¡Mamá, me casé con el perro!

By YuumaNico

89.6K 7.2K 16.6K

AU.- Asesinatos, secuestros, robos a mano armada, balaceras, tráfico de drogas, yakuzas, etc. Katsuki Bakugo... More

#1
#2
#3
4
5
6
7
8
9
10
11
#12
#13
#14
#15
#16
#17
#18
Aviso Importante
#19
#20
#21
#22
#23
#24
#25
#26
#28
parte extra porque me sale de los huevos

#27

1K 112 276
By YuumaNico


No alcancé a darle una revisión adecuada. Estoy estresada y mi visión me falló a mitad de la revisión, así que, por favor, si ven que algo está mal escrito no duden en comentarlo <3


*********************************



Había sido toda una pesadilla, aunque una muy extraña para su parecer.

Jamás había tenido una pesadilla como esa, y eso Kirishima podía afirmarlo pues normalmente no las tenía y las pocas que debía soportar durante sus sueños usualmente las recordaba y/o se repetían. Era fácil tener un recuento de ellas, pero la de aquella noche sin duda alguna había sido algo distinto. Incluso pudo sentirlo de esa manera, ya que una vez despertó no pudo evitar sentirse... perdido.

Pudo volver a dormir después de eso, pero aquel extraño sabor de boca no pudo quitársele de encima. No fue incómodo, pero lo dejaron preguntándose qué había significado eso. Las flores, el fuego; que todo se hubiese vuelto rojo de un momento a otro.

Hundiéndose en aquel pensamiento cayó dormido. No volvió a soñar después de eso, sólo se vio inmerso en silenciosa oscuridad hasta que ciertas presencias lo despertaron.

Kirishima se sorprendió tras darse cuenta en donde se encontraba. Realmente se había quedado dormido dentro del armario y al parecer a su cuerpo no le había importado la incomodidad de los zapatos debajo de su trasero y su espalda. Ciertamente se vio con un dolor de cuello debido al mal posicionamiento de su cuello al dormir. No recordaba que el armario fuera tan pequeño.

El híbrido salió de aquel estrecho lugar aprovechando de estirarse, recordando así a los gatos del exterior y de lo fácil que sería para él y su hermano demostrarle a Midoriya que no volverían a lastimar a ninguna otra de esas criaturas.

Porque simplemente ya no quedaban.

Se levantó del suelo y caminó hasta la puerta. Podía escuchar las voces de los humanos sin siquiera salir, abriendo la puerta y confirmando que se trataba de Midoriya y Bakugou. Se le fue extraño no haber sentido a Bakugou llegar a casa, pero él mismo se explicó que quizá se debía al profundo y pesado sueño que particularmente lo había invadido esa noche.

Antes de abandonar la habitación estiró un poco sus hombros y realizó movimientos circulares con su cuello con cuidado de no lastimarlo más de lo que ya estaba, abrió la puerta, salió y se agachó al suelo para transportarse a 4 patas.

Bajó las escaleras quedándose a la mitad del camino, tomando asiento en un escalón medio y aferrándose a los barrotes esperando a que su esposo lo notara. Con tan solo de ver su postura podía notar lo cansado que se encontraba, y de lo muy sexy que era.

Los dos humanos al parecer aún no notaban la presencia del híbrido, aunque eso se debía a nada más que ellos se hallaban en la cocina y ambos daban la espalda hacia el pasillo.

Se encontraban conversando mientras preparaban café. Midoriya había tomado asiento en un extremo de la mesa del comedor y Bakugou estaba de pie y con una taza de café recién preparado en mano, comentándole al otro lo asqueroso que era tenerlo presente tan temprano por la mañana.

-Otra vez has pasado la noche con Tsuyu, Kacchan. A este punto confío en que se volverán grandes amigos.

-Amigos mis huevos, Deku. Ya estoy harto de tenerla molestando todo el puto día y todas las putas noches, sin contar que este turno de mierda termina recién el domingo... ¡y todo por culpa de este trabajo de mierda!

-Vamos, Kacchan, ¡deberías tomarlo como una gran oportunidad!

-¡¿Oportunidad de qué?!

-De demostrarle a All Might que no das asco trabajando en equipo.

Kirishima observó enternecido cómo su esposo de pronto atentaba contra la vida de Midoriya a base de cariñosos abrazos en el cuello con sus manos. Sonrió. La amistad era tan maravillosa...

-¡Cuando termine todo este infierno ni pienses en volver a pisar un metro cuadrado de mi puta propiedad, bastardo!

Midoriya, luego de lograr volver a respirar, se echó a reír a duras penas, pero con gracia. -¡De todas formas, Kacchan! Sé que toda esta situación te tiene muy estresado y que probablemente no le veas el sentido, pero puedo asegurarte de que el mundo ha sacado un gran beneficio de todo esto y te lo agradecerá algún día.

Bakugou lo miró sin entender de qué carajos estaba hablando ahora esa rata nefasta con pecas asquerosas que cada día más le daban ganas de desaparecer de su rostro a base de balas. -¿De qué mierda hablas ahora?

-Bueno, verás... -Midoriya rebuscó entre su bolsillo de su pantalón extrayendo su celular, deslizando su dedo sobre la pantalla hasta llegar al ícono de Galería. –Me vi preocupado por cómo saldría todo esto, por lo que a Tsuyu le pedí que me mantuviera informado de lo que sucedía o que me avisara si necesitaban ayuda. Peeero, a pesar de ello nunca recibí mensajes de ese tipo, sino más bien fotos que Tsuyu te tomó sin darte cuenta y que ahora se encuentran grabados en mi teléfono, mi laptop y en un pendrive que Dios sabrá dónde lo escondí y que no podrás eliminar de la faz de la tierra por mucho que me amenaces o me golpees.

-DEKU...

-Ah... Ellos en verdad alegran mis días. –Pensó Kirishima recostándose sobre la escalera mientras que de fondo se escuchaba la muerte anunciada de Midoriya.

-¡MÁS TE VALE QUE TÚ Y ESA PERRA BORREN TODAS ESAS MIERDAS ANTES DE QUE LES DESTRUYA LA PUTA VIDA, MALDITOS BASTARDOS! –Y es que tendrían que ponerse de rodillas y de cara al suelo si querían obtener su perdón. -¡YA TENGO SUFICIENTE CON SOPORTAR SU MALDITA CHILLONA VOZ LAS 24 HORAS COMO PARA TENER QUE AHORA LIDIAR CON SUS ESTUPIDECES Y QUE TÚ, DESAGRADABLE PEDAZO DE MIERDA, SEAS ADEMÁS PARTE DE ESTO!

-¡Vamos, Kacchan! ¿Sabes todo lo que se tuvo que esforzar Tsuyu para hacerlo?

-¡Me importa 13 kilos de mierda saber cuánto y cómo se tuvo que esforzar esa malnacida para lograr eso y cualquier otra tontería...! ¿Es más, sabes qué? ¡Amablemente pueden meterse esas putas fotos por donde mejor les quepa y de pasada fotografiarse el culo!

Midoriya se echó a reír tirado en el piso. Ya no sentía las piernas como para siquiera intentar levantarse. –Ah... Deberías apreciar más el trabajo de otros, Kacchan, sobre todo cuando te ha fotografiado de una forma tan profesional que parecieran fotos de parejas. Tan tierno...

¿Ah?

-¡No seas asqueroso! Ni aunque mis huevos estuvieran en juego aceptaría tal cosa.

-¡No digas eso! Ya quisiera yo tener fotografías de este tipo de Uraraka-san... -"No seas desagradable", le respondió Kacchan. -¿Quieres verlas?

-No. –Era muy temprano para vomitar.

-¡Vamos! ¡Estoy seguro que te gustarán también! –El pecoso se levantó del suelo de milagro y se acercó a su amigo para mostrarle las fotos dentro de la galería de su celular. –Mira, esta son las que envió primero.

Kirishima había despegado su espalda de los escalones rápidamente tras escuchar aquella pequeña conversación. Sus orejas se levantaron y enfocaron en las voces, tratando de que no fuera descubierto. No entendía lo que sucedía...

¿Fotografías de pareja? ¿Qué significaba eso y por qué se relacionaba con esa chica?

Kirishima tenía entendido que las fotografías eran como "recuerdos" detenidos en el tiempo y captados en papel, según se le enseñó por parte de los mismos humanos que se encontraban en la cocina. Entonces... ¿eso significaba que las fotografías que poseía Midoriya eran momentos grabados de Tsuyu y Bakugou... siendo pareja?

No lo entendía.

Eso no tenía sentido.

-¡Mira, esta es genial!

-¿Cómo demonios puedes llamar a esta basura "genial"? ¡Tiene corazoncitos de mierda por todos lados! Su edición me provoca ganas de arrancarme los ojos.

-Kacchan, no seas así... ¡Esta! Kacchan luce como un súper modelo... ¡Tan genial!

-Deku, si sigues hablando así voy a luxarte el cráneo.

-¡Qué cruel...! Bueno, incluso si ambos sabemos que estos emojis son para bromear, no puedes negar que son buenas tomas... Ah... Si fuera tú no dejaría que Kirishima-kun las vea o se pondría muy celoso.

Lo único que recibió el policía con pecas fue un puñetazo en la cara que acabó con todas sus ganas de seguir bromeando, sin saber que un tercero la había escuchado, pero que no supo procesarla de la misma forma que ellos.

-Ya estoy harto de escuchar tus porquerías, imbécil. –Bakugou lavó su taza con la que había bebido café, secó sus manos y se dispuso a subir hasta su habitación sin importarle en absoluto haber casi acabado con la vida de su compañero de trabajo. –Si sigues diciendo estupideces voy a usar a tu bendición como bolsa de boxeo, cabrón.

Katsuki subió las escaleras esperando que ese retrasado de Deku aprendiera la lección y dejara de molestarlo, porque si no lo hacía a él no le molestaría usar a esa perra castaña para practicar artes marciales.

El joven policía ingresó a su habitación. Había decidido que tomaría un baño antes de ir a dormir unas horas antes de levantarse para preparar el almuerzo. De sólo pensar que tendría que volver a ir a trabajar le daban ganas de morirse, ya que según el sujeto del clima de la televisión ese día haría un calor terrible y el sol no cooperaría en absoluto.

Al entrar lo primero que se encontró fue con nadie más que su perro mutante: Kirishima. Estaba sentado sobre la cama y cubierto con las sábanas de la cama pareciendo una abuelita con frío.

Bakugou iba a preguntarle por qué había quitado las sábanas de la cama y por qué se cubría de esa forma cuando ni siquiera hacía frío, pero considerando que las células nerviosas de Kirishima no funcionaban bien en la mañana no se tomó la molestia de hacerlo. En su lugar prefirió acercarse y lanzársele encima como si lo tacleara aunque apenas y usó fuerza para hacerlo caer y recostarlo junto a sus sábanas.

Terminó atrapando a la gran bestia roja entre sus brazos descargando todo su peso sobre él para que no escapara, hundiendo su rostro entre la tela que cubría la zona de su cuello para finalmente soltar un pesado y cansado lamento.

Katsuki estaba cansado y necesitaba que Kirishima calmara su ansiedad o su cabeza terminaría por explotar.

-Kirishima, si Deku vuelve a intentar dormir en nuestra cama quiero que lo muerdas en las bolas. Tiene prohibido pisar este lugar hasta su próxima vida.

Pero a diferencia de lo normal, en donde Kirishima posiblemente se hubiera reído de sus palabras y negado tal petición, el perro no dijo nada. Ni siquiera se inmutó ante sus acciones, causando obviamente cierta duda y preocupación en el policía.

-¿Qué te ocurre? –Preguntó Bakugou tomando asiento sobre el borde de la cama luego de que Kirishima lo hiciera a un lado para hacer lo mismo. -¿Despertaste sin humor esta mañana?

-Uh... -

Kirishima no supo qué decir. Se mostró triste y preocupado incluso si trataba de esconderse con las sabanas. Realmente quería decírselo, quería sacar de su interior aquel malestar y que lo ayudara a entender lo que no lograba comprender, pero por mucho que intentó elaborar alguna respuesta o alguna pregunta para realizarle... simplemente no pudo encontrar nada.

¿Cómo explicar lo que no podía entender?

-Uh... Creo que Bakugou debería quedarse en casa hoy.

-¿Ah?

-Bakugou ha pasado mucho tiempo fuera de casa y... creer que no es bueno. A Eijirou no le gusta estar solo y extrañar mucho a Bakugou, así que, por favor, no ir a trabajar.

Debía estar ciego como para no notar que a aquel mutante le ocurría algo y ser un completo estúpido para no darse cuenta de que aquella respuesta era más bien una excusa. -¿Siquiera sabes de lo que hablas? Tus hermanos y el imbécil de Deku están todo el día contigo. No entiendo por qué dices que te sientes solo, además, sabes que tengo que trabajar. No puedo faltar sólo porque sí.

-¡Pero no es sólo porque sí! ¡Eijirou no quiere que Bakugou vaya a trabajar otra vez!

-¡Hey, cálmate! –Alzó la voz el joven policía tras aquel repentino subidón por parte de Kirishima. -¿Por qué demonios estás enojado? ¡Ya te dije que eso es imposible!

-¡¡Porque Bakugou estar comportándose como un idiota con Eijirou!! –Gritó Kirishima con sentimientos encontrados dentro de sí. Estaba enojado y no sabía por qué ni de qué, razón por la cual había terminado gritando de forma sorpresiva y brusca, sintiéndose mal por aquella acción en cosa de segundos pero sin poder quitarse la rabia de encima y con la que encaraba a su pareja. -¡Eijirou encontrarse mal y a Bakugou no importarle!

-¿Y cómo demonios querías que lo hiciera si ni siquiera me lo dices? ¡Sabes que he estado ocupado toda la semana y que apenas he estado en la puta casa! -¿Por qué demonios Kirishima estaba tan enojado por algo tan obvio? Entendía que se sintiera "solo" por el simple hecho de no tenerlo en casa dentro del horario al cual estaban acostumbrados los dos, pero eso no era razón para justificar su enojo explosivo y mucho menos para exigirle que se quedara en casa. –Sabes muy bien que tengo que trabajar y que no puedo faltar sólo por capricho tuyo, así que mejor ve olvidándote de esa idea y duerme hasta que se te bajen los humos. Así no podemos hablar.

Bakugou se levantó de la cama con su semblante completamente serio y un tanto frustrado, dejando a Kirishima con la boca abierta, aumentando así más su enfado inexplicado y que lo hicieron apretujar con rabia las sábanas entre sus manos.

-¡No ignorar a Eijirou! ¡Bakugou! –Pero el humano solo tomó sus cosas, una toalla y algunas prendas, para marcharse fuera de la habitación y cerrarle la puerta a Kirishima. -¡Bakugou!

Aunque el humano no cerró la puerta con fuerza, para Kirishima el ruido de la misma al cerrarse había sido tan molesto que había sido lo que detonaría que el joven lobo se echara en la cama y se removiera con enojo sobre ella y debajo de las sábanas.

Sin saberlo, el joven se encontraba chillando y gruñendo con rabia sobre el colchón de la cama, pensando en que Bakugou era un idiota insensible por haberlo ignorado y abandonado de esa forma. Una parte de él quería que se detuviera, que diera un respiro y primero encontrara la razón de su frustración, pero otra parte de él lo motivaba a seguir comportándose de esa forma, a pensar de su humano de esa forma y a seguir enfadándose por lo que aún no sabía por qué estaba enfadado.

Ahogado de tanto estar gritándole al colchón, el joven híbrido se levantó tomando asiento sobre la cama, quedándose unos momentos en silencio que después rompió con un grito de desahogo. -¡Idiota!

-¡Ten los huevos de decírmelo en la cara, imbécil! –Gritó Bakugou devuelta, probablemente desde la bañera.

-¡A Eijirou le importa una mierda! –Devolvió Kirishima el ataque sin importarle que eso enojara a Bakugou o no, ¡él solo quería gritar!

A pesar de que Kirishima se había prometido fielmente a no hacerle caso a las palabras de Bakugou y no irse a dormir para calmar ninguna basura, terminó por quedarse dormido de todas formas.

Entre las sábanas el tiempo pasó hasta que sus orejas captaron a su hermana gritar en el primer piso. Al parecer había sido un insulto hacia alguien, posiblemente al dueño de la casa, pero su voz fue suficiente para despertarlo.

Se refregó sus ojos y caminó hacia el pasillo, pero en lugar de bajar hacia el primer piso tal y como normalmente lo hacía, sus pies tomaron rumbo hacia la habitación de su hermano. En aquel trayecto pudo entender que todos estaban en el piso de abajo, incluso su hermano. Kirishima no quería principalmente hablar con su hermano sino que más bien buscaba otro lugar para estar hasta que se fuera Bakugou. Bakugou estaba a punto de abandonar la casa otra vez y Kirishima no quería verlo o al menos no por el momento.

Estaba enojado y sensible, por lo que una nueva discusión no sería lo mejor para él.

Entró a la habitación de su hermano cerrando la puerta a sus espaldas y con un par de pasos más logró llegar a la cama, entrometiéndose debajo de las sábanas desordenadas y lanzando las bolsas de galletas abiertas y sin abrir debajo de la cama para que no estorbaran.

Se dispuso a dormir. Estuvo a punto de lograrlo, pero no pasó demasiado para que la puerta se abriera.

Para su buena o mala suerte no se trataba de nadie más que de Bakugou.

El humano no entró al cuarto, Kirishima calculó que posiblemente se habría quedado debajo del marco de la puerta. No se inmutó por su presencia ya que aún estaba dolido, por lo cual esperó a que se fuera rápido o Bakugou no haría nada más que empeorar su situación emocional.

Pero aunque el híbrido había querido que se fuera rápido, las cosas no fueron así. El humano se quedó un tiempo considerable debajo de la puerta, esperando que el joven lobo lo echara o que mostrara signos de no estar despierto. Sin embargo, por mucho que esperó no logró nada, así que no tuvo otra opción que preguntar directamente. -Kirishima, ¿estás despierto?

La pregunta por parte de Bakugou fue hecha sin mucha intensidad. A diferencia de hace unas horas atrás ahora su voz no sonaba enojada, pero incluso si eso era una buena señal Kirishima no estaba en un estado para aceptar ninguna otra cosa que no fuera más estrés irrazonable.

-No. –Respondió a secas.

¿Por qué había respondido? No lo sabía.

Imbécil.

Incluso si esa respuesta era bastante... interpretable, para el humano fue suficiente. –Llamé al anciano y dijo que si tenía suerte, posiblemente hoy me suelte temprano y a partir de mañana volvería a tener mi horario normal.

¿Ah, sí? Pues bien por él. –No me importa.

No le importó haber sonado demasiado rudo. Como decía, estaba enojado y posiblemente era la primera vez que se enojaba de tal forma que ni él se soportaba, por lo que no pudo evitar demostrar su postura y su situación incluso si se trataba de Bakugou. Era algo muy cruel y egoísta de su parte, lo sabía, pero en aquel momento sólo quería a Bakugou fuera de su vista.

Aquella respuesta claramente no le fue satisfactoria ni de su agrado, pero Katsuki tampoco se encontraba de humor para lidiar con el de Kirishima, el cual le había dejado en claro de que estaba enojado. ¿Por qué? Que se lo explicara Dios, porque si esperaba a que lo hiciera el perro posiblemente moriría antes de que eso sucediera.

Obviamente estaba exagerando. Podía perfectamente preguntárselo y así ambos quedarse tranquilos, pero tal y como toda la semana Bakugou no tenía tiempo en aquel momento para hacerlo, y tener a Kirishima respondiéndole de la misma forma asquerosa con la que Bakugou también a veces le respondía cuando estaba enojado no ayudaba en nada. Así que sí o sí debería esperar a que se calmar aun poco y preguntarle. Tampoco era un monstruo.

Decir algo más no tendría sentido, así que el humano simplemente se retiró.

Kirishima suspiró tras esto. Bakugou se había ido y ahora volvía a estar solo, pero no tranquilo.

¿Acaso debería pedirles a sus hermanos que lo ayudaran a entender la razón de su enojo? Sonaba demasiado lógico y bueno, pero cada vez que aquella opción aparecía en su cabeza el sentimiento de tristeza volvía a aparecer. Recordaba las palabras que ellos habían dicho como broma, pero que él parecía no lo sentía así. Kirishima sabía que sus hermanos eran muy burlescos y que siempre lo molestaban con lo primero que pensaban, pero aquel tema de las humanas y la posibilidad de ser apartado a segundo plano... No podía tomarse algo así como una simple broma.

Y con Midoriya ocurría lo mismo... ¿Por qué había dicho todas esas cosas? ¿Acaso era también una broma? ¿Por qué le costaba tanto tener que tomárselo como una?

No le gustaba el sentimiento que se estaba aferrando y ramificando dentro de su pecho.

Sus hermanos trataron de levantarle los ánimos durante toda la tarde, pero lo único que lograban eran rechazo por parte del pelirrojo y amenazas hacia Todoroki que decían: "Si sigues insistiendo voy a cagarme sobre tus putas galletas, ladrón".

Con eso había bastado para dejarlo tranquilo.

Lo único que aceptó fue el celular de Midoriya, ya que con él podría jugar Minecraft y despejar su mente cosechando trigo y expandiendo su casa. Pero todo su plan de relajo se fue a la mierda cuando una tormenta eléctrica acabó con su casa de madera y un creeper reventó su cosecha y a él.

Midoriya tuvo que quitarle su celular antes de que lo triturara con sus garras.

Después de eso se quedó completamente solo dentro de la habitación de su hermano. Kirishima no comió nada más que una o dos galletas de su hermano, tampoco volvió a recibir visitas. No quiso aceptar que se sentía mal en esa situación y se obligaba a sí mismo a no bajar a la sala para al menos sentirse acompañado, incluso si era solo observar a los demás desde las escaleras.

No quería aceptar que la soledad solo le estaba haciendo peor. Sabía que estaba mal comportarse de esa forma tan arrogante y mucho más si era con su familia, independientemente de si se habían burlado de él o no. Entre ellos siempre bromeaban, ¿entonces por qué le molestaba tanto lo que había sucedido el día de ayer?

Todo en lo que pensaba era en las palabras de sus hermanos, en las de Midoriya, en Tsuyu y en humanos rodeando a Bakugou. Kirishima confiaba que Tsuyu no era una mala persona y sentía que no estaba enojado con ella, tampoco la odiaba, pero... simplemente era extraño. Y respecto a esos humanos que él mismo se inventaba en la cabeza, tampoco sabía por qué estaba haciendo tanto alboroto por seres que posiblemente ni siquiera existían.

-Quiero un abrazo... -Sí, realmente lo necesitaba. Sea de quien fuera, pero lo necesitaba de manera urgente.

Volvió a cabecear un par de veces producto del sueño a eso de las 23:07 de la noche. Seguía dentro de la habitación de su hermano y al parecer el mismo no tenía pensado aún en ir a dormir, o en el caso de que sí fuera a hacerlo, posiblemente lo haría en otro lugar con tal de no molestarlo.

Esa fue otra razón para sentirse mal.

Se quedó un rato en silencio mirando hacia el techo, esperando a que algo sucediera o que simplemente cayera dormido.

Pasaron los minutos, y tras ver que no podría dormir ni hacerlo en buenos términos, Kirishima decidió bajar al primer piso y probar suerte. El joven lobo pensaba que producto de su actitud sus hermanos y Midoriya se habrían enojado con él, razón por la cual no había tomado la valentía de bajar, pero al verse tan ansioso y en soledad no tuvo otra opción que hacerle caso a su corazón. Y su corazón le pedía que fuera a compartir con su familia.

El lobo abandonó silenciosamente la habitación y bajó las escaleras con cautela para que no notaran su presencia y así poder analizar el ambiente. Se quedó entre los escalones superiores y observó todo desde los barrotes, encontrándose a Todoroki durmiendo sobre la alfombra y a Midoriya junto con Uraraka tratando de despertarlo para que fuera a dormir a otro lugar más cómodo, pero parecía que el joven híbrido estaba sumido en un sueño muy profundo.

Kirishima rio en silencio. Era divertido cada vez que trataban de despertar a Todoroki porque el muchacho no despertaba ni con la fuerza de una tormenta, o bien, si despertaba lo primero que hacía era maldecir a los dioses por aún mantenerlo con vida.

El híbrido se quedó observando a su familia desde las escaleras, sentía que por el momento no lo necesitaban y no quería tener que ser él quien despertara a su hermano o éste se desquitaría verbalmente con él.

Inesperadamente, dos autos llegaron a la entrada de la casa. Eran las camionetas de Bakugou y Yaoyorozu las que aparcaron en la entrada y que alertaron a los individuos que se hallaban dentro del hogar del primero.

Kirishima subió rápidamente al extremo superior de la escalera escondiéndose detrás de la pared, escuchando cómo se abría la puerta e ingresaban las dos personas.

-¡Yaoyorozu-san! –Saludó Midoriya alegremente tras ver a su amiga y compañera después de un tiempo.

-¡¿Dónde?! –Exclamó Todoroki despertando de golpe y mirando hacia los lados para buscar a esa persona, escuchando la risa burlona de su hermana y agradeciendo que lo que había gritado lo había hecho con su idioma canino. –Uraraka, por favor...

-¡Eres increíble, Todoroki-kun! –Chilló Uraraka burlándose aún de su hermano enamorado.

-¿Cómo les fue en el trabajo? Te ves muy animada, Yaoyorozu. –Preguntó Midoriya a su amiga tras verla muy sonriente y alegre.

Y no se equivocaba. -¡Hoy ha sucedido algo bastante divertido, Midoriya-san! –Y el solo hecho de recordarlo le causaba más gracia. –Realmente me gustaría compartirlo contigo, pero no puedo hacerlo si a Bakugou-san le molesta.

-¡POR SUPUESTO QUE ME MOLESTA, ESTÚPIDA! –Gritó Bakugou lanzando su bolso de trabajo hacia la cocina echando humos por la cabeza.

Claramente, quería matar a alguien.

Pero aquella reacción solo hizo a Yaoyorozu reír más y a Midoriya que se lo devorara la curiosidad. -¡Vamos, Kacchan! ¡Quiero saber qué sucedió!

-¡NI EN TUS PUTOS SUEÑOS, DEKU!

-¿Y-Y por qué no? ¡He estado toda esta semana cuidando tu casa! ¡Al menos devuélveme el favor con eso!

-¡¡QUE NO, CARA DE MIERDA!! –Bakugou agarró el bolso que él mismo había lazando hacia la cocina para lanzárselo de vuelta a Midoriya, pero a la cara. -¡MUÉRETE, ESCORIA!

Todoroki apareció por debajo de la mesa del comedor tras verse perturbado por ciertos aromas que no se le eran usuales, mismos aromas que provenían de su querido padre Bakugou y que no se molestó en comentárselo. –Bakugou, ¿por qué hueles a pene? Y no estoy hablando del tuyo.

Lo único que logró ganarse Todoroki fue un puñetazo en la cabeza de tal magnitud que, si no fuera porque los dioses aún no lo querían con ellos, por poco y lo mató.

Alguien más había escuchado eso.

Midoriya fue a socorrer al híbrido inmediatamente mientras que Yaoyorozu iba a buscar el botiquín al baño. Obviamente lo necesitarían, otra vez.

-¡YA ESTOY HARTO DE ESTA PUTA MIERDA! ¡NO VOLVERÉ A TRABAJAR PARA ESOS PAYASOS JAMÁS!

-¡Kacchan, lo mataste!

-¡¿AH, SÍ?! ¡PUES MIRA CÓMO ME IMPORTA QUE ESE HIJO DE PERRA AHORA ESTÉ JODIENDO EN OTRO LADO, PEDAZO DE MIERDA! –Gritaba sin parar Bakugou con su rostro cada vez más rojo y con una expresión de mil demonios. -¡MALDITO SEA EL DÍA EN QUE DECIDÍ SALVARLO Y MALDITO SEA EL DÍA EN QUE ACEPTE ESTE TRABAJO DE MIERDA! ¡VOY A MATAR A TODOS ESOS MALDITOS BASTARDOS...!

-¡¿P-Por qué estás tan enojado?! –Preguntó Midoriya completamente preocupado luego de haber revivido a Todoroki y de alejarlo de Kacchan arrastrándolo hasta la sala.

Todoroki, con la poca conciencia que le quedaba, iba a agregar que también olía a perfume, maquillaje y a otros varones de su especie, pero mejor prefirió morirse e ir a descansar al limbo hasta que la paz llegara al mundo terrenal.

La razón de su enfado era por lo siguiente: Bakugou había permanecido haciendo patrullaje por la ciudad hasta eso de las 5 de la tarde, hasta que su jefe, Aizawa, lo llamó pidiéndole que fuera hasta la estación inmediatamente. Una vez allí se encontró con su jefe y con otros superiores de otras estaciones. Todos ellos tenían rostros serios y parecía que lo habían estado esperando con ansias.

Bakugou preguntó qué era lo que querían esperando a que no fueran a cagarle el turno otra vez justo cuando ya se lo habían normalizado. Sin embargo, no se trataba de eso sino que de otro asunto mucho más importante y que esperaban a él pudieran confiárselo.

Lo que ocurría es que ese día realizarían la emboscada y captura de un importante narcotraficante de la ciudad, al cual lo habían estado persiguiendo desde hace más de dos años y que durante un tiempo habían logrado localizar y seguir sus pasos. Aquella noche se había preparado su emboscada y posible captura, pero la primera parte del plan había sufrido de un inesperado fallo, ya que el agente al cual lo habían preparado para la gran hazaña había caído en el hospital luego de que sufriera atropellado durante la mañana.

Con él fuera los agentes pensaron en que tendrían que posponer la captura, pero según información que llegó horas después de que supieran de tal noticia comprendieron que no tendrían otra oportunidad más que la de esa noche, puesto que el narcotraficante abandonaría la ciudad con rumbo al extranjero al día siguiente.

Eso no les dejó de otra que realizar el plan sí o sí ese mismo día o no volverían a tener otra oportunidad, ya que, además, el equipo policial y militar ya estaba organizado y desplegado en el área de acción.

Es por eso que pidieron ayuda a Aizawa, al cual le pidieron que buscara uno de sus mejores agentes que pudiera aceptar el trabajo y en el cual confiara no lo echaría a perder.

Y esa era la principal razón por la cual Bakugou Katsuki llegó a manos de esos vejestorios a los cuales después de la misión sólo quiso matar.

Bakugou no rechazó la oferta. Por una parte, aquello lo ayudaría a ser aún más reconocido entre el mundo policial, y por otra parte, podría entretenerse y despejarse de la mierda que había ocurrido en la mañana con Kirishima y que durante todo el día lo tuvo despistado.

Una vez todo el mundo estuvo de acuerdo, los superiores de Bakugou no tardaron en explicarle qué haría, cómo lo haría, y más importante, dónde realizaría la misión.

No importó en qué orden le hubieran explicado la situación, ya que al final de cuentas la mierda que había aceptado habría terminado por dejarlo perplejo y cagado equitativamente.

Esa noche, el narcotraficante asistiría a una fiesta privada dentro de lo que se consideró un burdel gay clandestino. Aquel lugar no era legal y poco tiempo después descubrieron que allí asistían varios narcotraficantes importantes y otros delincuentes con distintos títulos delictuales, por lo que aquella misión no sólo conseguiría la captura de quien fue el principal blanco, sino que de todas las demás ratas de alcantarillas que no escaparían esa noche.

A Bakugou, para la gran misión de la cual siempre se arrepentiría hasta el día en que le diera Alzheimer, se le vistió con ropas bastante impactantes y que dentro del contexto de ese lugar no levantaría sospechas. Claramente no trabajaría solo, ya que habían más agentes dentro de ese lugar "trabajando" y que harían más fácil su ingreso y su papel de estrella principal.

Sin embargo, incluso si hubiese estado la mitad del ejército japonés allí dentro a él le hubiera importado una mierda, ya que eso no lo salvó de tener que depilar sus piernas y parte periférica de su entrepierna sólo para usar unas putas mallas de prostituta, malditos tacones que lo hacían caminar como Bambi y un traje negro que para él era equivalente a estar llevando encima maldito hilo dental.

Bakugou le juró a Aizawa destruir su vida y la de sus descendientes futuros cuando toda aquella porquería terminara, así como también escupir en su tumba y cagarse en sus muertos todos los días, cada mañana y cada vez que lo recordara porque JAMÁS le iba a perdonar tal traición.

"Ya déjate de llorar y píntate de una vez el hocico que tienes que ir a bailarle al enemigo" le dijo por el auricular escondido entre su cabello arreglado para luego desearle suerte.

Una vez todo estuvo preparado y todos los agentes estuvieron en sus posiciones la misión se dio por comenzada.

Los agentes que también estaban de incógnito junto a Bakugou le explicaron que el agente, al cual él estaba reemplazando, había sido "pedido" por el narcotraficante para cosas pecaminosas y que claramente él no haría, y que en caso de que las cosas se salieran de control él solo debía manejar la situación hasta que el grupo policial especializado en estos casos de captura entrara en escena.

Bakugou aclaró inmediatamente que en caso de que aquel imbécil se sobrepasara con él o atentara con su propiedad genital él no dudaría en matarlo, cosa a lo cual los agentes acataron, pero que le aseguraron no sucedería.

Cuando toda aquella obra comenzó, Bakugou tuvo que estar mínimo una hora dando vueltas por todo el lugar esperando a que el tipo apareciera y que le dieran órdenes de acercarse a la habitación en la cual estaría. Tuvo que evitar a decenas de sujetos que no dejaron de molestarlo e invitarlo no solo tragos, sino que a hacerles compañía o directamente a follar. Claramente Bakugou negó todo con "encanto" mientras que mentalmente los maldecía. Afortunadamente se vio respaldado por los otros agentes, pero lo que no pudo evitar fueron roces, la mayoría muy indecentes, hacia su persona a los que no pudo mostrar quejas.

Al cabo de un rato el sujeto apareció. Se armó un gran escándalo tras su llegada. Al parecer el tipo era bastante idolatrado por todos esos sujetos dentro de ese lugar, ¿y cómo no? Prácticamente ese sujeto era un ejemplo a seguir para esos idiotas, pero al cual le habían tendido una trampa sin siquiera saberlo.

El objetivo primeramente se dedicó a beber y a hablar con otros sujetos que se veían "peligrosos" y que tenían cierto rango de poder superior al de otros que estaban presentes. Luego de eso, se dio unas vueltas por el lugar para saludar a otras personas hasta que finalmente ingresó al lugar acordado para su encuentro con el prostituto de Bakugou Katsuki.

Bakugou se encontraba en el extremo contrario a la zona a la cual debía ir. Una vez se le informó mediante el pequeño auricular que debía comenzar, el joven policía atravesó todo el lugar hasta llegar al pasillo que después lo llevaría a la zona de cuartos. Evitó a toda costa que en su trayecto algún otro imbécil le pusiera una mano encima. Lo logró a base de miradas asesinas, volteando alguna botella y uno que otro trago de aspecto caro chocando sutilmente con las mesas debido a su caminar inexperto, ganándose miradas furiosas e insultos por parte de los compradores que ellos mismos decidieron perdonarle a aquel redondo y perfecto trasero que se perdió entre la multitud.

Cuando Bakugou llegó ante la puerta, antes de abrirla respiró profundamente. Él confiaba en sus habilidades y sabía que aquella misión resultaría en la captura de ese narcotraficante y los demás idiotas, pero lo que lo detuvo un momento a respirar fue el hecho de no saber cuánto tiempo tardarían en hacerlo.

Era obvio que no podía irse en contra de ese maldito o la situación terminaría de dos formas: con la misión vuelta un completo desastre o con él muerto. Demostrarle a ese sujeto que no se trataba sólo de un prostituto sería cagar todo el progreso que habían tenido hasta ahora, por lo cual no podía enfadarse ni reaccionar de la forma en la que él quería ante algo que no le gustara y que proviniera de las manos de ese sujeto. Pero...

Él podría actuar muy bien y de la forma en que se la pidieran, pero su cuerpo no, y realmente no quería tener que llegar a tener que usarlo también como forma de ganar tiempo.

Entró de una vez por todas. Si seguía pensando en lo que podría ocurrir o no terminaría por auto-convencerse de que no lo lograría, ¿y quién era él para no lograr lo que se proponía?

Bakugou entró y se encontró con aquel sujeto. No necesitó estar cerca de él para reconocer que estaba ebrio y drogado, ya que, de todas formas, el mismo Katsuki lo había visto inhalando cocaína sobre la mesa de madera del bar.

Apenas entró el sujeto pegó la mirada en él, comentando que estaba seguro que el acompañante de esa noche no era él. Bakugou se mostró indiferente a su comentario, preguntando de vuelta junto a una mueca coqueta y socarrona si aquello era un problema, cerrando detrás suyo la puerta para que la luz del exterior no interrumpiera la seductora semi-oscuridad que otorgaban las luces rojas de neón; las cuales chocaban con el misterioso color rojo de las paredes y la belleza del suelo negro.

El objetivo simplemente le sonrió de vuelta.

"Me habían comentado que la persona que elegí para esta noche ya no se encontraba disponible, pero no sabía que su reemplazo sería tan exquisito como tú"

Recordó que dijo antes de que se lanzara a la enorme cama que se situaba en medio de la habitación, para luego ordenarle que se acercara, que no fuera tímido. No lo mordería tan fuerte.

El joven obedeció sin decir ni una palabra, siendo su silencio interrumpido por la música del exterior que lograba atravesar las paredes de aquella jaula. No quitó sus ojos fieros y penetrantes de aquel hombre, así también el sujeto no pudo apartar su provocada mirada de aquella figura que caminaba hacia él de forma lenta y precisa, claramente jugando y atrayéndolo con sus curvas reveladas por aquella prenda que no podía esperar a que desapareciera y así dejar al descubierto en su totalidad aquella piel pálida y candente.

Una vez llegó al borde de la cama, acatando a las órdenes de aquel hombre, Bakugou apoyó una a una sus rodillas sobre el colchón suave seguidamente de las palmas de sus manos, arqueando levemente su espalda de forma felina y traviesa, avanzando dolorosamente hacia él sin dejar de ser vulnerado con aquellos ojos sedientos de su cuerpo.

Cuando su cuerpo se posicionó sobre el suyo se acomodó tomando asiento sobre él, dejando sus muslos a sus costados y sintiendo la erección de su pareja debajo suyo, teniendo que aguantar las ganas de vomitar, cambiando cualquier gesto de asco e incomodidad por miradas pícaras y deseosa tal cual las de él, soportando sus manos toscas sobre la piel de sus muslos.

Le entraron nauseas, pero por mucho que quiso escapar de aquella situación no pudo hacerlo, ya que eso sería faltar a su palabra y tirar por la borda todo el esfuerzo del equipo, incluso si eso significaba seguir perdiendo su propia dignidad y sentir cómo le faltaban el respeto de forma física y desagradablemente íntima.

No quería esas manos ajenas allí.

"No hay necesidad de ir tan rápido", le dijo al sujeto quitando sus manos de sus zonas prohibidas, aguantando las ganas de romperle la cara en ese mismo instante.

No obstante, pareció que al sujeto no le había gustado para nada aquel comentario por parte del joven, ya que allí quien mandaba y dictaba las órdenes era él y no una pequeña perra a la que le estaba pagando exactamente para que las obedeciera y no arruinara su puta diversión. Aquello fue lo que le dijo una vez lo agarró violentamente de los cabellos y lo lanzó sobre la cama, posicionándose sobre su espalda y presionando su rostro con fuerza brusca contra el colchón.

"¿Acaso crees que estás en la posición de decirme qué carajos hacer? ¡No bromees conmigo, imbécil!".

Los instintos profesionales del policía lo hicieron intentar quitárselo de encima, pero aquel tipo pudo agarrarle el brazo con el que intentó quitarlo y doblarlo sobre su espalda.

"Supongo que tienes idea la cantidad de pasta que pagué por su maldito trasero, ¿no? Entonces no me hagas arrepentirme de haberlo hecho y que te corte la maldita garganta aquí mismo y en este maldito instante. Si sabes lo que te conviene, entonces no hagas más tonterías y pórtate como un jodido buen chico, ¿entendido?"

El efecto de las drogas dentro de su cuerpo habían provocado la aparición de su súbita violencia con la que tomó control del policía, logrando estremecer su cuerpo con su repugnante voz con la cual susurró sus amenazas detrás de su oreja.

No le importó en absoluto que aquel encuentro se hubiera tornado violento y que ahora ya no podría divertirse de manera legal y posiblemente ya no consensuada. Pero eso a él ya no le importaba. Tampoco es como si fuera a ser la primera vez que realizaría algo como eso, y tampoco es como si fuera capaz de retroceder y abandonar aquel culo que ya había activado su instinto bestial y poco pasional.

Que se jodiera.

Bakugou recordó que en un arranque de histeria, tras escuchar el cierre de aquel imbécil bajarse y luego sentir su asqueroso miembro erecto entre su culo, le gritó que lo soltara a medida que también forcejeaba con él para quitárselo de encima. Lo logró, pero apenas y pudo volver a girarse aquel imbécil se le tiró encima con navaja en mano. Posiblemente la habría llevado escondida en los bolsillos de su pantalón, pero aquel detalle no importó en absoluto en aquel entonces: debía defenderse.

Ambos hombres forcejearon, uno para salvar su vida y alejar aquella navaja fuera de su alcance lo más posible que fuera, mientras que el otro para apuñalarlo en la garganta o en donde fuera con tal de matarlo.

Aquel repugnante bastardo tenía fuerza, pero Bakugou pudo al menos mantenerse a su altura y no permitirle que tuviera ventaja.

Fue extraño, sabía y lo sentía de esa forma. En una situación como esa Katsuki confiaría en sus habilidades y no le hubiera importado en absoluto que aquel imbécil fuera más grande o fuerte que él. No obstante, su interior se había visto terriblemente perturbado.

Se sentía asqueroso y debilitado.

Pelearon y se empujaron, cayendo al suelo, levantándose, volviendo a caer y volviendo a levantarse para seguir golpeando y pateando al otro hasta que de un momento a otro el gran crujido de la ventana romperse los hicieron voltear sus miradas hacia la misma.

En cosa de segundos las fuerzas especiales ingresaron por la ventana, apuntando con sus armas de gran alcance y calibre al narcotraficante que lograron neutralizar en el suelo.

Fue solo en ese momento en que los oídos de Katsuki pudieron oír más allá de la música y las paredes. Gritos, ráfaga de balas, cosas caer, personas corriendo.

¿Cuánto tiempo había estado allí dentro? ¿Qué hubiera sucedido si todo aquel desastre hubiese comenzado 5 minutos después?

Otro grupo de fuerzas armadas ingresó por la puerta de la habitación. Su misión era dar apoyo al grupo que había conseguido abatir al objetivo y trasladarlo de forma segura hasta la parte principal del edificio, allí los estarían esperando la fuerza policial y la patrulla encargada de llevarse al sujeto hasta la comisaría.

Le entregaron una manta a Bakugou y luego todos abandonaron ese lugar. No supo en qué momento había perdido los tacones que eran parte del disfraz, pero realmente le importó un carajo. Lo único que quiso en ese momento fue salir de ese edificio y poder respirar.

Una vez afuera, la policía se hizo cargo del objetivo principal mientras que los demás funcionarios se ocupaban de apoyar a sus compañeros, o bien, meter a las moscas muertas a la patrulla para llevarlas al mismo destino que la mosca mayor.

Una vez afuera, Bakugou se encontró con Aizawa, Yaoyorozu y otros compañeros que poco le importó reconocer. Solamente pidió que le dejaran espacio, y que si ya había acabado su trabajo, que se lo llevaran devuelta a la maldita estación.

Aquel relato que escucharon sus oídos lo dejaron sin palabras, enmudecido y herido.

-Kacchan... -No pudo no sentirse terriblemente mal y culpable de lo sucedido, incluso si su amigo daba su mejor esfuerzo para parecer indiferente a lo que él mismo había asegurado haber vivido hace tan solo unas horas. –¡Maldita sea...! ¡Si tan solo te hubiese acompañado, ese imbécil...!

-No te culpes de mierdas que no te importan, Deku. Es patético.

-¡¿Cómo quieres que no lo haga?! ¡Kacchan...! ¡¿En serio vas a actuar como si esto no fuera nada?!

-¿Y de qué otra forma quieres que lo tome, ah? ¿Acaso quieres que me ponga a llorar, justo aquí, frente de ti? No seas imbécil, Deku. Incluso si realmente eso hubiera pasado simplemente lo habría olvidado.

-¡Kacchan! –Exclamó su nombre sumamente enojado, pero no con él, no con su amigo de infancia, sino que con aquel desgraciado que había provocado que ahora su amigo no fuera capaz de mirarlo a la cara. Enojado con aquel monstruo y consigo mismo por no haber estado allí para ayudarlo y protegerlo de aquella situación que sabía jamás podrían olvidar, pero que de una u otra forma tendrían que vivir con ello y hacer "como si nada hubiese pasado". –Mañana mismo iré a hablar con Aizawa-sensei. Esto no puede quedar así.

Pero rápidamente el agarre brusco de Bakugou lo hizo devolverse hacia la mesa y obligarlo a no irse. –Ni te atrevas a decir ni una maldita palabra sobre esto, Deku, o juro que te mataré. –Le advirtió seriamente. –Ni a ese anciano, ni a nadie, ¿me oíste?

-¡Pero, Kacchan, esto no puede quedar así!

-¡Me importa una puta mierda, Deku! ¡Si realmente quieres ayudar, simplemente cierra el puto hocico y no digas nada, joder! ¡¿O acaso quieres ir por ahí y contárselo al primero maldito que encuentres?! ¡¿Eso es lo que quieres?!

Izuku logró observar las manos de su amigo temblar antes de que él mismo las escondiera llevándolas a la encimera, dándole la espalda para que inútilmente no notara su tremendo malestar y frustración que querían desbordarse y que se manifestó en el temblar sutil de sus labios.

No estaba bien. Era obvio que no lo estaba.

Incluso si su amigo era una de las personas con una gran fuerza mental y emocional, Izuku sabía que incluso él, Kacchan, podía llegar a trastrabillar. Él era humano, después de todo, y por mucho que quisiera simplemente hacerle vista ciega a la mayoría de sus frustraciones o problemas que afectaran y debilitaran a su persona, no siempre podría lograrlo.

-¿Quién más lo sabe? –Decidió preguntar luego de comprender que seguir gritando no ayudaría en nada. -¿Yaoyorozu lo sabe? –Preguntó refiriéndose claramente a lo que había sucedido apenas ambos llegaron a casa. –Según ella esto se trataba de algo divertido, pero sé que Yaoyorozu jamás haría de algo como esto un motivo de burla... ¿Al menos no quieres decírselo a ella para evitar que siga pensando eso?

No, Yaoyorozu no lo sabía. La razón por la cual ella se reía de "aquella situación" es porque no se había enterado de la otra cara de la moneda. Ella había estado en todo momento fuera del edifico y lo único que había visto fue a Bakugou vestido de prostituta, una imagen que a ella le causó gracia, pero que posiblemente habría sido muy distinto si se hubiera enterado de la historia detrás de aquella miserable imagen de Bakugou.

Katsuki tenía más que claro que si le explicaba a la mujer lo que en verdad había pasado con tal de que no siguiera burlándose de él ella se disculparía y prometería jamás en su vida volver a hacerlo, pero, sinceramente, a Katsuki no le entraban ganas de tener que volver a repetir esa historia. Ya fuera a ella o a otra persona: lo único que quería en esos momentos era ir a dormir.

-¿Entonces?

-No lo hagas. –Le ordenó Bakugou soltando finalmente la encimera. –Este es mi problema y no necesito intermediarios. Se lo diré cuando quiera, así que no intervengas o juro que la pagarás.

Izuku suspiró. No tuvo otra opción que respetar la decisión de su amigo. –Está bien, Kacchan.

Bakugou fue hasta la sala para ir a buscar sus cosas y así subir a dormir. Se encontró con la perra castrosa de Deku dibujando sobre la cara de Todoroki, el cual seguía medio muerto e inconsciente.

Tomó su mochila y subió las escaleras, deteniendo su paso en cuanto se encontró a Kirishima y Yaoyorozu en el pasillo, fuera de la habitación del castroso de Todoroki. -¿Qué pasa? –Preguntó refiriéndose claramente a Kirishima, quien estaba llorando.

-Verás, Bakugou-san... Vine a buscar el botiquín al baño, pero justamente me encontré con Kirishima-san en el pasillo y pues, lo encontré en estas condiciones. –Explicó la mujer con una amable sonrisa a medida que se levantaba del suelo en donde antes había estado de cuclillas para abrazar al híbrido. –Al parecer Kirishima-san está pasando por un momento de su vida en el que está aprendiendo nuevos conceptos, de los cuales lamentablemente no manejaba uno de ellos, pero que hace un rato pude explicarle y que lo ayudó a resolver sus problemas internos. ¿No es así, Kirishima-san?

El híbrido asintió secándose el rostro con el cuello de su abrigo.

-Bakugou-san, creo que deberías hablar acerca de esto junto a Kirishima-san, cuando tengas tiempo, ¿sí? Siento que es algo muy importante para Kirishima-san y que él de verdad quisiera compartir contigo.

Yaoyorozu se retiró del segundo piso para darles privacidad a esos dos llevándose consigo el botiquín.

Kirishima se sintió un tanto intimidado por la presencia de Bakugou. No porque le tuviera miedo o porque siguiera enojado con él, sino porque se sentía tan avergonzado de sí mismo que sentía pena de tan solo mirarlo, signos que no pasaron desapercibidos de la mirada de Katsuki.

Lo único que quería hacer en esos momentos era tomarse una ducha y luego encerrarse en su habitación, sin nadie que lo molestara ni nada que lo hiciera recordar lo vivido. Sin embargo, incluso si se sentía tan cansado y abatido mentalmente, no pudo negarse a Kirishima. Después de todo, sabía que no era el único triste en ese lugar.

Sin siquiera consultárselo antes, el humano caminó hasta el joven lobo y lo tomó en brazos, llevándoselo al interior de la habitación sin recibir negación de ningún tipo de su parte, es más, agradeciendo que se hubiera aferrado a él como si fuese lo más importante en su vida.

Recostó a Kirishima e inmediatamente se posicionó junto a él, abrazándolo y recibiendo la misma acción junto con el mismo afecto, sintiéndose finalmente a salvo entre su cuerpo. Incluso sus sollozos lo hicieron sentirse calmado, ya que era su voz, y sea en donde sea que estuviera aquella voz Katsuki sabía que estaría seguro y verdaderamente amado.

-Lo siento... -Se disculpó Kirishima sumamente apenado, aferrándose a Bakugou con garras y cola esperando a que comprendiera su error y pudiera recibir su perdón. –Eijirou comportarse como un idiota... Yaoyorozu decir que Eijirou estar celoso, pero Eijirou darse cuenta de haber estado celoso por cosas estúpidas...

-Tú eres estúpido, no sé de qué te sorprendes...

-Eijirou no haber querido que Bakugou se enfadara, es sólo que Eijirou no saber explicar motivo de su tristeza y acabar pensando cosas equivocadas y... Lo siento, Eijirou promete no volver a desconfiar de Bakugou.

Jamás volvería a desconfiar de él, mucho menos cuando ni siquiera tenía pruebas para hacerlo y cuando sabía que no había razones para que tales pruebas existieran. Bakugou era de él, tanto su cuerpo como corazón, así mismo Eijirou. Eijirou le pertenecía a él y solo a él, y su corazón no podría fijarse nadie más, aunque su vida dependiera de ello.

-Kirishima, te amo.

Por supuesto que lo sabía. Ambos lo sabían.

-Kirishima...

-Dime. –Sí, Eijirou amaba demasiado a aquel hombre que tenía entre sus brazos y que él se había prometido siempre estaría allí.

-Bésame.

"Está bien", respondió incluso si no hacía falta las palabras.

Kirishima sabía que el hecho de escuchar a Bakugou pedir ese tipo de afecto era inusual, el joven lobo pudo sentir a través de su piel que aquella noche él no era el único con el corazón perturbado. Bakugou también parecía estar herido por lo que hasta el momento se le era desconocido, pero tal y como siempre, Kirishima esperaría a que el mismo Bakugou le explicara la razón de su tristeza tal cual lo había hecho él hace unos momentos. Y si Bakugou lo necesitaba, entonces él lo ayudaría a sobrellevar su tristeza. 



**************************************


Pasaron los días y todo parecía volver lentamente a la normalidad... a excepción de ciertas cosas.

Pasó el fin de semana dando comienzo a una nueva. Para ese entonces Bakugou había superado un tanto aquel episodio que trajo la captura de un gran número de narcotraficantes y estafadores nacionales e internacionales, pero que había causado cierto rechazo temporal en su cuerpo hacia ciertos roces y toques físicos que sus dos híbridos notaron disimuladamente, sin hacer escándalo de ello.

Posiblemente el único que no se enteró de lo sucedido fue Kirishima.

Aizawa se enteró de todo lo que le había sucedido a Bakugou por boca del mismo, quien el día lunes apareció desde muy temprano en su oficina para explicarle la situación y así tener una carga menos encima, puesto que cierta parte de él se lo había estado exigiendo a tal punto de molestarle demasiado. Ante esto, Aizawa se disculpó inmediatamente aclarando que jamás había querido que algo como eso hubiera sucedido y mucho menos a él, pero Bakugou le aseguró que ya no importaba, y que independiente de que si recientemente se lo hubiese revelado, era mejor que ambos actuaran como si nada hubiese pasado. Y no por temas de orgullo, sino porque sólo de esa forma podría superarlo de forma personal.

Yaoyorozu se enteró gracias a Todoroki. Si bien el híbrido había estado "muerto" dentro de la sala, sus oídos y su sentido del chisme no pudieron ignorar las voces de los humanos aquella noche.

Él le aseguró a la humana que no se lo decía sólo por ser un chismoso o porque quería arruinarle la vida a Bakugou, sino porque no quería que ella siguiera viviendo en una mentira y así ninguno de ellos saliera lastimado, pues sabía que ella no querría lastimar a Bakugou con un tema tan delicado como ese sólo porque no supiera la verdad de esa noche pasada.

Yaoyorozu comprendió absolutamente su punto de vista y le agradeció profundamente de habérselo dicho, sintiéndose apenada por lo que había hecho esa noche incluso si Todoroki le repetía que no era culpa suya. Ella también lo comprendía, pero aun así la pequeña espina se quedó incrustada en su pecho hasta mucho tiempo después.

Yaoyorozu prometió no decir nada, así como también no volver ni siquiera a mencionarle a Bakugou algo en relación al tema.

Si bien Uraraka no comprendía bien del todo el idioma humano, la chica, quien esa noche también se había quedado en la sala durante la conversación entre su esposo y Bakugou, logró comprender ciertas palabras que la hicieron pensar en cosas no muy buenas que le habían y pudieron haber sucedido a Bakugou, pero que afortunadamente no fue así. Claro que a pesar de ello la chica no dijo nada, actuando frente a sus hermanos y los humanos como si no hubiera entendido absolutamente nada de aquella conversación.

A Kirishima nadie le dijo nada porque no quisieron preocuparlo. Todos conocían cómo era y posiblemente, en el caso de que alguien se lo hubiera contado, al joven lobo no le hubiera importado ni una puta mierda el tener que volver solo a la ciudad con tal de ir a matar al bastardo que le había puesto las manos encima a su esposo. O incluso si eso no hubiera sucedido, posiblemente el muchacho se hubiera sobre-preocupado y se hubiese deprimido, pensando que quizá Bakugou no confiaba en él como para haberle contado aquel terrible suceso y así pedirle ayuda, entre otras reacciones.

No obstante, incluso si no fue directamente, Kirishima sí término ayudando a Bakugou durante esos días difíciles.

En ningún momento se lo pidió de forma directa, incluso existía la posibilidad de que ni el mismo Bakugou se hubiera dado cuenta de sus intenciones, pero fueron ciertas acciones y palabras que entre ambos compartieron durante esos días los que lo ayudaron a sobrellevar la pesadez de ese nuevo capítulo ya pasado de su vida.

Por ejemplo, fueron todas esas veces en las que Bakugou llamó a Kirishima, aunque fuese solamente para saber dónde estaba metido, llamados que hacía de forma inconsciente para así asegurarse de que estuviera cerca de él. También las veces en que, por las noches, lo obligaba a abrazarlo incluso si estuviese dormido u ocupado jugando con algo, ya que de esa forma se sentía protegido y acompañado.

Aunque a veces fue difícil, pues hubieron ocasiones en donde Bakugou se alejaba si Kirishima o Todoroki lo tocaban sorpresivamente ya fuera por accidente o porque estuvieran jugando. Él jamás les gritó o les hizo saber tal silencioso desagrado, pero los híbridos lo notaron y tuvieron más cuidado con él, pidiendo su permiso para acercársele o simplemente manteniendo la distancia.

Posiblemente el más afectado fue Kirishima, pero sus instintos caninos le habían advertido que Bakugou no se estaba comportando de esa forma sólo porque sí o porque estuviera enojado con ellos. A Bakugou le sucedía algo y para él era fácil saberlo, pero no entenderlo. No obstante, conociéndolo, sabía que él prefería que nadie lo molestara y simplemente respetaran su espacio personal.

Claro que eso no significaba que tuvieran que verse completamente exiliados de su lado, pues el propio humano les permitía acercarse de vez en cuando para que lo ayudaran a colocar la mesa o ayudar en la limpieza de la casa. También podían dormir cerca de él y llamar su atención jalando la base de su camiseta.

Afortunadamente aquella actitud por parte del joven humano fue calmándose poco a poco. Pasó todo el fin de semana leyendo libros en su habitación y realizando el aseo general de la casa el día domingo. El día lunes comenzó normalmente su semana laboral, pero al parecer su jefe le había permitido volver mucho más temprano de lo normal y, además, según las palabras del mismo Bakugou, le había dado toda la semana de descanso. Los híbridos habían jurado que lo escucharían quejarse de ello pues a Bakugou le gustaba trabajar, pero su reacción fue completamente contraria.

"Esto es por haberme cagado la semana", comentó el humano antes de volver a encerrarse en su mundo de lectura, pero esta vez en el sofá de la sala acompañado de sus dos lobos idiotas.



**************************************



 Sus potentes pisadas dejaban su rastro sobre la tierra mojada de la mañana de aquel día miércoles. Durante la noche había llovido y el olor a tierra mojada se les era agradablemente insoportable, recordándoles a ambos enormes lobos su lugar de origen.

Entre las entrañas de aquel enorme y frondoso bosque dos enormes bestias corrían entre los árboles y montañas, arrasando con los arbustos que se interponía en su camino y atravesando sin problemas los canales de agua fría y cristalina.

Kirishima y Todoroki corrían a una velocidad impresionante, dejando que sus instintos animales los guiaran hacia las montañas con el objetivo de llegar antes de que el sol regalara a la humanidad sus primeros rayos de sol del día.

Ambos lobos iban acompañados de los humanos que hasta ese entonces habían cuidado de ellos, cada uno de ellos montados sobre el lomo de cada lobo y al que se sujetaban con fuerza.

Bakugou iba encima de Kirishima y Midoriya sobre Todoroki, acompañándolos al igual que todas las ocasiones anteriores a dar sus paseos matutinos semanales para así mantenerlos activos y felices. Aquella actividad se había implementado en la vida de los híbridos hace no hace más de 3 meses, logrando resultados fantásticos en lo que respectaba a su salud física y mental. Devolverles aquella parte de su vida aunque fuese una vez por semana se les era suficiente para no olvidar quiénes eran ellos realmente: qué eran.

Su vida salvaje había terminado hace mucho tiempo, pero aquello no era excusa para no mantener ciertos pasatiempos que les permitieran conservar su instinto animal.

Bakugou había llamado a tal actividad matutina "Sacar a pasear a los perros", la cual constaba en permitirles poder transformarse en su lado bestial y recorrer el bosque hasta llegar a las montañas, cosas que normalmente no se les permitía, ya que el humano prefería que conservaran su lado humano y que jugaran sólo hasta cierto diámetro de la casa. No más. Sin embargo, después de llegar a un acuerdo lograron convencerlo.

Lo bueno es que todos sacaban beneficios de ello. Los híbridos ganaban actividad física y felicidad, además de alguna que otra serpiente que lograban cazar sin ser mordidos. Por otra parte, los humanos ganaban paseos gratis hacia el pico de la montaña sin esforzarse ni un poco.

-¡Qué vista más hermosa! –Exclamó Midoriya observando por el acantilado al cual habían llegado la hermosa mañana que nació en el horizonte. Le hubiese encantado que su esposa hubiera podido ir también, pero no quiso exponerla a ella ni a su bebé a algún tipo de riesgo. –El amanecer en la ciudad no se puede comparar con esto, ¿no lo crees, Kacchan?

-A mí me vale mierda. –Comentó Bakugou sacando las colaciones de su bolso de picnic. Comerían el desayuno en aquel mismo lugar. -¡MALDITO TROGLODITA, TE ESTOY MIRANDO! –Gruñó Bakugou alejando de un manotazo mortal a Todoroki de los sándwiches. Sin embargo, el maldito pudo esquivarlo. -¡Espera tu maldito turno o saldrás volando por ese maldito acantilado!

-¿Tú sabes que ya lo he hecho?

-¡En nuestra manada lanzar a los hombres jóvenes de un acantilado para demostrar fuerza y valentía! –Comentó Kirishima recordando el día en que él y su hermano volaron por aquel quebrado de la montaña que quedaba cerca de donde se situaba su manada.

-¿En serio están seguros que cada vez son menos sólo porque los cazan y no por imbéciles?

-¡Kacchan, no les digas eso! –Regañó Izuku a su amigo volviendo al grupo para ayudarlo a repartir el té. –Todoroki-kun, ustedes sin dudas han vivido muchas cosas junto a su manada, ¿no? ¿Cómo eran las pruebas para convertirse en un guerrero? –Preguntó emocionado entregándoles los vasos térmicos a los híbridos.

-Bueno, no se necesitaba demasiado, realmente. Principalmente debes ser fuerte, ser ágil y ser hábil en lo que haces y en lo que se te pida. Después, cuando creces, te preparan. Te enseñan a pelear y a manejar armas de caza y defensa, y para completar tu transición de niño a adulto debes completar pruebas de fuerza, resistencia y trabajo en equipo.

-¡"La familia hace la fuerza"! –Exclamó Kirishima el lema de su manada antes de atragantarse con el pan.

-Me sorprende que alguien tan patético como tú sea considerado un guerrero. –Expresó Bakugou a Todoroki. –Pasas todo el puto día durmiendo y tragando. ¿Acaso eso no también es parte de tu puto trabajo?

Pero Todoroki pasaba de sus palabras. –Son mis vacaciones, Bakugou.

-¡Pues esa no es puta razón para que me tengas de empleado todo el miserable día!

-Mi trabajo es proteger la casa. Es justo que tú me sirvas como pago.

-¡PEDAZO DE MIERDA...!

-¡Y-Ya, chicos...! –Midoriya logró salvar al híbrido de las garras de su amigo. ¿Por qué no podía tomarse como a broma las cosas? –Kacchan, sabes que Todoroki-kun también aporta en la casa. No es justo que digas esas cosas de él.

-¡Sí, claro que ayuda! ¡Gracias a él ya no existen las putas sobras en el refrigerador! –Perro asqueroso. Tenía suerte de que no fuera su casa y que el cuidado de la misma no dependiera de su nulo trabajo o seguramente ese lugar ya estaría en ruinas.

-Algo es algo, Bakugou. Deberías aprender a valorar las cosas pequeñas que hace la gente por ti.

-¡Mis cojones que voy a hacer tal cosa, maldito desgraciado!

-¡Kacchan...!

Cuando terminaron de desayunar, los humanos se encargaron de limpiar el lugar que habían ocupado y de guardar las cosas que habían traído, mientras que los lobos iban a inspeccionar los alrededores en busca de algo bonito que pudieran llevarse de recuerdo.

Kirishima había recolectado piedras con formas extrañas y flores para llevarle a su hermana una vez volvieran a casa. No le gustaba el hecho de tener que salir a pasear sin ella puesto que no era justo, pero sabía que debían hacerlo así para mantenerla a ella y a su cachorro protegidos de caídas, hierba venenosa o de las serpientes que a veces aparecían entre sus patas de sorpresa. Es por esa razón que siempre le llevaba regalos, los cuales ella guardaba todos dentro de los zapatos de Midoriya.

Todoroki, por su parte, se dedicaba sólo a acompañar a su hermano y a asegurarse de que nada fuera a sucederle. Su hermano era torpe y a veces no le importaba tener que meterse en problemas con la naturaleza con tal de conseguir algo, por lo que sí o sí necesitaba a alguien que lo vigilara. La mayoría de veces no le llevaba nada a su hermana pues de eso se encargaba su hermano, además, tampoco quería saturarla de cosas que no fueran moras silvestres o grillos. Porque bueno, la comida nutritiva era importante para las embarazadas.

-¡Chicos, ya está todo listo! –Avisó Midoriya a los híbridos para que volvieran.

Los jóvenes lobo se bajaron de los árboles para volver con los humanos y así marcharse, siendo Kirishima quien llevaba piedras pequeñas entre las manos y una que otra hoja con "bonita forma".

-¡Bakugou! ¿Poder guardar para Uraraka en la mochila? –Pidió a su humano favorito quien siempre llevaba un bolso extra para meter las cosas que encontraba el híbrido.

-Sí, sí, yo te guardo tus porquerías. –Respondió Bakugou de mala gana tomando las cosas de Kirishima para guardarlas.

-¡Gracias!

-Bueno, podemos decir que este paseo también resultó ser un completo éxito. –Comentó Midoriya asintiendo con la cabeza. ¡Una nueva salida exitosa! -¡Bien, es hora de-! ¡AH, T-TODOROKI-KUN! ¡UN-UNA ARAÑA!

Todoroki revisó el suelo y así mismo en busca de tal bicho. -¿Dónde? –Preguntó sin poder encontrarla.

-¡En tu hombro, imbécil! –Le señaló Bakugou sobre su hombro izquierdo.

Todoroki, sin inmutarse en absoluto, giró su cabeza hacia su hombro izquierdo encontrándose a la araña que era casi del porte de la palma de su mano. –Oh. –Dijo.

-¡¿"Oh?! ¡¿Cómo que "oh?! ¡Ya quítate esa mierda de encima, ridículo!

-Bakugou, no puedes desperdiciar las cosas sólo porque sí. –Dicho esto, el híbrido de mirada indiferente agarró a la araña velozmente y en cosa de milisegundos se la metió a la boca para comérsela.

-¡¡T-TODOROKI-KUN, NOOO!! –Gritó Midoriya entrando en pánico, corriendo para detener al híbrido que ya se encontraba masticando a aquel ser de 8 patas.

-¡¿QUÉ MIERDA TE PASA, MALDITO ENFERMO?! –Gritó Bakugou yendo inútilmente también a quitarle la mierda de la boca.

Kirishima se cruzó de brazos notándose molesto. -¡Ah, Todoroki! ¡No puedo creer que seas tan egoísta! –Lo regañó por haberse olvidado de su hermana. ¿Acaso no recordaba que ella necesitaba nutrientes? ¡Qué desperdicio!

Finalmente llegaron a casa antes de las 11 de la mañana. Midoriya pasó a recoger a su esposa a la casa de su amigo y luego se la llevó hasta su casa, obviamente ayudándola a llevar los regalos que sus hermanos le habían dado.

Bakugou decidió en tomar una pequeña siesta antes de comenzar a cocinar. Se había dormido más tarde de lo acostumbrado y debido al paseo tuvo que despertar a las 5 de la mañana. Necesitaba descansar, por lo cual le pidió a los dos retrasados que no hicieran ruido y que si querían algo que esperaran a que despertara a menos que fuera una emergencia.

Limpió y guardó todo lo que utilizó y llevó para desayunar antes de irse a dormir. Cambió sus ropas abrigadas por algo más cómodo y fresco y sin más se lanzó a la cama. Agarró la almohada y la abrazó, disfrutando de la sensación fría de la tela. Cerró sus ojos y se dispuso a dormir de forma placentera.

-¿Eijirou poder dormir contigo?

-¡Kirishima! –Gritó Bakugou como respuesta a su aparición sorpresa que por poco le provocó un infarto. ¡¿En qué momento había entrado?! -¡¿Acaso no te dije que no me molestaras?! ¡Casi me matas, cabrón...!

Kirishima rio ante eso. Aquella no había sido su intención, pero no pudo no darle gracia la reacción de Bakugou. –Sí, pero Eijirou también dormir aquí. Es por eso que primero pedir permiso ya que no querer incomodar a Bakugou.

-Ugh... -Sabía perfectamente que ambos dormían en la misma cama, realidad que él mismo había permitido sólo por estar enamorado de aquel idiota, ¿pero acaso no podía haber ido a dormir a otra parte? –Vete a la mierda. –Le dijo queriendo estamparle la almohada a ese idiota con tal de que quitara esa mirada de mierda que lo obligó a hacerle a rodar hacia el costado de la cama para otorgarle un espacio en la cama.

-¡Haha, gracias!

Kirishima se subió rápido a la cama y se recostó manteniendo la distancia de Bakugou, mismo quien le daba la espalda mientras abrazaba la otra almohada, susurrando maldiciones que seguramente iban hacia él, pero que Kirishima sabía no iban en serio.

-¿Bakugou?

-¿Qué carajos quieres ahora, Kirishima?

-¿Puedo abrazarte? –Era necesario preguntarle, sobre todo teniendo en cuenta la situación. –Eijirou no abrazar a Bakugou desde hace un tiempo y... realmente quisiera hacerlo ahora.

-No. Te jodes, Kirishima. –Respondió a secas.

-Oh... -Gimoteó el perro ante tal respuesta, pero la que respetaría de todos modos.

El híbrido se quedó mirando la espalda del humano en silencio, preguntándose si ya se habría quedado dormido o si solo lo estaba ignorando esperando lo mismo por parte de él.

Bueno, si ese era el caso, entonces no tendría de otra que lograrlo. Después de todo, Eijirou también se encontraba muy cansado como para creer podría quedarse despierto por mucho tiempo. El paseo de esa mañana había sido una gran hazaña que había acabado con gran parte de sus fuerzas, incluso tuvo que aceptar que sus miembros superiores e inferiores estaban molidos. Sabía que con una siesta podría recuperar un poco de su energía, pero también sabía que si lo hacía abrazando a su esposo, algo a lo que estaba terriblemente acostumbrado, su recuperación sería mil veces mejor. Sin embargo, parecía que eso no podría ser...

-Te odio. –Murmuró Bakugou de mala gana levantando un brazo, clara invitación para que el híbrido fuera y se acercara.

Eso lo hizo estallar de la alegría. -¡Muchas gracias! –Exclamó antes de arrastrarse hasta él y atraparlo, incapaz de poder controlar su felicidad y dejándose llevar, demostrando su alegría con besos y chillidos caninos felices.

¡Finalmente! ¡Bakugou finalmente lo había vuelto a aceptar!

-Yo también quiero.

De la nada apareció Todoroki dentro de la habitación, el cual se lanzó entre medio de los dos sin mostrarse avergonzado ni tampoco importarle que fuera a ganarse una patada como respuesta. Los gritos de Bakugou no tardaron en escucharse dentro del cuarto, los cuales amenazaban al híbrido bicolor a que se quitara de en medio o lo mataría. No obstante, Todoroki se arrastró hasta detrás de su espalda y se unió al abrazo grupal que no hizo nada más que agravar los gritos de Bakugou.

Pero le importó muy poco. Todoroki también quería cariño.

Kirishima estalló en risas, pidiéndole además a Bakugou que lo dejara estar aquí para que compartieran en familia, pero Bakugou sólo le decía que cerrara el hocico y que los dos perros asquerosos lo soltaran antes de que los despellejara vivos. Obviamente, ninguno de ellos le hizo caso y simplemente se quedaron allí, abrazándolo, como un sándwich.

La vena de su frente estaba a 2 gritos más de explotar. No podía creer que esos dos hijos de perra hubieran tenido los cojones de venir a molestarlo y a invadir su bendito espacio personal de esa forma, desobedeciendo a sus gritos y burlándose de él.

-¡Malditos...! –Gruñó Katsuki atrapado entre los dos lobos. Su cuerpo temblaba de la pura rabia que esos dos le causaban no solo en ese momento, sino que todos los días desde que decidió adoptarlos y dejarlos vivir con él.

Realmente se arrepentía de haberlos salvados. Hacían de su vida un maldito suplicio y para lo único que servían era para molestar, meterlo en problemas y en causarle más rabia de la normal.

Se arrepentía absolutamente de haberles dado la oportunidad de seguir viviendo a pesar de su maldito pasado. Ojalá el osos se hubiera cargado al pelirrojo y que al otro lo hubieran seguido llenando de plomo.

Realmente se arrepentía de haberlos salvado, y pensando de esa forma terminó por quedarse dormido junto a las dos razones de su estrés, abrazando a Kirishima y permitiéndole a Todoroki que lo abrazara a él por la espalda y así la abrigara, sin importarle que el hibrido frotara sutilmente su cabeza sobre la misma estando dormido, ya que aquello fue equivalente a recibir un masaje.

Cuando los 3 hombres despertaron, Todoroki fue el primero en desaparecer para que Bakugou no le proporcionara la mayor paliza de su vida, mientras que Kirishima le impedía al humano levantarse de la cama para que no fuera a realizar exactamente eso. -¡Suéltame, maldito!

-¡Beso, beso!

-¡¡NO!!

Terminado el almuerzo y con todos comiendo en el comedor, Bakugou aprovechó de exponerles a los presentes aquello que había decidido mientras cocinaba y que mantuvieron a los híbridos atentos.

-Primero que nada; ustedes me tiene hasta los huevos. –Aclaró.

-Si Bakugou querer, Eijirou poder masajearlos despu-

-¡CÁLLATE, PERVERTIDO! –Le cerró la boca pateándolo por debajo de la mesa. –Segundo; no quiero que vuelvan a comer insectos, ¿entienden? Sobre todo tú, cara de pene. –Todoroki solo asintió mientras esquivaba la mirada del humano. –Y por último: después del almuerzo no quiero que coman nada más hasta la noche.

-¿Por qué? –Preguntaron ambos híbridos pensando de forma preocupada que quizá eso se debía a que Bakugou ya no tendría el suficiente dinero como para comprar mucha comida.

-Porque vamos a salir... a pedir dulces.

Los híbridos gritaron y celebraron un enorme "Sí", saltando y corriendo por toda la sala incapaces de controlar la gran felicidad que en esos momentos invadió sus corazones caninos.

-¡OIGAN, MALDITOS, VUELVAN A LA MESA! –Pero gritarles fue inútil. Los lobos habían perdido todo apetito y lo único que quisieron hacer fue celebrar.

Bakugou había pensado sobre tal posibilidad a pesar de que él mismo había aclarado que salir jamás sería una opción. Ese día era Halloween y Bakugou terminó por decidir permitirles celebrarlo, conmovido quizá por lo que había vivido últimamente. Parecía que gracias a ello había perdido las ganas de seguir negándose a las cosas o simplemente de verle el lado negativo a todo, dando como resultado aquel alboroto del cual se tendría que hacer cargo y del cual ya le había notificado a Deku hace una hora atrás.

Y no solo a él, sino que también a su jefe, el cual pensó de tal idea como una buena oportunidad para que los híbridos conocieran la vida humana desde cerca y sin destacar demasiado.

Para que el plan no tuviera complicaciones, su jefe le ofreció su ayuda y asistencia, comentando que de esa forma también podría hacer partícipe del Halloween a Eri y así Shinsou saliera a tomar aire fresco. Bakugou aceptó, después de todo sabía que ninguno de esos 3 traería problemas y que para la enana podría ser una tarde entretenida.

También participaron Yaoyorozu y Tsuyu.

Bakugou le pidió a "Cola de caballo" que no sólo se encargara de vestir a Todoroki con algunas ropas para la ocasión, sino que también necesitaba que lo cuidara mientras él llevaba a Kirishima a la casa de sus padres luego de que su madre se hubiera ofrecido a ayudarlo a disfrazarlo a él. No a Kirishima, sino que a su hijo pues para ella no sería divertido si él iba casa por casa solo mostrando su cara de Gremlin.

No hubo mucho problema pues al bastardo mitad-mitad le gustaba estar en la casa de su compañera, por lo que la mujer no tardó en convencerlo.

Lo que sí sucedió fue que Kirishima volvió a encontrarse con Tsuyu, la chica a la cual le había tenido celos inconscientemente. Cuando ella apareció en la sala Kirishima se le quedó mirando seriamente, sosteniendo su firme postura... quebrándose después de apenas unos segundos al verse incapaz de estar enojado con alguien inocente, mucho menos con Tsuyu.

Nadie en ese momento supo por qué Kirishima fue a abrazar a la chica, llorando.

Apenas Yaoyorozu y Tsuyu se marcharon junto a Todoroki, Bakugou guardó las ropas que Kirishima usaría para la tarde en un bolso y ambos partieron a la casa de sus padres. Tenía entendido que Uraraka también iría junto con Midoriya.

Cuando ambos jóvenes llegaron a la casa de los Bakugou, el joven policía le pidió a Kirishima que no fuera a mostrar su cola y orejas hasta que él se lo dijera, más que nada porque no quería que el plan fuera a irse al carajo gracias a los malentendidos.

Una vez dentro de casa, los padres del joven policía los recibieron muy felizmente, quedándose el hombre de la casa hablando junto a Kirishima mientras que Mitsuki arrastraba a su hijo hasta el segundo piso para que dejara de perder el tiempo y fuera a prepararse.

Paralelo a esto, Tsuyu le ayudaba a su amiga Yaoyorozu a preparar una gran fiesta de disfraces que se realizaría en la casa de los padres de la misma. Todos los años sus padres realizaban aquella fiesta en donde invitaban a sus amigos, familiares y compañeros de trabajo, así mismo, a los amigos y compañeros de trabajo de su propia hija.

Aquel año le había tocado a ella ayudar en la decoración, razón por la cual la muchacha le pidió ayuda a su amiga Tsuyu, más aun cuando Bakugou le había encargado a Todoroki, al cual mantuvieron todo el tiempo dentro de una de las tantas habitaciones de la gran casa.

También, en otro lado de la ciudad, Aizawa se encontraba caminando por los pasillos de una tienda general en busca de algún disfraz para Eri. La niña ya conocía lo que eran los dulces, por eso, cuando le dijeron que esa tarde podría ir a conseguir dulces gratis, no dudó en aceptar acompañar a Aizawa y Shinsou junto a los demás lobos con los que se juntarían más tarde.

Dentro de la tienda comercial, Shinsou y Aizawa caminaban junto a Eri dejando que la misma eligiera su propio disfraz. Su disfraz, hasta el momento, constaba de un tutú rosa, antenas de hormiga y zapatos felpudos con forma de pata de oso. –Estoy seguro que será el disfraz más original de toda la calle. –Comentó Shinsou.

-Déjala. Tú eras igual.

-Hey, mister policeman! –Aquel llamado hicieron a ambos hombres dar la vuelta, siendo para Aizawa el llamado de la muerte. -¿Buscando disfraz para esta noche?

-No. –Respondió Aizawa.

-Tan expresivo como siempre... ¡Eri-chan! –Saludó Hizashi a la pequeña niña, la cual al verlo se alegró y corrió a abrazarlo.

-¡Yamada-san, Eri irá a pedir dulces! –Le reveló la niña al adulto siendo cargada. -¿Quiere venir con nosotros? –Lo invitó de inmediato. Eri amaba al hombre lobo alto y gritón, y las pocas veces que la iba a visitar al trabajo de su hermano Shinsou para ella eran momentos divertidos y memorables, aunque para Aizawa-san pareciera lo contrario. Pero eso no le impresionaba demasiado a la pequeña, ya que comprendía que Yamada-san y Aizawa-san eran polos muuuy opuestos.

-No lo sé, pequeña, ¿no crees que deberías preguntarle al viejo gruñón primero?

Eri se dirigió a Shinsou. –Shinsou, ¿puedes preguntarle a Aizawa-san?

Shinsou asintió. –Aizawa-san, Eri ha decidido que Yamada-san también nos acompañará más tarde y que no podrás hacer nada para evitarlo. –Dijo Shinsou provocando una expresión de desagrado en el rostro de su querido padre.

-¿En serio? –Preguntó Aizawa sin querer creerlo, recibiendo como respuesta 3 cabezas asintiendo frente a él.

Sólo le quedó suspirar.




.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- 


Recuerda lavarte las manos con frecuencia, usar mascarilla y no salir de tu casa. 


Saludos, y cuídense mucho.

Continue Reading

You'll Also Like

192K 13.8K 29
Con la reciente muerte de su padre el duque de Hastings y presentada en su primera temporada social, Annette empieza a acercarse al hermano mayor de...
360K 33.2K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...
76.7K 14.3K 47
Jimin es un humano común y corriente, un día va a una excursión en el bosque y al recostarse en un árbol es transportado a un mundo mágico, llamado f...
103K 5.6K 12
El maldito NTR pocas veces hace justifica por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suc...