El amor en los tiempos del in...

De Cambel_a

25K 3.3K 9.8K

¡Vamos, conéctate! ¿Qué es lo peor que podría ocurrir? ¿Enamorarte de una extraña a miles de kilómetros? ¡Por... Mais

Dedicatoria
Nota
PARTE 1: DEL AMOR Y OTROS VICIOS
Capítulo 1: La maga
Capítulo 2: Un fin de semana cualquiera
Capítulo 3: Solicitud de amistad
ANEXO 1: Perfiles de facebook
Capítulo 4: La noticia
Capítulo 5: Trampolín
Capítulo 6: ¡Skype!
Capítulo 7: Noche de fiesta
ANEXO 2: Perfil de facebook
Capítulo 8: Adrenalina
Capítulo 9: Récord
Capítulo 10: Magnus
ANEXO 3: Personajes de Magnus
Capítulo 11: Terapia a la distancia
Capítulo 12: Día de campo
Capítulo 13: Confusiones
Capítulo 14: Direcciones
Capítulo 15: Feliz cumpleaños
Capítulo 16: Sin conexión
Capítulo 17: System error
PARTE II: CORAZÓN CORAZA
Capítulo 18: Fiebre
Capítulo 19: Achicopales
Capítulo 20: Conexión virtual
Capítulo 21: Ponerse al día
Capítulo 22: Lenguaje
ANEXO 4: Diccionario de Leanguadismos
Capítulo 23: Nuevas experiencias
Capítulo 24: Bloqueado
Capítulo 25: Signa amoris
Capítulo 26: Abstinencia y reencuentro
Capítulo 27: Dulces quince años
Capítulo 28: Tenemos que hablar
Capítulo 29: Hablar de amor
Capítulo 30: Magia y Arte
ANEXO 5: ¿Qué es el amor?
Capítulo 31: Moulin Rouge
Capítulo 32: Hermandad
Capítulo 33: A la distancia de un clic
Capítulo 34: Navidad
PARTE III: AMOR ETERNO
Capítulo 35: Una rosa
Capítulo 36: La persona más afortunada del planeta
Capítulo 37: Nuevos sabores
Capítulo 38: Arte
ANEXO 6: Diccionario de Leanguadismos, segunda edición
Capítulo 39: 14 de febrero
Capítulo 41
Capítulo 42: En el puff con forma de pelota de fútbol
Epílogo: Último anexo: Cosmos*
Nota final y agradecimientos
Instagram

Capítulo 40: Crisis

288 47 97
De Cambel_a

El tiempo continuó su curso y nosotros nos extrañábamos, nos amábamos con todas nuestras fuerzas. Ambos estábamos trabajando en empleos parciales, aunque aquello nos quitara más tiempo de charlas. Pero conseguir dinero y ahorrar para volver a vernos se había vuelto algo de primera necesidad. Sin embargo, los dos sabíamos que no sucedería pronto, y aunque intentáramos ocultarlo, la angustia nos consumía cada vez más.

—Quiero verte en persona, quiero tocar tu piel, no una pantalla.

—Quiero escuchar tu voz cerca de mí, quiero poder besarte.

—Te quiero a ti, pero no te tengo porque estás a 7388 km de distancia.

Frases como esas comenzaron a invadir cada vez más nuestras conversaciones. Frases y lágrimas. Lágrimas y dolor. Dolor e impotencia. Impotencia y culpa por no ser capaz de darle a Guada lo que me pedía, lo que necesitábamos.

Me hubiera encantado ser un clérigo curandero en la vida real, ojalá hubiera podido guardar nuestra relación en un Aura de Protección Aumentada. Eso hubiera funcionado para protegernos de este dolor insoportable alojado en el pecho.

Estar tan lejos el uno del otro se volvía cada vez más duro. Ver parejas que se abrazaban, se reían o besaban en la calle, me partían el alma al compararlas con nosotros, que lo máximo a lo que podíamos aspirar era a conversaciones por skype. Los recuerdos de México se sentían tan lejanos ahora... El vacío enorme del pecho se agrandaba más y más; no era capaz de llenarse con nada, y aunque a veces nos encontrábamos felices compartiendo conversaciones de calidad, en el fondo siempre volvíamos a caer en la melancolía de cuánta falta nos hacía tenernos cerca.

Para colmo, ambos estábamos comenzando a ser atosigados con exámenes y entregas finales cruciales para nuestro futuro. Estábamos en los últimos años del colegio, y muy pronto comenzaríamos la universidad. Todo ello no hacía más que ponernos pesos y más estrés sobre nuestros hombros.

Mas como si lidiar con todo ello no fuera suficiente, después de unos meses, comenzó el principio del fin. La distancia y el hecho de extrañarnos ya era un problema demasiado grande, aunque soportable, pero el destino quiso que se agregara uno más: los celos.

—Paula y yo vamos a ir a estudiar Historia Mexicana con Gus.

¿Qué? ¿Con ese sujeto? Por supuesto que dejé de inmediato los ejercicios de Matemática que estaba realizando para responder aquel mensaje.

—¿Con Gus? No te ofendas, pero no parece que sea el ser más iluminado, ¿no había otro?

—Jajaja no seas celoso –me escribió ella—, él ya rindió estos exámenes hace algunos años, tiene las respuestas y los apuntes ordenados. Historia es la más extensa de todas, y su ayuda nos vendría bastante bien. Mis padres van a matarme si no apruebo todo con buenas calificaciones, y son demasiadas materias.

Soporté aquello sin quejarme, aunque no voy a negar que cada vez que Guada se ausentaba para ir a estudiar con Gus, me carcomía la angustia.

***

Luego de unas semanas comenzó lo extraño, empecé a recibir mensajes de Gus para nada normales. Al principio parecía que solo quería platicar conmigo, como si quisiera conocerme o ser mi amigo. No le di mucha bola, le contestaba cada tanto y seguía con lo mío.

Hasta que un día comenzó a preguntarme por mi relación con Guada, le interesaba saber cuándo habíamos comenzado, qué tan en serio estábamos, si teníamos planes para el futuro. Yo le respondía sin darle muchos detalles, ¿estaría sintiendo celos de mí? ¿Él? ¿El sujeto del que yo había sentido los máximos celos desde que conocí a Guada?

Inicialmente, no me parecía que Gus significara ningún tipo de amenaza. Confiaba plenamente en Guada y en nuestro amor. Pero una pequeña punzada de celos me atacó cuando vi que Gus publicó un dibujo que Guada le había hecho a él. ¿Había pintado para ese sujeto? ¿Qué le veía de especial?

—No me tomó nada de tiempo hacer eso. –Se reía Guada, cuando se lo cuestioné—. Fue en agradecimiento por habernos ayudado con Historia Mexicana.

Todo sonaba bastante inocente. Aunque luego, cada tanto y con mucha sutileza, Gus empezó a decirme cosas que daban a entender que Guada no era la indicada para mí. ¿Por qué querría decirme eso? ¿Estaría intentando separarnos? ¿Querría recuperar a Guada?

—Pues estás equivocado –le había respondido un día, mientras le escribía orgulloso con la cabeza ladeada—, porque ella me ama a mí.

Entonces, Gus no volvió a hablarme durante algún tiempo. Ja, le había ganado.

***

Toma tiempo construir algo bello, y, sin embargo, puede destruirse en segundos. Un castillo de arena, por ejemplo, lleva horas para crearlo, modelarlo y afinar los detalles; pero puede ser destruido de inmediato por una ola muy grande o por alguien malintencionado.

Pienso también en la biblioteca de Alejandría, millones de años de acumulación de documentos, uno de los mayores centros de recolección de conocimiento de la Antigüedad, para que un incendio lo destruyera todo en poco tiempo.

Así ocurrió con mi historia, con nuestra historia. Pero el desastre no comenzó con agua ni con fuego, el detonante fue una fotografía.

Esa noche había terminado de jugar a Magnus con mis amigos y me estaba por ir a acostar, era tarde y Guada estaba en una fiesta, lo que significaba que esa vez no nos desvelaríamos juntos hablando sobre cualquier tema hasta que amaneciera.

Antes de dormir, entré a Facebook por inercia, vi que Paula estaba publicando algunas de las fotografías de la fiesta en la que se encontraban y decidí husmear un poco. Quería ver a Guada, ver nuevas fotografías de ella.

Y entonces, apareció esa foto, LA fotografía. Mis ojos la escrutaron con incredulidad. Era Guada, era mi Guada, sentada en un sillón sobre las piernas de Gus, ambos se miraban y tenían sus rostros muy cerca, se podía notar que había química entre ellos. Aunque en verdad ella no estaba sentada, se encontraba semi-acostada sobre las piernas de él, que la miraba con lujuria mientras la sostenía de la espalda y ella le sonreía.

No pude más, me hirvió la sangre de celos y mi cabeza comenzó a llenarse de preguntas: ¿se besarían? ¿Harían algo más? ¿Habrían terminado? ¿O seguirían juntos desde siempre y Guada simplemente había dejado de contarme sobre eso?

Pero de pronto, la foto desapareció, ¡Paula acababa de borrarla! Eso solo logró que mis sospechas se incrementaran aún más. ¿Paula sabría sobre la relación de Guada y Gus y los estaba encubriendo? ¿Por qué la borraba? ¿Para que yo no me enterara? ¿Si yo le preguntara a Guada sobre esa fotografía ella simplemente me respondería que nunca había existido? ¡Acababa de verla con mis propios ojos! ¡Claro que había existido!

Tomé mi celular, y sin importarme que fuera una llamada a larga distancia comencé a intentar comunicarme con Guada. Pero fue inútil, jamás atendió mis llamadas.

Esa noche no pude dormir, maquinando mil teorías. Hasta decidí escribirle a Paula, pero, para terminar de frustrarme, obtuve la misma respuesta nula que con la maga.

Intenté quedarme dormido, de veras que lo intenté. Al día siguiente ella podría explicarme la situación, seguro habría una buena explicación para esa extraña fotografía, era probable que yo lo estuviera malentendiendo todo. Pero no pude, no pude esperar más, ¿por qué no me respondía? ¿Por qué Paula no me contestaba si hacía poco se había conectado para subir las fotografías? No podía controlarme, necesitaba saber la verdad, mi alma lo pedía a gritos como requisito indispensable para tener paz.

No lo pensé mucho más y le hablé al mismísimo Gus. En ese momento, mi estado emocional no me permitió pensar en que era una mala idea. Si ella no quería aclararme las dudas ¡alguien tenía que hacerlo!

—Necesito saber algo, ¿Guada y vos están juntos? –le escribí—. De cualquier manera que sea.

Lo vi en línea. Vi que leyó mi mensaje. Rogaba que me respondiera con la verdad, necesitaba saberlo, necesitaba que me dijera que no, que no estaban juntos, pero lo que él me respondió fue aún peor:

—Pues sabes que ella me dijo algo que creo que tengo que decírtelo. A mí me gustaría saberlo si fuera tú, wey. Mira, para ella, tú solo eres "alguien de internet".

Me sentí profundamente herido por ese comentario, por el hecho de que Guada pensara así de mí cuando para mí ella lo era todo, por el hecho de que se lo había dicho a Gus y porque él no respondió a mi pregunta. Lo que significaba que tenía que ser una respuesta afirmativa. No podía creerlo. No quería creerlo.

Alejé el celular de mí con tal brusquedad que asusté a Beto que dormitaba tranquilo, afortunado sin problemas amorosos.

Me sentía herido, me sentía mal, comencé a sentirme descompuesto. Los pensamientos no dejaban de arremolinarse en mi cabeza. Había varias voces hablándome, una decía que yo no sabía nada y que debía dejar de hacer suposiciones sobre una fotografía y un comentario de un desconocido, que le diera a Guada el beneficio de la duda. Otra me decía todo lo contrario, que Guada era mala, que me había engañado todo este tiempo con Gus. Me volvieron imágenes de la vez que conocí a Gus en persona, allá en México, la forma en la que la tomó de la cintura y los comentarios desubicados que había hecho. Esa voz me decía que me alejara de ella, que si me engañaba no merecía mi amor.

Una tercera voz decía que en caso de que me hubiera engañado, aquello no era para tanto, que el amor todo lo perdona. "¡Sí, sí es para tanto!", decía la segunda voz. "Nooo no podré sobrevivir sin ella", lloraba la tercera voz. "¿Alejarla voluntariamente de mí? ¿Qué? ¡Eso nunca había sido una opción!"

Esa noche no pude dormir.

***

Al día siguiente, como al mediodía, Guada al fin me habló, fue ella quien me llamó a mí. Dejé sonar el celular durante algún tiempo, no sabía por qué, pero ya no tenía ganas de hablarle, me sentía dolido y cansado. Sin embargo, su insistencia fue tanta, que al final cedí y oprimí la tecla para responder a la llamada.

—¡Buenos días, mi curanderito! ¿Estás bien? ¿Por qué tantas llamadas perdidas?

No haber dormido por haberme carcomido los sesos pensando en posibilidades me había provocado una terrible jaqueca, por lo que no estaba de humor.

—¿Recién te despertás? –la inquirí—. ¿Te acostaste tarde por estar ocupada besándote con Gus? –le solté, como primeras palabras del día.

—¿¡Qué!? –Sonaba genuinamente sorprendida, ¿sorprendida porque no era cierto? ¿O sorprendida porque la hubiera descubierto?

—Dale, decime la verdad –le ordené—, yo ya lo sé todo.

No lo sabía, pero quería probarla.

—¿De qué rayos estás hablando? ¿Cómo siquiera se te metió esa pinche idea en la cabeza? –comenzaba a sonar molesta—. ¿Has dormido bien?

—No –le respondí secamente.

—Lean, me estoy empezando a preocupar, quizá los insomnios te están haciendo mal, creo que deberíamos intentar volver a dormir bien. Nos quedamos hablando hasta tarde casi todas las noches.

—¡Me importa una mierda el insomnio! –le respondí horrible, por primera vez.

—¡¿Qué chingados te sucede?!

Ante esa pregunta las lágrimas volvieron a mis ojos.

—Vi una foto –comencé a contarle—, tuya, en un sillón, con Gus.

—¿Eso es todo?

—¡¡No!! –le grité, desesperado—. ¡Hablé con Gus! Él me había dicho que sos demasiado para mí, que no te merezco. Con otras palabras, claro.

—¿Qué? ¿Por qué? No es cierto. ¿Estás seguro de eso? Quizá lo interpretaste mal.

—¡Callate! ¡Claro que es cierto! Pero eso no es lo más importante. Él me dijo que para vos yo soy solamente "alguien de internet".

Pronunciarlo con mi propia voz hizo que me volviera a doler y no pude contener un espasmo de dolor que seguramente ella escuchó.

—¿Eso le dijiste? ¿Es eso cierto? ¿Eso soy para vos? –le pregunté, intentando mostrarme enojado y que no se me notara lo herido que estaba.

—A ver, tranquilízate –comenzó hablándome, podía darme cuenta de que ella también se esforzaba por mantener la calma—, no hay nada entre Gus y yo. No tengo idea de por qué te dijo eso.

—¡¡No te creo!! –le grité, el punzante dolor en mi pecho no me permitía comprenderla.

—¡¡Pues créeme!! –escuché su voz gritándome, sacándose de quicio— ¿Confías en mí?

—No lo sé –le respondí con sinceridad—, ¿cómo puedo estar seguro? –me cuestioné a mí mismo, pero lo pronuncié casi en un murmullo y Guada me respondió:

—¡¡Porque te amo, pinche imbécil!!

Esas palabras, las mismas que había usado cuando me había confesado su amor por primera vez, me hicieron encogerme y llorar como un crío.

—Lean –me habló entonces ella, con un poco más de calma—, solo viste una foto, no conoces el contexto. No recuerdo haber estado en un sillón con Gus, habrá sido cosa de un segundo, estaba ebria, pero sé perfectamente que no lo he besado.

—¿Cómo estás tan segura? –le pregunté, recordando las veces que me había contado que olvidaba eventos cuando estaba ebria.

—¿Quieres la verdad? ¡No, no estoy segura al 100%! Pero no tengo recuerdos de haber hecho nada con Gus, jamás, desde hace bastante tiempo.

—¡Siempre has puesto tus propios placeres por sobre las otras personas! –No estaba pensando lo que decía—. Cuando te peleaste con Paula, ¡fue por Gus!

—¿¿Qué carajo estas insinuando??

—¡¡Y yo acá extrañándote como un pelotudo!!

—¡¡Vete a la mierda!! –rugió—. ¿Cómo puedes pensar así de mí? ¡Yo no besé a Gus! ¡No me estás escuchando!

—¡No! ¡Vos no me estás escuchando a mí! –le volví a gritar.

—¡Leandro! ¡Deja de gritar como un loco y de comportarte como un imbécil! –me gritó—. ¡No quiero besar a Gus! ¿Puedes entender eso? ¿Puedes entender que te amo a ti?

—Entonces, ¿por qué borraron la foto? –Quería creerle, quería volver a estar seguro de que nuestro amor era exclusivo.

—No tengo idea de qué fotografía estás hablando.

—¡La del sillón!

—Hablaré con Paula y con Gus, tienen que darme serias explicaciones.

Así terminamos la conversación. Me sentía impotente, ni Gus ni Paula eran mis amigos, ¿por qué me dirían la verdad? Me gustaría pensar que sí lo harían con Guada, pero solo me quedaba esperar a que ella los indagara. ¿Por qué Gus me había dicho esas cosas por chat? ¿Extrañaría a Guada? ¿Estaría intentando separarnos de maneras sutiles? ¿Querría que Guada fuera de nuevo solo para él? ¿Y Paula? ¿Por qué habría borrado la fotografía de Guada y Gus en el sofá?

Había demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Mientras tanto, yo no podía estar tranquilo ni conmigo mismo y mucho menos con Guada.

*********

Quien estuvo más cerca de adivinar la pregunta pasada fue La_letra_Escarlata, ¡felicidades! ¡Sí, Guada le había hecho algo así como un cuadro a Gus!

Muchas gracias a todos por leer, el domingo publicaré los últimos tres capítulos de esta historia, sí, tres capítulos completos, los capítulos finales, los tres juntos 🙊

Continue lendo

Você também vai gostar

598K 99.4K 75
Kylian Craig tiene claras dos cosas: enamorarse debilita y todo se puede negociar, así que cuando se da cuenta de que una de sus más grandes inversio...
1.1M 188K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
126K 27.4K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
134K 12K 65
Siempre fuí una débil e ingenua niña, más aún cuando ocurrió aquello que me marcó, aquel fatídico día que los perdí y con ellos se fue mi lado tierno...