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13. Duelos y un paseo.
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— ¿Estás completamente seguro de lo que estás diciendo? — le preguntó Blaise a Draco mientras ellos y Nina se dirigían al Gran Comedor.
— Blaise, te digo que sí. — aseguró el rubio. — la sangre sucia que murió en ese tiempo es Myrttle la Llorona, ese desagradable fantasma que vive en el baño de prefectos del quinto piso.
— ¿Creo que esto es algo que deberíamos dar a conocer no creen? — intervino Nina. — Osea ¿Cómo es que tu padre sabe tanto con respecto a la cámara de los secretos?
— Pues no lo sé, él no me dijo nada con respecto a eso, me refiero a que no me dió detalles — contestó el rubio.— Solamente me dijo que fuera cuidadoso con quienes me juntaba este año, a él le preocupa lo que pueda pasar con la escuela, por algo es miembro del consejo escolar.
— ¿Crees que puedas averiguar algo más? — preguntó Zabini. — Tu padre podría intentar hacer algo para frenar los ataques si es que tiene tanta información.
Nina no emitió palabras, ya que ella sabía perfectamente que el padre de Draco no haría nada para frenar los ataques contra los hijos de muggles, ya que los aborrecía al igual que Draco, por ende para él era mejor que murieran y claramente no haría nada.
— Pues no lo sé, honestamente no es un tema que me preocupe, más me gustaría saber quién es el heredero de Slytherin. — dijo con tono certero en su voz. — Imagínense, ser heredero del mismo Salazar, debe de ser lo más asombroso.
El trío de chicos se dirigía al club de duelo que había organizado Gilderoy para reemplazar la clase de defensa. Todos sabían que él no estaba capacitado para enseñar la materia, por ende había creado este club para incubrir su inepta capacidad de dictar la clase. El profesor Snape los vió llegar y les indicó donde estaban ubicados los estudiantes que estaban siendo divididos por casa. A la larga con todo lo que estaba sucediendo en el colegio todos tenían la necesidad de aprender a defenderse de la manera que fuera.
Lo que realmente agradecía Nina, era que en realidad fuera el profesor Snape quien "ayudaría " más la niña tenía claro que él sería quien llevaría el mando de toda la situación. Ya que en cuanto vió aparecer a Lockhard con un atuendo parecido al del príncipe, con una capa enorme y mostrándose como un pavo real supo que estos duelos serían una pérdida de tiempo.
Nina observó a su alrededor y se sorprendió al notar que prácticamente toda la escuela estaba apretujada en el sitio. Al parecer ver a Severus Snape darle una paliza al maestro de defensa era algo que nadie quería perderse. Draco ya había comenzado a mirar feo en dirección a donde estaban los Gryffindor.
— Calmate quieres ¿ A quien ves? — le preguntó la niña.
— Espero que me toque con cualquiera de ese grupito, así los acabaré, estoy seguro de que soy mejor duelista que cualquiera de ellos. —señaló con desprecio. — Aunque espero que no me toque con la asquerosa de Granger.
— Oh, por Merlín ¿Enserio seguirás con eso? Es como si te gustase que pasas todo el tiempo pendiente de ella. — insinuó Nina. — Todo el día hablando de ella, enserio pasas todo el tiempo al pendiente de Hermione.
Nada más mencionar eso, provocó que Draco casi cayera de espaldas al suelo.
— ¿Qué demonios dices Illich? ¡A mí gustarme Granger! ¡Ni aunque fuera la última mujer en esta tierra! Que asco. — anunció, haciendo una mueca de desagrado total.
— Pues entonces podemos hacer que ya no sea más tema de conversación ¡Oh, verdad! Eres tú quien la nombra a cada momento. — acusó Nina de manera sarcástica.
Draco no tuvo tiempo de seguir molestando o de enojarse por la situación, ya que Gilderoy había subido a la tarima que había sido formada con las mesas del comedor, de manera que allí se realizaran los duelos y que todos pudieran verlos. Más tenía que hacer algo para sentirse mejor con respecto al tema y nada mejor que molestar a la chica.
— Weasley fotocopia está mirando hacia aquí. — susurró — Los Gryffindor tienen una obsesión con nosotros — declaró de manera egocéntrica — sólo espero que no se te siga acercando, o estaré muy molesto.
Nina miró en dirección a los leones y ahí lo vió, ahora estaba atento al profesor Snape que en ese momento estaba subiendo al escenario.
— ¿Quieres dejarme escuchar? Eres un irritante la mayoría del tiempo ¿Lo sabías?
El rubio rió ya que había logrado hacerla salir de sus casillas y eso que Nina era bastante paciente. No volvió a interrumpir ya que en ese instante ambos profesores estaban batiendose a duelo. Bueno no se le podía llamar duelo a eso, ya que Severus había desarmado de inmediato a Lockhart y este último se hacía el interesante y que se había dejado vencer para dar la demostración.
Algo patético a los ojos de los Slytherin que ya no tenían ningún tipo de confianza en él.
— Sugiero que puedan subir algunos elementos a la tarima para que puedan demostrarnos lo que han aprendido con el profesor aquí presente — anunció Snape y el otro mago asintió como un idiota sin pensamientos propios. — sugiero que sean dos damas.
De inmediato Hermione levantó la mano, era verdad que la chica era incapaz de controlarse a la hora de querer sobresalir y encajar y eso sacaba ronchas en la mayoría de los estudiantes de las demás casas.
— Adelante. — dijo Gilderoy. — entonces necesito otra niña para que haga una demostración para el duelo.
— Sugiero que sea un elemento de nuestra casa. — anunció Snape, a quien le encantaba ver a leones y serpientes enfrentadas.— señorita Illich, por favor ¿Podría hacernos el honor?
Draco la empujó de inmediato para que subiera a la tarima, sabía que ella hubiera protestado porque consideraba a Hermione una persona cercana. Pero no pudo resistirse ya que todo Slytherin comenzó a avivarla e infundirle ánimo, Nina era bastante querida dentro de su casa, más que querida era respetada, no por ser amiga de Draco, si no por el carácter que había mostrado en muchas ocasiones en situaciones que acontecían dentro de la sala común. No todas las chicas eran capaces de de enfrentarse a Pansy y sus caprichos.
Además si el jefe de su casa la había nominado era porque confiaba en ella y en sus habilidades mágicas. Lo que la hacía sentir bastante halagada. Severus claramente tenía motivos para hacerlo, sabía que era mejor duelista que Granger, ya que antes la había visto batirse a duelo con Parvati Patil el año pasado y la chica no había tenido oportunidad, por lo que apostaba todas sus fichas en ella.
— Un saludo cordial. — dijo Lockhart con su voz chillona y poco varonil. — Niñas recuerden que solamente es desarmar a su oponente, nada de otras cosas ¿Saben cuáles son los hechizos que pueden usar?
Antes de que Hermione pudiera hablar, la Slytherin habló.
—Claro que lo sabemos, más no por usted, lo hemos aprendido de manera individual. — dijo con ironía, provocando en Snape una sonrisa que tuvo que repirmir.
El comentario fue dejado pasar por el mago, ya que tampoco lo había entendido.
—¡Varitas arriba! — señaló y dió la orden.
—Sin resentimientos Granger — comentó Nina, que trató de usar un tono totalmente suave y neutral.
— Por supuesto. — contestó Hermione, totalmente segura de sus capacidades, ya que había leído mucho sobre los encantamientos de defensa y sobre cómo actuar en los duelos.
Por su parte Fred tenía sus ojos puestos en Nina y al desviar su atención se dió cuenta de que Xavier también lo hacía, entonces sus miradas chocaron, los dos la mantuvieron, pero fue Xavier quien la apartó primeramente. Fred observó la postura de la Slytherin y se preguntó de qué sería la varita de la chica. No sabía que podía esperar de este duelo, ya que para él Hermione era sumamente capaz.
Las niñas se pusieron en posición. Y Hermione fue la primera en lanzar el hechizo.
— Rictusempra. —conjuró y a pesar de ser un hechizo complejo, logró hacerlo, con lo que no contaba era que su compañera bloquearía el hechizo desviandolo y haría otro para lanzarle de inmediato.
— Envertestati. — respondió Nina y Granger no reaccionó a tiempo para recepcionarlo, saliendo por los aires.
Al ver el resultado del duelo, Snape sonrió.
— Muy bien niñas, abajo. — no quiso polemizar, con la situación, para eso estaban sus estudiantes.
—Así es como nos damos cuenta de que no sirve de nada leer como una rata si en realidad no tienes magia en tu interior. —se burló Draco y todo su séquito de amigos se rió también.
Nina fue hacia Hermione para ayudarla a levantarse, pero ella lo hizo sola y no aceptó.
— ¿Estás bien? — le preguntó otra vez.
—Sí. — esa fue la única respuesta que tuvo de ella.
—Miren nada más, la sangre sucia se ofendió y llorará porque alguien es mejor que ella, patética. — se burló Pansy.
— ¿Quieren callarse? — les increpó Nina, sólo para que no siguieran y armaran más polémica, ya que la actitud de la leona para con ella le había molestado rotundamente, quizás Draco de cierta forma tenía razón en la forma que se refería a ese trío al decir que se creían intocables.
— ¡Hey! ¡Lo hiciste genial! — le expresó Xavier, acercándose a ella a abrazarla. —No te molestes con Granger, se nota que tiene problemas para controlar su frustración cuando alguien es claramente mejor que ella.
Nina solamente sonrió, y no dijo nada más al respecto ya que Draco y Harry estaban haciendo su propio duelo en ese momento. Fred le otorgó una mirada a Nina y le sonrió, demostrándole con eso que había encontrado que su actuación había sido increíble.
— ¡Serpentsortia! — conjuró Draco y de su varita salió una enorme serpiente negra para atacar a Potter.
Nina observó como la serpiente se movió y de la nada, Harry estaba tratando de hacer que se detuviera. El animal reptó hasta Justin Finch-Fletchey y quiso atacarlo, pero Potter le ordenó que se detuviera. Severus al ver que la situación se había descontrolado interrumpió e hizo desaparecer a la serpiente, que se consumió en sí misma.
— ¿A qué jugabas Potter! ¿Porqué me lanzaste la serpiente? — chilló el Hufflepuff.
—¡Yo no hice eso! ¡Quise retenerla!
— Quisiste atacarme ¿Acaso odias a los hijos de muggles Potter?
Nina algo harta de todo ese tema que tenía que ver con los hijos de muggles habló en voz alta.
— ¡Finch-Fletchey!¡Deja de portarte como un crío! ¿si? Potter le dijo a la serpiente que se alejara de tí y que no te atacara, en serio ustedes mismos son los que se estigmatizas con los prejuicios de la sangre ¿Acaso hay que tratarles con delicadeza por ser hijos de muggles? ¡Crezcan ya! ¡Están en Hogwarts!
Hubo un silencio sepulcral después de eso y los profesores pusieron a todos en parejas para que practicaran un poco.
Draco tomó a Nina del brazo a un lado.
— ¿Cómo demonios sabes que es lo que dijo Potter? — preguntó Malfoy.
— ¿Pues porqué eso es lo que dijo?
— ¿Entiendes el pársel? No me habías dicho, sabes lo que significa esto, creerán que tienes que ver con los ataques, así que te recomiendo que no lo alardees.
Nina no sabía nada de eso, no tenía idea de qué hablaba Draco, pero seguiría su consejo. Pronto le preguntaría a sus padres por esa situación ¿Cómo es que entendía una lengua que no sabía que entendía?
El partido de Quidditch fue todo un drama, ya que Draco quedó sumamente desmoralizado ya que Harry había atrapado la snitch a pesar se haberse roto un brazo. Fred se acercó a Nina, que estaba sentada junto a Luna Lovegood en las gradas, su amiga apoyaba a Gryffindor, a pesar de que Astoria se había hecho muy cercana a la rubia, pero Luna sabía que ella no tenía nada de lo que los Slytherin tenían.
— ¿Cómo te parece la actuación de Gryffindor? Debes admitir que les pateamos el trasero. — jugó el pelirrojo.
— Debo admitir que sin Potter no hubieran hecho nada. — dijo ella siguiendo su juego.
Fred sin más la cogió de la cintura y la subió arriba de su escoba y sin preguntarle salió disparado ante los ojos de los que aún quedaban en el campo.
— ¡Fred bájame! ¿Qué haces? — chilló la chica y se pegó fuerte a él para no caerse.
— ¡Dí que soy el mejor jugador de Quidditch del colegio!
— ¡No lo haré! ¡Jamás! — rió.
— ¡Pues entonces no bajaré! — respondió el aludido y siguió dando vueltas por los aires a toda la velocidad que su escoba le permitía.
— ¡Está bien! ¡Está bien! ¡Eres el mejor!
— ¡Quiero que lo digas enserio!
— Es enserio, eres el mejor Frederick.
El pelirrojo sonrió con suficiencia y luego de eso descendió poco a poco del cielo al suelo.
— Sabía que creías que era el mejor.
— Eres un engreído. — respondió ella.
— Gracias, sé que te caigo bien.
— No te aproveches de eso, me voy a la sala común.
Antes de que ella se fuera el cogió su mano.
— Gracias por el paseo, aunque hayas chillado todo el tiempo.
— Pues de nada, deberías replantearte — rió ella. — casi me matas.
— Imagina que haríamos sin Nina Illich en la escuela.
— Pues nada, me extrañarían.
— En eso tienes razón. — respondió Fred, antes de que ella se volviera a ir con su amiga, que la esperaba expectante.
— ¿Me explicas que fue eso? — preguntó Luna con una sonrisa pícara en el rostro.
— No lo sé, no me preguntes. — respondió Nina, con la misma sonrisa de su amiga.