Canela ©

Від Karo_lovegood

33.7K 6.1K 17.6K

[COMPLETA]. La conocida teoría de los polos opuestos atrayéndose cierta vez toma poder en las relaciones, pe... Більше

Sinopsis
1. Un gran día
2. Es tu día
3. Piojo
4. No quiero un castigo
5. El idiota que ella dice que soy
6. Mi esencia favorita
7. No quiero ser más una niña herida
8. Ya no me odies
9. Cálmate, piojo
10. No puedo verla en todas partes
11. Estar enamorada de ese imbécil
12. No soy como él
13. No se trata de un juego
14. Es nuestra mesa
15. ¿Bailamos?
16. Está llena de sorpresas
17. Algo imposible
19. Canela
20. No gracias, Hestia
21. No es mi chica
22. ¿Nos llevamos bien?
23. Preocupada por la cuerda
24. Lo que sea por ti
25. Marcando territorio
26. Carterista
27. Esa cita
28. Tic-toc, linda
29. Hay otro chico
30. Lo admito
31. Yo siempre gano
32. Es fácil confiar cuando se trata de ti
33. Siempre vuelvo a pensar en él
34. Alguien se ha enamorado
35. Feliz navidad, Bonetti
36. Es la chica de la fiesta
37. Aida
38. Parte de la rutina
39. Eres la novia de mi hermano
40. Idioma Miller
41. "Quiero hablarte de algo"
42. Un fracaso
43. Naranja entera
44. Es su canción
45. Caramelo de ajo
46. No volveré a cruzarme en tu camino
47. ¿Mi novio?
48. Aliens, por favor, abdúzcanme
49. La copia exacta de James
50. Orgullo personificado
51. Maltrato animal
52. Supersticiones de abuela
53. Lunática
54. Ya tenías uno
55. Solo... un pedacito
56. Eres un osito panda
57. ¿Está soltero?
58. ¿Puedes abrazarme?
59. Es un mal chiste
60. Orangutanes cínicos
61. Te prometo que te quiero
62. No todo podía ser perfecto
63. ¿Mis ojos mienten?
64. Los planes para mi muerte
65. No puedo seguir engañando a ambos
66. Jugar a la casita
67. Su humor, mi enemigo
68. Su enamorado es Liam
69. Lo que ambos sentimos
70. Hay muchas formas de amar
71. Nuevamente lo detesto
Extra: Chrisand
72. Me haces daño
73. Jodidamente manipulable
74. Soy un títere
75. Sinónimo de dolor
76. No conozco de razones
77. Te quiero conmigo
78. Eres más que eso
79. Criadero de anfibios
80. Huele a canela, así como tú
81. Piezas similares de un puzzle
82. No estoy enamorado de ti
83. No pienses que te esperaré toda la vida
84. Un panda colgando de tus llaves
85. También el mar es muy cambiante
86. Que me pruebe lo que quiera
87. El final de nuestra canción
88. Tu apodo en mi café
89. Aún no termina tu día
90. Espinas en tu corazón
91. Será un reto
92. Ahora soy un egoísta decepcionado
93. Déjà vu
94. Uno, sin dejar de ser dos
Epílogo
Agradecimientos
Extra 1: Como el resto de tu vida
Anuncio

18. Pausa a tu juego

392 79 205
Від Karo_lovegood

No espero a los vítores del público, así que me levanto con mi guitarra en manos y la coloco dentro de su estuche luego de extraer mi pequeño bolso que he dejado antes adentro. La dejo a un costado del escenario donde ha estado toda la noche y bajo para huir del manojo de nervios que me abruman y refugiarme en el exterior de la hacienda, no sin antes hacer una visita al baño.

No es el mejor escondite, pero lo necesito.

No me preocupo por mirar los escalones del escenario cuando desciendo con apremio para alejarme de él, desesperada por esconderme. Pienso que incluso si me caigo, hacer el ridículo sería menos intenso que lo que estoy sintiendo ahora.

Este es, sin duda alguna, el momento más incómodo que he tenido en mi vida.

Y por mucho.

Es extraño incluso para mí que ahora lo vea de este modo, pero creo que estaba habituada a su mirada y su sonrisa ufana, que aunque en un principio me hizo sentir miserable, desde un tiempo atrás ya no me provoca nada. Odio la que me muestra ahora: intensa y dulce, curiosa, deseosa por descubrir sin permiso todos los misterios que aguardan en mi interior. La detesto porque temo que pueda conseguirlo, porque no conservo la fuerza para impedírselo y porque cada día mis energías van menguando.

Quiero hacerlo, pero no soy capaz de detener lo que en mi interior empiezo a sentir.

Y me pone nerviosa.

Me aterra.

Intenté mantenerme firme durante los minutos que duró la canción, pero no fue posible calmar mis emociones dentro aunque por fuera sí lo parecía.

La música logra transformarme, pero en este caso no fue suficiente. Solo quería que los minutos acabaran, o regresar el tiempo atrás para evitar que las palabras de Camila y las mismas suyas lograran convencerme. Quise demostrarle a él que todo estaba perfecto, porque si le demuestraba que todavía me afecta, nuevamente lo dejaría ganar.

Y no es lo que quiero desde hace mucho.

Camino aprisa, esquivando a las personas que se atraviesan en mi camino y que ya han vuelto a sumergirse en sus propios mundos después de escuchar nuestra presentación, hasta que en el peor momento me detienen.

—¡Qué bien lo hiciste, linda! —me halaga la madre de Camila, la señora Sandy, que frena mis pasos y me rodea de inmediato en un abrazo que demoro algunos segundos en responderle por la sorpresa.

—Gracias, señora —contesto sonriente al separarnos. La veo a la cara, a esa sonrisa vacía que me muestra, y no puedo evitar que mi gesto desaparezca tal como parecen haberlo hecho sus ganas de vivir hace tiempo, desde que se separó de su esposo.

Por alguna razón, parece notarlo, porque sigue.

—Gracias por hacer esto por Camila, eres una gran amiga. Mi papá había contratado a... —intenta comunicarme, pero Valerie, la hermana mayor de Camila, la interrumpe con voz cantarina.

—¿Dónde está mi castaña favorita?

Muevo la cabeza para ver que aparece seguida de Susan, y juntas me abrazan como saludo.

Las conozco desde hace tiempo y les tengo bastante aprecio también, por lo cual les devuelvo el gesto y el saludo con cariño aunque ahora no es el mejor momento.

—¿Y ese guapo con el que hiciste dueto, están juntos? —inquiere Susan, moviendo sus cejas de arriba a abajo con una sonrisa pícara—. Se veían muy tiernos juntos.

Niego presurosa.

—¿Qué? No, claro que no. Es un odioso —aclaro de inmediato, pero ellas ríen como si fuese un verdadero chiste.

¿Cómo se les ocurre insinuar semejante barbaridad?

—Han hecho un dúo increíble, se nota que tienen tiempo en esto —exclama Valerie con ilusión, convencida de que está en lo correcto.

Aprieto los labios hacia adentro. Me gustaría negarlo, decirles que jamás lo había hecho antes y que no quiero volver a hacerlo nunca, pero tengo más deseos de salir del aturdidor lugar y despejarme de todo el cansancio que insiste por adueñarse de mí esta noche al menos unos minutos que de dar explicaciones, así que solo asiento antes de excusarme.

—Sí, mucho. Yo... Me gustaría seguir conversando, pero me urge ir al baño. Hace mucho que no voy y... —Me acerco para susurrar, viendo que me observan intrigadas—, la marea roja me acompaña —miento.

Dos abren los ojos y la otra la boca, comprendiendo perfectamente a qué me refiero, y luego asienten en sincronía. Eso es suficiente.

Beso la mejilla de cada una y me retiro apenas las escucho exclamar sus despedidas.

Sigo mi camino hacia el pasillo donde se encuentran los baños, todavía aprisa para liberar mi vejiga antes de huir, pero me detengo cuando gracias a mi torpeza y mis apremiantes pasos choco con una persona.

Giro levemente para disculparme, viendo que la señora me mira mal, y luego volteo para continuar del mismo modo, pero no alcanzo a dar dos pasos cuando debido a esto vuelvo a chocar con alguien más que me intercepta y el contenido del vaso que lleva en su mano se derrama sobre el corpiño de mi vestido.

Maldigo internamente viendo mi atuendo mojado, y cuando levanto la vista, me cruzo con esos ojos canela que se muestran asombrados.

—¿Es una broma? —pregunto turbada, sintiéndo cómo el tic de mi ojo derecho comienza a hacerse sentir.

Ya se había demorado. Y claro, no encontró mejor ocasión.

Liam me mira asustado, se sujeta el rostro exhibiéndose desesperado y luego aleja las manos de su cara, acercándolas un poco hacia adelante.

Su expresión ni siquiera me importa, esto es demasiado.

—Mierda, Arya, lo siento... Yo no... —intenta excusarse, pero no se lo permito.

Lo esquivo evitando tocarlo antes de que continúe y doy otros pasos más hasta adentrarme al baño de mujeres, sintiéndome extrañamente protegida, pero como una cobarde.

Suspiro pesadamente y cierro los ojos con fuerza, intentando contenerme porque no puedo ni quiero hacer una escena aquí.

Me fastidia la facilidad con la que puede pasar de ser un completo idiota a alguien más lindo, para luego ser un idiota nuevamente. Pero más que eso, para alterarme de cualquier modo. Y el resultado de eso, es la confusión andante: yo.

Apenas está empezando el año. 

Veo mi reflejo en el espejo y paso mis manos sobre mi cara con un pañuelo de papel que tomo del dispensador, para limpiar con este las pequeñas gotas de sudor que me han quedado después de presentarme.

Lavo mis manos al botar el papel y examino mi vestido que no está arruinado.  Afortunadamente no se ve mucho hacia adentro por la transparencia. Parece ser agua y eso me deja más tranquila, así que solo paso otro pañuelo sobre la tela para intentar apresurar el sacado mientras espero.

Me recuesto sobre el lavabo minutos más, todavía queriendo esconderme y conservar la calma. Ni siquiera la mirada de las mujeres que entran y salen sin cesar me hace sentir incómoda, porque esto que siento y no alcanzo a descifrar arrasa con todo lo demás.

Tiempo después en el que considero que ya ha sido suficiente, tomo mi pequeño bolso de la superficie de cerámica, me observo una última vez en el espejo y salgo del baño, rogando que afuera todo resulte bien.

Él todavía se encuentra allí como ayer en el instituto y me invaden los recuerdos, pero por alguna razón tenerlo frente a mí ahora mismo no me hace sentir mal. Estoy confundida y molesta, no me siento culpable.

—¿Está todo bien? —pregunta apenas salgo, como si realmente estuviese preocupado.

—¿Vienes a burlarte? —cuestiono con molestia. Él frunce el ceño, yo lo esquivo nuevamente y sigo mis pasos hacia el exterior, hacia donde tenía pensado ir en un principio—. Pudiste hacer eso de tu venganza otro día.

—¿De qué estás hablando? —replica, fingiendo confusión.

—Mira, no importa. —Intento dejar el tema de lado porque ahora lo que falta para arruinar por completo mi noche sería comenzar una discusión con él delante de todas estas personas—. Ya estamos a mano, solo déjame en paz de una vez.

Él no dice nada, y yo sigo caminando finalmente al exterior.

Pienso que me ha obedecido cuando llego al patio y solo me me recibe el silencio, la paz ante la excelsa belleza que adorna la dehesa, pero por desgracia él viene detrás de mí, silencioso.

Giro a verlo ya perdiendo la paciencia y vuelvo a hablar, notando que tiene una expresión de derrota.

—Bonetti, sé que estás enfadado por lo que le hice tu guitarra y tienes toda la razón, estuve muy mal y debí romperte la cara en lugar del instrumento que no tenía la culpa de tus acciones, pero te la voy a reponer cuanto antes. No soy un monstruo —le explico.

Liam muestra su bonita sonrisa y niega con la cabeza lentamente.

¿Esto es un juego?

—No estoy enojado por eso —responde tranquilo—. Me desagradó verte hacerlo por varias razones, es verdad, pero sé que es poco para lo que merezco. No quiero hablar contigo de eso, es... es sobre otra cosa —titubea, dudando incluso de sus palabras.

¡Oh!, él sabe que merece lo peor.

—Si no es de eso de lo que quieres hablar, entonces no me interesa. En serio, ya olvídalo. No quiero oír nada que venga de ti.

Espero que ahora sí haga caso, pero eso no sucede y soy yo quien lo esquiva para regresar al interior. Él me sujeta de la muñeca para que me detenga.

No entiende que lo único que quiero es estar lejos de él.

—Arya, por favor. No te vayas —pide en un grácil tono, casi como súplica—. Deja de huir de mí.

Suelto una risa nasal. Me muevo un poco para ver su cara y me zafo de su suave agarre. Su semblante es tranquilo, pero su mirada parece desesperada, y me confunde.

Me va a volver loca.

—¿Cómo quieres que no huya de ti? Siempre estás molestándome. Yo no te hice nada, Bonetti, ¡nada! —recalco. Él asiente, presionando sus labios hacia adentro—, y tú simplemente decidiste que yo era un buen elemento para ser tu juguete y hacerme la vida miserable solo para divertirte.

Me mira a los ojos y yo intento mantenerme firme, pero su mirada de arrepentimiento me debilita y me detengo. La lista de insultos que tenía desaparece de mi memoria.

—Lo sé, pero no es como lo estás diciendo, nada es así y... —dice, todavía sosegado. Intenta sujetar mi mano nuevamente, pero retrocedo—. Escucha, yo jamás suelo insistir con nadie y contigo parezco un maldito arrastrado que no para de perseguirte para hablar y dis... —se justifica, y suelto una risa seca que lo interrumpe.

—¿Y debo estar agradecida o sentirme halagada por eso? Eres increíblemente estúpido —añado incrédula tras exhalar un bufido. Él se mantiene manso. Sé que no debería seguir porque esto podría acabar muy mal si me dejo llevar por la rabia como antes, pero la emoción puede más y no me detengo. Si la sarta de insultos decide exhibirse, se lo permitiré—. ¿Crees que voy a compadecerme de ti solo porque me digas eso? No, no será así porque ya estoy cansada de ti y de tus molestias interminables, ¡me robaste! —exclamo con voz trémula, consecuencia del enojo. Él aún me mira sin decir nada—. Te llevaste cosas que son importantes para mí por algo que ni siquiera yo empecé, me has humillado infinidad de veces e incluso jugaste con mi privacidad, ¿y crees que voy a volverme débil porque digas que eres un arrastrado? No, porque eso siempre has sido a mi vista.

Continúo, esforzándome por mantenerme estable y no derrumbarme con la mezcla insoportable de emociones que se acrecientan en mi interior junto al corazón latiendo con furia, acelerando del mismo modo mi respiración.

Liam acerca a mí lentamente, pero yo no dejo de despotricar contra él aunque me aterra. Ni siquiera retrocedo, sigo concentrada en mis palabras.

—Eres un abusador y un bruto que no sabe medir las consecuencias de lo que hace, un tonto que cree que por ser lindo puede hacer lo que le plazca con quien le plazca. Pero ¿sabes qué? No me importa que ahora quieras hacerte el bueno, porque no puedes serlo, porque... —No alcanzo a seguir, porque detiene sus infernales pasos y se para finalmente frente a mí, dejando pocos centímetros de distancia y ahuyentando mi voluntad con un simple acto.

Liam acuna mi rostro entre sus manos cálidas y niega con la cabeza pausadamente, pidiéndome de ese modo que me calle. Y aunque no quiero hacerlo, es lo que consigue. Él, su cercanía y su sutileza, me han dejado sin defensas. Me debilita, y mis piernas bailan nerviosas compitiendo con la velocidad que reproducen los pálpitos de mi corazón.

Mi boca se seca, y no soy capaz de hacer nada más que verlo y escuchar sus siguientes palabras, muy segura de que nada bueno saldrá de esto.

—¿Vas a acabar? No quiero que sigas —dice, todavía con esa tranquilidad que me agobia.

Quiero responder, pero no tengo idea de qué decirle. Solo alcanzo a tragar grueso.

Sus ojos penetran los míos y no soy capaz de leer su expresión, una que de pronto se vuelve tan pesada que me obliga a desviar la mirada que inconscientemente se va a sus labios, él esboza una pequeña sonrisa, y sereno, se inclina levemente para eliminar la mínima distancia que nos separa posando su boca con ternura sobre la mía. Me gustaría gritar, alejarlo de mí, pero las palabras que quería decir escapan hacia otro universo, junto a mi fuerza de voluntad, y allí permanezco.

Él se mantiene allí con sus labios cálidos firmes sobre los míos, y yo, aunque quiero huir, no lo hago. Siento que si doy un paso en falso acabaré más destruida de lo que esto me deja ahora.

Mi corazón no cesa de latir desenfrenadamente, desesperándome porque hace un instante yo estaba desahogándome ante su presencia imponente, y ahora la confusión ha hecho presencia en mi interior junto a una explosión de sensaciones que anteriormente desconocía y que todavía no soy capaz de comprender.

Él me hace débil, siempre ha sido así.

Su respiración tranquila me confunde más, pero tampoco hago nada cuando percibo que en su pecho, los latidos de su corazón se han incrementado imitando a los míos. Y como un instinto, cierro los ojos y despego ligeramente mis labios para corresponderle aunque no tengo idea de cómo hacerlo. Lo intento, porque esa corriente de abejas que se desliza por mi columna vertebral, recorriéndome en un feroz viaje estremecedor hasta que llega hasta mi abdomen, donde revolotean con efusividad, puede más.

Se siente bien, pero me percato de lo que está sucediendo y me separo bruscamente, antes de que alcance a ejercer otro ínfimo movimiento.

Esto no está bien.

Él me mira desconcertado y parece tan confundido como yo, como si tampoco pudiera asimilar que esto ha pasado. Hala mi bolso para que me acerque nuevamente sin decir nada y lo hago sin despegar mi mirada de la suya, débil, pero de inmediato vuelvo a hacerme consciente de que lo odio más que al maltrato a la naturaleza y antes de que intente defenderme, él suelta mi bolso.

Retrocedo, y ahora sí me separo por completo.

—Haz pausa a tu juego. —Es lo último que digo, antes de dar media vuelta y volver a la fiesta.

Camino a grandes zancadas y limpio mi boca, al tiempo que intento forzar una sonrisa.

Podría ser extraño que las personas me observen mal después de haberme visto tan segura y sonriendo arriba de ese maldito escenario, así que lo mejor será borrar rastros de todo malestar antes de que cualquier sujeto quiera hacer preguntas al respecto que no sabré responder.

Me adentro al lugar en busca de mi mejor amiga y tras algunos minutos la encuentro bailando con un moreno, pero le quito importancia y camino hasta su ubicación esquivando a las fastidiosas personas que se atraviesan en mi camino.

Tampoco me importa el hecho de que interfiero en la ejecución de sus correctos pasos al tropezarlos, lo único que quiero es irme de aquí.

Me paro detrás de mi amiga y le hablo con el tono de voz más neutral que soy capaz de utilizar. Ella se gira a verme con esa típica sonrisa, pero su expresión cambia al instante y se despide del chico para tomarme del brazo y sacarme de la pista de baile.

—Siento haber interrumpido eso, ¿estabas intentando algo?

—¿Qué? No, no te preocupes. ¿Qué pasa, Ari? —pregunta cuando estamos más alejadas de la multitud.

—Necesito tu celular para llamar a mamá —le explico.

Juliana ladea la cabeza, con las cejas arqueadas. Nos iríamos con su mamá y es comprensible que no entienda.

—¿Por qué?

—Ya estoy cansada y quiero irme a casa.

—Apenas son las dos —justifica.

Y ya me ha pasado tanto.

—Ha sido una noche larga para mí y tuve que cantar. Por favor —suplico, añadiendo pesadez a mis palabras y poniendo la música como excusa.

No ha sido tanto cantar, pero ella no lo sabe y sonríe enternecida. Lo difícil de eso, fue con quien lo hice.

—Bien... Déjame despedirme de las chicas y nos vamos.

Camina para alejarse, pero la detengo sujetando su brazo. Ella se está divirtiendo, solo yo me iré.

Estiro mi mano para que me dé su celular. Ella chasquea la lengua al comprender, pero lo saca de su pequeño bolso y me lo entrega. Sonrío satisfecha y salgo al jardín para hacer la llamada.

Mi madre contesta al tercer tono y me asegura estar aquí en quince minutos, así que regreso después de cortar la llamada. Le entrego el celular a mi amiga, quien decide seguirme hacia el escenario donde busco mi guitarra y luego, nuevamente al jardín, sin dejar de insistir en que me quede un rato más y volvamos juntas a su casa.

—¿Al menos me vas a decir la verdad? No te creo nada eso de que estás cansada —persiste, viéndome de frente en el jardín donde me acompaña.

A veces detesto que me conozca tanto.

—Lo estoy, no miento. Además, este no es mi lugar, Yulia.

—Está bien, odias las fiestas y estás cansada... Sé que hay algo más —asevera muy convencida y viéndome a los ojos, todavía intentado leer la verdad en mi mirada.

—Lo que sea que creas que ha pasado, te lo contaré luego. Ahora, por favor, vuelve a la fiesta —insisto dulcemente, desviando la mirada. Ella no dice nada, pero tampoco se mueve—. Juliana, si no te vas ahora, esta relación se termina.

Emite un sonido de queja ante mi falsa amenaza, pero después de asegurarme su visita a casa en unas horas para que le cuente no se qué, se va.

Exhalo un suspiro, ya agotada de todo esto, y aprovecho mi soledad para sentarme en una piedra en el enorme jardín e intentar distraerme con los sonidos de la naturaleza. Pude haber dejado que mi amiga me acompañe, pero ella no pararía hasta conseguir que le diga toda la verdad y ahora no estoy de ánimo para hablar de lo que pasó.

Solo quiero borrar todo de mi memoria y no recordarlo jamás; no ponerme a pensar en lo que ha pasado, pero es imposible. Su imagen frente a mí y su tacto en mi piel no desaparece de mis pensamientos por más que lo desee, y eso me hace sentir peor. Estoy muy confundida y siento que incluso la cabeza me pesa.

Luego de un rato en el que creo que me romperé el labio inferior por la fuerza con la que lo muerdo, alguien decide acompañarme. Andrés.

—Hola —dice con timidez al sentarse a mi lado. Giro a verlo y le muestro una pequeña sonrisa que él me devuelve—. ¿Estás bien? No te veía desde que subiste.

—Estoy bien, espero a mis padres para volver a casa. Estoy algo cansada —respondo ante su mirada de confusión, y no miento cuando digo que estoy cansada. Aunque no se deba a un agotamiento físico.

—Supongo que ha sido por cantar con alguien a quien no soportas —comenta y ambos reímos, él con más ganas. Por alguna razón su comentario me resulta extraño, y no quiero averiguar por qué—. Pero lo hiciste increíble, no sabía que cantas. ¿Hace cuánto lo haces?

—Desde que tenía seis años. Antes me gustaba mucho un piano que tenía de juguete —narro con una sonrisa al recordarlo. Andrés me escucha con atención, devolviéndome el gesto con calidez—, era mi favorito. Mis padres notaron eso y de un momento a otro todos mis juguetes estaban relacionados con la música. Siempre veía videos de cantantes y me aprendía las letras con facilidad para cantarles a ellos, eran como una especie de conciertos —apunto, riendo un poco porque las imágenes de los vídeos que guarda mamá de una Arya infante y preadolescente, invaden mi mente. No todo recuerdo lastima, este es uno de esos que me hace muy feliz—. Cuando cumplí ocho me regalaron una guitarra y me inscribieron en una academia donde me enseñaron mucho, pero a la que ya dejé de ir porque sentía que perdía el tiempo. Yo practicaba sola, así que aprendí mucho más por mi cuenta, incluso las letras. 

—¿Compones?

Lo veo a la cara y asiento con la cabeza. Él me mira intensamente.

—Eso intento, sí. Lo hago muy poco y las letras las reservo para mí.

—Eso es genial, ojalá puedas mostrarme algún día.

Vuelvo a asentir, antes de regresar la vista al frente.

No digo nada más y él parece comprender que no estoy de ánimos para conversar, y por lo mismo tampoco añade nada. Agradezco que me acompañe en silencio, pero su presencia no es suficiente para evitar que la escena de antes con su amigo se reavive una y otra vez junto a las sensaciones.

Tengo miedo, pero más allá de eso, no sé qué sentir.

Afortunadamente, mis padres llegan luego de un rato y siento que el alma me regresa al cuerpo. Sé que los recuerdos no me abandonarán, pero al menos en casa estaré segura.

Me pongo de pie y me despido de mi amigo en la entrada para que él vuelva a la fiesta, después de que le agradezco su compañía con sinceridad.

—Hola —saludo al subir a la camioneta de mi padre, flaqueando nerviosa sin ninguna razón.

Ellos responden y luego evito hablar, solo los escucho felices, comentando algunas cosas de camino hasta que deciden aparecer con sus preguntas de rutina que hoy por primera vez odio.

—Y cuéntanos... —empieza papá—. ¿Cómo estuvo la noche?

Suelto una risita nasal. 

Qué pregunta.

Vuelvo a suspirar, dando una respuesta física que ellos no entienden antes de limitarme a mentir.

—Genial, fue una maravillosa noche.

Medito mi respuesta. El realidad fue pésima, pero algo que me dice que no es la última.
_______________________________________________

¡Hola! 💚

No olvides comentar lo que te gustó y lo que no, estoy para crecer junto a ti y tu opinión es muy importante. 

Abracitos psicológicos. ʕっ•ᴥ•ʔっ

Продовжити читання

Вам також сподобається

El camino hacia ti... Від Flor Verón

Підліткова література

84.3K 4.3K 53
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
Hit me, Cupid Від KissingBooth

Підліткова література

14.4M 944K 39
| Historia publicada con Novacasa Editorial | En Denver High se dice que si pones tu nombre en el casillero 420, Cupido encontrará a tu pareja ideal...
18.5K 3.2K 55
TERMINADA Si eres un adulto, no te fijes en la historia principal, sino lee este libro desde un punto de vista más crítico. Si eres un adolescente o...
125K 12.7K 52
Yo: Oye Violett: ¿Que quieres? Yo: Tienes una sonrisa muy linda. Violett: ¡Agh! Hazme un favor y cállate. Yo: Violett ¡No te enojes! ***No hace falta...