Cuarentena

By fuckingOT

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Natalia y Alba no se conocen pero acaban pasando la cuarentena juntas. Habrá que buscar algo con lo que entre... More

Estado de alarma I
Estado de alarma II
DÍA 1: Primero de apocalipsis
DÍA 2: Maldito bicho
DÍA 4: No te tires a un facha
DÍA 5: El juego del gato y el ratón
DÍA 6: Chin-chin
DÍA 7: Aclaremos una cosa
DÍA 8: No todo lo hago tierno
DÍA 9: Mi puerta está abierta
DÍA 10: Tocada y hundida
DÍA 11: Bájalo del todo
DÍA 12: No digas nada
DÍA 13: Hay que ser valiente
DÍA 14: ¿Del 1 al 10?
DÍA 15: Llorando corazones
DÍA 16: Something about you
DÍA 17: La nueva normalidad
DÍA 18: Pintura mural o grafiti ilegal
DÍA 19: Ojalá ganen los buenos
DÍA 20: Va contra las normas
DÍA 21: Primera señal
DÍA 22: Vamos a la ducha
DÍA 23: El freno de mano
DÍA 24: Misión cumplida
DÍA 25: Profe Natalia
DÍA 26: Irresistiblemente apetecible
DÍA 27: Borrar el límite
DÍA 28: No me llames amiga
DÍA 29: Cambió mi suerte
DÍA 30: El estúpido plan
DÍA 31: Entrar en calor
DÍA 32: Por un beso
DÍA 33: Yo no quería
DÍA 34: Fan número uno
DÍA 35: Bendito infierno
DÍA 36: Un beso de cita
DÍA 37: Kilómetro cero
DÍA 38: La burbuja va a explotar
DÍA 39: A través de la pared
DÍA 40: Confío en ti
DÍA 41: ¿Y ahora qué?
DÍA 44: Modo luna de miel
DÍA 52: Debe ser 50/50
DÍA 56: Cámara oculta
DÍA 65: Lucecitas de Navidad
DÍA 73: Mujer florero
DÍA 93: Comedia romántica
DÍA 100: La nube más alta
DÍA 134: Jugar en equipo
DÍA 148: No me sueltes
DÍA 173: Casilla de salida
DÍA 239: Los ojos nunca mienten
DÍA 274: Mal presentimiento
DÍA 485: Las historias de amor...
DÍA 486: ...no tienen final
DÍA 518: Mi recuerdo favorito
DÍA 2689: Hoy y siempre
DÍA 2690: Treinta mil días

DÍA 3: Paticorta vs patilarga

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By fuckingOT

NATALIA POV

Lo primero que veo cuando llego a la cocina por la mañana es a Alba sentada en el sofá a lo indio, con una taza de café en una mano y el móvil en la otra, probablemente mirando las noticias. Pero sin duda lo que más me llama la atención es Queen tumbada sobre sus hombros como si fuera la cama más cómoda del mundo.

– Buenas – saludo al entrar.

– Hola – sonríe Alba al verme.

– ¿Se convierte en loro por las noches y se le ha olvidado volver a modo gata? – señalo con la cabeza a Queen y ella se ríe.

– Le gusta ponerse ahí.

Me siento a su lado en el sofá y la gata se baja de Alba para acercarse a mí lentamente, mirándome con suspicacia. De repente da un salto y se sube a mis hombros, y yo me quedo muy quieta para no asustarla. Alba deja la taza y el móvil sobre la mesa y se gira para mirarnos sonriente.

– ¡Alba mira! Que yo creo que le caigo bien.

Con cuidado me levanto muy despacio para ir del salón a la cocina, pero en cuanto lo hago, Queen se revuelve en mis hombros y de un salto vuelve al sofá al lado de Alba, que la coge en brazos y le da besos en la cabeza.

– Qué pasa mi amor, ¿te has asustado? Es que eso está muy alto ¿verdad? – se ríe un poco y me mira. – Conmigo no está muy acostumbrada a las alturas.

– Bueno algún día lo conseguiré.

Un tiempo después, Alba se ha ido a su habitación y yo me dispongo a hacer lo mismo para coger la guitarra un rato. Cuando paso por el pasillo veo que la puerta de su cuarto está abierta y ella está sentada sobre la cama dibujando en su bloc, pero no se la ve muy contenta.

– ¿Estás dibujando? – pregunto desde el marco de la puerta. Ella suspira.

– Sí, pero no estoy nada inspirada. Lo que más me gusta es dibujar paisajes y no hay manera de concentrarme en uno que me guste cuando llevo días sin salir.

– Igual es una oportunidad para encontrar inspiración en otras cosas. Nunca sabes cuando te va a llegar, aunque sea dentro de estas cuatro paredes.

Ella se encoge de hombros poco convencida por mi intento, bastante pobre hay que decir, de animarla. Devuelve su atención al dibujo y yo sigo mi camino en busca de la guitarra.

A media mañana me estoy tomando una manzana y, cuando acabo y voy a tirar los restos a la basura, me doy cuenta de que está llena. Sonrío y rápidamente vuelvo a la habitación de Alba, que sigue exactamente en la misma posición que en mi anterior visita y con la misma cara de frustración. Doy dos toquecitos en el marco de la puerta para llamar su atención.

– ¿Sigues queriendo salir a buscar inspiración a la calle?

– Claro – responde confusa.

– Pues es tu día de suerte, hay que tirar la basura.

Su gesto de confusión pasa a uno de felicidad absoluta en cuestión de un segundo, abriendo mucho los ojos y adquiriendo la expresión de una niña pequeña el día de reyes. Empieza a aplaudir sola.

– A ver, tampoco te emociones que mucho paisaje exótico no vas a ver.

– Joder, eso me da igual, pero por lo menos me da un poco el aire.

– Eso sí, aunque el contenedor de la basura está al final de la calle, tres horas no vas a tardar.

– Qué negativa tía. Además, ¿has visto mis piernas? Con lo cortas que son doy pasos diminutos, así que voy a tardar muuuucho rato en ir y volver.

A la vez que dice eso último, descruza sus piernas desnudas y las estira sobre la cama, dejando las rodillas un poco elevadas. Sin darme cuenta, paseo mi mirada por ellas lentamente, desde los tobillos hasta que llego al corto, muy corto, pantalón de pijama que lleva. Trago saliva. Joder Natalia, los repasos se hacen disimulados, no en su puta cara y mientras hablas con ella. Carraspeo nerviosa por si se ha dado cuenta, y el leve rubor de sus mejillas me dice que sí lo ha hecho. Estupendo. Busco rápido algo con lo que seguir la conversación.

– Anda no seas exagerada, ni que fueras tan bajita. No pongas excusas para estar en la calle más tiempo ehh.

– Que sí, que yo tardo más. Mira ven – se levanta de la cama y viene hacia la puerta, por lo que yo me aparto para dejarla pasar, pero ella me coge del brazo y me lleva hasta el final del pasillo. – Ve hasta el otro lado, hasta la pared del salón.

Yo lo hago y cuando llego me giro a mirarla sin entender. Ella me imita y cuando alcanza el final me mira como si fuera obvio lo que está pensando. Yo hago un gesto para que me lo explique porque estoy un poco perdida.

– Paticorta vs patilarga. Tú has dado 12 pasos y yo 19. Así que tengo derecho a tardar más en tirar la basura.

Yo suelto una carcajada por lo absurdo de su argumento, pero todo sea por estar unos minutos más en la calle.

– Anda baja ya – le digo, y ella va corriendo a su habitación para vestirse.



ALBA POV

Me doy una ducha, me visto despacio y pierdo más tiempo maquillándome del que normalmente gastaría. Realmente voy a pasar menos de diez minutos en la calle, pero me gusta estar disfrutando de una rutina tan simple como el prepararme para salir.

Cuando estoy lista, voy a la cocina a por la bolsa para tirar y veo a Natalia leyendo un libro en el sofá.

– Vaya, vaya Reche, no serás tú la persona más feliz del mundo ahora mismo ¿no? – dice con cachondeo.

– Con todo lo que lo voy a gozar, cuesta creer que sea tirar la basura lo que estoy haciendo – ella suelta una carcajada y yo me apresuro a salir porque ya no aguanto más.

Salgo por la puerta y miro el ascensor, pero ni de coña voy a desaprovechar el bajar por las escaleras. Cuando llego al portal y salgo, el aire me da en la cara e inspiro con fuerza. Esto no tiene nada que ver con salir a la terraza a tomar el fresco.

Comienzo a andar hacia el contenedor y realmente me está sentando genial. Para mi mala suerte, tardo bastante poco en ir y volver, pero hay que ser responsable y estar el menor tiempo posible fuera de casa. Regreso al portal y vuelvo a elegir las escaleras, me da igual que sean tres pisos.

– ¿Qué tal ha ido? – me pregunta Natalia una vez entro al piso.

– Demasiado rápido, ha parecido un espejismo. Otra vez aquí, encerrada.

– Venga mujer, que ya habrá más basuras que tirar.

– Eso sí, no me he encontrado con nadie. Estaba la calle más vacía que volviendo de fiesta a las cinco de la mañana.

– Supongo que eso es bueno.

Después de comer me echo una siesta, más por aburrimiento que por cansancio, y más tarde me tiro al sofá a ver una serie. Pierdo la cuenta de cuántos capítulos seguidos me he visto, pero no debería ver tantos de una sentada, porque a este ritmo me quedo sin series. Para colmo no he dejado de comer guarrerías en toda la tarde.

Termino de ver el último por hoy justo cuando Natalia aparece por el pasillo.

– Ey, tengo un poco de hambre, ¿quieres cenar pronto?

– Mira yo creo que hoy no voy a ni cenar. Me he pasado picoteando toda la tarde.

– Joe, series y comida basura sin levantarte del sofá, vaya plan de domingo te has montado – dice bromeando.

– Ay calla, que ahora me siento fatal. Mañana me pongo una de esas clases de gimnasia de youtube y hago ejercicio aquí en casa. Así compenso lo de hoy.

– Oye, pues si lo dices enserio y no te importa que me una a ti, igual me animo yo también, que no puedo seguir así.

– Sí claro, se nota que te hace falta – respondo irónicamente mientras la señalo con la mano. Si tienes un tipazo cabrona.

– Es que además nos vendrá bien tener algo que hacer, en plan: a esta hora hago esto y luego esto otro. Como un horario, ¿sabes? – dice ignorando mi comentario. – Yo creo que así será más fácil que los días no sean una tortura.

– En eso tienes razón. Venga va, que si lo hacemos las dos es más difícil que lo deje a los dos días. ¿A qué hora quedamos?

– ¿A las 9? – yo la miro como si estuviera loca.

– ¿Pero y ese madrugón? Que luego se nos hace el día eterno tantas horas despiertas.

– A ver, es bueno que tengamos una rutina normal, y mañana es lunes, hay que madrugar. Además tampoco es tan pronto.

– ¿9 y media? – negocio.

– Vaaale, que más dará por media hora.

– Guay, pero hay que tomárselo en serio de verdad, así que a las 9 y media en el salón con ropa de deporte y la botellita de agua – ella asiente conforme con lo que digo. – Pues nada yo me voy ya para la habitación y aprovecho a llamar a mi hermana, te dejo que cenes.

Me marcho a la habitación y me pongo de nuevo el pijama antes de llamar a Marina.

– Hola mini – saludo cuando descuelga.

– Qué tal hermanita.

– Hoy ha sido un gran día. He salido a la calle porque tenía que tirar la basura.

– Guau Alba, has llegado a ese punto donde tirar la basura es un privilegio – se ríe de mí. – Veo que lo llevas bien.

– Qué idiota Marina. ¿Tú qué tal?

– Bien, pero peleándome con mamá cada dos por tres. Está súper pesada, todo el día detrás de mí. Tendrías que estar aquí para dividirnos sus regañinas.

– Si me lo vendes así, me alegro de haberme quedado con Natalia.

– Así que Natalia ehh. Ya tenemos nombre para la misteriosa compañera de piso. ¿Tenemos foto? – dice con tono burlón.

– Qué dices, pues no. No tengo una foto suya obviamente. Además, ¿qué más da cómo sea?

– Ay joe, que tengo curiosidad. ¿No tienes su insta?

– Que va.

– Alba hija, y qué haces que no se lo pides. Aunque sea para satisfacer la vena cotilla de tu hermana.

– Pues porque no ha surgido, y tampoco es plan de pedírselo sin que venga a cuento. ¿Qué le digo?

– "Oye, ¿me das tu insta?" – suelto una carcajada por lo directa que es la frase.

– Marina pero cómo le voy a decir eso.

– Qué pasa.

– Pues que eso es lo típico que le dices a alguien a quien te quieres ligar.

– Ah, ¿que esa idea ya la hemos descartado?

– ¡Marina! Que lleva tres días aquí, relájate.

– O sea que es una cuestión de tiempo de lo que estamos hablando – me río por la manera que tiene siempre de darle la vuelta a las cosas.

– Mira, no empieces con tus paranoias que me lías.

– Vale, vale, pues no hay foto, ya paro. Ahora fuera coñas, ¿con ella bien?

– Sí, genial. Es muy maja.

– Pues entonces ya está, me alegro que no estés pasando esto sola.

– Ves, esas son las cosas que como hermana tienes que decir, y no que si me ligo o me dejo de ligar a nadie.

– Oye que preocuparme por tu vida sentimental también es de buena hermana ehh. Además, haber dicho que era súper fea y que no te gusta nada, y yo dejo el tema rapidito.

– Es que eso no lo puedo decir. Lo de que es fea digo, no lo otro.

– Vaaaaya, esto se pone interesante de nuevo. ¿Y sabemos si la chica es de las mías o juega en tu equipo?

– ¿Qué?

– Que si es hetero o no tía, que hay que explicártelo todo.

– Ahh, pues ni idea.

– Ves, ahora es cuando tendrías que darme su insta, que yo eso lo detecto fácil. Se me da súper bien acertar la orientación de la gente.

– Tú qué vas a acertar fantasma – le digo para que se pique.

Seguimos hablando un rato más hasta que me dice que se va a ir a acostar, y yo debería hacer lo mismo porque mañana tengo que madrugar.

Me meto en la cama con el móvil para cotillear redes un rato antes de dormirme y, recordando la conversación con mi hermana, me doy cuenta de que podría haberle enviado la foto de whatsapp de Natalia. Rápidamente me meto en la aplicación para verla otra vez porque solo la miré el día que añadí su contacto. Creo recordar que salía con otra chica. Cuando me meto en su conversación veo que la ha cambiado por una del cielo durante un atardecer. La foto es preciosa, pero Marina se acaba de quedar sin saber cómo es. En este momento sí me da un poco de rabia no tener su insta. Bueno, ya habrá tiempo.

Ya que estoy en su conversación, aprovecho para empezar nuestra mini charla nocturna.

*yo*

3/3: fin del período de prueba

ya no hay vuelta a atrás

tienes la bendición de Queen

así que eres nuestra nueva compañera de piso

No tarda mucho en contestar, debe haberse acostado ya y estará con el móvil igual que yo.

*Natalia L*

qué honor 

va a haber ceremonia de celebración o algo?

*yo*

no lo descarto

pero de momento lo voy a hacer oficial

vale, ya está

*Natalia compi*

qué has hecho?

*yo*

he cambiado tu contacto de Natalia L a Natalia compi

*Natalia compi*

jajajajaja

Natalia compi? Esto se pone serio

*yo*

no te vayas a asustar ahora

que ya no vale huir

*Natalia compi*

y decepcionar a Queen?

nunca

buenas noches Alba

*yo*

buenas noches Natalia

Y teniendo una nueva compañera de piso oficialmente y una sonrisa en la cara, dejo el móvil en la mesilla y me quedo dormida.

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