Canela ©

De Karo_lovegood

33.7K 6.1K 17.6K

[COMPLETA]. La conocida teoría de los polos opuestos atrayéndose cierta vez toma poder en las relaciones, pe... Mais

Sinopsis
1. Un gran día
2. Es tu día
3. Piojo
4. No quiero un castigo
5. El idiota que ella dice que soy
6. Mi esencia favorita
7. No quiero ser más una niña herida
8. Ya no me odies
9. Cálmate, piojo
10. No puedo verla en todas partes
11. Estar enamorada de ese imbécil
12. No soy como él
13. No se trata de un juego
14. Es nuestra mesa
15. ¿Bailamos?
16. Está llena de sorpresas
17. Algo imposible
18. Pausa a tu juego
19. Canela
20. No gracias, Hestia
21. No es mi chica
22. ¿Nos llevamos bien?
23. Preocupada por la cuerda
24. Lo que sea por ti
25. Marcando territorio
26. Carterista
27. Esa cita
28. Tic-toc, linda
29. Hay otro chico
30. Lo admito
32. Es fácil confiar cuando se trata de ti
33. Siempre vuelvo a pensar en él
34. Alguien se ha enamorado
35. Feliz navidad, Bonetti
36. Es la chica de la fiesta
37. Aida
38. Parte de la rutina
39. Eres la novia de mi hermano
40. Idioma Miller
41. "Quiero hablarte de algo"
42. Un fracaso
43. Naranja entera
44. Es su canción
45. Caramelo de ajo
46. No volveré a cruzarme en tu camino
47. ¿Mi novio?
48. Aliens, por favor, abdúzcanme
49. La copia exacta de James
50. Orgullo personificado
51. Maltrato animal
52. Supersticiones de abuela
53. Lunática
54. Ya tenías uno
55. Solo... un pedacito
56. Eres un osito panda
57. ¿Está soltero?
58. ¿Puedes abrazarme?
59. Es un mal chiste
60. Orangutanes cínicos
61. Te prometo que te quiero
62. No todo podía ser perfecto
63. ¿Mis ojos mienten?
64. Los planes para mi muerte
65. No puedo seguir engañando a ambos
66. Jugar a la casita
67. Su humor, mi enemigo
68. Su enamorado es Liam
69. Lo que ambos sentimos
70. Hay muchas formas de amar
71. Nuevamente lo detesto
Extra: Chrisand
72. Me haces daño
73. Jodidamente manipulable
74. Soy un títere
75. Sinónimo de dolor
76. No conozco de razones
77. Te quiero conmigo
78. Eres más que eso
79. Criadero de anfibios
80. Huele a canela, así como tú
81. Piezas similares de un puzzle
82. No estoy enamorado de ti
83. No pienses que te esperaré toda la vida
84. Un panda colgando de tus llaves
85. También el mar es muy cambiante
86. Que me pruebe lo que quiera
87. El final de nuestra canción
88. Tu apodo en mi café
89. Aún no termina tu día
90. Espinas en tu corazón
91. Será un reto
92. Ahora soy un egoísta decepcionado
93. Déjà vu
94. Uno, sin dejar de ser dos
Epílogo
Agradecimientos
Extra 1: Como el resto de tu vida
Anuncio

31. Yo siempre gano

302 58 179
De Karo_lovegood

Mis ojos se abren con pesadez como cada mañana al despertar, y fastidiada me remuevo en la cama. Hoy no despierto por falta de sueño, sino por unos ruidos que se hacen oír desde fuera de mi habitación.

Me levanto sobresaltada al comprender lo que sucede y después de calzarme, me propongo bajar a la planta baja, de donde provienen los gritos, pero me detengo en el barandal de la escalera para ver la escena desde allí con una felicidad imposible de ocultar.

Lascialo cadere, Attila! [¡Suéltalo, Attila!] —Mi primo de ocho años, Carlo, le grita a uno de sus perros raza Lebrel. Parece que le exije soltar una bolsa con algo que desconozco y que ahora no me importa conocer, porque el hecho de ver que ya están en casa me hace feliz, así que bajo las escaleras corriendo con intención de integrarme a su bienvenida.

—¡Hola! —exclamo emocionada, viendo que la familia entera se encuentra allí. Todos sonríen al verme, pero es Ruggero quien me abre sus brazos para recibirme como si de verdad me hubiera extrañado—. Estás aquí, pulgoso... No sabes cuánto te he necesitado —confieso, ejerciendo presión sobre su torso sin prestarle atención a la presencia de los demás.

Mi primo ríe de esfuerzo, pues la presión que ejerzo con mis brazos se lo dificulta bastante.

—Sé que siempre me extrañas, pero lo harás más si sigues limitando mi respiración —comenta con gracia y esta vez no lo dejaré ganar, así que le presiono con más fuerza antes de soltarlo finalmente y retirarme para saludar al resto de la familia.

Sé que dos adultos con cuatro niños y dos perros de esta raza y bastante grandes no será un ruido y aventura fácil de soportar, pero realmente estoy feliz de tenerlos aquí.

—Es que Rugge estaba insoportable, Gab —añade Alessia, mi prima de doce años que hace uso de su excelente inglés cuando agradezco su presencia con un abrazo. El aludido se muestra ofendido, pero el resto de la familia se ríe—. Dijo que se vendría él solo si no nos dábamos prisa.

Me separo de mi tía Clarissa, riendo, y me acerco al sofá donde se encuentran los infantes, cada uno atento a sus intereses.

—Gio, preciosa —saludo en un susurro a Giovanna, la pequeña de la familia que tiene cuatro años.

La castaña levanta la cabeza, despegando la mirada de las muñecas que sostiene en sus manos y frenando su conversación imaginaria con estas para verme.

—¡Arya! —exclama eufórica, soltando a sus tesoros para rodear mi cuello con sus pequeños brazos.

Me integro en una conversación con la pequeña por un rato, en el que en un esfuerzo por hablar inglés me comenta cualquier historia sobre sus muñecas; y luego me uno a Carlo, que consiguió retirar la bolsa de la boca del perro y logró sacar su pequeña consola para sentarse en el sofá e integrarse también en su mundo. Converso sobre sus juegos también con él, que ni siquiera intenta dejar el italiano, y luego me fijo en los demás.

Mi abuela se ha sumergido en una conversación con mis tíos y Ruggero, Alessia y yo, decidimos subir la habitación de Ru un rato más tarde después de mucha insistencia, porque está emocionado por mostrarme las nuevas fotos que ha hecho con su vieja cámara profesional.

—Y estas las hice en el pueblo, cuando fui con Mateo y Alexa —comenta, mostrándome una imagen de una tienda de dulces bastante bonita y bien enfocada, donde fotografió a un lindo gato blanco de ojos azules.

Continúo viendo las fotografías con su hermana a mi lado, mientras lo escucho parlotear sobre su elevado interés de ver a Juliana. Desde que conoció a mi amiga ha tenido cierta atracción hacia ella, y cada vez que se le presenta la oportunidad me lo recuerda como si yo lo hubiera pedido información al respecto.

Sé que solo le gusta físicamente, pues apenas hablan como para que el sentimiento se haya formado a profundidad, pero me incomoda que hable con tanto énfasis sobre sus fantasías teniendo a Alexa, la chica de las fotos, como novia.

Jamás se ha atrevido a insinuársele a Juliana directamente, pero sé que de cualquier modo su interés está allí, y eso me hace sentir muy mal con su novia. Nunca me ha sucedido, pero me aterra que pueda pasarme lo mismo y terminar herida por llegar a arriesgarme, siendo engañada o reemplazada luego de que me haya ilusionado. También puede ocurrir lo opuesto, y esa una de las razones por las que me esfuerzo por aislarme.

—¿Qué piensas hacer con Alexa? —inquiero, sin poder soportar más su verborragia.

Con su novia tiene unos seis meses de relación, o un poco menos. La conoció en el instituto y cursa el mismo año en sexto. Me parece bonita y sí, tiene cierto parecido a Yulia, pero la última es mi amiga y la veo más hermosa que al resto. Es comprensible que Rugge también lo perciba así.

—Ya con Alexa no me siento bien. Me cela todo el tiempo sin razón, quiere que todo el tiempo estemos juntos y no está bien. ¿Tú crees que un bombón como yo deba soportar eso? Tengo también mis admiradoras que merecen un poco de mi atención —alardea, tumbándose en la cama sin poder dejar su presunción.

Ruedo los ojos, y Alessia le lanza una almohada que acertadamente cae sobre su cara.

—Eres patético, Rugge —comenta su hermana, ganándose una mala mirada de parte del chico.

—No puedo creer que seas mi familia, eres una traidora. ¿No se supone que deberían fomentar mi amor propio?

Exclamo un bufido ante su ridículo argumento.

—Sí, Russo —confirmo, tumbándome a su lado con la cámara en manos—, pero tú estás confundiendo el amor propio con el ego. Tienes el último demasiado elevado.

—Exacto —secunda su hermana, acostándose al otro lado y dejando a Ruggero en medio de ambas, que suspira antes de hablar.

—Bien, lo admito. Pero no, en serio creo que romperé con Alexa... No es por alguien más, jamás la engañaría, la quiero y por esto le pedí que fuese mi novia al comienzo, pero no la amo. Ultimamente ha pasado demasiado y no quiero esto; nos estamos haciendo mucho daño y apenas empezamos, no me atrevo ni a pensar en cómo sería de continuar —explica, circunspecto por la seriedad del asunto—. Además, la distancia también puede ser un problema. Me siento incluso cansado para seguir intentándolo...

Suspiro pensativa. Él tiene razón, pero realmente no sé qué decir para hacerle saber, si quiera, que estoy de acuerdo con su argumento. Además, el tono pasaroso que utiliza para exponer sus sentimientos me debilita un poco, porque lo escucho triste a pesar de todo, como si le doliera que la relación se haya desarrollado así, y eso limita mis escasas habilidades.

Para dar consejos y portarse serio en asuntos delicados está él, y yo alcanzo a ser apenas una aprendiz.

Afortunadamente él vuelve a sacar su lado divertido para apartar su historia y vira en otra dirección, luego de que dejo un estruendoso beso en su mejilla con el que pretendo demostrarle mi apoyo.

Conversamos sobre las nuevas películas que han estrenado y que se mueren por ver, y minutos más tarde los dejo para que organicen sus cosas en sus habitaciones con ayuda de las personas de servicio. En ese momento aprovecho de hacer video llamada con Juliana y contarle que mi familia ya se encuentra en casa y que comienzo a pensar en que quedarme aquí podría ser una buena decisión.

Hace cinco días han terminado las clases por este año y aunque las actividades que me asignaron electrónicamente no han sido muchas, me alegra haber terminado ya, porque estoy decidida a tomar este tiempo como unas buenas vacaciones, a pesar de que la pérdida de mi abuelo todavía me pesa cuando quedo sola por las noches.

Después de que los chicos se instalan, pasamos el resto del día viendo películas, o eso intentamos, porque cuando ellos me comentan algunos chismes del instituto en el que estudian dejamos de lado las imágenes de la pantalla para centrarnos en los relatos. Y entre esos escucho atenta las historias de Selena, una compañera de Alessia que a su edad, supuestamente, ha mantenido relaciones con medio instituto.

Y yo preocupándome por besos media luna.

El tiempo ha avanzado con mayor rapidez de la que creí que era posible. Ha sido extraño, pero no puedo negar que desde que todos llegaron hace apenas tres días y la mansión está patas arriba; con gritos a cada momento; reprimendas hacia los menores y repetidas crisis de mi abuela por sus cojines estropeados, me he sentido feliz de convivir con tantas personas. En casa solo somos tres y estaba acostumbrada a la tranquilidad y el silencio, lo cual es lindo, pero nunca vivimos esta adrenalina que me parece tan divertida.

Nada se iguala con ver a Carlo correr por toda la casa huyendo de la paliza verbal que le dará su madre por grosero, y con Giovanna delatando su escondite para después recibir golpeteos de su hermano por chismosa, lo que significa que al final, ambos terminan castigados y enojados entre ellos mismos.

Siempre es así, ellos discuten, se pegan, y luego Clarissa les da su merecido a ambos.

Hemos salido a pasear y a comer helados estos días, no solo para hacer agradables las vacaciones, sino también para ayudar a mi abuela a despejarse un poco después de lo que ha pasado, y es algo que nos viene bien a todos.

La navidad es en menos de cuarenta y ocho horas, y hace dos días, tuvimos una agotadora actividad en la que decoramos con toda la familia cada rincón de la casa, usando luces blancas, estrellas, campanas, candelabros y todo tipo de artilugios que según mi abuela no deben faltar. Y la cereza que completa el pastel, es un enorme árbol que, como siempre, lleva una pieza diferente con el nombre de cada integrante de la familia Russo. Al momento de colgar la de Ángelo la nostalgia se apoderó de nosotros, pero afortunadamente la alegría propia de la época se la llevó tan rápido como vino.

Hoy es otro de esos días en los que no soy capaz de alargar mis horas de sueño, y por eso me levanto temprano, bastante fastidiada por no dejar de sufrir por lo mismo. Aunque en esta cama se me hace fácil, mi reloj biológico no es mi mejor amigo y me obliga a despertar temprano en contra de mi voluntad.

Al levantarme, sigo mi rutina aseo y me dirijo al comedor, donde me espera mi familia con la misma rutina de siempre; solo que ahora la acompañan gritos con los que se obliga a Carlo a dejar su consola de lado y a Giovanna se le insiste en que debe comer sin hacer mucho desastre, cosa que hasta los momentos me parece imposible.

Estos niños son verdaderos anticonceptivos.

Recojo todo cuando acabo el desayuno y salgo con Rugge a trotar en el campo de mi abuela, uno cubierto de grama, bastante amplio y donde solíamos tener esas extensas horas de fútbol con mi abuelo.

—Vamos a trotar, no a correr, espero que tu inteligencia sea superior a tu ego y entiendas la diferencia —bromeo antes de iniciar, marcando el punto de partida.

—Lo sé, niña, pero después de esto te retaré a correr y veremos quién tendrá que hacerle masajes al otro —exclama, tambaleándose sin ritmo en un falso calentamiento.

Suelto una carcajada, antes de mirarlo con una seriedad forzada.

—Hecho. —Extiendo mi mano que él estrecha y agita sobre la mía, cerrando el trato.

Nos posicionamos uno a un lado del otro, a la misma distancia. Nos preparamos con ejercicios de estiramiento y luego de unos minutos me adelanto a mi trote ligero. Intento mantener la respiración a mi manera, inhalando y exhalando con frecuencia y con sigilo para evitar cansarme tan rápido y para que el aire no se acumule en la zona de mi abdomen, es como Angelo nos ha enseñado a hacerlo.

—No me digas que ya no sirves para esto —le pico con diversión, viendo de soslayo que sus movimientos se han relentizando paulatinamente. Apenas llevamos dos vueltas y él ya parece exhausto.

—No me hagas hablar, no hagas trampa —se queja, extenuado. Vuelvo a reír, pero dejo de hablar porque él tiene razón. Hablar no resulta conveniente en estos momentos si lo que quiero es mantener la respiración con la mayor estabilidad posible.

Continúo mi trote. Hemos decidido dar cinco vueltas al predio y al completarlas, paramos a tomar agua y recuperar un poco del oxígeno para centrarnos en la competencia. Me estiro una y otra vez, dejando fluir el aire con calma por cada centímetro de mi cuerpo. La fría brisa se apodera del lugar, lo cual es confortante y me hace sentir segura de mi inminente victoria.

—Ya está, has descansado mucho —hablo a mi primo, que después de tomarse su botella de agua hasta acabarla, se ha tumbado completamente sobre el césped, cansado—. Parece que alguien ha dejado de entrenar —canturreo para provocarlo.

Rugge bufa y se levanta con convicción, dejándome saber que no me dejará ganar tan fácilmente.

—No me provoques, Russo, no me provoques —me amenaza, ya de pie.

Vuelvo a reírme sin ganas.

—Mejor cállate y toma tu posición —le ordeno, él obedece y se coloca frente a mí. Parece más cansado que yo, y eso me hace confiarme. No quiero hacerle ningún masaje jamás en mi vida. Ya me ha tocado antes y es la peor pesadilla que he vivido nunca, incluso peor que estar entre los labios de Liam.

—Solo una vuelta —pide, casi en una súplica a la que accedo sin rechistar—. A la de tres —apunta. Repite sus extraños movimientos y continúa su conteo en silencio, gesticulando los siguientes números hasta llegar al final de la cuenta y enumerando con sus dedos—. ¡Ahora! —exclama al fin, y casi no lo dejo terminar cuando ya estoy a muchos pasos de ventaja.

Él corre con fuerza y lo tiene fácil, porque sus piernas son largas, pero las mías no se quedan atrás y su evidente cansancio me ha dejado en claro que sus habilidades deportivas no están en óptimas condiciones por el momento, por lo que fácilmente me le adelanto.

Corro lo más rápido que mis piernas me lo permiten y ya me siento cansada después de un tiempo, mi corazón late con fuerza y mi respiración necesita ser regulada, pero no me detengo. Quiero parar cuando ya estoy cerca de la meta, pero me repito que tocar los pies de Ruggero será un suplicio para mis manos y me obligo a continuar, convencida de que debo permitirme la felicidad de pasar por encima de él otra vez, porque no hay nada que se me haga más placentero.

A pocos pasos del lugar deseado, caigo al suelo, pero no por haber tropezado, sino porque mi tramposo primo ha tomado de mi brazo para apartarme y hacerme caer. No le doy el gusto y reúno toda la fuerza que soy capaz para alcanzarlo y hacer lo mismo con él. Está débil, por lo que se le complica la defensa y cae con mayor facilidad, otorgándome finalmente la victoria.

—¡No! —chilla, todavía sin levantarse del todo—. Eres una tramposa.

Me devuelvo arrastrando mis pasos y todavía respirando con dificultad, me siento a su lado con las piernas extendidas y ligeramente abiertas. Aprovecho de golpear levemente su cabeza como inocente venganza y coloco el peso de mi torso sobre mis manos al apoyarlas detrás de mí a los costados.

—¿Yo... —me interrumpo para tomar aire que exhalo con calma, con la intención de ayudar a mi respiración a tomar su ritmo ideal— yo soy tramposa? Tú eres un descarado, Ru —me quejo, viendo que se tumba por completo—. Pudiste haber ganado limpiamente, pero preferiste humillarte.

—¿Vas... a seguir... restregando mi derrota? —me reclama extenuano, haciéndome reír débilmente por su estado.

—No, lindo, no soy como tú.

No responde, y es un momento en el que ambos nos dedicamos a llenar los pulmones de aire fresco en silencio. Cierro los ojos, permitiéndome entrar en una burbuja de profunda calma, acompañada por el acompasado cántico de las aves que vuelan impetuosas a distancia de nosotros sobre el cielo. El clima es frío y la grama sobre la que yace mi cuerpo aún conserva rastros del rocío nocturno, pero incluso es algo que disfruto, dichosa de descansar después de una maravillosa jornada de ejercicio.

En un punto llego a pensar que Rugge se ha dormido cuando su respiración se vuelve calmada y apenas audible, pero su calmada voz me demuestra que no ha sido así cuando me habla algunos minutos más tarde.

—He estado hablando con Mateo.

—¡Qué novedad! —me burlo, tiñendo mi voz de sarcasmo.

—Deja de burlarte. Me refiero a que me ha dicho que salieron el otro día. Bueno, tú también me lo dijiste, así que no era algo desconocido, pero el punto es que me habló con más entusiasmo que tú y me da hasta pena —comenta tranquilo, pero su relato también me causa un poco de culpa—. Sí sabes que él está muy ilusionado contigo, ¿verdad? —pregunta. Él conoce mi respuesta y estoy segura de que solo se preocupa por su amigo.

—Sí, Rugge, lo sé. Pero no quiero lastimarlo. Yo hablé con él y creo que lo entendió.

—¿No te gusta ni un poco? —interroga cauteloso, como para asegurarse de que existe la posibilidad.

Suelto una risita nasal ante su apenado cuestionamiento.

—Bueno, un poco, sí —admito, porque es cierto—. Me parece muy lindo y si estuviera en mis manos te juro que ya habríamos empezando algo, pero no lo sé. Lo quiero mucho, pero creo que sería injusto darle una oportunidad cuando yo no me siento del todo segura. Tal como lo dijiste, solo nos haríamos daño. Sería demasiado apresurado intentar algo ahora y me gustaría más tiempo.

—¿Es por Liam? —consulta bajo sosiego, para asegurarse de sus tontas sospechas.

Suspiro pesadamente y sonrío un poco. Ambos nos mantenemos en nuestra posición, él con la vista en el cielo y yo mirándolo de soslayo.

—No es por él, aunque es obvio que estoy confundida, estoy segura de que no es por él —miento—. Creo que Mateo y yo solo necesitamos un tiempo a solas y tal vez pueda incrementar esto que creo sentir por él, ¿no crees? —pregunto con calma.

—Es mi amigo, pero tú eres mi hermana y me gustaría que los dos sean felices, pero si no estás del todo segura ninguno de los dos lo será —razona, mirándome—. No quiero que esto se haga forzado solo porque creas correcto complacerlo a él.

Me incorporo y desde allí, introduzco mis dedos en las hebras de su castaño cabello en ese gesto que desde siempre hemos compartido y que disfrutamos tanto.

—Jamás me expondré por él en este sentido, y te prometo que haré lo que esté en mis manos para no lastimarlo si al final resulta que nada surge.

—Lo sé... —musita, sonriendo con inocencia como si su mente maquinara una bonita idea—. ¿Has pensando quedarte más tiempo aquí?

Devuelvo su gesto.

—Sí —confieso—. Mucho.

—Eso me haría muy feliz —murmura. Se sienta también y me observa, dejándome ver esa ensanchada sonrisa de niño cargada de ilusión que tanto adoro.

—¿Te he dicho que eres una ternurita con fea cara? —lo molesto, usando un aniñado tono de voz y sonriendo burlona.

Mi primo me mira amenazante, pidiéndome con sus ojos que retire mis palabras, pero en lugar de hacerlo, me levanto y salgo corriendo con la intención de volver huyendo a casa. Ruggero también se levanta y sigue mis apresurados pasos con apremio debido a que recargó sus energías, gritando que me detenga y cualquier tontería que solo me causa gracia.

Tras un largo recorrido en el que ya visualizo mi destino, me detengo en seco en contra de mi voluntad. No es por sus manos que me sujetan, sino por la gran cantidad de agua helada que vuelca sin consideración sobre mi cuerpo, que se paraliza al instante a causa del frío líquido.

—¿Creíste que te dejaría llevarte todo el triunfo? —Giro a verlo, indignada y boquiabierta por su cinismo. Veo que el peso de su cuerpo reposa sobre su pierna izquierda y que me muestra una sonrisa victoriosa, mientras hace girar el cubo sobre su mano derecha con orgullo.

—Eres el peor primo y perdedor del mundo, Filippo —lo acuso, haciendo uso de su segundo nombre que sé que odia.

El abre también la boca, ofendido, y se acerca a mí, pero aprovecho de tomar la otra cubeta que se encuentra a un lado con la intención de imitarlo.

—No te atrevas —me detiene un segundo, retrocediendo y colocando ambas manos a la altura de su pecho con intención de frenarme, pero eso no basta para que sonría con malicia, tome impulso y le aviente el agua junto con el tobo antes de dar media vuelta y continuar hacia mi anterior destino, con la felicidad que me deja regodearme con la victoria de humillarlo una segunda vez.

—Yo siempre gano.

Y estoy segura de poder hacerlo también en la competición que ahora tengo con el remolino de sentimientos.
___________________________________________________

¡Hola, ratón de mi corazón! Espero te encuentres muy bien. 💚

Por acá dejo esta cosita de capítulo que da a conocer más de Rugge y que le dedico a Eliyis, quien se ha esforzado por ponerse al día de forma impresionante. ¿Acaso no se merece todo nuestro amor ese engreído italiano? El mío lo tiene completito y un poco más.

Espero que sí te gustó, me lo hagas saber con tus comentarios y si no, también, son muy importantes y necesarios. Tampoco te olvides de dejarme una bonita y gratuita estrellita, nuestros niños se lo merecen.

Nos leemos pronto, piojito. Abrazos psicológicos. ʕっ•ᴥ•ʔっ

Continue lendo

Você também vai gostar

ALEVOSÍA [+18] De LuzK

Ficção Adolescente

5.2M 453K 83
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
71.2K 6.1K 27
Becky llega a la Universidad con su novia friend Y le toca sentarse con freen Qué es una chica interosexual Y tiene fama De usar a las chicas pero po...
El huésped De Claudia

Ficção Adolescente

158K 9.2K 42
- ¿¡Como que el hijo de tu compañero vivirá con nosotros!? -Dije harta. - Ashley cariño ya lo hablamos; no se quedara para siempre. -Dijo con cara in...
Eres Mia (Completa) De STEFI.LM

Ficção Adolescente

481K 23.8K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...