolo durante la gira, pero con tantas cosas que surgieron Phoebe sintió que no era el momento. Y luego se le ocurrió que no existiría un mejor momento que este —le cuento mientras nos balanceamos en medio de la gente—. Armar todo fue mi misión y hacer todo sin que nadie más lo supiera fue todo un desafío.
—¿Nadie más lo sabía?
—Creo que solo Alejandra y mi madre ya lo sospechaba. Creo que luego de siete hijos y cinco embarazos ya sabes de que va el asunto. Pero hasta hoy nadie más lo sabía.
Ella ríe y niega con la cabeza haciendo que su cabello se mueva grácilmente.
—Ustedes son de lo que no hay.
—Preferimos que nos digan «Edición Limitada», pero por ser tú te lo perdonaré.
En ese momento veo a alguien que no esperaba. Valerie se encuentra parada con la ayuda de unas muletas a un lado del salón conversando con alguien que no logro distinguir. No sé que me sorprende más, si verla aquí o que esté de pie. Cuando nuestras miradas se conectan ella levanta su copa en un brindis silencioso. Sé que me desea lo mejor, de la misma manera que yo para ella.
Sarah sigue mi mirada en silencio y luego me mira fijamente.
—¿Algún día me contarás su historia?
Yo asiento y la aprieto más hacia mí.
—¿Algún día me contarás la tuya? —regreso su pregunta.
—Lo haré, cuando esté lista. Hasta ahora he querido vivir como si nada hubiera pasado, pero creo que debo comenzar a aceptar que pasó y sanarme a mí misma.
Tomo su rostro entre mis manos y veo sus ojos llenarse de lágrimas. Sea lo que sea que haya pasado, aún era una herida abierta y sangrante que la lastimaba. Beso sus mejillas por donde rodaban un par de solitarias lágrimas.
—Esperaré hasta que estés lista. El hecho de que aceptes que necesitas sanarte es el primer paso para que puedas seguir adelante y yo te acompañaré tanto como me lo permitas en ese proceso.
En ese momento junto nuestros labios para sellar esta promesa.
—¿Y ahora? ¿Saldrán de gira de nuevo? —me pregunta y siento que está algo temerosa de la respuesta.
—No de inmediato. Apolo y Phoebe se irán tres semanas de luna de miel a Santorini y en cuanto regresen comenzaremos la gira mundial —le explico.
—Osea que tienes tres semanas de vacaciones.
—No lo llamaría vacaciones exactamente, porque tengo una nueva misión. —Me mira interrogante—. Conocer la nueva ciudad en donde mi novia reside actualmente.
Una gran sonrisa aparece en sus labios y sé que no necesito nada más para ser feliz.