Manipulado por mi Secretaria...

By Naomi_A_C

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SINOPSIS « Todo por tu amor» Cuando todo cae... Tu también lo haces. Ver sus lágrimas caer, sentirte el ser m... More

SINOPSIS
INTRODUCCIÓN
Capítulo 1 Estoy dispuesta
Capítulo 2 Pérdida irreparable
Capítulo 3 No lo acepto
Capítulo 4 Dolor irreconocible
Capítulo 5 ¿Hermanos?
Capítulo 6 No son míos
POR FAVOR 😨
Capítulo 7 No hay nada que perdonar
Capítulo 8 Gritos desesperados
Capítulo 9 Escúchame
Capitulo 10 La embarazada soy yo
Capítulo 11 Incluye Morir
Capítulo 12 ¿Qué has hecho?
PORTADAS
Capítulo 13 Miedo
Capítulo 14 Mentira
Capítulo 15 Protección
Capitulo 16 Inmaduro
Capitulo 17 Viejo
Capitulo 18 Intercambio
Capítulo 20 Quiero saber
REDES SOCIALES
Capitulo 21 Supuesta llamada
Capítulo 22 Tengo que confiar
Capitulo 24 Duras y sinceras palabras
Capítulo 25 Dulce Fragancia
Capítulo 26 Cariño Mío
Capítulo 27 Sueño desvanecido
Capítulo 28 Dímelo a mí
[Fragmento] N° 1
[Fragmento] N° 2
[Fragmento] N°3
Capítulo 29 Me tienes en tus manos
[Fragmento] N° 1
Capítulo 30 Agonía dolorosa
FRAGMENTO N° 1
FRAGMENTO N°2
FRAGMENTO N°3
FRAGMENTO N° 4
Capítulo 31 Lindo e inesperado destino
EPÍLOGO

Capítulo 23 Persiste su amenaza

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By Naomi_A_C

Ámbar

30 de Julio 2019

08:30 a.m.
___________________________________________________

Te amo chica hermosa
Y en ello no miento
___________________________________________________

— Realmente... ¿Estás bien? — Asiente mientras anuda su corbata frente al espejo de nuestra habitación.  — ¿Por qué no me dijiste de tus vómitos matutinos? — me da un poco de chiste lo mismo que habló.

— Creía... Creía que era por algo mal que me haya caído — Se trata de limpiar las manos con aquella justificación. Me mira intentando de que no diga nada más, lo miro con notoria desaprobación — No creía en lo que decían ¿Bien? — Me acerco a arreglar el nudo que estaba un poco chueco.

— Es normal, pero recuerda — Le apretó la corbata — Yo lo estoy viviendo por nueve meses a cada día en las veinticuatro horas al día — Me alejo de él para mirar mi vestimenta miro hacia abajo, ya no logro ver mis pies — ¿Están hinchados? — Octavio se gira y mira por mí mis pies.

— No — Agarra su saco de la cama — Pareces normal

— Soy normal — Le propino un golpe leve en el brazo mientras se aproxima a salir de la habitación — Espera... Iré contigo, estoy harta de seguir encerrada todo el día

— Pero...

— María, Paúl y Miguel — Le informo — Van al trabajo, hasta tú. Las niñas a clases, Alexis lo de la U , pero no, yo aquí sola y sin salir a la sociedad — Me quejo rápidamente antes de que se salga — Parezco ermitaña — Bien, una escusa para al menos salir y caminar en la ciudad.

— Sabes perfectamente que no tenemos ningún rastro de Ricardo y que Scarlett sigue desaparecida después de las dos veces que se la captó comprendo alimentos en el supermercado cerca del sur de Santa Cruz, aún no es seguro para salir — Y otra vez, las mismas palabras de siempre

Se que hay gato encerrado en todo lo que Ricardo este haciendo.

¿Que estará esperando?

— No creo que hoy sea un día que el elija para hacerme algo a mí — Me despreocupa ello. Aunque la angustia está ahí, sigo y necesito estar tranquila, no puedo tener más sustos y molestias. Ni rabietas, ello no me ayuda para nada en lo que resta de mi embarazo.

Mis condiciones no son buenas, además que debo de mantener mi organismo sano.

— Ámbar... — Si, si lo sé.

— Vamos... Aunque cualquiera le gustaría estar encerrado en su casa, quedándose a ver televisión y comer — Asiente y cierra los cajones que deje abierto — Yo no, llevo casi dos meses con lo mismo. Además si estamos fuera, la policía y los guardaespaldas nos estarían vigilando y si intenta algo, bueno lo atrapan. Pero nada se gana en que yo siga en estás paredes — Señalo a cada pared que nos deja en un ambiente qué estoy empezando a odiar.

— Mi amor... — Y ese tic que creí que había perdido vuelve a él en el momento que empieza a doblar su corbata en sí.

— Vamos, además no me aliste en vano — Y era cierto, sino me llevaba, salía como sea de este lugar.

Aunque la mirada de Octavio, muestra cierta decepción por el simple hecho de ya no más aguantar lo que él quiere, me da la breve tranquilidad que él está cediendo a lo que quiero.

Camino hacía una de las gavetas de la cama, que están a su lado. Saco los lentes oscuros y me los pongo

— ¡Ta-Dan! — Me giro para que me vea — Ves, así nadie me va a reconocer en la calle, al menos que vean que estoy con guardaespaldas, pero... Eso no es problema, puedo estar con ellos — Octavio parece en paz relaja los hombros y mira hacia los costados, como si buscará algo con que negar mi petición, pero no lo encuentra.

— Vamos antes que me arrepienta — Salgo antes de él antes de que decida encerrarme — ¡No corras! — Me regaña.

....

Bien, creí que al llegar a la empresa, podría ayudar en algo.

Pero me sale con:

" No alces ningún documento"

" No alces los archivos, son muy pesados"

" vuelve a casa"

" El sillón es incómodo para ti, te dolerá la espalda"

" Quédate en el primer piso tengo miedo que te pasé algo en los elevadores"

" Vuelve a casa"

Y ahora, creo que soy un estorbo.

María ha estado muy ocupada, ya que las nuevas instalaciones de seguridad siguen colocando los aparatos en la empresa, son una incomodidad más.

Frente a la puerta de edificio, el coche rojo que hay es el de los guardaespaldas, quienes me tienen la vista fijada en mí.

Salgo afuera y me coloco los lentes

— No, se ven raros — Me vuelvo a meter a la empresa quitándome los lentes — Pero no me deja hacer nada — Pienso al estar rodeado de todos los trabajadores, uno que otro me saludan. Vuelvo a salir y me pongo los lentes — No, el de la derecha me mira serio — Y otra vez me meto a la empresa quitándome los lentes.

Mierda

Uno que otro me están mirando por lo que estoy haciendo.

Sonrío mientras me doy la vuelta y no los veo.

Chinches.

Té, quiero eso.

Salgo afuera y esta vez, veo como los guardaespaldas se cansan de mí mientras miran como vuelvo hacerlo lo mismo de hace momentos.

Pobres, deben creer que estoy loca

— ¡Voy a cruzar! — Dos de los cuatros se ponen sus lentes oscuros y cruzan la avenida — No era...

— Crucemos — Uno de ellos ordena mientras le hago caso y cruzo la avenida hasta llegar al coche — avisa al señor, saldremos con la señora — Por un momento me asustó, pero el otro guardaespaldas me muestra el número al que llama.

— ¿Dónde desea ir? — Me pregunta el que tiene el móvil apunto de hablar con Octavio.

— A la cafetería de aquí cerca, tengo hambre — El tipo asiente y empieza a hablar un rato con Octavio. — ¿Tardará? — Pregunta.

Analizo la respuesta, comeré mucho, asi que creo que sí

— Dile que sí y que por si acaso tengo ropa de respuesto — Si como lo que me antoja, lo más seguro es que vomitare y me manchare.

Después de unos segundos, me meto al coche.

Llegamos a la cafetería, que sigue igual como cuando me fuí.

La pintura azul del exterior con su letrero:  Sentimiento Riberalteño.

Baje del coche con sumo cuidado y siendo ayudada por uno de los guardaespaldas.

Cuando estoy en la acera, veo que los cuatro se quitan los lentes de sol y me miran.

Se ven... Bien

— ¿Qué? — es lo primero que sale de mí.

— Recuerde nuestros rostros, solo nosotros podemos llevarla, nadie más señora estaremos al frente — Me apunta el otro lado de la avenida.

— Bien... Pero ¿se van? — No es que me pierda, sino que con ellos al menos tengo un poco de seguridad

— Para nada... — dice el más moreno — Tenga, si nosotros no estamos cuando usted este saliendo — Era un aparato de los que pasan electricidad, de los que utilizan en las películas — Le da para llegar y pedir un taxi — Bien. Tomo ello y guardo en mi bolso. Me quito los lentes y veo con claridad sus rostros.

— Gracias — bien , Ámbar ellos estarán ahí cuando salgas, no te preocupes.

Entro con normalidad el te y la tarta de durazno que captó mi atención.

En la caja de pago, la chica que atiende es Viví, la hija del dueño del local.

— ¿ Solo un té y una tarta de durazno? — asiento aunque ella no levanta la vista de la computadora — Que pobre, tarjeta — no entiendo porque dijo eso, pero lo dejo pasar.

Saco la tarjeta de mi billetera y se lo pasó, ella me pasa el aparato donde tengo que poner mi contraseña, lo hago sin problema alguno. Cuando retiro mi tarjeta ella se queda estática

— Ahí... Tiene — La voz le tiembla y recién levanta la mirada, aunque no me veo fijamente a los ojos por los lentes oscuros, se que algo muy extraño esta pensando ella.

— Gracias — le quito el recibo que no me llega a dar en la mano y camino hacia una de las mesas que me indican.

Rato después me traen lo pedido y como lentamente, evitando captar la atención de alguien por aquí.

La puerta principal suena cada vez mas seguido y el lugar se empieza a llenar.

Octavio

¿Estás bien?

Ámbar

Si, además estamos comiendo una tarta de durazno, ven está deliciosa

Octavio

Estoy de ida.

Espérame

Ámbar

Bien

Dejo el celular en la mesa y sigo con mi labor de disfrutar de una tarta de durazno está deliciosa.

....

Sus manos juegan con el lente oscuro que sigue por la mesa del establecimiento.

— Ya ha pasado la hora del almuerzo, no crees que sea bueno que vayas a casa — Sigue con lo mismo.

— Está bien, pero quiero pasar por mi casa antes de ir — Su mirada de duda y desesperación a que vuelva a casa es muy obvia — Quiero traer algunas cosas, además que Paúl y Miguel ya me habían dejado cosas de bebés, junto a los demás — Le digo.  — ¿Sabes cómo están?

— Liam y Liliana está en París, dando ofertas de trabajo a algunos de allá —  siempre juntos. — Los demás están con sus familias por lo que sé. Han tomado un receso por todo lo que está sucediendo con disputas familiares las chicas se sienten mal — agarra la cucharilla de mi platillo y se saca un pedazo de mi tarta y se lo lleva directo a la boca

— Les hablaré — Tengo que comunicarme con ellas y con los chicos, ambos de alguna manera u otra se sienten muy mal por las decisiones que llegan a tener sus familias.

El celular vibra en la mesa, Octavio al igual que yo miramos a mi celular

Número desconocido

— No contestes — Me advierte, pero tomo el celular — Ámbar... No

— lo pondré en altavoz, tranquilo — Niega con la cabeza, pero es tarde, pongo el altavoz — ¿Hola? — Espero la respuesta, Octavio se acerca mas a mí para escuchar mejor

— Ámbar, al menos alguien de ustedes contesta — La voz de Miguel, hace que Octavio tranquilice sus puños sobre la mesa

Cuando estoy por hablar, siento un leve dolor en la parte inferior de mi abdomen, siento como una contracción, como las que decían en los libros que leí del embarazo.

— Ay... — Digo a lo bajo pasándole el celular a Octavio y tratando de buscar aire por la incomodidad que pasó.

— ¿Pasa algo? — no puedo responder.

Pasa, aquella incomodidad pasa.

— Nada... Parecía... Contracciones, tranquilo — No siento más aquella contracción.

— ¿ Sera que el parto se te adelanta? — No, es imposible. Me faltan como casi tres meses de que ellos nazcan.

— Lo dudó — No, nunca.

Por favor no, aún no están en posibilidades de nacer mis niños

— Si ellos nacen estos días, tendrían que estar en incubadora — Le aviso.

Miro que ya dejo el celular en la mesa y este está apagado.

— Vámonos, tengo que... — odio decirlo — Descansar. Por favor llévame a casa — La sonrisa que pone es mas que evidente que está aliviado porque estaremos seguros. — No estes tan alegré — Me ayuda a salir, de la mesa donde estábamos y salimos hacía afuera.  — ¿ Mi celular? — Le pregunto pero este no me toma atención

— Voy por el — Me suelta de la mano. Entra al lugar y como curiosa que soy  vuelvo hacia adentro y Viví tenía en sus manos mi celular, Octavio estaba tras de ella, esperando que se de la vuelta con el celular que lleva en mano

— Viví ¿Que haces con mi celular? — Le digo entrando más al lugar. Como había estado sin los lentes, ella gira con el celular en sus manos y con los ojos llorosos — Hey... Solo devuelve mi celular, no te haremos...

— Me dijo que... — Otra de las empleadas viene corriendo y la golpea en la cabeza haciendo que Viví callé, pero sigue con lágrimas en los ojos.

— Lo lamentamos — Dice la chica que golpeó a Viví. Octavio, mira detenidamente la situación

— Viví ven hacía mí — Ordenó al notar como la chica que habló no hace rato, empieza a susurrar cosas al oído de Viví — Viví... — Llamó con más fuerza, haciendo que ella grité asustada y se alejé de esa chica quien cierra los ojos y al parecer maldice, esa mujer o quien sea que sea camina hacia la cocina.

Como estoy con la puerta entre abierta.

— ¡Vengan! — Grito mirando hacía atrás, donde los guardaespaldas salen corriendo del auto

— ¡ Me dijo que trajera su celular! — Viví viene corriendo donde mí, yo camino un poco hacía adelante para dejar que los guardias pasen por la puerta. Aquella mujer corre metiéndose a la cocina, Octavio corre a ayudarme a quedar estable en el suelo.

Viví me abraza mientras llora sobre mi pecho.

— Ayuda a los hombres, me quedo con ella, tranquilo — Octavio sale del lugar, para ver si hay una salida de emergencia de este lugar. — Tranquila...  — Su llanto se hace más fuerte, las otras camareras del lugar tapan a que deje de grabar sacar foro — Si son tan buenos para tener el celular en mano, sean buenos para ayudar a las personas — Les recriminó a los jóvenes mayormente que estan sentados

— Me... — La aparto de mí para limpiar sus lágrimas

— Sabes quien soy yo ¿Verdad? — Ella asiente al escuchar mi voz, ya que sigue con los ojos cerrados.

— Si... — Miro a los costado, no es seguro hablar aquí de esto.

— Bien, tranquila. ¿Tu papá tiene que ver en esto, algo por el estilo? — Ella niega frenéticamente. A lo de afuera se escucha los chirridos de llantas o como un motor de moto resuena en toda la cuadra — Bien, cierren este lugar las demás. Te vienes conmigo — Salimos afuera del lugar.

Las otras chicas le gritan que este ella tranquila.

Salimos afuera y veo como uno de los guardaespaldas esta parado delante mío.

— Escaparon en una motocicleta señora

— ¿Quién era?

— Era al hombre que el señor Octavio y la policía busca señora. El señor Ricardo junto a su" amante" al parecer — me apunta hacia el lugar donde no se ve nada al fondo, solo hombre viniendo corriendo, entre ellos Octavio.

— Sube a la camioneta ¿Está bien? — Se la entrego al guardia — llévala — Él asiente mientras ella va.

— ¿Estas bien? — asiento ante su voz cansada — Era él, lo perdimos — Se queja mientras que los otros tres hombres quedan hablando a lo lejos por sus celulares.

— Tenemos que hablar con la muchacha, con que malditas intenciones está en un lugar público y amenazándola a la muchacha esa — Octavio señala a la chica que está en la camioneta.

— No hicieron nada — Es lo mas sospechoso

— no lo hicieron por lo que ella detuvo

— Vámonos, hay gente con poco cerebro acá — Octavio asiente.

— Vayan a la empresa y saquen uno de los autos de ahí, pidan a Roberto la contraseña para sacarla. Y esperen fuera de la empresa — Los cuatro hombres asienten.

Me meto en la parte trasera del coche junto a ella, quien tiene las manos juntas en los muslos.

— Vámonos — Octavio se sube en el lado de conducir el coche hacía la empresa.

.....

— ¿Le pusieron algo a lo que ella comió? — Viví niega

— No señor — Responde con la voz temblorosa.

Sigo marcando el número de su padre, pero nada en contestar. María intenta con el de su madre y Paúl junto con Miguel, fueron a ver el lugar donde él estaba hace una hora.

— ¿Como era él? ¿ Que te ordenó? — La chica levanta la mirada y yo me topo con la de ella, sigo en pie ya que un calambre en las piernas quiso darme.

— Viví, responde a lo que pregunta, es mi esposo note hará nada — Baja la mirada a sus manos.

— Primero me dijo que al té que estaba tomando le pusiera esto — Del mandil que lleva saca una bolsita transparente con el interior lleno de algo blanco — no pude, aunque me amenazó con hacerle algo a mi padre, no pude. En vez de ello, le menti y le dije que si lo hice... Tenía miedo de lo que pasaría si él se daba cuenta que le mentí. Después me dijo que consiguiera su celular de alguna forma u otra, ahí ya estaba presionada porqué esa chica

— ¿La que te golpeó?

— Si , ella me vigilaba. Me dijeron que sino hacía lo que me dijeron, la tomarían a usted y abrirían su vientre delante de mí — Y vuelve a llorar.

Octavio no me busca con la mirada, está estático

— Quería decirle todo, se que eres trabajadora del café desde hace tiempo, no podía hacer que le hagan ello a usted y mucho  menos a sus bebés... Ahora tengo miedo... Mucho miedo — Llora cabizbaja.

¿Qué loco maniático amenaza con eso a una adolescente?

¿Está realmente loco?

¿Quien es aquella mierda que lo estaba ayudando en todo ese plan?

No es Scarlett, ni su madre.

Es otra

María me abraza al ver que no he podido decir nada.

— Voy a seguir a ese hijo de puta — no tiembla la voz, ni siquiera sé si está en sus cabales —  lo voy a amarrar y bañar con agua hervida para después hacer que pida perdón por cada mierda y huevadas que dice para mi familia  — Habla Octavio, sus hombros, su espalda está muy tensa y ello me preocupa al igual que María — Que se meta conmigo el mal parido mente cochina, pero con mi mujer e hijos ni un pelo vera de ellos — no era una advertencia, ers una amenaza de las que él sí va a cumplir.

HOLI

¿QUÉ TAL?

LO SÉ, SE QUE TARDÉ PERO... MIREN COMO ESTAMOS EN CUARENTENA, MIS MAESTROS BELLOS DICEN QUE NO ESTAMOS EN VACACIONES Y AÚN ASÍ LLEGARÁN LAS TAREAS POR WHATSAPP.

Y QUIEN CREEN QUE LE DA FLOJERA PORQUE TUVO QUE HACER LA TAREA DE SUS 66 PRESIDENTES CON SUS DATOS BIOGRÁFICOS Y SE TIRÓ HACIENDO DURANTE TRES DÍAS

¡MUA!

RECIÉN HE TENIDO TIEMPO PARA AGARRAR EL CEL Y ESCRIBIR LO QUE FALTABA.

¡Está cerca el final!

¿Qué opinan de lo que pasé?

¿Se acuerdan en lo que dice en la INTRODUCCIÓN del libro.

Vayan y léanlo y me dicen sus " finales que creen que pasaría"

Las amooo

PROTEJANSE MIS AMORES.
- LAVEN SUS MANITOS
- TEN LEJOS DE LAS PERSONAS SI SALEN A MENOS DE UN METRO
#QUEDATEENCASA

Como yo, que ya se acostumbro a estar con más tareas de lo normal

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