Hermosa Rendición

By Vanesa_Osoriio

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[COMPLETA] Ya esta disponible en físico A veces dejar el pasado atrás no es tan fácil como uno piensa. Y esc... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto de Diego
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Capítulo 81 (Penúltimo)
Capítulo 82 (Final)
Epílogo
Aviso Importante
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47
Hermosa rendicion en físico

Capítulo 46

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By Vanesa_Osoriio

Me bajé del taxi y me mordí en el labio inferior, tomé con fuerza mi bolso y vi como toda la gente entraba al edificio abandonado. Respiré profundamente y rodeé el edificio y entré por la puerta de emergencia, caminé por el pasillo oscuro y vi una sombra parada. Me acerqué un poco más y vi que era mi amigo Luis.

Me acerqué a él y le di un abrazo.

—Hola hermosa—me dio un beso Luis.

—Hola—entramos en mi habitación y dejé mis cosas en el suelo. Luis me entregó una carpeta con hojas. Lo tomé y lo miré con el ceño fruncido.

—Los nombres de sus peleadores y..., Anastasia está ahí—abrí los ojos y abrí la carpeta, Luis se acercó y mostró la página en donde estaba mi nombre—. Sales como "incapacitada" —dijo la última palabra haciendo comillas.

—Gracias...Él no se habrá enterado que estoy hoy día aquí, ¿verdad?

Luis hizo una mueca.

—Hasta el momento nadie se ha acercado aquí, pero el rumor de que has vuelto a pelear no demora en llegar—soltó un gruñido.

Negué con la cabeza y me saqué el polerón y me puse vendas en las manos.

—¿Estás lista muñeca? —Preguntó con una sonrisa.

—Más que lista—digo con emoción. Por fin podía volver a las peleas, es algo que siempre me ha apasionado, no puedo evitarlo, pero para mí es una distracción donde siempre puedo aprender nuevas cosas en las peleas para destruir a mis oponentes.

Luis me abrazó y caminamos juntos, se escucha a la gente diciendo mi nombre y el de mi oponente. Luis me dio un beso y se metió en dónde estaba ese muro de personas.

Como siempre Luis presentó a mi rival que se llamaba Camila y la gente gritó, fue mi turno y me acerqué lentamente hacia la muralla de personas que se abrieron rápidamente y gritaba mi nombre.

Miré a la chica, era una pelirroja con unos ojos verdes increíbles, tenía el pelo corto. Ella se acercó a mí y me miró de arriba y abajo con una sonrisa traviesa y me guiñó el ojo.

Luis tocó la bocina y la pelea comenzó, ella se acercó a mí y tiró el primer golpe que lo esquivé con gran facilidad e intentó de nuevo, pero también lo esquivé, ella retrocedió y lancé mi primer golpe que impactó en su barbilla, la chica era bastante torpe y lenta, últimamente todas eran así o yo ya estaba acostumbrada. Tiré mi segundo puñetazo que golpeó con fuerza su nariz que comenzó a sangrar.

La chica se limpió y se acercó a mí con odio, tiró otro golpe que lo esquivé, ya me cansé, me acerqué a ella con furia y comencé a golpear una y otra vez la chica apenas lo esquiva, pasaron unos diez minutos así y le di el último golpe en la nariz que hizo que se hiera para atrás y mira a Luis por un momento. Me acerqué a ella y Luis tiró la bandera blanca.

La gente estalló en gritos y empezaron a gritar mi nombre, me acerqué a la chica y le di mi mano.

—Lo siento, no fue mi intención—dije con sinceridad.

Ella se quitó una venda y se limpió la sangre. Luis se acercó a nosotras y le pasó una botella de agua, ella mojó la venda y se limpió la sangre.

—No te disculpes así es esto, solo que no podías concentrarte en tu belleza—dijo guiñándome el ojo—. Eres muy hermosa.

—Gracias—dije con una sonrisa. Me despedí de ella y Luis me llevó abrazada de nuevo a los camarines, me entregó mi parte de la plata. Me senté en la silla y Luis soltó una risa.

—Le gústate a la chica—negó con la cabeza.

—Era linda—dije con una sonrisa.

—Te voy a pedir un taxi—dijo sacando su celular y llamando. Me saqué las vendas y las tiré al basurero, me solté la cola y me puse de nuevo el polerón. Luis me abrazó y caminamos juntos hacia afuera en donde había un taxi esperándome.

—Adiós Hermosa—me abrazó Luis y me subí al taxi. Cuando llegué a mi departamento me tiré en el sillón y me sentía tan cansada. Miré al techo y recordé el beso que me había dado con Diego y mi respiración se alteró, solo fue un beso para que perdiera mi fuerza de voluntad por ese chico. Cerré los ojos y cada vez sentía mis párpados más pesados.

******

Sentí como alguien azotaba mi puerta y una y otra vez, me removí, me giré y caí al piso. Abrí los ojos y vi nada más que mi lindo piso de cerámica, me di cuenta de que estaba en mi sala de estar. <<¡Mierda!>> —exclame. Refregándome mis brazos, sentí de nuevo los golpes, pero ahora eran más fuertes. Tomé mi celular y eran las tres y dos minutos de la mañana, me acerqué lentamente a la puerta. Los golpes cesaron y la abrí lentamente y vi alguien apoyado en mi puerta, abrí la puerta y la figura cayó para atrás. Me acerqué lista para pegarle, pero me di cuenta de que era Diego.

—Diego—, digo un susurro y acercándome a él.

—Anastasia, perdón por despertarte, pero te necesito... —Dice con la voz rota.

Me acerqué a él y lo tomé de la mano haciendo que se parara. Diego me miró de arriba y abajo. Tome su mano y lo guíe de nuevo al sillón.

—¿Por qué sigues vestida? —Preguntó en un susurro. Miró mi bolso y luego a mi—. Fuiste a pelear, ¿verdad?

—Creo que eres muy observador hoy.

Me senté en el sillón y él me imitó, se acercó demasiado a mí e intenté alejarme, pero me tomó de la mano y tiró de mí.

—Puedes abrazarme, por favor—se le rompió de nuevo la voz. Me mordí en el labio inferior y me acerqué a él, me subí en su regazo y lo abracé fuertemente. Escondió su cabeza en mi pecho y mi mano le acarició su pelo.

Pasamos una hora en esta posición y podía sentir como la respiración de Diego se estaba volviendo más tranquila, por mucho que me gustara estar así con él teníamos que ir a una cama.

—Diego—, lo llamó y levantó la cabeza —. Tengo sueño—dije en un susurro.

—No quiero estar solo...

—No te voy a dejar solo, Diego, ven vamos—digo levantándome y tomándolo de la mano. Subimos las escaleras y abrí mi pieza, nos quedamos a oscuras solo entraban algunos rayos de la luna. Pasó por mi lado y se quitó la polera, haciendo que soltara un suspiro, él me miró de reojo y sonrió.

Se metió a mi cama y me hizo una señal para que me acercara, me quité las zapatillas y el polerón y me quedé con calza y sostén deportivos y me metí a mi cama.

Me tomó de la cintura y me miró fijamente, yo desvié la mirada y miré al techo. Me abrazó fuertemente y apoyó su cabeza en mi pecho.

—No estoy con Bárbara, terminamos, solo estábamos hablando con ella y pidiéndole perdón, jamás quise lastimarla, pero ella insistió en que estuviéramos juntos—me senté en la cama y él me imitó.

—Diego, porque no le das una oportunidad.

Frunció su ceño.

—Te das cuenta de lo que estás diciendo—soltó un gruñido—. No quiero estar con ella ¿Qué es lo que te preocupa?

Bajé la mirada hacia mis manos y me mordí en el labio inferior.

—Claro, claro, se me olvidaba que tienes novio—puso su mano en mi barbilla e hizo que lo mirara—. ¿Qué diría tu querido novio, si él supiera que te besaste conmigo y que ahora estoy contigo en tu cama? ¿Qué crees que diría Anastasia?

—¿Me estás amenazando? —Preguntó enojada

—No, solo estoy diciendo un hecho— me tomó de la cintura con fuerza—. Te gusta correr peligro, te gusta la adrenalina ¿verdad Anastasia? —Susurro sexymente mientras sus manos acariciaban mis caderas.

Subió sus manos y llegó hasta mis pechos, los apretó y me hizo soltar un gemido. Lo miré y él sonrió con orgullo, se acercó a mí y comenzó a besarme el cuello.

Cerré los ojos con fuerza. Él me tomó firmemente y me puso encima de su regazo y pude sentirlo duro.

—Puedes sentirme, ¿verdad? —Tomó mis caderas con fuerza y comenzó a mover hacia adelante y atrás frotando nuestros cuerpos—. ¿Te gusta esto? —Me susurró con voz ronca.

Yo lo miré fijamente y no puedo contenerme y lo besé, él me apretó más su cuerpo y sus manos se colaron entre mis calzas y me acarició por encima de mis bragas.

—Estás mojada solo por mí, bella—chupó mi labio inferior antes de morderlo con fuerza y yo solté un pequeño gemido. Quitó sus manos dentro de mis calzas y me tomó la cara con las manos y me besó profundamente, nuestras lenguas danzaron juntas y yo tomé con fuerza de su cuello, no quería dejarlo ir por esta noche.

—Eres mía—susurró sobre mi boca, volviéndome a besarme con más fuerza. Sus manos se fueron hacia mis pechos comenzó a masajear, mi mano tiró de su cabello con fuerza. Él soltó un gruñido.

De repente mi celular comienza a sonar, Diego deja de besarme y toma mi celular, su cara pasa de estar relajada a enojada, me pasa mi celular y veo que es Simón.

Me mira fijamente y niega con la cabeza. Contesto la llamada porque primero: Simón jamás me había llamado tan tarde como ahora y segundo: me preocupa que Nicolás le haga algo también a él.

—Simón—, digo en un susurro. Escucho su respiración a través de la línea.

—Anastasia... —Dice con la voz agitada—. Porque no puedo sacarte de mi cabeza, me pregunto todos los días porque no te puedo olvidar, pero luego recuerdo lo que vivimos y boom me doy cuenta de que no podría olvidarte jamás.

Me levanto de la cama y él me tomó de la mano.

—Simón: ¿Estás borracho?

—Tal vez, un poco, es solo que no puedo seguir fingiendo que solo quiero ser tu amigo, porque no podemos intentarlo tú y yo, eso suena jodidamente hermoso ¿verdad?

Suelto un suspiro y me paso la mano por mi cara.

—Simón debería ir a dormir, ¿en dónde estás?

—En mi casa, solo y borracho con el corazón roto por ti—dice de broma.

Me muerdo el labio inferior porque sé que está haciendo un puchero como niño chico, como siempre lo hacía cuando quería conseguir algo conmigo, suelto una risa.

—Solo acuéstate y mañana nos juntamos.

—Mmm....valeee—dice marcando bien la letra "e" —. Me darás un beso al menos ¿verdad? —bromea.

—Solo acuéstate, adiós.

Corto la llamada y veo que Diego está acostado con una sonrisa picarona y me hace señas para que me acerque a él. Camino despacio a mi cama y tira de mi mano y me hace sentarme encima de su regazo.

Nos miramos fijamente y puedo ver la batalla que lideran sus ojos entre amor y odio, yo lo miro con la misma fuerza.

—Te quiero, ¿lo sabías? —Me susurra con su voz sexy—. No tienes ni una idea de cuanto te deseo y odio hacerlo de la forma en que lo hago porque me condena más a ti, te pienso cada segundo y no me arrepiento de volver hacia a ti porque como te lo dije una vez Anastasia: estar contigo jamás se ha sentido mal, al contrario, se siente bien y eso me gusta.

Lo miré fijamente y por dentro de mi corazón, dio un salto de felicidad, pero joder odio, no poder estar con él, odio no poder tomar su mano frente a todo el mundo o besarlo o incluso decir que creo que estoy muy enamorada de él y que tenía razón en decir que tenía ese efecto en mí de ponerme tontita cuando estoy con él.

—Diego—, susurré mis manos, se fueron a su pecho, subieron y bajaron lentamente—. Recuerda que sin sentimientos.

Tomó mi muñeca y me quedé quieta mirándolo.

—Te estás quemando en este juego Anastasia—él me giró y mi espalda tocó el colchón—. Te gusta la adrenalina y el peligro, bella. Corramos juntos ese peligro y la adrenalina que tanto te gusta bella.

Tomó mi pierna e hizo que rodeara su cadera y presionó su erección contra mí que hizo que soltara un gemido fuerte. Él sonrió traviesamente y su boca cubrió la mía.

—Sin sentimientos, Anastasia—susurró, antes de tirar el lóbulo de mi oreja que me hizo cerrar los ojos con fuerza y tratar de poner un poco de control en mi respiración que en estos momentos era un desastre.

—Diego te deseo...Quiero hacerlo—murmuró.

Me observa fijamente y me besa con calma, me acaricia la mejilla. Se separa un poco de mí.

—Quiero que seas el primero.

—¿Estás segura? Porque si lo hacemos ya no ha vuelto atrás, piénsalo bien, por favor, Anastasia.

—Quiero que sea tu Diego — insistí porque estaba segura de mis sentimientos hacia él —. No lo piense tanto.

—No lo sé Anastasia, ¿estás segura? —repitió. Me subí en su regazo y asentí. Me miró un momento hacia el techo y luego a mí. Vi como sus ojos lideraban una batalla.

Mis manos acariciaron su torso y me agarró la muñeca. Nos miramos por un segundo antes de que él presiona su boca contra la mía. Me hizo girar y mi espalda tocó el colchón y se puso entremedio de mis piernas.

Tomó una de mis piernas y rodeó su cadera empujó su pelvis y pude sentir lo duro contra mí. Cerré mis ojos porque de verdad íbamos a hacerlo y no me arrepiento. Amo a Diego aun cuando por ahora tengo que renunciar a él.

Se detuvo y se sentó, me observó y sus manos comenzaron a bajar mis calzas. Las tiró al suelo y volvió a besarme con cariño. Mis manos como siempre se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza. Se separó y comenzó a darme pequeños besos por toda la cara. Su mano fue descendiendo hasta llegar a mis bragas y me acarició por encima.

—Diego...

Él se rió y su mano se metió dentro de mis bragas, no perdió el tiempo y metió dos dedos dentro de mi sexo y los movió en círculo haciendo que mi respiración fuera un desastre y dijera su nombre una y otra vez.

Mis manos rodearon su cuello y lo besé, necesitaba distraerme y no estar tan nerviosa. Se dio cuenta y me besó con más calma, fue un beso lleno de amor que me dolió porque ambos nos seguíamos queriendo. Me separé de él y chupé su cuello con fuerza. Aceleró sus movimientos con los dedos y podía sentir como se acercaba mi orgasmo.

—Córrete para mi bella—mordisqueo mi labio y solté un profundo gemido.

No perdió tiempo y me besó por un segundo y fue bajando lentamente mis bragas dejándome solo con sostén deportivo.

—Fuera bragas, aún podemos detenernos, Anastasia.

Negué con la cabeza, no quise responder, estaba muy nerviosa, nunca nadie me había visto tan desnuda como Diego que no perdió la oportunidad de evaluarme detenidamente y por un momento pensé en taparme.

Se paró un segundo y buscó en su pantalón su billetera en donde extrajo un condón y volvió a sentarse a mi lado. Me miró fijamente y me acarició la mejilla.

—Eres bellísima.

Tomó la tela de mi sostén y comenzó a quitármelo. Levante los brazos y quede desnuda, completamente desnuda. Él soltó un gemido y se mordió el labio. Él se sacó rápidamente el bóxer y rompió el envoltorio del condón, se lo puso con rapidez.

Se subió encima de mí, se acarició un poco su miembro y no puede evitar soltar un gemido. Me observo por unos segundos antes de ponerse entre medios de mis piernas, pude sentir como se rozó contra mi sexo y lo sentí tan duro y grande que comenzó a entrarme el pánico.

Comenzó a besarme, pero no podía seguirle el ritmo, mi mente solo pensaba: <<Que eso iba a doler y mucho>>.

—Bella, tranquila soy yo. Mírame

Nos observamos y me acarició la mejilla.

—Sigo esperando por ti, bella. —Me dio un suave beso—. Sigo queriéndote, mis sentimientos por ti son más fuertes que antes, ¿lo sabes?

Yo asentí, no podía encontrar mi voz, tenía la garganta muy seca. Se rozó contra mí, era una sensación extraña. Comenzó a darme pequeños besos en el cuello y su mano acarició mi pecho derecho donde apretó un poco y su boca chupó mi otro pezón.

Cerré los ojos con fuerza porque de nuevo estaba comenzando a relajarme y a excitarme. No puedo evitarlo, un leve mareo hace que se tambaleen todos mis sentimientos cuando noto que de nuevo mueve sus dedos dentro de mi sexo y que empieza a estimular con círculos suaves. Estaba siendo muy cuidadoso haciendo que me retuerza de placer, soltando pequeños gemidos de placer que no puedo controlar.

No puedo evitarlo, lo llamó varias veces por su nombre, consumida por las olas de placer que me está proporcionando Diego con sus dedos. Sabe cómo volverme loca.

—¿Estás lista, Anastasia? —Pregunta con voz ronca.

Me apoyo en mis codos y paso mi lengua por su cuello haciendo que él se estremezca.

—Lo estoy, Diego.

Baja su rostro al mío y con su nariz acaricia la mía para luego trasladarse a mi mejilla y posterior a ello hacia mi mentón. Pasa una pierna a través de la mía. Luego presiona sus labios suavemente sobre los míos para besarme con suavidad y lentitud.

Llevo mi mano a su cuello para acercarlo más mientras abro mi boca esperando que profundice el beso, lo cual hace y pronto el beso pasa de ser lento a rápido. Vuelve a presionar a su miembro contra mi sexo y muerdo su labio.

Noto como su miembro vuelve a ser presiono y se mete despacio en mi interior, produciéndome una punzada de dolor y soltando un pequeño grito que hace que Diego se detenga y comience a darme pequeños besos por toda la cara. El vuelve a empujar un poco más. Cierro mis ojos con fuerza.

—¿Quieres que me salga? —Dice jadeando. Pequeñas gotas de sudor recorren su frente. Niego con la cabeza—. Joder bella, te va a doler un poco. Dime si te duele y me detengo ¿vale?

—Vale—susurro.

Él empujó de nuevo y gritó. Se detuvo y me besó con ternura para intentar aliviar el dolor. Joder esto duele, no pensé que perder la virginidad fuera tan doloroso.

Se quedó unos minutos quietos y cuando me puede acostumbrar a tener la mitad de su miembro adentro yo misma moví mi cadera y él entró por completo en mí.

Nos quedamos varios minutos quietos porque duele y demasiado, Diego me da besos por toda la cara y me acaricia la cintura. Cierro los ojos, lo siento caliente y grande, pero poco a poco me voy relajando. Tampoco voy a decir que es lo más cómodo y que la sensación de tenerlo en mi es placentera porque no. Por instinto balanceo mis caderas pidiendo que se mueva para aliviar un poco el dolor.

—Jodidamente es mejor que todas mis fantasías—gime agarrándome de las caderas.

Comienza a mover su cadera primero lento haciendo que suelte varios gemidos y haciendo que el dolor se calme un poco, aunque sigue siendo incómodo tener algo dentro de ti por primera vez.

—¿Te gusta Anastasia? —Pregunta agitada.

—Me gusta Diego—muerdo su oreja haciendo que gruña y tome con más fuerza mis caderas.

—¿Puedo moverme más rápido?

Yo asiento y comienza a moverse más rápido, hostigando ese punto de deseo entre mis muslos con expresión de suma concentración en su rostro. Los movimientos cada vez se hacen más rápidos y provocadores. Toma una de mi pierna y la enreda en su cadera y los movimientos resurgen con mayor fuerza, prendiendo llamas de placer que aumentan de tamaño como un mar impetuoso que me arrasa desde las puntas de mis pies y me sacude entera.

Haciendo que grite su nombre y soltando palabras incoherentes. Cada vez son más rápidos y las gotas de sudor recorren nuestro cuerpo. Me vuelve a besar y mis manos se enredan en su cuello atrayéndolo más hacia mí. Me separo de él y beso su cuello con fuerza, intentado dejar una marca.

—Voy a correrme, bella—gruñe él, embistiendo con mayor fuerza.

—No pares, por favor

Baja su mano y acaricia mi sexo con sus dedos haciendo que esté a punto de llegar al orgasmo y me vuelva loca. En ese momento, una ola de inmenso placer se alza por todo mi cuerpo sacudiéndome y empujándome a arquear la pelvis, hasta dejarme sumida en un estado de embragues total.

Enrolla mi otra pierna y acelera su movimiento uno, dos, tres hasta seis veces, entra en mi hasta llegar a su propio placer. Su cuerpo cae encima de mí y no logra aplastarme. Diego me acaricia el pecho con su nariz.

Estoy consumida y derretida aún por el placer. No puedo más. Sin duda este es uno de mis mejores momentos.

Él se retira con cuidado y le hace un nudo al condón y lo bota en mi pequeño basurero que tengo al lado de mi mesita de noche. Tomo la polera de Diego y me la pongo. Observó cómo él toma su bóxer y se lo vuelve a poner.

Se vuelve a acostar a mi lado y me abraza fuertemente.

—Gracias por dejarme ser el primero.

—Fuiste el correcto—murmuró tapándome con un cubrecamas y apoyando mi cabeza en su pecho.

Él suelta un suspiro y me quedo callada porque mañana se romperá la burbuja en la que estamos y volveremos a tomar caminos separados.

Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente en estos últimos días de cuarentena? Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que se pueda para, quedémonos en casa.

Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍🦋 Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las 200.000 lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de esta historia

Como se darán cuenta esta semana tendrá dos capítulos para que alegra su tarde, noche o día...Bueno capítulo de hoy fue algo bueno...hace calor, espero que lo difruten mucho y comente... su teorías.

Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤🤗

No se le olvide votar si le gusta la historia 📖🤗💪 Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos🙌🙋💃

Un abrazo gigante de oso 🐼💕😍

No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo 🤦‍♀️🤦‍♀️😭💕

Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro 💕🦋

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