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19. Sentimientos
encontrados.
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Esas vacaciones habían sido diferentes para la familia Weasley ese año, debido a que habían ido juntos a Egipto donde estaba el mayor de los hijos del matrimonio, Bill.
Por esta situación la familia de magos también tuvo un verano diferente conociendo otro continente y nuevas costumbres.
Los días de descanso se habían ido muy rápido para el gusto de los hermanos Weasley, quienes disfrutaban de volar en sus escobas, jugar Quidditch y hacer travesuras.
Molly iba de allá para acá dentro de la Madriguera, ya que todo estaba lleno de polvo y ahora tenían que ordenar todo para volver a la escuela.
De Egipto habían llegado hace unas tres semanas y como costumbre recurrente solían dejar todo a última hora.
— ¡Chicos! ¡Por favor hagan sus maletas! — chilló Molly mientras remendaba unos pantalones de Ginny. — No quiero que mañana tengamos problemas para llegar a Kings Cross.
Mientras preparaba la cena con magia, se encargaba de hacer otras cosas, ella era organizada; si sus hijos eran dispersos era por los genes de Arthur. Molly vió entrar a Fred por la puerta algo desganado y algo sudado, habían estado montando durante la tarde.
— ¿Angelina no se quedó a cenar? — le preguntó al ver que no emitió palabra.
El pelirrojo volvió sus ojos hacia su madre.
— No, su padre vino a buscarla. Ya que tiene que preparar sus cosas también. —señaló Fred.
Su madre lo miró de arriba a abajo, durante este verano sus gemelos habían crecido demasiado para su gusto, les quedaban pocos años en la escuela. El tiempo pasaba volando y en un abrir y cerrar de ojos pronto se irían de casa.
— ¿Tú y ella están saliendo? — preguntó de manera curiosa. — Veo que estas tres semanas las pasaron sumamente cercanos.
Fred vaciló antes de decir algo.
— Creo que algo así, supongo.
— ¿Cómo que supongo? ¿Acaso no te he dicho que debes comportarte como un chico decente?
El pelirrojo se rió del arrebato repentino de su madre, ella les había enseñado bien y no quería que fueran unos chicos irrespetuosos.
— Madre, no te desesperes, solamente estamos saliendo y ahí veremos que sucede — contestó — Ni que fuera a casarme para que te coloques así.
Dicho esto Fred subió las escaleras de mala gana, sus pensamientos eran un caos y no tenía ganas de hablar con ninguna persona.
Se sentía estúpido, algo había en su interior que le hacía sentir algo arrepentido. Sacó sus uniformes y también cogió un montón de ropa que empacar. Abrió la maleta y comenzó a meterlo todo dentro, aún no podía hacer magia fuera del colegio así que tenía que darse la tarea de hacerlo él mismo.
No podía dejar de pensar en la tontería de la que se había involucrado. Se sentía molesto con él mismo y esa ofuscación no se iría de la nada. Pudo escuchar unos pasos dirigiéndose hacia la habitación por lo que asumió que era George el que se acercaba.
— ¿Tan temprano haciendo las maletas, hermanito? — le preguntó George con extrañeza —¿Ansioso por la escuela? Eso es nuevo.
Fred suspiró y se sentó sobre lo cama, observó a su gemelo y este último pudo percibir en sus ojos que le sucedía algo que lo tenía muy incómodo. George se sentó frente a él en su respectiva cama.
— ¿Fred? ¿Hay algo que te está molestando? ¿Te sucedió algo? ¿Tienes algún problema? — ambos podían ser muy bromistas entre ellos, pero cuando de verdad uno estaba preocupado o con un problema se apoyaban al cien por ciento.
El otro pelirrojo volvió a suspirar y observó a su gemelo. Le contaría ya que debía de echar fuera lo que estaba sintiendo.
— Pasa que con Angelina estamos saliendo — confesó y fue como si las palabras quedasen atrapadas en su garganta.
George enarcó una de sus cejas y frunció el ceño. Era más que evidente que la morena tenía sentimientos por su hermano y que jamás se había molestado en ocultar. Por otra parte esto era notorio hace mucho tiempo, prácticamente desde primer año y Fred jamás había mostrado interés en ella, por lo que a George le era algo extraño a primera impresión.
— Entiendo, pero no comprendo — hizo una pausa algo desconcertado— ¿Por qué lo dices como si no estuvieses convencido? ¿De hecho parece que la situación te estuviera torturando?
— Pues a decir verdad es que no es como yo creía que me sentiría — farfulló algo avergonzado — me siento incómodo con todo esto Georgie.
George se removió algo frustrado en su lugar, no lograba entender que era lo que le sucedía a su hermano. Y no comprender algo era una de las cosas que le desagradaban al pelirrojo.
— No estoy entendiendo nada, yo pensé que ella te gustaba — le mencionó — Angie siempre ha sido cariñosa contigo, a todas luces sabías de sus sentimientos y nunca te noté desagradado con esa situación, por lo que de verdad que no logro entender.
Fred suspiró y luego se otorgó valor para contar lo que había sucedido.
— Me acosté con Angelina hace unos días — soltó sin más — me acosté con ella y prácticamente para Angie fue la cosa más espectacular del mundo y para mí no fue así, sólo lo hice para hacerlo con alguien y ver qué era lo que se sentía.
George quedó bastante asombrado ante la confesión de su gemelo. La verdad era una revelación que no había esperado.
— La verdad jamás llegué a pensar que no te hubieras acostado con alguien, creí que entre tú y Camille Marx al inicio del año pasado había sucedido algo. — respondió haciendo mención a una de sus compañeras de casa — pero créeme que eso es lo de menos ¿Estás tratando de decir que en verdad no te gusta Angelina? ¿O el hecho de acostarte con ella no fue satisfactorio como creías?
Fred se puso de pie y comenzó a dar vueltas por la habitación, sobando su cabello algo perturbado. Se sentía miserable por haber actuado precipitadamente.
— Creía que me gustaba, enserio que sí. Ella es cariñosa y siempre está pendiente de mí — señaló dándole un punto a la morena — por eso decidimos salir y ella no tenía aprehensiones en esperar más tiempo... — hizo una mueca — pero para ella fue algo especial, no dejó de repetir que estaba enamorada de mí y que le había entregado su virginidad al amor de su vida.
— Y claramente tú no estás enamorado de ella — afirmó George de manera segura. Conocía a su gemelo a la perfección.
— No, no lo estoy y creo que tampoco llegaré a estarlo — confesó bastante culposo ese hecho y decidió seguir tirando la ropa dentro de su maleta.
— Entonces sabes lo que debes hacer, debes terminar con ella, no importa que recién se hayan decidido a salir — hizo una pausa, cogiendo también su maleta para prepararla — hay cosas que están destinadas a morir y esta es una de ellas.
Fred lo miró bastante molesto, sentía que su gemelo se estaba tomando el tema con bastante liviandad y él sentía que era algo serio.
— No puedo llegar y cortar algo que acabo de empezar George, ella creerá que estoy jugando con sus sentimientos y que sólo me interesaba acostarme con ella.
— ¿Y que eso no es así? Vamos Fred, acabas de decir que querías experimentar y la verdad es que eso tampoco está mal — dijo dándole ánimo a su hermano — nadie va a colgarte de los tobillos por intentar algo con alguien y después arrepentirte, eso es algo natural.
— No estoy muy seguro, sabes lo importante que es la primera vez para las mujeres.
— Sí, pero tampoco puedes forzarte a estar con quien no quieres sólo por compromiso o porque no quieres lastimarle — volvió a rebatir — no puedes hacerte cargo de eso, no es sano. Claro que hubiera sido mejor que no te involucraras con ella.
— Me siento arrepentido la verdad, Angelina es mi amiga desde niños y no quiero que se sienta usada o herida.
— Pues será peor mientras más tiempo pase, ella se ilusionará más — puntualizó — además ¿Qué es lo peor que puede pasar si es que terminas con ella?
— ¿Pues que se enoje conmigo?
— Exacto, a menos que sea una loca psicópata y obsesiva que se pegue a tí como la mala hierba y frustre todas tus próximas relaciones románticas.
— Espera, no he dicho que quiero tener otra relación romántica. — aclaró Fred.
— ¡Ay hermanito! Somos gemelos, te conozco desde el vientre de mamá ¿Vas a venirme con esas patrañas a mí? Es obvio que si no quieres estar con ella, es porque anda otra persona merodeando en tu mente.
— Pues... eso no lo había pensado en verdad.
A Fred Weasley no se le daba muy bien mentir pero sí ocultar sus sentimientos a la perfección, puesto que no le gustaba sentirse expuesto con las cosas que aún no estaba listo para compartir.
Esa era una de ellas, no se sentía listo para admitir que estaba desarrollando sentimientos por cierta Slytherin que no salía de su mente en el último tiempo.
— Tienes dos opciones; intentas que las cosas funcionen con Angelina llegados al castillo o huyes de allí antes que Johnson te golpee con la escoba y trate de lanzarte por los aires en algún partido.
Claramente George era más experimentado y debía decirlo por alguna razón.
— Eso de la escoba ¿Lo dices por algún motivo personal? — preguntó Fred para molestarlo y dejar de ser el centro de atención.
— La verdad es que sí hermanito, hay mujeres que no respetan tu integridad física y sólo desean verte muerto — respondió con ironía y negando con la cabeza — por eso te digo que tomes en cuenta mia consejos.
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Un nuevo inicio de clases se hacía presente y todos los estudiantes se habían agolpado ante las puertas de la locomotora que los llevaría de vuelta a Hogwarts. Como de costumbre un nuevo año no podría haber sido un nuevo año si no llegaba de la mano de un misterio o algún suceso inexplicable.
— ¡A qué no saben qué pasó hace un rato cuando todo se congeló! — Draco abrió la puerta del vagón de las serpientes al final del tren con una risita de superioridad y burla.
Sus amigos le siguieron la corriente instándolo a que continuara con su teatro, que a la mayoría de Slytherin le parecía sumamente divertido.
— ¡A Potter casi se lo come un dementor! ¿Se dan cuenta que hasta los dementores lo rechazan?
Nina levantó sus ojos de la lectura que llevaba, Astoria iba dormida a su lado profundamente por lo que ni se había inmutado con todas las patrañas que Draco había llegado comentando.
El rubio una vez terminado el coro de risas que dejó su imitación se sentó a su lado y le quitó el libro de las manos. Nina le echó una mirada fea pero no se colocó a discutir con él para no despertar a la chica a su lado.
— ¿Por qué tan seria Illich? ¿Acaso no te da risa?
— Pues no Draco, ya va siendo hora que madures y termines con tu obsesión con Potter, comenzarán a pensar que eres gay — se burló la niña.
— Vaya, que amargada estás ¿No tuviste un buen verano en América? ¿No eliminaste las energías negativas?
— Mi energía negativa está sentada al lado mío en este momento — señaló con sarcasmo.
—No tenía idea que Astoria tenía tan mal efecto en tí — respondió el rubio siguiéndole el juego. Había echado en falta a su amiga durante el verano, puesto que las cartas se demoraban una eternidad en atravesar el océano — ¿Dime cómo es eso que no me cambiaste por Lovegood en esta ocasión?
— Ella llegará mañana a la escuela, había estado enferma del estómago, por lo que estuvo en San Mungo unos días, le trasladarán directamente.
— Quizás se comió una de esas extrañas criaturas que cree que existen — murmuró.
Nina le quitó el libro con rapidez y le golpeó con él. Nadie hablaba mal de su mejor amiga, ni siquiera él.
El viaje transcurrió sin incidentes aparte de la peligrosa aparición del dementor. Una vez que llegaron a la estación de Hogsmeade todos descendieron de tren para subirse a las carrozas, al parecer varios estudiantes seguían alarmados por el acontecimiento y un hombre de vestidura algo desgastada les daba indicaciones y señalaba que no debían de preocuparse.
— ¿Quién es él? — susurró Draco en su oído — parece un vagabundo.
— ¡Draco, calla! ¿No puedes controlar su bocota? ¿No crees que puede ser el nuevo maestro de artes oscuras?
— ¿Ese pobretón? ¡Merlín, Hogwarts va de mal a peor! — exclamó indignado y caminó en dirección a los coches.
Nina caminó un poco más atrás ya que el tumulto la había atrapado, los niños de primero siempre eran los más dispersos y no sabían muy bien hacia donde ir aunque se los indicaran. Por un momento sintió que gritaban su nombre entre el tumulto de personas.
— ¡Nina! — esa voz la reconoció de inmediato.
— ¡Fred! ¿Qué tal?—la sonrisa en su cara se colocó de inmediato, aunque se sintiera algo decepcionada por el hecho de que al parecer el tenía novia, le era imposible no sentirse sumamente cómoda ante esa sonrisa luminosa.
— Todo bien hasta el momento, el dementor no me atacó — dijo entre risas y Nina se unió al comentario aunque implicara estarse burlando de Harry Potter.
Fred se sentía demasiado bien con ella, por eso cuando la vió entre los estudiantes y sin la compañía de Malfoy se acercó de inmediato a hablarle.
— ¿Quieres ir en las carrozas conm...? — la pregunta no alcanzó a terminar de formularse.
— ¡Freddie, aquí estabas! — Angelina apenas vió que el pelirrojo estaba con Nina se acercó para sacarle de su lado de inmediato — Vamos, George y Alicia esperan para que nos vayamos juntos — tiró de él con rapidez.
— ¿No ves que está ocupado? Vaya que maleducada eres Johnson — le increpó Nina, no porque quisiera hacer un conflicto, pero Nina entendió a la perfección lo que la morena trataba de hacer.
La nombrada no fue capaz de rebatir ya que en ese momento Nina se despidió de Fred y dió media vuelta para irse en dirección a donde sus compañeros de casa.
— ¿Qué es lo que tanto hablabas con ella? — preguntó la chica de inmediato.
En ese instante Fred pensó para sus adentros en las palabras de su gemelo el día anterior.
Claramente eso no iba a resultar.