EN EL ARMARIO (+18↔GAY)

By XimeSenSen

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La historia comienza con una persona huyendo de lo que lo rodea y encontrando finalmente refugio dentro del a... More

ADVERTENCIA.
El chico en el armario.
Cita en el armario.
Pasión en armario.
"Únicamente sexo" en el armario.
Límites en el armario.
Señales en el armario.
Cambios en el armario.
Diferencias en el armario.
Nuevas reglas en el armario.
Apuestas en el armario.
Emociones en el armario.
Cercanía en el armario.
Soluciones en el armario.
Posesividad en el armario
Ocupados en el armario.
Dificultades en el armario.
Lujuria en el armario.
Honestidad en el armario.
Intrusos en el armario.
Rompiendo reglas en el armario
Rompiendo corazones en el armario.
NOTA
Arrepentimiento en el armario.
Distancia en el armario (1/2)
Distancia en el armario (2/2)
Malas noticias en el armario.
Reencuentros en el armario

Domando una bestia en el armario.

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By XimeSenSen

Narrador omnisciente.

Al llegar a la empresa sintió algo diferente, en los pisos inferiores trabajaban con normalidad, pero de todas formas algo en le decía a Stefan que algo no era habitual.

Subió al ascensor y al llegar a su piso la atmósfera cambió completamente, todos estaban inquietos, discutiendo, murmurando, maldiciendo o desesperádose por algún motivo.

Se detuvo con ambas manos en los bolsillos de su pantalón negro y miró de manera amenazante todo a su alrededor, sobre todo a sus empleados del otro lado de la gran puerta de vidrio que daba a la primera sección de marketing.

No tuvo tiempo de siquiera hablar ya que divisó a Daisy y detrás de ella venía Cristopher, su hermano mayor y CEO de la compañía.

—Joder —maldijo ladeando su rostro con hastío.

La secretaria quiso hablar pero Cristopher la hizo a un lado y tomó a Stefan de la camisa con violencia.

—¡Inútil irresponsable! ¿Sabes lo que hizo alguien de tu piso! —Stefan quedó estático, su hermano jamás perdía los estribos y menos de forma explosiva.

Nadie podía creer que Cristopher, el jefe de jefes, de estatura alta para el promedio, se viese tan pequeño junto a su hermano menor Stefan y encima lo tomara violentamente de su ropa.

Al reaccionar tomó al CEO de su elegante traje y gruñó de igual manera.

—¿De que verga estás quejándote! Acabo de llegar, no hice ni me informaron nada.

—I-Intenté por teléfono... —añadió Daisy algo impotente por no poder hacer algo más.

Su hermano mayor lo soltó con superioridad, prácticamente empujándolo y acomodó irritado su costoso y pulcro traje, con ese aire inalcanzable que solía desprender al enojarse por algo.

—Dos de nuestros más grandes inversionistas acaban de cortar sus lazos con nosotros y firmar con uno de nuestros rivales en el mercado. Encontraron una forma de invalidar sus contratos y, vaya que coincidencia, resulta que ambos lo hicieron en la misma tarde. Los de contaduría dijeron que enviaron a tu piso revisiones de números que estaban en falta y reuniones fuera del cronograma que debías revisar.

El imponente hombre quedó en blanco.

—¿Eso no es parte de tú trabajo? —espetó y Christopher, con suma hostilidad se irguió de manera autoritaria.

—El fallo inició en tu piso, uno de los tuyos jugueteó con la información de las cuentas y contratos que entregó contaduría, ayudó a nuestra competencia y les dio medios para convencer a los inversores. Es tu responsabilidad y esta vez tu falta de compromiso nos ha costado demasiado caro.

No podía creer lo que escuchaba y sus subordinados tampoco. Aunque con el resto de la empresa fuese indiferente, siempre era enérgico y certero en lo relacionado a mercadotecnia y no solo era efectivo, sino que innovador y superior en cada nueva campaña que realizan bajo su autoridad.

No quería ser jefe como le sugería su padre y hermano, por ello solía evitar y escapar de las reuniones donde lo quisieran convencer de ello. Pero eso no lo volvía un inútil, era competente en marketing y ahora su reputación como jefe y profesional estaban siendo cuestionadas.

—¿Cómo demonios... sucedió esto? —pensó en alto e intentó recordar momentos donde oyó sobre ese tema.

Isaac Malik le llevó unos documentos mientras estaba peleado con Calem, no revisó exhaustivamente dichos papeles y decidió delegarle esa tarea a Malik, era muy capaz y esa vez no creyó que fuese más que un simple error de algún trabajador que hizo mal su informe diario.

Entró enfurecido a su sección, donde todos estaban espectantes a la reciente discusión y prácticamente temblaban esperando las represalias de su temerario jefe.

Caminó fuerte hasta llegar al joven castaño que sostenía unas hojas y lo tomó del cuello de su camisa dejando todo caer de sus manos.

—Tú, pedazo de mierda, saca todo de este maldito escritorio y vete de aquí ahora mismo. Estás despedido —gruñó de forma amenazante.

—S-Señor... yo juro que no hice nada. No crearía una fractura tan grande en la compañía sin importar cuánto me ofrecieran o prometieran —contestó nervioso y prácticamente con su espalda contra la pared. 

—Tenías acceso a todo, yo te autoricé a manejar la información de esas cuentas y ver qué estaba mal con ellas... y ahora resulta que anularon sus contratos millonarios simultáneamente.

—Créame, yo... —Stefan apretó su agarre, era indescriptible la cantidad de emociones que estaban acumulándose en su interior mientras la amarga traición inhibía sus sentidos, otra vez.

—¡Jefe! —habló la colega de Malik, Erika Kiselev, misma con la que Isaac Malik siempre iniciaba una contienda cuando de trabajo se trataba.

Eran tan competitivos y aguerridos que en las presentaciones, que todos ya estaban atentos a qué cosa nueva haría ese par y cuál de los dos tendría la mejor propuesta.

—No te entrometas —ordenó, soltando a Isaac.

—Estoy segura, él no fue, no tienen pruebas, no puede despedirlo solo por...

—Incompetente, por eso puedo despedirlo. 

—Pero no fue su culpa... Es decir, ni siquiera usted pudo preveer lo que pasaría, alguien más planeó esto para que él o usted se vieran como los principales culpables, pero solo hay que hallar al indicado y...

—¿Te das cuenta que estás arriesgando tu propio puesto al desafiarme de este modo, imbécil? —advirtió con su voz más grave de lo usual y sus claros ojos se clavaron en ella.

Tragó duro y respiró hondo.

—Sí. Si Isaac Malik es el que esta detrás de esto yo misma entregaré mi carta de renuncia, señor. Estoy completamente segura de ello.

Stefan miró con desaprobación e incredulidad a ambos, se sentía tan mal al pensar que quizá los dos estaban involucrados, siendo ellos los que más trabajaban con él, los que sin miedo se acercaban a hablarle y de igual forma se esforzaban en su trabajo.

Pero no dejo que sus ojos mostraran esa incertidumbre y debilidad, solamente sonrió oscuramente y dejó salir un "ya veo".

—Jefe —habló Malik y la mandíbula de Stefan se trabó.

—La traición es intolerable en Sovereign, por el bien de sus carreras, les conviene que yo esté equivocado —sentenció y se dirigió a su oficina.

Dicha oficina era un gran espacio con paredes cristalizadas, un gran escritorio junto  a muebles sofisticados y ventanales gigantescos donde al ingresar presionó un botón que opacó el cristal, dandole absoluta privacidad.

—¿Por qué me defendiste? —cuestionó Malik acomodando su traje y seguido recogiendo los papeles.

Ella con su larga cabellera y ojos penetrantes hizo una mueca de obviedad.

—Siempre lo dicen ¿No? Que somos similares y por eso todo el tiempo estamos discutiendo. Y si te pareces tanto a mí como dicen, entonces jamás le harías algo así al jefe o la empresa.

—No me parezco a ti, tu te pareces a mí, pero una versión rusa y barata —rió por lo bajo al oírlo y negó con la cabeza.

—Alguien tan orgulloso no traiciona —afirmó ella—. Además, trabajar en un lugar sin un buen rival se volvería monótono, por eso no quiero que te echen. Estaba esperando que aceptaras tu inferioridad hacia mí y simplemente renunciaras algún día, pero esta no es forma de irse, por algo que no hiciste —rió en seco— ni pensarlo.

Él sonrió de lado y se quedó allí de cuclillas, llevando ambas manos a su cabeza y bajando la mirada.

—Es tan frustrante, porque si hubiese detectado cuál era el problema antes, quizá nuestro trabajo en la campaña que llevamos realizando hace tantos meses no estaría arruinada.

Stefan estaba furioso en su oficina, iba de un lado a otro como animal salvaje en cautiverio y no podía pensar claramente en nada. Iracundo y herido, así se sentía. Al llegar la hora de descanso estaba más que indignado con la situación, no veía un remedio para la gran pérdida monetaria y finalmente caminó hasta uno de los armarios, donde tiró todo lo que vio en su interior.

Luego de un rato ni siquiera oyó la puerta, pero una voz familiar llamó su atención.

—No eres de los que golpean cosas, sino más bien los que tira todo al suelo, ya veo —articuló Calem, claramente enojado y con cierto sarcasmo al ver semejante berrinche.

—Tú... —soltó sin ganas y mucho enojo— Vete. No quiero nada de ti hoy.

—¿Qué sucedió? —preguntó preocupado y serio.

Calem había tenido un día bueno, más que eso, un excelente día, y ver tan afligido a su importante colega sexual lo hizo sentirse algo culpable por ser el único alegre en la habitación y no poder hacer nada para ayudarlo le pareció inaceptable.

—¡Diablos! Es una jodida mierda, estos hijos de puta me jodieron de lo lindo, se cargaron en todo el esfuerzo de nuestra campaña futura y ¡Joder! Puta mierda, mejor vete y déjame en paz.

Ese tono hizo al pequeño arder en coraje, no tenía por qué maltratarlo y no se iba a dejar menospreciar por nadie, por muy enojado que estuviese Stefan no se lo iba a permitir.

—Claro y hacer un desastre el armario lo solucionó todo, te felicito genio —contestó haciendo notar su desaprobación.

—¡No me jodas, imbécil! Ahora no es momento —gruñó con su cuerpo erguido y las manos empuñadas.

Cualquiera que viese a Stefan enfurecido a ese punto se sentiría intimidado y preferiría dejarlo solo. Pero no Calem, ni de broma iba a hacerse para atrás, eso solo aumentó su firmeza y se irguió en su sitio con la cabeza en alto.

—Mira, animal... —Cerró la puerta a sus espaldas y se acercó decidido a Stefan— No sé qué pasó, la verdad no me importa ahora mismo, en este preciso momento solo quiero que te calmes.

Stefan apretó los dientes y Calem se acercó más, apoyando su mano sobre el agitado pectoral de éste. Sabía que no iba a hacerle nada, pero quería que volviese a ser el mismo vulgar y confiado hombre que conocía y no ese animalejo enojado y dolido que gruñía.

Pensó en enfrentarlo y hacer que se calmara de una vez por todas, pero era obvio que pelear y discutir en ese estado no iba a ser algo beneficio para ninguno y solo haría que el mayor se fuese a otro armario a encerrase solo.

Respiró hondo, cerró sus ojos y los abrió con convicción.

—Es más, no solo quiero que te tranquilices —susurró terminante—, yo mismo haré que te calmes, quieras o no.

Seguido se giró y tomó el pote de vaselina que estaba en el suelo por el desastre que había causado Stefan.

Mientras estaba inclinado escuchaba a su colega maldecir y estar visiblemente confundido y consternado por algo que debía ser grave. Aumentando su deseo de socorrerlo.

En medio de sus réplicas hacia Calem sintió como éste, sin siquiera levantarse por completo, guió su cuerpo hacia atrás y se colocó de puntitas, rozando y presionando su parte trasera contra su entrepierna, haciéndolo callar.

—¿No estás oyéndome? —musitó Calem.

—¡Tú eres el que no me escucha! ¡S-Saca tu afeminado culo de aquí!

—Dije que te callaras, bestia —replicó tajante y levantó por completo su cuerpo, chocando contra ese gran pecho a sus espaldas.

Empezó lenta pero decididamente a quitarse la camisa opaca y vieja que traía y a desabrocharse el cinturón. Su holgado pantalón cayó y la boca de Stefan se abrió ligeramente con deseo reprimido.

Su piel quedó expuesta ante el mayor  y su expresión al tomar la iniciativa de esa forma fue increíblemente cautivante, como si descarada y lascivamente gritase que no iba a parar hasta el final, y contrariamente parecía estar algo retraído y tímido ante la idea.

—Ho-Hoy es una situación extraordinaria, p-por eso diré y haré esto, pero jamás repetiré algo así por  motivos tan inmaduros. —Lo amenazó tragándose la enorme vergüenza que sentía y bajando finalmente su boxer.

La erección de Stefan ya era indisimulable y tragó grueso, inflando su enorme tórax al respirar profundo.

Tenía tantos pensamientos intensos y abrumadores por la reciente ingratitud por esos empleados traicioneros, que ver a Calem hacer aquello lo desconcertó demasiado. No entendía bien por qué no se había ido en primer lugar y tampoco por qué quería tener sexo con él si vio claramente estaba con su peor humor luego de derribar los estantes del armario.

Pero fue imposible negarse mientras veía como Calem levantaba su parte baja hacia él e introducía dos de sus pequeños dedos con algo de presión, tragó duro y olvidó por un instante hasta dónde se encontraban, mientras su erótico colega se dilataba por su cuenta.

—¿Qué... —La mirada de Calem estaba fija en la pared, pero la desvió hacia Stefan escasos segundos y sus hombros se subieron un poco.

—Fóllame —jadeó con sus piernas temblorosas—. Ahora —demandó tragando sus nervios y sin dar lugar a contradicciones.

Para ese punto ni era necesario que se lo pidiera, iba a hacerlo a como diera lugar y mientras liberaba su erección de su encierro tomó con su mano libre la cadera de su desinhibido colega.

Quitó esos pequeños dedos e introdujo los suyos de forma algo violenta, expandiendo esa zona y tocando una y otra vez ese punto dulce dentro del joven. Mismo que acallaba sus gemidos apretando su mandíbula e intentaba no perder la fuerza en sus piernas en cada estocada.

No pudo evitar dejar ir un sollozo cuando Stefan sacó sin cuidado sus dedos y alineó ese potente miembro en esa dilatada entrada.

Hacía mucho que no era tan intenso y la forma invasiva de entrar en él le recordó a las primeras veces que estuvieron juntos, cuando Stefan intentaba a toda costa que fuese una relación únicamente física y solo sabían sus nombres.

Pero ya estaban muy lejos de una relación únicamente física, por más que lo negasen ambos, y fue más que obvio a medida que notaba la atípica expresión de derrota junto a la excitación en Stefan. Aunque pareciera estar siendo frío, la realidad era que solo quería parar de pensar.

Seguido comenzó el enérgico vaivén y con ello a oírse cómo la vaselina líquida, sus pieles y gemidos ahogados, formaban una lujuriosa melodía para los oídos de Stefan. La fricción era tan intensa que por momentos dejaba al adolorido joven sin aire y sus uñas rasguñaban fuertemente la pared.

Quería hacerlo con Calem hasta cansarse, hasta dejar de sentirse usado por sus subordinados de confianza, hasta que la mirada despectiva de su hermano desapareciera y la decepción que él mismo sentía al no haber previsto una deslealtad tan contundente.

—Mnh... —gimió impaciente mientras apoyaba su peso sobre la pared y sentía cómo la fiereza de su colega iba en aumento.

Era placentero y a su vez doloroso, si fuese como cualquier otro encuentro casual Calem ya hubiese regañado y seguramente golpeado a Stefan, recordándole que tuviese más cuidado con su cuerpo.

Pero también estaba conciente de que no quería rendirse, dijo que lo iba a tranquilizar y esta única vez dejarse hacer sin limitaciones y por su maldita vida que iba a hacer a esa bestia recobrar la cordura y tragarse sus palabras.

Esas grandes manos se clavaron en su cadera e intensificó sus embestidas, cada penetración movía hacia adelante el pequeño cuerpo de Calem y éste se hacía hacia atrás impulsado por sus manos en la pared, para no chocar contra ella. Pero eso hacía que el miembro de Stefan se adentrara más en él y sus gemidos ya eran bastante sonoros.

Esos sollozos pasaron de ser suaves a algo desesperados y contenidos. Miró sus propios puños en la pared y cómo tiraban sus delgados brazos, provocando que mirara hacia atrás y clavara sus ojos llorosos en Stefan.

Éste se paralizó y sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, sin siquiera hablar entendió al instante que estaba pasándose sin darse cuenta y lo mucho que le estaba exigiendo a ese diminuto cuerpo entre sus manos.

Seguido la cadera de Calem comenzó a moverse hacia atrás y autopenetrarse de manera pausada, dejando ir gemidos y jadeos cuando estaba casi por completo dentro de él, presionando las paredes de su interior y produciéndole inconcientemente mucho placer a Stefan.

Mientras tanto el dolor se intensifica en su parte baja y paralelamente el placer también crecía. Era una mezcla de muchas emociones que querían ocultar, junto al deseo de ser consumidos el uno por el otro y así Stefan tuvo un momento donde sus enormes muros flaquearon.

—Yo... no estoy bien. —afirmó tomando del pecho a Calem e irguiendolo, sin salir de su interior.

Ese movimiento lo hizo soltar un quejido y aferrarse al brazo de Stefan. Haberlo oído hablar tan sincero y frágil lo hizo experimentar de algún modo un fuerte calor en su pecho.

—Lo sé... Ah... —Tomó su mano y la besó— Pero... esto es bueno ¿Verdad? El s-sexo se siente bien. —Quiso darle una razón, aunque no sea la gran cosa y pudiese obtenerlo de cualquier otro, aún así quiso darle un motivo para que viese que no todo era malo ese día.

La mirada en Stefan se suavizó unos segundos y besó el hombro descubierto de Calem, suspirando finalmente.

—El sexo, cuando es contigo, es muy bueno —admitió y continuó ese adictivo y caluroso vaivén, penetrándolo con vehemencia.

Esta vez sin esa cargada desesperación y confusión, simplemente dejándose llevar el uno por el otro, sintiéndose plenamente y pensando solo en ellos dos.

A medida que los besos en el cuello de Calem aumentaban, también el calor y una fina capa de sudor que le dio un brillo singular y delicado, llevando al límite la cordura de Stefan.

Sin darse cuenta ambos estaban llegando al clímax y como si incluso sus cuerpos estuviesen sincronizados, se vinieron al mismo tiempo, Calem sobre la pared y Stefan en los hoyuelos de venus en la espalda de Calem que a él le resultaban tan hipnóticos.

El mayor estaba agitado y de cierto modo pacífico por el reciente orgasmo, mil veces más sereno que al momento de entrar en el armario. Pero algo lo hacía sentirse inquieto y rascó su nuca, sin saber bien qué decirle a su colega luego de dejarse ver en un estado tan humillante e irracional.

Habían pasado muchos años desde la última vez que Stefan se sintió usado y traicionado por alguien. Pero esta vez estaba doblemente enojado por el hecho de que creyó que no volvería a sentirse de ese modo jamás y no solo había perdido dos contratos multimillonarios para su empresa, sino que su propia confianza como líder de su piso estaba en juego.

—Calem...

—E-Esta será la única vez que te dejaré pasarte así —Llevó una mano a su espalda y se estiró un poco, con cierto dolor punzante— Ah, cielos —pensó en lo mucho que Joey se burlaría de él y casi llora por dentro.

Pero digno pasivo poderoso, empoderado y aguerrido que era, no iba a darse el lujo de lloriquear luego de ser él mismo el que avaló semejante sexo descontrolado y lleno de orgullo levantó la cabeza.

Sorpresivamente sintió algo en su espalda y era Stefan limpiando con pañuelitos descartables los residuos de semen allí con un atisbo de gratitud en su mirada.

—Aunque me limpies algo tan rudo no se repetirá eh, te golpearé o me enojaré severamente si te excedes la próxima vez que lo hagamos —finalizó esperando oír algo grosero o sarcástico como usualmente diría su compañero.

Pero solo apoyó su frente en medio de la pequeña espalda de Calem y se quedó así.

—Es tan frustrante... —musitó con reordenamiento— porque yo le di las cuentas a él. —Calem abrió más grande sus ojos y escuchó con atención— Le dije que se hiciera cargo de todo porque Malik era tan certero y confiable que... no lo vi venir... y ahora perdimos dos fuertes inversores, ni siquiera pensé que él...

No entendía cómo Stefan podría tener la culpa de algo tan grave, ya que pensaba que era un simple empleado de contaduría y no el jefe de su propio piso, pero ignoró todo lo referente al trabajo y se concentró en cómo afectaba emocionalmente a su colega la situación, qué era lo que tanto lo irritaba y lo dedujo rápidamente.

—Te sientes traicionado —Stefan apretó su agarre al oírlo decir aquello y hundió su frente todavía más.

—No logro procesar ese sentimiento de mierda. Es insoportable. ¿Por qué soy tan idiota? En serio, repito mis mismos errores y ahora hasta en el jodido trabajo me dejé manipular.

Habían muchos espacios en blanco que Calem quería llenar en esa frase, entender bien a qué se refería, pero no era el momento y primero que nada deseaba ayudar a Stefan, luego habría tiempo de profundizar en preguntas.

—Comprendo. Entonces estás seguro... ¿Estás seguro que fuiste usado por ese colega de confianza?

—Siempre es así.

—Pues... Solo te queda salir, afrontar el problema y buscar una solución. —Le miró y giró en su dirección.

—¿Y crees que lo solucionaré aquí teniendo sexo, androide? —ironizó y Calem sonrió dulcemente al escucharlo nuevamente como solía ser.

—Por supuesto que no, pero pensé que esto te tranquilizaría. Librerías estés, como sueles decir —rió bajo—. Y te veo más sereno, necesitas estar en tus cinco sentidos para arreglar algo tan complejo.

—Calem, yo...

—Además. —Esos grandes ojos se oscurecieron en dirección a Stefan— Te advierto que esta es la única vez que haré algo así, si vuelvo a verte en este estado casi rayando con lo machito violento, nunca más tendré sexo contigo.

—No te golpearía a ti o a nadie, solo tiré unas cosas y ni siquiera rompí mucho, solo... —Se defendió infantilmente.

—Eso es hacer un berrinche. Muy mal. Ya estás grande para algo tan inmaduro.

—Te estás putas pasando, como si me quisieras hacer encabronar otra vez —escupió acomodando su ropa.

—No es así, estoy diciéndote la verdad y háblame bien ¿Entendido? —Llevó dos dedos a sus ojos y seguido señaló a Stefan con ellos en un intento de verse amenazante.

Sin éxito, pero fue gracioso para el enorme sujeto y casi sonrió el verlo.

—Y sobre golpear a otros, lo sé, sé que no eres de esos. Si creyese que me golpearías yo te golpearía primero, ni de broma me quedaría atrás —afirmó rascando su nariz y sonriendo desafiante— pero no es así. Tú no eres así.

Stefan estaba atónito, nadie había sido tan franco y certero con él, era más fácil ver el gigantesco exterior y solo juzgarlo por ello, que realmente conocerlo, como había empezado a hacerlo Calem.

Muchos colegas o empleados que él conoció a lo largo de su vida fueron hombres con apariencia amable, pero en la tranquilidad de su hogar resultaron ser golpeadores o maltratadores con sus parejas o familias. Nadie lo supo hasta que cosas graves pasaron e incluso luego de eso muchos dudaban de la veracidad de dichas afirmaciones porque "parece tan bueno", "no dañaría a nadie con eda cara de santo", "es muy caballero".

En cambio Stefan era de tamaño grande, fornido, con cara de vikingo usurpador de tierras y eso solo hablando físicamente, sin contar su poca paciencia, vulgaridad y poco interés en los demás. Cualquiera no dudaría en señalarlo de abusivo, maltratador o violento a la primera oportunidad, sin tomarse la molestia de conocerlo.

La verdad era que jamás tuvo una pelea real más que aquella vez cuando encontró a Calem inconciente y con un sujeto repugnante sobre él, pero ni siquiera contó como una ya que él era el único que daba los golpes.

Pero antes de ello jamás tuvo ningún altercado real, fuera de simples bromas o enfrentamientos verbales, nadie se animaba a ir más allá, solo con verlo irritado se alejaban.

Así que gracias a su gran tamaño estuvo a salvo de altercados innecesarias en muchas ocasiones con desconocidos. Y por muy enojado o dolido que estuviese con sus allegados, lo máximo que hacía era tomarlos de la ropa o empujarlos, porque en el fondo sus sentimientos afectivos ganaban contra el dolor y la ira.

Aunque no lo pareciera, era incapaz de herir a alguien que le importase. 

Como aquella vez en la que rompieron su inocente y dulce corazón, donde solo pudo quedarse de pie y ver cómo sus ojos se llenaban de lágrimas. Fue incapaz de lastimar a aquél ser que quería desesperadamente, sin importar lo mucho que lo estuviese dañado a él en ese momento y las ganas que tenía de parar esa situación. Stefan era vulnerable ante el cariño.

—Estar enojado no es excusa para romper o tirar cosas —retomó Calem—. Si tan furioso estás, busca un gimnasio y dale a una bolsa hecha para eso: recibir golpes ¿Entendido?

Ese tono altanero y descarado hizo al más alto volver a la realidad y juntar las cejas.

—¿Quién putas te crees para hablarme así?

Calem sintió nerviosismo y por dentro estaba muy ansioso, pero su personalidad le impidió retroceder y continuó.

—Tu maldito colega sexual, y si quieres que sigamos siéndolo, no volverás a romper nuestros armarios —sentenció apoyando su dedo índice en el centro del pecho de Stefan.

Contrariamente a lo que Calem creyó (que su colega se enojaría e ignoraría), se llevó una sorpresa al verlo mirando a un costado, con la expresión de un niño regañado y avergonzado. Fue extremadamente lindo para él y colocándose de puntitas de pie lo abrazó.

—No estoy enojado, en serio, solo me inquieta verte abrumado y desolado intentando alejar a todos así  ¿Comprendes? Cuando te sientas mal ven conmigo, yo estaré ahí, te esperaré en los armarios, iré a tu casa o abriré la puerta de la mía para ti ¿Sí? —Se separó un poco y miró su rostro— No tienes que desquitarte de ese modo, yo te escucharé.

—¿Puedo follarte cuando esté enojado? —habló entrelazando sus dedos en la espalda de Calem.

—No estabas... solo enojado —hizo una expresión de intranquilidad, sin saber si soltar aquello, pero finalmente lo dijo—. Y muy dolido.

—¿Puedo? —continuó, como queriendo evitar que Calem ahondara más y más en su roto y frágil interior.

—¡Ya! —cedió de algún  modo— N-No lo sé, solo si estoy de humor y... quién sabe. Ven a verme cuando suceda y te lo diré en e-ese momento —aclaró su garganta y sintió los brazos de Stefan envolverlo más fuerte y aferrarse a él, hundiendo su rostro en el diminuto hueco de su cuello.

—¿Puedo dormir contigo cuando tenga días de mierda como hoy? —Las manos de Calem acariciaron esa fuerte espalda y parte de su nuca, cerrando lentamente sus ojos.

—Claro —sonrió pícaro y paciente al inclinar un poco  su armoniosa cara—. N-No garantizo que mi vieja y destartalada cama soporte, ejem,  el sexo rudo que solemos tener... pero te aseguro que podremos dormir todas las veces que quieras.

Respiró pausadamente y casi pudo oírse un "gracias" salir de sus orgullosos labios.

Al pasar los minutos vio como arremangaba su descolorida camisa y comenzaba a recoger todo el desorden, regañándolo y pidiéndole que ayudase al son de "El pobre conserje no tiene la culpa de nuestros problemas y no hagamos más difícil su trabajo solo por gusto."

Stefan obviamente se negó y empezaron a discutir tontamente como solían hacerlo, hasta que finalmente entre risas, burlas y empujones ambos acomodaron su tan preciado armario.

—Mantente atento a tu móvil, te enviaré un mensaje más tarde —dijo al momento de tomar determinación para conseguir una solución a sus problemas y justo antes de salir del armario lo miró soberbio— Ese lado perra dominante tuyo fue divertido también, no pensé que ese culo tuviese tanto coraje.

Sonrió altivo cerrando la puerta y oyendo las quejas avergonzadas de Calem, el cual luego de la adrenalina del momento pensó seriamente ahorcarse con su propia corbata dentro de ese acogedor armario.

—No esperaba que irrumpieras en mi oficina y... —Su inquisitiva mirada lo recorrió de arriba abajo— Tu traje se arrugó y tu corbata esta mal ajustada, Stefan —finalizó con uno de sus codos en el escritorio, su rostro apoyado en su mano y cruzando las piernas de manera fría.

Su presencia era más que autoritaria, era otro nivel de liderazgo y frivolidad, con una autosuficiencia que volvía su mirada dura y al mismo tiempo algo despectiva, pero con cierto grado de benevolencia en esos severos orbes. Era justo y calculador.

Su sentido de ver el mundo en órden, simétrico y perfecto, también era interesante. De algún modo alguien con dotes y cualidades que resultaban su superioridad sobre el resto, que junto a su perspectiva, tenacidad y presencia, lo volvían un jefe nato y un poco excéntrico en ocasiones.

Su físico también era algo envidiable, pero todo esto a Stefan le improntaba poco y nada, para él era su estúpido hermano mayor con toc, una obsesión por la ropa costosa y esa excesiva fascinación por las cosas simétricas. Actitud despreocupada que a veces hacía que Cristopher perdiera la razón y quisiera ser hijo único.

Dos polos completamente opuestos, incluso en su tamaño, siendo el hermano menor más alto e imponente que su firme hermano mayor, que tenía una apariencia mucho más cuidada, detallada, siempre elegante y hasta aristocrática. Pero poseían rasgos en su personalidad muy similares, como esa llama que parecía arder en los ojos de Stefan al entrar esa misma tarde en la lujosa oficina de su hermano.

—Hice unas llamadas y tengo una idea para compensar lo que sucedió. —Su sonrisa de satisfacción y determinación hizo a Cristopher abrir ligeramente sus ojos, perplejo por lo rápido que su hermanito había conseguido lo que parecía ser una solución.

Aunque más que una solución le pareció una locura en el momento que le explicó la situación.

—Debes estar bromeando —manifestó frotando sus sienes hastiado, mientras su secretario le alcanzaba un vaso de agua a cada uno.

—Por tu puto culo que sí. Vamos, te digo que es viable —insistió y el refinado secretario de ojos café comenzó a hacerle viento con unos papeles al abatido Cristopher.

Luego de una densa charla decidió ceder, si de todos modos no había mejores ideas en el poco tiempo que tenían.

—Estoy casi seguro que me arrepentiré de esto —firmó la autorización y Stefan sonrió victorioso.

—Como mamá cuando se le rompió el condón contigo —contestó Stefan y Cristopher rechinó sus dientes, mientras el menor prácticamente huía de esa enorme oficina y el aura asesina de su hermano mayor.

—Joder... Esto tiene que funcionar —pensó en alto dirigiéndose a su piso.

Amooooores, ay les iba a decir algo en la notita de hoy y me olvidé jajsks creo que era que tomen mucha agua (?

En fin, este capítulo fue más corto de lo  usual pero igual me gustó así :')

Espero lo disfruten leyéndolo tanto como yo al leer sus comentarios. Y que estén bien de salud y ánimo♥

Los ama, su esclava feliz♥

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